Partida Rol por web

Rippers: Cazadores de monstruos

Interludio 1 - Ceremonia de Iniciación

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01/04/2018, 20:41
Dra. Eilish McBride

Eilish hizo oídos sordos cuando su hermano mostró consternación al escuchar sus palabras. Estaba claro que no había sido consciente del odio que había ido creciendo en el interior de la doctora durante la curación de las heridas de Seam. Se prometió así misma el averiguar cómo cazar a la bruja y hacerla sufrir hasta la extenuación.

Al escuchar las palabras de Huxtable abrió mucho los ojos. Y un brillo en ellos se dejó ver sólo para el que la mirase con atención. Ahí es donde ella quería llegar, y obtendría lo que deseaba.

La doctora siempre había sido una mujer "paciente", por lo que les dejó hablar y escuchó sin reparos. El casaca roja decía que  Lady Lang les buscaría para vengarse, y eso no era una opción. No dejaría que dañasen a su hermano, por lo que ella tendría que tener ciertos conocimientos antes y, lo más importante, el paradero de la bruja. En cuanto escuchó sobre un científico que ya conocía las diferencias anatómicas a las que ella se refería, quiso conocerlo de inmediato.

A ella no le importaba el dinero, tenía más que suficiente. La protección, ya la pagaría si era necesario. Si algo había aprendido en sus años en Londres era que el conocimiento era poder.

Siguió sin andarse por las ramas - ¿De qué demonios están hablando estos? - pensó mirándolos uno por uno - Dejémonos de estupideces. ¿Cuándo puedo conocer a ese profesor del que habla? Y lo que es más importante ¿Saben dónde se esconde Lady Lang? - sus palabras fueron firmes. No dejaría pasar la oportunidad que se le presentaba delante. Nunca lo había hecho y no empezaría ahora. 

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04/04/2018, 14:49
Francis Douglas

Para sorpresa de Francis, el casaca roja se encontraba en la puerta cuando el pretendía salir. Al verlo allí, volvió dentro de la sala y espero oír que tenia que decir. Su semblante calmado tranquilizo a joven investigador en gran.

En cuanto su superior nombro a la bruja se gano unos segundos de sincera escucha por parte del grupo. Todos ellos querían volver a encontrarse con ella o al menos eso daban a entender el semblante de su rostro.

El primero en hablar fue el noble, el cual comenzó a tantear el terreno de una manera astuta. Francis observaba con detenimiento a cada uno del grupo. Ahora que se veía en un segundo plano podía hacer su trabajo cómodamente. Observar y analizar.

—¿Ilegal?—. Pensó el señor Douglas ante las palabras del irlandés—. Veo que no comprende aun la magnitud del problema.

Sin embargo lo que mas le impresiono fue la joven y bella doctora. A pesar de que anteriormente había sido mordaz y directa, no paraba de sorprenderle lo afiladas y astutas que eran sus palabras. Sin nada mas que hacer, el joven arcanista, guardo silencio y espero que su superior respondiera. De momento el casaca roja había conseguido mas en apenas un segundo que lo que el había conseguido.

Notas de juego

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04/04/2018, 14:50
Francis Douglas
Sólo para el director

Francis se relajo notablemente cuando su superior hizo acto de presencia, algo que el casaca roja no tardo en observar. Con un rápido vistazo se percato de la situación actual, algo que sorprendió en gran medida al investigador.

Cuando el casaca roja paso al interior, el señor Douglas inclino la cabeza dando a entender que todo estaba bien. Sin embargo, el joven arcanista mantuvo aquella esencia sobrenatural corriendo por sus venas, lista para ser liberada.

No estaba dispuesto a que ni el ni su superior sufrieran daños por aquellos incrédulos y desagradecidos. Durante los siguientes segundos observo casi sin parpadear a cada uno de aquellas personas. Si alguno daba un paso en falso, esta vez Francis estaría preparado y el llanto de las banshe caería sin piedad sobre ellos.

Notas de juego

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04/04/2018, 17:50
Alexander Smith "Alex"

LA sola mención de Lady Lang enfureció a Alexander, no por las heridas fisicas que le había causado, más bien por las emocionales, el simple hecho de recordar a Allison con el cuchillo en el cuello hizo que dejase el vaso con un golpe demasiado fuerte sobre la mesa haciendo que todos se girasen a mirar al boxeador, que cogió la botella para llenarase el vaso

- Perdón, continue Lord Aidan -

-Necesito un trago -

- Voy a serle sincero Lord Aidan, no me cae especialmante bien, pero ahora mismo tiene toda mi atención pero primero conteste a la señorita ¿Donde cojones esta la bruja?

