Partida Rol por web

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: POR DE LA TARDE.

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CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO

Daeron rebuscó distraído entre los cadáveres de los bichos. No vio nada mágico. No vio nada significativo o nada de valor y así lo comunicó al resto.

- Nada que merezca la pena echar mano - comentó el arcano -. ¿Así que demasiada sombra de ojos? Bueno, como parece que entiendes la próxima vez ya me maquillas tú, que parece que tienes mano y gusto - contestó a Callahan, con ganas de chanza, respecto a sus ojeras. Ante la pregunta de Raxus, Daeron echó mano a uno de sus bolsillos y sacó el reloj de arena, revisándolo.

- Pues nos queda...

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Mientras esperaba que Halberd me respondiese, empecé a ser consciente nuevamente de mi salud. 

- Ah, mierda. Se está pasando el efecto de la adrenalina. Daeron, ¿queda alguno de esos brebajes curativos que compramos?  No es que no aprecie tener otro "punto de vista", pero está empezando a fastidiar otra vez. - le dije mostrando la impactante herida que prácticamente dejaba ver a través de mi mano derecha.

- Ahora que lo pienso, esas cosas no estarán caducadas, ¿no? Antes tuve que tomarme uno, pero me hizo menos efecto que un jarabe infantil para la tos. - le comenté pensando para mí que la magia estaría tan racionada como otras necesidades.

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-No son jugos ni refrescos, Callahan. Son bienes escasos. ¿Dices que ya te has tomado uno? ¿Que te ha pasado que pides otro? No te vi en el combate de recién y la última vez que lo hice estabas más que bien.- Muxu aún seguía molesta con el mercenario por su comportamiento temerario, de hecho, estaba molesta desde que se lanzó a los bandidos de Agrio de forma alocada. Creo que la IAR le dejó el cerebro a medio hacer.

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- ¿Sabio e inteligente?-  el intento de puya de Xavier le hizo sonreír, ¡un poco de esgrima verbal nunca hacía daño!- No pido tanto. Solo con que cuando se diga que se avanza a la vez se cumpla, de modo que nadie se vea solo en mitad de los enemigos es suficiente, Xavier. O, si lo prefieres, hay una diferencia en seguir el plan y quedarse en bragas porque de pronto tus compañeros, por los motivos que sea, no lo sigan, a irse "por su cuenta" arriegándose a ser herido y a tener que necesitar lo que, como bien indica nuestra buena Muxu, son bienes escasos. Dicho lo anterior... Ha sido en resumidas cuentas un buen trabajo, dado que todos, yo el primero, estamos en una clarísima baja forma. Y ahora cuando tengamos un momento veremos cuantas pócimas de curación nos quedan y como distribuirlas. De hecho siento la cabeza a punto de estallar. A ver si logramos encontrar a nuestro concejal perdido y salimos de este lugar, ¿de acuerdo?- hace una pausa mientras se frota ligeramente las sienes, en un intento marrado de suavizar el dolor, continuando con esa sonrisa medio irónica como el mejor modo de distraerse- En fin, creo que aun tenemos tiempo de sobra para cumplir con nuestro horario. Salgamos fuera, que nos den la información y nuestro premio, y a seguir. Ah, y llevar los cadáveres de estos bichos a los Skulks. A ver si con un poco de suerte nos ahorramos el lapso que vengan a comprobar que hemos acabado con ellos. Acompañadme- indica mientras agarra el cadáver del líder y lo arrastra fuera de las cuevas, en dirección a la gruta en donde se reunión con el líder Skulk.

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Bueno, yo recojo los cadáveres de esos bichos, el reto podéis buscar al concejal y así podremos salir de aquí de una vez- y tras decir esto, agarra uno de los cuerpos, colocándoselo en el hombro y de lo lleva a la salida de la cueva. 

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Halberd se lió a puntapiés con los cadáveres de los gremlins. Eran asquerosos, y encima estaban en medio dificultando el paso. No sabía si tendrían que salir pitando de allí, como para encima tropezar con los cuerpecitos destrozados de los bichejos esos.

