Partida Rol por web

La casa de Jayden es una vieja vivienda tradicional de urbanización remodelada. Es la antigua casa familiar de la madre de Jayden, donde ella se crió. Conserva la fachada original del frontal, pero el interior está completamente renovado y ampliado mediante una serie de reformas y añadidos de construcción moderna y de diseño. El resultado es una construcción atípica, extraña, en que contrasta el aspecto pasado y modernista. Algunos lo consideran una excentricidad y una horterada, a otros les gusta y les parece muy original. La casa está bastante aislada, dado que la urbanización en que se situaba está casi abandonada y los otros edificios han sido derribados, a excepción de un par de ellos que la madre de Jayden compró como construcciones auxiliares a su casa. La parte trasera cuenta con una piscina y vistas a la ciudad.
Fachada frontal:

Salón:

Fachada trasera:

Fachada trasera con vistas:

Piscina:

Llegamos a mi casa y detengo el coche frente a la fachada principal, sacando el mando del garaje y esperando a que se abra el portón. Muchas veces lo dejo fuera, los días en que no espero a nadie. Pero si espero visitas u organizo una fiesta, prefiero dejarlo en el garaje y que estorbe lo menos posible en la entrada. Me fijo que no está el coche de mi madre, lo que no me extraña.

Aparcó el coche en el interior del garaje y apago el motor.

Bueno, bienvenida a Casa Garlan.

Salgo del coche y abro el maletero, tratando de coger el máximo de cosas posible, para descargar de trabajo a Diana.

Salí del coche y Jayden me dio la bienvenida a su hogar. Era verdaderamente increíble aquel lugar. La fachada parecía estar restaurada, pero podían verse algunas instalaciones más modernas por uno de los laterales. Le ayudé con apenas una bolsa, ya que no me dejó cargar con nada más, y nos dirigimos hacia el interior.

-Muchas gracias, por todo. – le sonreí antes de entrar.

Por ser tan amable, por perdonar mi mentirijilla, por no prejuzgarme.

-¿Y tus padres? ¿Estaremos solos? – pregunté adentrándonos en la casa.

Entramos en casa a través del garaje, pies tiene un acceso interior, y cruzamos en salón hasta llegar a la cocina. Si hubieran llegado ya todos lo llevaría directamente a servir al comedor, pero como no se lo que van a tardar...

¿Mis padres? -Me encojo de hombros restándole importancia, aunque en mi expresión suele estar claro que es un tema que me afecta en el fondo. Al menos, eso me dice siempre Robin- Mi padre no vive aquí. Divorciados. Le veo unas pocas veces al año, y poco más. Trata de compensarlo con dinero, je, por eso tengo un presupuesto tan alto. Es un abogado de los buenos, de esos que cobran una pasta. -Comienzo a sacar las cosas de las bolsas, encendiendo el horno a baja potencia y sacando un par de rejillas para ir poniendo las hamburguesas- Mi madre vive aquí pero pasa la mayor parte del tiempo de viaje. Era modelo, y ahora es diseñadora de moda y colaboradora de un montón de fundaciones benéficas de esas, así que pasa mas tiempo dedicada a sus compromisos sociales que otra cosa. -Que estar en casa conmigo, vamos- Así que, ya ves, la casa para nosotros sólos.

Acababa de llegar y ya estaba metiendo la pata. A pesar del tono distendido con el que contaba su situación familiar, en su rostro se veía que era algo que le afectaba. ¿Cómo no iba a hacerlo? Ahora no tenía a mi padre, pero en vida creamos juntos muchos buenos recuerdos que siempre permanecerían.

-Oye… Yo… Lo siento, no quería… - le dije tras sacar las últimas cosas, bastante cortada por haberle preguntado sobre eso. – Con mi madre no tengo ese problema, como ves, es un poco pesada. – traté de bromear, para tratar de restarle un poco de tensión al ambiente.

Preferí cambiar de tema por si le estaba incomodando con mis disculpas, suponiendo que si quería hablar de ello simplemente lo haría.