Parecía que el militar había dado con la tecla, darles un objetivo común, algo que Francis no habia conseguido

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04/04/2018, 22:29
Lord Aidan Huxtable

El primero en romper el silencio y exponer sus dudas fue Anthony, quien en seguida dejo claro que disfrutaba de unas posibilidades muy por encima de las del resto de presentes. Pero también de un enfoque equivocado de la situación.

– Sir Sutton. Nosotros somos ese ejército.

Estaba claro que eso no bastaría como explicación, así que continuó.

– ¿Cuánto tiempo puede permitirse pagar a un grupo armado? ¿Y qué armas deben de usar contra esas criaturas? ¿Confiaría en que no fueran a salir corriendo en cuanto vean a quien se enfrentan? Por que si trata de explicárselo le tomarán por loco. ¿Y como explicará tamaño grupo de guardaespaldas personal la próxima vez que visite su club de caballeros? Créame si le digo que, después de lo visto aquel fatídico día, en una situación así yo me sentiría más seguro con cualquiera de ustedes que con muchos de los soldados que conozco.

Esperó que esas palabras fueran suficientes para hacerle ver que un ejército, por muy profesional que fuera, no podía ser la solución. Además había aún mucho que contar y decidió explicarles algo acerca de la historia de los Rippers, de su fundación y su organización en facciones y logias.

Empezó su historia hablándoles de John Dee y de su primer encuentro con un ser sobrenatural. Para no escandalizarles o asustarles demasiado, decidió no dar muchos detalles acerca de la tecnología Rippertech. Simplemente les habló de ciertos experimentos científicos hechos con algunas de las criaturas a las que se enfrentaban y que les habían llevado a crear algunos ungüentos capaces de otorgarles capacidades especiales. Esperaba alimentar así aún más la curiosidad científica que creía haber reconocido en la doctora.

Dio un trago al vaso que Sir Sutton había llenado de whisky y continuó su historia. Les contó acerca de los Rosacruces y de como con el tiempo esta organización derivó en los Rippers. De cómo luchaban contra las criaturas de la noche, de la traición de Jack y de como este decidió organizar a todos esos monstruos en un grupo que se hizo llamar La Cábala. Cosa que complicó mucho su lucha contra lo sobrenatural. Por fin les explicó que los Lang debían de pertenecer a La Cábala, pues habían visto ciertos tatuajes que así lo indicaban en Lord Lang.

– Aunque aún habría mucho que contar, no quiero abrumarles con más detalles. Al menos por ahora. Si al final deciden compartir nuestra lucha contra las criaturas de la noche, tendremos tiempo más que suficiente para adentrarnos en más detalles. – concluyó de momento la historia relativa a los Rippers.

Cuando entonces Seamus le preguntó acerca de un posible salvoconducto o licencia para matar a aquellos seres sobrenaturales y salir impune, le sonrió mostrando en su lugar algo parecido a tristeza.

– Algunos de nosotros se hacen llamar Cazadores de Brujas, señor McBride. – suspiró y siguió – Ojala pudiéramos combatir a esos monstruos abiertamente y salir libres de toda culpa. Por desgracia la mayoría de ellos no se diferencian físicamente de cualquiera de nosotros y la policía no acostumbra a aceptar un “se trataba de una bruja” como explicación para haber matado a nadie. Para ellos seríamos criminales. Asesinos. Y eso es algo que quiero dejar bien claro. Un Ripper no duda en usar todos los medios a su disposición para matar a un monstruo, pero procura por todos los medios no acabar con la vida de un ser humano, por mucho que este pertenezca a La Cábala. – Creyendo ver aparecer cierto recelo en el rostro del irlandés, se adelantó a aclarar este punto –. Pero nunca, nunca anteponemos sus vidas a las nuestras o a las de nuestros compañeros.

Toda esa explicación parecía no haber terminado de agradar al pistolero, quien posiblemente había esperado poder eliminar con total libertad a esos seres y no rendir cuentas. Así que, no sin cierta desgana, les dio una información extra.

– Digamos que tenemos contactos en ciertas esferas sociales que nos pueden echar una mano si las cosas se ponen feas con la justicia. Aunque debemos de usar estas influencias con cuidado. También ellos tienen ciertos límites.

Eilish fue directa. La doctora tenia las ideas bastante claras y no tenía pegas en exponerlas directamente. El militar iba a contestarla cuando Alexander decidió sincerarse y Lord Aidan decidió primero contestar al boxeador.

– Señor Smith. Le agradezco su franqueza, pero créame que no he venido aquí buscando su amistad. A pesar de su posible animadversión hacia mi persona, si volviéramos a encontrarnos con una criatura de la noche, preferiría tenerle a usted y a sus puños a mi lado que a un amigo.

Una vez aclarado esto, tomo otro trago y se giró en dirección a la irlandesa para responderla.

