Partida Rol por web

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

- "Hay más agua, pero está contaminada. Con tiempo y energía podría purificar más, lamentablemente ambos son bienes escasos.

En las proximidades de Antorcha debería de haber agua lo suficientemente potable disponible.

El agua en Numeria frecuentemente suele tener diversos niveles de contaminación, por lo que siempre que sea factible es recomendable hervirla y filtrarla bien.

Muchas poblaciones tienen un nivel tecnológico bajo y tienden a contaminar sus propias fuentes de agua, que a menudo son el motivo principal por el que dichas poblaciones se establecieran en esos lugares, en primer lugar.

En tierras salvajes, muchos torrentes, en particular en las tierras desgarradas, pueden tener contaminación radiactiva o química." -

La IAR parece escuchar unos segundos a Equilibrium antes de responder:

- "Los bárbaros numerios de las aldeas en los páramos tienen tabú contra la tecnología y la rechazan, a veces de maneras muy violentas.

En las poblaciones permanentes en ocasiones es posible encontrar raras muestras tecnológicas, que muchos nativos consideran como otra forma de magia. Sin embargo, la Liga Técnica acecha y pretende adueñarse, incluso por la fuerza, de toda la tecnología encontrada en viejas ruinas o en mercados al aire libre.

Los sirvientes de la Liga suelen acaparar las formas tecnológicas más avanzadas. Otras tecnologías, como las armas de pólvora, son más comunes entre los aventureros y viajeros errantes." -

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

​​​​​​La desconfianza hacia la inteligencia artificial se fue difuminando lentamente conforme Halberd escuchaba, dejando paso a la fascinación. ¿Otro cosmos? Santa Fe entonces estaba más lejos de lo que jamás lograría imaginar. Sintió una profunda tristeza al recordarlo.

Pero la voz siguió hablando, allí y en aquel momento, donde sí estaba. De nada servía lamentarse. Bajó la botella de agua y observó la pantalla. Todo era fascinante. Una inteligencia artificial en una nave con siglos de antigüedad, cuyo reactor aún funcionaba, con fugas radiactivas, pero funcionaba. Era muy interesante, aunque la punzada del miedo por estar en una tierra hostil le atenazaba las entrañas. Y el hecho de que la mitad de los allí presentes pudieran aparecer en mitad de la roca sólida por una teleportación fallida no ayudaba demasiado. Pero su abuela le decía que siempre había una maldita solución... ¿Era su abuela quien decía eso?

— Hum... Ya que queda tan poca energía... — empezó, rascándose la perilla pensativo, dirigiéndose a la inteligencia artificial — ¿El sistema no podría limitar el flujo de energía de los seis primeros viajes, de forma que los seis siguientes puedan aprovecharla? La idea es repartir la energía que quede almacenada de forma que todos los viajes sean igual de seguros... O inseguros, como se quiera ver. Pero lanzar una moneda al aire me hace pensar si no será más seguro escalar esos trescientos metros hasta la superficie, aún con esta ropa interior y esa mierda de zapatillas. — dijo mirando las zapatillas de tela que Covenant había extraído del armario.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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No se movió de su asiento mientras la IA explicaba. Simplemente se bebió su botellín, y echó una mirada de soslayo al armario y al armero. ¿Batas? ¿Bates? Parecía un pésimo chiste, algo que sumar al de la ruleta rusa. Se encogió sobre sí misma, esperando, viendo qué decisiones tomaban.

No era buena combatiendo, no tenía sentido coger un bate precisamente ella. Lo de la bata y las zapatillas, ya se vería. Eran las finas prendas típicas de enfermería: no iban a quitar el frío tampoco, después de todo.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Daeron, tras seguir al grupo por la puerta que daba al oeste, enmudeció cuando encontraron la habitación con diversas consolas y una recreación de una Inteligencia Artificial que les comenzó a dar información. Mientras se hidrataba con agua destilada y escuchaba la historia de su llegada a aquel lugar, comprendió que le estaba ocurriendo y por qué no recordaba cosas.

Vaya. Así que soy el resultado de un experimento fracasado, se dijo al ver que la recuperación y recreación del auténtico Daeron solo se había completado a medias. En su caso había muchas cosas que la maquinaria no había logrado reintegrar. Ahora sabía a qué se debían los constantes tijeretazos en sus recuerdos: la incapacidad de aquella tecnología de hilvanar adecuadamente su anterior yo y la consiguiente pérdida de partes de su esencia.

