Partida Rol por web

— ¡Vamos que nos vamooos! ¡Qué alegría, qué alboroto...! — jaleaba Marvin entusiasmado. Había abatido ya a unos cuantos de esos capullos, haciéndoles volar por los aires trocitos de cráneo, cerebro y cuero cabelludo, aún con sus pelos sucios y muertos. — ¡Oh sí, ahora te toca a ti, muchacho! — exclamó cuando vio aparecer otro más junto a un tipi. Los de su lado parecían estar ya liquidados, pero tal vez hubierna más escondidos por ahí. Esos mierdas eran lentos, pero podían ser traicioneros.

Apuntó una vez más y apretó el gatillo. La cabeza del indio estalló como un melón maduro, salpicando las pieles del tipi con grumosa sangre negruzca y restos de hueso y materia gris.

Bajó el rifle, sonriente y orgulloso.

— ¡Ja já! ¡Vaya! ¡Guau! ¿Habéis visto eso? ¡Casi me han llegado hasta aquí los trocitos de seso! ¡Je je je!

Jesse no vio a ninguna criatura más moverse por la zona. Kane seguía dolorido pero su aturdimiento se había pasado y Noah regresaba, dejando a una más que nunca silenciosa Emma, atrás.

Pronto quedaron reunidos Noah con Jesse y Kane, quien se estaba quitando la camisa para examinarse mejor el hombro.

Los buitres, al no ver movimiento sobre los cuerpos de los caballos, comenzaron su descenso sobre ellos y los cuerpos de los cadáveres de los indios, donde vuestras balas les habían dejado la sesera lista para ser degustada y comida por todos ellos.

Me dolía el hombro bastante y me quité la ropa para ver que me había hecho mientras que Jesse aseguraba la zona con mi catalejo. No estaba dislocado, eso seguro, pero quería ver si había algún raspón o herida, moratón o si me había jodido algo muscular. Por lo que veía, parecía eso último. Al menos era mi brazo malo. Debía vendarlo e inmovilizarlo antes de que se inflamase. De paso pincharme un analgésico y un antinflamatorio, aunque prefería que lo segundo fuese en infusión.

- ¿Todos bien? - Pregunté con mi mirada centrada en Emma, quien se había quedado con su yegua atrás sin moverse y mi mirada se posó en Noah, queriendo saber más del estado de aquella mujer que me estaba robando el corazón a marchas forzadas. - Yo necesitaré que alguien me vende el hombro y llevarlo en cabestrillo un tiempo. - Añadí antes de que me preguntasen.

Miré a Jesse. - Tengo algo para ti. - De mi bolsillo saqué un cargador de una carabina y se lo lancé a la chica. - Lo saqué del campamento donde me encontrásteis. Así que ya tienes 12 balas. Tendrás que ahorrar... - Le dediqué una sonrisa. - Los navajo no tienen o no suelen tener armas de fuego. Además, sus mujeres e hijos fueron evacuados... volverán. No quiero que nadie saquee sus bienes ni que se quemen sus tipis. Van a necesitarlo todo a su regreso.

Miré hacia los caballos muertos. - Incluso un nuevo hogar. - Miré a los presentes. - Quiero que se corra la voz de que este lugar está maldito. Que los muertos caminan en vida. No quiero que nadie se acerque aquí salvo sus legítimos dueños. Y si alguien me ayuda a vendarme iré a ver como está Emma y nos iremos de aquí antes de que el sol nos dé de lleno en la cabeza. Pero antes de irnos, tocará buscar el rastro de la mujer. - Les dije a todos. - Mientras me remiendan y remiendo, podéis comenzar a rastrear la zona.

- Yo te ayudaré con el vendaje, si a Jesse y a Emma no les importa. Soy nulo con la lectura de huellas en el suelo. Al menos si me guías bien podré dejarte un vendaje más o menos decente. - Respondió raudo Noah. - Y Emma, creo que se hizo daño en las costillas... pero no estoy seguro. Eso tendrás que verlo tú y vendarlo tu, Kane. Ese terreno es vetado... y lo cierto es que lo ha vetado ella y me da más miedo que lo que me puedas hacer tú. - Bromeó con aquello, dispuesto a ayudar al doctor.