– Esa es precisamente nuestra postura, doctora. Nosotros estamos en guerra contra esos seres y no esperamos a que vengan a llamar a nuestra puerta. Opinamos que no hay mejor defensa que un buen ataque y en cuanto recibimos noticias acerca de alguno de esos monstruos, salimos a su encuentro.

>> Por desgracia no sabemos donde se encuentra Lady Lang. Después de hablar con algunos de los invitados, sabemos que su familia procede originariamente de Alemania. De la Selva Negra. Pero además se sabe de asentamientos de brujas por toda Europa. Así que ahora mismo puede encontrarse lamiendo sus heridas en cualquier parte del viejo continente. Me gustaría poder ofrecerle su cabeza como regalo de bienvenida a nuestra organización, mas esto tendrá que esperar. Solo puedo decirle que tenemos a toda nuestra red de Rippers en toda Europa en su búsqueda. Si da un paso en falso, lo sabremos.

Había hablado mucho. Más de lo que estaba acostumbrado a hacer habitualmente. Pero sabía que no podían esperar que nadie se uniera a ellos sin ganarse antes su confianza, y para eso había que empezar siendo sinceros y explicando lo que sabían.

Cogió de nuevo el vaso para mojar la reseca garganta y descubrió que estaba vacío. Estado que dejó claro para todos al girarlo ciento ochenta grados y permitir que una solitaria gota cayera sobre la mesa. Volvió a dejar el vaso sobre esta, esperando que alguno de los presentes lo rellenara. Algo que tomaría como una señal de aprobación.

– En cuanto a conocer a ese científico amigo mío. Permítame que por respeto a su intimidad aún no de precio a su nombre. Pero si al final deciden unir sus fuerzas a las nuestras y luchar contra los monstruos de la noche en lugar de esperar a que estos vengan a buscarlos, estaré encantado de presentarlos personalmente.

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05/04/2018, 02:14
Seamus McBride

La batería indiscriminada de preguntas dio paso a una larga y detallada explicación por parte de Huxtable sobre lo que eran verdaderamente los Rippers, su historia y leyendas. Si bien en ocasiones perdía el hilo cuando detallaba determinados sucesos porque los consideraba aburridos en exceso, otros datos le rescataban de nuevo de la nube de sus pensamientos. Escuchar hablar de grupos secretos que hacían lo que querían sin importarles los demás le pareció demasiado atractivo para no querer interrumpir al casaca roja, pero cuando éste empezó a hablar de ungüentos mágicos, volvió a distraerse. Sin embargo, vio por el rabilo del ojo cómo Eilish parecía más que interesada.

—Vale, sajón. Ya contabas con mi curiosidad, pero ahora además cuentas con mi atención. ¿Tenéis senadores y gobernadores a sueldo? Eso está bien… está pero que muy bien. Así que en resumen: Vais por el mundo persiguiendo putas brujas, lo que no me convence es lo que has contado… ya sabes, lo de los monstruos. Lo siento pero me parece una gilipollez. Bueno, qué cojones, no lo siento. ¿Me quieres decir que hay más perros de esos sin piel por ahí? ¿Y por qué nadie los ha visto antes? A ver, tengo los huevos negros y hasta el puto día de la boda no había visto nada así en mi vida. Y no me vengas con que es gracias a vosotros. Quiero pruebas. Putas pruebas.

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05/04/2018, 10:59
Sir Anthony Sutton III

Y como una nodriza reuniendo a todos los niños alrededor del candil para contar una historia antes de dormir, Lord Aidan concentró la atención de todos los allí presentes en su persona y en sus palabras, respondiendo poco a poco a las preguntas formuladas como si fuese un porquero saciando lentamente el apetito de sus animales.

Buen apunte. - respondió con un asentimiento de cabeza cuando el casaca roja dejó claro que la mayor parte de las personas les tratarían como locos solo por contar lo sucedido y que solo una minoría no saldría corriendo en caso de tener la oportunidad.

¡Si hasta él mismo se planteó hacer lo propio en la mansión de los Lang!

Cada uno tenía dudas de distintos ámbitos, ya fuese legal o científico, pero aquel hombre parecía capaz de explicar con parsimonia qué podían esperar de su organización.

Si solo fuesen perros... - fue lo único que fue capaz de responder a Seamus antes de tener que calmar los nervios apurando su vaso, momento que aprovechó para rellenar tanto el suyo como el de Lord Aidan.

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05/04/2018, 13:31
Dra. Eilish McBride

El militar se había explicado perfectamente, respondiendo a cada una de las preguntas o dudas que se le habían realizado de una manera bastante ordenada. A Eilish le gustaba que no tuviese reparos en hablar con claridad, y mucho menos con ella.

