Partida Rol por web

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

-Creo que es mi torturador. Lo que me despertó y trasteó conmigo, al menos hasta quedarse sin energía, o piezas, o ambas-dijo Briaeros, luchando porque la vista se le acostumbrara a aquella oscuridad. 

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Mientras algunos empezaban a moverse para ver si conseguían saber dónde estaban, y si podían salir de allí, y el nuevo despertado era atendido por el tipo de la piel rosa, ella se acercó a la alacena que se había abierto tras su mesilla.

Y vio el medallón. Un hermoso colgante que supo al instante que era suyo, que le pertenecía... y que necesitaba. De algún modo lo supo. Lo tomó con reverencia casi... mística.

Se lo colocó al cuello sin dudar un segundo.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Un golpe de recuerdos le golpeó con la fuerza de un mazo de demolición en la cabeza, miles de sucesos confusos, cambiados, inventados y reales se agolpaban en su dolorida cabeza. No pudo aguantar tanta información y al igual que entró en tromba, salió de su garganta en forma de un espeso y pesado vómito que impactó en el suelo. Su cuerpo convulsionaba mientras se esforzaba por  expulsar aquellos jugos de procedencia extraña. Sus ojos se iban de un lado a otro mientras él todavía era incapaz de pronunciar palabra alguna, entre los pequeños espasmos que sufría se escapaba algún que otro vómito, que únicamente por fortuna o azar no impactó a ninguno de los presentes.

Thomas apoyó las manos en el frío suelo y en un pequeño descanso entre vómitos levantó la cabeza para observar a los presentes, ¿eran ellos? ¿Era un plan de los Otros? Zarandeó su cabeza y se hizo una bola, no quería estar allí. Cruzó sus piernas y sus brazos en un pobre intento de posición defensiva y se tapó los ojos con las manos. Notó su piel agrietada, notó que estaba desnudo y confirmó que no deseaba estar allí. Entre las rendijas que dejaban sus dedos libres, pudo comprobar que ninguno de los presentes deseaba atacarle.

La falta de dolor inmediato tranquilizó al antiguo escritor, su cabeza llevaba tanto tiempo perdida en los mundos de la locura y el descontrol que aquel únicamente era un peldaño más. Encogido todavía agradeció a Shidi que le hubiera sujetado.

—Gracias —dijo con la voz entrecortada —. ¿Qué es esto? ¿Qué hacemos aquí?

No estaba seguro de que sus compañeros pudieran responder a sus preguntas, nunca habían podido hacerlo realmente. La senda del iluminado en ocasiones encuentra compañeros de viaje, pero nunca de carga. ¿Hasta dónde estaba extendido el mal? ¿Cuándo se acabaría su tortura mental?

Acarició su cuerpo sin moverse, estaba desnudo, lo había notado tras los primeros instantes de respiro. ¿Importaba acaso? No mucho a él en ese momento.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Halberd se había asomado desde detrás de Briaeros, y no le resultó difícil saber de qué se trataba:

— Hum, eso es un robot médico, aunque... si se le cambian esas piezas de ahí... ¿las veis? — señaló con un grueso y corto dedo — podría ser utilizado para el combate.

Miró al cyborg. Estaba claro que había salido de aquí. Se preguntó qué quedaría ahí dentro de un ser humano. Un cerebro, al menos.

De pronto se dio cuenta de qué era esa extraña sensación en la piel y al respirar desde que salió de la cápsula. Algo iba realmente mal en aquellas instalaciones. Sus ojos escanearon rápidamente las paredes y el techo, con todos sus conductos, cables y paneles, buscando infructuosamente una avería. Pero en el fondo sabía que aunque la tuviera frente a sus narices sería incapaz de hacer nada.

— Oh, no... — musitó. Dió unos golpecitos al sólido muslo blindado del cyborg — Tenemos que irnos de aquí ya. — se giró hacia los demás. Acababa de salir de otra cápsula un tipo con un aspecto bastante lamentable haciendo preguntas — ¿Cuántos quedan en las cápsulas? ¡Hay que sacarlos, deprisa! — dio una voz al recién despertado — ¡Eh, tú! ¡Pulsa uno de esos botones verdes! ¡Este sitio se está llenando de radiación!

