Partida Rol por web

Salvadores Salvados

Salvadores Salvados - Liberar al Condenado - Escena Cinco.

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11/10/2013, 10:57
Eugenius Novák

Eugenius volvió a la realidad y observó cómo los dos matones marcaban territorio. Parecía un duelo de perros… dos machos alfa ladrando y tratando de ver quién tenía más pelotas… o dos humanos luchando por ver quién la tenía más larga. Demasiado típico, demasiado primitivo… poco útil. No iba con él. Ese tipo de demostraciones nunca iría con él.

No tenía ni pizca de ganas de seguir ahí parado, los nazis acabarían por dar con ellos tarde o temprano. Iba siendo hora de que se reuniera con su familia, y conocer a Silk Shade en persona. Probablemente juntarse con esos Anarquistas no era lo más inteligente que había hecho el genio en toda su vida, pero dadas las circunstancias no le había quedado otro remedio.

Los ojos de Nóvak se posaron de nuevo por un instante en Gretchen. Alice ahora, aunque las dos fuesen lo mismo, una paradoja interesante. Se mantuvo junto a ella en todo momento, con ganas de conversar, algo extraño y poco habitual en el científico. Pocas personas suscitaban su interés de aquel modo y a pocas las consideraba dignas de conversar con alguien de su intelecto. Desde que llegó a Ámsterdam sólo Fremont había sido tenido en cuenta como un casi igual por el genio. Y aunque Gretchen no era ni de lejos tan inteligente como él, sí que era un ser interesante, y Eugenius tenía muchas preguntas.

Probablemente el resto de los presentes no hubieran escuchado lo mismo que Eugenius, probablemente no le entenderían o le tildarían de loco… pero a los genios siempre se les había tratado así. Nóvak mantuvo la mirada de Alice, y con cierto aire de curiosidad en sus ojos habló como si continuara una conversación:

- Ni el Reich, ni Knochemann ni Eichmann son Dioses. Lo sabes, ¿verdad? Por tanto pueden morir, como cualquier otra persona. Que no lo hayas visto no significa que no pueda pasar. – Era un comentario que bien podía carecer de sentido para todos… salvo quizá para Alice y Nóvak. Eugenius tenía varias teorías al respecto, todas perfectamente explicables y definibles para hacer entender a Alice su postura. Tenía muchas otras discrepancias respecto a la postura de Alice pero prefería tratar los temas uno a uno.

Ignoró deliberadamente las divagaciones de Stille acerca del suicidio de entrar en Avalon. Era obvio que aquel hombre desconocía las capacidades y el intelecto de Eugenius, de lo contrario no pensaría en aquello como un suicidio, sino como algo altamente probable.


Eugenius ignora al resto. Si Alice/Gretchen avanza, avanzará con ella... y mientras sigue hablando con ella.

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11/10/2013, 22:09
Gretchen

La uberzorra se sintió satisfecha de ver a Stille dándolo todo por Gretchen, de sentir cómo el estaba notando que empezaba a jugar con los niños mayores, y que aún así en vez de recular se mantenía en su posición. Dejó que el grupo avanzara hasta el punto seguro sin llegar a él. Alejándose lo suficiente del puente.

Alice se sorprendió de que Novak quisiera hablar con ella. Normalmente... bueno, estaba acostumbrada a hablar con Gretchen y aun par de roces -divertidos roces- con Ambroos.

- No son dioses, pero la diferencia se nota poco -desapareció de su rostro la sonrisa altiva y malévola y se vio sustituida por una punzada de dignidad desesperada, de quien sabe que está al borde del Abismo y de los brazos de Viktor-. He visto lo que va a pasar. Y estoy haciendo todo lo que puedo por que no pase. Pero claro -vuelve la sonrisa y señala con la cabeza a los tres machos alfa enseñándose los dientes- es complicado enseñar a los perros a no mearse en la alfombra, sobre todo cuando llevan tanto tiempo haciéndolo.

Con la autoridad de una voz acostumbrada a ordenar la ejecución de miles, se giró hacia Arjen.

- Ponle una venda en los ojos y llévalo con nosotros. Stille no es cualquiera. Puede sernos útil, Arjen; tiene recursos e información... y tú ya sabes lo importante que puede ser eso para que todos -velada pero poco sutil referencia al hijo de Arjen- salgamos bien parados. Sería terrible que por negarnos a recabar recursos, algo saliera mal -terminó dulcemente. Más claro agua, Arjen. 

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12/10/2013, 06:30
Olga Van Holsen

- Novák parece un estirado, y lo es- se rió Olga de forma sana, como si lo conociese ya demasiado bien, aunque claramente no era así. Se le daba bien la gente-, pero es un rebelde- añadió con cierta satisfacción. Compartía intelecto y profesión con Novák, y eso significaba algo-. Su familia tiene problemas, o los tendrá si Novák no hace no lo que no hará- sonrió. No por la familia, sino por la intolerancia de Novák-. Los nazis quieren que trabaje para ellos, y se niega. No puedes decirle que no a los nazis, da igual quien seas, así que necesita asilo político.

Abrió el monitor, metafóricamente hablando, que se encontraba ante ella y reveló una visual aérea de la Torre de Comunicaciones, aquella desafortunada pirámide carcelaria que casi le cuesta la vida a Ruth.

- Me va a ayudar a controlar eso- dijo señalando la pantalla-. Me lo debe, forma parte del trato, y quiere- palmeó e hizo una señal cómica de chocar los cinco-. Ese cabroncete hasta me ha propuesto asaltar la cuenta bancaria de Viktor Eichmann, un übercapullo- resopló, pero más que hastiada, conquistada, y no por Eugenius precisamente- al que quiere todo el universo, salvo Novák. Si no fuese un puto nazi sanguinario, hasta yo querría casarme con él.

Fue en ese momento cuando, tras apagar la pantalla, encaró a Ruth un tanto más seria, pero sin perder el tono.

- ¿Y tú?- preguntó de forma abierta-. ¿Sólo estás de paso o vas a participar?

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12/10/2013, 14:53
Niki Neill

Quería mantener el control. Contuve el aliento. Apreté un puño. Me temblaban las rodillas. Las luces a mi alrededor se me antojaban extrañas y por un momento todo pareció estar en mute. Todo... menos la voz de Christopher. Mis ojos clavados en esa jeringuilla. Todo se oía con eco, y noté mi corazón latir con fuerza mientras miraba aquella sustancia, como si fuera mi mayor tentación. Entrecerré los ojos y acerqué mi mano sin querer a una de las jeringuillas. Recordaba algo... lo recordaba... Christopher... Mi padre... "Samantha"... Mi supuesto nombre resonaba en mi cabeza una y otra vez.

En mí se desarrolló un instinto contradictorio. El miedo me empujaba a huir, a querer escapar de aquel lugar oscuro y volver cuando estuviera bajo la protección de alguien que cuidara de mí, quizá era lo que Christopher decía... quizá añoraba a un padre. No pude evitar preguntarme si ese hombre al que identificaba como padre estaría muerto. Al mismo tiempo, había un fuerza diferente, algo que nacía de mi estómago y hacía que mi pulso temblara y mis constantes se aceleraran... era algo adictivo, que me hacía sentir que perdía el control... La necesidad de saber más. El ansia indescriptible por descubrir algo más de mí. Ese hombre me conocía... era el mayor triunfo que podía esperar.

Había descubierto mucho. Ahora al menos tenía una idea bastante clara de lo que era el AAK2, y algunas teorías bastantes sólidas sobre mí... Aunque tenía algo más... recuerdos. Pese a todo, no pude evitar pensar en si el hombre con el que "hablaba" tendría también la capacidad de confundirme, quizá pudiera manipular mi mente. Mi interior era un remolino de emociones, planes y por primera vez... recuerdos. "Llévame al AAK2" Recordé... Estaba allí... estaba allí. Tenía que confiar en que reconocería a aquel hombre. ¿Sería el mismo Christopher?

Cogí una jeringuilla, me temblaba el pulso... observé el líquido... ¿Eras tú? ¿Eso que llevo tanto tiempo buscando? La atracción se hizo inminente, pero apreté las mandíbulas con fuerza, y guardé una de esas jeringuillas en un bosillo, esperando que no fuera una tentación demasiado fuerte, o que no me diera aún más problemas más tarde. Entonces pensé en Christopher, y deseé que no pudiera leer mi mente y la encontrarla en blanco. Traté de recordar todo lo que sabía con él... No tenía el control y estaba asustado, o no se escondería... Eso debía jugar a mi favor. Tras un rato de silencio me decidí a hablar... Recordé que era una mujer, y eso debía ser mi mejor arma. Mostré mi mirada perdida.

- Christopher... - Dije disfrutando de la palabra con un hilillo de voz. - Tienes razón. Siempre he sido tuya... He intentado huir y alejarme de esto,pero... No puedo. Hay algo que me llama, que me atrae... - Musité. - Las cosas han cambiado... Necesito verte. Sabes quién soy, y si de verdad quisiera detener tu progreso no estaría aquí hablando contigo... Por favor, no te escondas de mí. He hecho un largo viaje para verte.

Al menos eso debería ser suficiente para que siguiera hablando conmigo, o quizá para que me dijera algo más.

Salí corriendo, buscando frenéticamente a alguien... En parte a Christopher, en parte a alguien más - ¿DÓNDE ESTAS? - Ahí estaban mis respuestas, en algún lugar... En ese sitio estaba el hombre al que YO llevé al AAK2...  Recorrí la zona con prisa, buscando con ansia las respuestas de toda una vida.

- Tiradas (3)
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12/10/2013, 18:37
Más Allá

¡¡¡¡MIENTES!!!!

¡MIENTES! ¡MIENTES! ¡MIENTES!

La desquiciada voz de Christopher resonaba en la cabeza de Niki, hablándole en todas partes y al mismo tiempo en ningún sitio. Era probable que sólo ella fuese capaz en aquel momento de escuchar su voz. La escuchó mientras avanzaba a tientas por el tren, aparentemente vacío, buscando lo que parecía ser algo relevante, lo que fuese. Sin embargo, no encontró nada en aquella habitación. Sólo encontraba jeringuillas en aquella nevera y, salvando aquello, nada más. La siguiente compuerta estaba cerrada por un panel de control, uno controlado mediante huellas dactilares.

- ¡Estoy lejos! ¡Donde no puedes tocarme!- espetó el científico, a sabiendas de que no tenía nada que hacer contra Niki en un combate real-. Pero estoy muy cerca al mismo tiempo, querida, ¡o no podría hablarte a tu cerebro!

