Partida Rol por web

Cuando despertáis por la mañana siguiente, el ermitaño no está en el habitáculo y no hay rastro alguno de su presencia. Parece que ha marchado y no disponéis de indicación alguna sobre su paradero o si va a volver pronto. Afuera, el aire es tranquilo y el día excepcionalmente cálido. El sol, radiante, puede llegarse a ver entre el dosel de hojas de los árboles que rodean la caseta del viejo ermitaño.

Baldor y Belgo revisan el equipaje y los ponis y proponen continuar la marcha.

Se había levantado con fuerzas renovadas y relativamente de buen humor.  Nada como un reparador descanso bajo techo y al calor de una buena fogata.Pensó.

Quizo agradecer al bueno del ermitaño su hospitalidad. Aunque, dado su estado mental, se planteaba que lo mejor sería racionar las palabras con él.  Pero no fue necesario. Cayó en la cuenta de que el anciano no se encontraba en la estancia.

¿A dónde ha ido? Pregunto a valor y Belgo en baja voz para dejar al resto de compañeros descansar unos minutos más. No obteniendo respuestas, se asomó al exterior en su busca.

No encontró ni rastro del hombre. Pero percibió que hacía un día espléndido. Perfecto para reanudar el viaje, como el padre y su hijo proponían. Recordó la situación de estos dos y volvió a preocuparse. Espero que podamos poner remedio a este entuerto pronto.

Siguió observando los alrededores y cuando concluyó que no daría con el hombre, volvió al interior. Será mejor que prosigamos hacia nuestro destino. Dejaré un presente a nuestro anfitrión por su hospitalidad. Dijo mientras sacaba de su morral, su extraordinaria pipa de artesanía enana y una bolsita de hierba de La Cuaderna. Espero que sepa apreciarla... Caballeros... Jovencita... Nos aguarda aún un amplio trecho. ¡Pongamonos en marcha! Dijo verdaderamente motivado ante el estupendo díaque había amanecido.

Holdin se despertó cuando pudo, y empezó a vestirse con un amago de sonrisa. Se sentía feliz, pero era demasiado temprano. Preparó con rapidez un pequeño desayuno, y se permitió el lujo de abrir los ojos de par en par cuando Thror le regaló una pipa y suficiente hierba de fumar.

- Thror, buen amigo, la próxima vez que te sobre una pipa como esa, puedes dármela a mí.

Tras una noche de descanso reparadora para la compañía, era momento de reanudar el viaje. Sarunniel se despertó temprano, recogió sus cosas y dejó todo preparado para emprender la marcha de nuevo. Fue entonces cuando notó la ausencia de su extraño anfitrión... preguntó a los demás pero nadie le había visto desde anoche, y tampoco había rastro suyo en los alrededores de la cabaña.

Se puso a echar una mano a Baldor y Belgo, y al poco reanudaron la marcha.

Es una pena no habernos podido despedir del ermitaño. Espero que tus presentes, Thror, le sirvan como agradecimiento, era un ser extraño y atormentado.

El dormir bajo techo era un lujo que Brann apreció después del temporal por el que habían pasado, además parecía que el tiempo había mejorado y era propicio para viajar cómodamente.

Sin más se levantó y se preparó para la marcha, percatándose de que el anciano no se encontraba allí. Espero que no se moleste porque nos vayamos sin avisar... aunque no creo ni que se acuerde de nosotros. Pensaba para sí saliendo de la cabaña y contemplando el espléndido día.

Sí, aprovechemos que el tiempo acompaña para salir cuanto antes.

La travesía es larga y fatigosa. Justo cuando parecía que el camino os dirigía a vuestro destino un recodo os hace girar una y otra vez. El camino os lleva a zonas del Bosque Negro tan tupidas que la luz del día apenas atraviesa el follaje. Además el calor es sofocante puesto que las ramas y las hojas impiden la circulación del aire.

Finalmente el camino os lleva a un extraño lugar. Lo que desde la lejanía os parece un edificio anodino, a medida que os acercáis os va pareciendo una posada. No parece que sea un lugar muy transitado pero sí es cierto que el edificio se mantiene en condiciones.

Conforme se avanzaba el bosque parecía que se hacía más y más pequeño e incluso era difícil caminar debido al denso follaje. Por suerte y después de una tregua de la vegetación del lugar, al final del camino Brann logra alcanzar a ver un edificio.

¿Una posada por estos lugares? ¿Quién iba a venir hasta aquí? Preguntaba Brann extrañado al ver aquel lugar tan apartado de todo.

El lugar parece tranquilo, inquietantemente quieto. Al rato, un viejo cuervo levanta el vuelo desde lo que os parece un panel que indica la ubicación del edificio. Está viejo y no llegáis a leer qué es lo que pone. La situación es algo estraña pues os parece un lugar poco transitado y no esperábais ver ningún edificio en él.

