Partida Rol por web

Ante la pregunta le miro, fijándome en que sigo sujetando su corbata. Escucho pasos a mi espalda. Alguien se está marchando del lugar, pero antes de mirar tengo que responder y lo hago con decisión.

- Ya tardabas en pedírmelo.- lo hago en forma de regañina pero al momento sonrío y le beso de nuevo.- Creo que eso te responde.

Bajo la mano y la entrelazo con la suya al tiempo que vuelvo a poner todos los pies en el suelo y miro hacia quien se está marchando del lugar comprobando que se trata de Mathew.

- Oh, venga ya. No me digas que me mintió de nuevo y que realmente siente algo por ti...

Suspiro. Iría tras él pero tengo asuntos más importantes que atender y se me acaba el tiempo.

- Eso puede esperar. - Tiro entonces de la mano de Liam y comienzo a caminar rápido hacia las escaleras de las mazmorras.- Ven. Necesito tu ayuda.

Había pensado en Moses para la tarea, pero realmente ahora me importa más bien poco que me vean junto a Liam. ¿Y en quién confiar si no es en mi pareja?

Ya está. Por fin.

Una enorme sonrisa, total y absolutamente sincera, aparece en mi rostro, cuando escucho la respuesta de Kate. Vuelvo a besarla, cuando ella hace el amago la segunda vez, y acaricio el dorso de su mano con mi pulgar, cuando la entrelaza con la mía.

Sí, esto es todo lo que necesitaba. Ya soy feliz.

-Si, claro que me responde... - digo, usando mi otro pulgar para limpiar la sangre de su labio, aún con la sonrisa en mis labios. Ahora mismo no solo estoy pletórico. También se me han quitado todas las penas, de golpe. Y estoy a punto de preguntarle por ese golpe, cuando me hace ese comentario sobre Mat. Un comentario que logra hacerme alzar una ceja, en un gesto de sorpresa.

-¿Cómo? ¿Que siente algo por... ?- sacudo la cabeza, mirándola, con incredulidad, y aquel pómulo izquierdo amoratado que demuestra que no la engañaba en mi mensaje. No, tengo que haber entendido mal. ¿Cómo va a sentir Mat algo por mi? Eso es una locura...

Sin embargo, por segunda vez, no me da tiempo a reaccionar: Kate tira de mi y comienza a caminar, en dirección a... ¿Las mazmorras? La miro, extrañado, pero la sigo, sin dudar, asintiendo:

-Claro... pero...¿Qué tienes que hacer aqui abajo? ¿Y cómo te has hecho eso? - me señalo mi propio labio mientras camino, junto a ella, sin detenerme.

Y sin soltar esa mano, que aún no llego a  creerme que esté agarrando.

Sigo tirando de él aunque le doy explicaciones en bajo para que nadie más nos oiga.

- Escucha, he tenido una idea para poder descubrir al atacante, pero es complicado y peligroso y no quería que ninguno lo supiérais porque no quiero que nadie más se entere. Es la única manera de que no se extienda el rumor o algo y me puedan pillar.- abajo de las escaleras miro a ambos lados desde el hueco de ésta y una vez me cercioro de que aún no hay nadie retomo el camino.- Creo que Clarisse será la siguiente en ser atacada. Estuve hablando con ella anoche y está asustada. La solución para protegerla y al mismo tiempo descubrir al culpable es haciéndome pasar por ella el día en que todos se van a Hogsmead. Y la única forma es con Poción Multijugos. Me he hecho con todos los ingredientes menos dos. Uno es una onza de antimonio que es a por lo que vengo ahora y el otro solo lo puedo conseguir esta noche en el bosque. Ahora te quedarás vigilando que nadie entre en el aula mientras yo me hago con la onza, ¿hecho?

Ya hemos llegado. Llamo tres veces por si hubiera alguien y si no contesta nadie entonces entraré, pero antes le respondo al resto de preguntas a mi compañero.

