Partida Rol por web

El exabrupto de Dimmas pilló por sorpresa a Crystal, que dió un respingo antes de volverse a mirarla con los ojos como platos y la boca formando una "O" perfecta. Las lagrimas rielaron en los ojos de la jovencita, mientras su barbilla empezaba a temblar.

Sin mirar a los enanos, se echó su mochila al hombro, recogió sus armas y echó a correr en pos de su grupo. Repentinamente se detuvo y se volvió sobre los talones para encararse a los enanos.

- ¡Que Helm y Tempus os protejan, amigos enanos!- Y, haciendo el gesto del martillo, se despidió ellos, saliendo a la carrera a por el grupo que ya casi habia abandonado la plaza.

Pasan unos minutos de silencio, caminando sin importarme la dirección hasta que la adrenalina va volviendo a sus cauces y puedo hablar sin que se me note el tembleque en la voz. Y cuando lo hago es solo para poner sobre la mesa mis planos de viaje. - ¿ Necesitamos caballos o no ?. - Empiezo directamente, como si ha hiciese un rato que charlamos. - Voto para no. Son un bien valioso cuando quieres desplazarte con rapidez, pero dan demasiados problemas si también deseas discreción. Temo que los animales acaben siendo una carga para nosotras si la cosa se tuerce y acabarán muertos. No se lo merecen ni nos lo podemos permitir.

El viaje son ... calculo que cuatro ... o tres. Tres días si nos movemos con rapidez. Quizás cuatro, pero me gustaría intentar hacerlo con tres. Por lo que equipaje ligero y piernas largas. - Sigo enumerando en lo que parece mas un pensamiento vervalizado que no una conversación.

Ropa de invierno y sin tiendas de campaña. Son cómodas, pero pesan demasiado y sin llamativas. Dormiremos al raso. No os preocupéis ... - Recalco antes de que salten las primeras protestas - ... que no nos nos vamos a helar, pero pasaremos frío. Estad preparadas.

Comida solo para una semana, no mas. - Expongo de forma tajante - No tanto por el viaje sino porque no sabemos como estarán en Aurrivin. Si falta algo el bosque proveerá. Y no quiero volver a discutirlo otra vez. La naturaleza nunca nos dejará sin comida, pero se come lo que se encuentra, no lo que se quiere. ¿ De acuerdo ?

Quizá Aidelail podrías hacer una lista de pequeños menesteres sanitarios. - Dejo de mirar al frente para buscar la mirada de mi compañera. - Cosas que se pudieran necesitar y de los que en Aurrivin ya no tengan. Si nos ponemos en lo peor, seguro que habrá heridos y cada mano que podamos salvar es una mano mas que puede luchar. Pero recuerda, equipaje ligero. No somos una caravana. Si pesa demasiado, lo descartas.

Si salimos hoy al medio día, antes de partir una buena comida que nos ayude a aguantar. No demasiada, que entorpece el paso, pero que sea fuerte.

Me detengo para darme la vuelta y mirar a mis tres acompañantes - ¿ Nos dejamos algo mas ?

-Sin caballos.

Hago una lista de medicinas y material sanitario que pueda hacer falta en Aurrivin. Si los Enanos están dispuestos a transportarlo en su caravana, compro todo el material necesario y se lo dejo a ellos para que lo lleven. Por otra parte, organizo un pequeño botiquín que llevo conmigo.

Después compro ropa de viaje abrigada y me reúno de nuevo con el resto del grupo.

-Vamos por esa comida.

Escucho con atención lo que iba diciendo Dimma, me parecían medidas extremas y nos agotaríamos por demás sin los caballos. Pero tenía razón, con el frío y el terreno lo más probable es que terminemos perdiéndolos o comiéndonoslos. No quedaba otra más que ir a pie.

Cuando escucho lo de los potajes, saco de mi mochila dos pequeñas bolsas, que contenían vendajes, parches y cosas básicas como para detener hemorragias o lastimaduras simples. Y muestro mis tijeras especializadas para cortar hierbas. 

El bosque proveía todo, Dimma tenía razón, el tema es que nos ibamos a las montañas, y ese no es un ambiente de lo más agradable ni proveedor de suministro que digamos. 

Reviso mi mochila, que esté todo acomodado, me fijo que los palos que me pueden servir de antorchas estén bien atados y envueltos para que la nieve no los moje.

Me faltaba una sola cosa creo yo: abrigo. El estar afuera con los enanos me ha dejado mi delicada y tersa piel roja como un tomate por el frío. Había escuchado en algún otro pueblo que en las montañas se usaban unos abrigos que parecían pieles pero eran más livianos e igual de abrigados... ¿Ponchos? Creo que se llamaban así. Espero encontrar uno o algo por el estilo, sino no creo que soporte 5 kilómetros antes de caer dura y no levantarme más. 

Después de revisar el equipo, empaqueto todo cuidadosamente en la mochila, me cubro con una gruesa capa por encima de los hombros, convirtiéndome casi la caricatura de un jorobado y me dirijo a la entrada, donde confio no tener que esperar demasiado.

El primer dia de viaje es tranquilo, no nieva, no hace frío - por el tiempo que es - y aunque hay viento, es bastante soportable. No obstante el camino se hace relativamente duro dado lo que exige Dimma, que os hace sudar lo vuestro con su paso acelerado.

Por momentos os da la sensación que la exploradora es incluso capaz de caminar por encima de la nieve mientras el resto estais mas que embarrancadas y apenas podéis levantar las rodillas.