Desmontó de su caballo y miró la espalda de Kane. - Se hizo un buen arañazo. Nada grave. Así que supongo que su diagnóstico será el correcto. - Le sonrió para luego mirar a Jesse un tanto embobado de nuevo. - ¿Cómo estás? ¿Cansada? - Tendió su mano para ayudarla a bajar del caballo. - Creo que cuando vende a Curtis, me llevaré a Lucas y le ataré en la diligencia y os recogeré a todos aquí... aunque seguramente que tarde más en subir las sillas en lo alto de la diligencia y sujetarlas que vosotros... - Añadió quitándose el sombrero y rascándose la cabeza duditativo.

- Bueno, Curtis, dime por donde vendar y comenzaré... - Dijo sacando una venda del maletín médico, dispuesto a ayudar al doctor a parchearse el brazo mientras veía como miraba con preocupación a Emma. Esperaba que la mujer se acercase pronto, pues veía que Kane saldría corriendo aún dolorido a su encuentro.

Después de abatir al último, permaneció unos segundos por si aparecía otro pamplinas, pero parecía que no quedaban más. De modo que tiró de las riendas del caballo y maniobró entre los tipis para ver a los demás.

— ¡Vaya! ¡Je je! ¿Qué os ha parecido? Ya, ya... no hace falta que me digáis nada. Tengo una puntería cojonuda, ¿eh? — venía diciendo sonriente a los demás.

Entonces se fijó en los heridos y en las vendas que sacaba Noah, y su sonrisa se congeló en el rostro. Tiró de las riendas y se quedó quieto, evaluando la situación.

— ¿A quién han mordido? — preguntó con apenas un hilillo de voz.

Se aferraba al Winchester con tanta fuerza que los nudillos se veían blancos. Si habían mordido a alguno de ellos su destino estaba sellado, y Marvin no tenía demasiadas ganas de volarle la cabeza. Pero si había que hacerlo...

Finalmente, me uní al grupo. Me dejaba llevar por Hantaywee, pero procuraba no moverme demasiado porque sentía más dolor del que había esperado. Sabía que en cualquier momento, el destino podía dar por tierra con mi vida, pero no un error impropio de alguien que cabalgaba bien.

Había sido un error de principiante no coger bien las riendas de Hantaywee y lo había pagado.

Cuando llegué, vi como atendían a Kane. No parecía nada grave y respiré aliviada por ello, pero al desmontar, mis nervios recibieron el dolor como una auténtica tormenta, obligándome a doblarme para contenerla, por más que hubiera deseado que no se me notara. 

Solté las riendas y busqué algún lugar en el que sentarme, una piedra grande. Cuando la encontré, me despojé del cinturón y toda la ropa que llevaba de cintura para arriba. Sí, mis pechos estaban al aire, pero en aquellos instantes era más importante el moratón que se había formado en mi piel, debido a la caída. Si alguien quería entretenerse en mirarme que lo hiciera y disfrutara, pero mis preocupaciones eran otras. Necesitaba un vendaje fuerte para inmovilizar un poco las costillas y limitar mi movimiento, o de lo contrario, podía ir a mayores.

Dolorida, miré a Kane e intenté sonreír para que no se preocupase, aunque sabía que eso no iba a ser posible, puesto que yo también reaccionaría así de ver en su rostro, el mismo gesto de dolor que yo estaba adoptando. Al menos, pensé, había sido yo y no él. Ahora que lo había encontrado, prefería ser yo quien se fuese y no ver como caía él.

Jesse descendió del caballo con ayuda de Noah. Estaba algo temblorosa y agitada y el vaquero lo pudo sentir al tomar su mano. Había sudor en su frente y su respiración se agitaba poco a poco.

La joven se sentó en el suelo y se llevó la mano al pecho, comenzando a respirar con dificultad. - Sí... estoy bien... creo que... solo es una... pequeña crisis... por todo lo... ocurrido... - Dijo entre leves jadeos.

Entonces vio a Emma alejada de los demás, descubriéndose el pecho. - Curtis... deberías ir... con ella... yo... estaré bien... - Le dijo a su amigo y hermano. - Solo... tengo que... calmarme...