Levantó el cuerpo inconsciente del soldado y retiró el guante de la armadura, revelando una mano grisácea y con manchas. Evitando tocarla, colocó la misma sobre el detector de reconocimiento y una luz verde parpadeó desbloqueando la cámara del siguiente vagón. Dejó caer el cuerpo y se adentró en el espacio entre ambos vagones, que no era sino una cámara de descontaminación. De forma automática, un escáner procesó a Niki, revelando nuevamente una señal verde al terminar. Fuese lo que fuese que buscaba el escáner, lo había encontrado en Niki. El sonido del aire filtrándose para limpiar la sala y evitar un intercambio con el exterior, fuera del aislamiento, fue la última barrera.

- ¡Te he dicho que te vayas, Samantha! ¡No me obligues a ello!- parecía furioso, como un padre ante una hija desobediente-. No volveré a pedírtelo por favor, y no te va a gustar, Experimento 42.

Al otro lado se abría lo que parecía ser un pequeño laboratorio portátil. En su interior había tres ordenadores integrados en el mobiliario blanco, con una pantalla táctil y un teclado del mismo modelo. Las imágenes se sucedían en las tres pantallas, revelando en la primera una cadena de ADN, en la segunda aminoácidos sueltos, y en la tercera el genoma al que correspondía y los datos del paciente. No era Niki, sino otro sujeto experimental cualquiera.

Ante ella, no obstante, había un hombre enfundado en una bata blanca. Alto, desgarbado, pero no era Christopher. Carecía de gafas, su cabello era rubio, y sus ojos azules. Se giró y miró a Niki. Fue a gritar algo, probablemente para expulsar al soldado de la sala en la que había entrado sin permiso, pero a mitad de camino se quedó colgado. Literalmente, quedó suspendido, como si su cerebro se hubiese apagado. Sus ojos de color cielo se tornaron morados en cuestión de segundos, y en su rostro serio amaneció una sonrisa sádica mientras henchía el pecho.

- Si rompes el aislamiento biológico de la sala, el tren explota con nosotros dentro- dijo el científico como si acabase de ganar por la mano la partida-. Por suerte para mí, nuestro ario amigo- se refería, naturalmente, al cuerpo que controlaba- es un bien reemplazable. Como tú, aunque sería una lástima perderte, Samantha. He invertido demasiado en ti, y mira cómo me lo pagas.

El científico alzó la mano, y sus uñas, sus falanges distales, comenzaron a alargarse de forma retorcida. Aquello sí era real. Cobraron un cariz afilado, alargado, tornándose algo que lejos de garras o zarpas se asemejaba más a punzones, agujas o pequeñas cuchillas sin dientes. Estaba haciendo mutar al ario desde la distancia.

- ¿Quieres verme?- preguntó ansioso-. Déjame dormirte y te llevaré al laboratorio- el ario, cauto dio un paso afilando más el dedo corazón, engrosando la base-. Será como volver a casa, sólo que no estaremos en Nevada.

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12/10/2013, 19:09
Niki Neill

Peligroso. MUY peligroso... Miré al científico a aquellos ojos morados que me ponían los pelos de punta. JODER, ¿Quién coño era ese tío? Inevitablemente, volví a escuchar esa voz en mi interior que decía que aún no era tarde para dar machar atrás, para huir de un pasado que quizá me atormentara toda mi vida. Pero al mismo tiempo... no podía, había una fuerza dentro de mí que me impulsaba, como si necesitara saber más... y quizá había parte de odio o algún sentimiento muy profundo hacia aquel ser humano, si es que eso era lo que era... Como si la ira fuera quién guiara mis pasos. De algún modo creí que si no me librara de aquel hombre me perseguiría hasta en mis peores pesadillas. Por otro lado...cada palabra que decía me daba más información... Nevada... ¿Era yo americana? ¿Volver a casa? ¿Había un "nuestra" casa, quizá? ¿Quién era ese hombre?

Mi mente analítica, entrenada para este tipo de situaciones, pese a no recordar dicho entrenamiento, comenzó a trazar vías de escape, mientras valoraba los riesgos de cada opción. Sin embargo, no era mi entorno lo que atraía la mayor parte de mi atención, sino Christopher... Tan familiar, y tan extraño al mismo tiempo. Parecía poseer capacidades increíbles, de eso no cabía duda... pero íntimamente relacionadas con las mías, lo que de algún modo me inquietaba. Por otra parte, su personalidad era llamativa... algo en mí me hacía pensar que era un psicópata en el sentido más propio de la palabra, incapaz de mostrar empatía alguna. Por otra parte, sabía que era un cobarde, y su voz me trasmitía miedo. Me temía... ¿A mí? Supongo que después de mis actos de los últimos días... era normal.

Pensé en que estallara el tren, y extrañamente la idea no se me antojo tan horrible. Supongo que un breve aire masoquista fruto de toda esta presión, o quizás un intento desesperado de la Niki que algún día fue. Quizá era lo mejor para todos. Sea lo que sea que fuera esto no era nada bueno... igual que yo. Sin embargo, no era una opción que yo estuviera dispuesta a aceptar tan a la ligera.

- ¿Experimento 42? - Dije mostrando una sonrisa torcida. - Prefiero Sam. Gracias.

Tenía tantas preguntas y tan poco tiempo... Sentí lástima por el científico que tenía delante, augurando de algún modo que pronto sería su final, y preparada para defenderme de él.

- Pongamos las cartas sobre la mesa. Nada de mentiras. Ni de juegos. - Dije quedándome al fin quieta, mientras miraba a los ojos a alguien desconocido, y veía en sus ojos una conciencia diferente. - Tienes razón. Te he mentido. Pero no en todo. No he venido a destruir este sitio. He venido a hablar contigo. Si piensas un poco... estoy convencida de que notarás que eso es verdad. Si quisiera destruir esto habría venido con granadas... y seguramente esta conversación sería diferente.

Miré a mi alrededor.

- Comprendo que prefieras hablar así. Es normal que me tengas miedo... sinceramente, esperaba poder verte cara a cara, pero me conformaré con esto si eso te da más tranquilidad. En realidad, solo necesito saber un par de cosas antes de irme, y confío en que después de todo lo que hemos pasado, quieras responderme... Por los viejos tiempos, sé que en el fondo siempre me apreciaste, igual que yo a ti.

Sentí otra vez mi corazón latir como si quisiera salir de mi pecho, rompiendo mi concentración. ¿A dónde iba a parar? ¿Qué coño estaba buscando? Sentí que las palabras salían solas, y temí perder el control de la conversación en algún momento.

- Como te decía, las cosas han cambiado, Christopher. Eso también era verdad. Sé que has seguido trabajando en esto... - miré a mi alrededor. - ¿Cómo no? Necesito saber qué efectos secundarios han tenido los demás experimentos. No es mucho pedir...

Esperé que eso suscitara su curiosidad y mantuviera viva la conversación. Me estaba diciendo mucho, aunque también... honestamente... me estaba acojonando mucho. Entonces tuve una lúcida pero desesperada idea. Estaba cansada, agotada... Pero pensé... que la conciencia que tenía delante, no era la del científico... sino la de Christopher. Aún no me había repuesto de todos los esfuerzos de hoy, pero quizá... quizá valía la pena el riesgo. Quizá pudiera ver en los recuerdos de aquel científico, los recuerdos de Christopher, los míos... Respiré hondo. Era una idea suicida, pero la codicia me pudo... "Solo un vistazo rápido"¹.


1* Aclaración: Leo le mente. Miedo me da.

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13/10/2013, 17:48
Arjen Wolfzahn

Arjen sonrió en cuanto escuchó las últimas palabras de Stille. Estaba claro que los anarquistas siempre serían unos perdedores. Jamás arriesgaban, jamás se comprometían. Una vez más, iban a abandonar el barco, como siempre habían hecho. Al ecoterrorista le daban asco.

Y no obstante, la überzorra tenía razón. Le molestaba sobremanera que la chica tuviera razób. ¿Por qué? Tal vez fuera porque este era su puñetero circo, el de Arjen, y al final todos acababan bailando alrededor de la loca.

-Muy bien -admitió-. Nos llevaremos el paquete, pero antes hay que envolverlo...

Buscó con la mirada algo con lo que taparle los ojos al anarca... y al final dio con lo que deseaba. El uniforme de un puto SS siempre llevaba una banda roja con la esvástica negra enmascarada en blanco. El chiste le hizo gracia.

-Dame la banda, fräulein soldat -le pidió a Alice-. Un estupendo velo con el que cubrir el conocimiento, ¿verdad? -se giró hacia Stille-. ¿Te importa que te lo ponga, amigo? Lo mejor será que nos vayamos cuanto antes y... bueno, parece que tienes un avión con el que reunirte. No queremos que llegues a perderlo, ¿verdad?

En cuanto estuvo dispuesto, guió al grupo hasta el Begijnhof.

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13/10/2013, 23:35
Stille

Stille clavó los ojos en Arjen y, tras las gafas, le sostuvo la mirada, pero no le replicó. Se guardó para si cualquier respuesta que mantuviese ningún tipo de tirantez, pues ya bastante tirante era su rostro.

- No- se limitó a decir en tono hosco y claro.

Sacó la pistola del bolsillo interno izquierdo de la cazadora y metió el cañón en los vaqueros, guardándose el arma de fuego, literalmente hablando, en la culata del hombre. Se subió ligeramente la altura del cinturón y tras ello se subió la cremallera de la cazadora, dejando caer la misma, ajustada, para camuflar el arma.

Tras ello sacó un pañuelo blanco de un bolsillo y se lo tendió a Arjen.

- Soy alérgico a las esvásticas- bromeó en tono cínico.

Aferró la mano derecha de Gretchen con su izquierda y guardó su derecha en bolsillo exterior derecho de la cazadora, junto al cuchillo de quince centímetros. Suspiró.

- Venga- animó en gesto impaciente cerrando los ojos.

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13/10/2013, 23:57
Más Allá

Christopher suspiró de forma lacónica, pesada, como un árbol erguido cayendo.

- Se mueren, Sam- respondió el hombre como un padre que ve a sus hijas con cáncer terminal-. Siempre se mueren. Se vuelven fuertes, y al principio, algunos, dan resultados excelentes, como tú los distes- explicó en un tono más pedagógico-. Ágiles, precisos, e incluso duros como el acero. Pero la tasa de éxitos es bajísima. Tengo algunos éxitos, éxitos geniales como tú- no sólo tenía algún tipo de vínculo emocional retorcido con Niki, sino que además la consideraba, efectivamente, su querido Experimento 42, como un coleccionista-, pero la mayoría degeneran rápidamente, y eso en caso de que asimilen parcialmente el AAK2. ¡Ya has visto lo que les pasa!- sonaba devastado, a todas luces como un científico que ve truncado su trabajo-. ¡Y no entiendo por qué exactamente!