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Briaeros miró al enano cuando le dio aquellos golpecitos, observándole extrañado antes de escuchar lo que tenía que decir. No era el primero que tenía prisa porque pasaba algo, aunque él seguía sin notar nada. Si era radiación, quizás la armadura le protegía de lo peor de la misma, no había modo de saberlo...

-En ese caso, me temo que el tiempo corre-dijo, asintiendo a los dos que habían estado alertas y acercándose al recién despertado. 

-Lo siento, Thomas. Necesito que pulses un botón-explicó-escoge rápidamente entre uno de los botones verdes que quedan, es urgente. Podríais... ¿Podríamos? Morir.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Todo resultaba confuso. Poco a poco las personas eran liberadas de sus cápsulas y cada vez que una salía Daeron fruncía el ceño y entrecerraba los ojos, como si forzando la vista pudiera reconocerlos más fácilmente, pese a que los veía perfectamente.

Esa chica... No, no me suena. Eh, un momento, el tipo con la cara dañada y pinta de no solo confuso, sino desquiciado. Ese... ese sí me suena. No sé de qué pero me es familiar, admitió el joven estrujando sus recuerdos, tratando de fijar un momento, una situación en la que pudo relacionarse con aquel hombre y así saber de qué le conocía.

A su mente le llegó el reflejo de un recuerdo. Entorno a una mesa el desconocido y él hablaban animadamente. No sabía de qué, pero tomaban refrescos, luego quería decir que lo hacían en muy buenos términos. El entorno era oscuro y creyó ver estantes con piezas metálicas, cables y numerosos dispositivos. Como si fuera un taller. Pero, ¿De qué hablaban?. Daeron forzó a su mente para saber qué debatían, pues parecía intenso e interesante.

Sí, espera... casi lo tengo... Hablábamos de...

Tijeretazo. El joven ahogó un rugido de rabia e impotencia al notar cómo cada vez que intentaba recordar cosas, si en ellas había involucrado algo en cuestión, un tema o hecho determinado que no lograba discernir, su memoria, su pasado sufrían un borrado temporal. Lo siguiente que recordó al inicio de conversación con el hombre desfigurado fue estar en la habitación de un destartalado hotel. Abatido, dejó caer la cabeza pero pronto la alzó alarmado cuando Callahan, o así lo habían llamado, abrió una puerta de un lado y llamó la atención a otros. Poco después el enano, alarmado, advertía que debían sacar de inmediato a los que aun estaban en las cápsulas y salir pronto de allí pues se estaba concentrando radiación.

Daeron se levantó y notando que algo comenzaba a golpear su pecho izquierdo, su corazón latiendo con mayor intensidad, sintió que una sensación nueva ahogaba sus ansias de morir. Se detuvo un instante y mirándose al interior, haciendo introspección, trató de comprender qué era eso que comenzaba a aflorar. Era preocupación. ¿Por sí? No, por los demás.

No dejes que mueran, escuchó en su interior. Sácalos de aquí y luego podrás morirte en paz.

Había visto cómo cada uno de los entubados parecía necesitar del toque del último liberado para poder obtener su propia liberación. Aun así, mientras caminó hacia el tipo de la cara marcada, Daeron presionó todos los botones verdes, sin detenerse a ver si funcionaban o no. Después ofreció su brazo al familiar desconocido.

- Vamos, apóyate aquí. Estamos aquí para darle a botones con los cuales salir de este sitio - respondió a la pregunta del individuo -. Da unos pasitos hacia aquí y presiona... aquí - dijo conduciendo al último despertado hacia la cápsula más cercana, tomando su mano, y pretendiendo ayudarle para que la pusiera encima del dichoso botoncito. Y después a repetir el acto con el siguiente, el siguiente y el siguiente.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Escuchando a... ¡Halberd! ¡Eso era!, Alexa se tensó. El enano sabía lo que se hacía en cuestiones tecnológicas, ese recuerdo sí que destacaba prístino entre los que revoloteaban en su cabeza, tremendamente revueltos. 

-¿Radiación...? Malo...

Asintió a la observación del cyborg. El tiempo corría, debían cooperar y salir de allí. El Pobre Diablo debía pulsar un botón, el que fuera, y éste otro, rápidamente. Se preguntó qué pasaría cuando sólo quedaran las dos cisternas que contenían cadáveres, esperaba que eso no interfiriera con lo que fuera que estuviese programado para que pudieran salir.

