Partida Rol por web

Nacho no ocultó su cara de extrañeza.

_No le voy a pedir al hombre que quizás vino a salvar su relación que deje a su pareja para venir con nosotros, quedando incluso quizás herido. Yo mismo casi me caigo hace unos minutos. Porque no, no me pareció en absoluto una líder de secta. Solo una mujer que utiliza medios... alternativos para ayudar a la gente. Además sigo pensando que este no es momento para hablar con nadie sobre Irina, sino que tenemos que enfocarnos en encontrar a esta pareja y volver al pazo cuanto antes.

La lluvia sigue imparable acompañada de viento y truenos que hacen que agachéis la cabeza cuando resuenan sobre vosotros.

Gonzalo, Nacho y Rufus vienen de los acantilados y se encuentran con Tyler que sale del pazo con una potente linterna y cubierto con el mismo chubasquero amarillo que el resto.

_Hola Tyler. No los hemos encontrado en los acantilados. ¿Alguna novedad?

Tyler saliò con el aliento entrecortado.

-Están pasando wierd thing... raras cosas .-Dijo nervioso, apartando la luz, enfocándola mas a los pies para no deslumbrar a ninguno.- Terroristas, llame a costa... 

Tomo aliento.

-Canales over... con demasiada llamadas, di con un pesquero, comento que había problema, riots... distur... disturbos, muy asustado .-Termino de decir a la carrerilla.- ¿No encontrasteis the couple?

La cosa se estaba desmadrando cada vez peor.

_¿Tyler, pero pasó algo aquí?

Nacho intentaba guardar la calma e intentó que su voz sonara firme mas no desesperada.

_Tengo mensajes en el celular de antes de que se corte la señal. Parece que eso ha estado ocurriendo en distintos lugares. Gonzalo también supo de eso.

A Gonzalo, que había venido a la isla específicamente a ver por dónde tiraba esta tal Irina, la mujer le daba incluso peor espina de lo que se había podido imaginar. Había estado mirando en internet antes de venir cómo eran los gurús de las sectas para reconocerlo si hubiera sido, y la mujer coincidía en muchas cosas con lo que decían en aquel canal que había que vigilar; sentimientos de grandilocuencia, seguidores entusiasmados, indiferencia hacia quien no le daba la razón... Pero al fin y al cabo Nacho era psicólogo, así que él sabría mejor. - De todas formas no me gusta un pelo esa mujer.

Madre mía Tyler, qué historia. ¿Terrorismo en la costa también?. Parece un ataque generalizado, entonces no sólo está pasando en Coruña - Gonzalo pensó preocupado en Elena. Por ella no podía hacer nada ahora mismo, así que se centró en la situación. - ¿Cómo se estará tomando esto Rufus? - Le miró con curiosidad, para ver su reacción ante las nuevas, pero la tormenta le impedía verle bien la cara, por lo que se centró en Tyler - Nosotros no hemos encontrado a la pareja en los acantilados. Los compañeros que salieron hacia el embarcadero no han vuelto todavía, así que o bien se han encontrado con problemas allí, con todo esto del temporal, o han ido directamente hacia el viejo camino sin pasar por aquí. - De repente lo de no haber hecho un encuentro intermedio antes de dirigirse a los segundos destinos no parecía tan buena idea.

Cómo es que has salido con el chubasquero, ¿se te ha ocurrido algo que hacer fuera, o simplemente ibas a buscarnos?. Nosotros íbamos a tirar hacia el interior de la isla, pero quizá podamos cambiar los planes. - Cuanto más lo pensaba más absurdo le parecía su plan original; en realidad no tenían ni idea de hacia dónde ir, sólo la vaga idea de "el interior", en plena tormenta con la única ayuda de un guía del que no se fiaban y les podría dirigir hacia cualquier parte con tal de que no encontraran su alijo de droga (que era lo más probable que intentara ocultar). Y eso sonaba a horas perdidos en medio de la lluvia - A mi me vendría bien ver un mapa de la isla si vamos a ir hacia el interior; podemos reunirnos junto a la hoguera, secarnos y trazar un plan decente, y así damos tiempo a que vuelvan los compañeros. - A menos que Tyler tuviera otro plan que proponer aportando nuevos datos, aquello le parecía lo más razonable en ese momento.

