Partida Rol por web

La noche no tardó en posarse sobre vuestras cabezas, regalándoos una hermosa estampa del cielo que os hizo olvidar todo el mal durante unos minutos.

Pero nuevamente tuvísteis que volver a la realidad, puesto que ninguno de los dos parecía querer hacer el segundo turno y ambos estábais dispuestos a realizar el primero. William fue hacia Zorro a recoger su rifle mientras que Santana había lanzado la moneda y esta había decidido que él mismo iniciaría la guardia.

Estaba claro que los que iban a pasar una mala noche iban a ser las monturas, con las incómodas sillas sobre sus lomos. Seguramente descansarían menos aún que sus propios dueños, puesto que no parecía que ninguno de los dos se preocupase ya por ellos. Solo en que la noche pasase sin percances y llegar cuanto antes a Tombstone. Todo lo demás, era secundario para ellos.

Hasta William había sucumbido a robar el dinero del banco si Tombstone había caído bajo aquella plaga, demostrando que su moral y sus sentimientos no eran tan buenos como pretendía demostrar, siempre con aquella sonrisa en su rostro.

William sonrió cuando la moneda cayó de su lado. Estaba realmente agotado y dormir un rato, por corto que fuera, era lo que necesitaba en esos momentos. Hubiera preferido hacerlo en una cómoda cama, sin hora para despertar y desde luego, en mejor compañía que la de Santana de poder elegir, pero tampoco tenía queja.

- No perderé ni un minuto. - Le dijo a su compañero. - Despiértame cuando me toque... ¡Y no te duermas!

Le comentó en tono de broma. Acto seguido se tumbó recostándose sobre su mochila y se tapó la cara con su sombrero. De brazos cruzados sobre el pecho cerró los ojos y trató de conciliar el sueño.

-No podría domirme ni aunque mi almohada fuesen las nalgas de Inma la Alegre, de Carlston City.

... respondió sonriente; y era cierto... cualquiera se dormía con muertos vivientes dando vueltas por ahí.

Echó un ojo a los caballos... Seguían ensillados... sabía que era una putada para ellos pero... si tenían que salir por piernas... por su vida y por las de sus monturas, necesitaban no perder tiempo; este sería un mal menor.

Desechó sentarse, y localizó una piedrecita para pisarla de vez en cuando, para hacerse daño adrede en el pié, y no quedarse dormido ni de coña.

Sus ojos empezaron a taladar la noche, y sus oidos... a prestar atención como nunca en su jodida vida.

William no tardó en quedarse dormido y el silencio solo fue quebrado por el sonido del crepitar de las llamas. Minutos más tarde, los grillos comenzaron a cantar y el sonido del río acompañaba lo que parecía una noche tranquila y perfecta.

Zorro y su camarada, pastaban cansados y de vez en cuando relinchaban, quejándose de las sillas de montar sobre sus lomos. Pero pronto se quedaron en silencio también y se durmieron con la paz que traía el manto cargado de estrellas que teníais sobre vuestras cabezas.

Pronto pasaron esas dos primeras horas de la guardia de Santana, donde no hubo nada más que el sonido de la naturaleza y algún murciélago cazando insectos sobre la cabeza del vaquero. Era hora de despertar a William y de descansar un poco...

Cuando calculó que había llegado el momento, se acercó a William, para despertarle con la delicadeza normal en estas situaciones, o sea, con un par de patadas a los pies.

-Vamos, dormilón, cambio de turno. Todo está tranquilo, y los ruidos de los animales nocturnos son los que tienen que ser; los caballos estaban enfadados por las sillas... pero que se jodan; ya descansarán bien cuando estemos a salvo.

Esperó un poco hasta asegurarse de que su compañero estuviese bien despierto, y no solo en apariencia; tal como estaban las cosas... mejor asegurarse; por un momento pensó si darle una patada adicional en algún sitio de esos que te hacen despertarte más en profundidad... pero no, parecía que estaba espabiladete...

-Dos horas.

Le dijo a modo de despedida, antes de taparse, vestido y armado como para una fiesta...

... que ojalá no se produjese...

- ¿Qué hora es...? - Preguntó todavía con los ojos cerrados. Casi no le había dado tiempo a conciliar el sueño y ya tenía que abrir de nuevo los ojos. - ¿En serio me toca ya? - Abrió al fin los ojos y meneó la cabeza. - ¡Joder! - Exclamó y acto seguido se llevó la mano a la boca tapándose. No es que hubiera gritado muy alto, pero no era cuestión de hacer ruido. - Descansa... - Le dijo a Santana.

Acto seguido se puso en pie y se alejó unos pasos del campamento. Tenía que mear y eso hizo.

- Bueno Will, ahora no te quedes dormido... - Se dio a si mismo. 

Santana se había acostado ya y el sueño no tardó en abrazarle. William necesitaba despertarse y orinar y eso hizo. En su miembro vio aún un poco de sangre del resultado de la noche anterior. ¿Cómo algo que había empezado tan bien se había complicado tanto? Era fácil, al menos para William: Jesse estaba loca. No había más.

