Partida Rol por web

¡No! A la mierda mi jubilación. El jarrón estaba hecho añicos, al igual que mis ilusiones. Al menos el cubo seguía de una pieza y mi ropa no estaba en muy mal estado (algunos jirones y manchas de mi propia sangre).

Resignado me visto y sigo a la sheriff, quien parecía de mal humor (quizás por lo que acababa de presenciar que iba a suponerle más papeleo).

Escucho lo que comenta Kromi tratando de mostrar que el vaso estaba medio lleno.

- Mi ayudante tiene razón. Hoy estamos mucho más cerca que ayer de descubrir la verdad detrás de todo esto - comento volviendo a meterme en mi papel de "investigador reputado" - Seguro que hoy lograremos resolver más detalles acerca de lo que está pasando si continuamos con la colaboración, mi estimada sheriff.

Viendo que la Sheriff estaba poco comunicativa,... prefirió pasar a quedarse un poco callado a la espera de que cambiase la dirección del viento; desde luego, la burocracia debía ser espantosa, peor que afrontar un ataque de ladillas rabiosas.

Pero lo que decían los otros era cierto; al menos, eran más ojos para detectar pistas, y más manos para ayudar (si bien algunas eran especialmente útiles para recoger objetos de posible valor)

Pasado un rato, y cuando estimó que no había peligro de tormenta a la vista, preguntó en voz alta...

-Bueno... Se nos escapó el compinche ayer... pero le vimos y podríamos reconocerle. ¿Alguna idea de por donde seguir?

Tony se mesó su barba aún cubierta de harina pero de la que se empezaban a ver sus típicas cerdas negras.

Igual es un poco desesperado, pero podríamos ir en alguna de las direcciones por las que huyeron las copias. Yo perdí a la mía en dirección al mercado. Y me suena que una fue hacia la Iglesia. Puede que algún ferigrés viera algo o el propio parroco, si aún no le han desvalijado.

Ante las palabras de Kromi, la sheriff le dirigió una mirada fría. Parecía que debido a lo que había hecho esa noche había provocado en la sheriff un buen rechazo hacia ella. Entonces, una vez que todos estabais ya montados en la carreta, la sheriff azuzó a los caballos para arrancar. Éstos comenzaron su marcha. Sin embargo nadie esperaba lo que iba a suceder a continuación...

De pronto, casi de la nada, uno de los cascotes de la casa derrumbada, que anteriormente había salido volando tras el derrumbamiento, de pronto fue a acertar en el único sitio posible que podía acertar: la cabeza de Tony. Tony, que iba en el carruaje, cayo con un peso plomo al suelo tras el gran estruendo de cráneo roto que hizo, cayendo de cara justo en una boñiga de caballo. Y no parecía moverse... Al escuchar aquello, la sheriff frenó un momento para mirar atrás. Y de pronto, otro Tony apareció desnudo de la nada detrás de ellos, cerca de un pozo en el que por los pelos casi se cae dentro.

Vamos a reanudar el viaje cuando noto un sonido hueco a mi lado. Me giro para comprobar que un cascote le había caído en la cabeza a Tony. Frunzo el ceño y miro a mi alrededor hasta que veo al nuevo Tony, completamente en bolas. Bueno, antes vestía un saco de patatas.

- Aaaah... así no acabaremos nunca... - miro hacia la sheriff, quien seguramente querrá explicaciones. Pero lo primero es lo primero - Sheriff, no pare por favor, será mejor para todos dejar atrás a ese gafe barbudo. Su mala suerte es extremadamente contagiosa y podría fastidiar la investigación.

Señalo con el pulgar el edificio en ruinas, dando a entender que ese derrumbe ha sido cosa de su mala suerte.

-Un momento, un momento!!! -Exclamó...

-Si Tony a aparecido aquí... por cierto, joder... otra vez con todo al aire... esto ya parece vicio... A lo que iba... entonces es que sus ropas, y cierto chisme, están en el pozo, supongo... En el pozo o ... ahí abajo -no se refería a los bajos de Tony, sino a bajo tierra

Se acercó al pozo... para ver si había algo para poder bajar...

Al ver la mirada que me devolvió la sheriff comprendí que no iba a importar nada de lo que pudiese decir así que entristecida guardé silencio y subí al carro, allí emití un pesado suspiro el cual quedó oculto por el gran estruendo de los escombros al caer, como no, sobre Tony, lo que hizo que reapareciese en el pozo.

