Partida Rol por web

Con una señal de cabeza Yngrar avisa a Ivar y comienza a seguir a aquel hombre hacia los muelles. Quizas esta sea su mejor pista para su actual misión.

No tardaron en ponerse a seguirle más Ivar era más tosco que su compañero, el feral. Mientras que éste se movía como un gatosombra alternando la luz y la oscuridad de manera natural el campesino era todo rudeza como acabó por delatarle un pisotón desafortunado revelando su paradero.

-Señor, ¿unas palabras?- Habló rápidamente buscando disimular el estropicio que acababa de armar. Desconocía si habían pillado a su compañero.

El hombre se gira sorprendido llevándose la mano a un cuchillo que tenía guardado en el seno, bajo su camisa de color rojo desteñido. Respira exaltado, pero cuando ve que la actitud de Yngrar, aunque torpe, no es mala se relaja y le mira algo más relajado, pero no menos suspicaz.

-¿Qué queréis de un simple pescador?- dijo con un tono tranquilo, pero manteniendo la distancia entre los dos- Y, bueno, ¿Quiénes sois?

-Mi nombre es Ivar Albertson... -Contestó acercándose y terminando por salvar la distancia. -No pude evitar ver eso que llevas, sí eso grabado. Me gustaría llevar otro igual a mi tierra. Mañana al alba partiré y querría hacerme con uno. -Mascuyó torpemente, no era amigo de las palabras más parecía ser la opción menos mala en aquel momento.

El hombre se rasca la cabeza como si le costara asimilar lo que le ha dicho el granjero. De repente se le iluminan los ojos y empieza a reír.

-JAJJAJAJAJA- ríe sonoramente llamando la atención de algunos que pasan cerca- Mi nombre es Gotrek Alfsson. Esto no son baratijas que se pueden adquirir a un mercachifle cualquiera- como si se diera cuenta de lo que estaba diciendo de repente, baja la voz un poco y se acerca a Ivar y Yngrar- Esto son fichas de apuesta, deduzco que sois nuevos por aquí, pero me habéis caído bien.- saca una de las fichas, en la cual se puede ver que es de madera, por un lado muestra una cantidad en numeral y en la otra una runa- Mirad, esta runa es la inicial del luchador por el que se apuesta, y este número es la cantidad de onzas de plata que he apostado por él. Mañana es el combate en un sitio que solo os puede decir los que reparten las fichas, aún estáis a tiempo de hacer vuestra apuesta. Luego se ve el combate, y si gana vuestro candidato vais al mismo fulano que os hizo la apuesta y le pedís vuestra parte. Si perdéis... por lo menos hay hidromiel y mujeres con las que ahogar las penas....

-Vaya, peleas, por fin algo interesante- pensó Yngrar tras escuchar a aquel hombre. Parecía que por fin comenzaban a animarse las cosas. Tras esto Yngrar miró a Ivar y le hizo un gesto con la cabeza señalando en dirección a la taberna.

- Puede que aun lleguemos a tiempo

-Interesantes son vuestras palabras Gotrek, hijo de Alf. Doy gracias al sabio de un sólo ojo por haberme permitido ver esas runas y haberme cruzado en vuestro camino. Gracias y que guíe a tu luchador por vuestra fortuna. -Agradeció tendiéndole el brazo.

Al menos había logrado salir airoso más aquello de las apuestas a primera vista poco parecía tener que ver con lo que les encargó el Jarl... Más al menos era un hilo interesante del que tirar. Eso lo corroboró su compañero en cuanto quedaron a solas.

-Tienes toda la razón, habrá que ir a ello.- Masculló, -cualquier nombre será un buen nombre si ello nos permite estar en las arenas.

Los dos de Rohald desandaron sus pasos volviendo a la Casa de Hospitalidad de donde salieron con anterioridad. El ambiente no ha cambiado ni un ápice, si acaso con la caída del sol ha llegado aún más gente abarrotándolo un poco más si cabe. No les cuesta nada localizar al mismo hombre con el que Gotrek hizo su apuesta. Ahora está algo más relajado, no recibe tantas visitas, y disfruta de su cuerno de hidromiél tranquilamente.

-Señores- Saludó dando un golpe sobre la mesa, al levantar la mano desveló una moneda. -Al que tenga la bolsa más alta- Agregó susurrando con una sonrisa para resultar lo menos amenazador.