Una vez los quitó de enmedio, se dispuso a observar su guarida.

— Mira, mira... — comentaba a los compañeros cercanos mientras indagaba — Tienen todo hecho una mierda. Estos seres son como una plaga, ¿veis? Estoy seguro que todos estos escombros vienen de ahí dentro... — señaló la compuerta con el pincho que había arrebatado a uno de los gremlins muertos — Son como las ratas que van buscando cables que mordisquear y romper, pero peor, porque las ratas al menos no apuñalan...

Al menos las ratas que él había visto en el subsuelo de Santa Cruz... Santa Cruz. De nuevo la desagradable sensación de no tener recuerdos propios le asaltó y y angustió. Había pasado todo tan rápido que no le había dado tiempo a digerirlo, y sin darse cuenta ya estaban metidos hasta el cuello en un trabajo peligroso en unas cavernas llenas de seres traicioneros...

Sintió un leve mareo. Demasiadas cosas en las que pensar. Mejor mantener la cabeza ocupada... El enano se obligó a seguir mirando todo el entorno, hasta que en una pequeña caverna halló una trampa disimulada con muy pocas ganas usando un trozo de musgo seco.

— Uy, cuidado aquí, ¿eh? Hay una trampa... Hmm Qué mal disimulada está. Estos bichos son unos ineptos... Me pregunto si alguien habrá caído alguna vez en una de estas porquerías... — comentó a Vicky, quien estaba junto a él en ese momento.

El enano seguía mirando por allí cuando escuchó a Xavier.

— ¡Sólo basura, Callahan! — respondió — Creo que estos bichos van por ahí buscando cosas medianamente tecnológicas para destrozarlas. Que vaya una gracia, teniendo en cuenta el mundo donde hemos venido a parar...

También hay una compuerta como la de ahí abajo. ¿Os lo he dicho? Antes, mientras cuidaba de James y Alexa, le he echado un ojo y me parece que es una nave o algo así de los androffan, que hay aquí enterrada... Aunque... un momento... ¿Y si...? — murmuró para sí mismo acercándose a examinarla detenidamente.

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- ¿Compuerta? Déjame que le eche un vistazo Halberd, voy para ahí. Procura no tocar nada todavía.  - le dije. Sabía instintivamente que en aquello podía ayudar. Y por qué no decirlo, tenía curiosidad y no tenía ganas de aguantar más cháchara.

No quería dejar al elfo decir la última palabra así que le dije como quien no quiere la cosa.

- Emil, compañero, el plan se fue al carajo cuando quedaste tirado en el suelo. Yo me limité a evitar que a otros les tocase el mismo premio. De nada, por cierto. - le dije enseñándole la mano herida. - Por lo demás, en lo siguiente a circunstancias similares, procura no introducirnos todos a la vez para formar tapones. - comenté sin malicia.

- Si no conoces un sitio, no entras de golpe sin invitación. Fuerza la puerta, entra solo y echa un vistazo. Y luego ya si quieres desvalijas la casa. Al que le toca echar el vistazo ya sabe lo que hay, pero cuenta con ello, ¿ok? -  dije ya dando por concluida la charla para subir al terraplén y analizar eso tan interesante que Halberd había comentado.

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Un susurro llega claramente a los oidos de Xavier como si alguien estuviera, no ya a su lado, sino pegado a él.

- Ah, no, Xavier, mi buen amigo. Las conversaciones no terminan porque uno lo disponga. Podría decirte esto en público: no tengo problema. Pero ya tenemos la moral suficientemente tocada. Todos somos prima donas. Me parece bien. Pero, tal vez porque acabas de despertar, tu sentido del tiempo no funciona correctamente. Mi plan era que dos grupos entraran a la vez en una caverna. Pero el grupo de la derecha tuvo algunos... problemas cuando algunos, tú por ejemplo, se quedaron pensando en las musas. Que, dada tu labia, es obvio no se presentaron. Y en cuanto al grupo de la izquierda ni llegó. ¿Si hay diferencia entre que lleguen a un punto nueve personas frente a que lleguen dos? Si eres capaz de ver más allá de tus ganas de tener razón, sabrás responder. Y no te engañes: es bueno que fueras a mirar si había trampas. Es lo idóneo. Pero hubiera sido mejor que hubiera alguien relativamente cerca porque, de haber sido atacado, y estar completamente solo y sin que ninguno te tuviéramos a la vista, hubieras podido morir. ¿De acuerdo?