Mientras, rebuscó con la mirada, escudriñando a su alrededor. No sólo para ver si había algo que llamara su atención, sino buscando. Ropa. Estaba aterida, y la ropa interior, por blanca e impoluta que estuviera, no calentaba una mierda...

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

EMIL EL CORSARIO:

Burbujas en un medio líquido, no del todo transparente, en cierto modo acogedor, como un baño con agua caliente.

Agujas y maquinaria que se desacopla de tu cuerpo, por fases.

Eres desintubado por una máquina, sientes sensación de ahogo y de mareo.

Los recuerdos son confusos. Explosiones, muertes, desdichas. Disparos de láser.

El tanque de clonación se va vaciando, el líquido de nutrientes va desapareciendo por sumideros en el fondo de la cápsula.

El tanque se abre y sales al exterior, temblando y sin fuerzas. No puedes respirar.

El exterior del tanque está lleno de figuras humanoides, que ves borrosas con tu visión momentáneamente nublada.

Casi inconscientemente, alzas defensas y protecciones psíquicas.

Tus escasas fuerzas te fallan y caes de rodillas.

Entonces vomitas.

Vuelves a vivir.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Por todos los dioses... ¿Vomitar, en serio? Qué profundamente desagradable e inadecuado. Bueno, podría ser peor, supongo.

Había alzado sus defensas mentales y, poco a poco, iba calmándose, lentamente. Alguien le había ayudado, tardó unos segundos en recordarlo. Pero su mente era su defensa. Su arma definitiva. Había aprendido modos para cuidarla, para mantenerla cuerda aún en los peores momentos.

Voluntad, chaval. ¿Chaval, cómo te llamabas?- se preguntó mientras buceaba en el mar de sus recuerdos y pensamientos, agarrándolos como el oso pesca truchas en el río. Y vio imágenes. Imágenes de sí mismo bromeando, seduciendo, conduciendo por los largos caminos cercanos a Dark Gate- Sí, ese era él. Dark Gate. Los Rift Warriors. Y el líder de los mismos. Él mismo: Emil. Aunque otros lo habían sido también, ¿no? Como antes de él lo había sido Daeron. Daeron.

Tuvo que concentrarse. Estaba desnudo. Y el estómago contraído y esa desagradable sensación en la garganta tras vomitar. Alguien le había ayudado. 

- Daeron. ¿Qué ha pasado? habíamos atravesado el portal... ¿cómo están...? -  logró levantar su cabeza y mirar alrededor. Eran imágenes sombrías, pero se fueron enfocando con velocidad. Emil logró sonreír, aunque tardó un poco en incoporarse.- ¿No os dije que os iba a sacar vivos de Darkgate? Bueno, vivos o algo así, supongo. Gracias Daeron. Pero creo que puedo... sí- tras estar a punto de resbalar logró recuperar el equilibrio y hacer una divertida reverencia ante, por supuesto, ¿quién era? Bonita pero rara. A veces callada, a veces incapaz de callarse. Con presagios, era...- Alexa, como siempre, un placer veros- sí, iba recuperando los recuerdos, y lo primero era lo primero. A pesar de su desnudez, logró mantener la sonrisa y con una enorme facilidad de movimientos miró a la alcaldesa.- Mi estimada alcaldesa Muxu, espero perdonéis mi desnudez también vos. ¿Y quién más tenemos aquí?- era evidente que mientras hablaba recuperaba su raciocinio, y los recuerdos iban encajando como un guante- El señor Covenant, el señor Callahan, el señor Briareos, ¿armadura nueva por cierto?, Halberd, Shidi. Parece que faltan... - con esfuerzo logra mirar hacia atrás y ver los tanques de reanimación y ve, igualmente, de donde ha salido.

Lo cierto es que la belleza de Emil está incólume. Hay algo casi perverso en tanta perfección, en tanta simetría. Hay una sonrisa perfecta y hay, también, una extraña cordialidad.

- Me vendría bien saber qué está pasando. ¿Sabemos ya algo? ¿tengo equipo o algo en algún sitio? ¿por qué siguen ahí dentro Equilibrium, Raxus y nuestra querida ranger Vicky? 

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

-Y algo más que armadura, pero no hay tiempo. Ropa y posible equipo allí-replicó rápidamente, señalando al lugar donde como poco podría encontrar ropa interior de su talla-y un botón verde que pulsar entre los que quedan atrapados. Debes pulsarlo tú. 