Niki, sin mayores problemas, se abrió con suma facilidad paso a través de la mente de Christopher. No fue algo instantáneo, de acceso directo, sino que tuvo que abrirse paso a través de unas defensas. Mínimas, pues la mente del científico estaba sumamente atormentada y rota, carente de escudos, pero al fin y al cabo, una barrera.

Niki caminó entre un camino con paredes de manos negras como el alquitrán y llegó al corazón de la mente de Christopher. Todo lo que había entre el cerebro de Sam y el de Chris era eso, un pasillo oscuro y sin luces custodiado por lentas manos y no-muertas. Un claro reflejo del interior del científico. Allí dentro, sin embargo...

Lo que había era una estancia negra, con forma de esfera, sin paredes, suelo ni techo, perfecta en su torsión completa. En el centro había una única silla eléctrica oxidada y desconectada de la corriente. En el centro, lejos de haber un hombre atado, había un televisor dado la vuelta. El mismo proyectaba imágenes del pasado de Christopher. Era curioso cuanto menos cómo un Vitalista transmitía a otro una visión gráfica del interior de su mente.

- Auschwitz-Birkenau- dijo la voz de Christopher. No obstante, era una voz mecánica, ritual.

Eran las neuronas de Christopher informando a Niki. No era el Christopher de verdad.

Aparecieron seis batas blancas en pantalla, estrechándose las manos. De algún modo, Niki estaba segura de que una de esas manos era la de Christopher. Una serie de fotograbas rápidos y dolorosos a cámara rápida revelaron información sobre el campo de concertación en la Segunda Guerra Mundial. Apareció un Sol Negro dibujado sobre una carpeta, y un Fénix en el interior al lado de un hombre que rezaba las mismas cinco letras. Algún tipo de proyecto. Una serie de judíos, rusos, y alemanes en última instancia pasando por la misma mesa de operaciones. Gotas perladas de sudor y vaho empañando las gafas de Christopher. Finalmente, el propio Christopher se tumbó en la mesa.

Algo, no obstante, sacudió a Niki en el interior de aquella esfera. Algo de color verde oscuro golpeó la televisión, rompiéndola con un crujido hasta que dejó de proyectar imágenes. Realmente, no era una ilusión de Christopher, sino una representación visual de lo que pasaba en la conexión mental que Niki había establecido entre ambos. Lo verde resultó ser una prolongación sin dedos, como un muñón colosal, del brazo del científico, Christopher, envuelto en su bata. Tenía el rostro envuelto por la penumbra de la sala, y sólo los botones abrochados y la bata blanca se veían. Su mano izquierda se recogió hasta adquirir un tamaño normal, un color rosado y volver a tener dedos.

- No te culpo, Sam, pero sal de mi mente inmediatamente- la ordenó en un tono que reprimía verdadera cólera-. O sales, o te expulso y entro en la tuya, y no te va a gustar, querida.

Por supuesto, aquello no representaría más que un duelo entre ambos. Actualmente había una línea tendida conectando los cerebros de ambos, y estaban en la del científico. Niki podía escapar de allí y volver a la normalidad, al tren, y romper el trance en el que se había sumido al entrar en la mente de otro Vitalista, o bien podía plantar cara a Christopher en el etéreo lugar en el que se encontraban sus consciencias, pero podía ser sumamente peligroso.

- La curiosidad mató al gato, Sam- añadió el hombre avanzando un paso hacia ella. Alzó su mano y meneó los dedos, amenazante ante la posibilidad de volver a representar agujas con los mismos-. Te diré lo que quieras saber, ¡te daré todas las respuestas!- se ofreció solícito, ansioso-, pero necesito verte. Necesito volver a echar un vistazo y ver qué es eso que tienes que los demás no- la simple idea no se antojaba muy atractiva, y menos ante alguien como Christopher, que efectivamente no parecía mucho más a nivel cerebral que un psicótico sobrenatural-. Te llevaré hasta tu origen si quieres, pero antes necesito un desglose completo de tu genoma.

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14/10/2013, 00:36
Administrador

Arjen ató firmemente el pañuelo en el cogote de Stille y comenzaron la marcha en silencio. Quizás con Ambroos soltando un par de improperios y Gretchen intercambiando algunas palabras con Novák. Finalmente, tras callejear durante un par de minutos, llegaron a Begijnhof, el patio rodeado de casas que databa del siglo XIV. Una atracción turística que, tras los bombardeos de la aviación nazi, los cañonazos de los tanques y las barrabasadas de los soldados, acabó en una completa y triste ruina. Lo rodeaban unas decenas de casas típicas holandesas en completa ruina.

Por supuesto, para Arjen era algo sobradamente conocido. Ambroos y Gretchen ya habían visto el deplorable aquello de estado, pero aunque Stille no veía una mierda, Novák sí podía dar buena cuenta del lugar.

Prácticamente ninguna casa conservaba poco más que algunos muros y un resto de tejado. Las fachadas estaban sucias y a punto de caerse, con los ladrillos al aire y sin rastro de pintura. En algunas de ellas subsistían vagabundos que buscaban una pared contra la que apoyarse par encender un fuego.

Y escondidas justo bajo las ruinas de la Engelse Kerk, la Catedral Inglesa de la cual quedó poco más que el esqueleto de la torre y los muros de la nave principal, unas estupendas catacumbas transformadas en refugio antiaéreo durante la primera visita de los nazis durante la 2ª Guerra Mundial. La vegetación estaba completamente asilvestrada, con matorrales de espinos y enredaderas trepando por las ruinas. Aquello era una pesadilla de zarzales y matojos. Nadie reconstruyó nada, como símbolo para la ciudadanía de lo que pasaba si te opinías al régimen. Palabras de Arjen Wolfzahn, vaya, que había hecho de ello su casa con mucho orgullo. Novák vio lo que parecía la entrada a un pequeño huerto casero, oculto entre edificios a medio derruir, bastante floreciente y de un aspecto más que saludable en contraste.

No muy lejos de allí, tras avanzar un tanto más, alcanzaron unos cuantos bloques de piedra caídos de la iglesia. El ecoterrorista sabía exactamente que lugares presionar, y tras hacerlo, se abrió la puerta.

Cuando terminó de introducirse la contraseña y abrirse el portón, al fin, pudieron pasar al interior. Novák notó un gran contraste con las instalaciones de Ginebra, la mansión del Gobernador, sin duda la central nuclear y, probablemente, lugares como la Torre de Comunicaciones. Estaba claro que se trataba de un lugar viejo y malogrado, al menos en sus primeros pasos, pues los Ecoterroristas lo habían reconstruido como buenamente fueron capaces.

Estaba bien cuidado, sin problemas de higiene. Novák aún no sabía en qué orden de jerarquía se encontraba Arjen dentro del lugar, pero desde luego parecía bastante confiado al respecto. Andó el grupo por los pasillos, adornadas sus paredes con pósters de Greenpeace, hasta que llegaron a lo que parecía ser una sala de ordenadores. Stille se quitó la venda y guardó el pañuelo en el bolsillo. Invirtió el proceso que había hecho en un principio, guardando la pistola en el bolsillo interior izquierdo de la cazadora, y entraron en el reino de Silk Shade.

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14/10/2013, 00:52
Olga Van Holsen

- ¡Hombre!- dijo una voz juvenil y aguda, alegre, vital-. ¡Papá Noel con su regalo!- bromeó.

Una mujer entre treinta y cuarenta años. Pelirroja, con el cabello revuelto y abierto, espeso. Ojos azules y metro setenta de estatura. Entre sesenta y sesenta y cinco kilos de peso, así a ojo. Un levísimo acento germano. Piel pálida notablemente pálida, pues no era una entidad cibernética a la que le diese mucho el sol. Complexión un tanto delgada, pero normal y, al parecer por sus movimientos, con notables reservas de energía. Su porte era maternal, pero a juzgar por su carácter era una mujer a caballo entre la comprensión y la astucia. No era ni mucho menos estúpida.

Clavó los ojos en el grupo, aguzando la mirada, y lo analizó. Reparó especialmente en Stille y lo miró de arriba abajo, frunciendo el ceño para taladrarle de forma cómica con la mirada.

- No me gustan los Anarquistas- replicó señalando al hombre de forma incisa-. Son poco discretos, me copian el look de cabello- señaló la mata revuelta de Stille, que no se parecía más que en la ondulación de los cabellos- y no sé si tienen más grande la lengua o la pistola- cogió dedos corazón e índice y hizo una señal de "te tengo fichado, chaval"-. Pero si vienes con Arjen, supongo que eres un "tío legal"- bromeó usando lo que creía jerga Anarquista. Por supuesto, seguía tomándole el pelo. Lejos de resultar ofensiva, la mujer parecía quitarle hierro al asunto.

Sin embargo, después de ello reparó en Gretchen, como para no reparar en ello, y abrió los ojos.

- ¿Pero qué cojones es esto, carnaval?- dijo con una sonrisa de oreja a oreja-. Su puta madre, tíos- exclamó más que sorprendida-. A ver, que no digo yo que un uniforme nazi no sea útil, pero- soltó una pequeña risilla nasal-. ¿Aquí detrás hay una historia súper-épica, no?- negó con la cabeza sin perder la sonrisa y suspiró reclinándose en el asiento-. En fin, me alegra que todo haya salido bien, aquí tenemos al Profesor Xavier.

Clara referencia a los X-Men.

La mujer se levantó de un salto y, tras mirar a Arjen en tono consultivo, extendió una mano para ofrecerle una de las sillas a Novák, sin saber muy bien si darle un abrazo, dos besos, tenderle la mano o enseñarle el último modelo de procesador que había pillado por ahí. El primero con el que podía hablar de verdad sobre ordenadores.

- Erik- se presentó de forma sencilla una voz apoyada sobre una mesa.

Un hombre afable, con una fea cicatriz surcando el lado derecho del rostro. Un ojo blanco miraba a ninguna parte mientras otro sí contemplaba el lugar con normalidad. Tenía un cabello corto, cercano a lo militar pero libre de emular lo que ello representaba. Alto, espaldas anchas, porte eficiente.

- Me preocupé cuando cortaron la luz- dijo sin más-, pero veo que todo ha salido bien.

Finalmente, un tercer ser vivo también presente de antemano en la habitación.

