Partida Rol por web

La nueva puerta (7) te dio acceso a una sala bastante grande y sobre todo con bastante poca iluminación. Gracias a tu linterna pudiste descubrir que se trataba de una instancia repleta de jaulas separadas e individuales, muy distintas a celdas masificadas de los centros penitenciarios del país. ¿Qué tenían de especial? algo muy sencillo: todas tenían sus puertas abiertas.

A pesar de encontrarte con aquella situación no parecía haber nadie más en la sala salvo tú. Eso si, aquel lugar olía demasiado a humedad, tanto que resultaba bastante desagradable permanecer dentro...

En cuanto la puerta (8) se abrió ante ti apareció una habitación no demasiado amplia pero con una iluminación bastante escasa. Lo que primero te llamó a la atención es que todo estaba recubierto de telarañas: el suelo, las paredes, el mobiliario. De hecho, dicho mobiliario fue fácilmente reconocible para ti; era una especie de taller, seguramente allí los presos dedicaban horas para canalizar su represión en forma de chapuzas metálicas que quizás podrían servirle a alguien. El lugar a simple vista no tenía nada de especial, pero requeriría un examen más exhaustivo para intentar encontrar alguna pista o detalle de interés.

Para ti era todo un enigma el saber qué había pasado allí más que nada porque si fuese el descuido el detonante de aquel panorama se debería haber repetido también en el resto de salas. Con un rápido vistazo detectaste algo que resultaba curioso, se trataba de una máquina de escribir también recubierta de telarañas que tenía aún un folio puesto tras el rodillo, tenía algo escrito pero desde tu posición y con aquella pegajosa hebra por doquier era bastante complicado tener una idea clara.

Con un gesto de desagrado, Lloyd sacude las telarañas cercanas y se aerca lentamente a la máquina de escribir. Mientras avanza alumbra a los costados en un intento de evitar sorpresas. Por la mente de Lloyd resuena la escena de "El resplandor" que incluía la máquina de escribir. 

No quisiera encontrar un asesino desquiciado pero al menos tendría algo de sentido -pensó el agente.

Volvió a pulsar el botón de su radio - Aquí Jack otra vez, la sala es bastante amplia y oscura, voy a necesitar más tiempo para registrarla a fondo, agradecería un poco de ayuda de ser posible, procedo a explorar en solitario hasta la llegada de alguien o nuevo aviso, cambio. - acto seguido soltó el botón de la radio y cogió la linterna para explorar más a fondo.

Bien, veamos que hay por aquí... - dijo con cierta preocupación, no solo le preocupaba que esta fuera la única sala hasta ahora que estuviera a oscuras, si no que todas las celdas estaban vacías. Si fuera un motín o un asalto, ya deberían haberse topado con alguien. Además ese grito... Mejor no pensar en ello, ahora debía ver que había en esa habitación y que era ese extraño olor a humedad.

Angela se distrajo por un segundo ante el pitido, que la cogió completamente por sorpresa. Por suerte, la agente respondió rápidamente cuando vio al que parecía ser un recluso saliendo de la celda próxima a ella.

Una fracción de segundo fue lo que se demoró en reaccionar, tomando la escopeta con ambas manos y apuntando al sujeto con ella, dándole en toda la cara con el haz de luz que su linterna desprendía. 

-¡Departamento de policía de Raccoon City, ponga las manos donde pueda verlas!- Le gritó, sujetando el arma con firmeza y retrociendo algunos pasos ante la negativa del sospechoso, al que en un principio no logró divisar del todo.

El rostro de Angela se convirtió en un poema cuando se percató del estado en el que se encontraba el recluso. Tragó saliva y se paró, firmemente para gritar una última vez.

-¡Alto o disparo!- Chilló.

Pero esa cosa no se detuvo, según los protocolos nada le impedía dispararle pero... 

Joder.

Angela abrió fuego contra el recluso.

En cuanto Nielsen observó el lugar pudo ver horrorizado como una gigantesca araña yacía escondida entre las telarañas. La criatura no dudó en desprenderse del techo para palpar con sus ocho patas el sueño. Aquella monstruosidad podía pesar más de 80 kilos perfectamente y la mostraba como culpable del estado de dicha habitación.

Aquella situación demostraba que no era normal lo que se estaba viviendo en aquel centro penitenciario ¿cual era la verdad que encerraba todo esto?¿cómo podía existir una criatura así?¿sería la culpable de la llamada de auxilio?

Tras echar un vistazo rápido al lugar se pudo llegar a la conclusión de que no había nada de especial interés, si acaso lo único remarcable era que las jaulas parecían estar abiertas sin ningún tipo de forzamiento y además, esta sala era la única que tenía un tragaluz en el techo para intentar dar algo de luminosidad al lugar, algo inútil a estas alturas puesto que la noche hace tiempo que ha conquistado los cielos...

