Partida Rol por web

Renunciar a lo terrenal

5. Las colinas de sal

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17/11/2021, 08:41
Jotnar

Jotnar le arreó un castañazo en la calva al seguidor de Sebek para que cerrase el pico. Primero porque desafinaba que daba gusto, y segundo, porque no quería arriesgarse a que por un casual lo que hacía fuera uno de aquellos canturreos esotéricos que hacían los magos y los clérigos y toda la gente que usaba parafernalia mágica para amargarle el día al primero que les caía mal.

No sabía si aquella sospecha tenía algún sentido o no pero por si acaso.

El enano empezaba a hilar cosas que no le gustaban. Concretamente a la hermana de Nepthis y a las cosas raras de Set que estuvieran haciendo los seguidores de Set en un templo que no tenía nada que ver con Set. Al que además habían invitado a un club de fans de los cocodrilos. Pero no quiso decirlo en voz alta porque lo último que necesitaba la sacerdotisa era más engranajes que añadir al entramado de ruedecitas que ya tenía girando a todo trapo en su cabeza. Lo sabía. Podía oírlas.

Soy tu sombra—asintió a la propuesta.

Cocotilio y Cebollito eran sendos pares de ojitos que oteaban ocultos desde la mochila, atentos a cualquier actividad sospechosa para acudir prestos a descargar su furia donde hiciese falta.

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17/11/2021, 08:41
Lurzca

Jotnar le quitó la idea de golpear al calvorota una vez comenzó a cantar. Ella no creía que estuviera recitando una plegaria para que su dios le concediera poderes divinos o que estuviera utilizando la magia arcana, pero si tenía claro que dejarle cantar de aquella manera tan horrible era un insulto para los dioses y era su deber callarle. No obstante, cuando Jotnar le golpeó, ella decidió quedarse con las ganas. Aquel tipo estaba bastante débil y un buen puñetazo podía conseguir que portaran un cadáver atado al camello en vez de un prisionero.

Si vuelve a abrir la bocaza, déjame a mi. - Le pidió al enano la mestiza muy seria. Porque una cosa era que no quisiera cargárselo y otra que se riera de ellos. Si volvía a empezar a cantar se iba a llevar un buen gancho. - Te romperé la mandíbula de un puñetazo si es necesario. - Le dejó bien claro al prisionero. - Así que calla la boca o asume las consecuencias.

Y por fin llegaron antes los guardias que custodiaban la entrada del templo. No se habían movido un ápice desde que los vieran por primera vez y Lurzca casi se preguntó si realmente eran guardias o de lo contrario podían ser estatuas. Nepthis pidió ser ella la portavoz del grupo y la mestiza casi lo agradeció. Sólo si les atacaban respondería con contundencia. Ese era el plan. Bastante sencillo. Ahora dependía de los guardias vivir o morir bajo su hacha.

PG 66/67 

Tobillera traslación, 1/2 cargas.

Furia diaria: 1/2


Ignora las tiradas del cinturón. Nepthis ya me había curado y no lo recordaba.

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17/11/2021, 08:42
Narrador

Nepthis saludó a los soldados. Iban vestidos de acero dorado de pies a cabeza y en la mano sostenía una lanza en alto. Pero los soldados no respondieron. Pasaron cinco segundos de silencio antes de que la sacerdotisa encontrara de mala educación que no contestaran, y otros cinco hasta que percibiera que no iban a contestarle. Un mal presentimiento, probablemente un aviso de Hathor, le recorrió la columna. Un solitario escarabajo se alzó de una piedra cercana y voló hasta colocarse sobre el casco de uno de los soldados. Caminó con total libertado por su cocorota, sin que el soldado se moviera o hiciera nada por quitárselo de encima. Luego, el escarabajo volvió a alzar el vuelo y pasó por delante de Nepthis, para después marcharse de allí, aburrido.

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17/11/2021, 08:42
Amessis

-Mirad los cascos -señaló Amessis-. Mirad sus caras.

Y es que en realidad, no había nada bajo los yelmos dorados, sino las cuencas vacías de un cráneo. Los soldados eran meros esqueletos cubiertos de oro. No había que ser muy listo para saber que llevaban muertos bastante tiempo.

