Partida Rol por web

Salvadores Salvados

Salvadores Salvados - Liberar al Condenado - Escena Cinco.

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20/10/2013, 17:26
Arjen Wolfzahn

-Bueno, señores, bienvenidos a mi guarida -dijo Arjen una vez todos los que contaban estuvieron presentes-. Iré al grano, porque Olga tiene razón. Voy a asumir riesgos, y voy a asumirlos yo en vuestro nombre. Es más, voy a hacer que asumáis riesgos por una de mis decisiones. Algunos ya estáis acostumbrados a eso -miró a Erik y a Olga brevemente. Una lástima que ni Irina ni Mark no se encontraran presentes- y otros no. Toda manada necesita un líder aunque haya varios cerebros. Todos pueden proponer, todos pueden intervenir... pero al final alguien decide. En todo barco hay un capitán, y ese capitán es como Dios.

Paseó la mirada por sobre todos los asistentes. Era un mirada dura, una mirada de acero, una mirada que estaba acostumbrada a ser quien ponía los límites.

-Si alguien tiene algún problema con esta decisión, es el momento para hablarlo -comentó con tranquilidad-. Comparamos capacidades y éxitos y al final alguien claudica y se llega a un nuevo equilibrio. A esto se le llama homeostasis, y funciona siempre -sonrió-. Aunque dudo que haya nadie ni la mitad de preparado para aglutinar y dirigir a este Circo de los Horrores...

Miró a Gretchen, ya no Alice, y supo que la pequeña alter-ego sería un dolor de huevos. Miró a Stille y supo que también sería un dolor de huevos. La diferencia es que Alice era inteligente mientras que Stille era un anarquista. Con lo primero se podía lidiar, pero con lo segundo... siglo y medio de fracasos y seguían erre que erre. Bueno, había que reconocerles la tenacidad como una de sus escasas virtudes.

Miró a Janssen y supo que habría entendimiento. Miró a Novák y supo que habría entendimiento. Miró a Ruth y supo que habría entendimiento. El uno era un superviviente que sabía encajar sus planes con los de los demás. El segundo era un genio cuya inteligencia, la que le salía por los cuatro costados, sabía reconocer el valor de la experiencia. La otra era un atractor caótico que necesitaba anclarse a algo para no acabar arrancada de la tierra y muerta por ello.

Suspiró y continuó, nuevamente serio.

-Empecemos diciendo que algunos de los aquí presentes no son lo que parecen -declaró con voz grave-. Sí, todos guardamos secretos, pero estamos hablando de secretos de los que ni siquiera se podía tener sospecha porque son inconcebibles. Esos secretos se mantuvieron por la propia supervivencia, pero ahora la propia supervivencia exige su revelación. Como dije -y no sonrió al hacerlo- estoy haciendo que toméis riesgos. Es más, estoy lanzándoos al vacío sin deciros si hay una red preparada. No será la primera vez que lo haga.

Arjen era un líder. Era experto en eso. Llevaba décadas ejercitando el mando. Más décadas de lo que muchos pensaban que era posible. Sabía que para coordinar las fuerzas era imprescindible conocer esas fuerzas, saber de sus flaquezas y de sus fortalezas. Aprehenderlas hasta su última definición.

-Eugenius Novák -señaló al suizo con un ademán de la mano-. Un genio, un supercerebro, un físico, un ingeniero, un informático. Una jodida mente de primera. Y una persona capaz de manipular las máquinas a distancia, con su mera voluntad. Hoy -continuó-, este hombre hizo que un puente levantado volviera a bajarse para que pudiéramos cruzar. ¿Cómo lo hizo? Saltándose todas las restricciones y controles informáticos impuestos por los nazis a través de una consola con dos botones y una palanca. Simplemente quiso que sucediera y obligó al mecanismo a responder.

Sin dejar tiempo para que nadie hablara, señaló a la pequeña Gretchen.

