Partida Rol por web

Rick y Sarah

Rusia - EEUU - La vuelta a casa - Finales 1922

Cargando editor
07/02/2022, 00:01
Tte. Sarah McDuncan (1922)

Pronto sentí el calor de la mano de Rick coger la mía y le miré y le sonreí con los ojos llorosos. Debía estar aburrido de verme llorar. Seguramente eso era lo que hacía que no se acercase a mí como hombre, sino como amigo. Mirando el pedazo de tierra que dejábamos atrás pensaba en la mala suerte de haberme enamorado del hombre equivocado y de dejar atrás sin poder hacer nada al que me amaba.

Ya había descubierto lo que eran los celos y el sentirme mal al ver a Rick con otra, pero le amaba demasiado como para alejarme de él y todo lo que me daba, al final superaba con creces aquel dolor... aunque fuese matador, tampoco sería como el que John me propinaba a diario y con no mirar cuando supiese que estaba con alguien, creía que lo llevaría todo mejor.

Ilusa de mí. Imaginarme que estaría haciendo con otra mujer era peor que verlo, pero eso lo descubriría más adelante.

Tiré de la mano de Rick y la pasé por mi cintura, para hacer yo lo mismo y pegar mi cabeza sobre su cuerpo al tiempo que con mi otro brazo completaba aquel abrazo. No era capaz de imaginarse lo que sentía por él y jamás lo sabría, al menos por mi boca. Solo pensar en perderle me consumía y prefería aquel dolor y aquellos celos antes que quedarme sin él. Algo que nuevamente el tiempo me demostró que no sería así, pero para aquello aún quedaba mucho más por vivir.

- Con... tu... sobrino... - Respondí ante sus palabras. La verdad era que esperaba poder seguir durmiendo con él, pero estaba claro que Nueva York sería un nuevo mundo de cambios. Entonces agaché la mirada. - Añoraré dormir contigo entonces... sin duda será un nuevo despertar. - Dije con dolor en mis palabras y me abracé más a él.

Me importaba poco que nos viesen, que dijesen algo. En aquel momento Rick era mi pilar y sin él yo no era nada. Sin él no hubiese sido nada jamás.

- Sí, lo sé... pero me da miedo que por ser mujer no me tomen en serio, que rechacen mi petición de tenerte a mi lado... de no ser aceptada en la universidad y cursar medicina... - Mi inseguridad me podía, siempre estaba ahí, en las sombras, al acecho y el cambio era tan importante, tan drástico que me costaba centrarme. - Ser todo lo buena que los demás creéis que soy, fallaros a todos... a ti en especial. - Le dije mirándole a los ojos deseando que me dijese que jamás le fallaría y que sus labios se posasen sobre los míos para darme paz.

Algo que no ocurriría.

Y el viaje hasta Malmö, pues fue al final donde paramos, se convirtió en algo frío por las temperaturas y aburrido. Pasaba todo el tiempo posible con Rick, pero también estudiaba no solo para poder ser aceptada en la universidad, sino para intentar subir de rango. Por otro lado, cuando me quedaba sola, añoraba los abrazos y besos de Coverley, que la verdad era que deseaban que fuesen de Rick, pero que fue él quien se atrevió a dármelos. Quizás porque con su edad ya no tenía mucho que perder y sí que ganar si me quedaba a su lado.

Y como no, con aquel frío en aquellas latitudes y el invierno, acabé resfriándome. Esa mañana me desperté cansada, con los ojos llorosos y la nariz taponada. Sin ponerme ni el uniforme, salí a los baños comunes para lograr destaponarme la nariz, usando la ropa de cama para tapar mi camisón de la cama superior, pues Rick y yo seguíamos durmiendo juntos. La mirada de los oficiales se centró en mí. - No se acedquen, cdeo que me he desfdiado.

Y tras lograr destaponar la nariz lo suficiente como para poder usarla un poco, regresé a la cabina, donde Rick aún dormía. Me volví a meter en la cama, pero esa vez me subí a la litera y me hice una bola, muerta de frío por el cambio de temperatura y la soledad de aquel colchón y cerré los ojos.

