Partida Rol por web

Después de comer en el campo de quiddich. Ven solo.

¿Antes de comer mejor? No puedo después de comer. Te lo contaré luego. Es algo ineludible.

Antes de comer imposible. Da igual.

¿Y ahora, en el descanso? O a media tarde, antes de la cena. No da igual, Mat.

Antes de comer. En el descanso o después de la clase de transformaciones. Solo.

No me esperaba recibir respuesta a mis últimas palabras, han sido muy cortantes, pero al ver que Liam insiste me lo pienso dos veces. La verdad es que no puedo dejarlo pasar. Mi gesto se suaviza un poco y escribo en el pergamino unas palabras. Sé que todo lo que ponga lo va a leer Kate así que decido no poner demasiado.

-Puede que al final te haga caso, Clarissa.-Le digo a mi amiga antes de girarme para entregarle la nota a Liam.

Los ojos de Andelin te analizan lentamente. No le pasa desapercibido tu estado. Se queda quieto mientras avanzas hacia él. Parece que, en cualquier momento, va a volver a agarrar por el cuello. Pero no lo hace.

- No, no lo haría - la respuesta te coge por sorpresa. Aun así, sigues avanzando. Y Andelin, no dice nada. El sonido hueco de sus pasos alejándose hace que, por mucho que quieras evitarlo, acabes volviéndote hacia él. Se está marchando. Justo antes de empezar a bajar las escaleras, se gira hacia ti. - Tienes unos minutos. - Hace un amago de continuar, pero acaba deteniéndose de nuevo. - No hagas ninguna tontería Jackson, solo empeorarías las cosas. Si cabe. - Y por fin, desaparece.

- Blair se apiada y yo estoy al borde del abismo - las palabras de Isabella hacen que retomes el camino que hasta ese momento era tu prioridad. La luz se atenúa poco a poco, y necesitas varios segundos para encontrarla. Se encuentra en la celda más apartada, sentada en el suelo y acurrucada junto a los barrotes. El movimiento de su mano, intentando acercárse hacia ti, no te pasa desapercibido. El ritmo el suave, tanto como su voz. - Me alegro de que nunca te des por vencido, Ryan.

Después de comer en el campo de quiddich. Ven solo.

¿Antes de comer mejor? No puedo después de comer. Te lo contaré luego. Es algo ineludible.

Antes de comer imposible. Da igual.

¿Y ahora, en el descanso? O a media tarde, antes de la cena. No da igual, Mat.

Antes de comer. En el descanso o después de la clase de transformaciones. Solo.

Ahora, en el descanso, si quieres. Nos vemos fuera y hablamos en algún sitio más tranquilo.

La contradicción en la respuesta de Mat me descoloca. Aún así, decido no postponer más las cosas y adelantar acontecimientos. Lo cierto es que su nota me ha intrigado y quiero saber más. Y, cuanto antes, mejor.  Doy una última respuesta y vuelvo a pasarle la nota, con rapidez.
 

Esperaba una reacción violenta por su parte. A decir verdad, había llevado una de las manos a la espalda, para ocultar el hecho de que estaba tomando entre mis dedos la varita. Si pensaba que iba a amedrentarme ante su presencia estaba más que equivocado: Siempre me había crecido ante las adversidades, y él no sería una excepción.

La falta de actuación de Blair, así como su respuesta hacen que me plante ante él unos segundos, manteniéndole la mirada, dejándole claro que ni le temo, ni me dejare pisar por él. Paso de largo hacia ella, cuando escucho que se va. Me giro, frunciendo el ceño y apretando la presión de mis dedos sobre la varita, aun oculta... cuando me da tiempo. Y tiene la desfachatez de darme consejos.

A mí.

Hijo de la Gran Puta. Algún día, no muy tarde, tu y yo ajustaremos cuentas. Tienes mucho por lo que pagar. Aprieto la mandíbula, observando cómo se marcha en silencio, hasta que escapa de mi marco visual. Y en cuanto desaparece, retrocedo un paso, apuntando con la varita hacia la cerradura, guardando silencio.

Pero no pasa nada.

