Partida Rol por web

- !Dao cuidado! ¡Está te la guardo, una semana que recoges mi camerino!... Esperadme que subo ya.

Kaveri, grácilmente, consigue llegar hasta lo alto, sin mucho esfuerzo. Sin embargo, está tan crispada con Dao que se añade 1 punto de tensión. Si la rama le hubiese alcanzado, le podría haber hecho una buena avería. Este zabrak nunca tenía cuidado con nada...

Viendo el desplome del camino secundario, Pon decide que lo mejor es tomar la ruta obvia (la distancia más corta entre dos puntos es una linea recta) y decide subir la pared.

Voy a ir subiendo la pared, ¡os espero arriba!

Haciendo gala de la potencia física de un nautoliano curtido en el combate cuerpo a cuerpo durante los años, Pon escala la pared sin ningún problema, haciéndolo parecer fácil.

Parece que tras el ejercicio, su cuerpo entra en calor y se siente mejor, recuperando 2 puntos de tensión.

Me sinhorite, Kavari - le doy una palmada de disculpa en la espalda cuando me alcanza -. Ya sabes que no soy precisamente un Zabrak de acción...

Mientras el resto realizan sus acciones, Sarenda observa atentamente. Este lugar no me da buena espina.l

Disciplinada como la que más, no quiere precipitarse y toma su tiempo en preparar su siguiente paso. Tras las situaciones por las que han pasado el resto de compañeros, Sarenda decide ir con Pon por el cerro.

Yo también subiré por el cerro.

Sarenda, saliendo de su meditación, sube en silencio por la escarpada pared, con rostro impasible. Mientras la Fuerza le acompañe, una simple pared no es un obstáculo para ella.

Una vez todos arriba, os detenéis unos instantes para contemplar el paisaje. Os halláis a gran altura en la montaña, y ante vosotros se extiende un tapiz de picos helados, bosques nevados y ondulantes colinas. Por encima de vuestras cabezas se alza la encumbrada cima del Tellec, al que solamente se puede ascender atravesando un frondoso valle. Calculáis al menos una hora más de dura caminata antes de alcanzar el templo donde esperáis que Malefax tenga cautiva a vuestra mentora, Romund.

Pero, justo cuando os disponéis a reanudar la marcha, una trémula figura espectral se manifiesta ante vosotros. Parece ser una holograma de color azul plateado de un anciano cereano vestido con una sencilla túnica y semblante serio.

- Saludos -dice secamente la figura-, soy el Custodio -hace una breve pausa-. Os habéis desenvuelto bien durante la escalada, así que tal vez podáis ser de utilidad -el cereano azul escanea con la mirada a los cinco individuos, uno a uno-. Y bien, jóvenes, decidme, ¿qué propósito os trae a este lugar?

Intento llamar disimuladamente la atención de Belandi, pues me parece que de entre nosotros es la mas apta para entablar conversación con un desconocido en tierra hostil. Mientras le miro a los ojos hago un pequeño gesto con las cejas como indicando que se adelante. Al mismo tiempo, retrocedo poniéndome detrás de los demás ocultando mi exploración visual.

Espero que Belandi me haya entendido y me de un poco de tiempo. Parece la única sensata.

Miro a mis compañeros mientras tanteo la situación. ¿Que guarda este custodio? ¿Y que quiere de nosotros? Mientras medito sobre esto, mis ojos se paran en Kaveri. Al cruzarse nuestras miradas, veo que me hace un gesto, y seguidamente se retira. ¿Querrá que me sea yo quien me dirija a nuestro interlocutor? Parece. 

Doy un paso hacia delante y me dirijo al custodio.

Saludos, custodio. ¿Será seguro contarle la verdad? Seamos discretos. Venimos en busca de alguien. Tenemos entendido que tiene aquí cerca su morada, y tenemos asuntos que atender con él. ¿Conoces de algún lugar habitado por estos lares?

El Custodio escucha atentamente a Belandi, no sin antes reparar en la sutil acción de Kaveri.

- Hmm, tú debes de ser la líder, por lo que veo -razona el holograma, mirando a Belandi y tomándose unos segundos para procesar su respuesta -. Este valle tiene sus propios moradores, viven pacíficamente en pequeños asentamientos. Sin embargo... -el celeano da media vuelta y señala unas torres medio en ruinas que asoman sobre las copas de los árboles del frondoso valle-, ese Templo Jedi es mi hogar, es un lugar sagrado y la Fuerza es intensa en él, no permitiré que sea profanado. Noto cierta perturbación en la Fuerza últimamente, y eso no me gusta -el Custodio vuelve a ponerse de frente y se lleva los brazos a la espalda, en una postura muy común entre los Maestros Jedi-. La Fuerza también es intensa en vosotros, puedo sentirlo. ¿Qué garantías tengo yo de que no vayáis a corromper mi valle si os dejo pasar?