La nigromante se bajó del camello y se acercó para hacer unas comprobaciones, con cuidado y con la lanza por delante. Los pinchó un poco y luego golpeó el metal.

-Estan totalmente muertos. A menos que haya un nigromante por aquí, no se van a levantar. Ni nos atacaran. Creo. Espero, vaya.

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17/11/2021, 08:43
Narrador

El grupo se asomó al umbral del templo, entre los dos esqueletos de la guardia áurea. La antesala estaba iluminada con fuegos mágicos de un color azulado, el suelo cubierto de cráneos y huesos llenos de polvo y telarañas. Más allá se veía un pasillo que se perdía en interior de la tierra, oscuro y vagamente iluminado. A Nepthis volvió a subirle un escalofrío por la espalda al mirar los grabados del suelo. Si estaba en lo cierto, aquel templo era el que había contemplado en sueños y ahora no podía dudarlo: el símbolo del antiguo dios Anubis estaba representado en uno de los murales del fondo.

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17/11/2021, 08:43
Nepthis

Nepthis enarcó una ceja al calvo en dirección a los guardias de la entrada, por si él sabía algo. Entonces se puso a reír como un maníaco. Nepthis resopló y lo ignoró a él y a los esqueletos de la entrada, dejando que Jotnar y Lurzca se jugaran a piedra papiro y tijera quién le soltaba el guarrazo.

Amessis querida, sospechamos de la presencia de cultistas de Set en todo este asunto. Por supuesto que puede haber nigromantes acechando en cada esquina. Manteneos vigilantes.

Desmontó de su camello y traspuso el umbral de la tumba. Examinó los murales en cuanto sus ojos se acostumbraron a la penumbra imperante en contraste a la cegadora luminosidad del desierto.

El mural trata de... —empezó Nepthis, pero cambió de opinión—. Lo relevante es que trataba de Anubis, un dios muerto y, a la vez, el dios que se encargaba de los muertos antes que Osiris. En mi visión, yo era él, Anubis, y custodiaba este lugar. Es muy relevante. Otra retazo de información importante es que en la guerra de los dioses que narra el mural, Sebek, como hijo de Set, fue expulsado del panteón Mulhorandino. Si Set recobrara su poder, Sebek volvería a ocupar su lugar entre los dioses. Y eso sería una mala noticia.

»Por si no teníamos suficientes motivos para interrumpir el ritual de Ascensión, ahí tenéis más —gruñó Nepthis y suspiró:—. Salihah, ¿qué papel tienes tú en todo esto?

Esperaba que el de víctima.

 

Nepthis ha elegido 10 en Saber (religión) para un total de 23.

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17/11/2021, 08:43
Lurzca

La mestiza le dio un guantazo al demente jinete de cocodrilo con la esperanza de que cesara en su risa maníaca. Esperaba dejarlo sin sentido del mismo, aunque no creía que tuviera tanta suerte. Arrastrar a ese tipo hasta allí no le estaba pareciendo una idea demasiado buena, pues sin duda, en el interior del templo habría más de los suyos y si por un descuido se liberaba o le liberaban, tendrían otro problema más. Además, llevarlo con ellos no estaba resultando demasiado útil en cuando a la obtención de información se refería.

Entonces fue cuando Nepthis, en su inmensa sabiduría religiosa, volvió a darles una pincelada de lo que sabía acerca de Anubis y su historia, así como un razonamiento de lo que podía estar sucediendo. Fue entonces cuando habló con su hermana desconcertando por completo a la mestiza. Lurzca miró en todas direcciones buscando a Salilah. Nepthis le había preguntado, pero no estaba allí. Entonces entendió que aquella era ese tipo de preguntas que se hacían en voz alta, pero que no esperaban respuesta. El tipo de preguntas que Lurzca no haría nunca pues lo encontraba un sinsentido. Lo que estaba claro es que se estaban enfrentando de nuevo a poderosos enemigos relacionados con lo divino y la muerte y eso siempre era mala noticia. 

