Partida Rol por web

Seguia sin creer lo que me decia, sin confiar en el. Y en aquel momento recorde algo, algo que se enfrentaba con lo que acababa de escuchar, con lo que acababa de oir. Algo que solo consiguio que mi desconfianza fuera en aumento.

-Papa. ¿Que sabes de Rebecca McLaggen y de sus padres? Te hice una vez esta pregunta y ahora vuelvo a repetirtela. - dije, mientras notaba como todo mi cuerpo se tensaba, sin saber capaz de evitarlo o de controlarlo.

Escuche a Vinny dar explicaciones mientras ponia su mano sobre la mia, evitando quizas que fulminara alli mismo a mi padre. Entendia que quisiera darle una oportunidad, que intentara explicarse. Pero mi padre ya habia tenido demasiadas oportunidades conmigo, me habia explicado ante el demasiadas veces.

-Esos niños, esa gente en Bulgaria, murio por culpa del acercamiento. ¿Y lo unico que se os ocurre es intentarlo de nuevo sin haber dado antes con quien los mato? ¿De verdad pretendes que me crea eso, papa? Porque si eso es asi, nuestro Ministerio es mucho mas patetico de lo que ya calculaba. - dije entonces, obligandome a controlarme yo tambien, sin decir ni una sola palabra de todo lo que sabia.

-Dinos que sabes del padre de Sarah, de Faye, de todos los que han muerto y de los que estan por morir. Me niego a creer que un grupo de adolescentes encerrados entre cuatro paredes tienen mas informacion que el ministerio de magia. Dime que teneis que ver Weasley y tu en todo esto papa, porque yo ya no se que pensar, ya no se qué creer. - añadi, tensandome de nuevo, obligandome a mantener la respiracion.
 

- Si queréis saber algo sobre eso limpia os equivocáis de persona. Preguntad a alguien más cercano. Me sorprende que hayas acudido a mi para algo así, Vinny. - Fuera cierto o no, poco ibais a conseguir por allí. - Pero te agradezco la información. - No miró a su hijo, aunque sonaba a reproche. - Y no, no sé quien quería matar a tu hermana. Esa muerte tuvo incluso menos sentido que las demás.

Algo vibró en la mesa del despacho del señor Nathiel. Si tenía intención de hacerle caso las ganas se evaporaron al escuchar las palabras de su hijo.

- Te repito, Liam, que no se nada de esa familia. Si sé de su marcha es más por su hija, que era compañera de tu curso que por sus padres. Apenas teníamos relación.

El objeto volvió a vibrar.

- Las cosas no son blanco y negro, Liam. Lo que ocurrió en Bulgaria podría haber pasado aunque desde el Ministerio no se hubiera hecho nada. Además, eran otros tiempos y otras cabezas tomaban las decisiones. - Cerró los ojos buscando tranquilizarse. Estaba tan enfadado como su hijo. - Bulgaria tiene su propio Ministerio. Nosotros solo respondimos a su llamada. El padre de Arianna y yo fuimos parte de los enviados en esa comisión especial. De ahí cualquier relación con el tema que hayáis podido establecer.

Tercera vez. Más agresiva. Más imperiosa.

- Lo único que puedo decirte es que las cosas no encajan. Tenemos la teoría de que se trata de la misma célula terrorista. Pero de allí a creer que todo procede de la misma fuente hay un trecho. - Pasó la mirada por todos vosotros - Por ejemplo, sobre el señor Clarks. Era uno de nuestros mejores investigadores, y su pérdida fue muy trágica. Pero esta muerto, Liam. Desde hace una década.

Justo antes de que el aparato volviera a sonar John Nathiel le dio un pequeño golpe con la mano. Fuese lo que fuese lo que estaba pasando en el Ministerio, acababa de anunciar su próxima llegada.

- Tengo que marcharme. Sé que va a ser imposible pararos, pero tened cuidado. Todo esto nos queda a todos demasiado grande.

Durante un segundo se mantuvo en silencio. Sus labios temblaron, como si quisiera decir algo más. Como si estuviera a punto de confesar que estaba demasiado cansado, que quería parar. Pero fue tan solo un momento. Porque en un abrir y cerrar de ojos desapareció.

El comentario de Ryan hizo que Bisera se echara a reír. Como si se tratara de una broma oculta o interna. Parecía debatirse entre si hacer o no el comentario. Pero su impulsividad o patrotismo hicieron el resto.