Pero entonces... ¿Solo somos copias a partir de reflejos de los auténticos Rift Warriors?, se preguntó el joven. Finalmente sacudió la cabeza y prefirió no seguir pensando en ello. No tenía mucho sentido ponerse a cavilar sobre si eran personas auténticas o recreaciones. El hecho es que ERAN. Lo que fuese. Y tanto daba que fueran como en origen, que no era su caso, como si fueran otra cosa distinta. El pasado dejaba de tener importancia y sentido. Solo quedaba el presente y las acciones que pretendiesen tomar. No veía un futuro a todo aquello, ni tampoco es que lo deseara, pero al no saber discernir que les depararía el mañana... ¿Para qué preocuparse por algo que ni tan siquiera ha llegado o quizás nunca llegue?

Prestó atención a la información de la máquina y aprendió del lugar en el que se hallaban y sus características. Golarion, un mundo con tecnología y a la vez tremendamente primitivo. Quizás como muchos lugares de la Tierra.

Solo seis con seguridad y luego seis totalmente inseguros. Bueno, no tengo ningún problema de pertenecer al segundo grupo, pensó sin complejos Daeron, escuchando a Emil decir que lo mejor era dividirse en dos grupos. ¿El de los afortunados y los infortunados?

- Dividirnos... Curioso. Creí que la pregunta iba a ser quienes iban a teleportarse primero y quienes después - comentó sardónico ya que los pertenecientes al segundo grupo, los seis últimos, tenían amplias probabilidades de desaparecer o perecer -. ¿Compensar? - preguntó enarcando una ceja, extrañado -. ¿Compensar cómo?

Daeron no comprendía qué quería decir con eso el elfo. Quizás se debía a que algunos tenían aptitudes especiales, como Briaeros o Shidi, que parecían combatientes, o como Raxus o Equilibrium, que eran portadores de hachas. Pero en su caso, Daeron no sabía hacer nada especial y se preguntó de entre los presentes quien carecería de toda aptitud de supervivencia, como él.

Y mientras el enano Halberd proponía una opción igual de mala, o buena, para todos el joven buscó algo de ropa en los armarios. Si terminaban por lograr salir fuera, quizás tener algo de vestimenta no sería mala idea.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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- "Lamentablemente, no me sería posible reducir el umbral de seguridad de los seis primeros transportes. Podría intentar mejorar ligeramente las posibilidades de los seis siguientes con un cierre total de todos los sistemas.

La escalada por el pozo de lava y los materiales radiactivos tendría una posibilidad de supervivencia inferior al diez por ciento en el caso de los miembros del grupo más atléticos y resistentes, que serían probablemente Raxus, Briaeros y Equilibrium. Para el resto del grupo probablemente rondaría entorno al cinco por ciento." -

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Vaya... De pronto, el cincuenta por ciento de probabilidades de fallo en la teleportación le parecía una opción bastante aceptable.

— En ese caso, supongo que habrá que rascar toda la energía que podamos...

Contempló entonces el botellín de agua. En ese momento se dio cuenta de la sed que sentía, pero no se la bebió.

— Si no hay agua suficiente aquí, tal vez esta la necesite alguien que vaya en ese segundo grupo. No sabemos cuánto de lejos pueden aparecer si algo va mal... —  entonces pensó con amargura que si tenía él la botella, ¿eso lo convertía en voluntario? No le gustaba la idea nada en absoluto.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Pues ya tenían algunas respuestas... Aunque no fueran especialmente buenas. Y no tardó mucho en surgir la idea de que deberían dividirse en grupos funcionales, por si uno quedaba separado. Lo que no era tan mala idea.

-Si nos dividimos, necesito ir con Halberd-informó el ciborg.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Raxus sonríe ante las palabras de Equilibrium- jejeje. Lo entiendo perfectamente. Tú y yo debemos ir en grupos distintos, eso es evidente. Además creo que en cada grupo debe ir una persona que lleve la armadura. A partir de ahí, en el segundo grupo debería ir alguien que pueda guiarse por zona hostil, que sea un buen rastreador, solo por si nos desviamos en exceso y tenemos que buscarnos la vida. 