Tal y como ya sabía por lo que aprendió con Kane años atrás junto a Nasha, Jesse comenzó a hacer ejercicios de respiración centrándose en ellos. En seguida de mostró que realmente no era nada grave, cuando miró a Noah y a Curtis con una sonrisa.

En ese momento llegó Marvin y realizó aquella pregunta. Jesse estaba mejor y fue rápida en responderle. - A parte de a sus caballos y entre ellos... a nadie más... ¿Te han mordido a ti?

Con un gesto con su cabeza, le indicó de nuevo a Kane que se fuese con Emma. Solo era el efecto de la adrenalina dejando su cuerpo y su mente jugando con lo que podía haber pasado.

No tardé en darle instrucciones a Noah de como vendarme el hombro, no sin antes inyectarme la medicación. - Aprieta pero que no me corte la circulación sanguínea o acabaré perdiendo el brazo entero. - Le dije con tono de broma, pero era verdad. - Eso es, firme... lo estás haciendo muy bien. - Le dije al hombre para reparar en Emma cuando se acercó hacia nosotros pero no a nosotros.

Su gesto me sorprendió al igual que su manera de actuar. No sabía lo que éramos el uno para el otro, solo que ella se había convertido en un rayo de luz y esperanza en mi solitaria y oscura vida. Pero ella sabía perfectamente que era médico y que podía sanar sus heridas... ¿Por qué se aislaba? No lo entendía.

Pero en ese momento Jesse me dio un susto con su respiración y, a pesar de saber en que fase andaba, aún tenía el miedo de que le diese otro ataque más... no sobreviviría a él. Miré a Noah, podía sentir como se angustiaba por ella por como presionaba el vendaje. - Noah, tranquilo... sabe lo que es, confía en ella... y deja de oprimirme con la venda. Vamos, con esto bastará. - Me hice un cabestrillo con un pedazo de tela de aquel vestido que se rasgó y guardamos en el maletín y miré a Emma de nuevo. Me lo coloqué sin ponerme la ropa antes. Eso podía esperar. Emma no.

Me acerqué a Jesse. - ¿Seguro que estás bien? - Y tras la respuesta que le dio a Marvin vi que estaba perfectamente. Así que recogí el maletín con mi mano derecha y me encaminé hacia aquella hermosa mujer, de la cual ahora me resultaba imposible apartar la vista de sus senos desnudos. Aquello no era normal.

Emma debía ser una bruja porque me tenía completamente hechizado. Nadie desde la muerte de Nasha había entrado así en mi vida y menos aún se había colado más allá de mi piel y mis costillas. Pero ella lo había logrado y sabía que no tardaría en llegar a mi corazón, si es que no lo había hecho ya y la preocupación por Jesse me había abstraído de aquello.

Sonreí a la mujer y dejé el maletín a un lado, desviando mi mirada hacia el enorme cardenal que le estaba saliendo en las costillas. - Felicidades. Descubrirte así hizo que llamases mi atención. Si no llegas a mostrar tus pechos, no me hubiese acercado a ti. - Bromeé mientras me ponía en cuclillas frente a ella. Suspiré mirándola a los ojos, obligándome a mí mismo a olvidarme de sus fabulosos pechos que estaban desnudos frente a mí. - "Te tomaría aquí mismo, como un salvaje, si la situación fuese otra." - Le dije sin pronunciar palabra alguna y una sonrisa se dibujó en mi rostro.

- Deja que te vea eso. Ellos están bien. - Me refería sobre todo a Jesse. De lo contrario estaría tendiéndola a ella en lugar de aquella mujer que me tenía fascinado. - Y lo mío... en unos días estaré perfecto. Me preocupas más tú. - Emma no podía oír ni notar el tono de mi voz, pero sí leer la expresión de mi cara y pudo leer con facilidad que realmente estaba preocupado por ella. - Te aviso que te va a doler cuando te toque. Lo siento, esta vez no habrá placer...

— ¿A mí? No... Pero como he visto que Noah estaba sacando esas vendas, y Curtis y Emma... — entonces, al mirar a Emma se dio cuenta de que estaba con las tetas al aire y sus palabras se convirtieron en un balbuceo. Eran más pequeñas que las de su amada Fringilda, pero no le haría ascos tampoco. Se veían duritas y firmes. Empezó a sentir una erección, y entonces con mucho esfuerzo se obligó a apartar la vista.

