Partida Rol por web

Rise Of the Strongest Guild! [+18]

Epílogo

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15/01/2024, 20:17
Director

EPÍLOGO

Caer de espaldas al suelo no es una sensación agradable, al menos no cuando el suelo debajo de ti es árido, rocoso y está lleno de pequeñas piedras. Si además lo haces contra tu voluntad, desde cierta altura y después de haber librado varias batallas seguidas y haber salido de una situación tensa... eso lo hace aún peor. Pero bueno, por lo menos ese cielo de un color entre verdoso y morado, con un enorme castillo de formas retorcidas en la lejanía, indican que todo ha salido como debería. Esto es, sin duda alguna, el mundo de los demonios.

Valentio se incorpora ligeramente dolorido, y al colocar la mano en el suelo para levantarse nota junto a él a su fiel espada Kleanser, en su forma base. Es un alivio tenerla cerca, sin duda. Con un portal tan inestable y con una partida tan acelerada... quién sabe qué podría haberle pasado.

Sin embargo parece que no todo son buenas noticias, y al darse cuenta de ello Valentio da un salto y se pone en pie rápidamente ignorando el dolor de su caída. Con su espada en la mano, el caballero busca frenéticamenta girando su cabeza a lado y lado, luego mirando hacia atrás, hacia adelante. Al cielo, al suelo. Pero no, no está equivocado y tampoco parece que le estén gastando ningún tipo de broma.

Ha llegado al mundo de los demonios, sí. Pero está solo.

***

Lewis corre hacia Takara y le asesta un puñetazo en el estómago que manda a la chica tanuki a volar, haciendo que caiga al suelo y ruede hasta chocar con la pared. Esto hace que el aire escape de los pulmones de la chica, y que durante unos instantes apenas pueda respirar. Débil e impotente, Takara es incapaz de evitar que el padre de Arlene tome a su hija y se la lleve, mientras la pobre Arlene grita pidiendo ayuda a Takara.

La tanuki, todavía sin ser capaz de respirar, alza una mano hacia Arlene para intentar alcanzarla. Un acto totalmente inútil, puesto que el padre de Arlene se la ha llevado bien lejos, pero aún así... debe intentarlo. Quiere intentarlo, aunque le cueste todas sus fuerzas restantes. Y de hecho esto es lo que sucede, ya que ante los ojos de Takara el pelaje de tanuki desaparece, dejando su mano extendida con el aspecto de una débil mano humana. Temblorosa, sin fuerza, incapaz de ayudar a sus amigos.

Al final, tiene que bajarla. No sólo porque Arlene ha sido secuestrada ya, no sólo porque odia ver su mano sin pelaje, sino también porque se está quedando sin aliento. No puede respirar, pero no es el golpe lo que lo causa. Es la congoja, la angustia de saber que no ha sido capaz de ayudar. Takara cierra los ojos, rindiéndose por primera vez en mucho tiempo.

Y entonces, lo huele. El olfato siempre ha sido uno de los puntos fuertes de su transformación en tanuki, por lo que el olor terriblemente familiar que entra por sus fosas nasales cuando por fin consigue respirar la invade por completo. Es un olor familiar, acogedor, relajante. Es el olor... del hogar.

Cuando Takara despierta de su horrible sueño Takaro está dormido sobre ella, sobre la sábana que la cubre. Ella está tumbada en una cama, en una habitación pequeña y bastante desordenada. Por un momento piensa que se encuentra en su habitación del Gremio de Radiant Dream, pero... no es así. Es una habitación diferente, y aún así le resulta familiar. Acogedora. Relajante. Igual que ese olor. Un olor que aquí está por todas partes.

Alguien entra por la puerta. Es el mismo hombre que ayudó a Takara en la Torre, y aunque al principio se le ve incómodo... fuerza una sonrisa.

"No se me dan bien estas cosas, pero... Ejem.
Bienvenida a casa, hija."

***

"No es nada personal, Lewis Sallow.
Pero nuestro trato era claro."

Lewis cae al suelo de rodillas después de que los dos guaridas de Arthur Twilight, quienes lo tenían retenido por los brazos, lo lancen hacia adelante para forzarlo a entrar en la celda. Lewis intenta mantener el equilibrio y no caer al suelo, pero le resulta imposible por culpa de los grilletes que lleva alrededor de sus muñecas. Unos grilletes horribles, un objeto que absorbe la energía de los magos y les impide usar su poder.

Los matones de Arthur aparecieron detrás de Lewis poco después de que Erwin se marchase, y atraparon a Lewis cuando a éste ya no le quedaba ni una gota de poder mágico. La sorpresa, la superioridad numérica y el cansancio del mago de Radiant Dream hicieron que ese encuentro no pudiera considerarse ni una pelea, y poco después Lewis ya estaba engrilletado y siendo llevado a las mazmorras. Efrya, por su parte, se marchó rápidamente ocultando su rostro con su mano y susurrando maldiciones por lo bajo.

"Debías traerme a mi hija, y yo te revelaría detalles sobre el paradero de tu padre.
Ése era nuestro trato, y tú no lo has cumplido."

Con los brazos cruzados a su espalda, y mientras Lewis se pone en pie como puede después de escuchar la puerta de su celda cerrarse con un golpe brusco, Arthur se acerca a los barrotes y observa a Lewis a través de ellos.

"Y aún así... que no se diga que Arthur Twilighttaker no entiende el dolor
de un padre y un hijo al estar separados. Puedo decirte algo más."

