Partida Rol por web

La galaxia atraviesa un periodo de oscuridad. La Orden Jedi ha sido aniquilada y con ella se ha perdido prácticamente todo el conocimiento de la fuerza. Sólo quedan un puñado de individuos sensibles a esta energía mística, desperdigados por las estrellas, ajenos a lo que les depara su destino.

La humilde erudita Hethan Romund ha preservado parte del legado de los jedi. Durante sus viajes por la galaxia conoció a varias personas que aún poseen vínculos intensos con la Fuerza, y compartió con ellos toda la sabiduría que fue capaz de ofrecerles. Pero ahora Romund ha caído en las garras de Malefax, un servidor del Lado Oscuro de la Fuerza. Tras ser obligada por su captor a desvelarle el paradero de un templo perdido en el que se guarda un tesoro en conocimientos ancestrales, Romund ha logrado contactar con algunos de los aliados sensibles a la Fuerza que ha conocido a lo largo de su carrera.

El ascenso hasta ahora está siendo tortuoso y el estrés está empezando a hacer mella en vosotros. También está el plus de que habéis tenido que convenceros entre vosotros de que erais aliados y todos veníais a salvar a Hethan Romund. Aunque todos teníais una relación especial con ella, muchos no os conocíais entre vosotros. Por todo esto, os añadís 2 puntos de tensión.

Tras unas horas de caminata, os encontráis al pie de una escarpada pared rocosa cubierta de hielo y nieve. El obstáculo no es especialmente elevado, pero vais a tener que enfrentaros a la furia de los elementos para coronarlo.

Por un lado, observáis que el sendero continúa subiendo por un tramo angosto y tortuoso y percibís en la Fuerza que si lo intentáis atravesar, os va a dejar totalmente expuestos al ululante viento. A la izquierda del sendero veis varios árboles de hoja perenne y considerable altura cuyas ramas fustigan la ladera montañosa, y otros más pequeños que parecen arraigados en las grietas de la pared rocosa. Una tercera ruta, más directa, valoráis, sería pasar por escalar el helado cerro hasta llegar al valle de arriba.

En cualquier caso, si queréis rescatar a Romund no os queda más remedio que seguir subiendo.

Belandi mira a su alrededor, analizando las posibles rutas. Tal vez haya algo que sus ojos no pueden ver, pero sí la Fuerza.

Yo creo que tendríamos que ir con cautela. Si Hethan ha sido secuestrada es posible que haya vigilantes de camino. El sendero parece que nos deja expuesto. Si no os importa iré a echar un vistazo a aquellos arboles, puede servirles a ellos de cobertura, o a nosotros en cualquier caso.

Saco los binoculares y echo un vistazo entre los arboles antes de avanzar hacia allí. Si no hay nada sospechoso les hago una señal a los demás para decirles que yo avanzo ya.

Belandi percibe que, bastante más a la derecha de la posición del grupo se encuentra un trozo de pared con una menor altura y sin tanta nieve. De ella asoman unas protuberantes piedras que parecen bastante firmes y por las que seguramente hasta alguien con tan poco entrenamiento físico como ella podría subir sin muchos problemas.

Sin embargo, el camino para alcanzar esa posición y empezar el ascenso no parece tan seguro. El estrecho sendero parece frágil y puede que a duras penas aguante el peso de la primera persona que lo cruce.

Kaveri no percibe que nada con sus binoculares térmicos, más que alguna alimaña entre el follaje, alimentándose de las hojas para mantener su calor corporal.

Juraría por Hogar que yo he leído algo sobre este lugar...

Procurando protegerlos de las inclemencias del clima, saco uno a uno mis pergaminos en busca de alguna chispa que avive mis recuerdos.

¡Kaveri! ¿Observas algo?

Tras meditar unos instantes en comunión con la fuerza, percibo algo a nuestra derecha. Me acerco a inspeccionar y veo que se trata un trozo de pared con una menor altura y sin tanta nieve. De ella asoman unas protuberantes piedras que parecen lo suficientemente firmes como para subir sin demasiados problemas.

Compañeros, parece que hay otro camino algo más transitable aquí al lado.

Aunque el camino para llegar hasta dicho saliente parece algo peligroso, decido probar suerte, pues me parece la opción más segura.

Intentaré pasar por ahí yo primero. Si el sendero es seguro, creo que deberíamos avanzar todos por él.

Gasta cuidado, Belandi

Pon, que estaba ya mirando la pared rocosa de pleno y a punto de ponerse a escalar, oye a su compañera decir que ha encontrado un camino más accesible.

- ¡Bien hallado Belandi! Indícanos si ese camino es mejor, que si no, escalar el cerro sería la ruta más directa

- ¡Voy! ¡Por aquí no veo nada!
~ Me sigo sin fiar de este sitio, cruzaré la última por si acaso

En uno de los pergaminos, puedes leer:

...además, tras la Gran Purga Jedi, la mayoría de Templos Jedi fueron destruidos. Algunos de ellos, en el Borde Exterior, todavía permanecen en pie, aunque deshabitados, como el de Ossus o el de Spintir. Sin embargo...

Belandi consigue atravesar el peligroso sendero secundario, pero, bajo sus pies, las piedras empiezan a despedazarse. Aunque no se ha destruido del todo a su paso, puede que no aguante a otra persona. Una vez allí, Belandi trepa sin problemas la pared, no tan escarpada desde su posición, y consigue llegar hasta arriba.

Kaveri se mantiene a los pies del primer árbol que nace de la pared rocosa, con el cuerpo alerta y ademán de esperar a que sus compañeros, algunos no tan ágiles, suban antes que ella para cubrir la retaguardia.

Dao está agachado a unos metros de sus compañeros, con pergaminos desperdigados por el suelo, buscando cualquier pizca de información relevante sobre el lugar.

Pon, por su parte, está al lado de Dao, observando cómo su nueva compañera Belandi logra llegar hasta arriba, pero viendo que el sendero secundario puede que no le prometa a él correr la misma suerte.

Finalmente, Sarenda permanece callada tras el zabrak y el nautoliano, meditando. Siempre ha sido parca en palabras y sabe que no necesita hablar para que la Fuerza la escuche.

Ya arriba, me doy cuenta de que el sendero que he utilizado ha quedado bastante maltrecho, y temo que mis compañeros no puedan utilizar mi misma ruta.

Chicos, parece que tendréis que buscar otra manera de subir: no sé si esas rocas aguantaran el peso de alguien más.

Decido esperar al resto del grupo mientras admiro las gélidas vistas que se presentan ante mi.

Vlákas... - mascullo mientras recojo mis pergaminos - Kalá, Belandi! - le indico haciendo un gesto de aprobación - Kaveri, voy a subir por ahí, cubreme las espaldas, parakaló.

Dao se a cerca a Kaveri y empieza a trepar ágilmente por los árboles. Durante su ascenso, se agarra a una rama algo endeble. Cuando se impulsa sobre ella, la rama empieza rompe y cae hacia la posición de Kaveri.

Dao, recomponiéndose, consigue llegar hasta la cima junto con Belandi.