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

- Cuéntame a qué peligro nos enfrentamos. Lo que sabéis. -  indicó Emil quien miró un instante hacia el lugar en donde le había indicado Briareos que estaban sus cosas, pero antes de ir allí se acercó a los paneles que quedaban, y se paró frente al de la ranger- Vicky Morrisona, te elijo a tí. -  dijo en un tono sardónico, mientras pulsaba el botón verde que estaba frente a él, aún completamente desnudo, y sin mostrar el más mínimo pudor.

En todo caso, se quedó, al menos unos segundos esperando, para ayudar a Vicky cuando saliera del tanque. Recordaba la sensación y, aunque corta, había sido profundamente desagradable y turbadora.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

-De momento, fuga radiactiva... O eso dicen-replicó, encogiéndose de hombros dentro de aquella armadura. Al menos ¿Emil? había sido rápido y había pulsado el botón sin dar muchas vueltas lo que, contando con el dato de que los rodhens aumentaban, era de agradecer. 

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Después de vomitar, el guaperas de cabello blanco de Emil estaba como si nada. Los elfos eran todos unos idiotas excéntricos y engreídos, especialmente ese ejemplar. De eso sí que estaba seguro. Y al decir su nombre, se dio cuenta que también le había reconocido.

— Sí — dijo el enano — Debe haber una fuga en alguna parte. Todavía deben quedar algunas horas para que, bueno, la radiación sea más de lo que se pueda aguantar. Ya sabéis, el punto en que se nos empiecen a quemar los pulmones y se nos caiga la piel a trozos, cosas así. — Miró a Covenant. Tal vez no debía haber dicho eso — Pero no sabemos cómo de grande es este sitio... O si tiene una salida.

La imagen de un pueblo precioso llegó súbitamente a su cabeza. Santa Fe. ¿No era Muxu la alcaldesa de Santa Fe? Ojalá estuviera en Santa Fe ahora mismo. Apretó inconscientemente el maletín con su recia mano. Tenía que haber una salida.

MINUTOS DESPUÉS:

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

VICKY MORRISONA:

Algo te arranca del sueño de la muerte.

Sientes la horrible sensación de agujas arrancadas de tu cuerpo, de maquinaria que te libera de su agarre, que te desintuba. Un tremendo tubo abandona tu tráquea. La máscara respiratoria es retirada.

La muerte era más plácida.

El tanque de nutrientes se va vaciando por los sumideros del tanque. El fluido estaba cálido.

La calidez te abandona.

Abres los ojos, ves extraños, uno de ellos muy cerca. ¿Es un elfo albino? ¿Le conoces? Piensas que tal vez sí, y que no tienes muy buena opinión de él. Te asaltan retazos de recuerdos, pero no parecen tuyos, parecen falsos, como si pertenecieran a otra persona.

El tanque se abre. Das un paso tembloroso fuera, estás desnuda y más bien indefensa, al límite de tus fuerzas.

El elfo, que debería llevar un parche en un ojo, pero no lo lleva, te sostiene. No sabes si golpearle o agradecerle su ayuda.

Tus pulmones parecen anegados de fluidos, la sensación es de ahogo.

El elfo te indica que debes expulsarlos.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

La sucesión de sucesos sucedía sucesivamente de una forma tan atroz que las preguntas de Thomas quedaron en el aire. No había lugar para sus preguntas en esa agitada e improvisada reunión de conocidos semidesnudos. Aprisa Thomas reptó hacia una pequeña y pulcra mesita en la que descansaba algo de ropa interior que decidió ponerse encima para cubrir sus genitales, pese a estar todos nerviosos y semidesnudos aquello no tenía pinta de orgía, así que era mejor ir tapado.

El siguiente paso era acercarse a aquella alacena vertical que le llamaba de forma tan poderosa, tras manosearla con poco tiento consiguió abrirla. En su interior había un extraño libro que al parecer le llamaba con una fuerza que difícilmente podía ignorar. No se lo cuestionó, porque aunque aquello no tuviera sentido, nada lo tenía en aquel momento para él. Así que las cuestiones sobre la lógica, la posibilidad y lo que estaba sucediendo carecían de cualquier tipo de importancia.