Inexpresivo, frío y calculador, Arthur ladea ligeramente su cabeza mientras clava su mirada en los ojos de Lewis, aún en la oscuridad de la mazmorra de la Torre.

"Lo siento, Lewis, pero la expedición de tu padre está condenada.
Le aguarda un gran peligro, uno ante el que muchos han caído antes.
Tu padre está destinado a morir muy pronto.
Él... y todos los que están a su lado."

***

"No deberíamos llevarlos con nosotros.
A este paso, nos van a alcanzar."

Uno de los hombres que camina por el bosque junto a sus compañeros es el único que se atreve a expresar en voz alta su preocupación. Los otros tres que van con él piensan lo mismo, pero no se atreven a decirlo. Entienden la razón por la que están haciendo eso, la razón que su jefe tiene para hacerlo. Y ellos respetan a su jefe, después de todo siguen vivos gracias a él.

Pero si de ellos dependiera, definitivamente no estarían cargando con esos tres desconocidos que se encontraron tirados en el bosque. Lo sentirían mucho, probablemente se sentirían mal por ello, pero... lo más sensato habría sido dejarlos atrás. Al chico lobo que cargan entre dos de ellos, al chico bajito que otro lleva a la espalda... y a la niña que el jefe lleva en brazos.

"Lo sé... pero no podía abandonarla.
No otra vez..."

***

Mientras Reily abre los ojos lentamente, cada uno de los músculos de su cuerpo parece despertar también, obsequiando a la pelirosa con una descarga de dolor bastante desagradable. Las agujetas tampoco se quedan atrás, eso sí. Pero ni el dolor muscular ni las agujetas causan sangrado, por lo que Reily tarda unos cuantos segundos en comprender por qué su mano está manchada de sangre, ensuciando a su vez la almohada sorbe la que descansa su cabeza.

Incorporándose, y haciendo un esfuerzo que pocas veces ha tenido que hacer para simplemente sentarse en la cama, la pelirosa suelta un suspiro y abre lentamente su mano, agarrotada después de lo que, a juzgar por la tensión de sus músculos, ha sido una eternidad con los dedos cerrados en forma de puño. Lo que descubre dentro de ella, clavada en la palma de su mano, es una esquirla metálica que le resulta muy familiar. Después de todo, es metal de color rosado.

Y es entonces cuando los recuerdos la golpean de golpe: Radiant Dream, Arlene, la Torre, Lewis, la batalla, Efrya, el portal. Dante. Erwin. Hana-akari. La joven espadachina se lleva su mano sana a la cabeza, como intentando sujetarla después de recibir la oleada de recuerdos, y tras unos segundos consigue hilar en su cabeza todos los eventos que sucedieron... ¿cuándo? ¿Hoy? ¿Ayer? ¿Qué día es? ¿Dónde está? Reily recuerda haber cruzado el portal, llevando a Dante con ella y esperando que Erwin lo cruzara también poco después, pero... ninguno de ellos parece estar aquí.

"Cálmate y descansa.
Aquí no hay enemigos."

La voz le pertenece a la única otra persona presente en la habitación, aunque por su aspecto de espaldas a cualquiera se le podría perdonar el pensar que ambas eran la misma. De espaldas, y con la habitación apenas iluminada por unas luces en la pared, la silueta de la mujer apenas es visible hasta que se gira hacia Reily, con Hana-akari en su mano... aunque de la katana de filo rosado apenas queda la empuñadora y la mitad de su filo.

"Y ahora dime, Reily...
¿Qué le has hecho a mi espada?"

***

"Fue una idea absurda.
Cerrar un portal entre mundos requiere la colaboración
de dos magos especializados en portales, cerrándolos
al mismo tiempo por ambos lados.
¿Qué te hizo pensar que podrías abrir un portal a otro mundo tú solo?"

Encontrándose totalmente agotado después de la batalla, y siendo transportado sobre la espalda de su acompañante sin siquiera poder usar sus brazos para sujetarse, Erwin apenas es capaz de responder. Había estado practicando el uso de los portales durante varios meses y se había confiado, había creído que dominaba ese tipo de magia y que en caso de necesidad siempre podría recurrir a ella. En aquel momento de tensión, mientras sus compañeros caían uno tras otro ante un poderoso enemigo y un amigo que había decidido traicionarlos, no se había parado a pensar en sus propios límites.

Ni siquiera él era consciente de la gran cantidad de energía mágica que un portal como el que pretendía abrir requería. Era más que normal que se sintiera tan agotado, incapaz de mover siguiera sus labios para hablar. De hecho, probablemente ni siquiera disponía de la cantidad de magia requerida para abrir un portal como aquel. De alguna forma había consumido su propia energía vital para abrirlo, para darle a aquel portal inestable y hambriento lo que le pedía en esa situación límite.

Y aún así, había fallado. Había intentado abrir un portal al mundo de los demonios, donde estaba seguro de que tanto él como sus compañeros estarían a salvo... pero aquello no era el mundo de los demonios, ni mucho menos. Muy al contrario, había acabado realmente cerca de casa. Absurdamente cerca.

"Fuiste muy afortunado de aparecer frente a Golden Dragon.
Y tuviste aún más suerte de que fuera yo el que te encontrase.
Pero no puedes seguir dependiendo de la suerte."