Entiendo que nuestro objetivo es ir a Antorcha, ¿verdad?

Emil ha estado pensando y asiente a las palabras de Raxus y Briareos, para acto seguido mirar a Daeron.

- Me refiero a que prefiero presumir que los del segundo grupo vamos a sobrevivir también. Y por ello, debemos hacer que ambos grupos estén compensados para sobrevivir a un mundo potencialmente hostil, Daeron. Que tengan alguien con armadura, otro con armas y potencial físico, y al menos alguien con capacidades mágicas o místicas, si lo prefieres.

Guarda un momento de silencio y continúa, encogiéndose de hombros

- Obviamente no tengo ningún interés en morir, pero siendo yo el líder que nos ha llevado a esta situación- ¿se nota un punto de arrepentimiento en la voz del elfo albino?, seguro que es cosa de vuestra imaginación- me parecería odioso no ir en el de los que tienen un buen porcentaje de, sencillamente, morir. Pero creo que sería conveniente que, siempre que se mantenga esa compensación, los del segundo grupo sean voluntarios. Por ahora ya somos dos: Raxus y yo mismo. Necesitamos otros cuatro, y preferiblemente, uno de ellos que tenga capacidades mágicas o místicas y otro que lleve armadura.

Detiene su explicación y mira a todos sus compañeros, sus amigos, sus aliados. Le daba la sensación que algunos aún no recordaban por completo el viaje que habían hecho. No eran clones, dada la explicación de Victoria. Eran, de alguna manera, ellos mismos, aunque reconstruidos a un nivel casi milagroso. No, quita el casi, milagroso.

- Lo primero, Victoria. Gracias por salvarnos. Puede que sea parte de tu programación, pero siendo una inteligencia artificial presupongo que tienes cierta capacidad de elección. Has mantenido con vida, casi devuelto a la vida, a personas muy queridas para mi. Entre ellas, yo mismo. De verdad- sonrió de forma encantadora.- Gracias.

Hizo una pausa. Había terminado de beberse el botellín de agua pero, dado lo que acababan de contar, no lo tiró, sino que lo guardó, aún vacío, y tras poner nuevamente el tapón, en uno de los bolsillos de su túnica, después de todo, no se sabía cuando iban a volver a encontrar un recipiente, y si el agua debía ser hervida, era imprescindible primero recogerla. Luego miró a sus compañeros.

- Hay que hacer dos grupos, señores. El primero es el que sabemos que se teleportará correctamente... y el segundo el que no sabemos muy bien donde acabará. Para tener la esperanza que todos sobrevivamos, y nos volvamos a encontrar, creo que debemos intentar encontrarnos. Y, en todo caso, de no hacerlo, señalar como posible punto de encuentro la ciudad de Antorcha, como bien ha indicado Raxus. Y bien, ¿quién desea venir en el grupo de los suicidas con Raxus y conmigo?

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- "En realidad soy una IAR. Una Inteligencia Artificial Residente no es realmente inteligente ni autoconsciente, sino que es fiel a su programación. Ciertamente, en este caso, dicha programación acumula milenios de parches y errores, por lo que es posible que guarde poco parecido con la programación original." -

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Comprendía lo que Emil intentaba decir con compensar pero, ¿Donde se enclavaba él que no poseía aptitud sobrenatural o física alguna? Quizás el resto pudiera hacer cosas pero desafortunadamente él no tenía esas capacidades.

Vaya ahora resulta que voy a ser un lastre, pensó mientras emitió un suspiro.

- Cuenta conmigo - dijo Daeron al elfo. El que todo saliera bien, en su caso, no le aportaba ningún estímulo y el que todo saliera mal tampoco le causaba quebranto -. No obstante yo no dispongo de capacidades ni habilidades especiales, lo siento - dijo encogiéndose de hombros. Él no tenía la culpa de ser un civil -. Si buscas combatientes o gente que tenga poderes sobrenaturales quizás alguno de ellos cumpla tus expectativas, pero a un posible suicidio me apunto - dijo el joven sin que le temblara la voz.