El otro objeto golpeó al pobre diablo, le sonaba, lo reconocía, no había duda. Su anillo de compromiso, el anillo que marcaba un pasado que en ocasiones dudaba que fuera cierto y no producto de su imaginación. ¿Le había seguido hasta allí? ¿Cómo? Más preguntas que se quedaron en el aire mientras Thomas volvía a vomitar, esta vez no era mucosa del tanque de suspensión. La bilis era amarga y su estómago le indicaba que podía no ser la última vez que expulsara algún jugo interno.

Escupió para quitarse el mal sabor de la boca y recogió el anillo, le hubiera gustado guardarlo en algún bolsillo, pero no tenía así que lo colocó en su dedo anular. Y palpó su cara, estaba sin sus vendas, su destrozada faz estaba a la vista de todos, nada estaba saliendo bien para él. Con dificultad se puso en pie deseando salir de aquel lugar.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Es lo que solían decir, que en el vientre materno es donde mejor se está en vida sin conciencia, y de algo parecido a un vientre materno parecían haberla arrancado de golpe y porrazo. O quizás estaba muerta, en el más allá y alguien había tirado de ella hacia el frio mundo de los vivos, con todo lo que ello conllevaba. La calidez se esfumó de un plumazo, el sentido del bienestar comatoso e ingrávido, suspendida en líquidos nutrientes, se había perdido y el sueño eterno sin sueños también había acabado.

Lo primero fue la sensación de estar ahogándose, aquello hizo que abriera los ojos como platos, de golpe, dio un par de traspiés hacia adelante, aún medio ciega tras un indeterminado tiempo de oscuridad total para su sentido de la vista. Cuando braceó por primera vez tocó carne y entonces el dolor la asaltó de repente, como un furioso torrente por todos los nervios de su cuerpo. Escuchaba o creía escuchar voces pero no las entendía. Alguien o algo la sujetó y entonces vomitó todo lo que llevaba dentro del estómago, para terminar con sonoras regurgitaciones mezcladas con toses violentas al echar el líquido de los pulmones.

Pero eso no era lo peor, lo malo la acometió justo después de aquel despertar físico tortuoso. Los recuerdos fragmentados de una vida que había sido alguna vez suya, pero vistas desde una perspectiva exterior y una sucesión tan rápida que era imposible quedarse con todo. Más dolor, esta vez espiritual. No estuvo segura ni siquiera de si había gritado por todo lo que había sentido en tan poco tiempo.

Finalmente tomó el control de su cuerpo a duras penas, la experiencia sin duda alguna era algo que no le gustaría repetir ninguna vez más en esta su otra vida, se puso derecha con el brazo izquierdo recogido sbre el pecho del mismo lado del cuerpo, instintivamente, sin saber aún porqué.

Frente a ella se encontraba un elfo albino, sonriente mientras la sujetaba para que Victoria no callese al suelo. Pero la justice ranger ya estaba en condiciones de caminar sola de nuevo. Sí, lo recordaba, en otro lugar y en otra época la llamaban justice ranger y el elfo se llamaba Emil, aunque le faltaba un parche en el ojo y ropa en el cuerpo. Estaba desnudo, no, estaban desnudos. Los dos.

Tuvo que toser un par de veces antes de poder hablar con la voz ronca por el desuso de sus cuerdas vocales, pero al menos ya estaba empezando a tomar conciencia de todo lo que la rodeaba, desde Emil hasta los otros que ya vestidos en mayor o menor medida parecían mirar un espectáculo de teatro.

Apartó las manos de Emil de su cuerpo con enfado aunque sin fuerza, o más bien el elfo se dejó llevar en esa acción.

-¿Emil?- Preguntó al albino desnudo -No me toques, jamás, no vuelvas a hacerlo- Intentaba hacerse la diga y orgullosa, pero sabía que estaba haciendo el ridículo con tan pocas fuerzas en su cuerpo, pero no iba a desistir, por lamentable que pareciese el espectáculo que estaba dando. Ella había sido una justice ranger, o quizás no y su mente tan solo la estaba engañando, quizás el nombre de Jim Morrison y el sentimiendo filial hacia él no era del todo suyo, otra gran mentira metida en su cabeza a propósito, al igual que las imágenes de lo que un día fue su casa en otro mundo. La vasta extensión árida y salpicada de cactus bien podía ser una representación grabada en sus recuerdos, como una foto enmarcada sobre una pared en blanco. Seguramente nada de eso le perteneciese, pero le gustaba y en cierta manera envidiaba a quien realmente era poseedor real de el torrente de recuerdos. En aquel momento de desesperación y dolor, la hacían sentirse bien y con fuerza. Suficiente.

