Partida Rol por web

Ya era bien entrada la noche cuando comenzásteis el retorno a Tombstone. La verdad es que el plan os parecía bueno, muy bueno de hecho. Con las armas enterradas nadie daría con ellas y sin una marca que indicase donde estaban, incluso hasta vosotros podríais quedaros cavando horas enteras, hasta dar con ellas.

Pero el viaje estaba claro y según los cálculos, llegaríais antes del amanecer a Tombstone. Quizás Will pudiese despedirse de su familia después de todo. Quien sabía como estarían las cosas por allí. Pero no habíais avanzado ni la mitad del camino, cuando visteis una hoguera al fondo.

La hoguera no era muy alta, pero lo suficientemente clara como para llamar vuestra atención en la oscuridad de aquella noche. Sin duda debían ser los dos soldados con la hija de Reeves, que estaban acampados y refugiándose del frío en aquella pequeña hoguera. Pues al hacer memoria, los tres recordásteis que iban con lo puesto y poco más. No llevaban petates, quizás algún odre de agua y sus armas.

Podíais pasar por allí y ver que tal estaban o alejaros y seguir vuestro camino sin volver a verlos nunca más. Aunque quizás ese fuese demasiado tiempo...

- Quizás podríamos acercarnos... - Propuso William. - Para comprobar que todo va bien y que no hay peligro. - Dijo preocupado. 

Y es que las últimas veces que se habían cruzado con hogueras en medio del camino habían resultado un problema. Si allí tan solo había un campamento con un grupo de personas durmiendo, posiblemente todo iría bien, pero si se trataba de un grupo de cadáveres a punto de ponerse en pie, entonces si que podían sufrir un grave contratiempo.

Sin más y sin esperar respuesta, Will trató de acercarse al grupo que estaba allí acampado de forma furtiva y sigilosa, tan solo para echar un vistazo y ver a que se enfrentaban. Dependiendo de que fuera con lo que se encontrara, tomarían un determinación o otra.

Marvin miró el rostro de Will en la oscuridad, y tal vez fuera la luz de la luna, pero algo en él le inquietó. Le pareció que tenía cara de estar deseando de ir a rebanar algunos cuellos. La idea, no obstante, empezó a seducir a 'Rata'. Tal vez la venganza contra esos basuras, aprovechados de su honesto trabajo, estuviera un poco más cerca de lo que hubiera pensado.

— Adelántate, Will. Pero dame unos segundos, que voy a ver... — Marvin se bajó del caballo, sacó el catalejo y luego se acercó unos metros antes de echarse al suelo y apuntar hacia la hoguera. — A ver si veo algo, porque la noche está más oscura que el ojete del negro ese que venía con nosotros. Que Dios lo tenga en su gloria y tal. Vamos a ver...

Marvin puso cara de estreñido mientras intentaba ver los alrededores iluminados de la hoguera, sobretodo para ver la situación de los dos capullos y la capulla.

Viste a los tres junto al fuego, cansados y pegados a él. La mujer estaba recostada en el suelo. Las llamas te permitían ver sus ojos llorosos y brillantes a la luz del fuego. Su rostro estaba cansado.

El macho que no era tan macho, dormía como un ceporro al otro lado, mientras que el sargento se mantenía alerta. Cansado por la caminata pero pendiente de lo que les rodeaba.

La idea de Will de acercarse en sigilo no era mala, pero lo normal es desmontar del caballo para hacerlo. Zorro relinchó mientras avanzanza a pesar de que Will le diese el alto cuando Marvin se lo pidió.

Entonces una sombra se movió y apuntó con un arma hacia vosotros. - ¡Alto! ¡Quien va!

Otra sombra se recostó más aún en el suelo mientras que una más, se cubrió detrás de una roca y su arma brilló con las llamas del fuego. No sabía hacia donde apuntaba, pero lo hacía hacia donde su compañero lo hacía.