Cuando, por fin, respondió las dudas de la doctora, un velo ensombreció su entusiasmo pues no sabían dónde encontrar a Lady Lang. Aunque le pareció que el hecho de que su búsqueda fuese una prioridad constituía una buena promesa. Y no pudo por menos que sonreír cuando le dijo que con gusto le ofrecería su cabeza como regalo de bienvenida a la organización. Su prioridad entonces sería el conocimiento, debía estar preparada. Y más si ya les estaban avisando de que sus vidas estaban amenazadas.

Al escuchas las palabras de su hermano lo miró con ojos entrecerrados y no pudo evitar reprenderle - Como si tú te fueses a volver a exponer. Has estado a punto de morir. ¿Lo recuerdas? - la irlandesa se negaba rotundamente a poner en peligro nuevamente la vida de su hermano. No podía perderlo. Podía aguantar sus tonterias, sus borracheras y sus salidas nocturnas. Ya sabía dónde buscarlo cuando desconocía su paradero al alba. Pero su mente no aguantaba la posibilidad de perderlo, sabía que se volvería loca del todo.

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05/04/2018, 23:51
Francis Douglas

El casaca roja consiguió centrar la atención de sus interlocutores sobre él. Con voz calmada y pausada fue desgranando todo lo que los Rippers podían ofrecerles. Parecía que su voz era una melodía que poco a poco iba hechizándoles; sin embargo, cuando el miedo de la doctora hizo acto de presencia el hechizo se quebró.

Francis fue a decir algo, pero recordó entonces lo volubles que eran los dos hermanos. Era mejor que lo solucionasen entre ellos. Aunque el joven investigador lo daba todo por la causa, sabia que otras personas y mas con seres queridos de por medio, no tenían porque hacerlo.

Durante unos instantes su mirada paseo por la habitación y se percato entonces de que la puerta estaba ligeramente abierta. Su superior debía haberla dejado abierta cuando paso. el joven investigador tiro del pomo hasta escuchar un pequeño click. No contento con ello, empujo la puerta repetidas veces para asegurarse que estaba cerrada.

Cuando volvió su mirada al resto del grupo, le miraban con una expresión de confusión. Parecía que había actuado como si fuera un crio que se aburre ante las conversaciones de mayores. Tratando de mantener la compostura tosió y miro directo a su superior, esperando su respuesta.

Le impresionaba como había orientado la atención del grupo hacia un objetivo en común. Un camino que quizás les llevaría hasta su organización. Francis comprendió entonces que aun tenia mucho que aprender.

Notas de juego

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06/04/2018, 19:30
Alexander Smith "Alex"

Lord Aidan parecía haber dado con la tecla, tener conocimiento de la existencia de un grupo secreto dedicado a la caza de brujas captaba la atención de cualquiera y más la de Alexander, pues algo le había dado a entender el señor Douglas en la boda, por lo que el boxeador se rellenó nuevamente el vaso para prestarle toda la atención posible al militar

Creame, McBride, ojala fueran solo perros - en ese momento su mente ato cabos sueltos y recordó ese combate fatidíco donde su contrincante demostró tener una fuerza y una agilidad muy por encima de la media - asi que era eso... - haciendo que su cuerpo se estremeciera al recordarlo

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06/04/2018, 19:50
Seamus McBride

La intervención de su hermana, dándole una reprimenda delante de todo el mundo, pareció contrariar visiblemente a Seamus. Éste se volvió hacia la irlandesa, frunciendo el ceño y mirándola como si acabara de darse cuenta de que estaba allí, y chasqueó la lengua.

Lissie, no me toques los huevos que ya soy mayorcito para ir donde me plazca —respondió, ladeando la cabeza como si desafiara a la sangre de su sangre— ¿Tengo que recordarte que he estado haciéndolo casi toda la puñetera vida?

—¿A eso le llamas tú cuidarte? —devolvió Eilish, tan incisiva como su hermano, a la que no parecía afectarle el tono de Seamus.

¡Eh! —dando él un manotazo sobre la mesa, se levantó rápidamente, cogió la puerta del reservado y la abrió de par en par. No tardó en escucharse el alboroto del resto de parroquianos. Con un gesto ofendido, señaló a su hermana, y luego a la puerta. Repitió el gesto dos veces, visiblemente inquieto.

Eilish se levantó con parsimonia y la elegancia de una dama, y sonriendo a los presentes, se disculpó inclinando la cabeza— Señores, si me permiten, enseguida volvemos.

Ambos hermanos salieron del reservado, dando Seamus un portazo. Fue fácil adivinar sus movimientos por los pesados pasos que recorrían la taberna, abriéndose camino entre los parroquianos a base de empujones y entrando en el reservado contiguo vacío para volver a cerrar de otro portazo.

¿Pero qué COJONES ha sido eso? —bramó el irlandés a través de la pared divisoria de madera— ¿De qué vas?

