Partida Rol por web

-Los humanos suelen perder la razón fácilmente, y suelen obedecer ciegamente a sus lideres, confunden comúnmente disciplina con estupidez…, si la carga hubiera sido por enanos la batalla se habría decidido mucho antes.-

Lamento decirte compañero enano, que eso hubiesen querido los gondorianos más que nada. Pero los de tu raza rara vez se involucran en esas cosas, pues es muy complicado sacaros de vuestras minas. Cierto es que sois muy resistentes en batalla, pero preferis el resguardo de la montaña antes que una batalla si podeis elegir.
Lo mismo pasa con mi pueblo, que ya entonces estaba muy amendretado, la era de los elfos fue hace muchos años, y los elfos ya no eramos ni somos decisivos en esta Tierra...por eso pretendo partir con el resto de mi linaje. Esta tierra la han heredado los hombres.

Milo mira de abajo a arriba y de arriba a abajo el monolito.

- En dos palabras: im-presionante -farfulla embelesado en su observación mientras una sonrisa delata una broma muy personal en sus palabras-.

Pasado unos instantes vuelve en sí y mira ceñudo al elfo.

- Siempre me he preguntado por qué los vuestros, cada uno a su manera -mira ahora al enano-, abandonan el mundo a los nacidos del sol.

Jaja joven amigo. Pues verás- Galadan casi hacia un trato a Milo como si de un infante se tratara, engañado por su apariencia y comportamiento-
Los de mi linaje vivimos muchos años, y hemos visto en estas tierras mucho dolor y sangre, a la par de alegrias y amor, pero la pesadez de los años cae en nuestros corazones, que al contrario que nuestro cuerpo, envejecen con los años. Es por eso que necesitamos retirarnos de esta tierra, para ir a la tierra que nos crearon los Valar para estar más cerca de ellos, en un lugar lleno de maravillas.

- Maravillas... -mira ilusionado al elfo mientras sus ojos parecen perdidos en ver lo que imagina-. ¿Que maravillas?

Es llamada en Oestron la Tierra de los Valar, en esta tierra gobiernan los Valar, siendo Manwë el el Rey de Valinor. También en Valinor se encuentran Los Salones de Mandos, donde habitan las almas de los que han muerto en La Tierra Media. Los Jardínes de Lórien, creados por el Vala Lorien, los más bellos jardines jamás vistos. Las Mansiones de Manwë y Varda, lujosas mansiones de piedra brillante. Además de la colina de Ezellohar donde se encuentran los Arboles de Valinor, creador por la Vala Yavanna, inmensos árboles tan grandes como una montaña que iradian luz.
No hay palabras para describir las bellezas de aquella tierra pequeño amigo

-Tonterías, son solo cuentos para niños, curioso que solo los elfos puedan verlas, en cambio nuestras maravillas las han visto todos, bueno hasta el gran cataclismo, aun quedan algunas, pero nada comparadas con las de antaño-

Cuando cruzáis las puertas de la ciudad, el viejo guardia lanza un silbido.
Un joven mozo de cuadras acude a la llamada del soldado y se hace cargo de las riendas del caballo de Eóradas. Cuando el rohir le entrega además su enorme lanza de jinete, el pobre muchacho se queda pasmado sin saber muy bien como transportar un arma que casi le duplica en altura. En manos del enorme eorlinga la lanza no parecía tan grande…

Por sus palabras y gestos, se nota que a Eóradas no le hace gracia desprenderse de su montura, y por su piafar y pisoteo nervioso se hace evidente que el caballo tampoco desea verse separado de su amo. Pero ambos, hombre y bestia, se relajan cuando ven la delicadeza con la que el mozo acaricia el cuello de Heredion y le susurra palabras tranquilizadoras.

Guiados por Sigmar, los cuatro avanzáis por las calles de la ciudad dirección a la posada que regenta su tío. Las calles están poco transitadas a estas horas del atardecer, y os dais cuenta de que esta mitad de la ciudad está prácticamente sin reconstruir. Tan solo se alzan reconstruidos algunos almacenes a la orilla del río, básicos para el comercio, y algunos edificios colindantes a la muralla, habilitados para los soldados. El resto parece una ciudad fantasma…

Por fin llegáis a vuestro destino. “El salmón Risueño” se encuentra cercana al puente que cruza el Anduin. Es un hermoso edificio de piedra blanca con un porche de madera donde crece una enredadera de parra que da sombra a las mesas del exterior (pero el frío no invita a quedarse fuera). Es un estilo típico de Dorwinion, un tanto extraño de encontrar tan al sur.