- El labio ha sido un asunto pendiente que tenía que resolver con June. Ya sabes... y lo de Matt... es gay. ¡Espérame aquí y cúbreme!

Y sin más entro.

Escucho la explicación de Kate, atónito. En primer lugar por la velocidad con la que me lo explica todo,y por la gran cantidad de información que me da en tan poco tiempo. La idea buena, eso es innegable. Sin embargo hay dos cosas en todo aquello que no me parecen del todo bien.

En primer lugar, que se ella quien se haga pasar por Clarissa es algo que no quiero que suceda. No, no quiero que se exponga a que pueda sucederle algo. Y, en segundo lugar, está el hecho de que Clarissa no sea la persona a la que van dirigidos los ataques. Parece que Kate se ha confundido de objetivo...

-Espera Kate... Yo... -intento explicarle que está equivocada, que a quien están intentando matar es a June cuando, de repente, llama a la puerta y, sin darme opción a más, me dice que ha sido precisamente June quien le ha hecho eso. ¿En serio? Frunzo el ceño, enfadado. Que me insulte a mí, vale. Que me odie a mi, vale. Que me cruce la cara a mi, vale. Pero no estoy dispuesto a que le toque un pelo a Kate. Ya hablaría con ella. Eso no va a quedar así.

También en esta ocasión voy a decirle algo, pero entonces sigue hablando de Mat.

¡¿Qué?! ¿Que Mat es gay? Venga ya...

Aunque el caso es que tiene sentido. Por eso antes, cuando le dije que quería ser feliz con Kate parecía tan enfadado. Por eso salió corriendo el día que le dije que iba a dejar a June... Claro, le jode que esté con su amiga. Joder, ahora lo entiendo todo...

Y, por tercera vez en aquella misma conversación, no me da tiempo a reaccionar ante Kate. Y, para cuando voy a decirle lo que opino de todo aquello, ella ya ha entrado en la clase, así que me quedo con cara de imbécil, mirando aquella puerta, sencillamente alucinando con todo aquello.

¡Joder...!

Así que, sumido en todos aquellos pensamientos que me mantienen confuso y descolocado, me apoyo en la puerta, mirando a mi alrededor, vigilando por si viene alguien.

Vamos Kate... Date prisa...

Tengo que hablar de muchas cosas con ella y, lo último que me apetece, encima, es tener que hacerlo en medio de un castigo.  Y, por si acaso, comienzo a pensar en una buena excusa... Nunca se sabe.

Todo el mundo se marcha. Solo me ha bastado aguantar unos largos segundos para que de repente, el hasta entonces saturado pasillo, se despejase. Con las manos en los bolsillos, me acerco a Jay, y le miro con cara de comprender su temor.

- Algún día te acostumbrarás... -comento, aún manteniendo esa sutil sonrisa en mi semblante- Normalmente después de desayunar algunos se van a la Sala Común de su casa, otros se van a explorar el armario de las escobas con sus parejitas, otros se rompen el labio, otros van a la enfermería... Hay quiénes hacen cosas normales, como charlar en el patio tranquilamente o dar una vuelta. Y hay quienes son unos negados y repasan a última hora la clase que toca. ¿Qué crees que es lo más indicado?

Es inevitable, no puedo esconder mi gran sarcasmo. Cada día un espectáculo en el Gran Comedor, cada día prisas, misterios, secretismos, cotilleos... Esto es una escuela, joder, una escuela de magia. ¿Tan increíble les parece tener pareja? ¿O sufrir algún accidente? Ni que fuéramos alumnos de primaria...

- Ahora en serio, creo que toca clase de Herbología si no lo han vuelto a cambiar. Podemos ir hasta allí y esperar al resto, si quieres. De mientras me puedes revelar tus impresiones sobre tu nueva escuela...

La respiración se me entrecorta, y el tiempo parece congelarse cuando Isabella acerca sus labios a los míos. Es tan obvio y lento el movimiento, que no se reaccionar, y acabo por sentir sus labios, sobre los míos. Siento esa ansiedad, ese miedo, esa furia contenida en su beso. Esa presa de sus manos, de su cuerpo y de sus labios hizo que no pudiera moverme. Desconocía hasta que punto quería apartarme.