-¿Te puedo ayudar en algo más? ¿Vamos poniendo alguna cosa o qué hacemos? - pregunté al anfitrión.

Empiezo a poner las hamburguesas en las rejillas con cuidado, distribuyéndolas bien para aprovechar lo mejor posible el espacio. Diana en ese momento se disculpa por haber sacado el tema, algo que me sorprende. Va a ser verdad lo que dice Robin...

Hey, tranquila. Ya estoy acostumbrado, es lo que hay. -Trato de sonreír, quitándole importancia al asunto- Pero no hables así de tu madre o te las verás conmigo, khaleesi. -Bromeo sacando pecho y señalándome con el pulgar, antes de echarme a reír- Jaja... Tu madre es genial, en serio. Tienes mucha suerte.

Ante su ofrecimiento, le señalo una de las valdas del mueble de la cocina.

Ahí dentro hay unas fuentes pequeñas, o sea bajas y anchas. Cógelas y echamos dentro las patatas de pescado. Todo esto va a ir al horno en cuanto valiente un poco, para que se caliente un poco y conserve el calor. Luego sólo queda esperar a que lleguen los otros, de mientras puedo enseñarte la piscina...

Me tranquilizó acerca de mi metedura de pata, y no pude evitar reír ante su pose al salir en defensa de mi madre, tras lo cual se puso algo más serio para alabarla.

-Lo sé, hace mucho por mí, puede que a veces demasiado… - dije algo melancólica, pero traté de animarme. – Bueno, si tanto te gusta te la puedo prestar, un par de días de descanso no me vendrían mal. – bromeé sacándole la lengua.

Me indicó lo que podíamos ir haciendo y saqué las fuentes que me dijo teniendo que ponerme de puntillas. Él era bastante alto, así que seguramente no se había percatado de que a este retaco le costaría un simple hecho como ese. Las puse en la mesa tras un suspiro, y comencé a colocar las patatas de pescado en las fuentes.

-Me encantan estas “patatas” – confesé mientras terminaba de distribuir todas. – Lo malo es que en casa ya no las hace casi nunca, jaja. – reí y me acerqué al grifo para lavarme las manos. – Entonces cuando digas metemos esto y ya me enseñas lo que quieras. – sonreí.

Eh, si quiere adoptarme estoy disponible -Bromeo, sin percatarme de que Diana tiene dificultades para alcanzar las fuentes- Seguro que mis padres ni se dan cuenta, así que...

Una vez terminamos de poner todo en su sitio, abro la puerta del horno, e introduzco las rejillas con hamburguesas en la parte superior, metiendo las fuentes con patatas en la parte inferior. Ajusto la temperatura, bastante baja, y le ofrezco a Diana un trapo de cocina para secarse las manos antes de comenzar a lavármelas yo también.

Venga, aquí hemos acabado ya. La mesa la ponemos cuando vayan llegando y veamos cuantos somos. ¿Me acompañas? -Con un trapo en las manos, secándome, la guío hasta la parte trasera de la casa, el jardín con piscina y vistas a la ciudad.

Bueno, esto suele ser el alma de las fiestas, ¿qué te parece?

Jayden terminó los últimos preparativos y muy amablemente me guió a la parte trasera de la casa. Aquel lugar era realmente cautivador, no sabía si me gustaba más la presencia de la piscina con aquellas tenues luces, o el paisaje que desde allí se podía vislumbrar. Lo bueno de este caso es que no tenían por qué elegir, podían disfrutar de ambas cosas al mismo tiempo.

Creo que Tony Stark o el mismísimo Bruce Wayne envidiarían algo así, aunque sólo fuera por tener un lugar donde relajarse.

-¡Wow! Es increíble. No me extraña que sea el alma de las fiestas. De las fiestas... y algo más supongo. – bromeé entre risas, pensando en que un lugar así para un chico de nuestra edad era todo un filón a la hora de ligar con chicas. – Lástima que se acabe el verano, ¿No? Al menos aún habrá algunos días, puede que semanas, de calor.

