Partida Rol por web

Rippers: Cazadores de monstruos

Episodio 2 - El Ripper Desaparecido

Cargando editor
27/12/2018, 08:17
Seamus McBride

Desde luego, encajaba con lo que sabían de Craig: los tiempos concordaban y si había acudido allí con intención de indagar, esa habría sido la respuesta de unos lugareños. Sin perder la pantomima — nunca se sabía cuándo volverían a ver al ricachón y a su guardaespaldas — asintió varias veces mientras seguía sujetando el sombrero con ambas manos y retrocedió un par de pasos, percatándose que su hermana estaba pegada a él, reforzando la imagen de pobres y desamparados.

Russel les había dado además una dirección donde dirigirse. Y si lo había hecho con buenas intenciones o todo lo contrario, sólo sería cuestión de tiempo. Seamus llevaba demasiado tiempo caminando por el lado gris de la vida como para confiar ciegamente de nadie, sobre todo cuando ese nadie caminaba embozado de noche, acompañado de un guardaespaldas y con alguien que claramente no quería ser visto.

Cargando editor
30/12/2018, 11:59
Francis Douglas

Sentía como la energía que bullía en su interior oprimía su pecho como el abrazo de una fiera amante. Ademas sus articulaciones comenzaban a protestar por la quietud de sus movimientos y el frío del ambiente; sin embargo Francis mantuvo su posición en total silencio.

Aunque todo aquello no fuera a terminar en conflicto, habían perdido la oportunidad de descubrir algo sobre el tercer desconocido. Algo se cocía allí, el joven investigador y el resto de Ripper lo sabían o eso creía.

A pesar de todo, gracias al ingenio de Anthony obtuvieron un paradero. Quizás fuera innecesariamente peligroso o por el contrario obtuvieran algo mas que jugarse el cuello. Solo el tiempo les daría respuestas. 

Cargando editor
21/01/2019, 17:10
Dra. Eilish McBride

Al menos habían conseguido pistas sobre Craig. Lo que sí que había quedado claro es que nada más sacarían con esa estrategia. Al hombre que tenían frente a ellos se le daba tan bien la palabrería como a Sutton, y mucho se temía que no se disculparía una siguiente vez para evadirlos, pues se notaba claramente una molestia en su tono de voz. 

Escondiesen lo que escondiesen esos individuos tendría que esperar a que hiciesen algunas indagaciones por la zona de los acantilados. Pues demasiadas alusiones a los lobos y a la luna habían convencido a la doctora de lo que claramente podrían encontrarse.

Cargando editor
01/03/2019, 22:30
Narrador

– Que tengan una buena noche. –se despidió Lord Russel del grupo de Exterminadores, dando por concluida la conversación.

La verdad es que, quien más y quien menos, los Rippers empezaban a estar cansados de una larga jornada y no tenían nada que objetar. Habían conseguido algo de información, y parecía bastante valiosa. Aunque, por otro lado, bien podía tratarse de una trampa. ¿Podrían confiar de un noble inglés, quien había desaparecido hace años sin aparente motivo y se deslizaba buscando la protección de las sombras de la noche, en compañía de un ser a quien quería, claramente, ocultar de su vista?

Como si hubiera podido leer sus pensamientos, sus recelos, o quizás, de alguna forma, comprendido que seguían otras intenciones, Lord Russel se giró una última vez hacía ellos.

– Tengan cuidado.

Las tres figuras continuaron su camino de regreso al castillo, cuya oscura silueta se recortaba imponente a su vista en la noche escocesa. El grupo de cazadores se había movido discreta e inteligentemente, tratando de obligar al extraño trio a tener que pasar cerca de uno de ellos, de forma que, con un poco de suerte, pudieran echar un vistazo al extraño y misterioso tercer hombre.

Pero la noche no quiso ponerse de su lado y, cuando Lord Russel y su pequeña comitiva pasaron cerca de Anthony y Alexander, unas nubes solitarias decidieron interponerse entre ellos y a la luna, negándoles la poca luz que ésta ofrecía e impidiéndoles alcanzar a ver lo que esperaban.