¿De qué voy? ¿Qué deamhain pretendes? —frente al exagerado comportamiento de Seamus, su hermana respondía con una ira más contenida— ¿Es que quieres que te maten? ¿Quieres volver a enfrentarte a uno de esos monstruos? ¿Volver a tener pesadillas?

—¿Qué pesadillas ni qué ostias? ¿Crees que tengo miedo de esos perros? ¿Y de esa mierda de bruja? —pareció sacar algo que golpeó la mesa con un sonido sordo— ¿Te acuerdas de esto? No me van a volver a pillar con los pantalones bajados, eso tenlo por seguro.

—¿... ué ...illas? ¿Quién crees ... ...dado ... ...valecencia? —Eilish había bajado el tono, haciendo difícil escuchar lo que decía por el alboroto a su alrededor— ¿Acaso qui... suic...e? Para eso no ... mi ...a

—Lissie —lo que le dijera su hermana pareció calmar los ánimos de Seamus, que se movió por el reservado. Sus pasos eran fáciles de distinguir en contraposición a los delicados y elegantes de la irlandesa— No me va a pasar nada. Quiero ver qué ofrecen estos tipos porque sabes que no me gusta dejar las cosas a medias. Además, ese sajón me prometió que podría ser yo quien matara a esa bruja y no voy a dejar que ninguno de esos comepollas me quite eso.

—Para eso ponte a la cola, hermano —respondió Eilish, con fría determinación.

¡LISSIE, POR DIOS!

¡SEAMUS, MALDITA SEA! —y se escuchó claramente el tacón golpeando con fuerza el suelo de madera.

Todo se quedó en silencio durante unos segundos. Unos tensos segundos en los que ninguno de los presentes supo qué había pasado. La puerta del reservado se abrió de nuevo, y vieron a Seamus McBride cediendo el paso a su hermana. Ambos volvieron a sus asientos sin decir ni una sola palabra.

—Ah... —dijo ella, con una sonrisa apacible en su rostro. señaló con un enguantado dedo su copa y se dirigió a Sutton— ¿Nos pondría otra copa, sir Sutton? Gracias, es usted muy amable. Lord Aidan, mi hermano y yo aceptamos acompañarle para ver más de cerca esa organización suya.

Notas de juego

Espero que nos permitáis esta acalorada discusión entre dos PJs puesta en un solo post para hacerlo más rápido :)

Deamhan (plural deamhain):

(Del Irlandés antiguo) Demonio

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06/04/2018, 21:52
Sir Anthony Sutton III

Pobre hombre, es como estar casado pero sin ninguno de los beneficios. - había comentado Anthony mientras ladeaba la cazeba sin tratar de disimular lo más mínimo que estaba tratando de enterarse de la mayor parte de la discusión fraternal.

Cuando los irlandeses volvieron a entrar en el reservado, Anthony tampoco se preocupó demasiado en ocultar que habían estado escuchando la conversación y sonreía tranquilamente, asintió ligeramente con la cabeza al ver a Seamus, compadeciéndose del pobre hombre.

¿También para su hermano? - preguntó a la doctora, en vista que era la que mandaba en aquella relación, tras rellenar el vaso de la dama.

Un guiño hacia Seamus indicó que era una simple broma y también rellenó el de él.

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07/04/2018, 01:05
Narrador

Francis empezó a entretenerse con la puerta del reservado, comprobando si estaba bien cerrada o no y mostrando falta de atención. Algo que podía entenderse como desinterés por la tarea que habían venido a cumplir. El casaca roja giro el rostro hacia él y le dedicó una mirada que no dejaba lugar a dudas acerca de su desaprobación. Detalles como ese podían hacer que el detective pusiera en dificultad o incluso echará a perder esta o cualquier otra misión futura.

Seamus por su parte parecía estar ganando interés en la propuesta que Francis y Lord Aidan habían venido a hacerles, pero aún no terminaba de creerse la existencia de otros seres sobrenaturales y pedía alguna prueba de que esa parte de la historia del militar no era un cuento. Su pregunta directa hizo volver la atención del casaca roja hacia él y se preparó a mostrarle la única señal que llevaba encima de la presencia de esas criaturas: una cicatriz en forma de cuatro surcos profundos que le cruzaban el pecho y le recordarían por siempre su primer encuentro con un hombre lobo.

Pero no había llegado siquiera a tocar el cuello de su camisa, cuando Eilish amonestó al irlandés en presencia de todos. La mujer sentía un gran cariño por su hermano y temía perderle. Esos eran sentimientos comprensibles y hasta admirables. Lo que no era tan comprensible, era que una mujer inteligente como ella creyera que su hermano corriera un peligro mayor por unirse a la lucha contra los seres de la noche, del que corría ya de por sí por su carácter pendenciero e imprevisible. Seamus McBride no pertenecía a la categoría de personas que abandona este mundo tumbado apaciblemente en una alcoba y rodeado de sus nietos.