Caminé hacia el borde de la piscina y me agaché junto a esta, estirando mi brazo para tocar el agua.

-Climatizada, ¿No? – le sonreí antes de levantarme, y agité mis manos para deshacerme de parte del agua, para después estirar una de mis manos hacia la suya. - ¿Me dejas el trapo? – lo cogí al responderme y me sequé mientras daba una vuelta sobre mi misma. – Sí, esto es increíble. – Terminé la vuelta volviendo a mirarle y le tiré el trapo a la cara. – Que suerte tienes. – reí.

Me alegra ver su reacción al ver la piscina y las vistas. La verdad es que es un lugar chulo, todo el mundo me lo dice. Supongo que me he acostumbrado tanto que no le doy la importancia que tiene.

O que le doy más importancia a otras cosas.

Su referencia a "algo más" hace que mire hacia arriba, evitando la respuesta con picardía. No soy de esos a los que les gusta fardar de sus conquistas, y tampoco es que tenga mucho de lo que fardar, supongo. Lo normal, he tenido algunos líos y así, pero nada serio.

Aquí tienes. -Le tiendo el trapo para que se seque la mano, y me echo a reír cuando me lo lanza a la cara- Jajaja, ¡hey!

Me dice que tengo suerte. Sí, supongo que sí. Es lo que piensan todos. Mi casa es preciosa, y está llena de risas y buen ambiente cuando vienen a una fiesta o a cenar. El resto del tiempo...

Tú sí que tienes suerte. -Le digo acercándome- Cuando te has agachado podría haberte tirado al agua fácilmente. -Le guiño un ojo- Bueno, ¡en realidad aún estamos a tiempo!

Súbitamente, me abalanzo sobre ella y la levanto en brazos, girando como si fuera a coger impulso para tirarla al agua.

¡Uno, dos...!

Supuse que se refería nuevamente a mi madre cuando dijo que yo si que tenía suerte, pero no, se refería a mí fortuna al no haberme tirado al agua. Me guiñó un ojo dejando claro que estaba de broma, en realidad ni se me había pasado por la cabeza que fuera capaz de algo así, por ello me sorprendí muchísimo al confesar que aún estaba a tiempo y cogerme en volandas de repente.

Comenzó a girar como para tomar impulso, mientras yo pataleaba y le daba golpes en el hombro mientras me quejaba.

-¿Qué haces? ¡Suéltame! – gritaba nerviosa, tratando de hacerle desistir.- ¡Como me tires verás! - continuaba tratando de zafarme de él.

Su reacción me hace reír aún más, mientras finjo tomar impulso para arrojarla al agua. Trata de agarrarse, pero también me golpea y agita las piernas mientras me amenaza.

¡...Y tres! -Grito dando un pequeño salto para que sienta el vacío al caer de nuevo. Pero no al agua, sino manteniéndola en mis brazos, apartándonos de la piscina- ¿Creías que lo iba a hacer? ¿En serio? -Sonrío con picardía, liberando sus piernas para dejarla suavemente en el suelo- Pataleas como una princesita, ¿seguro que eres una khaleesi de esas? -Pregunto sacándole la lengua, como ella siempre hace.

No paraba de reírse, y no parecía tener intención alguna de soltarme, así que al oír “tres” me quité rápidamente las gafas y cerré los ojos. Sin embargo no llegué a caer al agua, y abrí los ojos mientras Jayden me preguntaba si de verdad me lo había creído.

Me posó en el suelo y me puse rápidamente las gafas, mientras se burlaba de mis pataleos.

-¿Acaso tengo pinta de princesa? – le dije enfurruñada, con los brazos en jarra, apartando la cara. – No pensaba que fueras a hacerlo al principio, pero conseguiste hacerme dudar… – dije volviendo a mirarle. Y eso es intolerable, soy más lista que todo eso. – Pero me vengaré... ¡Lo juro! – dije alzando un puño en alto y echándome a reír. - ¿Alguna otra trampa en la Mansión Garlan? – bromeé.