Sabía que en cuanto Rick se levantase me buscaría y lo primero que tendría que hacer era cambiar las sábanas, ventilar la cabina y darse una buena ducha. Con suerte él se había escapado de aquel resfriado y solo lo tendría yo.

Notas de juego

No mencionaste a ninguno nunca, pero vamos, que los puedes meter perfectamente, tampoco hemos hablado de ella tanto ;)

Te le dejo de enfermero unos días si quieres, así pueden hablar de cosas más o menos importantes y luego damos un salto en el tiempo más ;)

Cargando editor
26/02/2022, 19:22
Sgto. Rick "Jester" Heatherly (1922)

Sarah no estaba convencida de vivir en casa de mi hermana y no sabía si era porque no quería molestar, algo que cualquiera sentiría en una situación similar, o porque se sentía incómoda teniéndome tan cerca, aunque no comprendía a qué se debía, teniendo en cuenta que siempre que habíamos podido habíamos estado juntos.

En realidad, volver a los Estados Unidos quizás representase la oportunidad para ella de alejarse de mí y de empezar a buscarse una vida propia, y a un hombre que le llenase, porque era evidente que para ella, yo únicamente representaba el apoyo de un fiel amigo y compañero y que jamás podría alcanzar a ser algo más. Para mí, en cambio, separarme de ella y verla con otro hombre significaría un duro golpe, pero me había repetido mentalmente que debía estar preparado para cuando sucediera.

Pareció sorprendida cuando hablé de mis sobrinos, pero es que no podía hacerlos desaparecer. Sin duda, no era lo ideal, pero incluso en una casa con niños había tiempo para poder ser nosotros mismos... dentro de lo que podíamos ser. Yo también añoraba dormir con ella... de otra manera.

Pero también había otras cuestiones. Ella seguía mostrándose insegura respecto a su carrera y yo, en cambio, convencido de su éxito. Sabía que debía repetírselo una y otra vez porque una y otra vez entraba en su cabeza el mensaje negativo. Pero lo haría; para eso estaba allí.

-No tendrán más remedio que aceptarte; eres fantástica. En cuanto a mí, no te preocupes. Si no consigues tenerme a tu lado de manera oficial, lo haremos extraoficialmente, así que no te quite el sueño -le dije, convencido de lo que pensaba. Y a pesar de todo, ella seguía sin comprender que nunca, jamás, iba a fallarme, incluso cuando se enamorase de otro hombre o simplemente se dejase llevar por sus instintos. Había cosas contra las cuales no podíamos luchar.

Ninguno de nosotros.

-Nunca podrías hacerlo. Yo siempre estaré orgulloso de ti, ocurra lo que ocurra.

La travesía en barco estaba resultando larga y para mí, personalmente, justo lo que necesitaba. Después de estar en una guerra sin sentido, añoraba aquella clase de calma, aunque tardé unos días en adaptarme a ella. Sarah también parecía inquieta y no siempre se mostraba con la misma confianza y seguridad que le había visto en el hospital.

Ella también necesitaba adaptarse.

Las noches eran extrañas, porque dormíamos juntos sin que ellos supusiese problema alguno. Sin embargo, en el fondo mi cuerpo reaccionaba con cierta desesperación. Tenía mis necesidades y me obligaba a aliviarlas frecuentemente para no caer en la tentación de dejarme llevar por ellas con Sarah.

Debido al frío, Sarah terminó por costiparse. Cuando me desperté, la encontré tiritando de frío, congestionada y estornudando.

Pero no era eso todo.

-Sarah, tienes fiebre -le dije, tras colocar una mano en su frente. La manta que teníamos era insuficiente para lo que ella necesitaba, que no era precisamente eso sino una más gruesa y que la aislara más. Pero allí había muy poco de casi todo. Éramos soldados y sabía que se nos despedía con honores, pero nunca se nos pagaba con ellos cuando regresábamos, sobre todo si no ganábamos.