Innecesario decirlo, pero el tono era obviamente el de la voz de Emil.

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Tras las palabras de Xavier, Emil enarcó una ceja y sonrió. Luego pareció señalar un momento a su compañero, mientras se tocaba el bolsillo y, quien estuviera cerca del elfo albino, tal vez, le viera o escuchara susurrar.

Luego simplemente se rió y siguió con lo que estaba haciendo.

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Ahora que los enemigos físicos habían sido vencidos, los "falsos recuerdos" pugnaban con verdadera furia en el interior de las mentes de los Rifts Warriors. Todos se sentían mentalmente agotados y unas terribles ganas de dormir una noche entera, de ser posible junto a una chimenea, después de haber tomado un baño con agua caliente y jabón, y tras una cena caliente o al menos un poco de pan del día y algo de caldo.

Recogieron los cuerpos de los Gremlins asesinados y se los mostraron a Sef y sus seguidores Skulks, que se mostraron satisfechos, en particular viendo el cuerpo del líder Jazvit. Al parecer los Skulks estaban convencidos de que, muerto el líder, los demás Jinkins no volverían, o al menos tardarían meses en hacerlo. Muy probablemente tuvieran razón. Tardaría un tiempo en emerger otro líder que hiciera regresar a esos Gremlins desde los túneles más profundos para hacer sus travesuras y fechorías.

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Tras enseñar los cuerpos, sobre todo el del líder, Emil, tras frotarse nuevamente las sienes con auténtico gesto de dolor, miró a Sef, líder de sus, ahora aliados, Skulks.

- Los Rift Warriors han cumplido su parte del acuerdo, Sef. Nos prometiste paso libre por tus tierras, información, y un objeto.

No dijo nada más, y esperó. Odiaba reconocerlo pero no tenía claro qué hacer ahora y esperaba que la respuesta del líder skulk arrojara algo de benevolenta sombra al hervidero que era ahora su cabeza: ¿debían seguir explorando o era mejor, ahora que habían logrado una cabeza de playa, regresar a la superficie y descansar antes de continuar con la exploración? Había tiempo de sobra para seguir explorando, eso era claro. Pero su cabeza parecía que fuera a estallar y sus compañeros... les miró con auténtica curiosidad, no exenta de ¡oh sorpresa! cierta empatía. Si sus compañeros estaban igual que él seguir adelante podía ser una locura. En todo caso, no iba a tomar ninguna decisión hasta oir a Sef. Y ver si su corazonada de confiar en él había sido buena idea.

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La mujer contempla pensativa el cuerpo del líder de los Gremlins muertos. Finalmente asiente.

- "Sí. Habéis cumplido lo prometido. Nosotros haremos lo mismo." - Hace una pausa mientras sus ojos parecen apagarse un poco al sumirse en los recuerdos.

- "Llegamos desde los túneles profundos a esta zona hace treinta días. Entonces éramos doce y teníamos una fe inquebrantable en nuestro líder, un hechicero.

Hace doce días llegó un grupo poderoso liderado por una mujer de cabello púrpura y extraños tatuajes. Eran doce y muchos pensamos que había llegado nuestro fin, pero llegamos a un acuerdo. Nos pidieron nuestras tarjetas, pero en ese momento no teníamos ninguna. Aceptamos por una recompensa atacar y bloquear a los aventureros y otros que pudieran llegar hasta estas cuevas en días siguientes. Después el grupo de la mujer de los tatuajes se fue hacia el norte. Creemos que Jazvit y sus Gremlins simplemente se escondieron y les dejaron pasar.

Hace siete días llegaron los primeros aventureros, unos Medianos, a los que los mataron sabandijas de las cuevas. Al día siguiente llegaron unos matones liderados por una semiorca. Pudimos con ellos e incluso perseguimos y apuñalamos a su líder, acabando con ella.