Dagon Stronghart era realmente fuerte para la edad que aparentaba. Si bien es cierto que el físico de Erwin tampoco lo hace especialmente difícil de transportar, ser capaz de llevarlo en su espalda sujetándolo sólo con un brazo, usando el otro para sujetar la antorcha que lleva en la mano para iluminar la oscura cueva en la que se encuentran... es, por lo menos, reseñable. Más cuando para llegar a la cueva Dagon ha tenido que llevarse a Erwin al laboratorio del sótano de Golden Dragon sin que nadie lo viera, y a partir de ahí abrir el pasadizo secreto detrás de la estantería tirando del lomo de un libro especialmente inaccesible.

"Ahora mismo no puedes salir ahí fuera.
Las calles de Floresta no son seguras para ti.
Por ahora... permanecerás aquí.
Pero mientras estés aquí, aprovecharás el tiempo."

El pasillo de la cueva secreta bajo el laboratorio de Golden Dragon llega finalmente a su fin, y tan sólo una puerta de madera bloquea el camino. Dagon Stronghart la abre de una patada bien dada, y entra en la habitación todavía con Erwin a su espalda. Y allí, mientras Dagon cuelga la antorcha en la pared para iluminar la estancia en la que acaban de entrar, Erwin ve frente a ellos una figura que reconoce muy bien. Aunque su rostro no es visible por completo debido a la capucha y a la semioscuridad, sus ojos rojos le resultan más que reconocibles.

"Sabía que nos íbamos a reunir, Erwin Van der Heuvel.
Pero no esperaba que fuera de esta manera.
Bienvenido... al escondite de los Breaker."

***

El dolor, por suerte, se había detenido. Sólo había durado unos instantes, apenas unos segundos, pero ese pequeño lapso de tiempo había sido una verdadera tortura. Su cuerpo, todo él, había comenzado a estirarse y contraerse al mismo tiempo, casi como si estuviera intentando despedazarse a sí mismo. O estallar desde el interior. ¿Era eso posible? ¿Podría realmente pasar eso? Lo cierto era que aunque sabía que aquella magia existía, nunca se había preocupado por conocer sus efectos exactos. Después de todo, nunca pensó que llegaría el día en que aquel hechizo se activaría.

Sentado sobre una roca dura e incómoda, observando el horizonte totalmente vacío y anodino de aquel lugar, Dante soltó un suspiro e intentó apartar aquellos pensamientos de su mente. Había tenido suerte al atravesar el portal, ya que al parecer la distancia que había puesto entre él y Efrya había cortado la conexión del hechizo. Sin embargo, no había tenido tanta suerte con el destino que el portal había escogido para él. No conocía aquel lugar, y para colmo estaba completamente solo y sin recursos.

Dejó escapar el vaho de su boca, y se quedó observándolo mientras ascendía lentamente hasta desaparecer. Por lo menos el cielo nocturno de aquel lugar era bonito, lleno de estrellas en forma de puntos luminosos de distinto tamaño e intensidad. Se preguntó si sería capaz de orientarse usándolas. Si eran amables, tal vez le mostrarían el camino que lo sacaría de aquel desierto aparentemente infinito y tan hostil, tan caluroso de día y tan frío de noche.

Pero no, él nunca había aprendido a orientarse usando las estrellas como guía. Había estado centrado en otros asuntos durante toda su vida. Las misiones habían consumido su tiempo por completo, día y noche. Ojalá... ojalá hubiera estudiado las estrellas. Ojalá hubiera tenido algún hobby. Ojalá se hubiera relacionado con más gente. Ojalá tuviera una segunda oportunidad. Pero los lugares como aquel desierto no daban ese tipo de oportunidades. La madre naturaleza era implacable, y Dante supuso que no iba a mostrarle ninguna piedad. ¿Por qué iba a hacerlo?

Pero a veces la vida nos hace regalos, incluso cuando pensamos que no lo merecemos. Incluso cuando pensamos que es totalmente imposible que algo pase, a veces el universo decide retorcerse para que suceda. A veces estos regalos toman la forma del premio de un sorteo. Otras se convierten en la respuesta que deseábamos de esa persona que tanto nos gusta. También pueden ser un descubrimiento inesperado, o el reencuentro con un amigo al que no veías desde hace años.

En el caso de Dante, su regalo fue una pequeña llama, azulada y bamboleante. Eso, y la persona que se acercaba a él lentamente, sujetando la lámpara que emitía la luz que le guiaría fuera del desierto.

***

Los párpados de Arlene se elevan poco a poco mientras la joven maga recupera la consciencia, aunque inmediatamente los cierra de nuevo. ¿Quién ha puesto una luz tan potente en ese lugar? Ah... no, espera. Se trata de la luz del sol, la luz de un nuevo día que se cuela por la ventana y baña suavemente su rostro. Igual que todas las mañanas desde hace... ¿cuánto hace ya? ¿Semanas? ¿Meses? ¿Más tiempo todavía?

Durante todo este tiempo, Arlene se ha estado lamentando de que su habitación en el edificio del Gremio de Radiant Dream esté orientada de tal forma que los rayos del sol ataquen sus ojos cada mañana, pero ahora... esa sensación la nota agradable, familiar. Es curioso que después de haber vuelto a la Torre del Gremio de su padre, el lugar en el que se crio y vivió durante toda su infancia, ahora se reafirme en la sensación de que su verdadero hogar... es Radiant Dream.

"...Ha despertado...
Ve a avisar a Norman..."

"¡Voy!"

El sastre Corgo abandona rápidamente el cuarto de Arlene, mientras la joven que recién despierta intenta procesar lo que está pasando. Aunque en principio no había querido huir de la batalla, parece que el portal de Erwin había conseguido devolverla al lugar en el que debía estar y del que nunca nadie la apartará nunca más. Todavía lamenta no haber podido convencer a su padre, lamenta no poder controlar el poder de su interior que hasta hace poco desconocía, y además... también lamenta haber perdido a una amiga, en cierta forma.