Así que eso no me dejaba mucho en donde escoger.

-Échate a un lado y quítate la ropa -le dije, empezando a desvestirme completamente, salvo la ropa interior, aunque por la erección matutina que tenía en aquellos momentos, además de por pensar en Sarah metida en la cama y solo en camisón pegada a mí, tampoco es que ocultara demasiado -. Siento... esto, pero ahora mismo es lo de menos. Necesitas calor y la única manera que conozco de dártelo es con mi propio cuerpo. Así que déjame sitio. No te preocupes, me pondré de manera que no tengas que preocuparte por eso. Ya me ocuparé yo después.

Y en cuanto se quitó el camisón, me metí en la cama con ella, obviando su cuerpo, sus pechos, sus caderas y por supuesto, su sexo, que anhelaba con una locura casi insoportable, porque aquellos temblores que veía en ella eran suficientes como para conseguir que fuese capaz de resistirme al menos hasta que ella lograse estar bien.

Notas de juego

Ea, ahí tienes los cuidados jajajajajajaja

Cargando editor
26/02/2022, 22:00
Tte. Sarah McDuncan (1922)

Rick se quedó pensativo un rato después de mis palabras y mis dudas sobre la casa de su hermana y no pude callarme al notar aquel silencio. - ¿Y si tus sobrinos no me aceptan? A fin de cuentas soy una extraña que ocupa su casa, uno de sus dormitorios... ¿Y si me enamoro de ellos y no quiero separarme de tu familia jamás? - Como lo estoy de ti... - Es todo Rick, es el cambio, el miedo al que vendrá ahora... a perderte porque tus sobrinos me odien o a tener que alejarme de tu familia y te ti por enamorarme de ellos... Cuando empecé de cero y me fui de casa, estaba aterrada,  pero estaba sola, dependía de mí misma... Ahora siento que dependo de ti y que no podría estar sin ti a mi lado. - Era lo más cerca que podía estar de decirle que le amaba sin decírselo.

Y la conversación continuó con mis otros miedos e inseguridades. - ¿Ves? Va todo junto, cogido de la mano. Tengo miedo de lo que pase al llegar... pero me gusta como suena eso de extraoficialmente. - Y con aquellas palabras me abracé más a él, sintiendo como mi corazón bombeaba con fuerza en mi pecho. Si era lo máximo que iba a tener de él, no iba a tirarlo por la borda. Le amaba con tanta fuerza que todo lo que pasase en torno a nosotros dos, todo lo que pudiese significar separarnos me atormentaba.

- Ya me lo dirás cuando te decepcione, Rick... porque no soy perfecta y en algún momento te fallaré. - La verdad era que sabía que sería él quien me fallase primero, puesto que encontraría a una mujer en NY, se casarían, tendrían hijos juntos... serían felices... justamente esa vida que yo deseaba con él me tocaría verla desde fuera, desde el otro lado del cristal de la ventana. Y mi corazón correría por las calles como un vagabundo, desconsolado y herido de amor y seguramente en ese momento sería cuando me arrepentiría de no haber ido a Denver... de no haber seguido con Coverley.

Y es que él había logrado que volviese a confiar en la desnudez de un hombre, junto a mi cuerpo desnudo, tras las violaciones sufridas en mi vida. Había conseguido que no temiese que me ocurriese nada malo junto a él en aquellas noches juntos. Si hubiésemos estado más tiempo juntos, si no nos hubiese enviado de misión a Rick y a mí... quizás ahora el viaje sería a Denver y mi corazón apuntase hacia dos hombres a la vez en lugar de a uno solo.

Esos pensamientos me acompañaron durante días y días hasta que caí constipada. Lo que no me esperaba era la fiebre. Tenía frío a pesar de ello, así que primero era conseguir que mi cuerpo entrase en calor. Hecha un ovillo iba a decirle a Rick que fuese a llamar a un médico o que pidiese la medicación que le iba a dar cuando se me adelantó y oí su preocupación por mí en sus palabras.