- Los ingleses temen hasta a su prropia sombra.

Os dedicó una amable sonrisa, dando a entender que solo se trataba de 'una broma'. Pero la falta de segundas intenciones solo os confirmaba que podía tratarse de un pensamiento más extendido de lo que os hubiese gustado. No hizo referencia al piropo de Ryan, aunque sí le dedicó una particular mirada que dejaba claro que lo había procesado.

- Las visitas siemprre están rreguladas. No porr nada esprecial -  se apresuró a decir, quitando hierro al asunto con un gesto de la mano. - Rresulta más prractico para todos, somos demasiados parra este edificio.

La verdad es que en eso tenía razón. Seguíais teniendo la sensación de estar en una versión reducida de vuestro Ministerio. Como si fuera una caja de muñecas. Os sorprendió que en el ascensor no hubiera nada que marcara a donde se quería ir. ¿Pasaría por todas las plantas?

- La tecnología no es nueva parra nosotrros. No la utilizamos, perro los muggles sí - añadió, como si tal cosa. - ¿Es diferrente en Inglaterra? - Dirigió una mirada curiosa a Ryan, demasiado indescifrable como para terminar de comprenderla. Os parecía una persona algo extraña aunque, ¿quien no lo era allí?

Cuando llegasteis a la cuarta planta apenas se habían quedado atrás una tercera parte de los ocupantes del ascensor. Salisteis de él haciéndoos un hueco como buenamente podíais, sintiendo en vuestra espalda las miradas intrusivas y algo a la defensiva de quienes quedaban atrás.

- Cuarta planta. Departamento de control muggle. - Declaró, elevando los brazos y señalando a su alrededor. A bote pronto no sabíais muy bien qué pensar, aunque la palabra 'cutre' rondaba peligrosamente por vuestro cerebro. - La planta está dividida por árreas. Cada trrabajador tiene su escrritorrio y se ubica según su laborr  - se encogió de hombros. ¿Cómo iba a ser si no?

- El prrincipal objetivo del deparrtamento es borrar cualquierr indicio de nuestrra existencia. - continuó, mientras echaba a andar sin rumbo fijo. Hablaba bajo para no molestar al resto, aunque algo os decía que también tenía que ver con el idioma utilizado. - Limpiamos nuestras huellas, recuperamos los objetos mágicos y mantenemos las distancias entre los dos mundos. - Por lo superficial y desinteresada que era la descripción algo os decía que éste no era su departamento. - ¿En vuestro caso es igual?

- Los Ingleses saben que el hombre previsor vale por dos. - Añadí sin ningún tipo de pudor ante el comentario del temer. ¿Que podían saber aquellos sobre temer? Yo había tenido entre mis brazos a mis amigos muertos. Me había visto partido en trozos. Había enterrado a tanta gente que ya que aquella ceremonia no significaba nada para mi. Mi novia estaba decretada por el Ministerio como mentalmente inestable. Cada vez que me despedía de alguien era con la terrible idea de no volverlos a ver jamás. Había algo en mi cabeza que podía determinar el futuro de cientos de personas, y no conseguía recordar.

Solía confundirse el temor con la precaución.

Y era eso lo que nos diferenciaba a Arianna y a mi de la mayoría de nuestros compañeros. Que aun estabamos vivos, fuera por el temor, la precaución, la suerte o la mano divina que nos protegía. Y en aquel momento, mi preocupación mayor era como salir de allí, a lo que presté especial atención a mi alrededor más inmediato.

Aquello estaba lleno de elementos hostiles, pues todo el mundo parecía dedicarles miradas más bien poco amigables, y comenzaba a dudar que solo fuera gracias a la dureza Búlgara. Con el elemento humano desechado -todos hostiles- quedaba analizar el entorno. Recabar más información.

El ascensor paraba en todas las plantas, así que no parecía una buena alternativa a una huída por él. - ¿Es posible cambiar de planta de otra manera? ¿Escaleras? - Pregunté, mirando a la chica durante unos segundos.

Pero entonces llegó aquel comentario que lo situaba, ligeramente, tras la pista que andaban buscando. - ¿No es nueva para vosotros? - Pregunté, girando la cabeza hacia ella. - En Inglaterra todo se parece mucho aquí, pero a la vez, no tiene nada que ver. - Dije de una forma totalmente ambigua, dando una respuesta más que de sobras... pero sin dar ningún dato concreto.

