Partida Rol por web

28 de septiembre, 1998 - 19:00 horas

Estás en tu apartamento, en Flower street, cerca de la tienda de armas Kendo. La tele dejó de emitir noticias hacía unas horas, aunque si siguiese emitiendo, sería siempre lo mismo: hordas de caníbales que atacan a todo aquel que se pone por medio. La policía y el ejercito desbordados. La radio no decía más que los mismo que la televisión, y no sabías que te resultaba más inquietante, si las imágenes de esa gente manchada de sangre y de ojos blanquecinos atacando a los ciudadanos o los gemidos hambrientos de los mismos. Te asomas a la ventana. La calle parece despejada de esas... cosas. Pero el caos causado es casi palpable: coches abandonados, contenedores tirados. Parecía como si una manifestación violenta se hubiese producido hace poco. La armería está cerrada a cal y canto. En algunos tramos de la acera te parece ver manchas oscuras. No quieres pensar en la probabilidad de que sea sangre.

Todo se ha desarrollado demasiado deprisa, en un abrir y cerrar de ojos mi vida se ha visto sacudida de lleno por un conflicto que aun no sé de donde ha venido ni porqué a surgido. He pasado las últimas horas prestando atención a la radio y la televisión con la intención de buscar respuestas, pero hace unos minutos que ha dejado de emitir señal y ponga el canal que ponga ya solo veo la carta de ajuste, y no tiene pinta de que vaya a volver la señal...
Llegados a este punto y alcanzada ya la noche no creo que sea seguro quedarme en mi apartamento de brazos cruzados, ni siquiera tengo los suficientes recursos para antrincherarme en él.

No pierdo el tiempo, me levanto del sillón con decisión, aun con el pulso acelerado y una sensación de intranquilidad constante para coger una bolsa de viaje y llenarla de todo aquello que me resulte necesario; Ropa, documentación, objetos personales...etc. Con la intención de dirigirme a la comisaría de policía, ya que se supone que ese era el sitio más seguro de la ciudad y no puedo dejar pasar más el tiempo. Además, está casi al volver la esquina, no tendré que andar mucho...

En cualquier caso no pienso correr riesgos innecesarios pues tengo la impresión que la situación que reina en las calles me viene grande. Siendo así y una vez esté preparada llamaré a los vecinos del bloque para que me acompañen y vayamos en grupo. Será mucho más seguro ir acompañada.

Coges solo lo indispensable (o al menos, lo que consideras mejor): las llaves, tu spray anti-violadores... Y sales al pasillo. Te resulta extrañamente silencioso. Cuando miras al ascensor, algo en tu cabeza te hace pensar en esas cosas que se suele decir en los colegios y en los cursos de primeros auxilios: "En caso de emergencia, los ascensores no son la mejor opción para escapar".

En tu planta solo hay tres viviendas más (a parte del ascensor y las escaleras). No oyes ningún sonido salir de los apartamentos vecinos. Tocas a la puerta de enfrente. Nadie responde. Tocas a la de al lado de la primera. Nada. Luego tocas a tu inmediata vecina. Y la puerta se abre ante tus toques.

La puerta de entrada se abre lentamente ante los golpes de mi puño y tras quedarme quieta unos instantes decido abrirla un poco más para ver lo que hay tras ella, no sin que antes me recorra un breve escalofrío por la espalda.

-¿Clara?, soy yo, Loreen... digo sin moverme de la entrada esperando una respuesta mientras contemplo detenidamente el apartamento de mi vecina que ante mi se encuentra.

vale, creo que ahora si está bien.

Te parece escuchar algo proveniente de uno de los dormitorios: el de tu vecina. Cuando te asomas un poco por el resquicio de la puerta, el horror te invade. Tu vecina está tumbada mientras la "devora" su marido. Se a convertido en una de las criaturas caníbales. No parece haberse percatado de tu presencia, pero la escena te deja atónita.

Oh... dios mío.

Quedo paralizada ante la horrible escena que contemplan mis ojos por unos instantes a sabiendas que mi memoria no podrá borrar nunca la imagen que se haya ante mi. Seguidamente doy media vuelta movida por un impulso de pánico y superviviencia y salgo corriendo despavorida escaleras abajo hacia la calle en busca de alguien que pueda ayudarme. 

