Partida Rol por web

Las calles estaban vacías, al igual que ayer. Toda la vida, la esencia de la ciudad había desaparecido por arte de magia, dejando solo muerte y decadencia. Niños vagándoos entre cadáveres apilados a docenas, perdidos pues sus madres yacen muertas.

Que podría justificar tal matanza de inocentes. ¿Injurias a la corona? Pero bien que es la sangre del pueblo la que fluye. Los ojos de la gente están vacíos, cruzando ya la laguna.
Contáis de mil en mil los horrores de este mundo, tan ajeno a vosotros.

Más no queréis pensar, solo centraros en lo que habéis venido a hacer. Siete cartas han obtenido respuesta de vuestra mano, En la puerta sud os encontráis todos y en silencio cruzáis la ciudad hasta llegar a lugar indicado, calle domus.

Delante de número veintidós brilla el cartel de la posada. Abrís la puerta, y aparte de un viejo posadero y dos o tres clientes, solo, el silencio.

Pasáis el mostrador y las mesas cercanas para dirigiros a una figura el fondo de la sala, sentado en la mesa más apartada. Viste de negro, armado con espada y aun con la capucha puesta.

- Llegáis tarde – dice el hombre de negro – Pero más vale tarde que nunca -

La mujer asiente sin responder, está incómoda en un lugar cerrado, esto se nota a la legua. De rasgos suaves, a pesar de eso muestra una expresión dura, casi huraña.

Se dirige hacia un rincón de la mesa, y se recuesta en la pared. No toma asiento.

Simplemente espera a que los demás avancen también, y mientras lo hacen, se queda observando el lugar. Gentes, detalles, puertas, objetos...

Uhjuh... "Afortunado" Jack toma una silla y la pone cercana a la pared, una vez se sienta se balancea hasta apoyarla en ella y quedarse posado en dos patas...

Si.. disculpe.. pero....usted sabe que uno tiene.. ciertas obligaciones...yo creo que usted... mira a los demas esperando alguna respuesta, observandoles

Si cierto, pero ya estamos aqui y que mejor modo de celebrarlo que tomar algo caliente con un buen vino hago un gesto al posadero y me siendo donde buenamente pueda.

-Quizá si no tuvieramos que andar sorteando cadáveres, habriamos llegado antes...- Dice Tomi casi en un reproche sin meditar sus palabras... algo común en él.

si claro...era horrible.. la sangre caia a borbotones...si uno podia nadar en ella... mira al otro Hobbit..si usted lo viera..., le prometo que no nos creeria

El resto de vuestro grupo se sienta en una de las sillas en silencio. El hombre de negro os mira uno por uno y finalmente dice:

- Todos estáis aquí por lo mismo – observa detenidamente al tabernero – No es el mejor lugar, claro esta, pero entre tanta muerte es lo mejor que he podido encontrar. Me podéis llamar Argenteus, y soy quien os trasmitirá cada orden de Regente. Ya sabéis la recompensa y lo que tenéis que hacer, supongo... -

-No estaría de más un pequeño recordatório, miseñor.- Comenta el hobbit con una sonrisa.
Tomi toma asiento entre los demás. Observa a la mujer que se apoyaba en la pared, cerca de la mesa, aquella mirada le producía escalofríos.
-Además, si me permite decir, me gusta como suena el nombre de las recompensas.- Dice Tomi marcando una expresión pícara mientras se recostaba en la silla.

Argenteus os mira, con un toque de arrogancia – Y a quien no – dice – Aun así creo que la finalidad esta bien especificada en vuestras cartas. – Toma una pequeña jarra y da un trago – Hmm... En todo caso tendríamos que aclarar el asunto de Crom… -

Un incomodo silencio invadió la sala y parecía que el propio Argenteus se arrepentía de sus palabras.

El silencio que se alza tras las palabras del hombre queda en suspenso sólo unos incómodos segundos.

La mujer, separándose de la pared y apoyando las manos sobre la mesa, mirando a Argenteus como aquilatando sus intenciones, le espeta, sin protocolo:

-Háblanos de Crom...

El hombre lanza una mirada rapaz a Alina, y después de inspeccionar la barra y las otras mesas, continua su explicación:

- Crom es el líder del contingente anti-imperialista. Controla hasta la ultima guerrilla de la ciudad y se a apoderado totalmente de la ciudad, como sabréis tiene al regente arrinconado en su casa… - hace una breve pausa para mirar de reojo la puerta – bien… hmmm... a cortado todo suministro de la ciudad, la mayoría de la gente muere de hambruna y no de las matanza que provoca. Los agentes imperiales no se atreven a cruzar las puertas, ye les habéis visto, no cruzan el portón –

Vuelve a dar un trago de su jarra y lanza un suspiro. Después alza la cabeza y prosigue:

- Los Dar-Happanos y los Carminianos se ven azotados por este cruel tirano, vuestro objetivo es encontrar el foco de… -

Un par de hombres armados hasta los dientes entran en el local, se acercan al tabernero y este les guía hasta la mesa próxima a la vuestra…

Buen vino en la taberna, si señor!!! Jack simula mantener una sórdida conversación...

mientras habla argentus Franco dice esta gente malvada, que le gusta abusar de los mas humildes....besti... se silencia al escuchar que el otro interlocutor hace lo mismo y mira a los hombres a su lado

Los dos hombres se acomodan en su mesa servidos de jarras y víveres, parecen ajenos a la conversación pero os da muy mala espina. Parece ser que a la llegada de estos individuos Argenteus se ha centrado en su bebida y no dice nada más, mirando de reojo la mesa adyacente.

Alina cambia de sitio, dando una media vuerlta a la mesa en la que está. Con la aparente intención de acercarse al tabernero, al que pide una cerveza, se sitúa de modo que escuche sin problemas lo que se diga en la mesa de al lado, y además pueda ver lo que hagan sus ocupantes.

Alina se situa en la silla mas proxima de Argenteus y pone atencion a ver que escucha. Mas tarde el Tabernero reapareze con una jarra y la deja delante Alina.

- ¿humm..... son esos ? - dice el más proximo -
- Puede - contesta el más grande de los dos -
- humm.... -

[ Despues se centran en sus jarras y parece que vuelvan hablar pero esta vez más bajo y de forma algo distorsionada ]

Mientras sus cortas piernas colgaban de la silla donde estaba sentado, Tomi escudriña de reojo los movimientos de la mujer y de los demás compañeros sin dejar de prestar atención a las palabras de Argenteus.
-Como comprenderá, miseñor, los problemas que amargan esta ciudad quedan algo fuera de mi interés altruista...- Sonrie mientras se enciende una pipa.