Partida Rol por web

Guardo los 2 minutos de silencio, mirando a mi alrededor. Quería fijarme en si en el instituto tenía cámaras de seguridad y posibles puntos flacos.

Diana y yo llegamos juntos en taxi. Al bajar, mi ánimo decae en cuanto veo la gran foto del entrenador. Meto mis manos en los bolsillos del pantalón, caminando entre la gente hasta situarme entre las primeras filas, cerca de los compañeros del equipo. Yo también llevo la camiseta del equipo, la segunda, la blanca con ribetes azules y amarillos. Al entrenador le gustaba. Comienza un par de minutos de silencio, y bajo la cara mirando al suelo, hasta que termino cerrando los ojos, reprimiendo las ganas de echarme a llorar.

Al bajar del taxi Jayden se dirigió directamente hacia la gente allí congregada, situándose en la parte delantera, cerca de sus compañeros de equipo; yo, en cambio, me quedé algunos segundos mirando la estampa desde fuera, mientras mis pies decidían si avanzar o salir corriendo de allí.

Era inevitable recordar el funeral de mi padre en aquellos momentos, y mucho menos llevando el vestido negro que había vestido en este, pero debía ser fuerte. Respiré profundamente y caminé hasta donde se encontraba todo el mundo. No vi a Amber por allí, así que me adentré entre la gente y me coloqué tras Jayden, a fin de cuentas, uno de los motivos de haber ido al homenaje era el de apoyarle.

Al comenzar los dos minutos de silencio me quedé mirando la foto del entrenador, agarrando mi bandolera con ambas manos. ¿Cómo sería aquel hombre? ¿Sería una buena persona? ¿Era querido? ¿Qué habría pasado? No sabía apenas nada de él, pero esperaba que estuviera bien, se encontrara donde se encontrase ahora.

Pocos segundos después me di cuenta de que Jayden agachaba la cabeza, así que estiré mi mano agarrando su hombro y apretando este ligeramente durante un instante, queriendo darle a entender que estaba ahí para apoyarle.

Con los ojos cerrados, trato de recordar al entrenador. No le conocía muy personalmente, no eramos amigos, no puedo decir que fuera "como un padre" para mí, ni cosas de esas. Si es que supiera lo que es tener un padre. Tan sólo entrenaba a sus órdenes, seguía sus instrucciones, me ganaba sus broncas cuando hacía las cosas mal y recibía una palmada en la espalda cuando las hacía bien. Recuerdo su sonrisa cuando ganábamos, y sus discursos de ánimo cuando la cosa iba más torcida. Recuerdo su voz. Pero todo lo que se de su vida fuera de una cancha de baloncesto lo se solamente por habladurías.

Sin embargo, no puedo evitar, cada vez que trato de pensar en él, recordar la imagen de su cuerpo inerte en el suelo de la sala de calderas. Esos ojos mortecinos, ese charco de sangre, esas heridas en sus muñecas. Siento una opresión en el pecho, como si me costara respirar. El silencio a mi alrededor es doloroso, y si abro los ojos siento un escozor y la mirada vidriosa. Y no quiero llorar, no quiero. Pero siento frío, tengo la piel erizada pese a que hace calor. Y me siento sólo.

Hemos llegado justo cuando iba a comenzar el minuto de silencio, de modo que he guardado silencio. Ni me he dirigido a Diana, siquiera, al meterme entre la gente esperando encontrar a los compañeros del equipo. No se por qué pensaba que estarían todos juntos, pero los he visto desperdigados, salpicando el público con nuestras camisetas. Diana debe haberse quedado atrás, disimulando, haciendo ver que no estamos juntos. Ni siquiera he visto a ninguno de mis amigos, y ahora no puedo ni moverme. Hundo la cabeza entre los hombros, con un escalofrío.

Noto una mano en mi hombro. Levanto el rostro, sobresaltado, pues no lo esperaba. Giro la cabeza, incapaz de moverme, y tengo que parpadear unas cuantas veces para aclarar la vista, antes de verla. Diana, está aquí, a mi lado, dándome su apoyo. No estoy sólo, estoy con ella. El cuerpo me pide girarme hacia ella y darle un abrazo, hundirme entre sus brazos y ocultar mis lágrimas en su hombro. Pero no puedo, no después de que me pidiera que mantengamos lo nuestro en secreto. Ni siquiera se si lo haría de no estar juntos, siendo solamente un par de amigos. Impotente, poso una mano sobre la suya, agradeciendo su gesto. Pero mi otra mano, la que está más cerca de ella, busca su chaqueta disimuladamente mientras vuelvo a mirar al suelo reprimiendo mis ganas de llorar. Agarro esa prenda y me aferro a ella, a la chaqueta y a Diana. Porque necesito tocarla, tenerla cerca, sentir su contacto. Y no puedo dejar que nadie lo vea, se lo he prometido, pero este gesto deja claro lo que siento.