William regresó junto al fuego y se sentó a mirar las llamas. De golpe el sonido del canto de los grillos se esfumó y de no ser por el crepitar de las llamas, todo hubiese quedado en silencio. Pero ese silencio fue lo que mosqueó realmente a William. Había algo ahí fuera, pero la pregunta era: ¿qué y dónde estaba?

Que había algo era seguro. ¿Pero qué? No tenía ni idea. De hecho, no veía una mierda. Tenía todavía los ojos pegados por legañas y un sueño terrible que le impedía la visión. 

- ¡Joder Will, ésto no es lo tuyo! - Dijo por lo bajo mientras sacaba su revólver y se acercaba a Santana para despertarlo rápido de ser menester.

Los caballos permanecían inquietos. Sus sillas les molestaban y estaban pasando una mala noche. Santana roncaba ya con fuerza. Eso no te ayudaba a detectar nada, pero sabías que había algo o alguien. Te giraste sobre ti mismo, ya junto al mexicano y la viste. Con su vestido ahora blanco y traslúcida, cerca de la arboleda, Kezia estaba allí plantada, cabizbaja.

No te costó reconocerla, la altura, la complexión... No sabías como había llegado hasta allí ni como podías ver a través de ella, salvo que fuese un fantasma. Entonces se giró hacia ti viste dos agujeros de bala y su vestido manchado de sangre en el cuerpo. - Emmaaaaa... Jesse... venganzaaaa... - Te dijo con una gélida voz mientras caminaba hacia ti. - Kane debe morir...

- ¡Hostia puta! - Alzó la voz William al ver al espectro.

Se sobresaltó de forma inicial. Lo siguiente que sucedió fue que creyó estar dormido. 

- Mierda... - Masculló. - ¿Estoy en una pesadilla? ¡Joder William! ¿Cómo te has podido quedar dormido? - Se preguntó a si mismo.

No obstante, parecía tan real. Aquello parecía tan... vívido. Se frotó los ojos y se acercó un par de pasos hacia el espectro. No muchos, pues le tenía miedo. Pero al curiosidad era también grande, que no pudo evitar acercarse para descubrir más.

- ¿Venganza? - Preguntó. - ¿Jesse y Emma vienen a por mi? - Preguntó. - ¡Yo no les he hecho nada! - Trató de autoconvencerse. - ¿Y Kane debe morir? ¿Qué coño pasa con él? ¡No lo entiendo! ¿De qué va todo ésto? - Preguntó realmente cofundido.

Kezia se giró hacia a ti cuando te acercaste a ella. Su cabeza parecía haber sido aplastada con algo. Se veía parte del hueso saliendo por la carne y sus ojos estaban blancos.

- Kane es... el mal... te separó de Jesse... - Te dijo con aquella tenebrosa voz. Cuanto más tiempo permanecías a su lado  más frío sentías en el cuerpo. - E hizo que... Emma y Jesse me matasen... véngame... antes de que sea... demasiado tarde y _{^{Noah te robe a Jesse...}}

Y con aquel hilillo de voz, la aparición de Kezia desapareció de tu vista. _{^{- Ya sólo quedáis vosotros y Marvin...}} - Escuchaste en la lejanía, casi como un eco del pasado.

Él no lo había visto así. Kane no le había hecho nada malo y Jesse... bueno ella sólo había demostrado estar como una puta cabra. Si Noah se la quería quedar, allá él... A él aquello no le importaba ya lo más mínimo. No quería nada malo para ella, evidentemente, seguía teniéndole aprecio, pero no tanto como para convertirse en su pareja. Eso ni loco. No obstante, que el fantasma de Keiza dijera que sólo quedaban ellos y Marvin... eso si le preocupó.

- ¡Espera! - Alzó la voz. - ¿Qué quieres decir con eso? Emma, Jesse... están... ¿muertas?

Poco a poco el frío que sentías se fue desvaneciendo al igual que hiciese la figura de Kezia. No sabías bien que había pasado, si era un sueño, una alucinación o si había sido real. Pero lo que si supiste es que no obtuviste respuesta alguna por parte de Kezia o al menos por aquel espectro que parecía ser ella.

De golpe, los grillos volvieron a cantar y ese silencio que envolvió aquel momento se esfumó de golpe. Si Jesse o Emma aún vivían, era algo que deberías averiguar por ti mismo. Pero estabas a medio día de viaje de Tombstone, de tu familia y de quienes habías descubierto que te importaban de verdad. ¿Qué más te daba una loca y una muda impetuosa que era capaz de disparar a cualquiera sin dudar?

Además, si tal y como había dicho Santana, todo el pueblo se había convertido ya en esas criaturas, asaltar el banco y llevaros todo el dinero no sería difícil... solo tendríais que sortear a todos aquellos infectados para lograr vuestro propósito y sencillamente, cambiarías al otro lado de la ley.