Parpadeé un par de veces aún incrédula antes de mirar al cielo para asegurarme de que no quedase nada más por caer -no digas eso...- expresé frunciendo el ceño al escuchar a Barret -digo yo que también podrá contagiarle su mala suerte al malo ¿no?- expuse en señal de que no sabíamos hasta que punto podía ser tan malo, sobre todo contando con que nosotros teníamos aquellos cubos... aunque prefería no tener que llegar al punto de comprobar si el mío también funcionaba.

Me bajé del carro después de Arnolfus, si su teoría era cierta el cubo debía andar cerca -¿ves algo?- pregunté dado que en mi caso para mirar en el pozo prácticamente tendría que tirarme dentro, mientras daba una vuelta rodándolo tratando de encontrar alguna pista.

No le dio tiempo ni a decir "que asco, en toda la mierda".

Y apareció en el aire. Y cayó. Y se agarró desesperado al borde del pozo

Joder! Que me mato! .... Otra vez

Al ver que Arnolfus se aproximaba a él sonrió agradecido, durante un segundo. Cuando vio que el nigromante simplemente se asomaba al pozo, refunfuñó una maldición y salió del pozo malamente. Todos pudieron ver a un Tony completamente desnudo, con tal melambrena por todo el cuerpo que parecía que llevaba una piel de oso encima, sin dejar mucho a la imaginación.

El hombrecillo se acercó con cuidado a su antiguo cuerpo. Entre la harina y la mierda parecía una croqueta podrida. Se pensó si merecía la pena coger el saco, pero finalmente se dio la vuelta de camino al pozo

Vamos a recuperar mi ropa.

De repente se paró en seco.

Ostras! La bruja dijo que la mala suerte me acompañaría hasta que muriera, igual se me ha ido. - se rasca la barba pensativo y acaba murmurando- o la habéis heredado.

​​​​​

Mientras la sheriff parecía dudar si esperaros o simplemente seguir adelante, cuando Arnolfus se asomó al pozo, la duda que planteó Tony se resolvió por si sola. En el fondo del pozo,flotando en la poca agua que había, pudo observar que había un cuerpo. Y enseguida pudo reconocerlo. Parecía el cuerpo de Tony, completamente vestido pero con la cabeza hundida en el agua. Entonces Tony se percató de que el pozo estaba bastante cerca del montón de paja en el que despertó esta mañana.

Ostras! Si aquí es donde desperté. -Exclamó el hombrecillo. Tras varios intentos infructuosos intentado coger el cuerpo amoratado e hinchado de su yo anterior, acabó por engancharlo con el cubo para coger agua y tras un esfuerzo supino consiguió sacarlo.

Tras ponerse sus ropas de nuevo empapadas, arrastró sus cuerpos hasta la casa derruida donde ya reposaba el cuerpo del segundo o tercer Barret, ya empeza a perder la cuenta.

Mucho mejor. ¿Segui....? ¡Oh!- En ese momento se dio cuenta de que se habían ido sin él y tuvo que seguirles a la carrera antes de que la carreta se perdiera de vista

Meneó la cabeza; iba andando tras la Sheriff, cuando pudo ver como les alcazaba Tony... con sus cosas, pero dejando un par de cadáveres suyos por ahí tirados, y además, en pelota picada... desde luego, no era un espectáculo muy estético para el pueblo, pensó, así que... bueno, la vida son dos días, y luego, como bien sabía, había más...

... Así que se paró, cogió un puñado de tierra, un cacho de hueso que tenía por ahí -la típica mierda que llevaba en los bolsillos, porque cuando comía pollo, por ejemplo, se quedaba con los huesos- y luego hizo una serie de dibujos en el suelo, explicando más o menos como era un entierro starndard low-cost, sin corona de flores ni nada.

Después, un palabrejo "de poder", y de la tierra emergió un ser cadavérico,... equipado con chambergo y pala, de aspecto tétrico... Eustaquo, the Undertaker (el enterrador, vamos, pero le molaba más ese nombre, era más rimbombante). Este tenía bastantes carnes; no era un esqueleto normal y corriente: este tenía un oficio y esas cosas.

