Partida Rol por web

Retorno

Capítulo 5. Veritaserum

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26/09/2014, 13:25
Kate Starks

La expresión de Kate se fue ensombreciendo conforme escuchaba las noticias que Lucas le iba contando. ¡La de cosas que estaban pasando en el mundo mágico y ella tan feliz! El mundo que tanto amaba se iba desmoronando. Pero aún estaba por llegar lo peor. Regina Oswald había muerto.

Una sensación de pesadez se apoderó de Katherine. No la conocía mucho pero aunque Regina era Slytherin siempre se había comportado con educación. Sin contar lo que había podido sufrir con la ruptura de Ryan. Y ahora la habían atacado. No. Peor. Estaba muerta. Asesinada por el mismo grupo que mató a Faye, a Josh, a Sam y a Víctor. ¡¿Quién sería el siguiente?! ¡Por qué tenía que ocurrir todo aquello!

Kate cerró los ojos con pesadez. Estaba triste. No era la misma tristeza que se apoderó de ella ante la noticia de Faye, pero a Regina la conocía. ¡Todos sus conocidos estaban desapareciendo! Estuvo varios segundos en silencio, tragando con dificultad debido al nudo que tenía en el estómago. Quería ayudar. Salir de aquella burbuja y encontrar al culpable de todo aquello.

- Lo lamento.- una mezcla de enfado se apoderó de ella. ¿Por qué tenía que enterarse de las cosas solo cuando preguntaba? ¿Por qué nadie acudía a ella cuando necesitaba colaboración y ayuda? ¿Desde cuándo se había convertido en alguien que necesitaba suplicar por información? Estaba enfadada, porque Lucas había elegido a Sarah para sus investigaciones. Porque no la quería a su lado. Porque Liam la dejó siempre apartada de todo. Estaba cansada de todo aquello.- ¿Cuándo es el funeral?- preguntó en un tono bastante extraño. Estaba triste por lo de Regina, y seca porque se sentía apartada y abandonada. Como si no valiera para nadie ni un cuarto de la mitad de lo que siempre había creído que valdría.- Tranquilo. Es la última pregunta que te haré. A partir de ahora me iré de casa e investigaré por mi cuenta. Me encargaré de mis propios asuntos. Como todos.

¿Qué le dolía más? ¿Estar sola aguantando el dolor? ¿No poder ayudar? ¿Sentirse inútil? ¿Impotente? ¿Ajena al mundo al que pertenecía? ¿Haber dado de lado todos los problemas por el ansia de tranquilidad, felicidad y paz? Estaba harta de que no contasen con ella. Estaba harta de despertar recelo en vez de confianza. ¡Era Katherine Starks!

 

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26/09/2014, 18:07
Narrador

Estabas ya acostada en la cama cuando una lechuza llamó tu atención a través de la ventana.

Kate,

Gracias por el regalo, espero que estés pasando unas buenas navidades y que todos en tu casa estéis bien. Quería pedirte un favor. ¿Le podrías preguntar a Jason acerca de todo lo que recuerda de la noche en que murió Faye? ¿por qué se separaron? ¿cómo acabó Faye en la torre del reloj? ¿estaba diferente últimamente? ¿vieron algo extraño? Sé que esto será duro para él pero es necesario.

Gracias de antemano,

BB

Notas de juego

(Escena cerrada para ti)

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26/09/2014, 18:09
Narrador

Notas de juego

(Escena cerrada para ti)

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26/09/2014, 18:25
Narrador

Notas de juego

(Escena cerrada para ti)

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26/09/2014, 22:18
Narrador

Cuando llegaste a tu habitación lo primero que captó tu atención era el mueble que había delatado la presencia de Rebecca en tu hogar. Te sentaste en la cama, cansado. Había sido demasiado para un solo día. Cuando estabas a punto de irte a dormir dos lechuzas llegaron prácticamente a la vez.

El dia 6, donde dijimos, cuando dijimos. Hay que hacer algo. Ya.

Por cierto, gracias. Me ha encantado.

L.