-Los nazis, que sabía de qué palo iba el triunfo del genio, habían cortado el suministro eléctrico para evitar que Novák hiciera su pequeña magia. ¿Y? Pues que la joven aquí presente generó ella misma la electricidad necesaria para conseguir que el supergenio tuviera con qué trabajar -se inclinó hasta apoyar las palmas de las manos sobre la mesa sin dejar de mirar consecutivamente a todos-. Una chica, por cierto, aquejada de visiones venidas del futuro a través de una "ella misma" hija de puta vestida de nazi con un ego del tamaño de esta jodida ciudad. La que, después de todo, nos ha puesto sobre aviso de lo que está sucediendo.

Una vez puesto en marcha el tren, no iba a dejar que nadie se bajara de los vagones. No con la velocidad que estaban cogiendo.

-Una joven cabrona que, después de todo, está a cargo de un mamón con una mala hostia legendaria y un gusto por matar nazis que supera incluso al mío -dejó que una sonrisa leve, cínica, apareciera poco a poco en sus labios-. Un cabrón que aguanta lo que le echen y que sabe muy bien como sobrevivir -ahora sí miro a Ambroos-. ¿Cuánto puedes aguantar, Janssen? ¿Cuánto eres capaz de resistir, a ti que estoy seguro de que te lo han hecho pasar jodidamente mal? Espero que nos lo cuentes con todo lujo de detalles.

Sacudió la cabeza y pasó al siguiente de la lista.

-Que si es por aguantar, joder lo que ha tenido que aguantar nuestra pelirrosa -inclinó la cabeza hacia Ruth-. Una joven que se mete en cada dos por tres en unos fregados de tres pares. Si lo sabré yo que tuve que sacarla de uno -no era momento de recordar lo que había perdido en ese rescate-. Y no obstante Ruth pasa inadvertida. ¿Cómo? No hay mejor manera de que no te vean que... no habiendo nada que ver. Una chica invisible, tenemos por aquí. Y con alguna que otra sorpresita, ¿verdad, Ruth?

Y, finalmente...

-Mucha gente dice que Arjen Wolfzahn es un animal. Que es una persona demasiado feroz -se irguió en toda su estatura, que no era mucha, y cruzó los brazos sobre su pecho-. Lo gracioso es que esas comparaciones... en realidad son identidades. Soy más veloz que una persona normal, soy más certero que una persona normal... pero todas esas cualidades las saco remodelándome a mí mismo. Cuando amenazo con arrancarle a alguien el bazo no es una exageración -se miró las uñas y volvió a sonreír antes de cruzarse nuevamente do brazos-. Mis garras rasgan la piel y la carne con mucha facilidad, con tanta facilidad como puedo duplicar el récord de salto de longitud sin siquiera calentar. Es fácil para un cazador acechar a la presa cuando se funde completamente con el entorno. Es sencillo enfrentarse a media docena de eimer-kopf cuando se tienen los reflejos, la coordinación y la mala leche de un puto tigre. ¿Sonrisa lobuna? -se encogió de hombros-. Me he cargado planchas de acero de 5 milímetros de espesor sólo con mis colmillos. Y, si es necesario, puedo ser aún más animal. Me gusta pasearme como un perro. Poca gente repara en ti cuando eres un pastor alemán -le guió un ojo a Ruth-. Hay quien dice que mi magnetismo animal es sorprendente. No tienen ni idea de lo que mis feromonas, las que me marcan como un superalfa, pueden hacer si las dejo completamente sueltas. Yo sí lo sé muy bien porque llevo ochenta años haciéndolo. Sí. Ochenta -declaró con firmeza-. Mirad las fotos, acudid a los registros: fundé Greenpeace junto a unos cuantos locos allá a principios de los 70 del siglo pasado. Después de la "prueba Cannikin"1. La mayoría ni siquiera habréis oído hablar de ella -suspiró con gravedad, despacio, hinchando bien los pulmones antes de dejar escapar el aire-. Llevo más de sesenta años ejerciendo de líder y cosechando éxitos a pesar de las dificultades y los fracasos.

Y ya estaba dicho. Ya estaban puestas las cartas sobre la mesa. Casi todas, al menos. Volvió a pasear la mirada por todos.

-¿Alguien tiene algo que añadir a esto? Porque, sinceramente, quiero oír todo lo que falte por decir. Ah -añadió por último. No sonrió-, ¿sabéis lo mejor? Lo mejor es que los nazis están al tanto de que algunos somos gente peculiar. Y los nazis tienen a su propia gente peculiar para oponérsenos.