Para cuando, poco después, el satélite terrestre consiguió por fin liberarse del yugo de los nubarrones y redirigir la luz del sol a la tierra, el enigmático trio ya se había alejado lo suficiente como para no poder distinguir más detalles. Así y todo, Alexander y Anthony se esforzaron por intentar distinguir algo. ¿Tenía la cabeza deformada? ¿Lejos de las proporciones humanas?

No. Imposible de afirmarlo con seguridad. La luz no era suficiente y podían estar confundiéndose.

- Tiradas (3)
Cargando editor
01/03/2019, 23:54
Narrador

El cerebro de Lord Sutton trabajaba a toda velocidad, buscando en los recovecos de su memoria cualquier información que pudiera serle de utilidad con respecto a los conocidos como hombres lobo. Homo lupus.

Repasó todo lo que sabía. No era mucho y la mayor parte provenía de folletines e historias narradas en las veladas sociales para disfrutar impresionando a las damas y a aquellos de frágil carácter. Pero en las pocas semanas que había pasado en la logia había tenido oportunidad de leer algún que otro volumen con detalles acerca de ciertas criaturas malditas.

Los licántropos también tenían su especial mención y Anthony trató de recordar los detalles. Pero, por más que se esforzaba, no supo de ningún apartado en el que se mencionara la posibilidad de encontrarse hombres lobos fuera de las fases de luna llena.

Miró hacia el cielo y recordó las palabras de Lord Russel. Luna nueva. Todo lo contrario a lo que la literatura fantástica explicaba como requisito para la transformación del hombre en bestia.

¿Podía fiarse de los conocimientos semicientíficos en los que se basaban los libros que habían caído en sus manos? Supuso que sí. Tampoco disponía de nada mejor.

Cargando editor
02/03/2019, 00:48
Seamus McBride

Pues a tomar por culo. Ya era hora de terminar la pantomima, por lo que Seamus se permitió encenderse un cigarrillo. Mientras el dañino humo se deslizaba por su garganta en dirección a sus pulmones, se permitió echar un último vistazo al noble y sus compañeros. No había noble bueno, eso estaba claro. Bueno, Sutton quizás se libraba, aunque tenía una buena hostia con la mano abierta de cuando en cuando.

Pues no sé vosotros. Pero empieza a hacer frío, aquí no se ve un carajo —remató esa frase con una mirada al cielo encapotado —y con la suerte que tenemos, va a romper a llover. Por mí, volvemos a la posada. Y ya mañana podemos echar un vistazo a esos acantilados con la luz del día.

Cargando editor
04/03/2019, 11:07
Sir Anthony Sutton III

El desconcierto que sentía por lo insólito que había sido todo aquel encuentro sumado a la tensión por tratar de discernir la reacción del viejo conocido hicieron que en la mente de Sutton el tiempo se relentizara, casi como si los segundos se arrastraran perezosamente y quisieran convertirse en semanas.

Señorita. - aunque no estuviera seguro del todo, años de cortejos y eventos sociales hicieron que el noble inglés no pudiera evitar un instintivo saludo cuando el grupo pasó a su altura. Si hubiera llevado sombrero en aquellos instantes, se habría tocado el ala.

Resonaban las palabras de Russell aún en su cabeza cuando Seamus abandonó su embuste y volvió a su tono habitual para indicar lo obvio.

Está claro que aquí no vamos a sacar nada más en limpio. - convino con el irlandés mientras aún miraba el camino por el que el trío se había perdido de vista. - Mañana visitaremos los acantilados pero no olvidemos, queridos, que alguien usa las ruinas para reuniones clandestinas.

 

Cargando editor
05/03/2019, 17:49
Alexander Smith "Alex"

Alexander compartía la misma opinión que sus compañeros, y así lo manifestó.