— Voy, uh... a echar un ojo por las tetas... Digo, por los tipis. Eh... Sí, eso haré.

​​​​​​Se bajó del caballo y agarrado a su rifle se puso a rastrear la zona, aparentando más dedicación de lo normal. No quería problemas con Curtis a estas alturas por quedarse anonadado mirando las teturcias de su hembra recién adquirida, aunque mientras rastreaba echaba miradas disimuladas de vez en cuando.

Noah siguió las indicaciones de Kane para el vendaje, pero no pudo evitar preocuparse por Jesse cuando esta comenzó a respirar mal. De hechó, llegó a fija su mirada sobre el doctor, preguntándose que hacía que no corría a ver que le pasaba a quien empezaba a considerar como el amor de su vida. Pero parecía que era una especie de crisis que Jesse y Curtis ya conocían y que ella podía controlar. Eso no evitó que su preocupación hiciese que vendase con fuerza el brazo del doctor, quien en seguida le reprendió por ello. - Lo siento Kane... es que Jess... - Miró a la joven para luego deshacer lo que acababa de apretar con fuerza y volver a ponerlo más suelto.

Más allá de la mujer a la que sabía que amaba, vio a Emma quedarse con el torso al aire. Pero su vista se quedó fija en Jesse. Noah ya no tenía ojos para otra mujer, algo que a Marvin parecía no pasarle. - Sin mordidos iremos bien entonces. - Respondió al hombre sin perder de vista a Jesse.

Cuando Kane dijo que bastaba, Noah sintió un alivio enorme y se acercó a Jesse en cuanto pudo. - ¿Realmente estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Voy a por tu cantimplora? ¿Un abrazo? - Sonrió a la joven algo sonrojado. - Tenía que intentarlo.

En ese momento Marvin se fue a mirar el rastro de huellas o eso esperaba, porque Curtis dejó claro que los tipis no se miraban ni saqueaban. - Quizás lo mejor será que vaya contigo mientras rastreas la zona. No sirvo para eso, pero si para estar a tu lado y cuidarte si es necesario. - Le dijo a Jesse con sinceridad.

Mientras Curtis se encargaba de quien sin duda era su pareja, aunque ni él mismo lo supiese en aquel momento, Noah se puso en pie y tendió la mano a la joven para que se levantase del suelo. - Vamos, te ayudaré a montar e iremos juntos. - Le dijo a la joven con una sonrisa en su rostro y los ojos brillantes. - Debemos encontrar ese rastro antes de seguir...

Kane no tardó en venir y yo observé fijamente su vendaje antes de centrarme en su propia mirada. Parecía preocupado y también feliz, no solo porque estuviera bien, sino porque disfrutaba de la vista, algo que me agradaba, puesto que sabía que iba más allá de lo físico.

Así que sonreí, sobre todo al leer en sus labios.

Cuando continuó hablando, no puede evitar lanzar una carcajada, aunque fuera silenciosa, y acariciar su rostro con ternura. En cualquier otro hombre, habría hecho que me sintiese indiferente e incluso, no ofendida, pero sí hastiada de aquel comportamiento, pero con él... era algo más profundo y con significado.

Miré a Jesse y me confirmó que estaba bien, y cuando señalé su herida, me tranquilizó. En realidad, me daba la sensación de que lo mío iba a ser más grave, así que asentí y apreté la mandíbula antes de que empezara a tocarme la hinchazón. Noté sus dedos como si me hubiese golpeado, y di un respingo involuntario antes de conseguir recuperar la compostura y no volver a quejarme. Después de todo, tenía que inmovilizarme las costillas o no podría seguir y sabía que tampoco podía permitir que se preocupase por mí. Eso supondría un peligro para él... y el desastre para ambos.

Cuando acabó de vendármelo, lo miré y me entretuve unos segundos en aquellos ojos, sin soñar, pero al menos, disfrutando de unos sentimientos que se veían con cada gesto que hacía, para después acercar mis labios a los suyos y rozarlos delicadamente. Tampoco quería acercarme demasiado. Si sentía mis senos en su piel, podía resultarle difícil continuar, y yo... tampoco era insensible al tacto y  al deseo que me arrastraba cada vez que lo tenía a mi lado.