Ryan,

Gracias por el regalo, lo leeré con atención a ver si es cierto lo que dijo la vendedora. Escucha, posiblemente ya lo sabrás pero tienes que ocultarte o forzar a que tu familia se posicione oficialmente en contra del acercamiento muggle, me parece que ahora es el modo más seguro de que sobrevivas porque parece ser que eso es lo que se oculta tras la muerte de tanto adolescente.

Por cierto, ¿sabes algo que yo no sepa sobre el asesinato de Faye? ¿tienes algún indicio del culpable o del motivo o de por qué Faye estaba en la torre del reloj? No parece encajar en el patrón de muertes que están siguiendo o quien estaría muerta sería yo. Siento ser insistente con todo esto pero es importante para mí.

Besos,

Vinny

 

Notas de juego

(Tras escribir la reacción a los ambos post queda cerrada la escena para ti)

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26/09/2014, 22:20
Narrador

Por fin estabas en tu habitación. Había resultado un día mucho más duro y cansado de lo que hubieses esperado. Por eso, cuando escuchaste la lechuza al otro lado de tu habitación, no pudiste sentirte molesta. ¿Quién podía ser ahora?

El dia 6, donde dijimos, cuando dijimos. Hay que hacer algo. Ya.

Por cierto, gracias. Me ha encantado.

L.

Notas de juego

Tras escribir la reacción de los dos últimos post esta escena queda cerrada para ti.

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27/09/2014, 12:03
Ryan Jackson

Ya había guardado aquella cajita que mi propio tío me había entregado cuando entré en mi propia casa. Solo tenía un objetivo, solo una misión superior: Saber la verdad. Ascender en la jerarquía de poder -En la nueva en la que ahora me veía arrastrado por fuerza mayor.- a base de palabra, acción y conspiración. Tener el poder para controlar a los demás, controlar la información, dominar, decidir. Y aquella escalada de poder se dibujó en mi mente como un esquema mental.

Comenzar por Artyon Black, quien gracias a su trabajo sabría mucho más que muchos de los que allí estaban. Después Cassandra, quien con su posición me aseguraría un rápido ascenso en la cadena de mando del Ministerio. La relación con su hija, Isabella, me aseguraría una buena predisposición a mis opiniones, palabras y peticiones. Solo debía mover los hilos con cuidado antes de empezar el último tramo de mi plan.

Amycus.

Recordé las palabras que Evens -persona que por cierto echaba en falta allí- me dijo meses atrás. Una frase que día a día cobraba sentido. La realidad es un puzle donde cada uno tiene solo una pieza. Conocer la realidad es saber juntar las piezas y retroceder un paso para contemplar la composición. Y eso solo quería decir una cosa. Necesitaba más piezas. Cada uno de los presentes tenía la suya. Si sabía jugar mis cartas, podría ver lo que estaba pasando.

Por eso, al entrar en la fiesta nuevamente, con aquel porte señorial, seguro de mi mismo, que destilaba estilo, elegancia y poder y que no mostraba rastro alguna de duda o temor. Mis ojos pasaron por la sala, buscando a mi primer objetivo mientras tomaba una de las copas con alcohol de la mesa, dándole un corto trago.

Fue entonces cuando me di cuenta de que algo no cuadraba. Todas las miradas iban dirigidas a una persona que estaba en uno de los laterales de la sala. Crucé mi mirada con la de Cassandra Black, un solo instante para llevar mi mirada hacia el objetivo inquisitorial de todos los presentes. Amycus. Todavía no sabía que estaba pasando, pero era totalmente consciente que me arrancaría el aliento, que me helaría la sangre.

Como previsión a esto, mis músculos se tensaron, haciéndome quedar rígido como una piedra, como si me estuviera preparando para algún tipo de impacto que no sabía por dónde vendría. Involuntariamente, mi primer pensamiento fue pensar que algo le había ocurrido a Isabella. Imposible. Me negué a pensar, apretando la mandíbula.

Por eso, no sentí aquel abrazo proveniente de mi madre hasta que no me habló. Su voz hizo que la reconociera, pero no que la mirara, no que me moviera, no que contestara. Jamás me llamaba así. Jamás había intentado apartarme de algo así. Pero yo debía estar allí, pasara lo que pasara. Y si algo le había pasado a Isabella, más le valía saber esconderse quien fuera el culpable, pues no pararía hasta matarlo con mis propias manos.