 - Desde luego, aquí no hay nada mas que hacer, deberíamos volver a la posada, y descansar. Mañana será otro día, y esperemos tener mas suerte -

Ahora mismo el boxeador lo único que deseaba era volver a la posada y echarse a dormir, la pequeña excursión había servido de poco, y el frío empezaba a hacerse presente.

Cargando editor
06/03/2019, 18:31
Dra. Eilish McBride

Estaba claro que toda aquella pantomima no había servido para nada. Sólo para conseguir que los del castillo volvieran a sus aposentos sin hacer... lo que fueran a hacer en una noche tan oscura. Y Eilish sabía, por lo que había pasado con su hermano, que no era nada bueno.

Cuando el trío se hubo marchado, y la tensión del momento desapareció de su cuerpo, la doctora pudo notar toda la verdad de las palabras de Seamus. Se arrebujó en su abrigo y asintió deseando volver a la posada, calentarse y descansar un momento.

- No creo que tardemos en volver a vernos las caras con su amigo - dijo mirando a Sutton y estando segura de que en la próxima ocasión ninguno de ellos sería tan cordial. 

Volvió sobre sus pasos esperando encontrar al raro del polizonte y poder encaminarse hacia sus caballos.  

Cargando editor
06/03/2019, 19:38
Francis Douglas

Incluso cuando los tres desconocidos se perdieron de vista, Francis aún seguía mirando en su dirección, perdido en sus pensamientos. Volverían a verse, estaba seguro.

Cuando se estiro para caminar hacia sus compañeros, sus vertebras crujieron con un sonoro crack. Sentía un dolor sordo en las lumbares y como sus rodillas se quejaban con las primeras zancadas. El frio se le había metido en el cuerpo, tan solo esperaba no haber atrapado un catarro.

Quizás debamos continuar con la pantomima un rato más—. Al ver las caras de pocos amigos de sus compañeros añadió—: Pueden que nos estén espiando ahora mismo. Si volviéramos de golpe con nuestras monturas descubrirían al instante el embuste.

» Yo tampoco tengo ganas, me duele todo el cuerpo, tengo hambre y frío, pero hay que ser precavidos—. Pronuncio mientras miraba con fijeza hacia el castillo y se ceñía mas el abrigo tratando de alejar el frío unas horas más.

Cargando editor
06/03/2019, 22:10
Narrador

Que aquel noble guardaba algún tipo de trapo sucio era algo que ninguno de ellos ponía en duda. Lo que no tenían tan claro, era cual podía ser su participación, si es que la tenía, en la desaparición del Ripper escoces al que habían ido a buscar. La mayoría suponía que aquel no iba a ser el último encuentro con Lord Russel y la próxima vez, de eso estaban seguros, sería en otras condiciones. No necesariamente favorables para el misterioso noble inglés.

Montaron a sus caballos y retomaron el regreso al pueblo de Culross. Era ya noche cerrada y la visibilidad era escasa, por lo que necesitaron más tiempo del deseado, cansados como estaban. Pero no se encontraron más contratiempos.

Al llegar a la casa del prestamista de caballos, éste trato de convencerles de que algunos animales se encontraban extremadamente fatigados, hasta el punto de sufrir daños irreparables, de forma que su valor se había diezmado. Seamus le explicó entonces de manera bastante gráfica lo que pensaba hacer con las herraduras de los caballos y ciertos orificios corporales del prestamista, si éste no les devolvía al instante el dinero que habían dejado de fianza.

Seamus demostró ser mucho más convincente.

Despacio, meditabundos, caminaron hacía la taberna The Red Lion. Al entrar descubrieron que debía de ser mucho más tarde de lo que esperaban. Al menos si se podía medir la hora en función del número de parroquianos que aún apuraban una última copa en el local.

Ronald se encontraba limpiando ya algunas mesas, preparándose para cerrar su local. Cuando los vio entrar les saludó alegremente.

– ¡Forasteros! Empezaba a preocuparme por vosotros. ¿Qué habéis hecho todo este tiempo? A estas horas de la noche pocas curiosidades hay ya que ver. A no ser quizás el fondo de una jarra de cerveza. –El tabernero rio su propia ocurrencia–. Hablando de cerveza, ¿os pongo algunas? ¿Cómo lo veis?

