Partida Rol por web

Aquel gnomo se demoraba más de lo previsto, llevabas allí ya un par de horas hasta que cayó la noche, y otro par más pasó cuando aburrida de la espera te sobresaltó una forma que se movía a gran velocidad entre los árboles y avanzaba a través de ellos alejándose del pueblo. No sólo parecía que lo hubieras visto tu, pues Rouko reaccionó casi al unísono.

Para tu sorpresa la patrulla del camino fue tras él, te resultó extraño pues apenas lo habías conseguido ver tú como para que unos humanos con su limitada vista fueran capaces de divisar aquello, excepto…. Excepto que supieran lo que tenían que vigilar o se esperaran aquel tipo de cosas. ¿Quizá fuera “eso” a lo que se refería el jefe de la guardia y por eso reusara a ayudarte?

Ya con la decisión tomada por parte de aquel menudo y la vez particular gnomo, era el momento de realizar los preparativos.

- Si me disculpan, tengo que asuntos que atender antes de partir, en especial para el viaje.

Dicho y hecho, salgo raudo de aquella posada para dirigirme al templo de mi divinidad, para rezar por un viaje exento de peligros y una pequeña donación para la causa.

- Aqui tiene. Me harían falta unos pergaminos para un viaje.- dije dándole una pequeña bolsa de oro al sacerdote del templo, era bien sabido que los seguidores de aquella divinidad eran generosos y compartían lo que tenían con los más necesitados. Esperaba que una pequeña ayuda por mi parte les resultara de utilidad.

Mientras meditaba me vino a mi mente recuerdos, dolorosos recuerdos de cuando era aventurero, ¿quién me iba a decir que volvería de nuevo a las aventuras? La vida estaba llena de sorpresas, y el destino era caprichoso con sus entresijos

Una vez terminada aquella pequeña obra, tenía que adquirir una montura para que aligerar el trayecto. Así que mi siguiente parada sería las cuadras.

- Buenas noches, necesitaría una montura, un caballo ligero me bastaría, y también necesitaría el equipo básico, como la silla de montar, alforjas, algo de comida para el animal.

No quería hacerme esperar mucho, así que me di algo de prisa para realizar todo lo que tenía pendiente. Debía estar completamente seguro y preparado para lo que se nos pueda avecinar.

Y mis esperanzas son esa hoja piensa al ver como una hoja aún en la rama de un árbol se va volando al soplar el viento, en su recorrido una sombra le advierte. Duda inconscientemente de sus instintos y al ver a Rouko igual de atento es imposible errar. Hecho mano de su arco, cuando por sorpresa la patrulla del camino también habían divisado tal acontecimiento Como puede ser? piensa extrañada. Se consideraba muy atenta y con una gran dotes para la percepción. Casi no le había dado tiempo a ver aquella sombra difusa, sin embargo ellos la habían visto y se habían dirigido al pueblo. Quizás los humanos estaba mucho mejor preparada de lo que ella pudo nunca imaginar. Echó una último vistazo a Rouko y le dio una orden con la mano para que lo siguiese. Poniendo rumbo al encuentro de la criatura. Los humanos parecían ir delante al encuentro de la sombra.

Grasp en ver el panorama abrió los ojos de par en par, poco le faltó para soltar un grito, pero, pudo contenerse y en lugar de eso, llevó la mano a su mochila para sacar el primer arma que encontrara. Fué una maza. Habló casi en un susurro, consciente que el guardia podía andar cerca.

- ¡Quieto! No mover, o... - Golpeó el aire con la maza amenazadoramente.

- ¿Entender a Grasp? ¿Que ser? ¿Que hacer en camino?

El trasgo estaba visiblemente ebrio, pero, aún así esgrimía una maza y aunque no estubiera en plenas facultades, no estaba atado de manos.

 La tensión fue máxima para Nakai mientras la puerta se abría, a partir de ahí todo se iba a suceder muy rápido, todo las desgracias y dificultades que había supera serían inservibles si sus captores decidían acabar con él. Sin embargo cuando se abrió la puerta se llevó una increíble sorpresa ya que no se esperaba nada parecido. Ante él se encontraba un bicho verde enarbolando una maza que probablemente le resultase más peligrosa al ebrio portador que al amenazado. La situación le pareció, por lo menos, irónica.