Cuando empieza a oscurecer y hacer mas frío, vuestra guia encuentra un lugar a cubierto del viento y la intemperie donde montáis vuestro "campamento" y podéis comer encantadores raciones de carne seca.

------

En la primera guardia Aidelail no nota nada, el rato pasa lentamente y el paisaje es negruzco y casi atemorizador. De lejos se puede escuchar el sonido de algún animal, pero nada cercano.

------

La segunda guardia la hace Crystal mientras Aidelail se acomoda y se pone a dormir. Mientras que algunos podrían debatir la utilidad de la chica como vigia dado su deficit de atención a las cosas, la verdad es que su vista capta un movimiento alrededor del campamento ... algo que está acechando y está dispuesto a atacar.

Con un grito de alarma os despertáis todas y de entre las sombras emerge un Ghoul. Su piel agrietada por el frío, hielo, escarcha y nieva lo cubren parcialmente y varios jirones de lo que debió ser ropa cubren sus carnes como pueden. Dientes y uñas afilados, ennegrecidos y sucios, que lanza hacia vosotros furiosamente.

El viaje había empezado bien. El clima acompañaba y las chicas se las notaba frescas. A pesar de los gestos y algunas protestas todas podían seguir el ritmo de mis pies. Quizás por eso al encontrar un buen rincón en el que pasar la noche me sentí reconfortada. Pensé que sería una forma de agradecer el esfuerzo a las chicas. Ahora una noche tranquila y ... hasta aquí acabó todo lo que estaba al alcance de mi mano.

No he tenido un buen descanso y los gritos de alarma me arrancan del sueño de mala manera. Me levanto un poco entumecida y una pierna me falla, cayendo de bruces a la nieve. Me vuelvo a incorporar con la cara cubierta de motas blancas que se empiezan a fundir rápidamente. Cryistal sigue dando la alarma y otro sonido que no puedo reconocer llega a mis oídos.
Cuando consigo ponerme en pie y ver que ocurre, una silueta monstruosa y antinatural se perfila a la tenue luz de la luna. Solo por esos dos ojos brillantes a la vez que carentes de vida delatan su posición.

Mis pies dan un paso atrás sin que se lo haya ordenado, tropezando con mi propia mochila y volviendo a caer de culo.

El ritmo marcado por Dimma era muy exigente, pero los sobreesfuerzos no eran algo desconocido para Aidelaíl que mantuvo el paso sin quejarse y haciendo bromas cuando alguie, incluso ella misma, tropezaba o quedaba atorada. También hizo bromas sobre las "deliciosas" raciones de la cena. 

Su guardia pasó sin sobresaltos y cuando Crystal le dió el relevo, se arrebujó en las mantas. Pero la actitud despistada de Crystal le producía desasosiego y no pudo conciliar el sueño. Además, percibía una amenaza indefinida en las profundidades del bosque.

Cuando Crystal gritó, Aidelail ya estaba medio incorporada y encomendándose a Sune.
-Que la luz de Sune nos alumbre en este momento de dificultad
(Lo que viene a ser un Bless de toda la vida)

Mis manos y pies estaban rojas al llegar al improvisado "campamento", y mi cuerpo ya no daba más del cansancio. ¿Quién iba a decir que caminar en la nieve era tan agotador? A cada paso que daba me arrepiento de no haber ido en la caravana. 

Peor a lo hecho pecho. Así que acomodo mis cosas como mejor puedo y caigo tan pesada como un tronco al piso, no tardo en quedarme profundamente dormida, sin haber tocado bocado siquiera, mis fuerzas no daban ni para masticar. 

No se si fue mucho tiempo o poco, pero el grito de Crystal me despierta de un sobresalto, con los ojos cerrados aún trato de ubicar hacia donde está señalando.

no tardo en quedarme profundamente dormida, sin haber tocado bocado siquiera

Dimma no te lo permitirá.

Si no comes, estarás débil y nos vas a relentizar. Come.

Con la mano palpo entre la nieve. Se que he dejado mi arco a la derecha, siempre lo hago ... ¡Aquí esta!. Cargo una de las flechas y apunto al blanco con los ojos abiertos. Siento como me tiemblan los dedos y tengo que luchar contra mis propias piernas que solo quieren marcharse corriendo. Es un objetivo fácil. Me digo a mi misma, aunque no consigo centrarlo.

Para cuando suelto la flecha ya estoy segura de acertar, pero no siento la misma seguridad a la hora de decir si haré algo mas que enfurecer a ese monstruo.

Aquellos ojos rojos eran como dos penetrantes puntos que escurría mi alma, llenándola de terror y miedo, de repulsión y asco. A tal punto que me quedo quieta no sabiendo si salir corriendo o esperar que aquel ser deforme termine con esta sensación tan desagradable que recorre todo mi cuerpo.

El movimiento de Dimma hace que salga, un poco, de mi ensimismamiento, aunque no puedo sacar los ojos de aquella criatura. 

Temblorosa y dubitativa, agarro mi bastón y empiezo a hacer unos movimientos con mi mano, con la intención de canalizar la magia que recorre mi sangre y apuntarla hacia el gohul. Sin moverme un solo centímetro por temor de que me salte y me destroce, apunto con el dedo índice hacia su ubicación.

- Dactinomicina - digo casi en un susurro, aunque el tono tiene un eco de fondo, como si hubiese una segunda voz superpuesta a la mía misma, algo antiguo. En la punta de mi índice aparece un pequeño punto de luz que posteriormente se dirige hacia el gohul, impactando en el mismo sin inconvenientes, aunque sin causarle un daño importante, más se puede ver como pequeños rayos de luz causan espasmos en sus músculos.