Al entrar en la posada os inunda una vaharada de calor, bullicio y agradables aromas de diversos manjares. La distribución interior de la taberna consiste en una pequeña barra de servir cercana a la puerta y en numerosas mesas distribuidas alrededor de una chimenea central donde en una parrilla metálica se asan diversos tipos de alimentos: verduras, pescado, carnes…Sus deliciosos aromas inundan la taberna…

Un par de jóvenes camareras atienden a los diversos grupos de clientes ocupan varias mesas, mientras que un joven juglar toca con su flauta alegres melodías.

El posadero, un hombrecillo de mediana edad se afana en preparar los alimentos de la parrilla, sin dejar de dar vueltas alrededor de la curiosa chimenea central (también típica del norte, pero no de Gondor). Al detenerse a limpiarse el sudor de la cara, se percata de vuestra presencia y sus largos bigotes blancos parecen alargarse todavía más cuando su boca se ensancha con una gran sonrisa.
¿Sigmar? ¡Sigmar!¡A mis brazos, sobrino mío! – grita mientras avanza rápidamente con los brazos abiertos…

Al fin vuelvo a encontrar a alguien de la familia. Conteniendo la emoción me acerco a mi tío y nos fundimos en un abrazo. Como siempre que llego a Osgiliath, la posada de mi tío es un recordatorio de las tierras tan lejanas de las que he partido.

Me recompongo un poco, para evitar el regocijo de los parroquianos y le digo:

Traigo a unos amigos, tío. Gente de bien, que me han acompañado parte del camino. Necesitan alojamiento y comida, igual que yo.

Mientras abrazaba a mi tío, le digo al oído:

Tenemos que hablar de mi padre, cuando haya más tranquilidad.

Con seriedad Eóradas dio un paso hacia adelante y ofreció su mano al hombrecillo de bigotes. "Mis saludos, señor. Me llamo Eóradas, del pueblo de Eorl. Es un placer conocerlo" dijo con su voz profunda.

Se sentía extrañamente a gusto en ese lugar. Obviamente que hubiera preferido estar fuera de la ciudad, con el viento cortándole la cara mientras cabalgaba a lomos de Heredion, pero dadas las circunstancias la posada no parecía estar para nada mal. 

Galadan sonrie ante el comentario de Thrór, tomándoselo como una gracia más que como algo serio

Las tabernas humanas, siempre atestadas de gente. Esta lo está particularmente, y los agradables olores que provienen de la zona central seguro tienen mucho que ver.

Los rasgos del propietario lo identifican claramente como un pariente de nuestro guía por la ciudad, y su efusividad al saludarle lo delatan como alguien querido.

- Es un placer saludarte - sonrío a nuestro anfitrión - mi nombre es Thavann, del Bosque Negro.

A medida que atardece y empieza a ponerse el sol, dejáis el monumento a los caídos a vuestra espalda mientras os acercáis a los límites occidentales de Osgiliath, sin encontrar ningún contratiempo.

Cuando alcanzáis a ver la ciudad os dais cuenta, de que a pesar de las obras de reconstrucción dirigidas por Lord Faramir, todavía queda mucho trabajo por hacer.
Un nuevo puente de piedra une ambas orillas del río. De las dos mitades en la que la divide el Anduin, tan solo el lado oriental tiene las murallas reconstruidas, pero la mayoría de los edificios continúan en ruinas. Sin embargo, en el lado occidental está prácticamente reconstruido, y los majestuosos edificios de antaño vuelven a lucir orgullosos recortando sus blancas siluetas contra el cielo...

Al llegar a los lindes de la ciudad, dos soldados de Gondor os dan el alto en el camino, con una actitud relajada y nada agresiva...
¡Saludos, nobles viajeros! – os saluda uno de ellos, un arquero, mientras mientras mordisquea una manzana - ¿Quienes sois y qué asuntos traen a un elfo, un enano y a un mediano a Osgiliath? - pregunta con evidente curiosidad ...