El rubiales levanta la cabeza y suelta una risotada muy sonora

-¡JA! Ese es el espíritu. ¿Quiénes sois? Nunca os he visto por aquí- dice el hombre examinando a los dos recién llegados.- No me malinterpretéis, pero me gusta saber con quien voy a hacer "negocios". Ya sabéis que en estos tiempos que corren... toda precaución es poca.

Al rededor de los dos de Rohald, la algarabía sigue y nada parece cambiar nunca en ese antro.

-Mi nombre es Yngrar y el es Ivar. Somos viajeros y andamos buscando algo de diversión por este lugar. Hemos oido que aqui se puede encontrar de la buena y hemos decidido probar.

Como siempre, Yngrar habla concisamente pues no es hombre de palabras y además la prisa le apremia para poder volver de nuevo con sus señor rescatando a Helmi por el camino y matando al maldito monstruo. Aunque en este caso la pelea tambien le resulta de su agrado.

El hombre mira a los dos hombres y afloja un poco el tono relajándose y viendo que llevan algunos brazaletes de plata en el brazo.

-Esta bien, mirád- dice sacando una ficha de madera circular como la que tenía el noruego- Hay dos combatientes para esta noche. Un Sueco llamado Agnar, que dicen que es el favorito, y uno de aquí, Lok. Podéis apostar por quién queráis y lo que queráis. Si gana vuestro hombre os lleváis una buena cantidad de plata- les mira para asegurarse de que lo han entendido y cuando le dicen el combatiente y le dan la plata graba la inicial del primero y la cantidad de lo segundo en cada una de las caras de la ficha de roble- Vale, el combate va a ser en una hora en una casa de hospitalidad en la parte media de la ciudad, la reconoceréis por que tiene un símbolo grabado en una de sus jambas. El símbolo es una cabeza de tejón, estará acuchillado en la madera. LLamad, no os dirán nada, solo entreabrirán la puerta y tendréis que decir "Hggen nos envía" y entonces podréis disfrutar del espectáculo. 

Una vez salen de la casa de hospitalidad ponen rumbo a la dirección que les ha dado Hggen, si es que ese es su nombre. La noche ha caído, pero se ve con cierta claridad gracias a la luna en cuarto menguante que ilumina todo en la ausencia de nubes. Dan un pequeño paseo buscando la casa con las características que les han dicho. Ivar ve caer un rayo que señala una casa, Yngrar siempre dirá que es solo la imaginación del campesino, no puede haber rayos con una noche tan despejada y sin siquiera hubiese un trueno después. Pero al acercarse al lugar que dice el campesino a Yngrar no le cuesta nada ver el tejón tallado toscamente en una de las jambas de la casa. Ahora los héroes tienen que decidir como entrar en la guarida de la bestia...

-Vamos dentro, ¿no? -Interpeló a su compañero. -No tenemos suficiente para dar el aviso. ¡Por la polla de Odín!, no sé ni qué estamos buscando. -Reconoció sin dejar de mirar en derredor.

-Quizas el jefe de la guardia venga a gastar sus ingresos extra a este lugar. Es probable que se encuentre dentro y quizas puede que se le suelte la lengua. Si no, veremos un buen combate jajajajaja.- Yngrar dice esto ultimo mientras le propina un golpe en el hombro a Ivar. 

Tras esto Yngrar se dirige hacia la puerta y llama con fuerza.

-Viven los dioses que esa es una razón muy buena para entrar. -Contestó con una sonrisa devolviéndole la palmada-¡Vamos y que los hados nos sean propicios!

El gigantón llama a la puerta y entornándose ligeramente una voz sale de detrás de ella...

-¿Quién es?- dice alguien con un tono que deja entrever que tiene pocos amigos

El campesino da la contraseña pactada y la puerta se are del todo dejando ver a un hombre de la altura de Otrygg, con un grasiento pelo color azabache recogido en un moño bajo y una barba descuidada. Sin mediar palabra les hace un gesto para que le sigan llevándoles por la sala. En un primer momento los dos piensan que les han timado, lo que ven es una gran casa común llena de trastos viejos; cajas, madera sin trabajar, barriles, trozos de muebles... es como si todo lo que estuviera hecho de madera estuviese por ahí tirado esperando a que alguien tirase una cerilla y lo viese arder. Mas el secreto que guarda ese local no se deja esperar demasiado. El matón les lleva hasta un pesado barril lleno de algo cuyo olor hacia pensarse dos veces el acercarse tan siquiera a él. Con esfuerzo le mueve dejando al descubierto una trampilla de madera la cual abre dejando salir de ella un barullo enorme e indicando que podían bajar. Los dos de Rohald bajan las carcomidas y crujientes escaleras...