La llamada de atención de la irlandesa no provocó una reacción inmediata en su hermano. Más bien activó un resorte en el pistolero, que activó un engranaje, que cargó lentamente de energía su válvula de enfado hasta que esta no pudo aguantar mas la presión y explotó.

La escena que siguió fue recibida de distinta forma por los allí presentes. Mientras que Anthony parecía disfrutar como si se encontrara en el estreno de una obra de teatro, Lord Aidan mantuvo la impasibilidad que había mostrado en todo momento. Alexander salió por un instante de un estado de ensimismamiento en el que había caído y al que no tardó en volver, centrado en unos pensamientos que precisaban de su atención. Francis por su parte observaba al grupo, atento a los detalles.

Después de unos minutos de gritos y frases entrecortadas, por último los McBride regresaron a la cabina donde les estaba esperando el resto y expusieron su decisión a todos. Estaban interesados en conocer más de cerca esa organización de la que primero Francis y luego Lord Aidan les habían hablado. El militar acercó también su vaso para que Anthony lo rellenará y brindar con los hermanos y el resto por la decisión tomada.

– Me alegra oírlo, irlandés, y levanto mi copa por el valor de los hermanos McBride. – Se giro también hacia el resto antes de volver a mirar a los dos hermanos y vaciar el contenido del vaso de un solo trago –. Sí me acompañan… – La invitación a seguirle no la hizo exclusivamente para los McBride, sino que iba dirigida a todos.

Salió el primero del reservado y de la taberna, no sin acercarse antes por la barra del bar y dejar a Linus una buena propina. El camarero asintió con la cabeza en señal de agradecimiento y miró luego a Anthony con mirada cómplice. En la calle les esperaba el ajetreo de Londres y un carruaje grande y negro y con espacio suficiente para seis personas. Subieron y Francis le dio orden al cochero para que saliera.

El viaje no duró mucho y les llevó hasta un barrio residencial del Soho, donde las mansiones de un corte gótico-renacentista se arrimaban una a otra como las cuentas de un rosario. El carruaje se detuvo y Lord Aidan fue el primero en bajar seguido del resto. Francis fue el último en abandonar el coche de caballos. El casaca roja se paró delante de la puerta del número 220 y se volvió a preguntar al grupo de posibles nuevos reclutas.

– Hemos llegado. Si cruzan el portal conmigo, lo más probable es que no haya vuelta atrás. ¿Seguro que quieren dar el siguiente paso?*

Todos miraron a su alrededor, extrañados de encontrarse en uno de los barrios más caros de Londres y sin llegar a creer que allí podía encontrarse el cuartel de una organización secreta que se dedicaba a combatir a seres sobrenaturales.

Notas de juego

* Así pueden los demás dar también su "visto bueno".

Edit: he editado el post para cambiar la palabra violento por pendenciero cuando hablo de Seamus, que me parece más correcta y ayer no me vino a la mente. Os lo comento para que no tengáis que leer todo el post de nuevo.

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08/04/2018, 03:20
Seamus McBride

Parecía que sólo quedaban ellos dos por decidir, porque después de regresar de su apacible y pacífica charla familiar, Huxtable encabezó la marcha hacia la salida. Probablemente los demás habrían aceptado cuando ellos estuvieron ausentes, imaginó Seamus. Bebió otro trago, y luego decidió llevarse la última botella que Linus les había acercado a la mesa. Ya estaba pagada, al fin y al cabo. Se calzó su sombrero y salió a la calle detrás del casaca roja, dejando que el aire frío de Londres, acompañado de la polución que ya empezaba a conformar un repugnante sombrero sobre toda la ciudad, le abofetearan el rostro.

Cuando el viaje comenzó y enfilaron hacia el Soho, Seamus no tardó en bufar. Apenas había estado en la zona más que para visitar el barrio chino, pero no era el tipo de zona que imaginaba acogería a alguien como Huxtable. El sitio estaba tan plagado de puñeteros franceses hugonotes desde hacía años, que en el resto de la ciudad se le conocía como el Barrio Francés. Incluso habían terminado de construir una puñetera iglesia francesa hacía un par de años antes, una aberración de ladrillo y barro más fea que un pie*.

Putos franceses de mierda murmuró a nadie en particular. Cuando bajó a la calle, se estiró sonoramente y le acercó la botella al cochero para que la terminase. Seamus tenía debilidad por los pobres desgraciados que tenían que ganarse el pan como pudieran. El 220 tenía una pinta opulenta, encajando con la imagen de poder que acompañaba al casaca roja allá donde fuera— Nosotros estamos dentro, sajón, ya lo sabes.

