Partida Rol por web

Max y Jeremy se encontraban viviendo sus vidas normales de instituto, cuando una noche de tormenta, todo cambió, de pronto se encontraban en un extraño bosque donde todo parecía haber sido sacado de un cuando de hadas, donde el sol acariciaba sus pieles y los extraños arboles casi tapaban el cielo.

Ambos vagaron sin rumbo por el bosque y finalmente se cruzaron ambos, dejando así de estar solos, pero no tardaron mucho en encontrarse con una tercera persona, o al menos se parecía mucho a una persona… Era una chica con algunos rasgos lupinos como las orejas y la cola, que quería que jugaran a un extraño "juego". Ese mundo de hadas parecía tener sus peligros también, más grandes de los que esperaban cuando la chica se enfadó con Max y se transformó en un lobo gigante y se lanzó contra ella.

Pero para la sorpresa de Jeremy, que no podía acercarse ni aunque quisiese, Max se transformó en una criatura que parecía hecha de agua turbia, que comenzó a luchar contra el lobo y el resto pasó muy rápido para ambos. Para cuando Max volvió a sí misma y Jeremy se dio cuenta, la loba había sido derrotada y poco después huía, mientras que Max se quedaba en el suelo desnuda, pues su ropa había sido destruida en el combate.

Jeremy le prestó su camiseta, y tras descansar un rato y recuperar Max las fuerzas, decidieron caminar en busca de algún lugar más seguro donde puedan descansar. Cuál fue su sorpresa, que al caminar poco más de media hora, llegaron a lo que parecía el final del bosque… esos árboles se acababan, dando paso a una pradera, con un pequeño pueblo a la vista donde parecía haber ajetreo.

(Como aún no se ha puesto nombre, se la llamará Personaje 9)

Personaje 9 es una chica seria aunque no parece tener mal corazón, al encontrarse con Max, le ofreció su chaqueta para que esta pudiera ir más tapada que un simple traje de baño. Durante el reto al juego se mantuvo firme al igual que Max sobre porque tendrían que jugar y, a pesar de que el combate le sorprendió, fue rápido a ayudar a Max en cuanto pudo y volvió a usar prendas suyas, quedando ella poco tapada por encima, pero tapando lo suficiente a Max, que se encontraba desnuda.

Tras huir la chica lobo, ambas caminaron y acabaron saliendo del bosque para encontrarse con un pequeño pueblo.

(Personaje PNJizado)

Aunque se encontraba cansada de tanta caminata, Max lo tendría que estar más por lo que ese pueblo que habían encontrado, aunque no supiesen nada de ese mundo, parecía una buena idea para descansar y quizá obtener algo de ropa.

No sabía muy bien cómo lidiar con Max, después de ver lo ocurrido, que había pasado tan rápido, aún necesitaba un poco más de tiempo para digerirlo.

- Creo que tendríamos que acercarnos ya que lo hemos encontrado, podríamos encontrar ropa y algo para comer, aunque también es cierto que no sabemos que nos podemos encontrar tras lo que acabamos de ver en el bosque…

Acerquemosnos y veamos quienes viven en ese pueblo, con esa chica lobo, no me extrañaria que el pueblo tuviera habitantes de ese tipo y no quiero pelear con nadie de momento.

Apenas cubierta por una chaqueta, descalza y cansada, caminaba junto a Diana, quien aun se encontraba confundida por lo que ocurrio, ni yo logro comprender del todo, tras unos arbustos nos quedamos para observar el pequeño pueblo y confirmar que al menos humanos viven en él.

Si comprobamos que es gente normal, nos acercaremos tranquilamente y pediremos ayudar, necesitamos descansar...

La verdad no estaba acostumbrada a la amabilidad de las personas, pero ahora debia al menos mantener la esperanza de que alguien nos ayudara...confianza...desconocidos...ayuda...tres palabras que daban vuelta mi cabeza.

-Es cierto. Ella puede pelear. Y yo no. ¿Por qué?- aparto esos pensamientos de mi cabeza ahora mismo. Es el momento de actuar. -Max ya ha pasado por bastantes cosas. No debería ser ella la que cargara con las responsabilidades. Debería ser más fuerte y hacerme cargo.- pero aun así me encuentro bastante perdida.