 Tras un pequeño vistazo a la criatura intento hacerse con las riendas de la situación, consciente del estado de su acompañante.

 - ¡Rápido amigo!- dice en actitud dramática - entra y cierra la puerta si no quieres que nos atrapen. Desátame si no quieres que acaben con nuestra vida, ¿es que no sabes lo que está pasando? Las huestes enemigas están a punto de asediarnos, libérame y te llevaré a un sitio seguro.¡Vamos! ¿Es que no me estás escuchando? ¡Las vidas de toda la gente del poblado está en tus manos!

Los humanos en vez de adentrarse en el pueblo salen de este dirigiéndose hacia la linde del pueblo y el bosque. Los dos guardias que conforman la patrulla llevan paso ligero y van con una de las manos sobre la empuñadura de su arma. A pocos pasos de allí divisas aquella cosa, se encontraba ya enzarzada en combate con otros dos guardias y el soldado jefe que ya te es conocido.

Cuando evalúas la situación completamente te das cuenta que uno de los soldados (1) yace en el suelo muerto, el monstruo con su cuerpo anillado y sus múltiples patas, pasa por encima suyo sin inmutarse. El segundo soldado (2) contra el que ahora arremete parece paralizado, quizá presa del pánico o quizá es que no ve la oportunidad de atacar, el monstruo arremete contra él y con un mordisco hace que caiga desplomado desangrándose. El jefe de la guardia se encuentra ahora sólo frente a la aberración su única oportunidad reside en golpearle con su maza.

Le asesta un buen golpe que hace que la criatura incluso se tambalee, pero no es suficiente para tumbarla.

La patrulla (3 y 4) que salió antes que tú al encuentro acude rápidamente a ayudarle pero por el momento se encuentran lejos de su alcance.

Este es el bicho que ves: 

Así está la situación en plano:

Al ver la criatura Hwestadîn se acuerda de leyendas e historias de aquellas terribles criaturas. Historias que consideraba ya extintas y ficticias. Sin pensarlo dos veces lanza dos flechas a su enemigo, le cuesta reaccionar pensando en que clase de monstruo es. Porque aunque le sea familiar duda y eso le hace reflexionar. La primera flecha pasa lejos del enemigo, la segunda impacta donde ella quería. Hace un gesto a Rouko para que no se mueva, el combate acaba de empezar y aún es demasiado pronto para él. Quiere estar segura que clase de criatura anda por aquí...

Grasp ladeó la cabeza ligeramente, y se quedó mirando al lagarto, medio agazapado, concentrado en sus movimientos, o el intento de hacerlos. Se acercó un paso lentamente, hizo un leve gesto con la maza, como recordatorio para ambos, era el trasgo quien estaba armado.

Tras una breve pelea interna retrocedió hacia la puerta alejandose del extraño ser que había, la abrió sacó la cabeza afuera y gritó.

- ¡¡Ah!! !!Llamara picudo y a gnomo!! ¡¡Correr!! ¡¡Gran peligro!!

Volvió a girarse y miró al escamoso.

-No morder - Alzó la maza y metió la mano en una bolsa. al sacarla sostenía una llave. Se acercó unos pasosmas y le arrojó la llave al lado de la pata a la que estaba amarrado antes de volver a retroceder rápidamente.

Sobre vuestras cabezas se escuchan fuertes pasos como si alguien cabalgara en el piso de arriba. A los pocos segundos uno de los guardias alarmado llega hasta vosotros. - Señor, dice dirigiendose a Isilöme, parece que el trasgo tiene problemas requiere la presencia "del picudo y del gnomo". Dice con cierto tono irritante...

 Rápidamente se acerca las llaves y se libera. Mira por un momento al bichejo maldiciendo entre dientes que haya alertado a sus compañeros, ahora debe actuar rápido. Se toma un pequeño instante para debatir si ataca a ese pequeño ser, pese a estar armado no parece que tenga muchas probabilidades en un combate cuerpo a cuerpo contra él, se ha enfrentado a cosas mucho más grandes y peligrosas que una ebria bola verde. Sin embargo decide darle una oportunidad y antes de hacer nada abre el cofre, con la esperanza de que estén ahí sus cosas y estuviera atado por lo tanto como medida de seguridad. 