Hace cinco días llegó otro grupo aventurero, el mejor preparado hasta la fecha, liderados por un mago humano que arrojaba bombas. Nos derrotaron y nos robaron. Después se fueron por la puerta que hay al sur y encontraron un pequeño constructo al otro lado y se lo llevaron.

Al día siguiente llegó un grupo diferente, unas clérigas, creemos. Estábamos muy debilitados y las dejamos pasar. Pasaron por la compuerta metálica que hay al sur, que el grupo del mago había dejado abierta, pero nunca volvieron.

Hace dos días regresó el grupo del mago que buscáis y pasaron otra vez por la compuerta sur, pero ya no regresaron.

Hemos explorado poco más allá de esa compuerta. Hay varias cámaras metálicas, de donde sale la chatarra. Después hay un extraño desierto, pero está encantado con esqueletos de cuatro brazos.

Os había prometido un solo objeto, pero os daré todo esto." - Le tiende a Emil una bolsa de cuero.

Cuando el elfo abre la bolsa, descubre dentro unos cuantos discos de plata y cinco extrañas tarjetas hechas de un material liso y flexible. Esas tarjetas llevan cada una una tira marrón. Sef explica que las encontró recientemente en las cámaras metálicas más allá de la entrada. Le llamaron la atención porque la mujer de pelo púrpura les preguntó por ellas la primera vez que pasó, aunque entonces la tribu no tenía ninguna. El hecho de que la mujer las buscara la ha convencido de que son valiosas.

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La inteligente maga ataba cabos y hacía memoria para recordar las palabras de la concejal Dolga Freddert, le costó pues, había comenzado a sufrir unos importantes dolores de cabeza.

Cuando lo creyó oportuno, comentó algunos datos al grupo para traerlos al debate. -La llama se ha apagado hace ocho días, y el primer grupo que el concejo envió a investigar fue el de los medianos. Esa mujer de pelo púrpura y extraños tatuajes que ha liderado al grupo que entró hace doce días parece que ha sido la que trajo los problemas del pueblo.- Por suerte no es una descripción que pase desapercibida.

-¿Qué haremos, Emil?- Seguir investigando le parecía mala idea a la maga en la situacion de cansancio actual, además de que habían obtenido información útil para transmitir y una buena relación con los Skulks para una segunda exploración.

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El líder de aquellos seres, los Skulks nos había dado un relato bastante detallado. Lo cual solía ser signo de veracidad. Además, coincidía con lagunas de las conclusiones que había sacado al analizar la compuerta norte.

¿Pero era toda la verdad?

Me dolía la cabeza del carajo. Tenía ganas de acabar ya con aquello. Pero no tantas como para que alguien me jodiese al darme la vuelta.

- Emil, necesito un momento. Ven por favor. Halberd, tú también. - les dije queriendo apartarlos de los oídos de aquella tribu. A diferencia de otras ocasiones mi tono era serio y mi enfoque directo. Eso denotaba que las bromas se habían acabado.

Una vez se acercaron procedí a explicarme en un idioma común únicamente para nosotros. - Halberd, tú dijiste que creías que la compuerta sur podía ser el acceso a una nave espacial, ¿no? - le dije inquisitivamente. - Bueno, os puedo confirmar que el acceso norte tiene la misma pinta. No sé a dónde confluirá, si a un sistema auxiliar o a un sistema principal de la nave. Pero está fabricada en Glaucita. Ese material no se va a arrugar ni con sopletes de plasma, os lo digo ya. Olvidaos de forzar el paso salvo que me digas que algún abracadabra que tengáis por ahí sea más potente. - los miré inquisitivo solo por si acaso ese era el caso.

- Además, tiene pinta de tener un cierre electrónico controlado desde el otro lado. Pero lo que me preocupa es que alguien, no hace mucho, ha entrado por allí. El polvo y la mierda está mucho menos asentada de lo que debiera. Al menos, según los plazos que indica ese. - dije refiriéndome sin lugar a dudas al líder de los Skulks. 