Todo sucedió muy rápido, aquel hombre se dejó caer a través del tragaluz con un chasquido a modo de impacto contra el suelo. Con gemidos guturales sacados de cualquier película de terror de serie B, la persona cuya vestimenta hacían parecer que era prisionero de la instalación había comenzado a caminar y reptar hacia tu posición. 

El hombre no reaccionaba ante cualquier tipo de proclamación, para colmo se podía ver que su piel estaba en un estado de descomposición que le daba un aspecto terrorífico. Sus manos estaban alzadas, como si quisieran abalanzarse contra ti de manera agresiva. No era precisamente rápido, pero podría alcanzarte en pocos segundos si no reaccionabas.

Una vez derrotada la amenaza registrasteis el lugar pero no encontrasteis nada de utilidad.

Se echó para atrás de una voltereta al oír el cristal rompiéndose, rápidamente desenfundó su arma y apuntó hacia el origen del ruido. Observó por las ropas que debía ser un recluso, aunque le sorprendía que no se hubiera hecho nada con la caída - ¡Quédese donde está! - le gritó inútilmente, el recluso seguía andando hacia él, haciendo ruidos similares al que habían escuchado hace un rato en el pasillo. Sin dudar mucho le disparó dos veces, dejándolo en el suelo. Solía recargar con frecuencia, así que hizo lo propio y metió las dos balas que había gastado en el cargador. Se acercó para comprobar si estaba muerto o simplemente herido. - ¿Qué demonios le pasaba a este tipo? Parecía estar ido de la olla... Mejor no dejar que se acerque mucho.

Con un insulto, el agente da unos pasos hacia atras por la sorpresa. ¡Una araña gigante!  ¿Qué clase de enfermo pondría eso en una prisión? Ciertamente Lloyd no estaba dispuesto a  preguntarle a la arala al respecto. Sin perder un segundo, el agenre emprende una valiente retirada. 

-Aquí Meyers...- Comenzó a decir por la radio, aún con la voz agitada por lo sucedido. -He... He abatido a lo que parecía haber sido un... Un recluso ahm... No sé que coño está pasando pero... No estamos solos chicos, alguien ha...- Paró de trasmitir un momento para calmarse, se nota el nerviosismo en sus palabras.

-Alguien ha bloqueado el acceso al complejo de celdas y... Me he quedado atrapada la única vía que tengo es... Por el jodido patio, há... Es gracioso... Esto.. Ahm... ¿Green me copias? Quiero que asumas el mando de la operación si pasara cualquier cosa... Uhm... Ah... Bueno, teníais razón acerca de lo de separarse... Menuda noche.-

Se escuchó a Angela tomar unas largas bocanadas de aire por unos segundos antes de añadir: -Meyers fuera.- Y cortó la emisión.

Angela se santiguó varias veces, agarrando con fuerza su rosario de plata para recabar las fuerzas necesarias. Si el patio exterior estaba lleno de enemigos o incluso francotiradores no tendría oportunidad, y lo sabía. Al final sus ganas de hacerlo todo rápido y por si misma le iban a pasar factura, y se está dando cuenta ahora.

Agarró la escopeta con fuerza y se pegó a la puerta que da al patio exterior, tomándose su tiempo.

-Vamos a ello... Venga... Venga...- Se animó a sí misma antes de patear la puerta y salir al patio, lista para lo peor que Dios pudiera mandarle.

Tras abatir a aquella  criatura no dudaste en dedicar un par de minutos a comprobar el estado del cuerpo. Tan solo llegaste a la conclusión de que todo aquello era una locura. El cadáver estaba en un proceso avanzado de descomposición y para colmo no había ninguna explicación lógica para razonar todo aquello. No parecía tener nada de interés en sus bolsillos.

Estaba a punto de salir al patio a dar la cara cuando se percató que en la lejanía el bloqueo de la puerta por la que entró parecía haberse desactivado. Una intervención casi divina. 

-Dios...- Suspiró y cerró los ojos por un momento debido a la emoción, no tardó demasiado en recuperar la compostura y alejarse de la puerta que daba al patio exterior.

Trotó con cuidado hasta la salida y se dirigió al punto de encuentro, por el pasillo que lleva a las salas 8 y 7.

Escuchó con angustia la radio, pero intentó calmarse - Tranquila Meyers, vamos a por ti, yo también me he topado con una de esas cosas, sean lo que sean, está claro que no son humanos. - revisó el mapa rápidamente, el patio debía ser la habitación número 6 - Nielsen, reúnete conmigo en el pasillo donde nos hemos despedidos, después iremos directos al patio, te estaré esperando.