Y son las palabras de Isabella las que hacen que baje la varita. Solo empeoraría las cosas. Si cabe. No puedo evitar dibujar una pequeña sonrisa, pensando que son las mismas palabras que uso Andelin. Al borde del Abismo se tienen siempre las mejores vistas. Contesto, acercándome y agachándome, poniéndome de cuclillas junto a Isabella, agarrándole la mano, y dedicándole una amarga sonrisa. Nunca la había visto así. Sabía que lo único que ahora necesitaba era... que alguien estuviera con ella.

Estabas escuchando. No esperaba que estuviera atenta. O que reconociera mi voz. En realidad... era todo lo contrario. Esperaba de ella que siempre estuviera atenta, y que reconociera mi voz pasara lo que pasara. Hay cosas por las que merece la pena no rendirse jamás, Isabella. Como tú. No acaba la frase. Pero está claro que por el tono, allí faltaba algo que no acaba por decirse, algo que solo piensa.

He hablado con Evens... Haremos lo posible por sacarte de aquí. Él y el profesor Jackson intentarán interceder por tú ante Vaionali. La pausa de mis palabras se me hizo eterna. Agache la mirada unos segundos, mientras acariciaba la mano de Isabella con el pulgar. Tragué saliva, alzando la mirada hacia ella, clavando los ojos fijamente en los de ella.

Saldremos de esta, como siempre. Vuelvo a hacer ese amago, de intento, de sonrisa. En el mejor de los casos, una sonrisa amarga, que intenta ocultar el verdadero temor que tengo por lo que le pueda pasar. El silencio se vuelve a hacer eterno, sin saber que decir, mientras mantengo la mirada puesta en la de ella, a través de esos barrotes. Bajo la mirada, pensando, y finalmente, suelto su mano un momento, y junto las mías propias para alargar la mano hacia ella una vez más, abriendo su mano, dejando algo en la palma y cerrándole la mano. Mantengo el gesto, sujetando su mano con la mía propia.

...Quédatelo. Es mi última palabra, antes de soltar su mano, e incorporándome, poniéndome de pie, con gesto lento, y sin apartar la mirada de ella.

Con la intervención del profesor - a mi parecer bastante suave- regresamos a nuestras posiciones aunque no puedo evitar, mientras escucho a Liam, mirar en dirección a Vinny que al parecer prefiere irse de clase.

Mi primera reacción son ganas de ir con ella y acompañarla, porque imagino que soy la que mejor la comprende en estos instantes. Se debe de sentir incomprendida, avergonzada y dolida tanto física como psíquicamente.

Menudos salvajes.

Ya en los asientos nuevamente y cuando recibo mi fantástico 2,5 que me hará llorar en cuanto tenga cosas menos importantes a las que atender, miro cómo Matt pasa olímpicamente de mí evitando hasta mirarme. Pongo los ojos en blanco, algo dolida por su incomprensible actitud. Y luego, para más colmo, empieza a enviarse notitas secretas con Liam. Una tras otra y, a pesar de que siento el impulso de querer saber de qué hablan, mi enfado lo impide. Estoy cansada de que Matt se comporte de esta manera cuando hace menos de un día me había dicho que no existía problema alguno.

Echo el aire enérgicamente por la nariz, contrariada y con clara cara de enfado, molestia y preocupación. ¿Dónde estará Vinny? ¿Estará bien? ¿Se sentirá como si fuera una cualquiera? Quiero reconfortarla, porque solo yo la entiendo en estos momentos. Lo intuyo y quiero ayudarla.

Iré a buscarla luego. Además, quiero comentarle lo de la Poción. Quizás se enfade. Pero es muy probable que, al saber de que se trata para salvar a su mejor amiga, me ayude.

Liam tiene razón en todo lo que dice.

- Sí. Estoy contigo.

June se estaba masajeando la mano que se había dañado tratando de domesticar una de esas "simpáticas" mandrágoras. Herbología no se le daba bien... nunca se le había dado bien, cuando pensó en los motivos que tuvo para elegirla se volvió a enfurecer consigo misma... lo había echo cuando estaba saliendo con Liam, para estar más tiempo con él... Que estúpida había sido... y que lástima que al mandrágora que se le escapó no hubiera golpeado también a Kate...