Tras una larga jornada, estaban realmente agotados. Pero la idea de refrescar la garganta antes de subir a sus habitaciones era ciertamente tentadora.

Cargando editor
07/03/2019, 10:05
Seamus McBride

Le dolía el trasero y no tenía más ganas de pasar por un paleto ni un minuto más, así que se abstuvo de seguir fingiendo pese a la sugerencia de Francis. Por lo que el resto del viaje de regreso al poblacho se lo pasó silencioso, sumergido en sus pensamientos mientras se afanaba en no alejar su caballo del de su hermana. Maldita la gracia que le hacía el que una señoritinga como ella anduviera de noche por el campo, acostumbrada ella como estaba a las calles civilizadas de Londres. Recordando cómo era de pequeña, con el pelo rizado de color rojo como el fuego, enredado y lleno de paja y barro, le pareció estar viendo ante él una persona completamente distinta.

Él era harina de otro costal.

Al menos pudo dejar rienda suelta a la bilis acumulada en su pecho cuando el patrón del establo decidió echarse un farol para sacarles algo de dinero. Que si bien no tenía reparos en gastarse el dinero de Sutton a manos llenas, le tocaba mucho los cojones que un follaovejas intentara tomarles el pelo. Y joder, eso sí que no. Casi le dio pena que el tipo no plantara cara y agachara la cabeza, desde el día anterior con el grupito de aldeanos de la posada tenía ganas de una buena pelea.

Y comida, maldita sea —añadió, cuando el posadero les ofreció algo de beber. Le sonaban las tripas y tenía ganas de quedarse dormido junto al fuego, jarra en mano y barriga llena.

Cargando editor
07/03/2019, 11:05
Sir Anthony Sutton III

Sutton se mantuvo todo el viaje en silencio, tratando de discernir el motivo por el que bueno de Russell parecía haberse exiliado a aquella zona inhóspita.

Estaba claro que tenía que ver con aquella figura encapuchada, probablemente su hija, pero no terminaba de acertar el motivo de todo aquello. El guardaespaldas, el embozo, el aislamiento...

Cuando quiso salir de sus pensamientos, Seamus estaba negociando con aquel irlandés que trataba de timarles con los caballos y rápidamente recuperaron su dinero y regresaron a la taberna.

No se lo va a creer, querido. - dijo apoyando una mano en el brazo del tabernero. - Estabamos deleitándonos con el precioso paraje de la zona cuando, casi ya oscureciendo, nos cruzamos con un extraño trío en las cercanías del castillo. ¡Cualquiera podría tomarles por unos asaltadores de la forma en que iban embozado!

Un whisky para mi ánimo. - dijo cuando les ofreció unas bebidas. - Seguro que tiene alguna botella reservada detrás de la barra de la que nos trae un par de escudillas de guiso...

Se sentó en la mesa, abanicándose con la mano para reforzar la pretensión de conmoción tras el encuentro en el bosque.

Cargando editor
07/03/2019, 21:23
Dra. Eilish McBride

Se largaron de allí y dieron gracias en silencio de que su vuelta fuese tranquila. 

Al llegar su hermano obtuvo lo que llevaba buscando todo el día, soltar su rabia contra un imbécil que pretendía ser más listo que ellos. 

Una vez devuelto su dinero por fin entraron en la posada encontrando el lugar lo bastante tranquilo como para que ella se alejase de los chicos yendo directa a la chimenea, un poco de calor calmaría los temblores que la habían estado acompañando durante toda su vuelta. - Sí, por favor, un poco de comida caliente - tan sólo de imaginarse una sopa ya se le hacía la boca agua.

Cargando editor
08/03/2019, 19:01
Francis Douglas

Una parte del joven investigador se sintió rechazado, otra sin embargo agradeció en silencio que ningún hiciera caso de sus palabras. Con movimientos rígidos monto a su caballo, tratando de que no castañearan sus dientes durante el camino.