- Suéltame. - Exigí a mi propia madre, tirando del hombro para soltarme mientras miraba a Amycus. La espera de aquella noticia estaba destrozándome por dentro. Pero por fuera... por fuera seguía siendo un muro liso, frío e insensible.

Solo fue aquella pregunta que lanzó Malfoy desde el otro lado de la habitación, cuando el silencio fue reinante lo que me hizo ponerme en lo peor. Cerré los ojos, cogiendo aire y preparando no solo mi cuerpo, también mi mente para la funesta noticia.

La Heredera de los Oswald ha muerto.

La gratuicidad de las palabras de Malfoy consiguió que en mi pecho se amontonara una amalgama de sentimientos enfrentados. Isabella estaba bien, todavía. Dejé escapar el aire por la nariz, lentamente, aliviado. Pero poco después, la voz de Regina resonó en mi cabeza. Pidiéndome que me quedara con ella, pidiéndome que no la abandonara. Sonriéndome, mirándome, abrazándome. Por poco que me gustara, parte de ella había quedado impreso en mi, una parte que odiaba, pero no por ello menos necesaria. La tensión en mi mano desapareció y me faltó la fuerza.

La copa escapó de mi control y se precipitó contra el suelo, partiéndose en mil trozos distintos.

Había muerto mucha gente. Amigos míos. Pero aunque con Regina la relación en los últimos meses hubiera desaparecido, lo cierto era que años saliendo juntos no se podían olvidar fácilmente. Todas aquellas imágenes de los momentos que pasamos juntos pasaron por delante de mis ojos, recordándome que durante una época de mi vida, fui feliz con ella. Que en una época de mi vida, ella me había conocido mejor que yo mismo. Y lo más importante. Que durante una época de mi vida ella había tenido el placer de verme sin aquella máscara que tanto me gustaba llevar. La de la indiferencia.

En aquel momento, no sentía el corazón latir. No sabía cómo reaccionar, que hacer. Simplemente, seguía con la mirada fija en Amycus, esperando que este hablara, que desviara la atención y las miradas que estaban dirigidas a mi persona. Pero no fue así, como si aquel fuera un macabro espectáculo en el cual uno esperaba a que el más afectado se derrumbara.

No les daría tal placer.

Alcé el mentón, mientras reunía las fuerzas necesarias para poder articular el primero de mis pasos hacia mi habitación. No os daré este placer, morbosos de mierda. Me repetí, pasando la mirada por los presentes. - Si me disculpan. - Fue lo único que dije, educado y señorial, sin dejar atisbo de dolor o pena en mis palabras, ni en mis gestos.

Salí de allí, a paso lento, subiendo las escaleras hasta mi habitación. No conseguí llegar hasta mi habitación, cuando sentí la necesidad de detenerme a medio camino, en medio del pasillo a reponer fuerzas, a reponer el ánimo y hacer acopio de voluntad para, al menos, llegar a mi habitación.

Miré hacia atrás, desconfiado, paranoico. Miré a ambos lados, en cada habitación por cuya puerta pasaba. Nada. Nadie. Solo. Solo... demasiado solo, quizás. Por eso cuando llegué a la habitación, me derrumbé sobre la cama. Saqué las pociones, dejándolas en la mesita de noche, y miré el armario una vez más.

Rebecca. Pero no solo Rebecca. ¿Quien más, entonces? Me pregunté, mientras me tumbaba en la cama, mirando el techo, aun vestido e incapaz de dormir, pensando sobre todo lo que estaba sucediendo. Sobre todo lo ocurrido.

Sobre lo que ocurrirá.

Y no sé cuantas horas pasaron. Ya no escuchaba gente en la planta de abajo, sentía el frío golpear mi piel con dureza a causa de la ventana abierta en Navidad, y aun así no parecía importarme. Pero en cuanto sentí moverse algo ene l marco de la ventana, en un gesto puramente reflejo, puramente instintivo, apunté con la varita hacia ella. Hasta que vi aquellas dos lechuzas que reconocí. Liam y Vinny.