- ¿Qué... qué me quide da dopa? Si sodo devo el camisón. - Le dije nerviosa, pero su mirada y verle desnudarse con tanta seguridad hicieron que me retirase el camisón, quedándome completamente desnuda. Al mirarle, fue imposible no ver su erección y Rick trató de no darle importancia "a eso". Pero él no sabía que "eso" que me había hecho tanto mal, era algo que deseaba de él y que además, Coverley me ayudó con ese miedo a la desnudez y a la erección de un hombre, haciéndome superar parte de las violaciones.

Rick ya me había visto desnuda una vez al menos. En nuestra primera misión juntos, una de entrenamiento, donde me encontró casi desnuda en mi totalidad en el suelo, después de ser violada. Así pues en mi estado, ni le di importancia alguna a que me viese los pechos al aire y cuando se acercaba a mí mis ojos peleaban por mirar a los suyos o a la enorme erección que se ocultaba bajo su ropa interior. - No debedías acedcadte. No quiedo contagiadte do que tengo. - Le dije sintendo como se metía en la cama conmigo y nos arropaba, al tiempo que, mientras se movía para colocarse, notaba como "eso" rozaba mi cuerpo y efectivamente, lograba hacerme entrar en calor.

- Además, no te pdeocupes pod "eso". Sé que aún ambos desnudos, no me hadías nada y ya estoy acostumbdada a tus edecciones matutinas. - Aunque aquella vez sobrepasaba la erección matutina habitual o quizás era la fiebre lo que me hacía percibir que aquello estaba en su máximo esplendor. - Te pongas como te pongas, no me va a modestad pada nada. - Al contrario... si me encontrase mejor... si tuviese más valor... quizás buscase la manera de que realmente me hicieras lo que estoy deseando ahora mismo, pero que sé que no puedo hacer en mi estado. - Ni con dopa ni sin eda. Además sé que cuando estáis así la dopa os modesta y mucho. - Y le acaricié la cara, envalentonada por la situación e invitándole a desnudarse. Me faltó decirle que así estaríamos en igualdad de condiciones, pero no me atreví a tanto. Pero que menos...

- Tú nunca me sedías una modestia pada mí, Dick.

Y me abracé a él sin dejarle que se colocase si quiera, sintendo la presión de su miembro pegado a mi cuerpo. Y cerré los ojos sintiendo su calor, para luego liberarle de la presión de mi abrazo y dejarle que se colocase como él considerase oportuno, mientras que le miraba con deseo, oculto entre mis ojos llorosos y mi nariz congestionada. Un deseo que no pudo ver porque mi resfriado lo ocultó muy bien y simplemente me dejé hacer y llevar por él, para acomodarnos los dos y acoplarnos el uno al otro de una manera casi perfecta, como si hubiésemos nacido para estar juntos.

Y la verdad es que así era, pero no de la forma que yo deseaba.

Con Rick cubriendo mi cuerpo casi por completo, comencé a acariciarle la espalda al tiempo que mi cuerpo empezaba a entrar en calor lentamente. - ¿Qué sedía de mí sin ti? - Le pregunté al tiempo que mis ojos se iban cerrando por el cansancio y la fiebre. - Ojadá supiedas cuanto te... - Y ahí se terminó mi frase. Aquel "te quiero" se quedó en algún punto entre mi garganta y mis labios, puesto que el calor se adueñó de mí y me quedé dormida al instante.

Cargando editor
01/03/2022, 20:37
Sgto. Rick "Jester" Heatherly (1922)

Sus dudas eran normales, pero yo sabía de lo que hablaba. Se trataba de supervivencia básica y no había mantas ni agua caliente que pudiera mejorar lo que dos cuerpos podían hacer. Me hubiera sentido cohibido de haberse tratado de otra persona. Ella ya me había visto desnudo y también sabía que me había tenido que aliviar cuando fue necesario, y yo también la había visto a ella, no solo desnuda sino vulnerable, como cuando me la había encontrado en Rusia después de que la violasen.