Y llegados a la planta en cuestión, miré a mi alrededor para acabar lanzando una fugaz mirada tras de mi, a aquellas miradas inquisitivas con el mismo ánimo de desafio. Por suerte para ellos, el ascensor se marchó y mi atención se vio centrada en aquel lugar. Había algo en todo aquello que no me acababa de encajar. No me podía creer que todo fuera una versión cutre del Ministerio Inglés.

Y si no fuera por que nosotros mismos habíamos ido allí, que nadie nos había indicado nada, habría llegado a pensar que todo aquello era el teatro de la mayor mentira jamás contada. Comencé a caminar tras ella, y mi mano fue hasta el antebrazo de Arianna, dandole un ligero apretón cuando estabamos a la espalda de la mujer.

Un gesto que podía ser interpretado de muchas maneras, pero que solo quería trasmitir un único mensaje. Ten cuidado. Un aviso para que no revelara nada. Desde que habíamos llegado nos había lanzado más preguntas que respuestas, y comenzaba a preguntarme hasta que punto aquello era un interrogatorio para saber como estaban las cosas en Inglaterra.

- No parece un departamento con mucho trabajo... ¿Pocos problemas con los Muggles? - La pregunta, totalmente cargada de intención cayó como si de una pregunta aleatoria se tratara. - Tenía escuchado por Inglaterra que aquí erais bastante más... liberales con este tema. - Hice el comentario mientras me hacía el tonto, observando cuanto tenía a mi alrededor con curiosidad.

Curiosidad y deseo de reunir información, bien para conseguir algo de información tangible y para encontrar la forma de salir de allí en caso de que las cosas se complicaran.

- Como comenté antes, tengo la sensación de estar de nuevo en casa, pero con sutiles diferencias... -

Aguantó con semblante estático toda la conversación, paralizada en una mueca que iba medio camino a formar una sonrisa y un mohín de frustración. Pero no fue hasta que el padre de Liam no se marchó que por fin reaccionó, soltando una maldición y golpeando la estantería más cercana con el dorso de la mano, con tan mala suerte que en lugar de atinar sobre los indoloros lomos de los libros dio con uno de los listones de madera.

- ¡Joder! - se quejó mientras se sujetaba la mano lastimada con la otra -. ¡Menuda mierda es esta! ¡Joder, joder, joder! - como era normal en ella cuando algo la alteraba se puso a caminar por el despacho del señor Nathiel, intentando buscar un pensamiento coherente en medio de toda la frustración y desengaño -. Joder - masculló una vez más, por si acaso no había quedado claro -. Tenemos que saber qué narices ha ido a hacer tu padre, seguro que es una de esas cosas importantes de las que luego no nos enteramos. Oye, ¿crees que podríamos hacernos con micros ocultos de esos muggles? Seguro que ni se lo esperarían y a excepción de Hogwarts deberían funcionar en todas partes. Joder - de nuevo, aquello parecía ser lo que estaba más claro en la mente de Vinny -. Vale, tengo que hablar con mi hermano de una vez y es el mejor momento si no se ha ido pitando al Ministerio como tu padre. Y mierda, no sé, ¿crees que Sarah recordará dónde narices eran los campamentos? Tiene que haber algún registro en alguna parte.

Aquello era ridiculo. Sencillamente ridiculo.

Y, como de costumbre, cuando las cosas se ponian feas, mi padre salia de escena, sin resolver mis dudas, sin hablar con claridad, llenando de sombras todo lo que pareciamos haber descubierto hasta el momento.

-No tiene sentido. Esto no tiene sentido. Sabe que hubo muertes en Bulgaria, pero no sabe nada sobre Rebecca. Dice que viajaron a Bulgaria, pero no saben nada del experimento. Es estupido. Completamente estupido. - dije entonces, negando, mientras me pasaba la mano metalica por el pelo, buscando el paquete de tabaco con la otra.

-No se si Sarah sabra algo mas o no. Sus recuerdos tambien parecian difusos. Pero aqui hay algo claro. Y es que alguien miente. O todos mienten. Ya no se que pensar. - dije, intentando reflexionar sobre las palabras de mi padre.