¿Milenios de parches y errores? Te creo, concedió cuando la Inteligencia Artificial lo reconoció. Al menos él sentía en su interior que algo no era armónico. Sentía un desequilibrio. Sentía que algo en sí, en su esencia, estaba mal. Muy mal.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Sentado en una de las butacas, con la botella de agua purificada entre sus manos, J.T. prestaba atención a todo lo que se decía y hacía, tanto por parte de la IAR como de sus compañeros, en completo silencio. No tuvo la necesidad de hablar, las preguntas más obvias y esenciales estaban siendo formuladas a la par que resueltas, por lo que gastar saliva era una absoluta tontería. Así pues, estaban lejos de cualquier cosa a la que llamar hogar, en un planeta hostil, radiactivo y primitivo, con restos de tecnología dispersos, en una sociedad de bárbaros que les odiaría y temería por su cúmulo de rarezas.

Podría ser peor... Pensó sin estar excesivamente preocupado, aunque recordó el detalle del teletransporte y las posibilidades que el segundo grupo tendría... Siempre podría ser peor. Bebió de la botella hasta saciarse, de un solo trago, guardándose el recipiente para ese inminente excursión. Varios de los compañeros habían conseguido encontrar algo de ropa, ¡JA! La visión le produjo cierta vergüenza ajena. ¿Vais a subir ahí arriba con eso? Aficionados. Para que lo que servirían esas batas de hospital, sería para hacer vendajes o secarse el sudor, poco más. Pero J.T. no era tan capullo, no les quitó la ilusión, cualquier cosa era buena para levantar la moral de la tropa. También dejó que se armasen con aquellos bates de aluminio, era mejor que tuvieran algo con lo que defenderse, él ya iba servido con sus puños, de momento.

¿Y ahora qué? ¿Sobrevivir sin más? ¿A Echar raíces en este nuevo mundo en una realidad totalmente distinta a la conocida? Quería perder de vista a la Coalición, pero esto es una broma de mal gusto. Su mente era muy distinta a su lengua, multitud de preguntas y pensamientos discurrían a medida que, a su alrededor, ya se empezaba a hablar de la composición de los grupos. Era comprensible, de todos modos, pero quizá entiesen la creciente frustración del mercenario si alguno tuviera la oportunidad de pilotar un SAMAS el tiempo suficiente como para disfrutarlo y tener luego que asumir que no volverías a poder hacerlo. Ni siquiera tenía su armadura tal cual la creía recordar, tan solo una falsificación barata muy arcaica e incompleta. De pronto, lo comprendió, se estaba quejando como una nena... Ni hablar, a tomar por culo. Se decidió a intervenir por fin, alzando la mano lentamente para llamar la atención antes de hablar, como quien espera un silencio largo para decir algo importante o trascendental.

— Emil, ponme donde necesites que esté, considérame voluntario. — Fue lo único. El corral estaba tan bullicioso que, un poco de silencio para pensar, nunca estaba de más.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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-A ver. Un momento, un momento. 

La memoria le iba mostrando escenas, cuando y cómo quería, pero bien, eran recuerdos. 

-Puedo estar confundida, claro, porque mi cerebro está ahora mismo como un gruyere. Pero mis últimos recuerdos acerca del líder de los Rifts Warriors no son con Emil, y no te ofendas, elfo, que no es personal. No, yo recuerdo a Daeron, precisamente a Daeron como último líder. Y... ¡Claro que eres especial, compañero! ¡Eres un mago! Y no uno cualquiera... uno muy dotado: ¡Eres un Alto Mago, y eras Embajador de la Federación de la Magia ante la ciudad de DarkGate!

Asintió, convencida, mientras jugueteaba con su botellín vacío, que por cierto no tiró.

-Lo sé porque yo también tengo habilidades, aunque como Medium, no mágicas. Oh, y Thomas. Thomas también es mago, sin duda.

Emil, que había sonreído a la inteligencia artificial cuando dijo que no, pero que sí, tenía que ver con su voluntad su recuperación, y luego había asentido serio tanto a Daeron como a Shidi, miró con curiosidad a Alexa tras la intervención de ésta y, luego, negó con la cabeza.