Al poco rato, unas sombras parecen moverse en el interior del edificio, las habéis visto a traves de los viejos postigos de las ventanas, desprendidos de sus goznes. Sea lo que sea, en el interior del edifio os parece que hay gente. Y que no se trata sólo de una o dos personas.

- ¿Vistéis eso? No sé que podrá ser... Belgo, Baldor, si no os importa, quedáos fuera por si acaso...

Holdin se asomó, desde lejos, para mirar entre las ventanas, para ver si lograba discernir algo.

- Eh, vosotros! ¿Se puede saber qué estáis buscando por aquí?

Desde un cobertizo, tres hombres os miran inquisitivamente. No parecen nada amistosos, van armados y parecen peligrosos. Os parece evidente pues que en el interior del edificio está pasando algo y hay vigías alrededor del mismo. Todos ellos con pocas ganas de recibir invitados.

Holdin extendió una mano en dirección a Belgo y Baldor, en una clara seña de "retroceded", mientras él se adelantaba, todo sonrisas hacia los tipos.

- ¡Saludos, mis señores! Buscábamos aquello que esperamos que no se pueda encontrar. ¿Qué hemos encontrado, si puede saberse?

Suspiró exasperado. Es que no va a ser suficientemente duro y peligroso viajar por el bosque. Como para que, encima, vayamos a topar con una banda de ruines bandidos. Pensó para sí.

En ese momento, Holdin tomó la delantera. Pero el enano no se separó del bardo, escoltandolo a medida que este avanzaba buscando el diálogo. Solo espero que me den una buena razón para tan malos modales o juro que se arrepentirán de habernos hablado así. Dijo en baja voz a su compañero, mientras intentaba mover sus labios lo mínimo posible.

Al parecer la posada no estaba vacía, y parecía que su presencia no era bien recibida.

Brann se quedó más atrás esperando que el bardo lograse calmar a aquellas gentes con su don de gentes. Procurad no moveros mucho, no queremos crear problemas. Les decía el hombre al mercader y a su hijo.

Mientras tanto, había que asegurarse de que no les asaltasen por sorpresa, y por eso el jóven hombre no dejada de observar su alrededor.

- No sabemos qué andáis buscando pero lo que os puedo asegurar, compañero, es que aquí no lo vais a encontrar.

Los tres tipos se mantienen a distancia. No os parece que hagan ningún gesto claramente amenazador pero lo que sí está claro es que no os quitan el ojo de encima. No os cuesta imaginar que más allá del cobertizo haya más tipos como estos y así lo corroboráis cuando una pequeña bandada de pájaros levanta el vuelo desde un bosquecillo tras el edificio. Sea como sea estáis seguro que algo se ha movido entre los árboles y ha espantado a los pajarillos.

A decir la verdad, tan solo buscabamos cobijo.-Dice el enano.-¿Decís pués que esta caravana de viajeros no va a poder hospedarse en esa posada para descansar del largo viaje? -Pregunta Thror en tono de fingida ignorancia mientras mira con detenimiento la posada intentando recabar todo la información posible. Y con ella, saber cuántos son y si hay más gente además de los bandidos antes de decidir cómo actuar.- ¿No podríamos tan siquiera pasar esta noche descansando bajo vuestro techo y proseguir mañana?

Te resulta más que evidente que dentro del edificio hay más gente. La posada, una construcción sencilla de manufactura humana es el típico edificio de una posada de paso. Antigua y deshabitada desde hace tiempo a juzgar por el tejado medio derruido, las hojas de las ventanas desvencijadas y algunos tramos de pared exterior muy maltrechos por el paso del tiempo. Haya quien haya en el lugar, ocupa el edificio de manera casual o totalmente puntual.

El relincho de un caballo te informa que tras el edificio, oculto a vuestros ojos, seguramente haya varios caballos, más de tres. Unas recientes roderas en el suelo te indican, además, que recientemente ha llegado un carro, bastante cargado a juzgar por la profundidad de las huellas. Sea como sea, no hay sólo tres hombres albergados en el edificio. Conclusión que obtienes al ver que a través de las ventanas alcanzas a observar algún movimiento furtivo.

- Tu mismo lo has dicho, esta caravana no va a poder hospedarse aquí esta noche.

Holdin miró a sus compañeros y se encogió de hombros, sonriendo levemente.

- Lo lamento de veras, mis señores, pero verán.- Llevó la mano a la vaina de la espada y la sacó con un fluido movimiento.- Tenemos motivos para sospechar de que no son ustedes gentes de las que pueda fiarse uno. No les vamos a dar la espalda de ninguna manera. De manera que vais a decirnos quiénes sois, y qué queréis pero desde el suelo. ¡Preparáos! ¡A mí los míos! ¡Bardo!