Notas de juego

*Un poquito de historia del Soho en torno al 1890 :)

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09/04/2018, 12:11
Sir Anthony Sutton III

Anthony salió detrás de Lord Huxtable con paso tranquilo y buscando con la mirada a aquel amable y servicial camarero, al que al parecer su anfitrión había localizado antes.

Gracias, Linus. - le dijo sonriente mientras dejaba un puñado de libras sobre la mesa, tanto para pagar las bebidas como una merecida propina para aquel joven tan amable.

Ni siquiera fue consciente que la cantidad que había dejado era la acostumbraba a dejar en el Reform* y que allí seguramente fuese algo cercano a varios meses de duro trabajo.

Que joven tan amable... - comentó mientras salía del local con su bastón en la mano y subía al carruaje para mantener una entretenida conversación con sus compañeros de viaje.

El irlandés parecía menos hablador que de costumbre, seguramente provocado por el rapapolvos que le había soltado su hermano, hasta que no pudo evitarlo y murmuró un

Putos franceses de mierda 

Ciertamente. Pero hay que reconocerles que saben hacer una cosa bien... - sonrió a Seamus. - Francesitas.

Animados como iban tras varias copas de alcohol, iba contarles la historia de la hija de aquel diplomático francés que había decidido vengarse de su padre tras no haberse salido con la suya en la compra de varios vestido y había terminado pasando un par de noches en una suite del Elizabeth Hotel pero se dio cuenta a tiempoque llevaban compañía femenina y optó por terminar con un simple guiño.

Asintió valorando el buen gusto del destino elegido por Lord Huxtable y sopesó las palabras del casa roja.

Estoy deseando ver lo que hay detrás de la puerta. - fue su respuesta, intrigado como estaba por qué esconderían los Rippers en un barrio como ese.

Notas de juego

* Seguimos con la historia: El Reform Club.
 

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10/04/2018, 13:00
Francis Douglas

Los dos hermanos salieron de la habitación para instantes después comenzarse a gritarse el uno al otro. Pronto la discusión bajo de tono, haciendo imposible para las personas de la habitación escuchar nada del otro lado.

Tiempo después la pareja de hermanos regresaron y dieron vía libre al casaca roja. Al parecer todo el grupo estaba conforme, al menos lo suficiente como para conocer un poco mas a los Rippers. Aunque el casi acto de violencia del irlandés seria algo que Francis jamas olvidaría, respiro aliviado al ver como todos seguían a su superior al exterior.

Con una simple orden el cochero se acerco provocando un sonido discontinua al pasar las ruedas de madera por el empedrado de la calle. Francis abrió la puerta con desenvoltura y dejo que pasaran todo por delante de él.

Cuando todos subieron, el joven investigador entro tras ellos y cerro con fuerza la puerta, asegurándose durante un instante que estuviera bien cerrada. Recordando la mirada que le había echado el casaca, trato de hacerlo rápido y no puedo evitar mirarle durante unos instante.

Dos golpes en la pared mas cercana al cochero bastaron para que el carruaje empezara su lenta y continua marcha hasta su destino. Poco después llegaron a su destino y el Lord Aidan volvió a preguntar si realmente estaban dispuestos a todo aquello. Su superior, conforme, se acerco hacia la puerta y la abrió. Ya no había vuelta atrás, las puertas del conocimiento pronto revelarían sus secretos.

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10/04/2018, 13:09
Dra. Eilish McBride

Cuando volvieron a la estancia donde todos se encontraban y Eilish tomó la palabra, Sir Sutton no pudo evitar soltar una de sus perlas. Estaba claro que le gustaba forzar una y otra vez el resorte para ver hasta qué punto no lo hacía saltar. La pelirroja sonrió dando a su hermano el primer vaso que rellenaron. Según parecía el resto ya había decidido, pues brindaron por su incorporación e inmediatamente después marcharon a su destino.

Al subir al carruaje se colocó junto a la ventana, con Seam al lado, como era habitual. 

La irlandesa escuchaba atentamente otra nueva historia de Sir Anthony mientras ella sonreía. Le encantaba escuchar relatos, desde bien pequeña, y parecía que ese noble había vivido al menos 5 vidas llenas de anécdotas y sorpresas. Al llegar al final de su narración ella enrojeció y apartó la vista hacia el exterior, dando gracias por el pequeño frescor que se colaba por la junta de los cristales del carruaje.

Al bajar, por fin pudo fijarse bien en los edificios de aquella zona. Por lo que al acercarse a uno de ellos, se preguntó si de verdad esa organización necesitaba de su ayuda. Seguidamente asintió como única respuesta a la pregunta del casaca roja, dando con ello apoyo a las palabras de su hermano. 