Una joven con mechas, cabello rosa y despeinado por lo general, porte cansado y ligeramente magullado, tanto física como psicológicamente. Unos veinte años de edad. Ojos verdes. A caballo entre el metro sesenta y metro setenta de estatura. Alrededor de los cincuenta kilos de peso. Pálida, para variar. Delgada pero en forma.

Estaba sentada a un lado de Olga, ahora levantada, que de la emoción ni había dicho su nombre. La joven, por su parte, veía cómo los recién llegados entraban y se presentaba, manteniendo una actitud ligeramente expectante y analítica. Ya conocía a dos de los nuevos, sorprendentemente.

Stille, al verla, abrió los ojos y la preguntó con la mirada, pero no dijo nada.

- Bueno, ¡contadme!- apremió Olga, aún olvidando introducir su identidad, aunque para Novák era un tanto redundante, especialmente por tener la misma mano inconfundiblemente pálida y el mismo carácter-. Cada vez que os vais pasa algo, y yo aquí, durmiendo- sonrió ligeramente, aliviada-. Aunque necesitaba dormir, la verdad.

La sala parecía una recreación a pequeña escala de la nave de Matrix. Cables por el suelo, tres pantallas conectadas a torres de ordenador personalizadas pieza a pieza, mucho más funcionales que estéticas, una recia mesa blanca de aspecto ligeramente grisáceo, tres teclados totalmente distintos y tres ratones. Ratones de ordenador, claro. Por las paredes de la sala, a la altura del suelo, varias cajas llenas de materia informático diverso. Naturalmente, sí, estaban bajo tierra, no había ventana alguna, sólo halógenos en el techo iluminando y un póster de Helloween al fondo.

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14/10/2013, 01:15
Gretchen

El palacio de la Reina Blanca, pensó Gretchen. 

Alice era una cabrona. Lo era y le gustaba. Y la mejor prueba de ello es que la muy perra tomó las riendas de la conversación sabiendo que este era el hogar de Arjen. Meó en el tiesto del macho alfa, por emplear una expresión más propia. Incluso iba a destapar todo lo destapable. ¿Porqué? ¿Qué iba a ganar ella? Nada en absoluto, pero se notaba débil, Gretchen trataba de volver, y tenía que darse prisa. Arjen era un daño colateral.

- El momento de las explicaciones - anunció Alice, llevándose a Stille a un aparte; caminó hacia un asiento y se sentó en el con el porte de una tirana. Clavó los ojos helados en Stille y sonrió, una araña en su tela-. Veamos a ver qué eres capaz de aguantar, Stille. Vamos a ver si eres tan duro para recibir explicaciones como para recibir palizas. Le hice una promesa a Gretchen y tengo que cumplirla, son las normas del País de las Maravillas - inclinó la cabeza, divertida-. Pero eso no significa que tenga que ser tan dulce como ella.  

-Ya has visto lo que hay, anarquista. Nosotros somos... bueno, Viktor nos llama Experimentos de Dios. No sé porqué estamos así, ni qué somos, ni de dónde surgimos. Da igual. Ya me has visto - extendió la mano y generó un par de chispas entre los dedos, azuladas y brillantes, para eliminar toda duda-. Capacidades especiales, digámoslo así. Y yo, Alice, soy otra de las capacidades de Gretchen. Soy ella, dentro de diez años -se señaló la gorra con la calavera-. Sobra decir que tú has muerto, y todos los que hay aquí también.  Y si estoy aquí, ahora, es porque Gretchen me necesita. Para que tú sobrevivas, para empezar. Para cambiar lo que ocurrió, lo que ocurrirá, lo que ya está ocurriendo. Ella habla conmigo, y de vez en cuando... va al País de las Maravillas y yo vengo aquí.  Allí está a salvo. No es bonito -da asco-, pero es seguro para ella. Y me permite... hacer cosas que ella no sabría. Tengo que mantenerla con vida, y es complicado. Eso lo entiendes, ¿no? No es fácil cuidar de Gretchen. Y además, tengo una cuenta pendiente con Diéter. Tengo que asegurarme de que no la encuentra. De que me encuentra a mí- sonrió más. Como una auténtica hija de puta. Iba a freír a Diéter, aunque reventara en el proceso. 

La expresión de Stille no tenía nombre.

- Gretchen tiene que sobrevivir, y tú y los demás también. Se han hecho tratos, y deben ser cumplidos. He trazado un plan y he ayudado a Gretch a que lo lleve a cabo. Se metió en casa de una agente nazi, y le robó la PDA en su cara. Ya ves, nuestra Gretchen se tiraría por un puente por ti, Stille... ¿no te parece precioso? -sonrió malévolamente y puso morritos-. Se metió ella solita en casa de una nazi a robarle su valiosa información porque pensó que eso te ayudaría a sobrevivir.  Con esa información podéis localizar a Heller. Y con Heller, destrozar la torre de comunicaciones y... y... -Grechen, dentro de Alice, hizo presión. El uniforme nazi se volvió translúcido durante un instante, como una televisión mal enfocada- y... Ah -gimió Alice, con una sonrisa sardónica-.  No le gusta que sea ácida contigo, Stille. Vale, Gretch -concedió amablemente, con dulzura, a la niña dentro de ella-. Seré cortés. Como decía, la torre de comunicaciones y después el Palacio de la Reina de Corazones... el... el Palacio del Gobernador -Alice estaba cansada y su discurso iba, poco a poco, siendo más errático, más Gretchen-. Debes confiar en el Gato de Cheshire -señaló a Ambroos- y en el Conejo Blanco -señaló a Arjen-. El Gato cuidará de Gretch más allá de la lealtad que te tiene. Haz lo que te digo, porque Viktor es el Rey de Corazones... y... Diéter está... está... -el uniforme se deshizo finalmente y, como si Gretchen fuera una marioneta con las cuerdas súbitamente cortadas, relajó la postura y se quedó en completo silencio, mirando al suelo con gesto perdido y los ojos muy abiertos. 

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14/10/2013, 09:56
Eugenius Novák

Eugenius mantuvo el paso de la comitiva durante todo el trayecto, pero siempre a la altura de Alice, conversando con ella. Sólo reparó en el mundo exterior cuando llegaron a su destino. Sus ojos recorrieron del semiderruido lugar y siguieron los movimientos de Arjen por la zona. El tipo conocía bien el sitio, se sentía seguro y confiado. A todas luces era su casa.

El genio esperó como el resto a que se abrieran las puertas y de nuevo volvió a seguir a Arjen, aunque esta vez interrumpió su conversación con la niña… ya tendrían tiempo más adelante.

En la sala de ordenadores, más propia de la película de Matrix que de una sala de control real, hallaron por fin a Silk Shade. Sonrió ante el saludo y la referencia al profesor Xavier, y se acercó a la mujer para presentarse por fin en persona. Agarró con elegancia la mano de la mujer e inclinando la cabeza se llevó la mano a los labios depositando un breve beso.

- Es un placer conoceros al fin en persona. Tenemos mucho de qué hablar. – finalizó con una sonrisa, soltando la mano y aceptando la silla que le ofrecían.

Ya sentado, Nóvak miró al hombre de la cicatriz que acababa de presentarse como Erik. Probablemente no podría conversar con él más que de asuntos banales, el tiempo y poco más… pero Eugenius era educado y el tipo se había presentado… a su modo pero se había presentado, así que respondió con un asentimiento de cabeza en su dirección.

Y por último otra joven, con el cabello rosa esta vez… Eugenius se controló para no llevarse la palma de la mano a la frente y darse un golpe para mostrar su incredulidad… ¿pero en qué pensaban estas juventudes? Menudas pintas… Bueno, quizá fuera un disfraz… así que el científico optó por callarse y no mencionar nada.

Los ojos de Eugenius se dedicaron a recorrer los cables que salían de los ordenadores y se extendían por la sala, buscando sus respectivos orígenes con curiosidad… Estando bajo tierra, alguno de esos cables debía conectar con el exterior para que la hacker tuviera una mínima oportunidad de conectarse a internet y realizar su trabajo. Ya habían hablado de ello.

- Unos nazis trataron de seguirnos, nada que él – comenzó a explicar lo que había ocurrido señalando con la mano a Arjen – no pudiera manejar. ¿Y mi familia? – preguntó el genio cambiando de tema como si su persecución no fuese algo interesante, y sin mirar a nadie en particular. Habían llegado a un trato, sí. Pero aún con esas quería asegurarse de que los suyos se encontraban bien, quizá pasar unos minutos con ellos dado que luego… bueno, luego quizá nadie pudiera pasar minutos con sus seres queridos.

Y luego, a reventar la torre de comunicaciones y joder a los nazis. Era hora de la revancha.

Sí, la idea agradaba sobremanera a Eugenius.

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17/10/2013, 22:52
Padre Jürguen

Niega con la cabeza. Esto es el cuento de nunca acabar. Tanta gente empeñada en que la fuerza resuelve todos los problemas.

A su pesar, empezaba a comprender por qué esa chica, Gretchen, se había fugado. Su padre creía poder controlar a quien quería cuando quería como quería, como si fuese el amo del mundo. Pero había gente que no se podía acontrolar, como Ambroos. Y las balas tampoco se pueden dominar. Una vez empezaran los disparos, ese imbécil estaba equivocado si creía que el respaldo de un montón de hombres armados equivalía a un blindaje contra su hija.

Por muy armado que estuviera, las personas son frágiles. Un simple Ambroos con una pistola, o una bala perdida por parte de uno de aquéllos tipos podía sesgar la vida de cualquiera un segundo, inclusive la de la hija de Diéter.

Y creer que la atención médica podía resolver cualquier tipo de situación armada, también era un error. Había heridas que no se podían sanar, y a veces, para cuando la gente llegaba al hospita, o habían muerto por el camino, o no había nada que hacer. Esas cosas tienen un límite.

De todos modos, Jürguen estaba dispuesto a aceptar todo aquel castigo físico improcedente si al finál nadie salía herido. Pero con tanta gente armada y dispuesta a apretar el gatillo, dudaba que las cosas se solucionaran tan fácilmente.

Jürguen presentía que alguien iba a acabar muerto aquí, si o sí.

-Bueno, parece que usted manda. ¿Vamos?- Se limpió la sangre de la nariz con un pañuelo. Estaba cansado de tanta de tanta violencia, y quería que todo esto se solucionara lo antes posible. Bueno. De todos modos, tampoco es que tuviera muchas opciones. Había otro al mando, y haría loq ue le saliera de las pelotas, así que simplemente, dejó hacer a los demás.

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17/10/2013, 23:30
Administrador

Escena de Chat

La Huída, antes de llegar a Begijnhof.