1: la prueba Cannikin fue la última de una tanda de tres pruebas nucleares que tuvieron lugar en la isla Amchitka, parte del archipiélago de las Aleutianas al suroeste de Alaska.

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20/10/2013, 20:01
Gretchen

Alice no necesitaba amor; Gretchen sí. El beso de Stille en la nuca fue como una bendición, y a punto estuvo de echarse a llorar, abrazándose a él como a la única luz de su vida. 

Volviendo con el grupo,  Gretchen era Gretchen y no Alice. Su mirada estaba medio perdida y se acurrucaba junto al Anarquista como un gato buscando un regazo cálido. Cuando Arjen habló y preguntó si alguien tenía algún problema... Alice se revolvió.

Oh, en serio. Cariño, ¿de verdad?

Él sabe cosas...

Sí, sabe, Gretch, pero tiene tanta mano izquierda como un lisiado de guerra al que apoden Muñoncitos.

Gretchen, nerviosamente, sólo fue capaz de responder en voz alta diciendo:

- Alice.

Con esto, intentaba transmitir que la uberzorra tenía otro punto de vista sobre quién llevaba los pantalones, o la gorra de la totenkopf, en este asunto. 

Se encogió sobre sí misma, deseando que Arjen no le dijera nada. Alice discutía con él por gusto y porque ella lo valía. Gretchen le temía. Cuando el hombre desveló todos sus secretos delante de Stille, la chica se acurrucó contra él, desesperada, rezando porque su padre postizo no decidiera repudiarla.  Pensó, en su tontería, que quizá Ambroos se sentiría tan desnudo como ella misma cuando Arjen desveló su naturaleza, y sin apartarse de Stille, deslizó una mano flacucha y blanquinosa hasta tocar al proxeneta. 

Que para todos los presentes sería una reacción de lo más normal, pero para alguien tan aterrorizado como el ratón blanco que era Gretchen, suponía una muestra brutal de confianza.

Encogiéndose, se hizo un ovillo. 

 

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20/10/2013, 20:03
Arjen Wolfzahn

La respuesta de Gretchen no sorprendió al ecoterrorista. Evidentemente esa única palabra llevaba detrás una carga mucho mayor, y evidentemente la fräulein soldat era tan... nazi, vaya... como para disputar lo que fuese a quien fuera. Pelearía por un montón de polvo si creyera que merecía poseerlo.

-Alice -repitió Arjen. No le habló directamente a Gretchen, sino a la pequeña hija de puta detrás de Gretchen-. Alice no está. Alice va y viene. Alice no interactúa. Alice sólo interfiere.

No llegó a gruñir, pero sí frunció el entrecejo y agravó su voz.

-Alice es muy inteligente, más que yo -admitió sin reservas-, pero Alice no sabe tomar decisiones. Alice no sabe lo que es el bien del grupo ni lo que es actuar por otro. Alice sabe lo que la han enseñado, y es a ser una jodida nazi. Buena consejera, buen punto de vista, una cabrona que habla sin preámbulos y con una rudeza y una crudeza muy necesarias. Alguien así sacrificaría al grupo por su propio bien -dijo al fin, y aquello era la absoluta y desnuda verdad-. Alguien así gobierna, pero no dirige. Y no necesitamos un gobernante.

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20/10/2013, 20:08
Niki Neill

Cogí la muestra del AAK2 y medité un segundo. Habría querido disponer de ello, investigarlo con calma y tratar de descubrir algo más sobre su composición, pero no parecía que fuera a ser posible. Respiré hondo, de manera lástimosa como si hubiera cedido en una parte en la que no quería ceder. Dejé la jeringuilla en un lugar alejado de mí, y tratando de que no estuviera muy a la vista, quizá en un cajón, o tapándola con algo que encontrara. Luego vigilé los movimientos del científico:

- No. - Dije tranquilamente. - Sus manos son las mismas que las tuyas, y las mías no son seguras. No lo haremos así.

Miré a mi alrededor y medité breves instantes sobre un lugar o una hora.