Pero ese beso no fue correspondido.

Mas pendiente de descifrar esas palabras que no me había dicho, de descifrar el verdadero sentido de aquel beso. Ella nunca se había mostrado interesada por mí. No en este sentido, al menos. El tiempo seguía congelado, mientras las imágenes de lo sucedido en la Torre de Astronomía el día anterior, con Isabella, volvieron. Aquel beso fue distinto, pasional, agresivo, orgulloso y seguro. Todo lo que esperaba de un beso de Isabella. Si hubiera deseado este beso por parte de ella, este, me habría sabido a poco. 

No ha acabado ese beso, cuando abro los ojos, buscando los de ella, y ella rompe el contacto, apartándose unos centímetros de mi. Aun tengo el sabor de sus labios en mi paladar cuando se me ofrece. Son tan irónicas sus palabras, que no puedo evitar dibujar una pequeña sonrisa en mis labios, aun húmedos. Conseguiré que te quedes. El tono suena tan seguro, tan orgulloso, tan... Ryan.

Acabo por soltar la presa de mis brazos sobre el cuerpo de ella. No solo eso, si no que además, añado distancia entre nosotros, mientras me acerco a la pared contraria, a paso lento, sintiendo como el tiempo, poco a poco, vuelve a su normal transcurso. Incluso todo tiene más color, todo parece más natural, y menos sacado de una vieja película muggle.

Como ayer hizo ella, estando de perfil, la miro de reojo, con una lenta mirada, recorriendo su cuerpo hasta clavarla en sus ojos. Y como ayer hizo ella, una enigmática sonrisa se dibuja lentamente en mi rostro, sin apartar la mirada de ella.

...La vida es... una competición. Y nunca puedes estar seguro de que no... aparezca un enemigo, y te arrebaté tus objetivos. Por contra, no me moví. No aún. Tenía claro cuál era el sitio de Vinny, y cual el de Isabella. No era yo quien quería cambiar las cosas. Con aquella frase le había dejado claro que había otra chica en la partida. ¿Quien era? Sabía que Isabella sería lo suficiente lista como para deducirlo. Aunque... por mi parte, esta competición ha... terminado. Sonó a sentencia, tan frio, tan inexpresivo.  Con aquel añadido solo queria decir una cosa: Isabella había jugado, y había perdido.

Estaba ahora en manos de Isabella, la decisión de apartarse de mis objetivos o de pelear por los suyos. De demostrar lo que realmente quería, lo que sentía, y pelear por ello... o demostrar que todo era meramente un juego, y era momento de apagar las luces.

Voy a hablar con Evens. No me moví del lugar, aun observándola. No olvides lo que has dicho. Esta vez, alce la mano, señalándola mientras dije la última frase, refiriéndome a su última frase también. Baje la mano, mirando hacia la puerta. De nuevo, ese mentón alzado. Sacando pecho, esa pose cargada de orgullo, de seguridad, de tranquilidad. Esa mirada de control sobre la situación.

La pregunta de Vinny coge por sorpresa a la señora Keaton, que se queda callada con la boca abierta, justo antes de seguir echando la bronca a Sarah. La gryffindor te mira, entre agradecida y enfadada, resistiéndose todavía a dejar la habitación.

- Usted si que puede, señorita Blair, dudo que vaya a montar el bochornoso espectáculo de su compañera - su respuesta causa un desagradable bufido en Clarks.

Sin dudarlo dos veces, Vinny se acerca hasta la puerta y, haciéndose hueco entre los tres cuerpos que hay frente a ella, entra en la habitación. Se limita a sonreír de forma tímida a Lucas, quien todavía niega con la cabeza algo exasperado. Seguramente, haya recibido por ambas partes sin merecérselo la tunda de ninguna.