Así que le di aquel beso, lleno de cariño y dulzura, antes de dejar que terminase el vendaje, para después vestirme y volver a montar en Hantaywee. Había que proseguir, sin más demora.

Sentir la caricia tras la salvajada y a la vez verdad que le había dicho a Emma fue el mejor regalo que pudo darme. Le sonreí con dulzura al tiempo que mis manos comenzaron a explorar su cuerpo. Ya lo había tocado antes, pero no de aquella manera, como el doctor que una vez fuí. Pronto di con el problema. A parte del evidente moratón que se estaba formando, había una costilla dañada. No era una fractura, de lo contrario el gesto de dolor de Emma hubiese sido mayor, parecía una fisura leve, pero al seguir palpando me di cuenta de que realmente no era tan grave, pero que si estaría mal durante un mes al menos.

- Lo que yo pensaba. Lo mío durará una semana como mucho... lo tuyo es una contusión grave, casi te rompes una costilla. Son entre 4 y 6 semanas hasta que te recuperes. - Le dije a Emma. - El vendaje te hará bien, pero no puedes hacer esfuerzos. Nada de correr, ni movimientos bruscos... Pero solo podré vendarte una parte... comprimir el pecho en su totalidad podría matarte de una neumonía... - Así que saqué las vendas y busqué como dejar comprimida la parte afectada para que no le doliese tanto y el resto del torax libre para que pudiese respirar.

- Te voy a poner un analgésico. Quizás te maree un poco o te de por reírte. Eso será que me he pasado un poco con la dosis, pero te aliviará el dolor. - Aún así, le preparé una dosis más baja por si acaso de morfina. Debíamos estar alerta y con tres heridos la cosa no pintaba bien. Una vez tratada se acercó a besarme. Lo cierto era que habría esperado más después de curarla, pero sabía que pasaría con el roce de piel con piel... y ella ahora mismo no estaba para jadear. No si no quería sentir dolor en lugar de placer al hacerlo. Íbamos a tener que estar tranquilos unos días, algo que me fastidió bastante.

Mientras cerraba mi maletín Emma se subió a lomos de su yegua, a la cual cogí de las bridas y miré a la mujer. - No. Se te acabó montar a caballo. Tus costillas se resentirán y tardarás más en recuperarte por no decir que se puede empeorar la cosa. Puede incluso que tengas un hueso roto y no lo haya notado y el trote del caballo haga que esa costilla termine por romperse de verdad. Te toca caminar y diligencia. - Le dije hablando como un doctor. - Y no quisiera que te ocurriese nada malo por no hacerme caso. - Indiqué esta vez hablando con el corazón.

Solté las riendas de su yegua y dejé que decidiese que hacer. No quería perderla por una lesión tan tonta como aquella, aunque bastante pesada para curar. Pero si ella misma no se cuidaba no podía obligarla. Y si no confiaba en mí y en mis consejos, menos aún... así que recogí mi maletín y comencé a caminar hacia el resto. Marvin parecía rastrear por un lado mientras que Jesse y Noah aún permanecían en el mismo sitio sin moverse.

El sol apretaba con fuerza y yo debía vestirme antes de quemarme. Pues ya solo me faltaba eso.

Buscas en el oeste, encontrando el rastro de una diligencia que por las pisadas se dirije al poblado indio. Vuestras propias huellas. Y lo corroboras cuando las sigues y ves a la diligencia frente a ti, junto a aquellas rocas.

— ¡Ajá! Huellas de una diligencia... — dijo para sí mismo. Sentía que estaba cerca de encontrar algo gordo.

Empezó a seguir el rastro, esperanzado, hasta que encontró una diligencia entre unas rocas.

— ¡Jeje, la encontré! ¡La...!

Entonces se quedó quieto, pensando. Esa diligencia le sonaba de algo. Bufó cuando se dio cuenta de que el rastreo de sus propias huellas le había llevado hasta la diligencia en la que habían venido.

— Maldita sea... — masculló dándose la vuelta para buscar por otra parte con fastidio. Maldita fuera también esa mujer exhibicionista. Tanto ver tetas le había despistado...