-Eustaquio, entierra ese par de cadáveres; nada especial... hoyo y los dos cuerpos al mismo sitio. Sí, son el mismo tío, no estás borracho de nuevo. Si ves otro cuerpo igual, asegúrate de que esté vivo, no sea que la líes y entierres vivo al que no es....

Y el currante de ultratumba, se dirigió a por los cadáveres, para arrastrarlos a un lugar tranquilo, de buena tierra blanda, como un estercolero o similar, para excavar un hoyo, depositarlos sin muchas filigranas, y taparlos para que los perros no se diesen un festín con sus escasas carnes.

... Todo ello sin quejarse de los horarios ni nada, vamos, un chollo...

-Sigamos -terminó diciendo Arnolfus a los demás.

Veo que Tony y los demás van a mirar al pozo, y al final resulta que no robaron a Tony sino que murió allí y ni se acordaba. ¿En serio?

Arnolfus en cambio hace algo inteligente, invocar a una criatura para que entierre los cadáveres. Lo último que queremos es ser cómplice del fin de este pueblo provocando alguna peste o algo peor (una plaga de gafe).

Se reanuda la marcha para ir a lo que es realmente importante: resolver de una maldita vez todo este asunto y ver si cobro por este estúpido trabajo.

Mientras avanza el carruaje veo a un gato en un callejón que maúlla. En ese momento mi cabeza hace clic en mi mente y mi expresión se vuelve gatuna. Me lamo la pata y empiezo a acicalarme el pelo para acto seguido maullar y acercarme a Kromi para restregar mi mejilla contra la suya. Y mientras lo hago ronroneo.

- Prrr...

Al ver salir el cadáver de Tony del pozo no pude evitar emitir un ligero sonido de asco -Puaj, dudo que sea bueno que alguien beba de este pozo ¿Sheriff no deberíamos poner un cartel o algo para evitarlo?- comenté como si fuese a marcar alguna diferencia en la ciudad pese a que la gente moría de forma inexplicable mientras Arnolfus comenzaba un extraño ritual con el que invocó a un enterrador, al cual lógicamente seguí con la mirada bastante impresionada por unos segundos, haciendo poco después un gesto de aprobación a nuestro nigromante en señal de que acababa de hacer un gran trabajo, seguidamente me apresuré a montar en el carruaje antes de que me dejase atrás.

Cuando Barret comenzó a acicalarse el pelo le miré extrañada -¿Estás bien?- pregunté antes de que comenzase a restregarse contra mi mejilla ronroneando -a-ayuda ¿que le pasa?- pedí confusa a mis compañeros.

Tras finalmente hacer las paces con la sheriff por los últimos acontecimientos, el viaje comenzó. Fue un viaje bastante largo en el que pudisteis hablar de distintas cosas. Entre ellas, la sheriff logró algo de valor para hablar sobre lo que hicieron Kromi y Arnolfus. Tras aquellos, todos necesitaron una pausa en el camino para vomitar, sin excepción y prometieron no volver a mencionarlo nunca más. Posiblemente más de uno lo vería en sus peores pesadillas desde aquel día. Pero por lo menos el resto del camino fue sin ningún problema. ¿Quizás la mala suerte de Tony estaba recargandose tras haber hecho que muriera? Nadie lo sabía.

Finalmente a lo lejos ya se podía ver unas grandes murallas que anunciaban la gran ciudad. Aquella ciudad parecía enorme en comparación a lo que habían podido ver hasta ahora en aquel reino. Cuando entraron por las puertas pudieron ver unas calles que les recibían con grandes mercados y lleno de gente. El carro apenas era capaz de avanzar con tanto gentío. Pero poco a poco se fue internando más y más en la ciudad hasta que, finalmente llegaron a las puertas del castillo.

Me tiré un buen rato comportándome como un gato, restregándome con Kromi, Arnolfus y especialmente con Tony, buscando constantemente el roce con su tupida barba. Cuando volví en mí y descubrí lo que hice vomité fuera del carro. Después vomitaría otra vez con la historia de Arnolfus y Kromi. Menos mal que les hicimos jurar que no volverían a contarla...

El resto del camino transcurrió sin incidentes, algo que encuentro muy sorprendente sabiendo con quienes viajo.