A pesar de que sus movimientos eran lentos, sus ojos danzaban a su alrededor buscando cualquier señal de que estuvieran siendo espiando. En cualquier caso, ninguna cosa llamo su atención, lo cual no acabo de otorgar calma al señor Douglas, después de todo la noche era el abrigo de todo tipo de maleantes.

Como era de esperar, las personas siempre trataban de aprovecharse de los extranjeros. Por fortuna para el grupo, el mal carácter de Seamus evito que perdieran unas monedas, más que valiosas para el bolsillo de Francis.

La bienvenida del tabernero fue cálida, salpicada por un deje de curiosidad, tratando de obtener por supuesto cualquier tipo de cotilleo que contar a sus conocidos.

Estuvimos dando un paseo por los alrededores, pero estos lares son un poco traicioneros—su voz denotaba cansancio; sin embargo, cualquier momento era bueno para fortalecer su coartada en aquel lugar. Con cierta timidez carraspeo y añadió con un tono de voz más bajo— y bueno, nos acabamos perdiendo.

»Si por favor y un plato de comida si aun servís comida—. Pronuncio con voz solicita mientras se acercaba a la chimenea frotando sus manos heladas—. Que frío hace fuera, santo cielos.

Cargando editor
08/03/2019, 23:20
Alexander Smith "Alex"

El viaje de vuelta ocurrió sin mas sobresaltos que una breve discusión entre el prestamista de caballos y Seamus, discusión que terminó ganando el irlandés, tal como era de esperar. Por lo demás, un total silencio acompaño al grupo hasta llegar a la taberna.

Una vez allí, Sutton se encargó de que les sirvieran comida y bebida, por lo que el boxeador únicamente se sentó a esperar dicha comida, no quería nada más que comer y echarse a dormir.

Cargando editor
10/03/2019, 10:28
Ronald

Si Ronald estaba molesto por tener que atenderles a esas altas horas de la noche, no fueron capaces de leerlo en su expresión. Tenía ese tipo de cara redonda con sonrosadas mejillas que parece querer mostrar siempre un buen humor. No tardó en reaccionar a las peticiones de los cinco viajeros.

– Ahora mismo voy a ver lo que puedo hacer por ustedes.

Y salió en dirección al interior del local, donde probablemente deberían de estar las cocinas. Volvió a aparecer tras el mostrador y llenó cuatro jarras de cerveza. Pareció dudar un segundo, para rellenar una quinta. Luego de eso saco cinco vasos y los llenó de otro tipo de bebida, esta de color ambarino.

Se acerco a la mesa con una tableta en la que transportaba la bebida. Sirvió primero al noble y luego a la dama, para luego poner respectivamente una jarra y un vaso delante de cada uno de los demás componentes del grupo.

– En la cocina están calentando unas sopas. A estas horas poco más tenemos ya. –dijo hablando para todos ellos. Luego se dirigió a Sir Sutton–. ¡Bandidos dice! Lo que nos faltaba ya por aquí. Primero los ataques de ese oso y ahora un grupo de cuatreros.

La expresión de su rostro estaba a medio camino entre molesta y preocupada. Bajó algo la voz. Parecía pensativo.

– Hay gente que dice haber visto luces últimamente en la Culross Abbey. Bien podía tratarse de esos bandidos de los que hablan ustedes. Pues ni falta que nos hacen por aquí. Pero mejor será entonces que no salgan por ahí de noche. Sobré todo si luego se pierden. –Miraba directamente a Francis mientras decía esto.

Había encorvado su cuerpo algo, buscando así cierta intimidad al hablar con ellos. Ahora se incorporó y se dispuso a alejarse.

– Voy a ver cómo están esas sopas para los señores. Si me disculpan.