No había nada de lo que avergonzarse ni tampoco nada para ponerse nervioso, aunque claro, yo seguía siendo un hombre y él una mujer, y eso era algo imposible de controlar.

-Me da igual contagiarme, Sarah. Tienes fiebre y tiemblas sin parar. Necesitas entrar en calor. Ya nos encargaremos de todo lo demás en otro momento. Si me contagio, podrás hacer lo mismo conmigo, en cuanto a lo otro... bueno, ya lidiaré con eso más tarde.

Intenté mantenerme echado un poco de lado para que no la sintiese, y también hice lo posible porque no se moviera, aunque eso era bastante complicado teniéndola a ella a mi lado, sintiendo su respiración y también sus pechos tan cerca de mí.

A veces hubiera deseado ser menos caballeroso y lanzarme sobre ella. Eso habría acabado con tantos años de espera. Pero yo era así y no estaba convencido de que me quisiera; más aún, dudaba que pudiera sentir algo por mí más allá de la amistad.

Sarah era comprensiva a más no poder y me honraba con aquel pensamiento. Claro que no iba a hacerle nada y claro que estaba acostumbrada a verme. Era yo quien no conseguía habituarme a ello.

-Perfecto. Entonces, cierra los ojos y deja de preocuparte. Sí, me molesta, pero ya se me pasará. Tú a dormir.

Las cosas terminaron por calmarse, no lo mío pero sí ella, su abrazo fue suficiente incluso hasta para me relajara ligeramente. Ella necesitaba descansar y yo, otra cosa, que podía esperar. No tardamos mucho en acomodarnos, que era lo más importante, y a pesar de que sorbía continuamente, ni siquiera me molestó en lo más mínimo. Ahora debía cuidar de ella siempre que pudiera; para eso estaba.

-Pues... espero que no mucho y que me necesites siempre -le dije, viendo como sus ojos se cerraban y finalmente, caía dormida

No sabía si ella estaría mejor sin mí, pero lo que sí que sabía era que yo no podía vivir sin ella.

-Te quiero, vida mía. Ojalá me amases tanto como yo te amo -le dije, una vez sentí que estaba dormida y que ya no estaba allí para escucharme.

No sé cuánto tiempo estuve en la misma posición, pero sí que a los pocos minutos su respiración era profunda y regular. Eso me hizo inclinar la cabeza y al ver sus pechos, deleitarme con sus formas y sus sonrosados pezones, sintiendo que de nuevo todo volvía a fortalecerse.

Miré hacia arriba y pensé, "Rick, qué estás haciendo, hombre. Tienes que aguantarte".

Esa voz tenía muy claro que en cuanto pudiera, debía ir al baño, pero ahora mismo mi sitio estaba al lado de Sarah. Rezaba únicamente porque no tuviese un escape y finalmente, acabase creando un problema. 

Nota mental: tengo que masturbarme cada día. Nunca se sabe cuando estaré cerca de Sarah.

Cargando editor
03/03/2022, 16:15
Tte. Sarah McDuncan (1922)

Como decirle que lo otro no era ninguna molestia para mí, de hecho que si estuviese un poco mejor, me encargaría yo misma de ello, que podía hacerlo... que deseaba hacerlo.

A poco más llegamos Coverley y yo en la cama, él iba despacio, con paciencia y me repetía que pensase en Rick si eso me lo hacía más fácil. Pero siempre le decía lo mismo. "Eres tú el que está conmigo en la cama, no Rick... él estará con la enfermera a saber donde y haciendo mucho más de lo que yo me atrevo a hacer ahora mismo." Y eso llevaba a Coverley a besarme al tiempo que mis lágrimas se derramaban por mi rostro, dolida por aquello, mientras él intentaba consolarme como podía... y así fue como poco a poco, acabamos desnudos, abrazados el uno al otro y sintiendo su erección, para que a la noche siguiente, fuese yo misma quien optase por hacerle todo más fácil al mayor... algo que me devolvió con creces.