Cuando el profesor comentó lo de la nota, frunció el ceño, realmente no sabía que poner ni si era el momento adecuado para pensar en eso, estaba tan cabreada con lo que le había pasado, que probablemente terminaría escribiendo alguna bordería.

Se obligó a respirar varias veces y no mirara a nadie mientras cogía un trozo de pergamino y meditaba la respuesta.

Objetivo en mi vida... creo que lo que realmente quiero es ser feliz alguna puta vez en mi vida y de paso ser una gran maga, al menos mucho mejor que Kate y compañia... sí... quiero ser buena en la magia, realmente buena.

Kate cogió pergamino y pluma y se puso a escribir, aún pensando en Vinny.

¿Qué quería? Siempre había tenido muchos sueños pero no pasaban de Hogwarts y de querer ser prefecta y conseguir buenas notas. ¿Pero para qué las quería? ¿Qué le motivaba realmente? Tener autoridad y habilidad para ser autosuficiente, para ser considerada una buena bruja y poder ayudar a los que quería. Protegerles. Ayudarles. Servirles de apoyo.

Reflexionó acerca de este detalle y entonces supo qué era lo que quería.

Mi sueño:

Permanecer en Hogwarts. Ser profesora y llegar algún día a dirigir el colegio.

Termino de enviar la última nota a Mat, casi coincidiendo con el momento en el que escucho a Kate resoplar de aquella forma. La miro de reojo, para observar que claramente parece mosqueada. Me inclino hacia ella entonces, serio, con ese mismo gesto interrogante que llevo luciendo desde que Mat iniciara aquella "conversación":

-Mat quiere verme después de clase. Solo. Me lo ha remarcado varias veces... ¿Tú sabes de que va esto? - le pregunto entonces, haciéndola partícipe de la conversación. No tengo intención alguna de ocultarle lo que está sucediendo entre Mat y yo.

Por muchas vueltas que le doy, aquello no tiene sentido para mí. Aunque es al mirar a Kate cuando, de repente, parece que lo tengo todo más claro. Sí, eso es. Tiene que ser eso.

-Oye... No creerás que va a declararse... ¿Verdad?

La miro, con cierto gesto de pánico en el rostro. No es la primera vez que alguien se me declara, pero joder, siempre han sido chicas... ¿Qué hace uno cuando se le declara un chico que además es amigo tuyo? 

Mi cara dice que estoy pidiéndole ayuda a gritos.

Jay miró a Moses y sonrió, los dos tenían las notas más altas de la clase, pero también sonreía por otro motivo: otra vez se estaba organizando un culebrón alrededor de los "famosillos y famosillas" de la clase. 

No pudo más que darle la razón al profesor cuando éste dijo que todos estaban muy verdes, a Jay no se le había dado especialmente bien la asignatura de herbología en toda su vida, que él sacara un nueve daba mucho que pensar del nivel general de la clase. "Tal vez sacarían mejores notas si dejasen sus chorradas al margen y se centraran de una puta vez en los estudios y las clases" pensaba Jay.

Cuando el profesor mencionó lo de escribir una nota Jay hizo una mueca hacia Moses cómo diciendo "¿En serio?". El papel se materializó delante suyo y él empezó a escribir.

Sin mudar mucho la expresión de enfado que tengo, escucho a Liam, mirándole, pasando solo la vista a Matt cuando le nombre en varias ocasiones. Realmente no sé qué pensar ni qué decir, porque ahora mismo lo que se me ocurre decirle sobre mi mejor amigo no son palabras bonitas.

- Si eso sucede, que no creo que sea eso, expónle de manera directa que no ocurrirá nada contigo. Creo que Mathew solo se atiene a respuestas sencillas y claras. Además, actuar así es la mejor manera de no hacer daño.- Hago una pausa, dando la nota al profesor y luego miro de nuevo a mi novio. ¡Qué raro se me hace llamarlo así!- Yo aprovecharé para buscar a Vinny. ¿Tienes idea de dónde podría encontrarse?

Lo cierto es que el enfado de Kate no me extraña lo más mínimo. Yo mismo estoy bastante calentito con la actitud de más de uno en general.