- Has esperado mucho para esto, supongo que no tendrás inconveniente en esperar un poco más. Conozco a gente cualificada que podrá conseguir las muestras que pides... Quedaremos aquí, si te parece un buen sitio. Cuando esté todo listo vendré. Tú me darás las respuestas y yo te daré las muestras.

Me preparé para marcharme sin perder de vista al científico. Traté de repasar las caras de todo aquel con el que me había cruzado, revisando rostros, gestos y caras.

- Por cierto... Curioso que hable de confianza alguien a quien al menos de primeras le dio miedo verme en persona. Te aprecio, Chris... pero ambos sabemos que si nos encontramos juntos en una misma habitación... solo uno podrá salir vivo de allí.

Esperé una confirmación por su parte y me dispuse a salir sin perder de vista al científico ni a ninguna de los... "seres" que estaban allí. Debía estar alerta ante cualquier movimiento en falso.

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20/10/2013, 23:18
Ambroos Janssen

Ambroos se había mantenido en silencio, como una estatua animada que les seguía. No le había increpado su actitud a Stille, no había cuestionado a Arjen ni a Novak. Se había mantenido al margen de una manera discreta pero tensa, como una sombra siniestra e inexplicable. Silencioso.

Pensando. Se había mantenido pensando. 

Nunca había sido la bombilla más brillante del cajón. Su padre, relojero, se había encontrado con un imposible a la hora de enseñar a su hijo: en la cabeza de Ambroos no encajaba el complejo funcionamiento de un reloj, sus cientos de engranajes, millares de dientes, todos girando a un compás para un único desenlace. Demasiada complejidad para algo tan sencillo como dos varillas de metal avanzando al compás. Ahora, que de verdad era capaz de valorar lo que significaba el tiempo, renegaba de los relojes con la amargura y la nostalgia de algo familiar perdido para siempre.

Ahora Ambroos se maldecía por haber sido incapaz de comprender aquello, pues quizás era lo único que le hacía falta para comprender su situación actual, como cada uno de ellos era un engranaje con sus acciones como dientes, desencadenando un único desenlace. ¿Cual sería esta vez?

Sin embargo Janssen había aprendido otra cosa. La paciencia. Aquello le había permitido correr y parar, escuchar y callar, con una parsimonia impensable en el gigantesco y amenazante proxeneta que regentaba el Boulevard. Analizar aquella situación con su mente sencilla: un montón de vitalistas reunidos en un interés medianamente común. Sobrevivir. Asegurarse su defensa con el ataque más brutal que quedase a su mano.

Por eso cuando Arjen comenzó a hablar se limitó a escuchar, asintiendo de vez en cuando con mudo gesto de aprobación. Otro superviviente, otro predador.

- Jasenovac1. Fue la única respuesta de Ambroos a la pregunta de Arjen: una palabra solitaria cargada de nubes oscuras, de un ambiente opresor y alarmante, de alambre de espino y cuchillos ensangrentados. Todos tenían secretos, si, y comprendía que ahora la armadura que les había mantenído hasta ahora con vida solo conseguía ralentizar el paso de su huída. Era una escasa ventaja de la que no podían sacar partido si no llegaban a verla.

Y sin embargo no había palabras para describir aquello, no había un término real para describir cuanto era capaz de resistir. De sobrevivir.

Tampoco hacía falta más. Un poco de cultura era suficiente para saber que eso era imposible, que un hombre de unos treinta años inclasificables hubiese sobrevivido a un horror de la primera oleada nazi. Los que supiesen más podrían hacerse a la idea del horror de una manera lejana, en blanco y negro, porque nadie podía en realidad comprender la magnitud de aquello. Nadie podría entender Jasenovac.

- Lo último que necesitamos es que nos empeñemos en jodernos entre nosotros. Añadió Ambroos, agarrándose a la pequeña y palida manita temblorosa que le tendía Gretchen. No había en aquellos dedos fibrosos su habitual tensión y agresividad, sino un férreo apoyo.