- ¿Son ustedes? - Preguntó Will. - Will Rivers. - Dijo el joven mientras descabalgaba y agarraba de las riendas a Zorro protegiéndose tras este de un posible disparo. - Nos hemos cruzado de nuevo en su camino. Vamos de regreso a Tombstone. - No mintió. - Vamos a continuar hasta que el cansancio nos venza. - Les explicó. - Si no necesitan nada de nosotros, continuaremos la marcha. - Y esperó una respuesta antes de cumplir si palabra.

Marvin observaba con su catalejo. El hijoputa ese tenía los sentidos más afilados que un cuchillo, y encima se había quedado sin balas en el Winchester limpiando el fuerte de putos muertos. Sus posibilidades de rebanarle el pescuezo mientras dormían se había esfumado, así que Marvin se quedó observando con su catalejo a ver si le pegaban un tiro a Will para salir por patas.

- ¿¡Cuántas veces tengo que decirles que no necesitamos nada suyo!? - El cansancio, el calor y la sensación de falsa preocupación y de intento de pillaje por parte de aquellos hombres, hicieron que el sargento saltase de una vez.

- ¡Soldado! ¡Si se acercan un paso más, dispare a matar! - Ordenó, cansado ya de aquellos que no hacían más que molestar, estuviesen donde estuviesen. Con lo grande que era el desierto, ¿por qué se los tenía que encontrar siempre?

Cuando Santana escuchó aquellas palabras, preparó su arma y apuntó hacia los soldados en medio de la oscuridad.

De golpe, la mujer se levantó del suelo.

- ¡Yo! ¡Yo! ¡Si van a Tombstone, llevenme a caballo! ¡Se lo ruego! - Exclamó la mujer. - ¡O sea! ¡Estoy supermega cansada, tengo ampollas en los pies... no me dan agua porque hay que racionarla, ¿saben?! ¡O sea! ¡Prefiero que me maten ahora a otra jornada de viaje así! ¡¿Saben, no? - Y cojeando y caminando como pudo, se acercó unos pasos hacia William alejándose de los soldados.

- Por supuesto. - Dijo William. - Podemos llevarla a Tombstone. - Sonrió ante el inesperado giro que les había brindado el destino. - Zorro puede cargar con usted, por supuesto. - Le dijo a la dama y sin moverse de sitio esperó a la reacción de aquellos dos estúpidos soldados.

Marvin sonrió detrás del catalejo. ¡Qué delicioso giro de los acontecimientos! No obstante, la cosa estaba tensa. La petarda había sacado su pistola, y el sargento Tocapelotas había mandado al soldado Mariposón disparar si Will se acercaba. Will era listo, pero aún así Marvin temió que le volasen el culo y poner en riesgo su legítima recompensa en forma de niñaja.

Pensó en arrastrarse como un gusano, pero tal vez fuera peor si le descubrían acercándose furtivamente, así que decidió permanecer escondido como una rata. Sacó, eso sí, su revolver, aunque a esa distancia un disparo fuera complicado.

Irma se dio la vuelta y al ver el espectáculo de terror comenzó a gritar histérica.

Atrás habían quedado las amables palabras de William, arrastradas por la fiereza con la que el soldado mariposón atacaba al sargento. Aquella cosa, tras morderle el cuello, tiró hacia sí y le arrancó un buen pedazo de carne y la sangre comenzó a salir a chorros del cuerpo del hombre, que suplicaba por una muerte como hombre que era.

El soldado, ahora más muerto que vivo, puso sus brillantes ojos rojos en la histérica mujer y comenzó a caminar hacia ella, dejando en el suelo al sargento, mientras que este se retorcía y lamentaba su suerte.

Y mientras la criatura avanzaba sin descanso hacia una histérica e innamovible mujer, se oyó un disparo y el cuerpo del sargento dejó de moverse.

- ¡Señorita Revés corra! - Gritó Will mientras agarraba su rifle Henry, apuntaba al podrido y descargaba un tiro sobre su pecho. - ¡Marvin, Santana, fuego! - Invitó a sus inseparables amigos a que hicieran lo mismo que él y de esa manera acabaran con la amenaza.