- Si te digo la verdad, si he aceptado quedar con él es porque es tu mejor amigo, pero la verdad es que antes intenté hablar con él, y no pareció muy receptivo. No sé que le pasa a todo el mundo, pero a mi esto ya me cansa... Iré a ver que quiere y luego te cuento...

Y, cuando me habla de Vinny niego, lentamente, mirando hacia la puerta:

-Déjala, ya hablaremos con ella despues. Creo que sé dónde ha ido. Y creéme, con quien necesita hablar no es con nosotros precisamente.

Conozco a Vinny lo suficiente como para saber que a quien puede que haya ido a buscar es a la unica persona que falta en clase en este momento, aparte de los obvios: Ryan. Y, en vista de las circunstancias, creo que tienen más de un asunto pendiente:

-Ryan y ella tienen que hablar. Creéme si te digo que ahora mismo son lo más parecido a ti y a mi que encontrarás en este colegio...

¿Yo, comprensivo con Ryan? Definitivamente eso es nuevo.

- Precisamente porque la comprendo mejor que ninguno quiero ir a buscarla. Además... quiero comentarle lo de la poción. Para ella sería muy sencillo conseguir el pelo sin levantar sospechas.- quiero ir, pero si ha de verse con Jackson entonces tendré que esperar a otro momento.- Esperaré a la hora de comer para hablar con ella y si da la casualidad de que no viene la buscaré. Tú eres su amigo. ¿Dónde crees que podría estar?

Doblando el pergamino me fijo en el de él, y la curiosidad me vence.

- Por cierto, ¿qué has puesto en el papel?

-Ya lo sé, Kate... Sé que ahora mismo no hay nadie mejor que tú para comprenderla... Y me jode que las dos tengáis que pasar por esto. - digo, frunciendo el ceño, mirándola de reojo. Mi mejor amiga y mi novia. Desde luego que si a alguien no quiero que jodan es a ellas dos y, precisamente, ahora mismo son las dos más afectadas por todo lo que está sucediendo.

-Ahora no creo que tarde mucho en volver. Habrá ido a que le de el aire, o a buscar a Ryan... Y volverá para clase. Dudo que se salte la siguiente hora. La hora de la comida es una buena hora para hablar con ella. Yo he quedado con ella y con Ryan después de comer, en el baño de prefectos, para hablar de los ataques. Habla con ella antes. Yo tengo que buscar a Ryan a esa hora... Tenemos que hablar. De Vinny, de nosotros. De la visita al bosque de esta noche. De muchas cosas.

Le estoy diciendo a Kate claramente que entre Ryan y yo está a punto de haber alguna especie de tregua. Y que, de alguna forma, Vinny y Kate van a ser las dos últimas integrantes de este nuevo grupo de acción. La miro entonces, ladeando una sonrisa en mi rostro, cuando me pregunta por el pergamino que he entregado a Vaionali. Y, antes de contestar, le dedico una mirada de reojo, con mi mejor cara de capullo:

-¿Yo? ¿Pues que voy a poner? Que mi mayor aspiración en la vida es convertirme en el padre de los hijos de la señora Kate Stark...

Espero un par de segundos, esperando una reacción por su parte, una cara de espanto o algo por el estilo antes de acabar por echarme a reir, negando:

-Una gilipollez. Que algún día me gustaría ser ministro de magia. - acabo por confesarle, riendo aún. - ¿Y tú? ¿Qué le has puesto?

La miro, con curiosidad. Y me doy cuenta de que es la primera vez que le pregunto por sus aspiraciones. Y de que me queda tanto por saber aún de ella, que no hay nada que ahora mismo no me apetezca averiguar.

Solo tienes que agacharte y coger su mano para conseguir sacarle una ligera sonrisa. Pequeña e imperceptible, débil como un suspiro. De esas que solo son una fachada, una fina y traslúcida cortina incapaz de esconder la amargura de su rostro. - No debe bajarse la guardia. Nunca. - te responde al fin. No te lo dice a ti. En realidad, sabes que se lo está diciendo a sí misma. Recordándoselo.