Sin esperar más, cuando la ravenclaw entra dentro de la habitación la señora Keaton la sigue, cerrando la puerta tras de sí. En el pasillo quedan Lucas y Sarah, con una desubicada Arianna que no sabe exáctamente qué decisión tomar en esos momentos.
 

Ni idea de lo que está pasando, pensó con perplejidad, encogiéndose de hombros mentalmente. Si no le respondían se sentiría con la libertad de pasar sin permiso, así que con una sonrisa que expresaba su confusión, se coló en la enfermería aprovechando el hueco entre la enfermera y Sarah.

De pronto la puerta se cerró tras ella y el silencio le indicó que se había quedado a solas con la señora Keaton. Un súbito recuerdo la asaltó: Ryan y Liam sospechaban de esa mujer. Arrugó la frente. No seas parcial, tú no has visto nada extraño. 

Con la confianza que le daba su apellido y su rango, caminó con desparpajo por el enfermería en dirección a la cama en la que había dejado a Isaac el día anterior, dispuesta a fingir con todo su ser que tenía todo el derecho a estar ahí.

Me dirijo entre enfadado y triste a apuntarme a la salida a Hogsmeade.

Camina en silencio junto a Vinny, consciente de que seguirla a la enfermería no es precisamente el camino más corto hacia la torre de Gryffindor. Sólo un pequeño vistazo- piensa, mientras permite que sus pasos le guíen. Lo cierto es que quiere ver en qué estado ha quedado Víctor y la gravedad del daño causado por Isabella. 

Al llegar frente a la puerta de la enfermería, le devuelve la sonrisa a Vinny y cuando está a punto de añadir que todavía no se va, que se quedará un rato, tres figuras conocidas abandonan la sala. Algo desconcertada, mira sucesivamente a la enfermera y a Sarah.- ¿Qué le habrá dicho?- piensa, al percatarse de la presencia de Lucas en un rincón, quien parece no estar incluido en la orden de la señora Keaton.- Esa impulsividad suya algún día se la va a jugar...

En lo que parecen décimas de segundo, Vinny ya ha desaparecido en el interior de la enfermería y se encuentra sola con sus dos amigos. Puesto que Sarah todavía parece algo alterada por el hecho de que la hayan echado de la enfermería, Arianna mira a Lucas con gesto interrogante.

- ¿Qué ha pasado?

Todos se fueron a diferentes lugares, Jay se empezaba a sentir como uno de los fantasmas que recorrían Hogwarts, como si la gente pudiera traspasarlo sin sentir nada, sin chocar contra él. Por suerte había alguien más que estaba con él en ese momento y Jay agradeció su compañía.

- A no ser que prefieras que vayamos al cuarto de las escobas a besarnos...mejor vamos a la próxima clase.- dijo Jay sonriendo. 

Cuando fue preguntado por sus impresiones Jay recordó todo lo acontecido en el colegio desde su llegada y le cambió la expresión de la cara por una más sombría.

- La verdad es que me cuesta horrores acostumbrarme a esto, aquí todo el mundo va con prisas, apenas estamos comiendo y la gente ya se está levantando para ir a otro sitio, apenas han llegado al otro sitio y ya se están desplazando a otro. Todos parecen muy ocupados y entiendo que estamos a séptimo curso, pero lo que me parece peor es que sus ocupaciones nada tienen que ver con la escuela... A decir verdad es cómo si todos los presentes poseyeran un Giratiempo y lo estuvieran utilizando constantemente...siempre me siento como el último en la fiesta. - Jay miró a su compañero esperando una respuesta por parte de él.

Echando a andar con Jay a mi lado, nos dirigimos con tranquilidad hacia la clase de Herbología. Aún tenemos tiempo; no vamos excesivamente sobrados pero tampoco hace falta echar una carrera. A medida que mi compañero me va revelando sus impresiones, no puedo evitar sonreír.