- Daeron había sido, bien es cierto, líder de los Rift Warriors. Lo fue en muchas ocasiones. Pero en este último viaje se negó a asumir el manto del liderazgo, como también lo hizo Muxu que, como alcaldesa, bien podía haberlo hecho. Y yo fui quien asumí, como otras veces había hecho, ese rol. Ese cargo- tras las palabras, sin embargo, sonrió, negando con la cabeza.- No negaré que creo que soy perfecto para el liderazgo, pero mientras uno de nosotros esté dispuesto a asumir tomar el peso de las decisiones, no me opondré. Si no hay nadie, o si preferís que lo sea yo, aquí estoy. En todo caso, ahora, que el líder sea yo o cualquier no es lo prioritario, Alexa. Lo prioritario es abandonar este lugar porque, si no he entendido mal, cada minuto reduce las posibilidades de supervivencia de todos. De todas formas hay una cosa que es importante resaltar y en lo que sí tiene, mi querida y maravillosa mística, toda la razón- y tras las palabras miró a Daeron- Eres un puto héroe, Daeron. Un extraordinario mercenario miembro de la mejor compañía de todos los tiempos y mundos, que ha conseguido sobrevivir a su propia muerte. ¡Joder!, ¿crees que yo tengo idea de cual es mi nivel ahora mismo si ni siquiera hace media hora que estábamos privados de toda conciencia y acción? No eres nada de lo que has dicho, más bien eres todo lo contrario. Y si eres voluntario es sencillamente genial. Bien... creo que por un lado estamos para el "grupo suicida" ya cuatro personas: Daeron, Shidi, Raxus y Emil. Necesitamos dos más.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Se encogió de hombros, ¿el líder último había sido Emil? Bien. No pondría objeción, lo cierto es que le daba igual. No pensaba obedecer si las órdenes eran un sinsentido, y si lo tenían, si eran de sentido común, ya habría salido de ella hacerlo.

-Yo iré. En el grupo suicida. Tanta testosterona os va a ablandar los sesos, mejor que llevéis a una mujer.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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- Perfecto, Alexa. Cinco personas: Alexa, Daeron, Shidi, Raxus y Emil. Nos falta uno para que todos nos pongamos en movimiento.

Miró Emil a todos los presentes mientras la preocupación, por un instante, atravesaba sus facciones. Una preocupación que ni siquiera el conocimiento de disfrutar de la hermosa presencia de la mística pudo despejar. Por mucho que dijera no quería morir, y el echar su vida en manos del azar le agradaba mucho menos de lo que su actitud casi teatral podría hacer suponer. Era cierto: ni era la primera vez que lo hacía, ni iba a ser la última.

Pero no le agradaba. En todo caso era su obligación y no se iba a echar atrás.

- ¿Y bien?

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

El descontento con Emil aumentó a cada palabra que este soltaba por su boca. No era momento de discutir, cierto, pero había cosas que aclarar. Se terminó la botella de agua antes de replicar al elfo.

-Cuando dices que eres perfecto para el mando, es justo cuando la acabas de joder, Emil, tenlo bien claro- Le respondió de brazos cruzados y el ceño arrugado -No eres el líder de nada ni nadie ahora mismo, así que vamos a colaborar entre todos para salir de esta situación de mierda- Continuó con su mirada sobre Emil -Por lo que ha dicho la IAR, somos y no somos los mismos de antes, pero eso es un debate filosófico que mantendremos más adelante, cuando el panorama mejore un poco, así que vamos a dejarnos de a ver quien la tien más grande y quien es el jefe, repito, ahora mismo no hay líder, ni guía ni nada de eso, tan solo la voluntad de escapar de esta trampa mortal, ese será nuestro objetivo, ya habrá tiempo para discutir lo demás-

Cogió uno de los bates metálicos y volvió a encarar al supuesto segundo grupo.

-Yo iré en el segundo grupo, quizás hagan falta las pocas habilidades de ranger que aún conservo- Finalizó, decidida.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Una mirada sardónica apareció, por un segundo, en el rostro de Emil, pero desapareció pronto sustituida por el gesto elegante del elfo quien se limitó a encogerse de hombros. Hubiera podido hacer un chiste sobre cómo era posible que la ex ranger, que toda su vida había estado sometida a diversas jerarquías, protestara tanto contra algo evidente: en todo grupo que se somete a la necesidad del combate es necesario un líder.

Tuvo la tentación de señalárselo, de discutir con ella. De recordarle que la única que había intentado demostrar "quien la tenía más grande", era precisamente ella. Pero aunque le gustaba la idea, aunque solo fuera porque en su mente, una musiquilla infernal, ligeramente infantil, repetía una y otra vez: "los que se pelean, se desean, los que se pelean, se desean, los que se pelean, se desean"; se impuso el sentido común.

