Partida Rol por web

Sonrió como toda respuesta a la pregunta de si la mañana había mejorado, feliz por primera vez en lo que iba de día bajo el estrecho contacto con el slytherin, concentrada por completo en sus caricias y sus besos. Por fin podía relajarse, pensar en algo que no tuviera que ver con problemas ni complicaciones, disfrutar. ¿Cuánto tiempo hacía que no se tomaba un rato para algo que no fueran obligaciones? Ni lo sabía ni le importaba en ese momento concreto.

Entonces Ryan se detuvo y ella aprovechó para cambiar la posición y tumbarse a su lado, mirándole con fijeza e intentando no distraerse con su caricia. La besó de nuevo, esta vez con un deseo que activó el suyo propio, el cuál nunca andaba muy lejos cuando se trataba de Ryan. Pero seguía mirándola, dubitativo, incapaz de decir lo que fuera que pasaba por su mente. 

En el momento en el que ella alargó la mano hacia el rostro del chico fue cuando él soltó su pregunta. Detuvo el gesto en el aire, a escasos centímetros de su nariz, le miró y reanudó el movimiento, en silencio. Las yemas de sus dedos barrieron el perfil de su recta nariz, siguieron por los párpados y resiguieron las cejas bajo la atenta vigilancia de sus ojos azules. Lentamente, la caricia descendió hasta los labios del chico perfilándolos lentamente. Posó el índice justo en la mitad, como si le pidiera silencio, y se inclinó para darle un suave beso, con su dedo en medio.

- No - dijo por fin -. Yo no soy la persona que era antes y creo que tú tampoco, Ryan. No somos las mismas personas ni somos los niños que éramos entonces así que a la fuerza ésto va a ser diferente. Aunque yo no lo veo como algo malo.

Dejó que el dedo que quedaba bajara hasta el mentón, ésta vez mirándole a los ojos, para finalmente apartar el dedo de su rostro y buscar la mano con la que el chico no le acariciaba la cara.

Cuando ella se tumba, estiro el brazo, pasándolo bajo su cabeza, abrazándola y acabando por posar la mano en la espalda de ella, dejando que repose la cabeza sobre su pecho u hombro. No recordaba la última vez que pudo tumbarse así en el colegio, sin necesidad de pensar en maquinaciones, problemas o dificultades. Cuando cambió de posición, me limité a ayudarle, a hacerlo mas fácil para ella, y que su posición final fuera lo más cómoda posible.

Cuando acerco su mano, disparé la pregunta. Ver que se paraba, me obligo a retener el aliento, guardar el aire en mis pulmones, sin entender el porqué de retener aquel gesto. Centré la vista en sus ojos, cuando sentí la piel de su mano sobre mi cara, y acabe cerrando los ojos, soltando lentamente el aire, y aquel abrazo, aquella mano en su espalda, se tenso, empujándola contra mí en un abrazo que era mucho más que un abrazo. Un gesto de cercanía, de cariño, de aprecio. De amor.

Y como si pudiera leer mi mente, fui a abrir la boca cuando ella poso sus dedos sobre mis labios, guardando mis palabras, esbocé una pequeña sonrisa, cuando recibí aquel beso que tanto anhelaba, a pesar del poco tiempo que había pasado desde el ultimo. Su primera palabra tras aquel beso, hizo que abriera los ojos, que la mirara a los ojos, en silencio...

...hasta que acabe por ampliar la sonrisa, negando lentamente con la cabeza. Me refería a volver a ser felices... No pude evitar sentir lo gracioso de aquel análisis exacto de la situación. Eran aquellas cosas que me gustaban de ella. Una de las muchas, en realidad.

...pero... Continué hablando, mientras bajaba la mano de su rostro, hasta su mano libre, entrelazando mis dedos con los suyos, y acabando por acariciar su mano con el pulgar, sin borrar esa sonrisa. La pausa se alargo más de lo normal, simplemente, mirándola a los ojos. ...ya que lo mencionas... No espero que esto sea diferente, solo mejor.