"No sé qué has hecho... pero... estabas muy débil al llegar.
Es casi como... si tu magia te hubiera quemado por dentro..."

La explicación de Úrsula saca a Arlene de su ensimismamiento. Es entonces cuando, al intentar hablar, al intentar preguntar por lo que le ha pasado, la chica nota que su lengua sabe a algo extraño. Y desagradable. ¡Puaj!

"Pero no te preocupes... te di una de mis pociones.
Debería... ayudarte a sanar.
Eso sí... puede que estos días vayas más al baño..."

Un quejido proveniente del estómago de Arlene confirma las palabras de Úrsula, quien se encuentra sentada junto a la cama de Arlene, como si hubiera estado cuidándola. Hay unos segundos de silencio antes de que la bruja vuelva a hablar.

"Escucha...
Es genial... que hayas despertado, pero...
...Hay algo que debes saber..."

Otros segundos de silencio, como si Úrsula estuviera intentando encontrar las palabras adecuadas para explicarse. O tal vez es que no está a acostumbrada a hablar tanto.

"Tú eres... la única que volvió.
Apareciste... a través de un portal.
El resto... están en paradero desconocido."

Otro silencio de varios segundos, aunque éste parece más significativo que los anteriores. Como si la bruja estuviera dejando a Arlene digerir sus palabras.

"... Y además..."

"¡Arlene!"

La exclamación de Norman, quien aparece en ese momento por la puerta de la habitación de Arlene, corta el discurso de Úrsula. La bruja ni siquiera cambia de expresión, y sólo dirige una mirada al rubio recién llegado antes de apartarse para dejarle agacharse junto a la cama de Arlene.

"Estábamos muy preocupados, Arlene.
Cuando apareciste estabas inconsciente...
Menos mal que estás mejor."

Después de dirigirle una alegre sonrisa a Arlene, Norman se gira hacia Úrsula y la interroga con la mirada. Y debe de ver algo en sus ojos, porque asiente y suelta un suspiro pesado antes de volver a mirar a Arlene.

"... No sabemos dónde están los demás.
Sólo llegaste tú, y el portal que te trajo aquí se cerró inmediatamente."

Norman ensancha su sonrisa, como queriendo animar a Arlene.

"Pero ahora que estás despierta, puedes contarnos lo que pasó.
Y te aseguro, Arlene... que los encontraremos a todos, ¿vale?
¡Casi es un alivio que ya no vayamos a tener misiones!
Podemos dedicar todo nuestro tiempo a buscar..."

"... Norman..."

Norman mira de nuevo a Úrsula, con extrañeza, y la bruja niega con la cabeza un par de veces, lentamente.

"... Oh.
¿No le habías contado esa parte?"

La mirada del Líder del Gremio baja durante un momento, algo apesadumbrado, pero después toma aire y mira a Arlene con una sonrisa forzada.

"Nuestro Gremio... Radiant Dream ha sido disuelto.
Tu encarcelamiento... Mi intento de encubrir tu rescate con magia ilusoria...
La desaparición de nuestros magos... Todo influyó un poco.
Recibimos la notificación ayer.
Lo siento, Arlene."

Norman suspira ligeramente.

"Pero no nos centremos en eso ahora.
Puede que no sea una misión como tal, pero... tenemos un objetivo que cumplir."

Norman se pone de pie junto a la cama de Arlene, y le tiende la mano con una sonrisa esperanzada. La maga se da cuenta entonces de que el líder del Gremio... o más bien, el que fuera líder del Gremio ahora disuelto, ya no lleva muleta. No la llevaba al entrar, y tampoco la lleva ahora que se ha puesto en pie con cierta agilidad.

"Vamos a encontrar a nuestros amigos. A todos.
Y cuando lo hagamos... Radiant Dream volverá, y se convertirá en el Gremio más fuerte de todos.

Me ayudarás, ¿verdad?"

Notas de juego

Un post y terminamos :')

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16/01/2024, 17:23
Takara Tanuki

No estaba pasando un buen sueño... sino una horrible pesadilla que me hacía revolverme sobre donde fuera que estuviera -No... n-no... A-Arlene- balbuceaba entre sueños con molestia y tristeza, con sudores fríos y sin poder mantenerme quieta. Me sentía inútil... y en ese sueño pensaba que lo era, sin poderes, sin ser capaz de imponer mi voz, incapaz de hacer entrar en razón a Lewis o de hacer más que parar golpes con mi cuerpo -Yo... yo... lo si-siento... chi-chicos... Norman... Mina... pe-perdón...- hasta los ojos se me humedecían por culpa de aquella pesadilla... Todo por sentirme inútil, todo por ser inútil en aquel momento y no haber podido ayudar, no haber podido conseguir nada... asfixiándome con esa sensación...

Y entonces, sentiría ese olor cuando cogiera aire. Aquel olor hace que me despierte de golpe, como si mi hermana pequeña me hubiera despertado de una bofetada en la cara: por sorpresa pero con cariño. Abriría los ojos, siendo que primero me incorporaría, y luego miraría a mi alrededor. Takaro estaba sobre mis piernas durmiendo e impidiéndome levantarme, en una cama... que no era mía, pero olía como tal. Observaría la habitación desordenada donde estaba... ¿Donde estaba, porque olía así, donde estaba el resto del grupo?