¿Qué hacemos con el prisionero? - Le preguntó a la sacerdotisa de Hathor mientras acariciaba su arma. - Llevarlo allí dentro es peligroso y sin duda nos delatará nada más entrar. No hay enemigo más peligroso que el que no tiene miedo al dolor o a la muerte.

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17/11/2021, 08:44
Jotnar

Set, Set, Set, Set, muertos, Set, ¡más muertos, más Set!—rezongó Jotnar agitando las manos en el aire—. Para terminar en el ritual maligno de ascensión o resurrección de alguien.

Primero la momia de no sé quién y ahora el hijo-dios-cocodrilo. ¡Que pesados podían llegar a ponerse los dioses!

«Últimamente nuestra vida se está volviendo un poco predecible entre esto y las plantas gigantes con ínfulas homicidas»

Se rascó la barba anecdóticamente.

Bueno... pues supongo que ahora hemos pasado de intentar averiguar dónde está tu hermana, a intentar averiguar dónde está tu hermana y asegurarnos de que Set y Sebek se quedan donde están y como están—le dijo a Nepthis—. Dejemos al intento de comediante aquí fuera durmiendo si os parece, y procedamos con cuidado.

La sacerdotisa acababa de expresar en voz alta sus propias inquietudes con respecto a Salihah. Aunque si terminaba desempeñando el papel de víctima, estaría bien evitar que terminase convirtiéndose literalmente en una.

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17/11/2021, 08:44
Narrador

Ataron al guerrero de Sebek junto a los camellos, a la sombra, porque no querían encontrárselo insolado cuando salieran del templo. No es que les importase demasiado, pero estaba feo dejarle morir así, de modo que cuando se aseguraron de que no moriría tostado bajo el sol del desierto, avanzaron por el interior del templo pasando a través de los dos cadáveres armados que la protegían. No les atacaron ni les hicieron nada, y no podían determinar si eso era más intrigante que si se hubiesen puesto a golpearles con las lanzas.

Nepthis se colocó la piedra ioun sobre la frente y ésta comenzó a flotar alrededor de su cabeza, iluminando el lugar en el que se encontraban. La sala inmediatamente después de la entrada y que ella había examinado estaba llena de polvo, aunque se notaba un rastro de pasos continuados, un surco en mitad del polvo y la tierra. Las paredes tenían grabados, pero alguien había arrancado la capa de pintura superior para revelar otra debajo, con la historia que había contado Nepthis. Símbolos de dioses antiguos como Anubis, Sebek, Osiris o Set se mostraban claramente en aquellos jeroglíficos. Además, un puñado de calaveras amontonadas y llenas de polvo les daban la bienvenida.

Avanzaron por el único pasillo que había y se adentraron en el complejo. Amessis se puso a hacer un ruido extraño acompasando el movimiento de la piedra ioun hasta que Nepthis la miró y la nigromante disimuló mirando hacia otro lado.

Las paredes laterales estaban repletas de jeroglíficos tallados y la pintura descascarillada mostraba lo que había debajo, relatando una historia que, por lo visto, nadie conocía hasta ahora. Finalmente, a poca distancia, desembocaron en una gran sala subterránea. El suelo era de piedra, construído encima de la roca para marcar el camino hacia el centro elevado de la sala, que era totalmente circular. A Nepthis le sobrevino una angustiosa sensación de deja vu al reconocer el lugar en el que se encontraba, pero a diferencia del de su sueño, no había más indicios de Set que sus propias sospechas.

Las paredes estaban repletas de estantes, pero vacíos, no quedaba ni un solo pergamino, absolutamente nada. Un pedestal al fondo era lo que los peregrinos usaban para rezar a sus dioses, había un pequeño altar lleno de ofrendas de diversas clases. Un rayo de sol entraba por un orificio del techo y golpeaba un especjo, rebotando por todos los demás espejos para iluminar la habitación.

Amessis fue quién señaló algo extraño en una de las paredes y era extraño, ya que no era precisamente una experta en darse cuenta de las cosas. Una grieta en el muro daba paso a un nuevo pasillo que se adentraba en las profundidades del templo. A juzgar por el derrumbe, había sido provocado y no era un camino de uso frecuente. Lurzca encontró otra grieta parecida a poca distancia.