- Cuando llegué a Hogwharts, hace ya demasiados años, esto ya era así. Me veía menos involucrado en esta espiral de acontecimientos supradidácticos porque tampoco me relacionaba con nadie. Luego adoptaron al cachorro solitario y... -y desde entonces hago de niñera de todos, pero me estoy prometiendo a mí mismo que esto no va a seguir así. Niego levemente con la cabeza, quizás para substituir esas palabras que resuenan en mi mente y traducirlas así a mi compañero- pero siempre han habido estas preocupaciones. Aunque lo del incidente en el tren de Hogwharts es algo nuevo. Espero que finalmente no sea nada grave.

No he sonado muy convincente en esto último ya que tampoco creo que sea casualidades de la vida que justo el año en el que se plantean avanzar con el acercamiento muggle sucedan estos incidentes. Pero quién sabe... Espero que lo solucionen pronto, de todos modos.

- ¿Y qué me dices de ti? ¿Estás en la casa Slytherin por ser el hijo del Personal Adjunto del Ministerio de Magia o es que escondes a una gran serpiente adormecida bajo esa calma exterior? -le pregunto de manera directa y sin dar muchos rodeos -no creo que tener curiosidad sea nada malo- pero eso sí, esbozando mi ya típica sutil sonrisilla. Sinceramente, no creo que todos seamos como nos etiquetan, aunque alguna excepción habrá.

Jay escuchaba mientras iban hacia la próxima clase.

- Verás, yo creo que la ambición no es una característica negativa, si está en mi mano la solución a un problema voy a resolverlo o voy a caer muerto buscando la respuesta, para mi no existe un punto intermedio. En cuanto a las serpientes...en su hábitat natural no atacan si no es por su propia supervivencia, si hay una serpiente que cause perjuicio lo mejor es cortarle la cabeza y acabar con el problema.- dijo él sin mirar en ningún momento a Moses. Al cabo de unos segundos miró lo miró fijamente y le dijo- Moses, por el comportamiento de algunos alumnos me huele como si se hubieran creado grupos secretos...¿tú sabes algo al respeto? 

La pregunta era directa, pero Jay ya estaba harto de mantenerse al margen de esa situación.

Menuda pregunta me hace. Soy adicto a averiguar conspiraciones y tramas extraoficiales desde el alto mando del Ministerio de Magia. Veo conspiraciones por doquier, pero claro, luego el loco soy yo y estas cosas no tienen cabida en la realidad figurativa.

- Amigo mío, no te falta razón para mantener tales sospechas. Empezando por el extraño comportamiento del profesorado hasta las peculiares situaciones vividas por ciertos alumnos de la escuela, aquí hay algo que no es normal, algo con una espesa estela de secretismo. Creo que los profesores están investigando de manera secreta los sucesos graves que últimamente están asolando la escuela. Y no me refiero a los culebrones de nuestros compañeros precisamente... -no puedo evitar soltar esa puya, es lo que hemos estado viendo únicamente estos últimos días- Del mismo modo, ¿qué hace imposible que algunos alumnos se dediquen a hacer sus propias investigaciones? Hasta yo mismo casi me animo a hacerlo. Quizás este fin de semana que la escuela va a estar en calma me dedique a husmear por ahí por mera diversión... como si de un reto que nadie me ha lanzado se tratara.

Que te separes de esa manera parece descolocar a Isabella. Es por eso que tarda unos segundos en reaccionar y volver a acortar distancias contigo, tiempo que te permite observarla detenidamente y guardar en tu cabeza cada centímetro de su cuerpo. - Las competiciones no terminan hasta que todas las partes salen de ellas - te responde.

Te sostiene la mirada, seria y fría, aunque con bastante más ansiedad que la tuya. Os quedáis callados, en silencio, hasta que decides romper esa tensión. Y hablas de Evens y de su promesa. La slytherin asiente en silencio y, cuando parece que va a marcharse, te sujeta de la mano. La caricia es suave y delicada, un gesto muy poco típico de ella. - Nunca permitiré que nadie me arrebate lo que es mio. Y mucho menos, si se trata de la persona a la que quiero. - No es hasta que te dedica un ligero apretón que consigues volver en ti, y para cuando quieres darte cuenta se está dirigiendo a la salida.