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10/04/2018, 15:53
Alexander Smith "Alex"

El boxeador apuro de un trago su vaso en cuanto Lord Aidan se puso en pie, haciendo lo propio y esperando que todos salieran para seguirles hacia la calle, donde les esperaba un maravilloso carruaje, con un color acorde al nombre de la asociación.

Llegaron al Soho, barrio que Alexander no visitaba con frecuencia, se bajaron del carruaje y pudo observar un edificio que no dejaba lugar a dudas sobre el poder de la asociación y el casaca roja les dió la ultima oportunidad de echarse atrás, cosa que el boxeador no iba a hacer.

 - Lord Aidan, no hemos llegado hasta aquí para echarnos ahora atrás. Adelante, les sigo -

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10/04/2018, 23:14
Narrador

Aunque se sentía alegre por ver que los cuatro posibles pretendientes a reforzar las filas de los Rippers mantenían el interés por la organización, Lord Aidan simplemente asintió con la cabeza, se dio la vuelta y llamó a la puerta que tenía enfrente.

Salió a recibirles un mayordomo con una expresión casi aún mas estirada que la que solía mostrar el casaca roja, con un traje impecable y a juego con sus modales. Al ver al militar asintió con la cabeza y se hizo a un lado para dejar pasar a los invitados y aliviarles de sus chaquetas y sombreros según iban entrando. Uno detrás de otro siguieron a Lord Aidan y lo que se encontraron en el interior fue… decepcionante.

No sabían lo que les podía estar esperando en aquella casa, pero todos a su manera se habían imaginado objetos espectaculares, estanterías que llegarán hasta el techo llenas de libros esotéricos, cubriendo varias paredes, quizás incluso algún monstruo encadenado o enjaulado. Y sin embargo les estaba esperando un hogar londinés como otro cualquiera. El mobiliario era de bastante calidad, lujoso, pero fuera de eso no se diferenciaba de las casas de la burguesía de la capital del reino. No había ninguna señal que hiciera pensar que en aquellas habitaciones se reunieran personas que decían ser cazadores de monstruos. Una logia secreta.

Continuaron detrás de Lord Aidan, que entró en una habitación que debía de tratarse del salón -de nuevo una sala de lo más ordinaria-, e iban a quejarse ya y pedirle explicaciones cuando de repente la pared a la que este se acababa de acercar se abrió a un lado, dejando un hueco enorme no sólo en el muro, sino también en la boca de más de uno de los recién llegados.

– Una de nuestras medidas de protección. – Fue toda la explicación que les dio antes de introducirse en la oscuridad tras el orificio abierto. Un pequeño túnel, hecho en un ladrillo tosco que parecía piedra y de unos cinco o seis metros de longitud, daba a una pesada puerta de metal que ocupaba la pared opuesta. Lord Aidan dio una serie de golpes, siguiendo una cadencia estudiada, y la puerta se abrió.

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10/04/2018, 23:16
Narrador

Debían de encontrarse en el número 222 de la misma calle. O eso suponían. No estaban del todo seguros. Pero eso no les importaba ahora mismo, pues su atención se centraba ahora mas bien en lo que hallaron allí.

Era una habitación grande. Más de lo que habrían creído podrían albergar las casas de aquella calle. En una de las esquinas, ocupando una buena tercera parte del espacio, había un grupo de sofás y divanes de cuero, ocupados en ese momento por personas de distintos estratos sociales, charlando entre ellos animadamente a pesar de sus evidentes diferencias. En las mesillas colocadas entre los sillones no sólo había copas llenas de algún licor y ceniceros sobre los que descansaban cigarros, también podía verse varias armas. Alguna que otra desconocida incluso para alguien como Seamus.

Una gran mesa de caoba ocupaba el centro de la sala. Sobre esta podían verse pergaminos y mapas que llamaron la atención de Eilish y Sir Sutton. Dos mujeres y un hombre de distintas edades hablaban entre ellos alrededor de la mesa, señalando de vez en cuando los papeles que tenían frente a si. Por último, otro grupo de tres personas estudiaban en la otra esquina, cerca de la luz que entraba difuminada a través de las echadas persianas, un arma de aspecto exótico.

Una de las paredes la ocupaba una estantería con libros claramente antiguos. Otra de las estanterías tenía frascos cerrados de distintos tamaños y ocupados por algo que la doctora McBride identificó como distintas partes anatómicas. De lo que no estaba muy segura era de su procedencia humana.

Los presentes se giraron al entrar el grupo y les saludaron amablemente. Sin mostrar mayor sorpresa al ver a unos desconocidos, ya que venían acompañados de Lord Aidan. En ese momento se abrió una de las puertas de madera de roble de la pared derecha y una figura femenina de unos treinta años y una presencia que no tardo en llenar cada una de las esquinas del gran salón hizo su aparición.