Conversación Eugenius - Gretchen

Eugenius se quedó ligeramente rezagado para hablar con Alice en el camino al refugio y...
[Eugenius] Dime una cosa... Alice. Ese futuro del que vienes... ¿es siempre igual?
[Gretchen] se detiene y le mira
[Eugenius] Me refiero a que... ahora tú estás aquí... tus acciones pueden cambiar ese futuro...
¿Cambian también tus recuerdos? ¿Ves más de un futuro posible?
[Gretchen] - No lo sé. Es lo que intento. Por ahora no ha cambiado nada.
[Gretchen] se relame los labios, a fin de cuentas Novak es un cerebro. Quizá comprenda.
[Gretchen] - Tengo la sensación... de que el Tiempo es como una cuerda. Con nudos.
Nudos... acontecimientos determinantes.
[Gretchen] - Encontrar uno de esos nudos y deshacerlo me permitirá cambiar el Tiempo.
Mientras no sea capaz... Stille morirá. Gretchen... Gretchen seré yo.
[Eugenius] Hay muchas teorías respecto a eso... y ninguna está probada...
[Gretchen] - No he recibido una educación formal.
[Eugenius] *Eugenius sigue hablando pensativo, con los ojos mirando hacia arriba
[Eugenius] ¿Ninguna? No pregunto por educación universitaria... ¿ni siquiera fuiste al colegio?
*Eugenius la mira extrañado pero no como a un bicho raro... sólo sorprendido
[Gretchen] Sonríe con dulzura, una dulzura extraña en ella, que pone de relieve el hecho de que se ha generado a partir de Gretchen.
[Gretchen] - Gretchen es patinadora olímpica.
[Gretchen] - Medalla de plata, y eso solamente porque cuando Diéter se la folla no tiene ningún cuidado.
[Eugenius] Quizá sea demasiado complejo de explicar entonces... pero te diré las opciones más reconocidas...
[Gretchen] Habla de la pederastia de su padre con la casi indiferencia de quien tiene planeado un final catastrófico para él.
[Gretchen] Escucha a Novak con atención.
[Eugenius] *Eugenius no se extraña de la actitud de Gretchen aunque omite el tema de la pederastia... no le parece para nada apropiado hablar de ello con esa naturalidad
[Gretchen] - Gretchen no ha ido al colegio. Su educación está muy sesgada. Trata de explicartel... -sonríe- para tontos.
[Eugenius] Según la teoría de la relatividad de Einstein se podría viajar en el tiempo... pero con las condiciones que propone se podrían dar muchas paradojas que harían imposible el viaje en el tiempo...
[Eugenius] Por tanto esa teoría no viene al caso
[Gretchen] asiente. La niña nazi escucha atentamente, probablemente algo que diga Novak pueda ayudarla a entender qué es lo que tiene que arreglar para asegurarse de que Stille y Ambroos sobreviven,
[Eugenius] Nos interesa mucho más la teoría procedente de la mecánica cuántica...
[Gretchen] - ¿Y esa es?
[Eugenius] si fuera posible un viaje en el tiempo, desde el momento en que tú te encuentras ahora mismo en tu pasado... causas una separación en la línea temporal creando un universo paralelo distinto...
[Eugenius] En el sitio de donde provienes, la línea temporal sigue inalterable y todo continúa como tú lo dejaste...
[Eugenius] Sin embargo todo lo que ocurra a partir de ahora que estás aquí... sucederá en esa nueva línea temporal. Puedes cambiar lo que quieras... muchas cosas... sin embargo nunca podrás regresar a tu línea temporal...
[Eugenius] *humm, a Eugenius se le hace difícil explicar...
[Eugenius] Por poder, podrías cambiarlo todo... en tu pasado nunca pasará... pero para el futuro de Gretchen... todo es posible
[Eugenius] Desde el momento en que llegaste y comenzaste a alterar la vida de gretchen, has cambiado todo. No tiene por qué cumplirse lo que has visto... Yo no tengo por qué morir.. Amsterdam no tiene por qué ser destruida... y así con todo
[Gretchen] - ya veo.
[Gretchen] se mostró pensativa, silenciosa
[Gretchen] dejó su actitud altiva y desdeñosa de lado unos instantes, puesto que era evidente que Novak no era un simple, ni mucho menos. Podía aportarle cosas, podría enseñarle cosas.
[Eugenius] Hay otras matizaciones a estas teorías... como que no se puede viajar atras en el tiempo hasta un punto anterior a la creación de la primera máquina del tiempo... por ello no sehabían visto hasta ahora ningún viajeron en el tiempo
[Gretchen] - Pero el País de las Maravillas sigue existiendo mientras yo estoy aquí. Gretchen va cuando yo ocupo su cuerpo. ¿Cómo encaja eso?
[Eugenius] Tengo alguna explicación para eso, pero no creo que te guste oírla... puedo ayudarte con otras cosas...y tú puedes ayudarme a mí
[Gretchen] asiente. Es justo. Tu me das, yo te doy. La interacción más honesta de todas, por encima del amor.
[Gretchen] - Te escucho. ¿Qué quieres de mí?
[Eugenius] Puedes saber cosas del futuro... Pero debo pensar con cuidado qué es lo que quiero saber...
[Eugenius] Tus conocimientos pueden marcar una gran diferencia
[Eugenius] *Eugenius frunce el ceño... le cuesta decidirse, organizar sus ideas
[Eugenius] ¿Conoces a Alan Smith?
[Gretchen] - No. ¿Quién es?
[Eugenius] Alguien que quiso causar problemas a mi familia...
Si no le has visto en el futuro es posible que no vuelva a darme problemas... pero no lo sé seguro...
[Eugenius] ¿qué más sabes de mí? En ese futuro me refiero...
[Gretchen] - A ti no te he he visto. Sé que... sé que hay un hombre, Viktor Eichman. Un hombre llamado Jurguen nos casará bajo la bandera nazi. No me gusta ese hombre. Es un nazi.
[Gretchen] - Finge no serlo, o eso tengo entendido. No me fío nada de él. Le he visto un par de veces... lo cual me hace pensar que no he conseguido cambiar nada.
[Eugenius] ¿Y tú no eres nazi? Vistes como tal y en ocasiones te comportas de forma similar... No me malinterpretes... no juzgo nunca por las apariencias... o al menos lo intento...
[Gretchen] - Sí. Lo soy. Viktor me ha hecho así -su tono era casi melancólico, dolorido, nostálgico. Triste y a la vez orgulloso.
[Gretchen] - Pero tengo un trato con Gretchen. Yo la ayudo a salvar a Stille y ella se asegura de que muero. Odio el País de las Maravillas. El futuro es un infierno.
[Eugenius] *Eugenius medita sobre la última frase de Alice...
[Eugenius] Un trato justo
[Eugenius] Eichmann en ocasiones no parece mal tipo... le conozco en persona.
Pero es odioso... un manipulador
[Gretchen] - Viktor es uno de de nosotros. Un... él nos llama Experimentos de Dios. Le amo. Le odio. No puedo evitar amarle sobre todas las cosas. Lo hace a propósito, es lo que sabe hacer...
[Eugenius] Lo sé... haré lo posible por librar a tu yo futuro de tener que casarse con ese hombre
[Gretchen] - No es un manipulador. Es el dios de los manipuladores, el emperador supremo del control social. Es la criatura más terriblemente fascinante, más deliciosamente espantosa que conozco.
[Gretchen] - ¿Y porqué vas a hacer tal cosa, Novak? ¿A cambio de los retazo de información sobre Smith que quizá no llegue a tener nunca?
[Eugenius] No, lo de Eichmann lo haré gratis... por amor al arte.... Es algo pesonal
[Gretchen] enarca una ceja, con auténtica curiosidad.
[Gretchen] - Me gustaría oír esa historia -pide con voz melosa.
[Gretchen] - ¿Qué te ha hecho Viktor?
[Eugenius] La información sobre Smith tampoco me es importante ahora... ¿estás segura de que en tu futuro no se sabe que soy un... "experimento de Dios"?
[Eugenius] Lo de Viktor es algo largo...
Desde que llegué a Amsterdam no ha hecho más que interferir en mi vida.
[Eugenius] Tiene una cosa que odio... y es que en su presencia es capaz de manipularme para que crea lo que quiera... para que su punto de vista, por absurdo e ilógico que sea, me parezca razonable...
[Eugenius] Es capaz de nublar mi juicio y mi razón...
[Gretchen] - No estoy segura. Sencillamente, no he prestado atención a tu existencia. No eras importante para Gretchen hasta hace unos días y por tanto, para mi tampoco. Supongo que puedo tratar de escuchar algo... pero el País de las Maravillas es un lugar oscuro y desagradable. Quizá, si has tratado con la persona equivocada, hayas muerto y tu existencia haya sido borrada.
[Eugenius] y privarme de mi intelecto... es la mayor ofensa que me pueden hacer
[Gretchen] - Sí, ese es Viktor... te roba todo lo que valoras y hace que le estés agradecido por el robo -responde amargamente Alice.
[Eugenius] Parece que ambos queremos librarnos de él... si lo consiguiéramos no tendrías por qué morir
[Eugenius] ¿No hay nada en ese futuro por lo que te merezca la pena vivir?
[Gretchen] - Eres un genio, Novak. ¿Cómo puedes matar a un hombre al que amas sobre todas las cosas?
[Gretchen] - Nada. Stille está muerto, Europa es un desierto radiactivo, de Ambroos y Arjen no queda nada, y yo soy una nazi de clase alta que pasa las noches en la cama de un pervertido que sólo sabe amarse a sí mismo.
[Eugenius] Bien, cambiemos eso entonces.
[Gretchen] - Y Diéter sigue vivo -terminó, con gesto rabioso, como si eso fuera la mayor ofensa.
[Eugenius] He descubierto el modo de dañar a Eichmann
[Gretchen] la chica le miró con renovado interés, y porqué no decirlo, respeto.
[Gretchen] - Te escucho.
[Eugenius] pero tú le amas... mucho más que yo... temo que si te lo diga intentes evitarlo
[Eugenius] o incluso le pongas sobre aviso
[Gretchen] Asiente.
[Gretchen] - Eres prudente. Haces bien.
[Gretchen] - Puedes fiarte de Janssen, de Stille y de Arjen. Stille haría cualquier cosa por Gretchen, Jansen... -sonrió- es Janssen y Arjen tiene algo personal con los nazis.
[Gretchen] - Quizá ellos puedan echarte una mano. Pero ten cuidado. Estás jugando con fuego.
[Eugenius] Lo sé... pero si lo consigo nos haré un favor a los dos... y tú estarás más que deseosa de echarme una mano y recordar cosas de ese futuro para mí
[Eugenius]
[Eugenius] *Eugenius sonrió a su vez
[Gretchen] Asintió. Por una vez no se sentía rodeada de idiotas medio animales a los que dar órdenes.
[Eugenius] *Por un momento Eugenius observa al resto del grupo y luego vuelve a preguntar a Alice
[Gretchen] - Haré lo que pueda, Novak.
[Eugenius] ¿Quién está realmente al mando? No creo que ninguno de ellos lo esté... y mucho menos Silk Shade... - añadió el genio haciendo mención a la hacker.
[Gretchen] - Yo.
[Gretchen] sonrió.
[Eugenius] ¿Y de cara al público quién se supone que está al mando, Arjen?
[Eugenius] *Eugenius sonrió también
[Gretchen] - Si les preguntas a ellos, Arjen manda aquí y Ambroos en su burdel.
Y yo no soy más que la zorra nazi.
[Eugenius] Pero al final hacen lo que quieren... sirven a tus propósitos
[Gretchen] - No te preocupes. Manejarles es sencillo.
[Gretchen] - Mis propósitos son los correctos. Cuando se lo he hecho ver, lo han comprendido.
[Gretchen] - Teníamos que encontrarte para que vuelvas a Avalon contra los nazis. Necesitamos eso por Heller. Heller es el responsable de las tormentas eléctricas, y los nazis le están preparando una encerrona. Necesitamos que ese tipo colabore con nosotros.
[Gretchen] - El plan original consiste en interferir la antena de comunicaciones y dejarla lista para reventar en el momento en que vayamos a asaltar la casa del Gobertnador.
[Eugenius] Quereis que vuelva Avalon contra los nazis... para que Heller se fíe de vosotros y colabore para crear tormentas electricas contra los nazis... ¿es así?
[Gretchen] - No me hace falta que se fie, con tal de que me obedezca.
Quiero que fría los sistemas de seguridad de la casa del Gobernador.
[Eugenius] Pero esos sistemas también se pueden hackear
[Eugenius] Heller no os hace falta
[Eugenius] *Eugenius habla totalmente convencido
[Gretchen] Si están ocupados porque acaba de reventar la antena de Comunicaciones, el grueso de sus tropas estarán allí; y tendremos menos oposición en la casa del gobernador.
[Gretchen] - Me gustan los sistemas redundantes, Novak. Por eso quiero a heller, a parte de a ti.
[Eugenius] Lo entiendo, y lo acepto... pero has de saber que yo nunca fallo.
[Gretchen] sonríe.
[Eugenius] Y es mejor volver los sistemas de seguridad contra el propio Gobernador... que freírlos
[Gretchen] - Estoy rodeada de hombrtes que siempre dicen lo mismo.
[Gretchen] - Podemos pulir el plan ahora que estás aquí y puedes explicarme qué sabes hacer, exactamente.