Entonces escuche la propuesta de Vinny sobre poner microfonos muggle y asenti, en silencio- Podemos acercarnos al centro y comprar algunos. Yo se donde encontrarlos. - dije, mientras la escuchaba decir que necesitaba hablar con su hermano.-¿Quieres que vayamos contigo o es mejor que vayas sola? - le pregunte entonces, mirandola con atencion- Si prefieres ir sola ire mientras a comprar. Hay que aprovechar que no esta aqui. Esto es una locura, y estoy totalmente perdido... - dije, mientras mi mano, en lugar de con el paquete de tabaco daba con aquel amuleto que mi padre me habia entregado.

Mis dedos acariciaron su superficie, y acabe sacandolo, observandolo en silencio- Para qué cojones sirves. - dije, en voz alta, como si aquel pensamiento fuera suficiente para activar algo.

Entonces mire a Isaac, el tercer implicado, que habia permanecido todo aquel tiempo en silencio, y volvi a mirar a Vinny- Se supone que cualquier padre que enviara alli a sus hijos deberia saber donde estaban los campamentos, ¿no? Isaac... Alguien de tu familia debe tener esa informacion, ¿no? - le pregunte entonces, barajando la posibilidad de hablar con Sarah tambien. No, no era mala idea, aunque no tenia muy claro que fueramos a sacar nada en claro a aquellas alturas.

- Que no sepa nada de Rebecca me lo trago - No tardó en percatarse de vuestra reacción porque al instante levantó la mano pidiendo algo de calma - Tu padre ha estado hablando de los ataques de hace diez años. Quien sabe, quizá sea tan.... - carraspeó - quizá no estén al día de lo que a ella respecta. - Se levantó del asiento despacio - Pero lo del experimento sí que no cuela. No me jodas, ¿qué se supone que estaba haciendo si no esa célula terrorista?

Se llevó una mano al cuello moviéndola hacia los lados. Tenía el rostro algo pálido y las ojeras marcadas. Se notaba que llevaba varios días sin dormir bien

- No tio, con mis padres imposible - contestó al instante negando con la cabeza. - No sé si me toman por gilipollas o qué, pero no se acuerdan de nada. Aunque no me extraña - continuó, encogiéndose de hombros - No es que me hicieran mucho caso por aquella época. Las ocupaciones de los 'altos cargos', ya sabéis - Puso los ojos en blanco resignado. Sí, sabíais perfectamente de lo que hablaba.

Se giró hacia Vinny con un peculiar brillo en los ojos.

- Lo que tú nos digas. - concluyó dirigiéndose hacia Vinny después de que hablara Liam. - Te acompañaremos los dos, uno o ninguno. En ese caso, iré con él al centro - No teníais claro si sonaban más raras sus palabras o la normalidad con la que lo había dicho. ¿Desde cuando Liam e Isaac se iban juntos de compras?

-

Si realmente el señor Nathiel sabía algo sobre los campamentos lo que parecía más obvio era que hubiera intentado evaluar cuánto sabían ellos. Creía haber sido muy prudente con la información que había dado, sin nombres de por medio, pero ya no podía estar segura de nada. La pregunta que le rondaba por la cabeza en aquel momento era "John Nathiel, ¿bueno o malo?". Por lo menos Andelin era un cabrón declarado, por más que se las diera de misterioso resultaba sorprendente cómo había pasado de ser el que ocultaba cosas a simplemente uno de los más normalitos. Y no, aquello no era un cumplido para Andelin, seguía siendo un maldito ególatra antisocial.

- No, mejor voy yo sola - les respondió a ambos con cierta desgana. Lo mejor sería que hablara con él en la intimidad o cuando empezaran a caer los insultos velados y no tan velados, Isaac y Liam acabarían con la conversación. Se quedó callada, mirando a Isaac pensativa. Habían hablado en Hogwarts y le había quedado claro que parte de su extraña actitud se debía al miedo y a todo lo que retenía en su interior, pero algo seguía anquilosado en su alma, royendo poco a poco su vitalidad. ¿O quizás sería algo más? no era la primera vez que se preguntaba si el chico estaría bajo una maldición Imperius, aún recordaba las palabras de Ryan acerca del Patronus pero no sabía cómo probarlo sin que su desconfianza se hiciera patente. Lo cierto era que el sentimiento que primaba era la preocupación así que nuevamente decidió guardarse aquello para sí, llevándose la mano al cuello, donde el frío tacto del anillo que llevaba colgado de una cadena la reconfortó -. Avisadme si pasa algo. Id con cuidado, ¿vale? Si no surge nada, nos vemos mañana.