-¿Pedir ayuda? ¿Qué te hace pensar que nos ayudarán? Como mínimo, nos pedirán algo a cambio, y creo que no tenemos nada que ofrecerles.- digo secamente mientras trato de distinguir a alguien desde la distancia, protegida por los arbustos. Pese a todo, no se me ocurre ninguna otra posibilidad. -Aunque supongo que no tenemos otra opción.- claudico finalmente. -Pero no te hagas muchas ilusiones.- 

Me dispongo a salir del arbusto, confiando en que Max me seguirá. No me preocupo en absoluto del aspecto que ambas podemos llevar en ese momento. Me importa bien poco lo que la gente pueda pensar, y menos unos campesinos en un mundo que ni siquiera es el nuestro. Simplemente, no podemos quedarnos escondidas toda la vida.

Ambas comienzan a acercarse al pueblo y a media distancia empiezan a distinguir lo que parece un pueblo medieval normal, con sus casas y sus granjeros de allá para acá haciendo sus quehaceres diarios, con una simple diferencia, sus formas de vestir parecían haber sido sacadas de libros de fantasías, pero de libros distintos… y mientras que muchos parecían humanos normales como ellos, otros tenían algún rasgo animal y otros directamente tenían escamas y colas como si fueran hombre-lagarto o algo así.

Otra cosa que llamó su atención eran los animales que usaban para tirar de las carretas, pues parecían unas aves amarillas del tamaño de un caballo con unas fuertes patas y que por el tamaño de sus alas no podían volar.

A pesar de su apariencia, no parecían destacar y todo el mundo parecía ocupado en algo así que nadie parecía haberse fijado en su presencia.

El pensamiento de que Max pueda luchar y tú no se ha quedado en tu mente… dando vueltas… es algo que te molesta…

-Podemos cambiar….

Un susurro cruzó tu mente, sabía que no venía de ningún lado y que había sonado directamente en ti y además, la voz la reconociste a pesar de que tú la escuchabas distinta… pues era tu propia voz.

- … cambiar…

Esa palabra hizo eco en tu mente…

-Podemos cambiar-

-¿Qué?- Tardo en comprender que nadie me está hablando, que soy yo misma. Pero no soy yo. Las dos cosas a la vez.

-cambiar...-

-¿Cambiar? ¿Cambiar a qué? Cambiar como cambio Max.- Me pregunto en mi cabeza, aunque no estoy segura de si lo dudo o realmente es una afirmación. Quiero cambiar. Quiero mejorar. Hacerme mejor. Más fuerte. Más capaz, en cualquier sentido. Sobretodo en un mundo hostil como no me cabe duda que es este. Quiero conocer sus secretos, mis propios secretos. Quiero más. Lo que soy no es suficiente.

-Quiero cambiar. ¿Qué he de hacer para cambiar? ¿Qué he de hacer para ser más fuerte?-

Realmente es lo que me temía, no estábamos en nuestro mundo...No nos queda otra que esperar algún alma caritativa...detestaba la situación, depender de otros desde el accidente no era algo que me agradara, ni ni siquiera molestaba a mis abuelos cuando necesitaba algo y ahora tengo que pedirle ayuda a unos extraños.

Al ver a uno de los habitantes con aspecto parecido a la chica lobo, me sentí renuente a continuar, pero no teníamos otra opción...Vamos Diana, antes que oscurezca, este lugar no es seguro del todo, debemos buscar refugio...

Si alguien nos ayudaba, deberíamos averiguar que nos ocurrió y por que estamos acá, ademas de averiguar la forma de regresar y esperar que nadie mas del colegio se viera involucrado como nosotros...

Diana no recibe respuesta a las preguntas que surgen en su mente…

Unas de esas criaturas que parecían reptiles con forma humanoide que está trabajando leña a las afueras del pueblo, no muy lejos de vuestra posición parece haberse percatado de vuestra presencia, os mira con curiosidad y comienza a cercarse a vosotras.

Asiento con la cabeza al comentario de Max, aunque me pregunto quién se va a molestar en ayudar a un par de desconocidas como nosotras. Dudo que a mí se me ocurriera si me encontrara a alguien en nuestra situación. Y además, me molesta no ser capaz de encargarme de las cosas por mí misma... y por si fuera poco, no encuentro respuestas para mis preguntas.