Estaba confundida... y más cuando alguien entró en la habitación -T-tu...- dije al hombre que reconocí. ¡Era el que me ayudó en aquel combate! Pero eso continuaba haciéndome preguntarme aún más cosas. Entonces me dijo que no se le daban mal estas cosas, y me dio la bienvenida a casa -¿Pe-pero do-donde estoy exactamente? ¿Do-donde y co-como estan mis co-compañeros? ¿Co-como he llegado aq...?- estaba confundida, y empecé a preguntar todas aquellas dudas... Pero me quedaría callada de golpe, pues en ese momento es cuando mi cabeza procesó lo que había dicho él, haciéndome mirarle fijamente -¿Me... me ha-has lla-llamado... hija?- terminaría preguntándole... quedándome callada en aquel momento que sin duda marcaría un hito importante de mi vida el cual no sabría como continuaría aún...

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19/01/2024, 12:07
Valentio Giltion

El impacto de la caída, sumado al hecho de que el viaje por el portal había sido más caótico de lo que esperaba, provocaron que el chico necesitara varios segundos para poder incorporarse. Había tenido que soltar a Takara y a Arlene para pasar y esperaba que no hubieran sufrido demasiado el golpe de la caída, sabiendo que ambas estaban al límite de sus fuerzas. Por suerte habían llegado a su destino y allí, salvo por algún demonio con demasiada hambre, no deberían tener demasiados problemas. 

- Buen trabajo, Erwin. Creo que no habríamos aguantado mucho más en ese combate... - suspiró aliviado con una sonrisa, comenzando a estirarse y a prepararse para recoger a los que peor estuvieran -  Ahora lo mejor sería ir a hablar con... - al girarse para hablar con sus compañeros, se dio cuenta por fin de que no había nadie - ... ¿Erwin?

El silencio fue el que respondió, provocando que el chico palideciera mientras intentaba entender qué había ocurrido. No... No se los han podido llevar, ¿verdad? He caído y solo ha dolido pero no he estado inconsciente ni... Y he cruzado con Arlene y Takara por lo menos y... ¿Dónde están? ¡¿Por qué no están aquí?! Visiblemente agobiado, Valentio recorrió la pequeña explanada en la que había caído, buscando huellas o algún rastro de que hubiera llegado alguien más con él. Pero fue en vano. Eso significa que... el conjuro salió mal. Y que estoy atrapado aquí. 

Mientras asimilaba su situación, recogió a Kleanser del suelo sin llegar a envainarla. Después buscó en su bolsillo y comprobó que allí seguía el colgante de Lily. Tras mirarlo unos segundos, alzó la vista hacia el castillo y asintió con decisión. Tenía que volver con los demás. Y para ello debía enfrentarse a aquella parte de sí mismo que había estado rechazando toda su vida. Tal vez las aventuras del Caballero de la Pureza terminaban en este punto, pero sin duda Valentio debía comenzar su nuevo viaje en solitario.

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20/01/2024, 23:28
Dante Raevnol

La voz de su jefa había sonado lejana en ese momento. El calor de Reily era cercano, pero incluso para él parecía algo inalcanzable. Puede que por eso me diera todo igual... Había fallado a mi amada, fuera cual fuera en ese preciso instante, estaba rota y todo por mi culpa. El dolor de ese hechizo me lo he ganado, sin duda. Pero también me he ganado... ¿la vida?

Dante suspiró con una pequeña sonrisa mientras observaba el cielo estrellado. La máscara se había quebrado y la armadura se había deshecho después de cruzar el portal. Tal vez fuera por el papel que había adoptado durante esos últimos meses, en ese gremio lleno de niños que veían el mundo de forma demasiado luminosa, pero no se sentía preocupado. 

La fortuna le había dado una nueva oportunidad, una en la que empezaría de cero. No tenía nadie a quien servir y con suerte pensarían que había muerto. Podía ser quien quisiera, hacer lo que quisiera, aprender un oficio honesto o simplemente vivir bajo sus propias normas. Solo le quedaba un cabo por atar y era disculparse con sus nuevos antiguos compañeros, en especial con una pelirrosa a la que le había roto la espada y probablemente también el corazón si se hubiera llegado a enterar de la verdad.

¡Pero si ni siquiera sé dónde estoy! Todo esto podría acabar aquí si no encuentro una forma de volver y todos estos sueños dejarían de ser radiantes... Casi como una respuesta a su pensamiento, una luz azulada se hizo visible en su campo de visión. Asombrado, se giró hacia la figura. Los ojos del pelirrojo centellearon un instante, como si una chispa se hubiera encendido en ellos. Creo que ya sé quién quiero ser... Quiero ser la persona que ellos creyeron que fui de verdad. Con una alegre sonrisa, se incorporó y saludó de forma inofensiva a aquella persona. 

- ¡Buenas noches! Creo que es bastante obvio pero parece que me he perdido, ¡ajajaja! ¿Habla mi idioma? ¿Podría llevarme a la ciudad más cercana? Y ya de paso, ¿no sabrá cómo de lejos estamos de Floresta, verdad...? - preguntó sin perder la sonrisa, con las respuestas perdiéndose en el vaho nocturno. Era su primera vez como el Dante de verdad y esta vez estaba dispuesto a ser mejor. 

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21/01/2024, 11:27
Reily Vinsten

Los recuerdos del momento justo antes de cruzar el portal eran difusos y hacían que Reily se revolviera inquieta en sueños. Demasiado dolor, demasiada tensión, mucho que asimilar...

- Nooo... -gimoteó en sueños antes de que la realidad y con ella el dolor golpearan su cuerpo.