Dejaré que Belandi lleve las riendas de la negociación, pero iré pensando la manera de coaccionarle si la diplomacia falla...

No soy líder de nadie, custodio: no somos más que un grupo de compañeros guiados por la Fuerza. En cuanto a tu preocupación sobre nuestras intenciones, es comprensible. Pero te aseguro que no venimos a hacerte daño ni a ti ni a tu valle, y en cuanto encontremos lo que buscamos, nos iremos por dónde hemos venido.

Como Jedi que eres, sabes que está en el código de los Jedi preservar la paz y defenderla de quienes utilizan el lado oscuro de la Fuerza, por lo que, si Malefax es un peligro, el Custodio debería ponerse de vuestra parte.

Recuerdas haber leído en un pergamino que está en el código de los Jedi preservar la paz y defenderla de quienes utilizan el lado oscuro de la Fuerza, por lo que, si Malefax es un peligro, el Custodio debería ponerse de vuestra parte.

Además, observas que el Custodio no es más que una proyección de un Holocrón: un artefacto en el que los Jedi almacenaban sus conocimientos para guardarlos para la posteridad.

No me acabo de fiar del todo de este tipo, pero si es un maestro jedi, debería facilitarnos las cosas contra los usuarios del lado oscuro.

- Creemos además que un usuario del lado oscuro de la fuerza anda cerca. Añade Pon a lo que ha dicho Belandi.

Si te preocupa el bienestar de tu templo y de la gente, podríamos prestarnos tu ayuda y conocimientos ante esta posible amenaza.

Por como reaccione, sabremos de que lado está.

Me acerco a Dao por la espalda y le susurro usándolo como pantalla y que no me vea la cara el custodio.
- Dao, ¿no se suponía que ya no había Jedis? Este me recuerda demasiado a las historias que nos contaron, demasiado perfecto. ¿A ti que te parece? Ya sé que algunas veces soy un poco paranoica
... Estoy acostumbrada a cazar bestias y rara vez son amables.

Le señalo el Holocrón discretamente con el dedo. 

Holograma - musito entre dientes

El Custodio, haciendo caso omiso a Belandi, centra su atención en Pon: ha aludido a su orgullo de jedi y, eso, no lo puede pasar por alto.

- Nautoliano, veo que sabes bien de lo que hablas -dirige la mirada a la empuñadura del sable de luz de Pon, que descansa pegado a su cinturón-. Puede que no pertenezcas a la Orden, pero veo algo en ti, y estoy seguro de que no soy el primero.

La imagen del Custodio se distorsiona levemente y desaparece durante medio segundo, pero después vuelve en sí. La figura continúa con su discurso, dirigiéndose ahora a Kaveri:

- No hace falta que te escondas, togruta, sé que tienes preguntas. Tu amigo zabrak está en lo cierto, soy un holocrón -aclara, haciendo referencia a que ha oído la conversación entre ambos-, pero no todos caímos ante la tiranía del Imperio tras la ejecución de la Orden 66, no nos subestimes. Sin embargo -suspira-, yo no puedo decir lo mismo. No soy más que el eco de un Maestro Jedi muerto hace mucho, y mi deber es proteger el conocimiento sagrado de cualquier amenaza.

Tras escanear de nuevo al variopinto grupo, advierte:

- En fin, la persona que buscáis se encuentra en mi templo, intentando que vuestra mentora le revele los secretos de la Orden. Vano esfuerzo, pues ella los desconoce -hace una breve pausa-. Un grupo de cazadores se acerca a vuestra posición: el Lado Oscuro ha nublado sus mentes. Aunque consigáis evadirlos ahora, seguirán vuestro rastro y acabarán por dar con vosotros. Yo los guiaré hacia unas ruinas que hay cerca del lago. Podéis ocultaros allí para tenderles una emboscada -frunce el ceño y prosigue-. Os agradecería que, por lo menos, tuvieseis la consideración de dejar con vida a algunos de ellos..

Tras finalizar la última frase, desaparece por completo. Veis que, delante vuestro se encuentra un puente que lleva a las ruinas que os ha mencionado. Si el Custodio tiene razón, no disponéis de mucho tiempo.