Llegamos finalmente a la capital, y tras cruzar las murallas puedo ver el gentío y los comerciantes. Y, cómo no, volvieron mis ganas de robar. Aprovechando que íbamos lentos por el gentío localicé a un transeúnte con lo que parece una bolsa que parecía bien cargada de oro y, con bastante disimulo y habilidad, me inclino por el borde del carro y hago la maniobra para intentar hacerme con ella*.

Lo haya conseguido o no, no me da tiempo a comprobar su contenido (si lo he logrado) ya que estábamos llegando al castillo. Escondo el botín (si es que lo conseguí) en uno de mis bolsillos ocultos y me porto bien allí. Hasta que encuentre otro objeto de valor que merezca la pena robar.

Tony termino de vestirse y se sentó cómodamente en el carro. Hasta que Barret se puso a restregarse contra él. Al principio era incómodo, pero le cogió el gusto y no solo le dejaba, sino que se aprovechó para que se restregara por la espalda peluda también.

De repente se le pasó la locura transitoria y se puso a vomitar

Bah, desagradecido.

Pero luego vino la historia entre Arnolfus y kromi y comprendió porqué había muerto en el pozo. Estaba claro que lo había visto y se había suicidado.

Ya no vería con los mismos ojos a la pequeña kromi. De Arnolfus se lo podía imaginar, ya parecía un depravado desalmado, pero la maga...

Mejor dejar esos pensamientos relegados en lo más profundo del cerebro.

Y por fin, la gran ciudad. 

Me encanta el ambiente, ya echaba de menos el gentío, los mercaderes gritando por sus mercancías, los críos por las calles, los nobles en sus caballos...

Justo deja de hablar al ver como una pelota con la que jugaba un crío golpea de lleno un barril lleno de líquido, el cual se desparrama por el suelo, provocando que el caballo del noble de turno se resbale y el noble salga despedido hacia el suelo. Afortunadamente, el noble no se hace daño pues cae sobre un montoncito de paja. Lastima que fuera la paja del asno del herrero, que tiene muy malas pulgas cuando come y muerde al noble en la oreja por chafarle su comida.

Oh. La gran ciudad y su gran ambiente- El hombrecillo sonríe mientras el carro se interna en la ciudad

Gram parte del viaje la hizo en completo silencio.... en especial después de que les fuese desvelado lo que habían hecho Kromi y él... nunca, nunca, es más... jamás, se habría imaginado a sí mismo haciendo tales cosas... y gracias a que la Sheriff se ahorró adornarse en los detalles porque si no... se le removía el estómago cada vez que lo pensaba... esto le dejaría uno o dos traumas, seguro...

La llegada a la ciudad le ayudó, como aparentemente al resto, a olvidar; ciertamente, era grande, enorme, bulliciosa, llena de vida; no pudo evitar pensar en los cementerios que tendría tal urbe... con sus criptas, capillas, y ese tipo de cosas que les chiflaban a los de su gremio.

Procuraba fijarse en todo y en todos, pero eran demasiados detalles, apabullantes, hasta que llegaron a la puerta del castillo... allí prefirió callar a la espera de que la Sheriff hablase con los de dentro... y rezó para que no les contase cierta escabrosa historia sucedida la noche anterior... porque si así fuese... a saber lo que podrían hacerles como escarmiento

... Se ponía rojo hasta las orejas solo de pensarlo...

Cuando Barret pasó a restregarse con el resto no supe si alegrarme o preocuparme más "¿le han tirado una maldición?" llegué a pensar por suerte solo hizo falta algo de tiempo para que volviese a la normalidad.

Con el tiempo Naldda se sinceró sobre lo ocurrido, tenía ganas de enterrarme bajo tierra ¿yo? ¿de veras había hecho algo así? ahora entendía por que nos odiaba de aquella forma, quizá volver a borrarse la memoria no era una mala opción... pero aquella era la opción cobarde y no iba a cambiar la horrible realidad, por otra parte no pude evitar sentir como si mi relación con Arnolfus se hubiese estrechado de alguna manera, como si hubiésemos ido a la guerra juntos o algo así, ahora compartíamos aquella carga de consciencia, sin embargo me pasé todo el viaje con mis manos tapándome la cara tapada por la vergüenza y solo las quité cuando escuché el sonido del bullicio -¿do-donde estamos?- pregunté, parecía que se me había escapado algo mientras me perdía en mis pensamientos de culpabilidad.