Quería moverse, su mente se lo pedía a su cuerpo, pero era completamente incapaz de moverse ni un milímetro sin que cientos de cuchillas la atravesaran. Débil, la pelirrosa giró su rostro hacia su mano, aunque tardó un momento en procesarlo, estaba empapada en sangre.

"¿Dónde estoy? ¿Por qué...?" finalmente su cuerpo se doblegó a obedecer a su mente y lentamente Reily se incorporó en la cama sobre la que se encontraba tumbada. Su mirada fija en su mano de la que goteaban pequeñas gotas de sangre todavía. Sentada en el borde de la cama abrió la engarrotada mano para descubrir en un interior un fragmento de Hana-Akari.

El golpe de tristeza fue incluso más fuerte que el del dolor que sentía en cada parte de su cuerpo, cuando un recuerdo la golpeó sin piedad repitiendo el momento en el que quebró la espada legendaria de los Vinsten. Cerrando la mano de nuevo sobre la esquirla la llevó a su pecho y empezó a llorar.

Pero no solo fue el momento de la espada, los recuerdos volvían lentamente, como un goteo doloroso, intermitente, pero imparable. Dante retorciéndose de dolor, Erwin agotado manteniendo el portal abierto, Takara abrazada a Takaro, Arlene... Reily se llevó la mano a la frente "¿Dónde están todos? ¿Erwin?" Abrió los ojos y los buscó con la mirada, pero allí solo estaba ¿ella? no... eso no podía ser... ella no podía estar en la cama y a la vez de pie cerca de ella ¿verdad? ¿Estaría soñando todavía?

La mujer se giró y le habló y Reily sobresaltada se incorporó como un resorte, algo de lo que se arrepintió por dos razones: una el terrible dolor que atravesó todo su cuerpo, dos la sábana que la cubría cayó descubriendo su cuerpo completamente desnudo.

- ¡No! Yo... -se agachó a recogerla- ¡au! ¡jopelines! -dolía- perdón -se cubrió de nuevo- yo... -giró el rostro completamente sonrojado mirando la esquina derecha del techo de la habitación.

Momento en el que procesó lo que la mujer había dicho.

- ¿Tu espada? -la mirada de Reily buscó la de la chica- ¿quién eres?

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21/01/2024, 19:53
Lewis Sallow

 Luego de ver como el portal se cerraba delante de él tras el escape del grupo, Lewis se limitaría a suspirar antes de terminar atrapado entre las rejas del calabozo de aquella torre. No era solo la sensación de encierro, sino también aquella desagradable contención provocada por las cadenas. Hacía su esfuerzo por no mostrar lo mucho que le molestaba y disgustaba todo aquello, pero con todo el cansancio que llevaba encima hacía difícil que no fuese evidente.

 - Si no te gustó el resultado, puedes demandarme: seguramente tengas algún abogado corrupto a mano - respondería a las palabras de Arthur, mirando con ligera atención la celda donde estaba encerrado mientras tomaba fuerzas para ponerse en pie y estirarse un poco alzando los brazos al aire, con una mueca de dolor que oculta del padre de Arlene al darle la espalda mientras le deja encerrado allí. No obstante, ante las palabras del líder de aquel gremio criminal, el rostro de Lewis se giraría a ver por encima del hombro, correspondiendo la mirada del hombre y dejándose sus palabras grabadas en la mente. -. Conque condenado a morir, ¿eh...?

 El albino caminaría a la cama de su celda para tumbarse de espaldas sobre ella, incomodo a más no poder por los grilletes sumados al agotamiento físico y mental provocado por todo aquel día, incapaz de mantener más una sonrisa mientras su rostro solo reflejaba cansancio y decepción, decepción de sí mismo por haber tomado el "camino fácil", decepción por no ser lo suficientemente fuerte para defender lo único que quería, decepción de encontrar un sentido a su forma de ser durante toda la vida...

 No se yo que tan seguros puedan ser tus contactos, Arthur... Todos en esta torre parecían seguros de que no lograríamos nada, y al final acabamos así... Escuchar que esta vivo luego de tanto tiempo es suficiente para saber que no morirá: somos una familia muuuy terca para esas cosas, ¿sabes? concluiría, pensando no solo en su padre y en su hermana, sino en el gremio que les acogió cuando nadie más quiso, terminando por cerrar los ojos esperando poder descansar luego de tanto trabajo -. Sí... Toda mi familia lo es...

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21/01/2024, 21:13
Erwin Van der Heuvel

Mantener el portal había requerido de toda su energía, y que llegara a cruzarlo él mismo había sido poco menos que un milagro. Había caminado hacia él sabiendo que estaba a punto de colapsar, que su cuerpo no aguantaría nada más que ese último salto de fe. Lo acompañaba el temblor en unas piernas cansadas, el dolor de unos musculos agarrotados, el agotamiendo de un corazón al límite y el frío en unos labios que se habían puesto morados. Pero nada de eso importaba, porque esa había sido su única opción. Confiar, casi ciegamente, en que tanto su decisión como su técnica habían sido las correctas. Confiar en que pronto él y todos los demás estarían seguros y muy, muy lejos.

Eso resultó, a su manera, ser verdad.

Sus ojos se abrieron, después de no sabía cuánto tiempo, cuando escuchó la reprimenda de una voz familiar. Un escalofrío recorrió su cuerpo, y una sensación desagradable anidó en su pecho. Curiosamente, no fueron las palabras —que tardó un poco en entender en su plenitud— lo que lo hicieron comprender que había fracasado, si no a quién pertenecían. Dagon Stronghart, después de todo, no habría tenido ningún motivo para recibirlo en el mundo de los demonios. Solo después, poco a poco, el significado de lo que había escuchado caló en él.