[Gretchen] - Mi intención es eliminar el mínimo número de dispositivos posibles; al eliminarlos llamaremos la atención, pero si podemos controlarlos, eso es harina de otro costal.
[Eugenius] Tengo el coeficiente intelectual más elevado de este planeta...
Y posiblemente de otros planetas que tengan vida inteligente... - dice Novak con orgullo
[Eugenius] Vamos, que soy listo... muy listo.
[Eugenius] Y se me dan bien todos los trastos mecánicos... cualquiera
[Eugenius] Combinado con tu poder para darles alimentación... podríamos hacer maravillas
[Eugenius] Además se me da muy bien resolver enigmas y acertijos... de hecho tengo cierta obsesión por ello... pero hay pocos lo suficientemente interesantes como para que pierda el tiempo con ellos
[Gretchen] - Ahí hay un problema. A Gretchen le va a costar dedicarse a eso.
Y yo no puedo estar en su cuerpo eternamente.
[Gretchen] -¿ Te parece suficientemente interesante la seguridad de la Casa del Gobernador?
Probablemente, sea el acertijo de tu vida.
[Eugenius] ¿Tantos problemas os ha causado? No es un reto de nivel la verdad... pero os ayudaré...
[Eugenius] ¿Silk Shade no os dijo nada de su conversación conmigo?
[Gretchen] - No lo sé. A Gretchen no le cuentan muchas cosas.
[Gretchen] - Y a veces está... a lo suyo. Me cuesta prestar atención cuando ella no está haciéndolo.
[Eugenius] Voy a tener que perder tiempo ayudando a los alemanes por decirlo así...
[Eugenius] Avalon va a explotar... y se va a llevar por delante a media Europa....
Si yo no me meto ahí a remediarlo
[Eugenius] esta fuera del control de los alemanes
[Gretchen] - En casa del gobernador tienen retenido al hijo de Arjen. No podemos jugárnosla -es extraño que la mezquina y egoísta alice muestre solicitud por el hijo ajeno, pero así es.
[Gretchen] - ¿Cómo es posible que Avalon vaya a explotar? Sé que Heller está usando su energía para hacer sus tejemanejes. ¿Es que los muy idiotas lo han sobrecargado para tratar de compensar el gasto de Heller?
[Eugenius] Heller no es el único que manipula el reactor... los alemanes tienen un virus en su software de seguridad... una inteligencia artificial diseñada por un ex-colega mío... lleva años recopilando información, haciéndose más lista y creciendo...
[Eugenius] ha tomado el control de Avalon sin que lo sepan
[Eugenius] y está esperando, acumulando energía para que la explosión llegue a cuantos más países mejor
[Eugenius] su objetivo es hacer desaparecer a los alemanes de la faz de la Tierra
[Eugenius] y si tiene que llevarse por delante a millones de inocentes le da igual
[Gretchen] asiente.
[Eugenius] Los alemanes me pidieron ayuda porque no sabían qué ocurría con el reactor...
Por qué se perdía energía y en otras ocasiones se sobrecargaba
[Gretchen] - ¿Crees que podrías reprogramarlo? ¿Controlar a Avalon?
[Eugenius] es entonces cuando detecté el virus
[Gretchen] - No destruirlo, quiero decir.
[Eugenius] *hummm Eugenius medita atentamente sus siguientes palabras
[Eugenius] - Puedo intentarlo, pero me resultará difícil - es extraño que Eugenius diga alguna vez que algo es difícil - el virus me reconoce... no dejará que intente nada y hará detonar la central si intento controlarlo...
[Eugenius] lo más seguro para todos sería que intente colarme sin que me detecte y destruirlo de golpe
[Eugenius] si le doy opción a recuperarse moriré ahí dentro... y toda la ciudad conmigo
[Eugenius] Odio reconocerlo pero ese virus ya me venció una vez... y era una versión beta.
[Gretchen] - ¿Te reconoce? ¿Cómo? ¿Alguien podría, siguiendo tus instrucciones, encargarse del asunto?
[Eugenius] Lo dudo... ese virus es demasiado complejo para intentar destruirlo por métodos normales... habría que usar mi habilidad... - Eugenius agita sus dedos sonriendo - te dije que se me daban bien los trastos mecánicos, cacharros informáticos y demás... Digamos que puedo meterme en ellos, hablar con ellos, ordenarles que hagan lo que quiero
[Gretchen] - Ya veo. Heller podría servirnos -dijo, pensativamente-. Es capaz de consumir energía, acumularla y descargarla. Quizá podría... exprimir a Avalon, de modo que Avalon centre su atención en él y tu puedas... hacer algo. ¿Sería eso posible? Si Avalon es un virus inteligente, tendrá una personalidad. Si tiene una personalidad, se podrá manipular.
[Eugenius] Todo lo que has dicho es correcto... ¿pero merece la pena arriesgarse?
[Eugenius] Piensa que si Heller falla, Avalon explotará y todos estaremos muertos, tus predicciones de futuro para conmigo se cumplirán... y no es algo que me guste
[Gretchen] Le dedica una mirada auténticamente triste, un rostro patético que ni la gorra nazi es capaz de dotar de fuerza.
[Gretchen] - Tú no has visto el futuro, Eugenius -le llama por su nombre de pila.
[Gretchen] - Merece la pena cualquier cosa por evitar eso.
[Gretchen] - Cualquier riesgo.
[Gretchen] Eugenius desconectado (timeout)
[Eugenius] En tu futuro Avalon explota... ¿verdad?
[Gretchen] - Sí.
[Eugenius] Si destruyo el virus... puedo inutilizar Avalon para que no explote nunca.
[Eugenius] Si no lo destruyo e intentamos controlarlo, la posibilidad de que Avalon explote es elevada
[Gretchen] - La gente termina en campos de concentración para enfermos. Todo el mundo va con máscaras de gas. No hay vegetación. El cielo es una extensión de nubes tóxicas hasta donde llega la vista.
[Eugenius] Con la segunda opción estás dejando la puerta abierta a que tu futuro se cumpla...
Con la primera opción no.
[Gretchen] permanece en silencio, pensativa, meditabunda.
[Gretchen] , con mucha cautela, paladeando las sílabas, se retracta por primera vez.
[Gretchen] - Si estás completamente seguro...
[Gretchen] - Inutilizaremos Avalon.
[Eugenius] Estoy completamente seguro... Mi primera opción sería inutilizar el virus y Avalon por completo... De esa forma tu futuro no podrá producirse nunca... algo esencial habrá cambiado
[Gretchen] - Avalon seguirá existiendo. Siempre hay meltdowns, sin necesidad de virus informáticos.
[Gretchen] -Avalon sería... hubiera sido un duro golpe a los nazis. Les pondría nerviosos. Y si ellos tienen el control de Avalon, Heller está vendido antes o después.
[Eugenius] Después de inutilizar el virus os ayudaré a deshaceros de los alemanes... cuando no estén... el mantenimiento de la central de Avalon será como el de cualquier otra central nuclear... un buen sistema de refrigeración bastará para que sea un lugar seguro
[Gretchen] lo dice con indiferencia. Heller es una herramienta, y una vez utilizado, no le preocupa.
[Gretchen] sonríe de medio lado, ácidamente.
[Gretchen] - Que se lo digan a Three Mile Island...
[Eugenius] Créeme... puedo diseñar un sistema cien por cien infalible para evitar accidentes en la central
[Eugenius] En 1979 no contaban con nadie tan listo como yo
[Gretchen] - ¿Y si hay alguienmás como tú, Novak?
[Eugenius] *Eugenius sigue sonriendo... siempre confiado
[Gretchen] - ¿Y si Viktor tiene a más... cerebros?
[Eugenius] No hay nadie como yo... lo lamento pero es así
[Eugenius] Viktor tiene a otro cerebro... le he conocido.
[Eugenius] Es listo... pero no llega a mi nivel
[Eugenius] Kiefer Fremont
[Eugenius] Es quizá el enemigo más peligroso al que os podáis enfrentar... más peligroso que Eichmann... e intelectualmente hablando, potencialmente mucho más peligroso que Knochenmann.
[Gretchen] - No me suena de nada... bien, entonces, bastará con inactivar Avalon.
[Eugenius] Quiero preguntarte otra cosa... ¿te suena el nombre de Rotterdam?
[Gretchen] - Es una ciudad, ¿no? Con una catedral importante.
[Eugenius] *Eugenius se lleva la mano a la boca para evitar una carcajada...
[Eugenius] Sí, algo parecido... Tus amigos - dice mirando a Arjen, Ambros y Stille... - tienen muchos contactos en los bajos fondos... ¿verdad?
[Gretchen] - Mis amigos son los bajos fondos -Alice enarca una ceja-. ¿Dónde está la gracia?
[Eugenius] ¿Crees que alguno intentaría matarme a tus espaldas?
Eugenius fue totalmente sincero y directo, sin temor a la respuesta.
[Gretchen] - Depende. No serían violentos delante de Gretchen. Delante mío, sí.
Pero no tienen ninguna razón para hacerlo, ¿o sí?
[Eugenius] No digo ellos directamente...
¿Alguno contrataría a alguien para matarme sin que tú pudieras relacionar a ese asesino con tu amigo?
[Eugenius] Que yo sepa no tienen motivos... pero varios cazarrecompensas me buscan, alguien ha puesto precio a mi cabeza... y tus amigos parecen ser del tipo de personas que conocen y contratan a gente de esa calaña... Sólo quiero asegurarme de no trabajar con aquellos que me quieren muerto.
[Gretchen] se echó a reír.
[Gretchen] - Puedes estar seguro de que si quisieran matarte, lo harían ellos mismos.
Son gente que gusta de... disfrutar de la sangre salpicando.
[Eugenius] Ahora soy yo el que no le ve la gracia... *Eugenius finge enfado pero en el fondo está divertido
[Eugenius] Bien, entonces quizá sea bueno que estén advertidos...
Los alemanes no son los únicos que me buscan, y eso puede suponer problemas para todos
[Gretchen] - Disculpa. Resulta cómico pensar que alguien puede ver sutileza en ellos
[Gretchen] - ¿Quién más te busca y porqué?
[Eugenius] No lo sé... sólo sé lo que te he dicho, pusieron precio a mi cabeza...
Uno de los cazarrecompensas me lo contó.
[Eugenius] No sé ni quién ni por qué...
[Eugenius] Director desconectado (timeout)
[Gretchen] se queda pensativa.
[Gretchen] - Hay varios grupos en Amsterdam. ¿Has estado molestando a alguien?
[Eugenius] Sí... he molestado a gente... pero después de que pusieran precio a mi cabeza.
Me enteré de la recompensa casi nada más llegar a la ciudad...
[Gretchen] - Quizá Stille pueda averiguar algo.
Pero está de muy mal humor... me costará calmarme y convencerle de que todo va bien.
[Eugenius] No te preocupes... de momento con sobrevivir me apaño...
Quien quiera que me quiera ver muerto ya vendrá en persona a mí
[Eugenius] Al menos en tu futuro sea quien sea mi enemigo no lo logró... morí yo solito en Avalon...
[Gretchen] no puede evitar reírse
[Gretchen] - Fuck you, sicario... antes me inmolo que dejarte ganar.
[Gretchen] - No es mala filosofía de vida.
[Eugenius] - Nunca pierdas... y si pierdes que al menos quien te ha ganado no se lleve un buen sabor de boca... morir matando... o morir jodiendo...
Eugenius correspondió a las carcajadas de Gretchen con una risa a su vez.
[Gretchen] , sorprendida, descubrió que Novak le gustaba.
Era un capullo prepotente, exactamente igual que ella.
[Eugenius] *Al genio le estaba resultando una conversación interesante
[Gretchen] - Teniendo en cuenta que has tenido trato con Viktor, ¿te suena de algo Diéter Strasburguer?
[Eugenius] No, lo lamento pero no le he conocido...
[Eugenius] Me acordaría, tengo una memoria prodigiosa...
Sé que no me han presentado a nadie con ese nombre
[Gretchen] - No lo lamentes. Solamente quería saber cómo de cerca tengo a ese hijo de puta.
[Gretchen] - ¿Y ahora, qué vas a hacer? Supongo que aunque tu familia esté a salvo, no podéis volver a casa.
[Eugenius] No sé dónde está pero debería resultarme fácil averiguarlo si tengo un ordenador a mano
[Gretchen] - Te lo agradecería -dijo Alice, con sinceridad.
[Eugenius] ¿Cuántos años y qué aspecto tiene?
[Eugenius] Porque sí he conocido a otros alemanes cercanos a Viktor...
Quizá usaba un alias y me lo presentaron con otro nombre
[Gretchen] - No creo. Diéter es un hijo de puta presuntuoso.
Atractivo, magnético, viste ropa cara... está buscando a Gretchen. Es nuestro padre.
[Gretchen] - Huele a buen tabaco. Es un sibarita.
[Eugenius] Se llevará bien con el Gobernador y el Senador entonces...
[Gretchen] - Es probable. Tiene contactos.
[Eugenius] Dos últimas preguntas. Primero, ¿de cuántos vitalistas disponemos en nuestro bando?
[Eugenius] Y Segundo: ¿Viktor es como nosotros? - un vitalista claro...
[Gretchen] - Tres y tú, que yo sepa.
[Gretchen] - Viktor, sí, lo es. Y en el futuro, será consciente de que lo es. Ahora, no lo sé.