¿Qué mierda tenía que hacer? Esa era la pregunta. Aquello que había visto, si es que lo había visto, no podían ser real. William no creía en los fantasmas. Por fuerza tenía que haber sido una pesadilla. No obstante, no recordaba haberse quedado dormido y tampoco haberse despertado tras la visión. Y estaba bastante seguro de que en esos momentos estaba despierto.

La cuestión era qué hacer entonces. Por un lado estaba su familia en Tombstone. Tenía que alertarles. Robar el banco era secundario y realmente no estaba seguro de querer colaborar en aquello. La otra opción era la de regresar sobre se sus pasos y tratar de averiguar qué había sucedido. Sólo esperaba que aquella visión no fuera real. No quería nada malo para Jess y Emma y tampoco quería creer que Kane fuera el mal personificado.

Fuera como fuera, no despertó a Santana hasta el final de su guardia, pues dormir, tenían que dormir, aunque sólo fuera un par de horas, necesitaban descansar. Cuando hubo pasado el tiempo, se acercó a su compañero y antes de llamarle de le quedó mirando. ¿Debía contarle aquello? No estaba seguro y de hacerlo... ¿ Cómo se lo contaba sin parecer un loco?

- Hora de despertar compañero... - Le dijo a Santana. - Creo que ya hemos dormido suficiente por hoy, no crees? - Bromeó. - Creo que debemos volver con el grupo. - Le dijo saltándose los preliminares. - ¿Vendrás conmigo?

-Yaaaa????

Preguntó con estupor al ser despertado por William; ese tramo de sueño se le había hecho corto, demasiado corto... pero siempre era igual,... cuando mejor duermes, te despiertan; una especie de ley divina.

Cuando medio se fué enterando de lo que le decía el otro...  creía que se enteraba cada vez menos...

-¿Volver con los demás? ¿Pero no íbamos a avisar a Tombstone de lo que estaba pasando?-Se sacudió el sombrero- Algo te ha hecho cambiar de idea... ¿no habrás tenido algún sueño calenturiento o algo por el estilo?

- ¿Calentu...? - Frunció el ceño confuso. - No precisamente... - Tragó saliva. - Creo que se han matado entre ellos. Creo que Marvin es quien ha sobrevivido y bueno... - Se encogió de hombros. - Kane es el mal. - Sonrió. Todo aquello no tenía ningún sentido. - Creo que es necesario regresar a ver que ha pasado. De todas formas, no parece que Irvin haya ido a Tombstone. Tenemos tiempo de volver a avisar luego. Creo...

Mientras hablabais escuchastéis los pasos de un caballo acercarse, pero estabais tan metidos en vuestra conversación que no os distéis cuenta de que estaba allí hasta que no vistéis su silueta. Calvin había reconocido la voz de William, por eso no dijo nada al acercarse y solo cuando desmontó y se acercó al fuego con gesto de preocupación en su rostro, vistéis que era el sheriff. Debían ser cerca de las dos de la mañana. ¿Qué hacía el sheriff allí a esas horas?

Este os miró a los dos y fijó su vista en William, que para eso era su subordinado. - ¿Qué hacéis aquí? ¿Dónde está Jesse? - Estaba claro que a aquel hombre le preocupaba la chica. Había un extraño vínculo afectivo entre ellos, casi comparable al que tenía con Kane. - ¿Dónde están los demás? ¿Y la hija de Reeves y Kane? - Preguntó nervioso buscando las respuestas en el rostro de William.

- William, responde: ¿dónde está Jesse? - Repitió al ver que el chico se había quedado sin palabras en aquel momento.

- Nos separamos Sheriff. - Respondo tras serías dudas acerca de lo que debía contarle. - Algo muy grave les ha pasado a los indios. Están todos muertos. Parece que por una enfermedad altamente contagiosa. Pensamos que alguien debía regresar para informar. - Aquella fue su escueta respuesta. No dio detalles. Pensó que así sería mejor. - ¿Y usted? ¿Qué hace por aquí? ¿Todo bien en Tombstone? - Preguntó ansioso y esperando una reconfortante respuesta.

- ¿Os... os separastéis? ¿Qué quieres decir con os separastéis? ¡Salistéis juntos por algo, Rivers! ¿Y vienes a contarnos lo que ya sabíamos? ¿Dejas a Jesse con ese grupo sola para venir a decirme que los indios están enfermos y que es contagioso? ¡Os lo dije antes de iros! - Exclamó cabreado.

- ¿No has aprendido nada en estos cuatro meses, Rivers? ¿Aún no sabes que a los compañeros no se les deja solos en una misión ni se les abandona? ¿Y si alguno decidiese hacerla algo por ser una ayudante del sheriff sin apoyo? ¿Eh? ¿Tanto confías en ellos, un puñado de desconocidos? - Miró a Santana, incluído en el pack y esperando que no abriese la boca porque se la comería también.

- Te mandé con Jesse por algo, Rivers. Es la más leal y la más comprometida. Sabe perfectamente lo que hace y es de quien mejor puedes aprender. ¿Y qué haces? Lagarte para nada... - Estaba tan cabreado que ignoró el resto de tus preguntas. Estaba claro que en aquel momento su prioridad era Jesse.