En su desesperación habría querido reirse, pero su estado no le concedió siquiera eso. Era cierto. Por supuesto que era cierto. ¿En qué había estado pensando? ¿En qué momento se había atrevido él siquiera a fantasear con la idea de hacer algo así?

Sintió las lágrimas agolparse en sus ojos enrojecidos. Había fracasado. Y no se había fallado solo a sí mismo, si no también a sus compañeros. A todos ellos, que habían cruzado el portal con la promesa de un lugar seguro esperándolos al otro lado. Y si la fortuna a él lo había dejado frente al Golden Dragon, ¿dónde los había llevado a ellos? Quería preguntarlo, pero eso tampoco pudo hacerlo. El movimiento de sus labios fue mudo. Se permitió el lujo, durante un momento, de cerrar los párpados, sin ofrecer resistencia a un Dagon al que en cualquier caso difícilmente habría podido encararse. ¿Quién habría dicho que un hombre de su edad podría tener tanta fuerza?

«Pero mientras estés aquí, aprovecharás el tiempo»

Tuvieron que cruzar una última puerta para comprender a qué se refería. A ella también la reconoció. La reconoció incluso antes de que hablara, incluso antes de que la antorcha ofreciera suficiente luz como para mostrar claramente su figura en la penumbra. Ella, que había resultado ser un fantasma de un pasado que apenas había sido capaz de recordar. Había sido enemiga, rival, y también alguien a quien, debía confesar, posiblemente le debiera la vida. En uno de sus últimos encuentros le había hecho una oferta a la que, hasta ese mismo día, no había ofrecido respuesta.

Sonrió ligeramente, a su pesar. Parecía que, al final, la decisión se había tomado por él. El escondite de los Breaker. Entendió algunas cosas, y quizá dejó de entender otras. Quizá su consuelo se encontraba en que, si pretendía entenderlas algún día, no encontraría un lugar más preciso. No ofreció respuesta vocal, como era de esperar. No habría podido. Pero cabeceó ligeramente, aceptando sus circunstancias. Había llegado el momento de encarar algunas cosas. De buscar respuestas, por incómodas que fueran. Y, también, de aprender, de hacerse más fuerte, de tentar los límites de la magia. Porque, si algún día volvía a encontrarse en una circunstancia similar, si algún día alguien dependía de él... entonces no fallaría. Se prometió que no fallaría.

Todavía había preguntas que quería hacer. Que necesitaba hacer. Pero esas preguntas, y sus respuestas, tendrían que ser para otro día.

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24/01/2024, 23:20
Arlene Twilighttaker

Parecía como si mis párpados pesasen cien kilos. Mi cabeza me dolía como si me hubiesen golpeado con un martillo sin piedad. Tardé en percatarme de dónde me encontraba: estaba en Radiant Dream… mi hogar.

—Úrsula… ¿Qué…? —balbucí—. ¿Y tú quién eres? —dije mirando al hombre que desconocía.

Según me explicó, había sido mi propia magia la que había agotado mis energías. ¿Tanto había forzado mi magia? ¿Cómo era posible que me hubiese hecho tanto daño yo misma? Era como si hubiese consumido mi propia fuerza vital.

Continuó explicándome, y entonces reveló algo desconcertante. ¿¡Cómo que era yo la única que había vuelto!? ¿Cómo era posible? ¿Dónde estaban los demás?

Luego llegó Norman, y acabó por darme otra horrible noticia. Se me formó un nudo en la garganta, y sentí como si hubiese recibido un fuerte golpe en el estómago. No… Radiant Dream… El Gremio al que me había comprometido a convertir en el más fuerte de todos… No podía ser.

No… No pueden… No podemos permitir eso… —balbuceé. Todavía me resultaba difícil hablar—. ¿Cómo has podido permitirlo? —Le lancé una penetrante y acusadora mirada.

Solo mi estado exánime impidió que comenzase a gritar e increparle, pero no tenía fuerzas ni para levantarme. Tras un rato de angustia inicial, me tranquilicé lo suficiente para poder explicarme.

Fue mi padre quien hizo que me detuvieran, para luego poder secuestrarme. Quería que me uniese de nuevo a su Gremio, Might of the Hopeful, que antes era de mis abuelos. Y además… —Hice una larga pausa. No sabía cómo explicarlo—. He descubierto un gran poder que estaba oculto en mi interior. Al parecer, mi familia lo había sellado de alguna forma. Es muy poderoso y… me resulta terriblemente difícil controlarlo. Y además, Yuna ya no… ya no está. —Las lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas. Había deseado durante mucho tiempo que desapareciera, y ahora que ya no estaba, no podía creer lo mucho que la usaba de menos—. Mi padre había contratado un grupo de mercenarios. Logramos derrotar a casi todos, pero acabamos todos exhaustos. Y entonces, Lewis… —Apreté los puños con fuerza. Ese imbécil…— nos traicionó. Erwin convocó un portal para huir. Yo quería seguir luchando, pero me obligaron a cruzar, y… eso es lo último que recuerdo.

La situación era terrible. Pero no todo era malo: Norman estaba determinado a encontrar a nuestros amigos y traerlos de vuelta. Y entonces retomaríamos el Gremio. Volveríamos a hacer misiones y lograríamos hacerlo crecer hasta convertirlo en el más fuerte de todos.