- Después de todo, no hay tiempo. Aunque si luego quieres que charlemos al respecto, será un placer. Como siempre es un placer que vengas con nosotros, Vicky. Bien, ¿partimos pues? Creo que vais primero, Briareos, Equilibrium, Halberd, Muxu, Thomas, Xavier. Mucha suerte y espero que nos veamos pronto. Recordad, si no aparecemos junto a vosotros, y no logramos encontrarnos, nos vemos en Antorcha.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Escuchó a una mujer, Alexa, decir una cosa sobre él y no pudo evitar sonreír, al principio. Luego su sonrisa creció y comenzó a reírse. Realmente la broma le pareció divertida y combatir esos momentos tensos con humor le parecieron una manera acertada de abordar ciertas situaciones.

- Jajaja. Esa es buena - dijo entre risas -. ¡Yo mago! ¡Qué ocurrencia! Jajaja - rió abiertamente unos momentos antes de darse cuenta que era el único que se reía y todos lo miraban cariacontecidos -. Oh, vamos. ¿Un héroe? Alto Mago y Embajador de la Federación de magia...e-es... es una broma, ¿no? - preguntó desconcertado al darse cuenta que parecían decirlo en serio -. N-no, un momento. Debe haber un error. Yo... yo no soy mago. Yo soy... - comenzó a decir confundido sin saber cómo seguir.

¿Qué diantres eres, Daeron? ¿Qué has estado haciendo hasta la fecha? ¿A qué te dedicas?, se preguntó mientras trataba de recordarlo. Sí que recordaba estar al frente de los Rift Warriors, dando indicaciones en combate, haciendo planes, pergeñando estrategias. Sí, ¿Pero qué hacía durante la lucha? Se esforzó en recordarlo. Tijeretazo. ¿Qué hice, a qué me dediqué durante mi juventud? Creo que estudié... Tijeretazo. En aquellas luchas contra diversos monstruos o la Coalición yo solía... Tijeretazo. En los momentos de charla con Thomas, hablábamos de... Tijeretazo.

Daeron comenzó a sentirse mal y a hiperventilar apoyándose sobre una mesa y llevándose una mano a su sien, conforme se esforzaba en recordar y comenzaba a comprender la trágica realidad. En cuanto trataba de recordarse a sí mismo con algo relacionado con la magia su mente quedaba en blanco. Todas las abundantísimas lagunas que había en sus recuerdos tenían que ver con él y la magia. Era como si no existiesen. Habían sido arrancados de su ser. Todo aquello que pudiera tener relación con la magia, sencillamente, ya no existía.

Cerró los ojos e instintivamente, como hiciera en el pasado miles de veces, trató de concentrarse en un ejercicio de introspección. Una manera que en los tiempos pretéritos le servía para sentir esa cálida y poderosa sensación que había en su haber. Ese poder que recorría su cuerpo y que le permitía variar y moldear el universo a su voluntad. Ese don sobrenatural que le capacitaba para desplegar aptitudes inimaginables para alterar la realidad. Aptitudes mágicas. Nada. Solo había vacío.

- Yo... era mago - musitó con cierta incredulidad -. Pero no queda nada de eso en mi - admitió con doloroso desconcierto, sintiendo que esa familiar sensación que antaño recorrió su cuerpo estaba tan muerta como los dos pobres desdichados que habían dejado en los tubos de la habitación de atrás.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Había acabado en el primer grupo sin comerlo ni beberlo pues desde que había apretado el botón, y había visto salir de la cápsula a su amigo Halberd, se había sumido en un profundo mutismo producto de la efervescencia del carácter de algunos y la confusión propia.

Ordenando su cabeza, o la cabeza que ahora debía considerar como suya, había seguido al grupo sin plantearse hacer nada que no hiciera el resto. Pero poco a poco las nebulosas se iban disipando y la antigua alcaldesa de Santa Fe empezó a recuperar su carácter y compostura. Era Muxu Meidall, y debía actuar como tal. De nada le servía dudar, no cuando de la resolución que había mostrado en el pasado dependía la vida propia y la de sus compañeros.