Estáis en el símbolo de Hathor.

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17/11/2021, 08:45
Nepthis

Es un altar a todos los dioses.

Nepthis revisó las ofrendas que había sobre el altar. Había barritas de incienso, baratijas, flores secas... y un corazón humano. La Madre Reverenda lo cogió en sus manos, con la naturalidad de alguien que había dedicado más de treinta años a la medicina y la sanación.

Aún está caliente —les dijo a sus compañeros, volviendo a depositarlo en el altar.

Se lavó las manos vertiendo un poco de agua de su odre y limpiándoselas pulcramente con un largo pañuelo. Nepthis cogió un cuenco de piedra y lo limpió también, a conciencia. Lo colocó en el altar, se arrodilló frente a él y entonó una sencilla oración a Hathor. El cuenco se llenó de leche por obra de su hechizo. Nepthis tomó el cuenco, bebió un trago de leche y volvió a depositarlo sobre el altar.

Cerró los ojos un momento, pidiendo a la Madre que la guiara en lo que estaba por venir. Tras unos segundos de introspección, Nepthis volvió a levantarse y examinó las salidas que se presentaban ante ellos.

—La luz que proviene del norte parece natural —advirtió la sacerdotisa—, creo que la estancia podría estar abierta al aire libre aunque no lo hayamos visto desde el exterior. Oigo pajarillos. La del noroeste está en completo silencio, y a oscuras.

Nepthis lanza Crear agua, reskineado como leche porque Hathor es una vaca.

Un 24 en Percepción no revela nada hacia el noreste. El norte debe estar abierto.

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17/11/2021, 08:46
Lurzca

Lurzca agarró su hacha nada más llegar a aquel lugar. Algo le daba mala espina, aunque eso no era nuevo, a Lurzca casi todas las situaciones de la vida le daban mala espina y tener su hacha a mano era siempre una garantía de supervivencia. Sin embargo, nada sucedió. Todo siguió tranquilo y de esa forma Nepthis pudo hacer sus averiguaciones y recitar sus oraciones a Hathor para que le diera leche.

Que hubiera incienso y flores sobre el altar, no le indicaba nada raro, pero lo del corazón confirmó sus sospechas de que algo  no iba bien. Por ello, la idea de enfundar el hacha se le quitó de golpe de la cabeza. Si el corazón estaba caliente era evidente que se estaba llevando a cabo un ritual y que los sacerdotes responsables, no podían estar demasiado lejos de allí.

No creo que estén fuera. - Dijo señalando con la mirada la grieta que daba al exterior. - Podría ir a comprobarlo y regresar, pero creo que la habitación oscura es por donde debemos seguir.

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17/11/2021, 08:46
Jotnar

Si Jotnar fuera un dios, le diría a todo feligrés que le diera por ofrecerle corazones aún calientes y demás porquerías que se lo hiciera mirar. En serio. ¿Qué clase de "regalo" era un corazón aún caliente? ¿En qué momento de la vida a alguien que quiere agradar a otro se le o curre regalarle un corazón aún caliente? ¡Él se lo tiraría a la cabeza a cualquiera que se le ocurriera regalarle algo tan asqueroso como un corazón aún caliente!

A mí no me molestaría algo de luz por variar—comentó la parte de su mente que estaba pendiente de lo que sucedía a su alrededor mientras la otra continuaba indignándote ante la repugnancia de las ofrendas—. Estoy harto de meterme en agujeros polvorientos llenos de oscuridad, silencio sepulcral, y demás mierdas ominosas. Los pájaros con luz natural suenan mejor.

«Bueno, siempre pueden ser los pollitos de un cuervo que esté alimentándose de una grotesca pila de sacerdotes muertos. No lo beatifiques pronto»

«¿Por qué tienes que ser tan aguafiestas?»

«A mí no me mires, estás hablando contigo mismo»

Carraspeó y miró a Nepthis con curiosidad.

¿Alguna novedad con la ofrenda?