La situación era de lo más extraña. Para empezar, porque habías dejado tu puesto sin avisar. Sabías que no pasaría nada, Lily y Andrea estarían demasiado ocupadas poniéndose al día con todo el trabajo retrasado. Pero aun así, Reedmon se daría cuenta de ello.

Sacudiste la cabeza obligándote a dejar ese tema a un lado. Era una de las cosas más complicadas de tu papel. Conseguir mantener separadas tus dos vidas, alternándolas según las necesidades de otros sin dejar que una interfiriera en la mecánica de la otra.

Por lo general resultaba sencillo. Siempre y cuando a Rick no se le cruzaran los cables y te hiciera quedar en pleno Callejón Diagon a mediodía.

Entraste con cierta inseguridad. La que te había acompañado todo el camino. No tenías muy claro que debías hacer. ¿Estaría sentado en una mesa frente a la puerta esperando tu llegada? ¿O quizá respondería al tópico de permanecer en la penumbra de una de las esquinas evitando ser visto por los presentes pero siendo la comidilla del lugar? Tardaste unos segundos en darte cuenta de que estabas parada como una estúpida frente a la puerta del local. Necesitase el empujón de un hombre demasiado encorvado y arrugado para volver a la realidad.

Aprovechaste a entrar detrás de él. El golpe de frío al entrar te refrescó la mente. Echaste un vistazo a toda la estancia intentando ocultar la ansiedad.

No estaba. ¡No estaba! ¿Cómo podía ser? ¿Había sido una broma macabra? ¿Es que alguien te había descubierto? ¿De verdad podía ser que hubieran levantado tu tapadera?

- ¿Señorita Kurtz? - Por un momento el hombre solo recibió una mirada llena de desconcierto. Por suerte, siempre habías sido de reflejos rápidos. - Le están esperando. Primer piso, última puerta a la derecha.

Cuando la chica accede a hacerles la visita, Arianna no puede creerse que haya sido tan fácil. En Inglaterra sin duda les habrían puesto muchos más problemas. ¿Estarían al tanto de su visita? No. Aquello no tenía sentido. Nadie aparte de sus amigos más cercanos sabían que se habían ido a Bulgaria. Y si alguien lo sospechaba no habría pensado que supusieran peligro alguno. 

- Arianna- responde con una sonrisa cuando la mujer les pregunta el nombre.- Sí. La verdad que fue una reacción inesperada.- dice, apoyando las palabras de Ryan sobre lo acostumbrados que parecían a los objetos muggles y, aceptando al mismo tiempo la idea de visitar la cuarta planta. En ese momento se da cuenta de que sigue con el traductor en la mano y se apresura a guardarlo en su bolso. 

Por el camino la chica les acribilla a preguntas, lo que le hace sentir un poco incómoda. En otra ocasión habría estado encantada de contarle a Ministerios de otros países el acercamiento muggle que se estaba intentando llevar a cabo en el suyo. Sin embargo, era evidente que aquella podía ser la peor idea en ese momento y lugar. Menos aún después de las barbaridades que habían oído y que lo más probable es que fueran solo una sombra de toda la verdad. 

- ¿Nunca os habéis planteado utilizarla?- pregunta con respecto a la tecnología con tono casual,sin confirmar nada sobre cómo se hace en su tierra natal, mientras echa un vistazo a lo que se extiende a su alrededor, adoptando una expresión de turista embelesada y soltando un comentario para sí misma.- El parecido es asombroso...

Deja que sea Ryan quien le pregunte sobre la relación existente entre magos y muggles, mientras ella intenta dar respuesta a algo que le ronda la cabeza desde el momento en el que la joven chica ha dejado clara su autoridad en el hall de entrada. 

- Y tú, ¿a qué departamento perteneces?- Era evidente que no entraba dentro de la plantilla de ese departamento en concreto. 

Erica Kurtz. Ese era el nombre que Rick había elegido para ti. El seudónimo que utilizarías siempre que fuera necesario ocultar tu identidad. Un nombre fácil de recordar y un apellido alemán.

Lo encontraste sentado en la silla del austero dormitorio. Vestido elegante pero perfecto para pasar desapercibido. Nada que ver con los estrambóticos trajes que se ponía en los actos públicos. Él también sabía cómo jugar con las identidades.

- Llegas tarde.