Cargando editor
11/03/2019, 17:01
Seamus McBride

El irlandés se encendió un nuevo cigarrillo, acercó su sillón a la chimenea que aún chisporroteaba con unos menudos leños en llamas, se quitó las botas de un tirón y se dejó caer con un gemido lastimero. Le dolía la espalda y el trasero, sentía los riñones fríos y la cabeza embotada, pero eso sólo era cuestión de tiempo que se esfumara. Sabía bien que la mezcla del alcohol y el calor obrarían magia en su cuerpo y a la mañana siguiente se despertaría fresco como una lechuga. 

Ya había caído media jarra de cerveza — al menos era decente, no esa basura aguada que bebían los ingleses en Londres — cuando trajeron la sopa, a la que procedió a añadir unos buenos trozos de pan duro para que llenaran la barriga. Era lo bueno de haber pasado buena parte de su vida adulta sobreviviendo como podía, que no hacía ascos a nada. Después de dar buena cuenta del pan y sorber la sopa, dejó el cuenco a un lado y dejó que el sopor hiciera el resto del trabajo.

Llegado un momento de la velada — no contribuyó mucho a la conversación puesto que él tenía claro dónde irían a la mañana siguiente — su hermana le despertó sacudiéndole para que no dormitara en la sala común, aunque el irlandés no sabía si era por seguridad o por la lamentable imagen que eso daría al resto de parroquianos.

Cargando editor
11/03/2019, 19:53
Alexander Smith "Alex"

El boxeador se acomodó para disfrutar en condiciones de la cerveza, y mientras esperaban la sopar, soltó la duda que le roia por dentro desde su encuentro con Lord Russel mirando directamente a Sutton

 - Si no es indiscreción, Sutton, ¿De que conoce a Lord Russel? Quizás recuerde algo que pueda sernos de ayuda.

Para cuando Sutton hubo contestado la sopa ya había llegado y todos dieron buena cuenta de ella. Tras terminarla, el boxedor se despidió de sus compañeros, aunque alguno ya habái caido en los brazos de morfeo, y marcho a su habitación

Cargando editor
12/03/2019, 11:28
Dra. Eilish McBride

La doctora esperó pegada a la chimenea, hasta que no pudo más y tuvo que quitarse el abrigo. Sólo esperaba no obtener de esa noche una enfermedad respiratoria.

Su mente vagaba pensando en las posibilidades del tercer miembro que se escondía tras el noble, amigo de Sutton. Era difícil de discernir, y teniendo en cuenta el celo con el que la protegían, era fácil pensar que su unión, si no era de sangre, era amorosa. 

Cuando la doctora quiso darse cuenta ya les habían servido comida y bebida y alguno de sus acompañantes ya habían comenzado. Eilish miró los pasos que daba su hermano e hizo exactamente lo mismo con su sopa. Se sonrió acordándose de tiempos anteriores, cuando ella seguía, sin duda, cada uno de los pasos de Seamus. El acompañamiento de la cerveza le resultó grato al paladar. Un buen contraste. Cuando hubo terminado cogió el vaso con el ambarino liquido y lo olisqueó como un animalillo. Obviamente era alcohol y, sin mucho convencimiento, decidió dar un trago. Notó el calor bajando por su garganta y llegando a su estómago, dio un respingo, y al recordar lo pasado la noche anterior dejó el vaso sobre la mesa para no volver a hacer uso de él. ¿De verdad tan sólo había pasado un día? A ella le había parecido mucho más.

Cuando volvió a mirar a su hermano ya estaba adormecido en una postura que solamente a él podía resultarle cómoda.

- Imagino que mañana saldremos nuevamente hacia los acantilados. Ya veremos si nos vuelven a dejar esos caballos - la verdad es que no esperaba ningún tipo de respuesta. Lo dijo más como un pensamiento que como una duda.

Cuando el primero de ellos se despidió ella hizo lo propio, despertando a su hermano para que durmiese en su cama.

La irlandesa no tardó en desvestirse y meterse inmediatamente en el lecho. En cuanto las primeras luces del alba entraron por su ventana despertó sabiendo que no beberse aquel vaso fue la mejor decisión que pudo haber tomado.