Escucha atentamente tus palabras, tus explicaciones. Notas la avidez en su mirada. Como intenta quedarse con las pocas esperanzas que éstas guardan. Mientras, aprieta tu mano. Lo hace con menso delicadeza que en otras ocasiones. Notas la presión de sus dedos, aunque no te hace daño. Ahora mismo te has convertido en su referencia, lo que le hace mantener los pies en el suelo.

Que dejes ese objeto en su mano le coge por sorpresa. Sus ojos se engrandecen por un momento, al igual que su boca. Es el anillo Jackson. Una reliquia que ha pasado generación tras generación y que, según cuenta la leyenda, fue otorgado a vuestra familia por el mismísimo Voldemort. - G-gracias...

El amago que hace por levantarte te sorprende. La observas en silencio, sin mover ni un solo músculo. Le cuesta hacerlo, lo notas en su cara. AUn así, no haces nada. Debe hacerlo sola, enfrentarse a su situación. A su realidad. Lentamente, aferra sus delgadas manos a los barrotes y se inclina hacia delante. Intentando llegar hasta ti, sin conseguirlo. - Volveremos junto a ti, pase lo que pase. - Su tono de voz es más seguro. Mas Isabella. - Es una promesa. - Tarda en apartar su mirada unos segundos, mientras poco a poco desliza sus dedos por los barrotes.

Cuando se pone en pie, me limito a seguirle con la mirada, recorriéndola con la vista en completo silencio. Algo me dice que será de las últimas ocasiones que tenga para contemplarla de cuerpo entero, en la intimidad y con tranquilidad.

No abro la boca, no la ayudo, ni siquiera me muevo.

Seria denigrante para alguien tan orgullosa como ella, que le ayudara. Le haría sentirse débil, más de lo que ya estaba, o de lo que podía notarse. Y yo no quería colaborar en aquello. No quería ayudarla... porque eso sería aceptar que Isabella, Ella, no era la mujer dura y fuerte que esperaba de ella. Me cruce de brazos, en silencio, limitándome a mirarla, cuando se agarra a los barrotes. No puedo evitar pensar cómo debe sentirse, como debe ser ese punto de vista, tras los barrotes, o saber que tienes privado el derecho a moverte.

Cuando desliza sus manos por los barrotes, le agarro de la muñeca, con fuerza y determinación. Te tomo la... palabra, Isabella Black. No olvides tus promesas. A pesar de lo brusco del gesto, acabo por soltarla. No sin antes acariciarle la mano con el pulgar. Una caricia que apenas dura unos segundos. Apoyo la mano en el barrote, aferrándolo con fuerza.

Queda al descubierto parte de la venda. Era el momento de la despedida. Sabía que el tiempo se acababa. Solo quería darle un remanso de paz, algo que hacer. Dejarle... remangar aquella túnica, un poco. Como tantas veces lo había hecho antes. Porque aunque mi expresión no cambiara, siguiera fría, inexpresiva, los gestos, hablaban por si solos.

Le dejaría remangarme la túnica, y me marcharía de allí. Aun tenía muchas cosas que hacer... por mí, por ella, y por todos. No me gustaba, pero comenzaba a pensar que muchas más cosas dependían de mi... de lo que me habría gustado.

Sonrío divertida ante el comentario de los hijos, esperando que de momento lo diga completamente en broma ya que somos demasiado jóvenes y tengo muchos otro planes antes de empezar a tener hijos brillantes. Aunque realmente por mi cabeza empiezan a aparecer pensamientos de nombres y aspectos de chicos y chicas atractivos y brillantes como sus padres.

Por suerte, la respuesta real a mi pregunta me saca de tan extraños pensamientos.

- ¡Ministro de Magia! Sí que apuntas alto.- como si yo, ahora que lo pienso, no hubiera apuntado también alto. Visto lo visto somos más parecidos incluso de lo que pensaba. Somos ambiciosos y nuestras metas no se pueden lograr en dos días. Ni siquiera en un año.- ¿Qué he puesto yo?- me mira con curiosidad en una forma tan atractiva que siento impulsos de besarle allí mismo, de sonreírle y de decirle que le quiero. Es súmamente guapo y su sonrisa me despista por completo.- Ya sabes, poca cosa.- no hay quien me crea.- Quiero quedarme en Hogwarts y llegar a ser algún día directora del Colegio.