...y... aunque me preguntes en un futuro, negaré lo que estoy a punto de decir... Me gusta la Vinny que me envía una nota echándome la bronca por pelearme en clase. Pero que no salga de aquí. Se inclina hacia adelante, quedando a escasos centímetros de dejarle un nuevo beso, sin llegar a hacerlo, mirándola a los ojos.

Lleváis 10 minutos en clase de Transformaciones y allí no aparece nadie. Un hecho más que beneficioso para algunos de vosotros, a quienes les ha tocado cruzar el umbral con más energía de lo establecido. Bastante mosqueados - la mayoría de vosotros - permanecéis en vuestros asientos o charlando con vuestros compañeros, a la espera de que algún profesor se digne a hacer acto de presencia. Sobre todo vosotros, Clarissa y Moses, los únicos que os habéis dignado a acudir a Criaturas Mágicas.

Visto lo visto, os toca esperar. Ninguno os atrevéis a marcharos y a faltar a esta clase, el subdirector Evens no es alguien tomar a la ligera. Pero muchos, deseais que pase como en la anterior y ni siquiera aparezca.

El tiempo se te pasa tan rápido con Lucas que ni siquiera te das cuenta de que ha llegado la hora de ir a Criaturas Mágicas. Lo haces cuando es demasiado tarde y, motivada por el alocado Gryffindor, has decidido aprovechar la buena mañana para dar una vuelta por los terrenos. Como en los viejos tiempos.

Te encuentras en el despacho de Derek. Has pasado con él las últimas dos horas. Aprovechando que ha llegado antes de tiempo, ha decidido no dar su clase y quedarse contigo. Te ha escuchado, te ha preparado una tila y te ha dado el apoyo y la tranquilidad que necesitabas, y que aún necesitas. Pero todavía hay muchas cosas que contar.... si quieres. Ni siquiera has podido hablarle de lo ocurrido ne la torre de astronomía.

La últimas dos horas con Derek han pasado volando. Después de una tila y de haber llorado a moco tendido todas mis penas, lo cierto es que me siento mucho mejor, más relajada que después de hablar con Ethan, con quien apenas pude intercambiar un par de palabras.

Derek siempre ha sido capaz de provocar ese efecto en mi: esa sensación de que nada malo puede pasar, de que no hay de qué preocuparse, de que está allí para protegerme, como ese hermano mayor que nunca he tenido y con el que puedo ser yo misma sin problemas.

Estoy mucho más tranquila y, por primera vez en todo el día, he conseguido dejar de llorar y que se me pasen las ganas. E incluso me he reido con alguna de sus ocurrencias. Además, saber que ha decidido anular su clase por mi, para quedarse conmigo, me hace sentir querida, importante para alguien, algo que necesito ahora mismo más que nada.

Ahora mismo, en este preciso instante, me echo hacia atrás en la silla, con la taza de tila en la mano, después de haber estado largo y tendido hablando sobre Ryan y Vinny, de algunos comentarios mordaces por parte de Derek con el objetivo de animarme y hacerme reir y de algunas que otras sonrisas y lágrimas por mi parte. Ahora solo quedan dos temas de los que hablar y que he intentado postponer todo lo posible: lo sucedido en la torre y esa poción, que sigo queriendo hacer, a pesar de todo.

Miro a Derek durante unos instantes y esa mirada es tan transparente que él mismo debe darse cuenta de lo que sucede, de que hay algo más. Acabo por beber de la taza, sin incorporarme, con esa postura cómoda y confortable. Y, tras unos segundos de incertidumbre interior, decido echarle valor y contarle lo sucedido.

-Derek, hay algo más, algo que no te he contado todavía... -comienzo a decir, pensando en como plantearle aquello sin que llame a mis padres inmediatamente- No te va a gustar, ya te aviso... Pero... por favor, prométeme que no dirás nada y que lo dejarás pasar...