A pesar del cuidado con el que que me atendía, nada podía aliviar el dolor. Kane tuvo mucho cuidado en colocarse delante de mí para explicarme lo que tenía, aunque no me sorprendió en absoluto. Sabía que la caída había sido dura y que podía haber resultado mucho peor de lo que había sido.

Asentí a todo lo que me dijo y sonreí cuando me indicó lo del analgésico. Después, volví a vestirme, con cuidado, pues cualquier movimiento que hacía me resultaba difícil y doloroso, aunque procurara no demostrarlo demasiado.

Por otro lado, aunque sabía que su preocupación era auténtica, no podía permitirme el lujo de quedarme aparte. Así que cuando agarró las bridas y me indicó que no subiese, me lo pensé unos instantes. Podía ir caminando, pues no temía al esfuerzo, o en la diligencia, tal y como me había aconsejado, pero cuando llegase el momento, sabía que iría a caballo, dijera lo que dijese. La costilla tendría que aguantar.

Sin embargo, aquella mirada llena de angustia por lo que pudiera ocurrirme, hizo que mi determinación se debilitase. Moví la cabeza aun lado y a otro, dubitativa, y finalmente, acaricié su rostro, señalé su espalda y le invité a que se pusiera algo, porque por mucho que su piel estuviese acostumbrada al sol, todos nos acabábamos quemando, y me dirigí hacia la diligencia para atar a mi yegua. A continuación, agarré el rifle, soportando el pinchazo que sentí.

Aún no estaba tan inválida ni la situación era tan apresurada como para que tuviera que montar en la diligencia.

- Espera, déjame descansar un poco. - Le dijo Jesse a Noah. - Que este bien no quiere decir que tenga que ir corriendo ahora a todos lados. - Le sonrió. Aún no estaba bien, ella lo sabía al igual que sabía que tenía que medir sus energías.

- Además, quiero verles. - Se agarró de la mano de Noah y tiró de él para que se sentase a su lado. Pero el chico no estaba preparado para eso y cayó sobre Jesse, en una postura un tanto compremetedora.

A pocos centímetros del rostro de Noah, Jesse sintió como su corazón se aceleraba de nuevo y se ponía nerviosa, pero por él. Le miró a los ojos y luego a los labios, recubiertos por los restos de aquella barba negra.

- Me gustan tus ojos. - Susurró la joven a Noah. - Y ahora que los veo más de cerca, me gustan más... pero... creo que ya los he visto suficiente en este rato. - Añadió nerviosa al sentir como algo duro se le clavaba de golpe en la cadera.

Así que esperó que Noah se retirase antes de sentarse de nuevo y mirarle con el rostro enrojecido. Sabía lo que le había pasado al charlatán entre las piernas y lo peor es que tenía curiosidad. Le había visto desnudo pero no con el rifle en alto...

Antes de mirar a Kane y Emma, echó un vistazo rápido a la entrepierna de Noah para luego acercarse a su lado y apoyar la cabeza en su hombro mientras veía como Curtis trataba a Emma sus heridas. - ¿Crees que se han enamorado?

Jesse evitó mirar a Noah tras aquella pregunta. - Yo espero que sí. Ella es... impetuosa e indomable, pero parece que con Curtis se calma. Es como si hubiese estado toda su vida esperando a que él apareciese...

En ese momento, la pareja se levantó y Jesse vio como Curtis le decía algo sobre la yegua y una Emma resentida, optó por no montar sobre ella. Ambos se encaminaron hacia ellos, mientras que Marvin seguía rastreando pero Jesse se sorprendió cuando Emma de golpe se separó de Kane y se alejó hacia la diligencia.

Los ojos de la chica se centraron en los de su hermano. No sabía que había pasado. ¿Habían discutido? ¿Estaba Emma enfadado con ellos? ¿Quizás con Noah? Casi no pudo esperar a que Curtis llegase para hacerle todas esas preguntas casi de seguido, al tiempo que cogía la camisa de Kane y se levantaba con ella.

La sacudió un poco, quitándole el polvo del suelo y se la tendió para que metiese el brazo sano por ella. - Tu dirás, si te colocamos la camisa bien aquí entre los dos o en la diligiencia. - Le dijo Jesse al médico del grupo.