Cita:

Cuando tu tío te suelta de su cálido abrazo no te dice nada, pero un breve gesto de sus ojos y un casi imperceptible asentimiento de cabeza te indica que te ha escuchado. Por un breve instante, ves la tristeza en sus vivarachos ojos. Aunque Targus es el hermano de tu difunta madre, sabes que está profundamente afectado por la desaparición de tu padre y sus hermanos, ya que la familia es un vínculo muy importante entre los hombres de Dorwinion...

El pequeño posadero abraza cálidamente a su sobrino durante largos instantes, y al separarse de él, se dirige al resto del grupo con una amplia sonrisa...

Cita:

Cita:

El placer es mío, muchachitos- dice el vivaracho posadero mientras os da enérgicamente la mano a cada uno de vosotros- Y si sois amigos y compañeros de mi querido sobrino, entonces podéis consideraros, no como mis clientes, sino como mis invitados. Por favor, tened la bondad de tomar asiento en esta mesa, debeis esar agotados tras tan largo viaje...

Mientras os acomodáis en unas cómodas sillas acolchadas alrededor de una mesa redonda, el nervioso hombrecillo dá unas palmadas para llamar la atención de las dos jóvenes (y guapas) camareras, que tras vuestra entrada en el local han empezado a cuchichear y a reirse por lo bajo mientras os lanzaban fugaces miradas de reojo (bueno, en realidad al alto Eóradas, al exótico Thavann, y al atractivo Sigmar...al barbudo Morin no le han prestado demasiada atención...)

¡Leila! ¡Shaila! ¡Dejad de hacer el tonto y traed una jarra de vino! ¡Y tres copas! ¡Y algo de comer! - ruge autoritario. En seguida vuelve a dirigirse a vosotros con su contagiosa sonrisa -¿Qué deseais comer? Os recomiendo la trucha con tocino. No probaréis ninguna mejor en todo Gondor. También os puedo ofrecer salchichas, cordero, verduras asadas...Pedid lo que querais a las chicas, mientras yo os robo por un instante a mi sobrino, con el que no tengo ocasión de hablar desde hace mucho tiempo...

Dicho esto, Targus y Sigmar van a un rincón apartado en la barra para tratar asuntos familiares. Una vez sentados en las mullidas sillas (mucho más cómodas que las de cualquier otra taberna en la que hayais estado anteriormente) podéis relajaros y el cansancio acumulado empieza a aflorar en vuestros cuerpos...

Antes de sentarse en un taburete a tu lado, tu tío saca de debajo de la barra una botella de vino tinto de excelente calidad. También saca dos copas de fino cristal (las que hay en las mesas son copas de barro cocido). Cuando vierte el contenido de la botella en ellas, ves que es un vino de un rojo tan intenso que cuesta ver a través de él...

"Sangre de Smaug"- confirma tu tío con su eterna sonrisa, aunque con una mirada otra vez triste - Una ocasión como esta merece lo mejor...Bueno, hijo, ¿cómo te encuentras? ¿En qué puede ayudarte tu viejo tío?

Eóradas estiró los brazos y los huesos de su espalda crujieron. Apuró un vaso de cerveza mientras esperaba que las mozas traigan su comida. Ante las miradas de las jóvenes, el rohir no pareció inmutarse y mantuvo siempre su mirada seria. 

"Y, díganme, si no es atrevido preguntar," dijo "¿cómo es que terminaron viajando juntos un enano, un elfo y un hombre?"

Me dejo caer el el mullido asiento y de repente, tomo conciencia de lo cansado que estoy. Cierro un momento los ojos y respiro profundamente. Al abrirlos sonrío agradecido por poder por fin sentarme tras la larga caminata y por el vaso de vino que gentilmente me trae una de las camareras.

Cita:

- Pues por azar, mi buen Eóradas. - Respondo al amigable rohir - Sigmar y Morin coincidieron en el Bosque Negro y decidieron viajar juntos, pero no tenían muy claro el camino en el interior del bosque. Mi partida de caza y yo andábamos buscando unos orcos que decían se habían visto en el lindero del bosque y nos los encontramos por casualidad. Me ofrecí a acompañarles hasta el límite sur del bosque y una vez allí me convencieron para que les acompañara hasta aquí.