Su tono exigente se mezclaba con la sonrisa que siempre te mostraban sus ojos.

Ya estabais siendo guiados por el cuarto piso pero seguíais recordando la conversación del ascensor.

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- ¿Escaleras? - Fue la primera sonrisa cien por cien espontánea que le visteis a la chica. Miraba a Ryan con una ceja levantada, intentando adivinar si estaba o no de broma. Pero sin respuesta.

- La tecnología no es nueva parra nosotros - repitió. - La gente sabe qure existre y quierre conocerr sobrre ella. Aunque prrefierre mantenerr distancias. Ya sabes. La magia siemprre serrá la magia. 

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- Es posible que la tecnología se utilice aunque no a diario - contestó a Arianna como si tal cosa. - Como os he dicho, la gente prefiere mantenerr las distancias con ella.

- Sí, pocos prroblemas - respondió amablemente mientras asentía con la cabeza, esta vez mirando hacia Ryan. Parecía estar distraida con algo. Hasta escuchar el siguiente comentario. Miró a su alrededor, con cierta inseguridad. - Los muggles saben que existe la magia. Solo como concepto - añadió, rapidamente - No saben lo que somos capaces de hacerr ni cómo está estrructurada la sociedad. Nosotrros les dejamos vivirr trranquilos y ellos nos dejan a nosotros en paz. Es un trrato justo. ¿No te parrece? 

Alguien llamó la atención de Bisera. Una chica joven del final de la planta.

- Em... - la última pregunta de Arianna frenó su marcha. - ... Cooperación Mágia Internacional. - contestó animada. Debía gustarle mucho su trabajo. - Ahora vengo. No toquéis nada - Os sonrió divertida. Parecía ser una broma, aunque por si acaso intentaríais investigar todo lo posible sin llamar la atención.

Cuando entré en el Caldero Chorreante, me había soltado el pelo y llevaba otra chaqueta. Sabía como pasar desapercibida y aunque estaba nerviosa había que ser un observador bien entrenado para descubrir las sutiles señales, como me colocaba el pelo detrás de la oreja o como caminaba, con las manos en los bolsillos. Para bien o para mal, de un tiempo a esta parte fingir se había convertido en una constante en mi vida.

- ¿Que?- sacudí la cabeza, desconcertada por un segundo cuando aquel hombre se dirigió a mí por mi pseudónimo. - oh... si, claro, soy yo... gracias - terminé por forzar una sonrisa cordial antes de dirigirme discretamente hasta las escaleras. Maldita sea, Rick a veces podía ser de lo más melodramático.

Una vez en la habitación, apoyé la espalda contra la puerta, estudiando con poco disimulo al hombre sentado en su silla. Cuando se dignó a decir algo no pude evitar poner los ojos en blanco. 

- Si ibas a hacer esto, además de una acreditación tenías que haberme dado un giratiempos - repuse despegandome de la puerta para hacercarme hasta la cama y dejarme caer sentada sobre la misma, apoyando las manos e inclinando por un instante la cabeza hacia atrás. Había sido una mañana de locos y aun no sabía que iba a decirle a Lily.

- ¿que es eso tan importante que no puede esperar a esta tarde?, todavía no se que le voy a decir a Reedmon... - Terminé recuperando la postura para mirarle con seriedad. Cuando no fingía, la gente solía decir que era demasiado seria para mi edad, que debería aprender a relajarme y sonreir un poco más. Era el carácter del este, y quisiera o no, lo llevaba en los huesos.

Me alegro saber que no era el unico que veia que habia gato encerrado en lo de mi padre, aunque fuera por distintos motivos a los mios. Y asenti, apretando los labios, mientras continuaba concentrado en aquel amuleto, en torno al cual cerre la mano hasta casi hacerme daño.

Entonces escuche a Vinny decir que iria sola y asenti, mirandola fijamente, durante un instante- ¿Estaras bien? Si necesitas ayuda... Si me necesitas... Solo dilo, ¿vale? - le dije, mientras una parte de mi, la que siempre habia intentado proteger a los que me importaban, me gritaba que no la dejara marchar. Sin embargo, era consciente de que si ibamos a aquella reunion con Andelin, todo acabaria en desastre. Asi que, tras dedicarle una pequeña sonrisa y un apreton en el antebrazo, me gire hacia Isaac, encontrando surrealista lo que estaba a punto de hacer en aquel momento- Bueno, pues vamonos... Podemos ir en metro. Asi llamaremos menos la atencion. - dije, observandolo, con una media sonrisa divertida en los labios que intentaba camuflar aquel panico que sentia cada vez que debia aparecerme.