Entras en la enfermería y vas directa hacia la cama de Isaac. En el camino no te pasa desapercibido que el cuerpo de Victor no está  visible. Seguramente se encuentre detrás del biombo colocado a la derecha de la enfermería y que, hasta ahora, nunca había estado allí. La sola imagen de su estado te produce un escalofrío. Por suerte, la intervención de la señora Keaton te permite dejar a un lado todos esos pensamientos.

- Señora Blair, a este paso voy a tener que hacerle un hueco en mi despacho. - la broma de la señora Keaton te molesta. Quizá en otra ocasión la hubieses encajado mejor, pero no en ese momento. No después de todo lo que estaba pasando. - Te interesará saber que tu novio está mejor - la manera con la que se refiere a Isaac te hace dar un respingo y girarte hacia ella bruscamente. Observas como se acerca hacia él y le acaricia la frente. Tú también acortas distancias. No te pasa desapercibido que su color está mucho mejor. - Este chico es fuerte, muy fuerte. Volverá con nosotros antes de lo que pensamos.

Lucas no tarda ni un segundo en aprovechar la oportunidad que le has brindado y se acerca hacia ti, alejándose del huracán Clarks. Mientras tu amiga lo mira con el ceño fruncido, como si fuese el causante de todos los males. Eso sí, algo te dice que el gryffindor no tiene nada que ver con todo lo ocurrido.

- Qué va a pasar, Ari... no ha pasado nada - comienza Lucas, claramente molesto y contrariado. - Sarah a decidido sacar a relucir sus dotes de enfermera y se ha dedicado a cuestionar todas las decisiones de la señora Keaton. Y entonces...

- Y entonces nada - increpa tu amiga, cortando el discurso - Esa vieja chocha, que se ha dedicado a poner trapitos como si se hubiese hecho un corte. ¡¡Se está desangrando, joder!! ¿Es tan difícil de entender?T

Tras sus palabras guardáis silencio. En momentos como ese sabéis que lo mejor es no soltar ninguna palabra que pueda alterar más a la fiera.
 

La imagen de Victor en el gran comedor había sido lo bastante negativa para permitirle imaginar el aspecto que tendría entonces, cubierto de vendas, pero el ver sólo su silueta extrañamente abultada era sumamente perturbador, dejando a su imaginación los detalles que escapaban a su visión.

Reprimió un escalofrío, consternada, para fijarse en Isaac, que parecía dormido, perdido en un sueño profundo sin sufrimiento ni dolor. Sin enterarse de nada de lo que está sucediendo a su alrededor. Ah, Isaac..., espero que despiertes pronto pero seguro que cuando lo hagas desearás dormir por más tiempo. Fue entonces cuando la mujer le soltó ese comentario que le hizo volver el cuello bruscamente hacia ella, notando un latigazo doloroso en las cervicales a causa de la rapidez y la fatiga.

- No es mi novio - contestó de forma automática, sintiéndose algo perturbada. Claro que con tal como estaban yendo las cosas entre nosotros, podría haberlo sido. Sintió como la culpa ardiente se expandía por su estómago. Observó su semblante sereno, mitigando la culpa con una pizca de alegría. Te pondrás bien, pronto volverás a bromear. Alargó una mano para acariciarle el brazo con cariño -. ¿Se sabe ya algo de lo que le pasó, señora Keaton?

Su tono de voz respetuoso e ingenuo, aparentando más desconocimiento del real, tenía un simple objetivo: averiguar información en boca de alguien que no fuera su hermano.

Finalmente llegas a la Sala Común y vas directo los tablones. Justo cuando vas a sacar la varita para apuntarte, una rubia cabellera llama tu atención. Es Clarissa que se encuentra sentada en uno de los sillones frente a la chimenea.