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18/10/2013, 23:25
Niki Neill

De algún modo, supe que todo se estaba torciendo,y que la oscuridad parecía encerrarse alrededor de mí haciéndome perder el control en una mente ajena. Las visiones de aquellas manos y esa mente extraña indescriptible me perseguirían en mis pesadillas. Aún así, no era capaz de echarme atrás. De algún modo era capaz de encontrar el valor en una curiosidad que se presentaba insaciable.

Cuando vi a Christopher ante a mí, aunque fuera en su mente, sentí como mi corazón se aceleraba. Los recovecos y agujeros de su mente me habían alertado desde el principio de que no era un buen lugar para estar, y me sentí insegura en un mundo que me era tan desconocido. Esperaba encontrar alguna referencia a mi propia mente, alguna similitud que pudiera suponer una conexión genética entre ambos, pero su mente era demasiado oscura, demasiado peligrosa...

Di un paso hacia a él, y mostré una leve sonrisa al oírle hablar. Me necesitaba... Quizá no tenía las cosas tan mal después de todo. Él... Él tenía las respuestas que llevaba tanto tiempo buscando. Alcé una mano para llegar hacia él, mientras mi mente jugaba a toda velocidad tratando de tomar la decisión acertada. Estaba tan cerca....

"Niki... Eres Niki... Sal de aquí". - Era la voz de Izan, pero yo sabía que Izan no estaba allí. Era mi mente, era yo... tratando de disuadirme de hacer una locura. Cerré los ojos...

Cuando los abrí había vuelto al tren. Recordar a Izan me había devuelto un poco a mi misma... bueno, o al menos a esa desesperada chica sin recuerdos que aún tiene un mínimo de conciencia. Mi mano se mantenía alzada. Busqué al científico con la mirada.

- Sé que aún estás aquí... - Susurré. - Pero no vamos a jugar con nuestras mentes... de momento.

Me puse seria. Respiré hondo, y medité por última vez lo que estaba a punto de hacer.

- Pero eso no significa que no podamos llegar a un acuerdo. - Dije con calma. - Te daré tus respuestas, si tú me das las mías. Eso me parece justo.

No pude evitar pensar que si descubría qué era diferente en mí, la gente de esos experimentos no moriría. Sentí ese pensamiento ajeno a mí... Cómo si ya no fuera suficientemente buena como para pensar algo tan altruista. Quizá solo era una excusa para hacerlo y conseguir así las respuestas que llevaba tanto tiempo buscando.

- Pero lo haremos a mí manera. No me verás. Ni me tocarás. Ni estaremos en el mismo espacio o más cerca de lo que estamos ahora. No... de momento. Dime que pruebas necesitas y yo te las proporcionaré. No te preocupes, conozco a gente que sabrá hacerlo bien. Sé que no es perfecto... pero verás... En este mundo, nada lo es... ¿Te parece justo?

Hablé con calma, despacio, como si meditara cada una de mis palabras. La palabra justicia me pareció increíblemente triste... ¿Era justo todo lo que había pasado? ¿Lo que estaba pasando? Joder... apenas había tocado la punta del iceberg, no tenía ni idea de con qué tipo de "sujetos" trabajaba, si eramos familia, ¿Cuántos años tenía cómo para haber estado en Auschwitz?...  En fin... No sabía nada... Salvo que era capaz de hacer cosas terribles para descubrir la verdad, aunque esa verdad pudiera destruirme.

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20/10/2013, 04:56
Stille

Tras un largo y arduo proceso de aclimatamiento, Stille se dignó a despegar los labios.

- Tal y como dice el gilipollas del bote de Spray verde- señaló a Arjen por encima de su hombro, hacia atrás, ocupado con Novák, Silk Shade, y el resto-, tenemos un vuelo que coger- explicó sin pie a concesiones por su parte-. Ataré cabos al respecto mientras cae la Torre de Comunicaciones y la Mansión del Gobernador- añadió, más que concesivo, explicando su propio plan, y punto-. Cuando todo eso caiga y el friki entre con el grafitero en Ávalon- volvió a señalar a sus espaldas, mentando en tono despectivo a los dos Vitalistas-, nos piramos.

Stille no era tonto. No era el alumno del año, ni del mes, ni del día, pero aquel era su área de trabajo. Arjen podía decir lo que le saliese de las pelotas, que a Stille le importaba una puta mierda. Estaba seguro de lo que se hacía y daba por hecho que el ecoterrorista, como cualquier otro camorrista, cometía el craso error de juzgarle precipitadamente. Pero Stille seguía vivo, entero y moviendo fichas por un tablero sembrado de minas, y no explotaba.

- La ciudad se desplomará al peso de Francia e Inglaterra- informó a Gretchen, y a la subyacente Alice -, y si no explota Ávalon, no quedará nada que hacer aquí, salvo alistarse en el ejército del país que nos ocupe- cambiábamos la bandera nazi por la francesa o la de reino unido. Ya no era un totalitarismo, pero hasta que la guerra terminase, seguía siendo la posesión de un país por exigencias del tablero-. Si explota, no quedará nada aquí, directamente. Tengo amigos en Reino Unido, y en Norteamérica. Anarquistas- una facción más global que Ámsterdam, que los Países Bajos, aunque estaban parcialmente aislados-. Si cae la Torre de Comunicaciones, en lo que cae la Mansión del Gobernador moveré los hilos que haga falta.