No quiero se la suicida del colegio, ni que todos pienses que voy a intentar volver a tirarme de la torre a la minima de cambio. Tengo claro que ha sido un momento de confusión, nada más, y ahora, tras estas dos horas, tengo más claro que nunca que hacerlo fue una estupidez. Sin embargo, siento la necesidad de contárselo a Derek, de hacerlo partícipe.

-Verás... cuando Ryan me dejó yo... Intenté suicidarme, Derek. Fui hasta la torre de astronomía y me lancé al vacío. - mantengo su mirada hasta llegar a ese punto, en el que la agacho. Lo cierto es que ahora, a posteriori, me siento avergonzada y estúpida al contarlo. Claro que no debería haberlo hecho. Podría haberme matado...o haber matado a Ryan.

-Afortunadamente, Ryan me conoce mejor de lo que creia y me habia seguido. Saltó detrás mio y me cogió en el aire, con su escoba. Me salvó la vida.

Alzo la mirada con cierto miedo a la reacción de Derek, consciente de lo que le acabo de contar. Se que es algo grave.

Ya sé que fue una estupidez, Derek. Ya sé que no debi hacerlo. Pero en ese momento tenía el juicio nublado y no veía más alternativas a una vida sin Ryan. Sé que fui estupida e irresponsable. Y que podría haber pasado algo terrible y no me siento orgullosa de lo que he hecho.

Sólo quería que lo supieras. No quiero ocultarte algo así.

Y aquellos ojos, ahora secos y tan sólo ligeramente hinchados por la llantina de las anteriores horas, se clavan en él, sinceros, para no dejar duda de que lo que digo es cierto.

Una sonrisa torcida cruzó su rostro al oír las palabras de él, tan cerca que casi podía saborear sus labios a esa distancia y oír los latidos de su corazón.

- ¿No eres feliz ahora? - preguntó enarcando una ceja, divertida.

La pregunta no necesitaba mayor respuesta. La sonrisa amplia de Vinny, la perfección del momento, la tranquilidad que habían recuperado y que todo el mundo se había empeñado en robarles ese día eran de por sí las únicas evidencias que ella necesitaba.

Sin apartar la mirada, le rodeó con los brazos, haciéndose sitio con uno de ellos por debajo de su costado y entrelazándolo en las lumbares del chico, donde empezó a trazar pequeños círculos con los dedos sin darse cuenta de ello. Apenas un par de centímetros separaban sus labios y Vinny se disponía a eliminar esa distancia cuando el comentario de Ryan le hizo reír.

- Sigue dándome motivos y no se acabaran las notas - bromeó -. Aunque creo que la próxima vez no me quedaré con las ganas y me iré contigo a la enfermería - conforme terminaba la frase había ido acortando la distancia, rozando sus labios al concluir con la palabra "enfermería" y, antes de que se diera cuenta, se estaban besando de nuevo, ésta vez un beso prolongado, intenso y húmedo -. Sabes... - esta vez no sonreía cuando se separaron, sus ojos le miraban con seriedad -... nunca había vuelto a estar así con nadie. No había tenido ganas de estar así con nadie más.

Sencillamente no sé cuánto tiempo he pasado hablando con Mat. Lo que sí sé es que ha sido suficiente como para arreglar las cosas entre nosotros, hablar de temas más o menos transcendentales y, de paso, olvidarnos por completo de ir a clase de Criaturas mágicas, algo que tampoco me importa excesivamente. Todo el mundo sabe que no soporto esa asignatura.

Apenas hace unos instantes que he entrado a clase con él, y ahora mismo estoy sentado sobre un pupitre, charlando animadamente de Quidditch con él. No he visto a Kate en todo ese tiempo, pero supongo que aún no habrá llegado de clase de criaturas mágicas. Lo cierto es que falta mucha gente en clase y, a pesar de que debería haber comenzado hace un buen rato, lo cierto es que no hay ni rastro de Evens.