Él no tenía ni idea sobre etiqueta ritual pero suponía que lo de que aquello se llenase por sí solo sumado a la plegaria debía ser una especie de ofrenda a Hathor por parte de la sacerdotisa. Si alguien sabía si había sido ignorada o aceptada sería Nepthis. O al menos más que él.

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17/11/2021, 08:46
Narrador

Nepthis sintió la cálida bebida descender por su garganta, calentando todo su cuerpo con una agradable sensación de plenitud. Hathor le había dado su bendición, lo supo al instante, y permaneció en un estado de instrospección en aquel altar mientras rezaba. Al levantarse, se sentía más renovada que nunca.*

Tomaron el camino del norte, aquel en el que se veía luz natural, y enseguida salieron a un nuevo desfiladero por el que discurría un río de un lado a otro, una pequeña cascada natural y vegetación, como un oasis incrustado en aquella zona demasiado árida para tener un vergel. Un camino de grandes piedras permitía vadear el río hacia el otro lado, hacia la entrada de lo que parecía un nuevo templo, cuya zona frontal seguramente había sido destruidas por el paso del tiempo. A un lado y a otro del río se abrían nuevos caminos.

Aunque lo más llamativo era la presencia de hipopótamos, que flotaban mansamente en la superficie del río, a lo suyo, como si nada malo estuviese sucediendo.

Bendición recibida: +1 NL a los conjuros y poderes de dominio de Hathor durante las próximas 24 horas. Puedes usar Bendición a voluntad durante ese tiempo.

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17/11/2021, 08:47
Nepthis

Nepthis asintió y respondió a Jotnar.

Hathor me ha bendecido. Y yo os bendigo a vosotros1.

La Compañía de la Barba Insondable se adentró en el pasadizo del norte y llegaron una suerte de oasis dominado por un río que discurría perpendicularmente a la entrada. Nepthis suspiró.

Hathor llena de hipopótamos una zona para llamar la atención de sus clérigos —les explicó—. Estos parecen mansos, y no creo que nos ataquen si es una señal de la diosa, pero tened cuidado de todas formas. Son criaturas conocidas por su agresividad, incluso contra seres humanos.

Su labio se curvó muy ligeramente en uno de sus extremos, en algo que en Nepthis era una sonrisa.

De hecho, son tan agresivos que a veces atacan, y despedazan, a sus únicos depredadores... los cocodrilos.

Suspiró.

Supongo que lo lógico es que crucemos el río por el camino de piedras hacia el templo —dijo, mientras escudriñaba2 los caminos que se habrían ante ellos—. ¿O tenéis vosotros otra idea?

1: Nepthis lanza Bendecir una y otra vez, siempre que estemos fuera de combate, en cuanto la duración del anterior se acabe. Supongamos que hago esto hasta nueva orden.

2: Nepthis va a cotillear lo que ve y oye por los tres caminos que se abren ante nosotros. Elijo 10 en Percepción para un total de 24.

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17/11/2021, 08:48
Lurzca

¿Sabemos seguro que lo que buscamos está en esa dirección? - Preguntó la mestiza. - Igual lo que buscamos esta en el interior, por el pasillo que no revisamos antes de salir por esta grieta. - Comentó. 

Y es que le extrañaba que si estaban realizando un ritual para invocar a un dios, lo hicieran al aire libre. Ese tipo de cosas solían hacerse a cubierto. Fue entonces se percató de que un nuevo templo se abría paso al otro lado de aquel inesperado río. Se dio cuenta entonces de la razón real de su inicial negativa a seguir por ese sendero. No le gustaba el agua y aunque nadaba razonablemente bien, prefería evitarla. Sobre todo cuando estaba flanqueada por criaturas violentas de a saber cuantas toneladas de peso. Por suerte había un sendero de rocas que afortunadamente parecía salvar el problema.

Supongo que tendremos que pasar al otro lado. - Dijo armándose de valor.

Tratando de parecer inofensiva y sin mirar directamente a esos mastodontes de agua, se acercó al camino de rocas, no sin antes comprobar si era muy profundo. Parecía que los hipopótamos estaban flotado, por lo que si caían al agua, tendrían que nadar. Tragó saliva, se armó de valor y tomó la iniciativa, puso los pies sobre la primera roca y empezó a atravesar el río.