Se enfurruña con pinta de cabreada, mostrando un mal genio que pronto se disipa tras una amenaza que no se si creerme. Pero aún estoy pensando en la primera de sus frases, cuando me fijo que tiene un mechón de pelo que, con el forcejeo, se ha cruzado por medio de su cara. Sin pensar bien lo que estoy haciendo, acerco la mano y le aparto el mechón hasta dejarlo recogido tras su oreja.

Bueno, cuando te quitas las gafas... -Suelto sin pensar en referencia a su parecido con una princesa, aún con mi mano junto a su rostro, cuando ne doy cuenta de lo que estoy haciendo. Aparto la mano apresuradamente, nervioso, apartando la mirada- Ehm, no, no hay trampas, ninguna, no. -Me llevo las manos a la espalda, a la altura de la cintura, buscando cualquier excusa para cambiar de tema- Oh, en esa pared de ahí proyectáremos una grabación durante la fiesta del sábado, con escenas famosas de cine y tal. Es lo que le iba a pedir a John. Y si me pasas la serie esa puede que la vea también así, tengo un sofá hinchable para la piscina...

Joder, que incomodo...

Me quedé quieta al ver que acercaba su mano a mi cara, sin entender que hacía. Entonces sentí como apartaba un mechón de mi pelo y lo colocaba tras mi oreja con cuidado. Sus palabras no hicieron más que desconcertarme aún más.

¿Qué está pasando aquí?

Continuaba inmóvil, pensando qué decir, cuando apartó rápidamente su mano y respondió a mi broma sobre las trampas, para acto seguido hablarme del lugar donde harían una proyección para la fiesta del sábado.

Deja de alucinar Diana, eres como la kriptonita para chicos así, sólo está siendo amable.

Reaccioné cuando Jayden mencionó el préstamo de la serie y la forma en que podría verla.

-C-claro, mañana te la llevaré a clase. – dije algo nerviosa, pero en seguida recuperé la compostura. – Es muy buena idea, creo que no se me ocurre un lugar mejor. – sonreí.

Aparecí con mi furgoneta y aparqué frente a la casa. Había llegado con tiempo ya que tenía que descargar el equipo y montar la batería.

En realidad no estaba seguro de que fuéramos a tocar realmente y por eso, antes de hacer nada, quería consultar con Jayden. No había visto a Amy ni a Zack en todo el día y no sabía si habrían quedado en alguna otra cosa con él.

Así que, plantado delante de la puerta, llamé al timbre.

La incomodidad de la situación hace que su respuesta sencilla sea lo mejor que puedo oír ahora mismo. ¿A qué ha venido eso? Quedarme así mirándola, recogerle el pelo, ese comentario... Ahora que parecía que empezaba a sentirse cómoda, voy y hago esto. Bien, Jayden, de puta madre. Ahora se sentirá incómoda de nuevo.

Me quedo miando la fachada, una porción de muro sin ventanas, liso y de baldosa clara, ideal para el propósito que hace tiempo descubrí para ella. Con el proyector y un par de altavoces, la verdad es que ver lo que sea desde la piscina, flotando sobre sus aguas, ser posible con algún refresco en la mano, es ideal.

Ya que tengo que estar sólo, al menos estar cómodo.

Puedes venir a verla, si quieres... -Digo de repente, sin siquiera mirarla. Entonces me doy cuenta de que lo he dicho sin pensar, y que si el anterior comentario ya había sido incómodo, una proposición así puede empeorar las cosas aún más. Mi obsesión por no estar sólo, y el hecho de que Diana me caiga tan bien, me hacen quedar como un gilipollas. La miro, con una sonrisa nerviosa- Quiero decir, como te gusta tanto, si quieres verla de esta forma, puedes venir y la vemos juntos. Así me explicas lo que no entienda, jeje... -Suena el timbre de la puerta, y lo agradezco con todas mis fuerzas. Algo que corte esta situación que no hago más que empeorar. Salvado por la campana- ¡Huy, ya están aquí! Vamos a abrir...

Esperando que Diana me acompañe, me dirijo al interior de la casa, para ir a la puerta de entrada a abrir a los chicos.