Señaló a Gretchen con un dedo, acusador, y negó con el mismo.

- Sin peros- exigió sencillamente-. Vamos. Sigamos a esos animalitos tuyos.

Pegó un beso en el cogote a Gretchen y, pasándole una mano por la espalda para que avanzase, la llevó con él hasta "El Consejo Blanco" y "El Gato de Cheshire". A efectos prácticos, no mandaban. No mandaba Arjen. No mandaba Silk Shade. No mandaba Novák. No mandaba Gretchen. No mandaba Ambroos. No mandaba Stille. Era un tira y afloja constante, y los juegos de poder se sucedían tan rápido que nunca llegaban a estabilizarse. Daba igual.

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20/10/2013, 04:57
Administrador

Silk Shade, Olga, realizó una pequeña reverencia llevándose la mano libre al traje, simulando que llevaba una falda y la acompasaba en el gesto. Se dejó besar la famosa mano del código y la conversación virtual, hasta que finalmente se sentó al lado de Novák.

- Lo sé- fue todo lo que respondió a los halagos de Novák-. Citaría a Lobo de Pulp Fiction, pero mejor me muerdo la lengua- añadió enseñando su hilera de dientes blancos. Visto que Arjen no decía nada, se giró hacia Erik y le increpó con afecto-. La familia de Novák, Caballero- le pidió con fingida distancia cortés-. Los reencuentros siempre son bonitos.

- Voy- se limitó a responder el hombre con una sonrisa-. No dejéis que me pierda demasiado.

Fugó de la sala. Durante un minuto o minuto y medio, la gente siguió hablando en el interior de temas banales. Finalmente, Stille volvió a entrar con Gretchen, ya vestida con su traje habitual, cosa que directamente, Olga ya pasó por alto. Después volvió a aparecer Erik acompañado de una mujer, rubia, y otra similar, pero de aspecto más mayor que, como quien dice, podría ser su madre, y de hecho, lo era.

- Liselote, Arjen- presentó, a falta de que Olga no estuviese ya introducida a la familia.

Liselote Novák. Unos treinta años aparentes de edad. Rubia, cabello relativamente largo y ondulado. Ojos azules. Cerca del metro setenta, sin alcanzarlo. Casi sesenta kilos de peso. Piel clara. Complexión normal. Aspecto serio, disciplinado, racional. El firme aspecto de alguien con responsabilidad sin perder talante.

- Encantada- respondió la mujer, pero pasó por el lado de todos los presentes, reparando sólo en ellos brevemente, mirándolos a todos de arriba abajo con ojo analítico-. Eugen- dijo al llegar a la altura de Novák, abrazándolo-, ha sido fácil. Sólo que ya no hay vuelta atrás- se apoyó en una de las sillas y siguió mirando a los presentes. Cada vez comenzó a reparar menos en Arjen y a hacerlo más en Ruth y Gretchen, probablemente porque parecían más complejas y tratables a nivel clínico.

Tras Liselote, su madre, Ria, que simplemente saludó a los presentes de forma afable, abrazó y besó a su hijo, y se colocó al lado de Liselote, adquiriendo una postura similar pero más despreocupada.

- A la diana- sentenció Olga hechas las presentaciones, a falta de que nadie emprendiese un abordaje directo de la situación hasta el momento-. Tenemos que golpear esa Torre de Comunicaciones- apuntó lo obvio una vez más, conduciendo la conversación-. Con ella, Novák y yo podemos convertirnos en Reina y Rey de este tablero- controlarían, valga la redundancia, cualquier comunicación que aconteciese dentro de la ciudad, pudiendo aislar a los nazis y liberar a la ciudadanía-. A partir de ahora, hay un contador. Cuanto más avance, más se prepararán contra Novák. Necesitamos un plan y modus operandi, y para pronto a ser posible.

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20/10/2013, 04:58
Administrador

Finalmente, el Merc que había viajado al lado de Jürguen le desata las manos y le invita a salir del coche. Ya no queda nadie en su interior, solo ellos dos y el conductor, un tío bastante anodino vestido con un traje negro y gafas tintadas, pelo corto, pintas de eficiente servidor. Probablemente haya acompañado a Diéter desde el principio, y sea su guardaespaldas personal, o al menos, uno de ellos. No obstante, el resto de compañías del empresario parecen ser sólo Mercenarios. Todos ellos, como el Alemán, dentro ya de El Boulevard. Entraron uno a uno, disimuladamente.

El Mercenario, el único que en algún momento hizo algo para evitar que matasen a Jürguen en un primer momento, abre la puerta de Jürguen como si fuese algún tipo de cargo reputado y le invita cortésmente a que se sirva y entre a El Boulevard. Parecía un agente de seguridad haciendo la guardia al lado de un sacerdote a punto de entrar en un burdel. Bueno, lo era, pero ya se entendía la connotación sexual del hecho en si.

Un hombre francamente interesante, pese a todo. Todo lo interesante que podía ser en aquellas circunstancias, claro. Con un porte duro y eficiente, pinta de pocos amigos y haber matado a diez tíos para matar a diez más. Un tanto desaliñada su barba, pero cuadrada y estética pese a todo.

- Cuando vea el momento oportuno, lárguese- le espetó al sacerdote mientras entraban al local-. Miraré para otro lado y diré que le perdí de vista.

Sin embargo, no explicó el porqué lo haría. Tampoco estaba Jürguen en las de exigirlo.

Ya una vez en el interior, el tío de las cicatrices en el rostro permanecía en el centro de la sala, coordinándolo todo. Habían bajado las persianas del local, sumiéndolo en la penumbra salvo por las luces. El cartel rezaba "CERRADO" en el exterior.

- No se muevan, y no les pasará nada- espetó el hombre a las prostitutas y clientes tumbados cara a una de las paredes. Habían apilado las mesas y sillas en el lado contrario, desmantelando el local. No había ni rastro de Ambroos-. Un puto héroe, y alguien de los aquí presentes tendrá que empuñar una fregona.

- Tengo algo, Jefe- dijo el sádico estrambótico y decorado con marfil, plata, oro y mechas-. Aquí hay una de las putas que dice estar al mando del local- lanzó a una mujer los últimos tres escalones, tumbándola contra el suelo tras una pequeña, y, por suerte, inocua caída-. Tiene orgullo, la muy zorra.

Tenía recientes marcas de cigarrillo en un brazo, y líneas de asfixia en el cuello. Tenía parte de las ropas rasgadas, y algún morado ocasional distribuido por el cuerpo. Estaba claro que el castaño, pelirrojo de bote, había escatimado en humanidad a la hora de preguntarle.

La mujer parecía tan dolida como furiosa. Consumida por la rabia.

- ¡No está joder!- se limitó a vociferar-. ¡Os he dicho mi veces que la puta cría ha salido!- explicó intentando levantarse antes de que una patada volviese a tumbarla-. ¡Ambroos os matará a todos! ¡No tenéis ni puta idea de lo que habéis hecho, imbéciles!

Una nueva patada la recogió en posición fetal, abrazándose a si misma entre gemidos.

- Nos la llevamos- se limitó a responder Diéter desviando la mirada-. Eliminad a quien os haya visto y dejad inconsciente al resto. Destrozad el local- fue ordenando con una lógica cada vez más fría, propia de la guerra-. Nada de quemar a gente viva ni nada similar- dijo alzando los ojos hacia el sádico e antes-. Ya no vivimos en la edad media.

Se atusó el traje e hizo una señal a Jürguen.

- Atiéndala- le pidió, u ordenó-. Tampoco quiero verla muerta.

- Definitivamente, Gretchen no está- respondió otro Mercenario abriéndose paso a través de las escaleras-. Aquí no hay nada más que ver, Señor Strassburger- informó al jefe. A sus órdenes, asintió-. Los chicos ya están poniéndolo todo patas arriba. Nos llevaremos a unas cuantas, las que parecen tener un contacto más cercano con Ambroos- aseguró a Diéter, asumiendo que iban a hacer de rehenes y de cebo para atraer al proxeneta-. Tardaremos unos minutos. Ya he llamado al resto de coches. Se ha armado la gorda en el Barrio Floral, así que tenemos suerte. No hay casi unidades por la zona.

Genial, para un puto momento en que la ciudad tenía que estarse tranquila, se liaba públicamente en otro lado. Eso era coordinación, sí señor, y sin buscarlo. Si Ambroos estaba involucrado, ya sería para cagarse.

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20/10/2013, 05:00
Más Allá

- Necesitaré una muestra de tu sangre- explicó Christopher con su ya habitual capacidad telepática-. También un mechón de cabello vivo y una muestra de tejido- añadió en un tono bastante científico, cual bata blanca haciendo inventario en el almacén.

Sí, estaba claro que había aceptado las cláusulas del contrato que proponía Niki.

- También necesitaré que te inyectes el AAK2 o que lo dejes en su sitio, Sam- pidió en un tono pedagógico, cual padre diciéndole a su hija que no esconda dulces o no podrá cenar-. Devuélvemelo o aplícatelo, pero no juegues con eso. No es algo negociable- aclaró, indicando que no estaba dispuesto a ceder con eso.

Abrió un cajón usando al científico y comenzó a disponer del material necesario para realizar una extracción de sangre, almacenar de forma estéril una muestra capilar y sellar al vacío una porción de tejido humano.

- Puedes intentarlo tú misma, pero si te haces daño, no me hago responsable- explicó con la misma voz de profesor que se cree o sabe más listo que su alumna-. Déjalo en manos expertas. No haré trampas, te lo prometo- concedió mientras el científico, aún con los ojos inyectados en morado, recuperaba una mano antropomórficamente correcta, sin jeringuillas ni malformaciones-. Sólo quiero lo mejor para ti. Para los dos.

Hecho eso, el hombre preparó la jeringuilla y esperó a ver si lo hacía él o Niki.

- Es una lástima que quieras hacerlo así, pero lo entiendo- divagó para si el científico-. Es difícil recuperar la confianza en otros cuando ni siquiera puedes confiar en ti misma. ¿Me equivoco?

Hombre, confiaba en Izan. En un científico sobrenatural psicótico, no. Pero si quería pensar eso, adelante.


Si Niki toma sola las muestras, Tirada de Destreza 6 (Dificultad 9 por Medicina 0). 2 Éxitos necesarios.