Cuatro Pilares Básicos Para Trepadores Sociales
(O también: normas de conducta básicas para el sano bienestar en una partida de rol)
Si estás leyendo este panfleto, significa que aún hay esperanzas para ti, querido lector. Naturalmente, Lady WhistleRod no se reparte a personas de poca consecuencia o perspectivas en la sociedad. Mis felicitaciones. Sin embargo, para asegurar tu ascenso y permanencia en los más exclusivos salones de alto vuelo, podría ser aconsejable abandonar con firmeza tus sueños personales de grandeza y las circunstancias en las que esperas encontrarte al alcanzarlos. En vez de eso, actúa como si ya lo hubieras logrado. Es posible que esto te obligue a adoptar diversas poses forzadas e incluso te exponga al ridículo, especialmente cuando te conduces por la vida como si descendieras de una gran escalera de caracol. No importa: es vital ser indiferente ante quienes se ríen, te señalan, y sonríen con suficiencia. Recuérdalo: no es personal. Incluso en los rincones más desolados de este umbrío reino, esto no es más que un juego, y el que se enoja, pierde. [Buen rollismo]
Si deseas que tu ascenso social sea más grácil y elegante, impón un límite a la velocidad de dicho ascenso. De esta manera evitarás quedarte siempre rodeado por un grupo de completos desconocidos (o, peor aún, sólo1), como a menudo sucede cuando cogemos carrerilla y pasamos a toda marcha por delante de todo el mundo. Lee cada escena con calma, e interactúa con naturalidad con tus pares, de tal manera que tu conducta pueda ser recomendada en el futuro por el ojo perspicaz de los otros trepadores dedicados. [Reparte juego]
Excepto cuando te encuentres espiando a tu marido (o a tu amante), quedarte en silencio y no participar de un evento suele conducir a una perdida de reputación. Un tercio de la batalla está ganada si llegas a tiempo a la cena. Constantemente llegar tarde, o, peor aún, no dar señales de una eventual ausencia, puede conducir a quedar fuera de los más perfectos salones de baile de la época. [Puntualidad/Constancia]
Se recomienda sonreír tan frecuentemente como te sea posible, siempre y cuando evites pasar por un demente o un sádico. Si alguien te abordara para decirte que no le gusta tu sonrisa: espera (pero no demasiado). Espera hasta que ambos estén solos de caza o, en el caso de las damas, en una sesión conjunta de bordado, cuando puedas apoyar tus muy meditadas ráfagas de réplicas sagaces relacionadas al anterior insulto mediante objetos contundentes y potencialmente fatales propios de tu afición. [Proactividad]
Tentacularmente,
Lady WhistleRod.
1 O en compañía de los seguramente muy dudosos y desagradables NPCs del director.
Una Profecía de Final de Temporada
Buxton, 23 de Septiembre de 1819
Se suele afirmar, queridos lectores, que entre todas las formas de errar, la profecía es la más gratuita. ¿Y qué sería de mis palabras si comenzara a desdeñar la opinión popular? Aun así, esta autora pecaría de negligencia si no admitiera que tiene un presentimiento extraño sobre el final de la presente temporada. Quizás sea el atenuado aire otoñal, con esa singular cualidad evasiva que ya no trae consigo el aroma fresco de las hojas caídas: nuestra hermosa ciudad siempre se ve tan triste en otoño. Así, pensando en todos los codiciados caballeros y damas solteras de nuestro balneario, una podría estar tentada a ese tipo fútil y ocioso de deseo —¡si tan solo las cosas hubiesen sido un poquito diferentes entonces, de tal manera que no fueran tan distintas más tarde —si tan solo aquel prometedor caballero hubiera sujetado con mayor firmeza las riendas de sus salvajes impulsos —si tan solo aquellas dos hermosas e ingenuas criaturas, en el frescor de su juventud, se hubieran prometido entonces, y nunca se hubieran desviado del sendero de la felicidad —si tan solo aquella joven madre hubiera recibido la atención médica necesaria antes de legar al mundo el único rastro de su existencia —si tan solo la timidez y la sumisión de aquellos padres hubiera permitido impartir algo de sentido común en la hermosa cabecita de su hija!
Pero, ¿cómo podíamos saberlo? El futuro no es más que una larga e indeterminada incógnita; como un témpano de hielo flotando sobre el mar, desconocemos los gérmenes que moran y prosperan bajo la oscuridad submarina; pero el futuro también es como una frágil cosecha fuera de temporada, donde diminutos y delicados brotes verdes y aún más frágiles hojas procuran, tímidamente, florecer, a la merced de la lluvia y el viento y los caprichosos elementos de nuestras propias pasiones. Sería muy sencillo agotar la vida de una flor mediante dudosas acciones preventivas, y, después de todo ¿por qué no confiar en que nadie como ella conoce mejor la forma de alcanzar la prosperidad, de manejar su propio destino? ¿Por qué hemos siempre de explicar la razón por la cual las cosas no salen como algunas personas lo anticipan? En todo caso, las disculpas quedan de su parte, por ser los culpables de nutrir una forma errónea de pensamiento.
Por una vez esta autora no caerá en tal error, queridos lectores. Y aunque confío plenamente en esta nueva camada de pajaritos, no los dejaré solos en la presencia de esa pertinaz antagonista, la vida misma, sino que les acompañaré hasta el final del camino, pues solo así será posible desentrañar los misterios más profundos del final de temporada que se avecina.
Vamos a ello.
Tentacularmente,
Lady WhistleRod