-Lo que te decía, tío, que este año yo creo que Slytherin tiene las cosas más jodidas... Míralo así... Si echan a Black ¿Con quién nos van a distraer ahora? Se les habrán acabado los alicientes del equipo... - bromeo, haciendo alusión al atractivo de Isabella, riendo. Desde que llegué, ni siquiera me he podido permitir el lujo de bromear con alguno de mis amigos y lo cierto es que rebajar tensiones es algo que a ninguno nos va mal en absoluto.

Ni siquiera me he molestado en buscar sitio aún. La mitad de la clase está vacía, dudo que tengamos mucho problemas para sentarnos ninguno de los que estamos allí.
 

Manipuladora... Muy bien... La miro de reojo, pronunciando la sonrisa que asoma en mis labios. Podía decirlo tranquilamente, me encontraba a gusto, como hacía años que no me encontraba. Sentía sus caricias, sus manos sobre mí, un gesto que me pareció extrañamente reconfortante.

Su último beso consiguió que, al separarse, me arrancara un corto suspiro, quedando con la boca entreabierta durante unos segundos, abriendo los ojos, mirando sus labios durante unos segundos, alzando la vista hasta cruzar la vista con la de ella, en rotundo silencio. Aunque me quede congelado unos segundos al ver que ella estaba seria. Pero sus palabras no hicieron otra cosa más que hacer crecer cierto ego, cierto orgullo que se plasmo en una sonrisa, silenciosa, mientras la miraba.

Manteniendo ese silencio, apreté ligeramente su mano, antes de soltársela, y llevando mi propia mano hasta su rostro, acariciando su piel como si fuera el mayor tesoro que hubiera visto jamás, sin apartar la vista de ella en ningún momento. Apreté el abrazo sobre ella, pegándola a mi pecho. Finalmente, Vinny, había conseguido que mis mejillas tomaran cierto rubor. ...yo siempre te amé. Nunca me olvide de ti, Vinny. Por más que lo intente, era incapaz de olvidarte... pero... ¿Quien podría?

Con la última pregunta, elimine la distancia entre sus labios y los míos, dejando un beso. Un beso cargado de cariño, cerrado una confesión que posiblemente ella fuera la única persona que la conociera. Una confesión que nadie mas escucharía. No me separe de ella, tras ese beso, mantuve la cercanía, con mis labios aun rozando los suyos, dibujando una pequeña sonrisa.

Con aquellas palabras dije más de lo que habría reconocido bajo cualquier tortura o interrogatorio. No había podido olvidarla, a pesar de mis esfuerzos por hacerlo. Nunca me había sentido tan a gusto, tan lleno con alguien, tan natural. Nunca estuve enamorado de otra que no fuera ella.

La respuesta a su confesión la dejó más que satisfecha y devolvió la sonrisa a su rostro, además del color. No tuvo tiempo de decir nada más puesto que Ryan la silenció con otro beso, permaneciendo casi sin separación cuando éste terminó, dejándole con ganas de más. Pero no eran sólo los besos lo que le encantaba de ese encuentro, era también la complicidad entre ambos, casi imposible de creer.

- El rojo te sienta bien, Ryan - le tomó el pelo, saboreando el nombre. Todo era maravillosamente extraño e imposible y por ello, mucho más encantador. La sonrisa burlona cambió a una más cariñosa al rememorar sus últimas palabras -. ¿Quién podría? - repitió haciéndose eco de la pregunta -. Yo no...Te quiero.

Era extraño. No recordaba haber pronunciado nunca esas dos palabras cuando estuvieron juntos hacía años pero ahora eran las primeras que le venían a la mente al mirar al slytherin. Sus brazos cambiaron de posición, sus manos se cruzaron en su nuca y lo impulsaron suavemente hacia adelante, juntando sus labios de nuevo en un apasionado beso al que esta vez ella no puso fin.