-Dime... ¿Has estado alguna vez en Picadilly? - le pregunte, alzando ambas cejas, esperandolo para salir de alli.

Hay una puerta al fondo del pasillo que te llama la atención. Está en la dirección en la que ha echado a andar Bisera, aunque unos treinta metros más allá. Está semi oculta en la pared con una pequeña placa sobre ella. No conoces el significado de la palabra (ni siquiera puedes leerla), pero algo te dice que puede ser un buen punto de partida.

La sobredosis de información era abrumadora. Eran muchos los cachibaches que reconocías y que no llamaban especialmente tu atención. Había alguna que otra variante curiosa, y otros aparatos que ni en tus sueños habrías adivinado para qué funcionaban. Entonces las viste. Una caja cargada por uno de los funcionarios. Andaba deprisa, como intentando pasar desapercibido. Pero te habías vuelto mucho más avispada desde que habías recuperado la vista, y no tardaste en reconocer de lo que se trataba. Un reducido alijo de granadas de mano.

Necesitaste unos segundos para ser consciente del lugar en el que te habías aparecido. Por supuesto lo habías hecho a consciencia, pero había pasado demasiado tiempo desde a última vez que chequeaste la dirección de la casa de Andelin Blair.

El lugar era tan aséptico, frío y cuadriculado como tu hermano. Si no hubieras tenido tanta necesidad de encontrarlo hubieras disfrutado algo más de esa pequeña incursión en parte de su intimidad.

- ¿Qué haces aquí?

La velocidad con la que te reconoció te sorprendió tanto como la fuerza y agresividad con la que se había abierto la puerta de su habitación. En la entrada un Andelin menos impoluto de lo normal. Su respiración rápida y el nerviosismo de sus ojos delataba que estaba en medio de algo. Claro que tú también.

El gesto de autosuficiencia de Isaac te sacó una sonrisa. Parecía que tenía unos padres suficientemente inteligentes como para enseñar a su hijo sangre limpia conocimientos básicos del mundo muggle. Aunque estabas seguro de que, en el terreno, Fisher sería un pez fuera del agua.

No tuvisteis ningún problema para apareceros en vuestro destino. Quizá en otro momento no lo hubieras valorado, pero nunca más ocurriría eso. Esa extensión metálica se encargaría de ello.

- ¿Sabes llegar?

Pregunta banal para romper el hielo, pro supuesto. No estábais acostumbrados a ser cordiales el uno con el otro... como para encima tener una conversación normal.

El ligero tambaleo propio de la desaparición fue la primera sensación que su cuerpo procesó de su llegada, aunque estaba segura de que en el apartamento un sonoro "crack" habría anunciado su presencia. Por lo demás sólo tuvo unos escasos cinco segundos para observar la estancia en la que se encontraba, aunque fueron suficientes para recordarle la imaginación estéril de su hermano.

Al término de sus cinco segundos de gloria, silencio y oscuridad, se encontró de cara con una versión de su hermano desconocida para ella. Era cierto que los detalles eran mínimos para alguien que no llevara la sangre de los Blair, para alguien que no le conociera tan bien como ella Vinny pero ahí estaban, esperando a que alguien reparara en ellos.

Frunció el entrecejo en un gesto extrañado, dirigiendo la mirada hacia la puerta que estaba tras su hermano antes de llevarla de nuevo hasta él.

- Vaya, una vez que no me llamas Berenice y casi se diría que lo echo de menos - ironizó nada más verle. Su relación con Andelin no era buena, aunque desde la muerte de Faye hubiera quedado en stand by pero hacía unos meses, por San Valentín, había descubierto que el miedo que una vez sintiera de él y la decepción que le produjo su rechazo habían desaparecido. Ahora simplemente no eran para nada compatibles y Vinny había descubierto que Andelin no era el único que tenía la capacidad de insultarla, aunque ella prefiriera la burla como medio de comunicación -. Venía a hablar, Andelin - hizo especial hincapié a la palabra "hablar", llenándola de significado pero su expresión se volvió maliciosa, aunque no exenta de sorpresa, cuando realizó el siguiente comentario -. ¿Tienes compañía? Quizás debería volver luego.