- Pedo a mi no me da iguad que te contagied. Me gudta vedte sano. - Dije con la nariz llena de mocos. No sabía ni como era capaz de acercarse así a mí ni de como podía tocarme si quiera. Y entonces dijo que podría hacer lo mismo con él y guardé silencio. Si se contagiaba... ¿se desnudaría por completo como yo o acabaría en calzoncillos como ahora? Maldito amor y maldito morbo...

- Di te modesta... ya dabed que haced... ¿o pdefieded que te eche una mano? - Aunque sonase a broma, aquello iba en serio. Por primera vez me atreví a decirle algo así. Con Coverley fue más fácil, sabía que lo deseaba, pero él... con ir al baño tendría de sobra, ¿no? Porque dudaba que eso fuese algo más que la típica erección mañanera, aunque por su forma de hablar empezaba a dudarlo. Pero no sabía que podría ver un hombre como él en mí si yo no tenía nada especial...

Le oí responderme y tras iniciar la que sería mi última frase, me quedé dormida. Algo le oí decirme en la lejanía, como si estuviese a millones de kilómetros de mí, pero no entendí nada, solo que el sueño era cada vez más pesado e intenso al tiempo que me sentía dichosa por estar así con él.

Y mi sueño no pudo ser con otro más salvo con él. En ese mismo viaje o quizás en otro tramo, así desnudos los dos, yo acababa por lanzarme a lo loco y a mastrurbarle con cuidado. Y decía a lo loco pues con Coverley tuvimos besos y caricias los días previos a que ocurriese aquello... y mi sorpresa fue que Rick se dejó hacer para lanzarse a mis labios y besarme, diciéndome después que me amaba desde el primer momento que me vio y responderle algo parecido.

Y en ese momento nos fundimos en un abrazo y Rick entró en mí, convirtiéndonos solo en uno, al tiempo que sus besos, caricias y penetraciones me hacían feliz. Luego terminaba y se recostaba a mi lado y yo ponía mi cabeza sobre su pecho y cerraba los ojos, abrazándole con fuerza.

Y eso era lo que estaba ocurriendo en la realidad, no que le masturbase, sino que me acerqué más a él, en busca de calor y me abracé con fuerza a su cuerpo. - Quiedo mád. - Le susurré en sueños, sin darle explicación alguna, pues en el sueño era evidente lo que le estaba pidiendo y era que volviese a hacerme el amor. Era curioso que deseaba tenerle y no me importase no llegar al orgasmo... tan grande era mi amor por él que aquello había quedado en segundo plano.

Entonces el Rick de mis sueños me volvió a besar, jugó con mis pechos y al ponerse a tono, volvió a entrar en mí. Yo moví mi cuerpo, separándome del Rick real y abrí mis piernas, al tiempo que bajaba mi mano y comenzaba a tocarme mientras soñaba que él estaba sobre mí, penetrándome de rodillas. Y comencé a retorcerme en la cama y a jadear durante unos instantes... hasta que Rick terminó y se recostó de nuevo a mi lado y regresé a los brazos del verdadero Rick, sin llegar a ningún orgasmo, y me abrazadaba de nuevo a él. - Eded ed mejod...

Ya no volví a moverme a penas, tan solo acariciaba el cuerpo de Rick mientras dormía de vez en cuando. Y poco a poco fui despertando. No sabía cuanto tiempo había dormido, pero mis tripas rugieron, mi vejiga estaba llena, como mi nariz que no me dejaba respirar por ella. Tenía fiebre, pero ya no temblaba. Rick descansaba a mi lado y me moví con cuidado, no quería despertarle... me pondría el camisón, cogería las sábanas de la otra cama y saldría al menos al baño... luego al médico y a buscar algo para comer. Ojalá que con estar abrazada a Rick todo el día aquello se curase, pero sabía que no y debía empezar a hacer algo para remediarlo.

