Partida Rol por web

Al abrir los ojos, os descubrís en medio de un bosquecillo. La luz se cuela entre el follaje de los árboles, y todo parece tranquilo. Sin embargo, no podéis evitar tener una cierta sensación de inquietud.

En seguida os dais cuenta de que lo que os causa esa sensación de desazón es la ausencia de ruidos. A vuestro alrededor no se escucha el sonido de ningún motor, bocina, radio, televisión, música, etc... rudios comunes de los que, en vuestra vida cotidiana es muy difícil huir por completo, incluso para los que, como vosotros en vuestra excavación, viven alejados de las ciudades.

Salís de las máquinas mirando a vuestro alrededor. Reconocéis la orografía de la zona de Castelgard en la que habéis estado trabajando durante tantos meses. El río, el puente que Chirs se encargaba de reconstruir con su modelo de ordenador, la isla y todo lo demás. Sin embargo, el bosque está más espeso, más verde y más vivo. Y, sobre todo, cubre zonas que ahora se encuentran despejadas.

Unos momentos después, os dais cuenta de que las máquinas que os trajeron han desaparecido.

Doy un par de pasos y me estiro ostentosamente.

- Ahhhhhh, la bucólica vida campestre y pastoril ...
¿No echais de menos un cervatillo de esos que siempre salen en las películas pastando en un claro del bosque mientras le ilumina un rayo de Sol que cruza sobre un arcoiris y ... bueno ... nada ... da igual.

Te das cuenta de que el puente es bastante distinto de como tú lo habías imaginado. Para empezar, en lugar de las tres ruedas hidráulicas que le habías atribuido, tiene cuatro. Y el puente no se reduce a una única estructura, si no que se compone de dos estructuras independientes, como pequeñas casas. La de mayor tamaño es de piedra y la otra, de madera, desprendiéndose de ello que su construcción data de épocas distintas. Del edificio de piedra surge una ininterrumpida columna de humo gris. Eso parece corroborar la hipótesis de que allí se fabrica acero. Aprovechando la energía hidráulica para accionar unos enorme fuelles, es posible generar el inmenso calor que requiere un horno de fundición. Eso explicaría, además, la construcción de dos estructuras separadas. Dentro de los molinos harineros está prohibido encender fuego, incluso una simple vela, ya que pueden arder con facilidad. Por eso solo se muele el grano de día.

Absorto en los detalles, empiezas a relajarte.

Te das cuenta de que el Castelgard medieval no se diferencia demasiado del Castelgard antiguo. Desde el punto de vista arquitectónico, la principal diferencia entre lo que estás viendo ahora y el presente reside en los tejados de lauzes de las casas, hechos de piedra negra apilada. Esos tejados, debido a su extraordinario peso, requerían un considerable apuntalamiento interno, razón por la cual habían dejado de usarse en las casas del Périgod, excepto en las zonas turísticas. Ahora, en cambio, las habituales tejas romanas abarquilladas, o las características tejas planas francesas no se ven por ninguna parte.

A medida que vas observando, te das cuenta de otros detalles del paisaje que diferencian la edad media de la actualidad. Por ejemplo, la ausencia de chimeneas. ¡No hay ni una sola chimenea! En las chozas del campesinado, la salida de humo es por un orificio abierto en el techo, o un respiradero en una pared. También el castillo carece de chimeneas.

Me quedo mirando fijamente el puente durante varios minutos, olvidando el lugar donde me encuentro, sólo centrado en él, cuando empiezo a hablar con entusiasmo Mira André, cuatro ruedas hidráulicas, y ¡dos edificaciones diferentes!, ¡es magnífico! sonrío como un niño encantado con lo que ven mis ojos.

Me vuelvo hacia Kate, mira, humo gris, seguro que fabrican acero, por eso están separados y es de piedra en lugar de madera, quiero verlo más de cerca le digo en inglés acercándome aún más al río.

Abro los ojos poco a poco , pues una luz intensa me cegó . Es extraño siento como una paz , rara pero me doy cuenta de que no hay sonidos , si no son naturales.
Oigo Chris que me llama y dirijo mi mirada donde el me dice, emmmmm, no estaria mal eso aprecio mas las cosas y me doy cuenta de que no hay chimeneas si no que sale el humo directamente del tejado, pongo mi mano sobre mis ojos para mirarlo todo detenidamente, se parece a lo que hemos estudiado , pero hay bastantes diferencias.
Mirando el pueblo y a lo lejos el castillo veo que es lo que emprincipio habia notado , no hay ninguna chimenea .
Aun mirando le hablo a Chris Es verdad el humo que sale de los edificios de piedra , pero que es lo que ves que les falta ?

Vaya... - abro los ojos lentamente y miro alrededor - Qué tranquilidad, ¿verdad?

Sigo observando, fijándome también en donde miran Kate y Chris, no puedo evitar que una sonrisa aflore en mi rostro, pero sobretodo miro los árboles, la hierba... Y el olor. Me encanta aquella olor y aquel silencio con el sonido de los pájaros y de las hojas moviéndose con el viento.

Frunzo el ceño, mirando a los edificios, ¿Aparte de una buena mano de pintura? me vuelvo de nuevo buscando los ojos de la joven, sonriendo, realmente hemos viajado al pasado, universo paralelo o como diablos quieran llamarlo esos tipos, es la ostia, creo que ni siquiera lo he asumido todavía.

Dime que falta listilla le digo en tono de broma, o más bien debería llamarla Lady Catalina, río, esperando su respuesta, y continuando mi acercamiento a los edificios, andado de espaldas para poder seguir de frente a la joven.

- No os emocionéis demasiado con las investigaciones, ni empecéis a desperdigaros. Recordad a lo que hemos venido, y procurad manteneros juntos en todo momento. Este sitio puede ser peligroso... Y, por cierto, tenemos que esperar a Baretto, que aun no ha llegado.

Un destello azul brilla en el aire, e instantes después, aparece una nueva máquina, con Baretto en su interior.

- Bueno, ya estamos todos. He traido algunas cositas de contrabando para amenizar la fiesta... Supongo que ya les habrás explicado las reglas ¿verdad muñeca?

- Sí... ya estamos todos - responde Sue con un suspiro que no transluce precisamente alegría -. Lo de las reglas es un decir - añade dirigiéndose a vosotros -. Como véis, las máquinas que nos trajeron han desaparecido. En realidad parece que son un tanto inestables, y cuando llegan a su "destino" se marchan y nadie sabe muy bien donde van. Al parecer los científicos todavía no lo han investigado a fondo. La manera de hacer que vuelvan es usando el marcador. Le das al botón y ya está. El único problema es que, para hacer que las máquinas vuelvan, estas tienen que tener batería. Veréis, cada máquina lleva una batería que dura 37 horas. Durante estas 37 horas, las máquinas pueden permanecer aquí durante unos minutos, si las llamamos con el marcador, o bien permanecer de forma continua suspendidas en "no sabemos donde". Una vez que pasan las 37 horas, la máquina regresa al punto de partida, o sea, al laboratorio, y ya no es posible hacerla volver con el marcador. Así que tenemos... 36 horas, 55 minutos y 26 segundos para encontrar al profesor y traerlo de vuelta. Yo espero que sea más que suficent... ¡eh! ¿Pero se puede saber qué haces?

Victor mira a Sue Gómez con una expresión e incomprensión en su cara, mientras en su mano sostiene una pistola.

- Compruebo el cargador de mi amiguita. No pretenderás que estando las cosas como están me venga desarmado. Ni de coña me arriesgo a encontrarme con ese psicópata sin tener a mano un arma de fuego.