- Según lo veo yo. Nos dice la verdad. Pero no toda. Si todos los grupos salvo el primero, fueron por el sur. ¿Por qué parece que alguien ha pasado por ahí hace poco? O omiten algo, más bien a alguien, o no se han enterado. Pero no me gusta un pelo. No me fío de ellos. Se han desprendido muy rápido de algo que les han reclamado con mucho interés. Huele raro de cojones. Y odio que intenten timarme. - dije casi recordando algo concreto de mi pasado.

- ¿Cómo lo veis? ¿Tú has visto las dos compuertas Halberd, que sacas en claro? - les dije concluyendo.  

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Briaeros no comentó nada, pues no había necesidad, y al ver que no había más amenazas, simplemente colaboro con el transporte de los cuerpos de los gremlins hasta aquellos tipos tan raros. Tipos que, al parecer, estaban colaborando con alguien que había llegado primero... ¿Conocían a algún grupo con aquella descripción? Por supuesto que no, como apuntó Muxu. Esos eran lo que habían empezado todo. Aunque parecían que les habían ayudado, en parte, estos de aquí...

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Parece que tenemos que ir hacia el sur digo, en parte hacia mí en parte hacia mis compañeros ciegos. Miro hacia esa compuerta pero algo parece extraño de todo esto.

En cualquier caso tenemos que esperar a ver qué dice Emil. ¿Qué haremos, vamos por esa puerta a cargarnos a los esqueletos de cuatro brazos (que por cierto, para ellos me vendría bien una poción o me tirarán otra vez de un soplido) o vamos en alguna otra dirección?

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A Halberd le costaba escuchar lo que Sef les decía. Las cifras, los días y las descripciones de los grupos se resistían a entrar en su cabeza, aunque sí que atendió bien a la parte del humano que lanzaba bombas y las cámaras metálicas tras la escotilla. Pero se sentía tan fatigado mentalmente que casi no le emocionaba la idea de empezar a explorar la nave. Casi.

Se estaba pasando una mano por la cara cuando Xavier llamó su atención. Fue con él y Emil, y asintió mientras El Predicador hablaba.

— Sí... — respondió Halberd rascándose un ojo — Eso lo sabía. La glaucita es la misma aleación con la que estaba hecha esa naveta donde nos despertamos... Por eso digo que esto es una nave y que tiene que formar parte de la misma expedición. Y también me pareció ver eso, sí, que alguien había pasado por ahí... Pero habrá sido el primer grupo, el de la mujer de los tatuajes, ¿no?

Se pasó una mano por la cabeza, haciendo una mueca por el esfuerzo de pensar.

— Yo creo que es todo la misma nave... Probablemente se pueda llegar a esa otra puerta desde dentro. Y también se me ha ocurrido que, siendo una nave, no me extrañaría que la llama de Antorcha sea de algún reactor o algo así que haya quedado encendido, y algún idiota lo haya apagado... O alguien muy listo. La Pelo Púrpura... — se encogió de hombros con gesto cansado — Habrá que investigar. La verdad es que me gustaría dejar de dar vueltas por estas cuevas y ver si hay algo interesante al otro lado de esa escotilla, pero estoy embotado... No estoy seguro si deberíamos ir ahora o volver mañana.

EL enano se debatía entre darse un buen baño caliente y descansar o seguir explorando, descubriendo tal vez alguna maravilla tecnológica que hubiera sido pasada por alto por los otros grupos. Tal vez si pudiera mantener la cabeza ocupada mejoraría, paradójicamente...

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Pasó la manga de sus ropajes por la frente para retirarse algo del sudor provocado por la incesante actividad que habían desarrollado en los últimos minutos. Combatir siempre le acaloraba, más en este mundo donde debía de exponerse a combatir en cortas distancias y con armas primitivas.

—Perdón, se me ha estropeado la ballesta en el último combate, no puedo arreglarla. Tiene pinta de que me tocó la de mala calidad. La cosa es que por pura precaución me gustaría ir armado con una ballesta funcional, por lo que pudiera pasar. ¿Puede alguno de los ciegos prestarme la suya hasta que salgamos de aquí y pueda arreglar la mía o conseguirme una? —dijo en alto y con una corta sonrisa con la que buscaba que alguno de sus compañeros se apiadara, aunque ciegos como estaban de poco serviría.