28 de septiembre, 1998 - 19:00 horas

Te atrincheraste en el taller de tu jefe, en Flower Street, cerca de la Armería Kendo. Tienes un juego de llaves, así que para ti fue fácil entrar y bloquear la puerta. Estuviste atento a la radio durante casi dos cías completos. En todas las emisoras locales decían lo mismo, casi todo cosas que te parecían disparates más propios de una película de terror de serie B. Hasta que los viste fuera. Caminar despacio, dando tumbas, lanzando gemidos hambrientos, con chorretones de sangre manchando sus ropas y sus bocas. Para ti no existía otra palabra: zombies. Las barricadas de la policía y el ejercito cayeron ante la imparable oleada de caníbales. Te escondiste tras un mostrador, con la cabeza asomada. Pasadas unas horas, la calle pareció quedar despejada y silenciosa... Demasiado para tu gusto.

Gemidos hambrientos surgen de cada piso que bajas. Las escaleras hacen demasiado ruido. Por suerte, no estás muy alto. Antes si quiera de mirar si te siguen las criaturas, sigues corriendo escaleras abajo. Escuchas pasos muy pesados bajar por las escaleras.

- Nnnnn- no quieres mirar atrás. Para ti ahora existe adelante y abajo. Llegas al portal. Y cierras con fuerza. La rápida bajada te ha dejado agotada. Jadeas, cansada.

¡POM!

Algo golpea la puerta tras de ti. Sabes lo que es. Pero cerraste, y la puerta de tu edificio era muy resistente. Te apartas casi con un salto. A través del cristal, puedes ver a algunos de tus antiguos vecinos, manchar toda la superficie del vidrio con su sangre, de un tono pardusco, como a medio coagular. Te cuesta evitar las arcadas al darte cuenta de que algunos tienen miembros amputados, cuencas oculares vacías, labios arrancados...

Ves que de un edificio sale una mujer, que cierra la puerta y la mira aterrada. Dentro hay varías de esas criaturas, golpeando débilmente la puerta, intentando salir.

Habían sido unos días difíciles. Al ya de por sí ajetreo diario se había sumado aquellso incidentes que cada vez con más rapidez se habían propagado hasta que me había visto obligado a escondemre en el taller del cabronazo de mi jefe. Lo que oí por la radio no podía darle crédito. ¿Ataques de gente? ¿Canibalismo? Todo aquello sonaba irreal!!! Pero entonces los había visto. Caminar lentamente por la calle de forma errática. Sus ojos… Por dios!!! Sus ojos daban miedo!!! Incluso vio como atacaban a un pobre chaval del barrio que había visto varias veces… Lo habían acorralado y se lo habían comido como si de una jauría de animales salvajes se tratase… Aquella imagen me acompañaría toda la vida!!! Pero lo peor había sido luego. Verlo levantarse y andar, con la garganta destrozada y los intestinos desparramados saliendo de su estómago… Había vomitado lo poco que había en mi estómago!!! ¿Que coño pasaba?

A los dos días el silencio era casi más aterrador que los gritos que habían sonado los días anteriore. Las tripas no paraban de sonar, ya que no había comido nada en los últimos dos días a excepción de un trozo de bocadillo que estaba más duro que una piedra y un par de chocolatinas. Tenía que salir y buscar comida y de paso ver que pasaba pero, ¿que hacer?

Me asomé hasta la puerta de entrada. Tenía una ventana sucia, pero que me permitía ver parte de la calle. Para mi sorpresa, una puerta se abrió y una mujer apareció. Su cara de terror lo decía todo. Aguantaba la puerta como si le fuera la vida en ello, y tal vez eso era por loq que estaba tan asustada. Hacia dos días que estaba allí, escondido... y en ese tiempo no había visto nada más que a esos zombies baboleantes. Cogió un martillo y se acercó a la puerta. Tras echar un último vistazo, abrió la puerta y se asomó despacio a lado y lado de la puerta para asegurarse de que no había ninguno de aquellos zombies por allí cerca.

Luego silbaría para llamar la atención de la mujer… Le haría señas para que corriera hacía allí. 

LOREEN

Escuchas un silbido, en la acera opuesta a la tuya. Un hombre está en la puerta de un taller mecánico, haciéndote señas paras que vayas. Parece estar intacto. Lleva un martillo en la mano.

me giro hacia el hombre del taller aun con el miedo en el rostro, impactada por la escena que acabo de presenciar desde el portal:

-"Por favor... necesito ayuda"

digo avanzando rápidamente hacia el tipo de la acera de enfrente. Ni siquiera puedo articular palabra debidamente, simplemente acudo a él en busca de ayuda y protección.

Observé a la mujer acercarse. Su cara de pánico y terror lo decía todo.

- Tranquila!!! Pero debemos entrar primero...No podemos quedarnos aquí fuera mucho tiempo!!! Podrían venir los zombies!!! - le dije intentando mostrarme seguro de mi mismo, mientras miraba nervioso a mi alrededor.

No dudáis demasiado. Entráis al taller. David cierra con llave y arrastra un armario de herramientas para tapar la puerta.