     Cuando Artai y Pablo Chacón llegan al embarcadero les sorprende encontrar un rastro de sangre bajo un pequeño reborde cubierto de la lluvia y señales de pelea (una barandilla golpeada, una cuerda tirada por el suelo). No hay rastro ni de la pareja ni de Pepe.

Rufus mira hacia Gonzalo ¿hoguera? chico, si eres capaz de hacer fuego con la que está cayendo me como el sombrero de postre.

En el pazo hay mapas que damos a los visitantes y clientes. De todas maneras si seguimos la costa en la que hemos estado hacia el sur llegamos a la estatua de la sirena. Hacia el centro hay una pequeña elevación a la que aquí llaman monte y en mi tierra ...bueno, allí no la llamaríamos de ninguna manera. También hay una antigua fuente que ya no funciona pero es de los pocos sitios donde hay sombra y... bueno, están los restos de unos edificios que servirían de refugio.

En el norte están los nidos que visitan los que quieren ver los pájaros y unas pequeñas calas pero es difícil llegar a ellas.

Cuando por fin llegamos al embarcadero no había señal de la pareja, ni tampoco de Pepe…

-    Pepeeeeee….. Pepeeeeeeeeeeeeeeeeee… PEPEEEEEEEEEEEEEEEE…!!!!!!...

Me puse a gritar con todas mis fuerzas para superar el aullido del viento que se obstinaba en no darnos respiro, al igual que la tormenta. Pero allí no había ni rastro de Pepe…

Lo que sí encontramos fue una cuerda tirada en el suelo y restos de sangre.. Esto no me está gustando nada de nada…

-    Pablo, mira esto. (Señalé las marcas sanguinolentas que, en la oscuridad de la noche y con los relámpagos, se distinguían perfectamente…)

Recogí la cuerda del suelo (nunca se sabe cuando va a hacer falta una buena cuerda) y comencé a buscar algún rastro que nos diera una pista de lo que podía haber pasado allí y, sobre todo, hacia donde se habían dirigido…

...

Nacho no pudo evitar emitir una sonrisa al escuchar lo que haría Rufus si Gonzalo encendía un fuego. De todas formas creía que Gonzalo se refería a la hoguera dentro del pazo.

_Miren, el resto no ha llegado aún. Propongo ir a la estatua de la sirena, al monte en todo caso. Si tienen refugio en los edificios habrá que seguir buscándolos mañana. No se puede salvar a todos. Rufus, no me detendré hasta que me cuentes esas historias, eh -lo alertó, con una sonrisa en los labios-. Gonzalo, si quieres puedes quedarte en el pazo o esperar al resto, no hay problema. Yo creo que hay que ganar tiempo y si no los hallamos pronto bueno, aceptar que deberemos continuar en la mañana.

La estatua de la sirena sonaba como un plan asequible, y además, por lo que tenía entendido Gonzalo no se hallaba lejos del embarcadero, así que les permitiría chequear si sus compañeros habían tenido algún problema en su camino por allí. - Bueno, eso suena como un plan más elaborado que "iremos hacia el interior". Chequeamos la estatua, y el embarcadero de camino, y volvemos de vuelta, me parece bien. Si no hay rastro, mañana será otro día y podremos buscar en mejores condiciones.

     A pesar del aguacero que sigue cayendo es posible ver cierta dinámica en los objetos fuera de lugar que Artai va señalando, lo que si es más llamativo es ver que hay un rastro que parece llevar hacia un pequeño cobertizo y casi todos los indicativos de violencia van hacia el borde donde acaba el embarcadero y comienza el mar.

     La cuerda pesaba bastante, era una maroma de puerto pensada para el anclaje del barco que ahora golpea una y otra vez contra las protecciones mientras que las olas le hacen subir y bajar continuamente.

Tyler asintió. En verdad no esperaba ver tan pronto la estatua, pero no podían dejar a esa pareja en aquella tormenta y menos en su condición sentimental y emocional.