-Parece que por fin alguien se ha fijado en nuestra presencia...- comentó en voz baja a mi compañera, a medida que los extraños hombres lagarto se acercan a nosotras. Casi por instinto, cruzo los brazos y los encaro con una actitud ligeramente desafiante. No me agrada tener que pedir ayuda, y quiero dejar muy claro que no necesito a nadie, ni quiero tratos con nadie. Pero puede que sea una buena oportunidad para enterarme de algunas cosas. -A mi no se me dan bien las "relaciones sociales", pero si tú no quieres hablar puedo encargarme yo.- le digo secamente a la chica. Teniendo en cuenta lo que le ocurrió, no me extrañaría que prefiriera mantenerse algo apartada.

Mientras decidíais que hacer, la criatura, que pasaría de los dos metros, llegó a vuestro lado se os quedó mirando con una mirada seria durante unos segundos y luego su cara se relajó y os dedicó una sonrisa bonachona.

- Por la forma en la que me veis, se ve que sois nuevas por aquí, ¿Verdad? Habéis tenido mala suerte de caer en un bosque como ese… parecéis agotadas y hambrientas…

Se quedó pensativo unos segundos y entonces echó mano a una bolsa de cuero que colgaba de su cintura, la descolgó, inclinó una rodilla para estar más cerca de la altura de las chicas y se la ofreció la bolsa.

- Me había preparado unas frutas troceadas para comérmelas después de cortar la leña, pero no tengo mucha hambre hoy ¿Las queréis?

Ha sido un cambio de humor un poco brusco. Quizás demasiado brusco... Miro fijamente a la criatura con cierta frialdad y desconfianza. -¿Y nos las darás así, sin más?- Sinceramente, me cuesta creerlo, no estoy acostumbrada a la amabilidad de la gente. Aunque hay una palabra para eso, sí: ¿hospitalidad? -Que amable por tu parte- digo con un ligero tono de sarcasmo. No me gusta tener que depender así de un desconocido. Pero soy una solitaria que siempre está apartada del mundo, tal vez esto no sea tan raro. Aunque después del comportamiento de la chica lobo consideraría una imprudencia confiar en la buena voluntad de los nativos de este mundo. Así que espero a ver el comportamiento de Max antes de arriesgarme a hacer nada.

Max observó la situación sin decir nada, probablemente se encontraba cansada, el hombre lagarto contestó a Diana

- Quizá haya sonado raro… acabáis de llegar y es la primera vez que me veis pero…

El hombre alzó su mirada hacia su izquierda y miró el horizonte.

- A pesar de la diferencias raciales, he visto en vosotras a mi hija, la cual salió en búsqueda de una forma de volver a nuestro mundo hace más de un año… yo estaba muy herido y no pude acompañarla… así que desde entonces intento ayudar a la gente que me transmite buenas vibraciones, al igual que espero que mi hija, esté donde esté, pueda encontrar ayuda y no solo enemigos…

Dejó la comida no muy lejos de ellas.

- Podéis fiaros de mi o no hacerlo… no pienso haceros nada. Y aquí os dejo la comida, lo mismo se aplica a ella, ya he dicho que no pienso comerla… Eso sí, si necesitáis mi ayuda, no dudéis en preguntarme.

Tras dedicarles una sonrisa, se dio media vuelta, y comenzó a caminar pesadamente de vuelta a su trabajo.

Miro la comida mientras el hombre se va, mientras las tripas me rugen por dentro. No me gusta ni un pelo, el único habitante que he conocido en este lugar no ha sido precisamente amable. Todavía recuerdo las palabras que dirigió a Max la chica lobo: "la mitad de los créditos y el sentido de la vista" ¿cómo podía alguien apostar eso? Aun así, supongo que tampoco debería generalizar. Lo cierto es que necesitamos alimentos y no estamos en situación de exigir mucho.

Suspiro, mientras cojo la cesta y miro su contenido, aunque eso solo sirve para que aumente el hambre que siento. Tienen buena pinta. Supongo que no tengo demasiada opción. -Vamos, Max. Busquemos un sitio para tomarnos esto- le digo a mi compañera. -Y si veo que no hay ninguna trampa en esto ya volveremos a pedirle ayuda a este... largarto...- pienso para mis adentros.

Desde luego la actitud amable del ser medio lagarto medio algo humanoide me coge por sorpresa. Con la única persona aparte de mi compañera con quién he interactuado pretendía hacerme trizas. Y ahora éste nos da alimento, se muestra amable y hasta nos ofrece ayuda. ¿Deberíamos ser ingenuas y fiarnos? ¿O deberíamos de intentar espabilar por nuestra cuenta? El rollo sentimental que tiene con su hija se lo podría haber ahorrado: a mi estómago solo le conmueve el pobre pero único manjar que nos ha ofrecido el extraño ser.