De repente están en otro mundo. El desordenado y atestado almacén deja paso a una sala subterránea enorme. En un primer vistazo e evidente que eso era una antigua cueva natural, pero gran parte de la sala tiene un aspecto demasiado geométrico como para no ser obra del hombre. La sala está iluminada con pequeños candiles cargados con grasa de animal, colocados por todas partes. En el fondo es un alivio que este sótano sea en gran parte roca desnuda. En esta gran sala habrá unos 60 hombres, sin contar las esclavas y prostitutas, a veces ambas cosas son lo mismo, atestando el sitio. En un rincón esas mujeres sirven bebida de diversos barriles a los hombres que se acercan a pedirlo. En el centro de la sala hay un cuadrilátero hecho con maderos, en el cual aún no hay nadie... El ambiente está muy animado y mucha gente ya va medio bebida, si no está en el suelo roncando...

-Vayamos a por bebida, mientras estate atento a lo que veas y oigas a tu alrededor, necesitamos información.

Con estas palabras, Yngrar comienza a avanzar por el local, observando y escuchando las conversaciones a su alrededor. Pasando de las esclavas y de las prostitutas hacia el fondo del local para abarcar el mayor trecho posible.

-¡Vamos! - Contestó afirmativamente el granjero efusivamente. -¡Ya ha pasado todo un día desde la última vez que probé el néctar de los dioses y tengo el gaznate más seco que el coño de una vieja!

Ivar empezó a seguir a su compañero hasta que vio sus intenciones, entonces empezó a retrasarse e interesarse por lo que acontecía en la arena.

-¿Quiénes están ahora?- Preguntó a uno de los observadores con la intención de romper el hielo, sería una buena forma de empezar.

Los dos hombres de Rohald caminan hacia donde las esclavas sirven las bebidas. Sin tener que decir nada, las muchachas les llenan sus cuernos con hidromiel. Un hidromiel excepcionalmente bueno, tan bueno que por un momento piensan que han cometido un error al beberlo, pagarlo va a ser imposible. Mas la muchacha no les reclama ni una sola onza de plata, es más, si alguno de los dos pregunta el precio la muchacha de ojos tristes les responde parcamente...

-La bebida corre a cuenta de nuestro gran anfitrión...

La congregación empieza a mirar al ring cuando dos hombres suben. Uno, un pelirrojo noruego de físico potente. El otro, un local, un rubio de musculatura fibrada y muchos tatuajes. Llama poderosamente la atención el enorme tatuaje de un Yggdrassil que lleva en la espalda. El lugareño responde a Ivar...

-Agnar y Lok, Un sucio noruego y el ganador de esta noche- dice riendo- Habréis apostado por Lok, ¿no? Nuestro compatriota no tiene rival...

Al terminar sus palabras el combate comienza. La sala estalla en jaleos y gritos de animo. Los dos combatientes empiezan a encajar y dar golpes... En un primer momento, el tal Lok lleva la iniciativa, varios golpes hacia el estomago de su rival ponen al noruego contra las cuerdas. Los dos héroes se fijan en que de entre toda la multitud un hombre destaca. Es un hombre de pelo castaño, recogido en un moño alto, barba roja, seguramente teñida y ojos azules. Ese hombre no jalea como los demás, ni siquiera está en primera fila... Sigue el combate tranquilamente desde atrás, rodeado de unos 4 hombres que parecen sus palmeros... El noruego toma la iniciativa y cuela dos puñetazos un poco torpes dirigidos en su rival poniéndole contra las tablas... Para asombro de todos, el rubio está en apuros.

-Ése será el mío. -Musitó Ivar mirando la ficha de su apuesta. Si el otro era el favorito y ahora parecía estar besando el polvo, aquella corazonada que sintió se antojó como buena. 

Sin embargo su atención estaba para con el otro. Destacaba sobre los demás. Pensó por un momento preguntar por él pero suponía que aquello no iba a hacer gracia al público así que decidió esperar a que aquel combate terminara.

-¡Vamos! -Bramó fuertemente -¡Por Odín reviéntalo!