Marvin miró boquiabierto la situación. ¡Joder! Es decir, bien por un lado y eso, pero ¡joder! Ese hijoputa se había transformado de un momento a otro, pudriéndose delante de sus ojos a toda leche, y almorzándose al sargento. Como cuando el suegro de Kane con el negro, joder.

Con el catalejo en una mano y el revólver en la otra, Marvin se levantó apresuradamente y corrió hacia Will y la dama que valía su peso en oro a toda la velocidad que pudo. Mientras lo hacía se puso a rezar en su cabeza.

Dios mío, si me estás escuchando no permitas que la señorita Irma Reeves sea devorada cruelmente por esos monstruos. Es muy joven y vale demasiado dinero para morir. En todo caso haz que Will se doble un tobillo y muera como un héroe mientras yo me hago rico con su parte.

Marvin corría todo lo que daban sus pies. Alzó la pistola y levantó el revolver a la carrera, pero la desesperación y saltar los matojos del desierto ese de las narices hizo que empezara apuntando como el culo. No obstante, en un arrebato de genialidad pistolera alimentado por el riesgo de que se zamparan la recompensa inminentemente -con el puto trabajo que les estaba costando todo aquel ingrato trabajo y que ya no estaba dispuesto a tragar más- Marvin apuntó con éxito entre las orejas del soldado moñas que había tenido intención de desvirgar despiadadamente el ano de Will, si era que Will aún lo conservaba intacto. Cosa que dudaba por otro lado.

— ¡NooOoOoOoOooo! — gritó 'Rata' en una secuencia a cámara lenta mientras saltaba con escasa elegancia un arbusto, haciéndose visible por todos, al tiempo que disparaba su fiel revólver comprado hacía una semana.

La gorrita azul que cubría la cabeza del soldado salió volando con una sacudida, y Marvin sonrió triunfante. Casi podía verse el símbolo del dólar en sus pupilas.

-¿Qué corra? Si no puedo ni andar. - Pensó para sí la mujer hasta que escuchó el disparo a su espalda y literalmente voló hacia Will.

A Santana no le dio ni tiempo a apuntar. Después del disparo en el pecho, aquella cosa no paraba de tambalearse y con Will delante suya con su montura, no tenía un tiro limpio. Pero Marvin sí y tras su increíble carrera, la bala salió dispara de su revólver y le voló la cabeza a aquella cosa.

Irma acabó de rodillas en el suelo, junto al caballo de Will. Sus pies estaban descalzos, no solo le dolían, sino que estaban llenos de heridas y ampollas. Era lo que tenía ser una dama de ciudad que jamás había caminado por un desierto. Con la esperanza puesta en que todo hubiese acabado, miró a William desde allí abajo y solo dijo tres palabras: - Agua, por favor.

Will agarrando las riendas de Zorro, se acercó de manera apresurada a la joven Reeves. Enseguida le tendió la mano de forma cortés.

- Tranquila señorita Reeves, ya está a salvo. - Le dijo William. - Montará conmigo sobre Zorro si así lo desea. - Le comentó. - Le aseguro que al amanecer estará en Tombstone. Esperemos que esa maldita enfermedad no haya llegado allí. - Dijo preocupado. - Nosotros nos hemos encargado de que no quede una sola de esas alimañas viva en el fuerte. - Desveló con orgulloso. - ¿Necesita ayuda para montar? - Le preguntó dispuesto a ayudarle a subir sobre el lomo de su fiel caballo.

Marvin hinchó el pecho para darse un aire de valiente salvador de féminas. Mientras Will asistía a la débil hembra, el vaquero se acercó al ya presumiblemente difunto sargento Melenas y lo miró con desprecio.

— Querías quedarte mi dinero, ¿eh, pillín?— murmuró — Nadie me roba y vive para contarlo. — a pesar de que hacía unas horas estaba furioso porque precisamente acababan de hacerlo y se habían marchado impunemente. Pero esa parte ya tal.

Escupió al suelo. Durante esa semana Marvin había visto de qué iba todo el asunto de los muertos, así que apuntó a la cara del sargento y le pegó un tiro para que no se levantara nunca más. Ante todo Marvin se consideraba un buen cristiano.