Era estúpido, pero estaba luchando por ella. Le había costado darse cuenta. Bajo sus capas de egoísmo, sobre ese mar embravecido clamando venganza, luchaba porque esa niña destrozada no se convirtiese en una esclava, en una muñeca cínica despojada de sueños y aspiraciones. Luchaba porque Gretchen nunca se convirtiese en Alice, porque nadie luchó porque Damjan no se convirtiese en en Ambroos.

Era, efectivamente, un gato de Cheshire: difícil, rabioso. Que gruñía cuando estaba contento, que reía cuando el mundo le sobrepasaba. Y sin embargo solo quería ayudar a la niña perdida a sobrevivir a la Reina de corazones.

No miraba a Gretchen, no miraba a Arjen; no miraba a ninguna parte. Sus ojos oscuros, negros como pozos petrolíferos, se perdían en la nada del bunker, frios como el invierno. Miraba a la nada en la que existía Alice, a sabiendas de que Alice le escucharía. Le escucharía si ese maldito beso deconcertante era real, si la historia que le había contado no era una engañifa.

Si de verdad moriría alguna vez. Si de verdad alguna vez Alice sentía algo que no fuese un maldito odio visceral. Como él.

 

1: Jasenovac fue un campo de concentración situado en Serbia durante la Segunda Guerra Mundial, donde se dieron maltratos de gran crudeza como competiciones entre los guardias por ver quién asesinaba más presos en una noche, ahorcamientos con alambre de espinos y diversas torturas.

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21/10/2013, 09:27
Eugenius Novák

Eugenius saludó a su hermana y a su madre todo lo efusivamente que se pudo permitir en presencia de tantos desconocidos. Les dedicó unas palabras con el objetivo de que estuvieran tranquilas y mantuvieran la calma. Ya el peligro había pasado, al menos para ellas. Ahora Eugenius tenía que cumplir su parte del trato para poder garantizar su seguridad. Pidió a ambas que se mantuvieran al margen, podían escuchar si querían pero no quería discusiones ni que intervinieran en nada. Las quería fuera de todo peligro. Entonces comenzó Arjen a hablar.

Bonito discurso pensaba Eugenius mientras observaba al gorila. Pero podían hacer ese trabajo perfectamente sin él. Realmente no hacía falta ninguno de los presentes… ni siquiera Olga, Silk Shade o como se llamara. Sólo Nóvak se bastaba para hacer lo que se proponían. Aunque ciertamente, no podía negar que prefería estar cerca de Alice… que no de Gretchen. Las conversaciones con la niña nazi resultaban de lo más interesantes… y finalmente reveladoras.

Y, por otro lado, Eugenius necesitaba a Arjen. No como líder de la manada… ni de lejos. Los líderes no son los más fuertes por mucho que la naturaleza se empeñase en ello. Sino los más inteligentes. Y Eugenius no quería ser el líder, pero necesitaba a Arjen, o más bien sus contactos y recursos. Aquél era el hombre que mantendría a su familia a salvo hasta que todo acabara. Luego ya tanto daba. Cuando todo acabara sería el propio Eugenius quien podría dedicar tiempo a su madre y a su hermana para que no dependieran de alguien como Arjen. Tendrían todos una nueva vida, al margen de los alemanes y sus ansias de poder.

Comprendiendo esa necesidad Eugenius no reprochó ni discutió ninguna de las palabras de Arjen. Que fuera el líder si quería. Además existía otra cosa. Eugenius había conocido a más Vitalistas en los últimos minutos que en toda su vida. Y al parecer tenían un objetivo común. Lo quisiera o no, fueran inferiores a él o no, Eugenius tuvo que reconocer que por primera vez en su vida se sintió parte de algo… sintió que no trabajaba él sólo en un proyecto, sino que todos podían aportar algo… por poco que fuera. Extrañamente se sintió un poco a gusto entre tanto bicho raro. Un tipo más animal que humano, una chica con dos personalidades muy distintas, una de las cuales era capaz de hacer proezas increíbles y disponía de unas capacidades sobrehumanas a gusto del genio y complementarias a su habilidad, una chica invisible, y un tipo que había sobrevivido a ¿qué?. Parecía un tipo con el poder de sobrevivir a lo que le echaran… ¿un poder útil? Sí, hasta cierto punto. O eso o Ambroos se callaba muy mucho de explicar su habilidad. Opción que Arjen no había dado al resto y que en cierto modo desagradaba a Eugenius, pero se calló.