Cargando editor
10/08/2022, 19:56
Sgto. Rick "Jester" Heatherly (1922)

El deseo y la presión que sentía entre mis piernas no era algo que pudiera olvidar. De hecho, pensaba en ello casi constantemente, sobre todo porque cada vez que me acercaba a Sarah, o esta se aproximaba a mí, resultaba del todo imposible evitar la atracción más que evidente que había y la excitación que me producía tener su cuerpo tan cerca del mío.

A veces pensaba que era superficial y casi animal, pero cuando me veía capaz de cuidar de Sarah en momentos como aquellos, dejando de lado mis necesidades, a pear de que mi instinto continuaba siendo fuerte, me daba cuenta de que lo que sentía por ella era tan real que podía hacerme capaz de soportar todo lo demás… por un tiempo, al menos.

Su comentario al respecto, con doble sentido, me hizo sonrojarme por primera vez, pues aunque lo hizo en broma, estando ambos relajados y confiando el uno en el otro… me pareció que había algo de verdad en su ofrecimiento.

Pero era su momento, el que le correspondía por sentirse mal, débil y con ganas de recuperar parte de quien era, así que no había nada más que hablar, y noté como se quedaba dormida en un abrir y cerrar de ojos, haciéndome sonreír al verla.

Era preciosa, pero así dormida, entre mis brazos, resultaba frágil, dulce y más hermosa de lo que nunca lo había estado… incluso cuando sorbía.

Tardaría muchos años más en estar con ella, en poder disfrutar de sus caricias y ella de las mías, y también en reconocer en que habíamos sido unos completos zoquetes al no confesarnos el amor que sentíamos el uno por el otro mucho antes, pero aquellos momentos, inocentes y a la vez peligrosos, también eran especiales; proporcionaban esa clase de conexión que más adelante necesitaríamos para continuar juntos a pesar de las dificultades.

De repente vi como se removía y decía algo sobre querer más. La miré con extrañeza, mientras se abrazaba a mi cuerpo y mi miembro se endurecía tanto que hubiera podido penetrarla sin apenas esfuerzo, al igual que también sin demasiado contacto habría podido dejarme llevar.

Pero me dije de nuevo que no era el momento y que ella necesitaba a Rick, su amigo y confidente, y no al Rick que mi cuerpo ansiaba por darle.

Quizás ella estaba soñando con alguien como Coverley y no podía reprochárselo; un hombre con carácter, que se preocupaba por ella y además parecía ser de la clase de hombre que sin duda gustaría a todas las mujeres, mientras que yo solo era un pobre sargento que apenas tenía un sitio en donde quedarme.

Era un iluso por pensar a veces que existía alguna posibilidad de estar a su lado, aunque mi cuerpo no necesitaba comprar esperanzas, sino tener una oportunidad.

Sarah continuó removiéndose y volvió a decir algo en sueños, lo que parecía confirmarme lo bien que se lo debía estar pasando en sueños, incluso estando con fiebre como se encontraba.

Eso hacía que fuese casi imposible resistirse, por lo que al final no tuve más remedio que dejarla y retirarme aunque fuese un instante al baño. No necesitaría demasiado, solo el tiempo justo para ensalivar mis dedos, frotar ligeramente… y listo. Unos segundos bastaron para lanzar una poderosa andanada que explotó silenciosamente en mi mano y continuó después haciéndolo durante unos cuantos segundos más a través de los dedos. Eché más tiempo limpiándome y retirando algunos restos que habían caído que en el acto en sí, pero al menos podía estar más tranquilo a su lado y pensar en que mientras tuviese alternativas, todo era posible.

Cuando regresé con ella, apenas se había movido. Me colé de nuevo entre sus brazos y sentí como sus manos me acariciaban ligeramente, arrastrándome hacia un sueño reparador que llegó sin darme cuenta.

Cuando volví a abrir los ojos, vi como se ponía el camisón.

-Oh, perdona. No sabía que te habías despertado ya. He debido quedarme dormido –dije, volviendo ligeramente la cabeza para no ver demasiado de su precioso cuerpo, aunque demasiado tarde como para no volver a sentir la quemazón inferior. El alivio era solamente eso, un alivio, algo temporal que no podía sustituir al sexo de verdad. Tendría que buscar alguna forma de arreglar aquello -. ¿Cómo te encuentras?