Tras erguirse, aún encarada a Emil y recuperando un poco de fuerzas, toda aquella desnudez comenzó a parecerle demasiado obscena, no porque tuviera vergüenza en que otros vieran su cuerpo, sino por la sensación anclada en lo profundo de su cabeza de que aquel elfo, Emil, no era su amigo. Ni lo había sido ni lo sería, jamás. La ofendió en profundidad el estar expuesta frente a él, mostrando toda su intimidad.

-Bueno, creo que ya has visto suficiente- Terminó por decirle con desprecio a Emil. ¿Por qué le caía mal? ¿Por qué lo odiaba? Tendría que averiguarlo más adelante, pero primero estaba el tema de la ropa. Y del brazo.

El brazo izquierdo que llevaba doblado sobre el pecho, no lo sentía suyo aunque era de carne y hueso reales. La sensación era diferente, pues mientras que ahora tenía el control total de su cuerpo, notaba aquella extremidad entumecida y sin fuerza, como si no hubiera estado en su lugar durante mucho tiempo, por no hablar del dolor lacerante que sentía a la altura del hombro, similar a un desgarro fatal, a una tremebunda mordida de algo horrible.

Intentando no pensar en ello, sus sentidos de ranger, supuestamente suyos, le indicaron que había unas alacenas donde podía encontrarse ropa. Bien.

Se dirigió tambaleante hacia una de ellas, mirando algo que le indicase cual sería adecuada para ella.

-Veo que nos ha ido bien a los Rifts Warriors- Comentó con ironía -¿Porque todavía somos Ellos, no?- Estaba segura que no había sido la única en pasar por esa experiencia, a juzgar por los demás tanques abiertos y la gran cantidad de líquido nutriente derramado. Pero lo de ponerse al día ya llegaría después.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

-No. Sí. No importa-replicó Briaeros ante la pregunta de la ranger-pero es prioritario que procedas a liberar a algún otro de los que aún quedan atrapados. Pulsa un botón verde, por favor-añadió. Aquello estaba empezando a hacerse tedioso, en especial teniendo en cuenta que había sido el primero en despertar, y había visto esta escena una y otra y otra vez. La parte buena es que ya no quedaban tantos por volver en sí. 

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Por un instante, y sólo por un instante, los ojos de Emil relucen cambiando de su color violeta a un rojo profundo. Pero, inmediatamente, niega con la cabeza, y se gira, soltando a Vicky y dándole la espalda mientras se acerca hasta la vitrina donde están sus cosas, a fin de examinarla y ponérselas.

- Probablemente estés confusa. Todos lo estamos al salir. Aún así, y aunque no dudo que un peculiar demonio pueda estar variando tus pensamientos, me permito recordarte que todos somos aliados. Y que el motivo para liberarte de tu prisión, de inmediato, y tratar de ayudarte cuando salieras, no era perverso- el tono serio es indiscutible aunque, de golpe, se fractura con una risa angelical.- O casi totalmente provisto de perversión, al menos- pero vuelve la seriedad casi de inmediato.- Por lo que nuestros compañeros nos han indicado vamos mal de tiempo, y tenemos problemas. Problemas importantes. Creo que está subiendo la radiación de este lugar, y creo, también, que quedarnos aquí es peligroso. Por lo que en vez de fingir modestia, y toda vez que cada uno de nosotros solo puede tocar uno de los botones que hay delante de cada tanque de contención, preferí liberarte a la ridícula modestia de vestirme. Más que nada porque todos nos hemos salvado la vida entre todos. Y a todos os lideré, cuando nadie más quiso hacerlo. Y os mantuve vivos a casi todos cuando nos expulsaron de Dark Gate y tuvimos que atravesar territorios infectados de enemigos. Como sea, señorita Morrisona, cuando deje de actuar como una párvula sorprendida en el baño, haga el favor de atender a la petición de Briareos y pulsar uno de los botones verdes que están en los tanques en donde se encuentran Raxus o Equilibrium. Debemos salir de este lugar.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

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