Te necesito.

-Pfffffffff... - Resoplo impulsivamente y agacho los hombros cuando veo el siniestro ambiente que rodea la foto del entrenador. -Al lío...- Digo con fastidio, apesumbrada y torciendo la boca.

 Desanimada, me pongo y abrocho la chaqueta negra mientras busco a Jayden y Diana con la mirada. No hacia calor, pero el payaso extraño que adornaba mi camiseta no era lo más indicado para la situación, bastante desentonaban ya mis deportivas de colores.

 Vi a Jayden y Diana a lo lejos y me dirigí hacia ellos, mirando un poco molesta a David cuando lo veo por el camino escrutar la escena, pero luego arrugo la nariz y decido ignorar lo que acabo de ver, no está el día para piques tontos. Me quedo unos pocos metros detrás de los chicos, sin querer interrumpirlos, y me agarro la muñeca con los brazos estirados, guardando silencio con la mirada hacia el cielo, ojos entrecerrados y ceño fruncido. Si Morgan quería ponerse delante o con los deportistas lo entendería, después de todo yo solo conocía al hombre de vista.

Morgan va donde los chicos ,antes se despide de Amber con un gesto complice, mientras escucha al director no puede parar el murmuro que sale por su boca.

-Vaya patraña, un Marine jamas se suicidaría

-Claro que no... es por eso que me quiero enterar de lo que ha pasado de verdad...-Susurro casi a su oído-Por cierto... ¿Amber? ¿En serio?... ¿No has podido encontrar a una que me toque menos las pelotas?

Se nota que estoy algo irritado al haberlos visto juntos. Pero se me pasa en seguida cuando le digo:

-La próxima vez que vayas a plantarme para salir con una chica espero que al menos le dejes el coño escocido, joder.

Me cruzo de brazos y luego le suelto:

-Esta noche es cuando vamos a infiltrarnos. Si no hay algo que te apetezca más, claro...-Susurro con marcado desdén.

Joder,si follara al primer dia no me molaria, es maja y bueno al menos no se le ve tan estupida como a las animadoras,Diana pasa de mi ,recuerdas? Esta noche iré, pongo el coche y los cojenes, dejemos que el plan lo haga Gamer

-Algo me dice que si dejamos a ese friki hacer el plan nos va a poner hasta arriba de cacharros. Vamos a colarnos en un instituto, no en una prisión de máxima seguridad... Pero bueno, si es lo que quieres...

Suspiro.

-En cuanto a Amber... haz lo que te de la gana, pero esa chica no me gusta un pelo. Se divierte insultándome y poniéndome en evidencia delante de todo el mundo... Para colmo ahora es la protectora fiel del nuevo cachorro del insti y es más amiga de ella que de...

Hago una pausa para respirar.

-Que de cualquier otra persona. Es raro de cojones. Nadie trata así a los nuevos por aquí. De repente se han convertido todos en hermanitas de la caridad.

Eso me hace recordar mis primeros días en el instituto. Aquellos horribles días. 

De paso que investigamos... podriamos no se... llenar de gelatina la piscina, pinchar balones jejeje, algo asi,no?

Amber no esta mal, pero es que la verdad que no se estar solo...

-Yo ya me he inmunizado a la soledad, socio-Le digo sin cambiar mi expresión amarga-Leí en una revista de psicología que las personas que no saben estar solas no se quieren lo suficiente a sí mismas. Deberías tener cuidado con eso, colega.

Luego pienso.

-Ya... ¿Y que llamen a la policía y busquen a los que se han colado? No. Queremos pasar desapercibidos, tío. No me seas bruto...

Los dos minutos de silencio terminaron y la gente comenzó a dispersarse poco a poco. Decidí mantenerme tras Jayden, a quien aún veía cabizbajo, esperando a que se recompusiera.

Miré hacia atrás, buscando alguna cara conocida, y mi mirada se cruzó con la de Amber. Ella también había decidio lucir el color negro. Le sonreí, contenta al verla, a pesar de la particularidad de la situación.

Cuando la gente se dispersó aún más le hice un gesto a esta para que se acercara.

La gente empieza a dispersarse. Susurro al oído de Morgan.

-Recuerda... esta noche. Llámame luego.

Empiezo a alejarme, mirando de nuevo a mi alrededor en busca de cámaras de seguridad o posibles escondites. Y luego me acerco a Amber. Cuando llego frente a ella le dedico una expresión severa y abiertamente le digo.