-Cuidado... .- Dijo mientras ejecutaba en gesto universal, se llevo dos dedos a los ojos, apuntándolos, y luego apuntando al camino que iban a tomar.- Alerta.

Dicho esto apuntó con la linterna al camino. 

Todos los indicios apuntaban al barco, pero todos mis instintos me decían (bueno, más bien me GRITABAN)... da media vuelta y vete. Huye, lo más lejos y más rápido que te permitan tus piernas...

Me acerqué hasta el amarre del barco, me giré y dije:

- Pablo, que hacemos?. ¿Subimos a echar un vistazo?

Pablo no estaba feliz, tampoco animado y no tenia intención de ocultarlo. giro la cabeza con desde en respuesta a Artai para mirar la cuerda.

—Perfecto, el "bombero" se perdio y ahora el esposo asesino a su esposa.

Al escuchar la pregunta de Artai, hizo una pequeña risa.

—Revisemos el cobertizo y si quieres revisar el bote en media tormenta, adelante, yo avisare a los demas de como mis dos compañeros murieron de forma heroica.

- Tienes razón Pablo. Miremos el cobertizo primero.

La herencia genética se había impuesto al querer subir al barco puesto que para él era su medio natural proveniendo de una familia de pescadores como provenia.

En el camino que los separaba del cobertizo, siguió mirando el suelo y buscando alguna pista más que les diera algo más de información, pero no encontró nada...

Llegaron a la puerta del cobertizo. 

- ¿Ahora qué hacemos?. Entramos los dos solos o vamos a buscar al segundo equipo de rescate para que nos eche una mano ?. Esta claro que, quien sea que esté ahi dentro no esta jugando a las cartas precisamente ....

El cobertizo de chapa medio oxidada tenía una pequeña ventana tapada con una reja metálica y de ahí no salía ninguna luz. La puerta estaba entreabierta y parecía el típico lugar donde acababan almacenado todo tipo de materiales que no se sabía muy bien qué hacer con ellos.

Al abrir la puerta y apuntar con la linterna se ven las piernas de la mujer que estáis buscando tirada en suelo y el resto del cuerpo tapado con una manta sucia y mojada.

Antes de acercaros os recorre un escalofrío la espina dorsal que os obliga a parar un segundo. La piel se eriza y parece que la temperatura ha bajado varios grados... aunque solo es una sensación...

     Al entrar en el cobertizo notas un aroma fuera de lugar, tardas un poco en reconocerlo pero es como si hubiera un fondo de olor a menta rancia, no es el toque fresco que puedes notar cuando sales a caminar por algunas zonas agrestes, ni es el agradable que rodea los restaurantes árabes. Es algo más primitivo y a la vez ajeno a cualquier otra cosa que hayas podido oler y eso que has estado en lugares desagradables. Te hace estar en alerta.

     Para llegar a la "estatua" de la sirena podríais ir por el camino que ya no está practicable o bajar al embarcadero y de ahí acercaros a la figura de piedra. Todos optáis por dirigiros hacia el embarcadero ya que así podríais encontraros con el resto de gente que salió a buscar a la pareja.    

     La lluvia continúa con su golpeteo arrítmico arrastrada por el viento, las linternas parecen cortar la oscuridad y mostrar formas extrañas a la luz centrada que emiten mientras barréis el suelo buscando los mejores apoyos para ir descendiendo. Rufus os marca el camino, está tan habituado a ir y venir que a pesar del barro y el peligro del agua corriendo os lleva hasta el final sin que tengáis que sufrir algún que otro amago de resbalón.

     En el embarcadero el barco que os trajo hasta aquí sube y baja a merced de las olas y solo las protecciones que lo rodean impiden que acabe destrozado por la violencia del viento. Las tablas brillan bajo la luz de una farola que da un tímido círculo de claridad y veis a Pablo Chacón y a Artai abriendo la puerta de un cobertizo que se encuentra en un lateral del pasillo que lleva hasta el barco.

     En una zona protegida de la lluvia, cerca del cobertizo, veis un charco de sangre que la lluvia no ha hecho desaparecer.