Al ver las intenciones del escamoso ser, Grasp dejó caer la maza y se llevó las manos al rosario que le colgaba del cuello, empezó a frotarl las cuentas produciendo un ruido parecido al de una carraca de madera, y alzó un salmo en su lengua materna. Tras la breve oración extendió las manos y gritó, una sola palabra, clara y concisa.

- ¡Quieto!

Un simple gesto cargado de una fuerza que trató de abrirse paso y enraizar en la mente de su receptor, como si tratara de forzar una cerradura atascada.

Disimulando su preocupación por el reporte leído con una sonrisa respondió: "Vaya parece que voy a tener que ir a ese bosque y terminar el reporte por mi mismo." Reflexionó un instante y se dirigió de nuevo al jefe de la estación: "Creo que necesitaré más cosas: un par de kits de sanación, un par de antitoxinas, cuerda, raciones de alimentos para 5 días (para mi y el caballo) y un par de antorchas, y se que es abusar de tu hospitalidad pero necesito un cofre y un candando sorprendente, y que lo conserves aquí hasta mi regreso" llamó su atención un arma en la pared, "¿Es esa una Songblade?" preguntó aproximándose a ella "Esto podría serme de gran ayuda, ¿está a la venta?" Tras finalizar la compra se cambio de ropas, vistió la armadura, empacó en el cofre sus ropas de artista y prácticamente todo su oro exceptuando 200 piezas que ocultó en un compartimento en la bolsa. Cargó el caballo con los productos adquiridos, y se dirigió hacia la entrada del pueblo a encontrarse con aquella mujer de los bosques y sus compañeros de aventura. 

El elfo inmediatamente se dirige corriendo hacia donde estaba Grasp. Por los pasos que había escuchado sabía que algo grave debía estar pasando -¡Gracias!- Exclama rápidamente mientras sube las escaleras. Hacía tanto que no usaba su equipo que el tintineo metálico de lo que llevaba en la bolsa le parecía demasiado inusual. Al llegar donde estaría el trasgo simplemente abre la puerta y se planta en el umbral -¿Qué pasa?-

A juzgar por la expresión del guardia, estaba claro que no todo el mundo era tan paciente como él mismo a la hora de lidiar con los malos humores del trasgo.

-Pues para allá que iremos nosotros, compañero -sentenció en tono ligero mientras le daba una suave palmada en el brazo al guardia. Le gustaba que, aún a pesar de la presencia de aquel irritante Zanc, él fuese “el” gnomo. Quizás Grasp era más perceptivo de lo que aparentaba.

Todavía acostumbrándose a la limitación de movimientos que le producía su armadura, caminó a paso ligero tras el tabernero. Aparte de saber que ni su tamaño ni su carga le permitirían seguir el ritmo de aquel elfo, confiaba en que el problema de Grasp no fuese más que una deriva alcohólica mal encajada. Aunque, de todos modos, el escándalo escuchado parecía demasiado grande para que lo hubiese producido algo tan pequeño. Al abrirse la puerta, todavía unos cuantos metros, además de la silueta de Isilöme, se interponían ante sus ojos y el espectáculo que pudiese estar desarrollándose allí dentro.

No habíamos ni salido por la puerta de la taberna cuando ya teníamos algún obstáculo que nos impedia empezar la partida. No me sorprendí mucho al enterarme que uno de aquel improvisado y dispar grupo había bebido en exceso, de hecho, ya estaba algo tocado cuando anteriormente participó en la conversación.

Algunos han decidido prestar ayuda por lo que pueda pasar, no sé si debería interferíar, y ya me parecían demasiados como para encima entrometerme yo también. Pero finalmente, accedo a intervenir pese a que nadie me lo haya pedido.

- Iré yo también, quizás pueda ser de ayuda - Comenté mientras mis pasos iban detrás del portavoz. 

No es que no me importunara aquellos asuntos, pero cuanto antes lo solucionábamos antes podríamos empezar la gran tarea que teníamos pendiente, y como di mi palabra, estaría más que dispuesto a cumplir.