-¿En serio...?-Digo mientras niego con la cabeza, luego sonrío irónicamente y decido marcharme antes de que mi enfado vaya a más. 

¿Por qué dura tanto este silencio? Mis manos cerradas tiemblan, el frío no se mitiga, oculto mis ojos bajando el rostro y dejando que mi flequillo ejerza de cortina, para que no me vean llorar. No entiendo por qué me afecta tanto. No es como si fuera extraordinariamente cercano a mí... Pero tuve que ver su cuerpo. Y me siento sólo, demasiado sólo.

Diana me apoya con una mano en mi hombro. La siento tan cerca y tan lejos a la vez. No es un apretón lo que necesito, necesito algo más, un abrazo, no lo se. Pero eso no lo tengo, no lo puedo tener ¿qué sentido tiene pensar en ello?

Que quiero que esto acabe, ese debe ser el sentido. Acabar y alejarme de aquí, de esa fotografía que no identifico como el entrenador, porque cada vez que pienso en él no es ese rostro el que veo.

Es el que vi en aquel charco de sangre.

Los minutos de silencio terminan, al fin. La gente comienza a dispersarse. Un par de hombros chocan con los míos, ni siquiera se si me piden disculpas o no. Levanto el rostro y apenas puedo ver, tengo la mirada vidriosa y una lágrima resbala por mi mejilla derecha. Me giro hacia mi izquierda, casi a ciegas, como desorientado, sin saber qué hacer, pero sabiendo que Diana se encuentra ahí, frente a mí.

¿P-podemos irnos? -Pregunto, casi suplico, pasándome una mano por la cara, frotándome los ojos- Por favor, d-donde sea, vámonos, lejos de aquí...

Volvía a mirar al frente justo cuando Jayden se dio la vuelta. Se le veía bastante afectado, pero aquello no era todo, sus palabras en tono de súplica hicieron que se me encogiera el estómago.

-Claro, nos vamos. – le dije más que decidida. - Dame un segundo.

Acerqué mi mano a su cara, al darme cuenta de que su mejilla se encontraba húmeda, y se la sequé con mi pulgar. Entonces, le mostré una media sonrisa y le hice un gesto para que me esperara, dando alcance a Amber.

-Jayden no se encuentra bien… - le susurré, preocupada. – Vamos a ir adelantándonos hacia el Sandy, nos vemos allí, ¿Vale? – levanté mi mano para despedirme, forzando una sonrisa.

Aquella situación me traía muchos recuerdos y sensaciones poco agradables, pero lo que más me estaba afectando era ver a Jayden de aquella forma. Comprendía que sintiera ganas de alejarse de aquí, pero esperaba que luego quisiera reunirse con con los demás, aquello le haría bien.

Regresé junto a este y posé mi mano en su espalda un momento.

-Vamos, ahora debería pasar un autobús… - le susurré, esperando que me siguiera.

Caminamos hasta la parada más cercana al instituto, que se encontraba en la misma calle que este pero bastante apartada de la entrada del Lincoln.

Me adelanté a comprobar el panel de anuncios de la marquesina; tal y como pensaba llegaría algún autobús en seguida.

Me giré nuevamente hacia Jayden, dándole un par de toquecitos en el hombro para llamar su atención al verle con la mirada perdida.

-Puedes llorar si quieres… Ayuda. – di un paso hacia él despacio, seguido de otro aún más lento, hasta que con el tercero pegué mi cuerpo al suyo y le rodeé con mis brazos. – Puedes desahogarte conmigo. – le susurré.

 Esperé incómoda a que pasaran los 2 minutos de silencio con el mismo gesto aguantándome la muñeca, bajando la mirada hacia abajo hasta que terminan y miro al frente esperando a los chicos. Parece que Jayden no se percata de mi presencia, pero Diana me ve y sonríe, así que le devuelvo una pequeña sonrisa. Me alegra ver que está ahí para Jayden, y casi me da cosa meterme cuando veo que le seca la mejilla, momento en el que David me dirige una mirada que no entiendo. -¿Y ahora qué he hecho? De verdad que no entiendo nada-

 Tras eso, David se aparta y Diana se dirige hacia mi. -Claro, yo... Me daré una vuelta, no quiero molestar, si necesitáis cualquier cosa tenéis mi número, ¿Vale?. - Agarro su hombro tratando de transmitir confianza y disposición para soltarla rápido y que no tarde en volver junto a Jayden. 

 Por último me dirijo hacia Morgan. Me iría YA, pero no quiero irme sin decirle nada.

 -Voy a dar una vuelta Morgan, luego nos vemos en el Sandys, ¿Vale? - Le doy dos besos de despedida, un poco apurada. -Lo siento, me apetece estar sola-