- Como quieras. - Respondió Noah a Jesse con una sonrisa sin dejar de tender su mano hacia la mujer. - Ya sabes que no te voy a obligar a nada que... - En ese momento Jesse tiró de la mano de Noah, gesto que no se esperaba el hombre y acabó sobre el cuerpo de la mujer que amaba, a excasos centímetros de sus labios. No tardó ni un segundo en ponerse colorado y los nervios le dejaron sin habla y sin saber que hacer.

Y cuando Jesse comenzó a susurrarle aquellas palabras, Noah no pudo controlar a su cuerpo y sintió como su miembro se endurecía sin poder evitarlo. Eso le puso más nervioso aún y le hizo sudar. - Sí... yo... lo... lo siento... perdona... - Se disculpó tibuteante Noah. - Te juro que no era mi intención... - Añadió mientras se hacía un lado, muerto de vergüenza por la traición de su propio cuerpo. - Lo siento, Jesse... de verdad... a veces no se puede controlar... - Se disculpó completamente avergonzado a la joven por aquel suceso. - Y menos aún a mí contigo...

Noah apartó la mirada, como ese perrillo que sabe que ha hecho algo malo y su amo le está regañando, creyendo que con eso se acabaría todo con Jesse. Pero la joven demostró que de alguna manera no le importaba o que quizás no le dio importancia y se acercó a su lado y apoyó la cabeza sobre su hombro, antes de mirar a Emma y Curtis y preguntar por ellos.

- Si no lo están, pronto lo estarán. - Respondió Noah algo más tranquilo al ver que Jesse no le llamaba guarro y huía de él. - Se les ve a gusto juntos y se compenetran muy bien. No se como lo hace él para entenderla a ella, pero deben estar en... armonía... como la música. Ambos deben estar tocando la misma melodía a la vez sin saberlo y por eso encajan tan bien. - Dijo bastante tontorrón y romántico por la cercanía de Jesse a su lado, pensando en que ellos dos podrían estar también tocando la misma canción que les uniese.

En ese momento la pareja se encaminó hacia ellos y Noah miró extrañado a Emma cuando esta se alejó de Curtis y se encaminó a la caravana. Jesse se levantó antes que él, cogiendo la camisa de Kane y cebándole a preguntas sobre si había pasado algo malo entre ellos, mientras que el charlatán guardaba silencio y miraba a Emma con el rostro casi desencajado. - ¿No se habrá enfadado conmigo por ir a ver que tal estaba y digamos que darla un toque por disparar su rifle después del golpe que se había dado?

Pero siendo como era aquella mujer, no le sorprendería nada al joven que así fuese. Así que guardó silencio y ayudó a Jesse a vestir medianamente a Curtis, mientras que esperaban que Marvin llegase con alguna noticia sobre algún rastro para unirse a la búsqueda.

- No, tranquilos, todo está bien. Solo que ella es demasiado orgullosa y no le gusta que le digan lo que tiene que hacer, a pesar que lleve haciéndolo horas por elección propia. Pero cuando se le impone por su bien... - Respondí a la pareja mirando como Emma se alejaba.

- Creo que es hora de irnos. - Dije al ver que Marvin cruzaba a nuestro lado con el caballo. - Marvin, deja de buscar. La chica, está en el fuerte. Se la llevaron los soldados. Me lo dijo el chamán anoche. Cuando comenzaron a alzarse los muertos y se montó el alboroto, las mujeres y los niños de la tribu fueron puestos a salvo y el grupo de militares que había venido a negociar con los navajos por caballos, se llevaron a la mujer al fuerte.

Me quité el sombrero y me rasqué la cabeza. - Lo que no entiendo es porque no la llevaron a Tomstone siendo la hija de quien es... - Me volví a colocar el sombrero, le di el maletín a Noah para que lo llevase en su caballo y miré hacia la diligencia. - Bueno, el paseo me vendrá bien para estirar las piernas. Id preparando todo para regresar al camino. - Miré al cielo. - Con suerte llegaremos a la hora de la comida al que parece ser nuestro lugar de acampada habitual y después de descansar un poco, iremos a ver que pasa con esa insoportable mujer. Lo mismo los soldados se cansaron de ella a los diez minutos y le pegaron un tiro por no aguantarla más. - Bromeé. Pero es que de verdad que era peor que un grano en el culo.