Me sentí atraído hacía ella una vez más, acercando mis labios a los de ella, fundiéndolos en un nuevo beso. Mis brazos rodearon su cintura, tirando de ella hacia mí, situándola parcialmente sobre mí, una vez más, igual que cuando me derribo con su primer beso, minutos antes. Mi beso no se deshizo, saboreando sus labios como si fuera la última vez que los fuera a catar.

Acaricié su cintura, subiendo las manos hasta los costados de la Ravenclaw, siguiendo con aquel beso, disfrutando de sus labios, entregándome a ella como solo a ella me había entregado. Un beso cargado de pasión y deseo, de fuerza y determinación, que acabo con un pequeño mordisco en su labio, antes de romper aquel cálido contacto.

Expulsé el aire de mis pulmones por la boca, sin abrir los ojos, sin romper esa cercanía que me permitía sentir su respiración en mi piel. Cuando abrí los ojos, el primer contacto visual fueron sus ojos azules. Durante varios segundos, mantuve el silencio, simplemente escuchando como ambos respirábamos. El momento era simplemente, perfecto. 

Por más que buscara mejorar el momento, me veía incapaz de hacerlo. Simplemente, quería disfrutar de ella. Simplemente, quería descansar a su lado. Simplemente... quería estar con ella. Mis labios volvieron a verse atraídos por los de ella, en un nuevo beso cálido, lento y húmedo, que acabó por romperse a los pocos segundos, quedando mi frente contra la suya, y rozando su nariz con la mía.

...Lo sé...  Acabé por susurrar, con una amplia sonrisa, complice y divertida. Y mis manos volvieron a apretar su cintura, acabando por recorrer con mis manos su cuerpo, en una caricia infinita.

Llega medio corriendo a la clase de Transformaciones, todavía sujetándose el intento de venda que hace un rato se había colocado alrededor de la mano herida. Aunque el proceso curativo parece haber seguido el camino adecuado, el dolor no ha remitido y el incremento del flujo de sangre dirigido hacia la herida, fruto de la carrera, le hace esbozar una ligera mueca de dolor. Al atravesar el marco de la puerta, recobra inmediatamente la compostura y echa una mirada a sus espaldas. ¡Qué raro! Juraría que Sarah venía detrás mío... Con el ceño todavía fruncido, vuelve a mirar al frente buscando un asiento libre. 

Le extraña ver que hay tan poca gente en la clase y sobre todo ver que sus prisas eran innecesarias, puesto que Bigger Evens todavía no había hecho acto de presencia. Reparando en que hay un par de mesas vacías detrás de Liam y Mat, se dirige hacia ellas. Conforme se acerca, una sonrisa va apareciendo en su rostro al percibir que la tensión y mal rollo que se había instalado entre ambos por lo de Kate, parecía haber desaparecido. 

- Hola chicos. ¿Qué tal ha ido la clase de Criaturas Mágicas?- les pregunta mientras se instala en uno de los asientos tras ellos, procurando usar la mano herida lo menos posible. Malditas mandrágoras... - ¿Sabéis dónde se ha metido todo el mundo?- añade con expresión extrañada. Parece que seamos los únicos a los que hayan afectado las palabras de Vaionali: una clase que no olvidaréis.

Jay entregó el papel con tan sólo el par de frases que había anotado. Ahora se sentía un poco estúpido, tal vez los demás habían hecho toda una redacción de aquello, no obstante le parecía una estupidez a estas alturas tener que hacer estas cosas, como si fuesen niños de primer curso, pensándolo bien...tal vez había algunos de allí que podrían ir a primer curso. 

Se encontró de cara con Moses y le respondió a su pregunta.

- ¿Tienes algún plan? No..no tengo nada que hacer ahora mismo...te sigo.- dijo con una sonrisa. Tal vez las cosas en Hogwarts no irían tan mal después de todo, a Jay le caía bien ese chico y al parecer también él le había causado buena impresión.