Diana echa un vistazo al cesto y se lo lleva, completamente decidida. ¡Cómo para no estarlo! Seguro que también tiene tanta hambre como yo.

- No sé si deberíamos de perder de vista a Don me gusta la fruta troceada… -le comento mientras le sigo, separándonos un poco para no ser más el foco de atención de cualquier otro ser- ¿Y si nos puede ayudar de verdad? ¿Crees que sabe la manera de cómo…? –no consigo terminar de formular la pregunta. Ya sé a qué nos enfrentamos y me hago una vaga idea de lo que está sucediendo, pero eso no quita que desee marcharme tan rápidamente como llegué.

-¿Tú crees que puede ayudarnos?- pregunto simplemente. Por mi parte, yo dudo realmente que sepa demasiado de como salir de este lugar, aunque nunca se sabe, cosas más raras se han visto. La primera, aparecer en este mundo así sin más. Aun así, hago caso a la chica y no me alejo demasiado, manteniendo al extraño hombre lagarto a la vista. Después me siento en el suelo, cerca del bosque, sin pensar en la impresión que puedo estar dando a los habitantes del pueblo y abro el paquete. Tiendo la fruta a mi compañera mientras cojo también algunos trozos para mí. -Y aunque pudiera- continuo, tratando de no devorar todo el alimento -¿tantas ganas tienes de marcharte de este lugar?- Lo cierto es que yo no tengo tanta prisa... hay muchas cosas aquí que no entiendo y que me resultan llamativas. Y ahora que me ha picado la curiosidad por conocer más de este mundo va a resultar muy difícil saciarla.

Tras sentarme y tomar la fruta, le doy un buen mordisco a ésta; tengo hambre, aunque no sabía que tuviera tanta. Tras el primer bocado, miro a mi compañera de soslayo un tanto extrañada. Qué pregunta más rara.

- Cómo se nota que tú no has tenido demasiados problemas por aquí... -comento sonriendo y negando con la cabeza. Doy otro mordisco y tras masticar, prosigo- Tengo ganas de saber qué está pasando. Si esto es temporal o para siempre. Si es un castigo o si es un premio. ¿No te inquieta el no saber por qué estás aquí? ¿No echas de menos la tranquilidad de estar en tu rutina diaria? ¿Sin sobresaltos? ¿Sin seres extraños que regalan fruta a cualquiera? ¿Sin monstruos que quieren quitarme los ojos y no sé qué más?

Quizás mi pasado me influye demasiado en este punto. El tener lagunas, el no saber cómo han sucedido las cosas... es algo que me desespera y a la vez me aterra. Tenerlo todo bajo control, sí. Esa es la manera de no perderse entre los vagos recuerdos que puedan quedar en la memoria.

Ensancho mi sonrisa y sigo comiendo, mientras echo un vistazo al hombre lagarto. Es el único ser amable que hemos encontrado; no está de más no perderlo de vista.

No le devuelvo la sonrisa a la chica. No es que me desagrade o que un comentario suyo pero haya molestado... es simplemente que no es algo que salga de mí. -Claro que quiero saber por qué estoy aquí. Precisamente por eso prefiero no marcharme tan pronto...- permanezco en silencio unos segundos. Al cabo de un rato, mientras sido devorando la fruta, añado. -... las respuestas tienen que encontrarse en este lugar, no en nuestro mundo.-

Sin decir nada más, miro a mi alrededor, empapándome de la sensación que supone estar en un lugar tan extraño, al lado de un bosque, sin los ruidos típicos de la civilización machacándote los oídos. Es agradable, siempre y cuando sea temporal. Nada de coches, nada de grandes edificios que taponen la vista al cielo. Desearía poder cerrar los ojos y tumbarme en la hierba, sin preocuparme de nada más. Pero es evidente que no puedo hacer eso ahora. Hay cosas más importarse de las que ocuparse.

Una vez que Max ha acabado de comer, vuelvo a dirigirme a ella -Supongo que deberíamos enterarnos de alguna cosa acerca de este lugar. ¿Le preguntamos al lagarto ese?- a fin de cuentas, "había pasado la prueba". En principio no había ninguna trampa en el tema de la fruta... aunque sigo sin fiarme.