Me parecía imposible que Liam contestara tan rápido a mi segunda lechuza. Por eso, a pesar de recoger las cartas, seguía empuñando la varita, cansado, pero no por ello con menos resolución o determinación.

La primera carta era de Liam. Paleto. No pude evitar pensar, negando con la cabeza. Era la respuesta a mi primera carta, la del regalo. Es tan paleto...  Me repetí, negando con la cabeza. El día seis de Enero donde siempre. Eso era esperar mucho tiempo. Pero antes quizás sería peligroso. Rompí la nota en cientos de trozos que lancé por la ventana, como si fuera una nube de polvo.

La segunda carta, nada más verla, sentí el mismo deseo de leerla, que de quemarla ipso facto. Vinny. Hacía dos meses que la había dejado, y no me había enviado ni una mísera lechuza. No, hasta que yo lo hice. No solo había olvidado mi petición de no olvidarme, sino que además había tenido la poca vergüenza de contestar.

Dejé la carta sobre la mesa, apuntándole con la varita. Incendio. Incendio. Incendio. Repetí tres veces, mentalmente. El deseo de quemarla era fuerte, pero no salía la palabra de mi boca. Cansado, lancé un largo suspiro, guardando la varita y sentándome en mi escritorio, viendo la paradoja de todo aquello.

Sentado en mi escritorio, a punto de leer una carta rodeado de los libros con los que pretendía sacar a Isabella de San Mungo. De ironías está pintada la vida. Puta vida tt. Rompí un extremo de la carta, sacándola y abriéndola para comenzar a leerla.

Hubo varias cosas que me llamaron la atención de aquella carta. La primera, el tono frío que tenía, carente de emoción o deseo alguno de cercanía. Es como si la hubiera escrito yo.  Pensé, mientras seguía leyendo. Después, me llamó la atención que, sabiendo su opinión, declarara que mi familia debía declararse en contra del movimiento de acercamiento. Esto es una locura. Me repetí, antes de seguir leyendo.

El asesinato de Faye. Aquello estaba obsesionando a Vinny, la estaba condenando. No, no sabía nada de lo sucedido con Faye, la primera y única noticia que había tenido de la muerte de Faye fue por labios de Vinny. Plegué la carta, rompiéndola en trozos pequeños y tirándola a la basura.

Ahora tenía otras preocupaciones como saber quien quería matarme o sobrevivir. Mañana escribiría un par de cartas.

Porque hoy... hoy era momento de descansar.

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28/09/2014, 00:07
Arianna Weasley

Arianna estaba en la cama, terminando de ponerse el pijama para irse a dormir. La noticia recibida hacia menos de una hora en la cocina todavía le aguijonaba la mente. Había acompañado a su prima y sus tíos a la salida antes de marchar a su habitación. No había querido incidir más en todo lo que estaba ocurriendo, pues quedaría como una insensible. Y no lo era. La muerte de Regina le importaba. Era la única chica de la casa Slytherin con la que podría haber tenido una amistad, tras la ruptura de ésta con Ryan. Una persona buena e inteligente. Pero, por desgracia, también perteneciente a una de las familias de entre la élite de los limpios. El patrón mencionado por su padre se seguía cumpliendo. Pero, por supuesto, no podía dejar de lado el hecho de que no todos los atacados cumplían esta característica. 

Se mete en la cama, cerrando los ojos, pero las posibilidades de la muerte de Regina no le dejan gozar de la oscuridad, y la tranquilidad que trae consigo. Oye un aleteo. ¿La habían matado con lechuzas? Se da media vuelta en la cama, pero el aleteo persiste. Abre los ojos y localiza la fuente del ruido. Da un respingo, de manera instintiva. La última lechuza que había entrado en su habitación le había picado y le había obsequiado con una amenaza. Con cautela se acerca ella, para desatar la nota en su pata y, por unas décimas de segundo, deja salir el aire de sus pulmones aliviadas. Es de Liam. Guardando la nota en la mesilla de noche, vuelve a acostarse, esperando que las pesadillas le dejen conciliar el sueño.