—¿Cuántas pociones nos queda? Yo me llevé un tajo aunque pude mandar al bicho a reunirse con sus antepasados, si vamos apurados prefiero esperar y no tomar nada. Nunca he sido de medicarme en exceso, por eso me hacía tanto efecto el Gelocatil.

Hablaba para todos, pero no miraba a nadie, sus ojos estaban fijos en su brazo izquierdo, que era el que se había quedado dañado por el combate. No debía volver a exponerse tanto, él era uno de los valientes combatientes de la peligrosa retaguardia, ese era su lugar.

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Tras una batalla que sin duda podría haber ido mucho mejor, Vicky se permitió respirar. Eso no ayudó al dolor que le provocaba la herida que había sufrido durante el combate, pero al menos sabía que tenía unos minutos para recuperarse.

Vicky se unió al grupo que buscaba trampas o algo fuera de lo normal, su atención posándose en el mismo lugar que Halberd. Al parecer ambos se habían fijado en la misma trampa, pero ahora que sabían dónde estaba no parecía necesario perder el tiempo (o la mano) en desactivarla. Tenían otros modos para moverse por allí. 

Una vez aquello estuvo aclarado, empezó una conversación sobre un nuevo descubrimiento. Sus compañeros parecían haber dado con puertas (cerradas, por supuesto) las cuales sospechaban eran de naves espaciales o al menos hechas con el mismo material o tecnología.

Vicky se sentó en el suelo, escuchando a sus compañeros pero sin decir nada. Aquél no era su campo o especialidad, y seguramente sonaría estúpida comentando algo al respecto. Además, tampoco creía poder aportar nada de valor.

Cuándo Thomas preguntó sobra las pociones, Vicky volvió a mirarse el estómago. 

- Creo que fuimos un poco arrogantes al calcular cuantas pociones íbamos a necesitar... - comentó de manera amarga.

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Muxu escuchó a Vicky y a Thomas hablar de las pociones. Definitivamente tendríamos que volver a nuestra suerte de piso franco en la taberna.

-Compramos todas las que había en la tienda, Vicky. Si regresamos y recorremos el pueblo quizás encontremos algunos magos sanadores en el Templo de Bright, deberíamos evitar el uso de las pociones a no ser que sea totalmente necesario.- La ex-alcaldesa le hizo una mirada quedada a Xavier. ¿Por qué le hacía despertar tanta desesperación su comportamiento? Aquello comenzó desde que despertó en el área de recuperación y el mercenario le hizo un "piropo" fuera de tono, también le molestó cuando hizo lo mismo con Val cuando salieron de compras, quizás más de lo normal. ¿Eran celos y no lo sabía? Ah Callahan, siempre igual, con los bandidos, con las trampas, con las mujeres, con todo. Actuando impulsiva y despreocupadamente sin pensar en los peligros y en el mañana, solo el momento. La calculadora y fría de mente maga soltó un suspiro antes de retomar el habla.

-Sino, tenemos varias cosas que podríamos venderle al tal Sanvil Trett, seguramente nos alcance para los trauma pack que venden en el almacén general.- Miró a Emil. -La cabeza se me parte, ¿Podríamos regresar al pueblo con la nueva información, y volver a intentar un avance más profundo mañana, mejor equipados y descansados?- Preguntó la maga.

-Aunque deberíamos probar si las tarjetas o los discos abren las compuertas primero, en todo caso.- La maga se sentía una antigua amish, era difícil de explicar, pero el conocimiento de cómo usar tecnología se le escapaba desde que había sido "reconstruida". -James, ¿Tú me habías dicho que recordabas cómo usar la tecnología con normalidad, verdad?- ¿Y si el grupo de la mujer de pelo púrpura estaba al otro lado de la puerta? -Aunque no sé si sería buena idea hacerlo, más bien solo saber si podría funcionar.-