Lentamente me fui incorporando, procurando que la sábana continuase tapándome un poco más, hasta que me bajase aquella erección que parecía ser fruto de la visión de su cuerpo, pero que aspiraba a controlar.

Cargando editor
14/09/2022, 15:46
Tte. Sarah McDuncan (1922)

- Mad. - Dije con la nariz taponada. - Fedo nececito medizinaz. Ojalá ezto ze cudaze entde tuz bdazoz. - Tosí un poco mirando hacia un lado. - Me fiene que ved un médico, Rick... y tengo que id al baño y tomad algo caliente... un caldo, una zopa... un café... pudé de a zabed qué. - Le dije tratando de mantener el buen humor.

Por desgracia para él, su miembro era tan grande que la sábana no era suficiente para ocultarme su erección matutina y mis ojos se desviaban sin querer hacia aquello que tanta curiosidad me generaba. No era la primera que veía, pero no de su tamaño y... encima verla entre sábanas o a veces entre su ropa, presionando con fuerza...

La fiebre me hizo marearme un poco y me sostuve en la litera llevándome la mano a la cabeza.

- Eztúfida fiebde... - Me quejé. - Necezito medicación fada bajadla y fod mi fodemoz zeguid deznudoz en la cama. - Miré a Rick a los ojos. - Eztoy cómoda contigo azí y no quiedo feddedlo... y tengo que limpiadme la nadiz fada hablad mejod... no zé zi me entiendez algo o no.

Me senté en la litera de abajo, buscando mi calzado. - ¿Haz vizto miz botaz? Con ezo y la chaqueta fodré id a ved al médico y al baño... fedo el baño fdimedo... - Era una cabezota, siempre lo fui, de lo contrario no hubiese llegado nunca hasta donde llegué. Sin eso y sin el apoyo de Rick, que fue mi pilar durante toda mi vida. Pero ir en camisón y con el abrigo de invierno al baño era una cosa, ir en busca del médico y con fiebre otra... pero estaba decidida. Además, debía ir al comedor también.

- ¿Quiedez que te tdaiga algo? ¿Un café? ¿Caldo o zofa en un vazo? ¿Algo máz zólido? - ¿Y duro como lo que tienes entre las piernas y me muero por ver y tocar? - Afdovecha, que zolo dadé un pazeo al comedod. No quiedo que te acoztumbdez a que te lleve el dezayuno o la cena o lo que zea a la cama. - Y le sonreí para luego sorber los mocos, aunque él no me viese en ese momento y yo no me diese cuenta de ello. Estaba completamente idiota con la fiebre. Tenía que ir al baño y limpiarme la nariz y orinar sí o sí. Era lo que tenía en la cabeza metido. Después hacer el resto.

- No zé como no te da azco metedte en la cama azí conmigo... - Le dije una vez encontré mis botas y me las puse. Por fortuna no me había visto aún los pelos que llevaba del tiempo que había estado dormida sin darme cuenta.

La fiebre era más alta de lo que pensaba y eso me hacía tambalearme al intentar moverme, sobre todo cuando me puse en pie del tirón. Nuevamente me tuve que agarrar para no caerme. - La verdad es que Rick podría acompañarme, podría usar su miembro para caminar sin caerme agarrada a él. - Y tras pensar eso me ruboricé por completo y miré a Rick muerta de vergüenza.

- Yo... mejod me voy... - Y al intentar salir la puerta no abría. No me había dado cuenta de que el cierre estaba puesto y me estuve peleando con ella como una tonta hasta que apoyé mi cabeza en la puerta rendida. - No zé ni abdid una fuedta... zegudo que llevo loz zapatoz del devéz. - Y no, del revés no, pero sí llevaba dos botas izquierdas, una mía y otra de Rick puestas... Esto no iba a terminar bien.