- Marvin, ayuda a Noah a subir las sillas de montar a lo alto de la diligencia. Las chicas no están para hacer esfuerzos. Jesse aún tiene que descansar más y Emma... puede agravar lo que tiene si se excede y si lo hace podría morir. - Costilla rota, pulmón perforado y adios. Más aún como y donde estábamos. Esperaba que al menos hubiese entendido que lo que tenía no era ninguna broma.

Tal y como dijo Kane, os dirijísteis a caballo hacia la diligencia y mientras el caminaba hacia vosotros, os dio tiempo a tener todo listo para partir. Nuevamente, Caspar, Lucas, Manchitas y el caballo de Dan tiraban de la diligencia y la yegua de Emma seguía amarrada en la parte trasera.* La verdad era la que mejor vivía. Aún cuando eran tres caballos tirando de la diligencia, ella iba de paseo atrás.**

Una vez todos en su sitio, con Jesse recostada en un asiento y Emma medio tumbada en el otro lado, puesto que no podía tumbarse del todo por la lesión sufrida, ya que podía sufrir algún problema respiratorio, la diligencia partió con Noah y Kane sentados en el asiento del conductor.

Si las chicas se portaban bien, no les pasaría nada.

Y así fue como comenzásteis a dejar atrás el poblado indio, donde en la mirada de Curtis se veía un halo de dolor y tristeza. Quizás por eso prefirió estar fuera esta vez y tomar un poco el aire junto a Noah.

A pesar de que Jesse estaba mejor, tenía que seguir descansando y ella lo sabía, así que no me resultó difícil con ella. Emma era otra historia. Coloqué mi maletín en un extremo del asiento y una manta para que se pudiese recostar sobre ella. - Durante unos días no podrás dormir tumbada por completo. Tienes que estar semincorporada. Podrías tener un fallo respiratorio por la presión de tu propio cuerpo sobre la zona afectada. - Le expliqué a la mujer. - Lo más cómodo para ti ahora es que te recuestes y descanses. - Dije mostrando lo que había preparado para ella. - Te puedes sentar, pero al final verás que respirarás mejor con esa postura y que te dolerá menos, porque sentirás menos presión.

«Además, me mataría perderte.» - Añadí sin pronunciar palabra, solo moviendo mis labios para ella. Acaricié el rostro de Emma y besé sus labios a la espera de que me hiciese caso.

- Yo iré con Noah esta vez. Necesito que me de el aire. - Emma sabía leer muy bien los rostros y Jesse me conocía a la perfección. Ambas se habían dado cuenta que lo del chamán había sido un palo para mí enorme, pero que lo del poblado me había destrozado. No quería quedarme allí con ellas por una sencilla razón. Ambas me querían, cada una a su manera y se volcarían conmigo y, por muy duro que pareciese por fuera, acabaría llorando como un niño y eso era algo que no me podía permitir.

No delante de Noah y Marvin.

- Y vosotras podréis hablar tranquilas. - Acerqué la pizarra a Emma y la coloqué a su lado, para que pudiese escribirle a Jesse lo que fuese. - Y si pasa algo, Jesse puede avisarnos. No estaré lejos y sabéis que velamos por vosotras. Quizás luego si me una a la fiesta de mujeres. - Sonreí a ambas féminas, tratando de quitarle hierro al asunto antes de salir de allí y cerrar las puertas. Me costó subir un poco con el brazo en cabestrillo pero no tardé en acomodarme junto a Noah.

- Yo te guío Noah. - Le dije al hombre. - Pronto estaremos en tierras más fértiles y sin tanta muerte... - Miré a Marvin. Estaba seguro de que acabaría preguntándome algo... y si me hacía la pregunta que esperaba, le iba a molestar que le contestase la verdad. Solo esperaba que no se enfadase tanto como para cometer el mismo error que la gitana, quien debía estar enferma o loca para apuntarme así con un arma.

Ni si quiera se porqué lo hizo y jamás sabría el motivo. Le debía la vida a los tres que estaban en la diligencia conmigo o más bien a las chicas, puesto que por ahora Noah y yo estábamos en paz.