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17/11/2021, 08:48
Jotnar

¡HIPOPÓTAMOS!—Jotnar alzó los brazos de golpe y se quedó con ellos en alto y los ojos llenos de estrellitas. Tras cinco segundos de silencio así miró a las demás—. ¿Qué? Ah, el templo.

Carraspeó, volvió a bajar los brazos y se puso a acariciarse la barba eruditamente. Bendita fuera Hathor por llenar aquello de hipopótamos. ¿Por qué? ¡¿Cómo que por qué?! ¡Porque eran hipopótamos! Ahora quería uno de esos hipopótamos, aunque fuera uno pequeñito. ¡Se haría hathorita si lograba llevarse alguno de aquellos hipopótamos! Lo pondría en el estanque de su jardín, lo mimaría, lo cuidaría, y le llamaría Bostecitos. Pero seguro que el estúpido desierto no le dejaba. Bueno, no, sólo tendría que transportarlo en un cofre lleno de agua, o usar la varita de soportar los elementos, o...

Jo... —suspiró en voz alta desdichadamente. Ahora estaba triste si no podía llevarse uno de esos hipopótamos—. Quiero decir, sí, eso, al templo. Con suerte podemos cabalgar sobre ellos en estampida hipopotamil y apisonar a cualquier seguidor de Set que encontremos. O de Sebek, para que se coman a sus estúpidos cocodrilos. 

«Has dicho lo de la estampida en voz alta»

El enano manoteó el aire y señaló en dirección al río que debían cruzar.

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17/11/2021, 08:49
Narrador

Nepthis se aproximó a la orilla izquierda y comprobó que más allá no se veía más que cueva y el lugar donde el río comenzaba. Una cornisa natural permitía ascender por la pared de roca, aunque desde allí no podía ver más alla. Daba la sensación de ser un camino sin salida, pero donde brotaba el río. Volvió al lado derecho, se subió a una piedra y se asomó al fondo. Un hipopótamo de gruesa piel y de un tono más rosado que gris levantó la cabeza del agua y luego se sumergió. Tras un vistazo, comprobó que otro camino de rocas conducía a una caverna que se perdía en el fondo, donde más hipopotamos iban y venían, a la sombra de la vegetación del oasis.

Un pequeño hipopótamo, del tamaño de un perro, subió a la piedra que había junto a la de Nepthis y miró a la sacerdotisa.

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17/11/2021, 08:49
Lurzca

¿Qué? Ah, el templo.

- Si, al templo. - Miró a Nephtis para confirmarlo, pero sin duda lo más lógico y prudente era ir en dicha dirección. 

Puede que lo que encontraran en el interior de dicho templo fuera más peligroso que los hipopótamos, pero ir en otra dirección que no fuera esa, parecía asumir riesgo innecesarios. El riesgo de ir al templo en cambio, parecía simplemente ineludible. 

Cuando estéis... - Dijo poniéndose delante del grupo agarrando con firmeza su gran hacha.

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17/11/2021, 08:49
Nepthis

Hmmm. Hola, pequeño —le dijo Nepthis al hipopótamo rosa y pequeño.

Se arrodilló y tendió una mano en su dirección para acariciarlo, con cuidado. No creía que aquella cría pudiera hacerle mucho daño, pero su madre podría hacerla pedazos en menos de lo que podía decir 'Hathor' si la tenía por una amenaza.

Se incorporó y asintió en dirección a Lurzca.

Abre la marcha, Lurzca querida —le pidió Nepthis a la mestiza, antes de hacer lo propio y dirigirse al templo.

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17/11/2021, 08:49
Amessis

Ningún hipopótamo atacó a Nepthis, el pequeño le dio un topetazo con su hocico redondo y luego abrió la boca para bostezar. Regresó al agua y flotó perezosamente sobre la corriente hasta desaparecer por el camino del este.

-Yo quiero uno -dijo Amessis, expresando los deseos del enano en voz alta-. Ese es muy mono, ¿podemos quedarnos con él? ¿Y con un oso rocoso?

La nigromante parecía dispuesta a montar un zoo en la casa de la Compañía.