Sí. Los encontraremos. Radiant Dream no desaparecerá tan fácilmente. Y yo no me daré por vencida. No pararé hasta encontrarlos a todos.

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29/01/2024, 22:01
Norman Mirage

- Yo... lo siento, Arlene. No pude hacer nada. - replica Norman, con una tristeza en su mirada que no encaja del todo con la sonrisa que intenta forzar. Porque, en realidad, sí que podría haber hecho algo.

La persona a la que la Guardia de Floresta buscaba era la propia Arlene. Únicamente a ella. Y, por supuesto, sospechaban que la gente de su Gremio estaba detrás de su fuga de la cárcel. El primer instinto de Norman había sido que todos los miembros del Gremio permanecieran en el edificio para el interrogatorio que la Guardia les había impuesto, pero... Ellos querían ir a buscarte. Sabían que nos meteríamos en problemas, pero preferían ir a ayudar a su amiga. Temían que esperar demasiado pudiera tener consecuencias irreparables. Pero la elección estaba clara.

Cuando os pedí que creáramos este Gremio entre todos, yo... tenía mucha ambición, pero también mucho miedo. Cuando luché por encontrar a mi hermano, me hirieron. Mi pierna dejó de funcionar como debería. Y cuando por fin formamos Radiant Dream, sentí que daba un paso adelante. Pero me daba miedo, mucho miedo perderlo. Durante el ataque a Floresta, intenté que todos huyéramos y dejáramos la defensa de la ciudad al resto de clanes. Tenía miedo de perderos, a vosotros al Gremio. Pero me demostrasteis de lo que sois capaces cuando estáis juntos. Aquel día aprendí una lección.

Y esta vez... lo admito, al principio dudé. Sabía que podía haber consecuencias. Los Gremios no son más que asociaciones aprobadas por el gobierno de la ciudad, después de todo. Si nos sancionaban, si nos relacionaban con tu fuga de la cárcel... todo podía irse al traste. Podía perderlo todo, el Gremio por el que me había esforzado, mi único método para traer de vuelta a mi hermano. Pero... mis dudas se disiparon en un segundo cuando vi el brillo en los ojos de todos. Para ellos, el Gremio no es una asociación. No es una forma de ganar dinero, ni tampoco es un lugar donde pasar la noche. Para ellos... Radiant Dream son las personas que lo forman. Y me he dado cuenta de que... para mí también. Sí, todos preferiríamos que no nos hubieran disuelto, pero... nos alegramos aún más de que estés a salvo.

- Lewis... es una persona muy especial, ¿verdad? - dice Norman, ladeando la cabeza. - Dices que nos traicionó, pero... seguro que tiene algo en mente, pero cuando acabe con ello volverá a nosotros. Tú también lo crees, ¿cierto? - sonríe Norman. - En cuanto a los demás... Reily y Valentio son los mejores espadachines del mundo. Takara pega más fuerte que nadie que haya conocido. Erwin usa la magia como nunca he visto a nadie usarla. Daviel es la joven promesa del Gremio. Dante guarda decenas de ases en su manga. Y Lily es pura luz. Allá donde estén ahora mismo... estarán bien, ¿verdad? - ríe. - Y para cuando los encontremos, igual han aprendido algunos trucos nuevos. No podemos quedarnos atrás.

Dicho esto, Norman camina rápidamente hacia la puerta.

- ¡Venga, Arlene! ¡Hay que empezar a buscarlos cuanto antes! ¡Tenemos que hacer una reunión para proponer ideas! - dice. - ¡Yo estoy a punto de conseguir abrir la caja que trajisteis! ¡Igual lo que haya dentro nos ayuda!

Norman sale de la habitación sonriendo con entusiasmo, pero Arlene todavía está cansada y se lo va a tomar con un poco más de calma. Y aún así... tal vez el discurso de Norman haya tenido algún efecto en ella, porque la joven sonríe levemente y dirige su mirada hacia la ventana, observando el cielo azul de Floresta.

Y al mismo tiempo, sin que ninguno de ellos supiera por que lo hace exactamente, como sintieran algún tipo de presencia, el resto de miembros de Radiant Dream también desvían sus miradas.

Valentio alza su cabeza para observar el cielo verdoso del Mundo de los Demonios antes de seguir su camino con los puños apretados.

Tras notar la luz del sol reflejándose en el fragmento rosado del filo de Hana-Akari que tiene en la mano, Reily observa el cielo a través de la ventana de la habitación en la que se encuentra.

Agotado tras leer sobre nuevos hechizos y el manejo de la magia durante horas, Erwin suspira y mira hacia el techo, sonriendo sin saber por qué.

Tras una larga discusión con su padre, Takara sale finalmente al exterior y observa el cielo del continente del este.

Hecho polvo y sin poder hacer magia, encerrado en su celda durante un tiempo que ni él mismo ha sabido calcular, Lewis alza la mirada hacia el techo como si hubiera escuchado una voz llamándolo.

Envuelto en varias mantas para soportar el frío nocturno del desierto, y mientras procura no perder de vista la luz de la lámpara de su acompañante, Dante se detiene un momento y se da la vuelta para observar la luna con fascinación.

Y, en mitad de un bosque, Daviel y Lily se encuentran observando el cielo nocturno hasta que bajan sus cabezas, se miran seriamente el uno al otro y asienten, antes de ir a cumplir con su misión. Después de todo, ese dragón dorado que han encontrado sellado en un bloque de hielo mágico no va a liberarse solo...

Notas de juego

Rise Of the Strongest Guild!
- THE END -


- Until we meet again -