El científico escuchó todo el discurso, la respuesta de Alice, la continuación de Arjen y la última respuesta de Janssen… todo en un mutismo raro para alguien como él. Pero unas palabras de Arjen alarmaron a Eugenius: Alice era quien había puesto al grupo sobre aviso de lo que estaba sucediendo. Era ella quien había comenzado todo aquello, y el genio estaba seguro de que desde el principio fue ella quien les fue manipulando a todos.

Intercambió una mirada con Gretchen, a sabiendas de que su alter ego no estaba y probablemente no aparecería. Ahora no era el mejor momento para ello.

Tanto daba, la torre de comunicaciones debía caer igualmente. Eugenius crujió los dedos de sus mano, giró el cuello en movimientos circulares y lentos para relajarse y se dirigió a Silk Shade:

- Vamos al tema. Dame un ordenador y una conexión a internet y tomemos el control de esa torre de comunicaciones. – lo decía como quién se iba a hacer la compra. Hacía que sonara sencillo, y realmente era así. Al menos para él.

- Por cierto… - quiso preguntar algo más a Arjen antes de comenzar. - ¿No habréis capturado a nadie “peculiar” – dijo usando el mismo término que Arjen para referirse a los vitalistas - de los alemanes, verdad?

Para qué querría Nóvak a un vitalista alemán era algo que escapaba del entendimiento de todos.

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21/10/2013, 12:17
Ruth Karsten

Ruth se encontraba hablando con Olga y Erik cuando Arjen llegó con Novák y... ¿En serio? ¿Ese era Stille? La muchacha parpadeó varias veces al verlo y respondió a su mirada encogiéndose de hombros, como si dijera: "Sí, aquí estoy." También reconoció a la muchacha frágil y asustadiza, Gretchen, la recuerda, claro que la recuerda. Para Ruth, ella es como una especie de versión mucho más rota de sí misma, más pequeña y vulnerable... Le recordaba demasiado a cuando vivía sometida a los puños y a los gritos, pero al menos esa chica parecía haber sido más valiente que ella y haber huido antes. Al menos ella encontró a alguien que la cuida y la trata con cariño... Ruth en su lugar encontró...

Janssen. 

Y, por supuesto, reconoció a Ambroos. Cómo olvidar su apellido. Tal vez sólo fuese una coincidencia, tal vez sólo compartiesen apellido pero no se conocieran de nada. Pero no podía negar que su parecido era innegable: el mismo cuerpo musculado, los mismos rasgos afilados, el pelo prácticamente rapado... incluso esa mirada, esa mirada felina capaz de conseguir lo que sea. La muchacha no podía ignorar todos esos indicios, eran demasiadas casualidades. 

Por eso, la muchacha frunció el ceño al verlo, mientras sus manos, ocultas por sus brazos cruzados sobre el pecho, se cerraban con fuerza en dos puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos y las uñas se clavaron dolorosamente en el interior de las palmas. No se fiaba de él. No se fiaba de nadie, Ruth era así, pero menos aún de él... 

Entonces aparecieron en escena la madre y hermana de Novák. La joven le recordaba tanto a Ágatha que le dolía, pero esa muchacha... si se detenía a mirarla con más detenimiento, no se parecía tanto. Su gemela era pura luz y calidez, mientras que Liselote parecía ser tan fría como un témpano de hielo, justo como su hermano. Demasiado estirado, demasiado... ¿arrogante? No se atrevía a afirmarlo, puesto que no lo conocía, pero a Ruth no terminaba de gustarle. 

Una vez todos reunidos, Arjen comenzó a hablar y, con eso, a revelar las habilidades de cada uno. La pelirrosa se tensó, no sabía si era buena idea que todos supieran de lo que era capaz de hacer cada uno, sobretodo en su caso... Ruth era desconfiada por naturaleza y no podía evitar pensar así. Pero si ahí había alguien en quien confiaba, ese era Arjen. Y a fin de cuentas, como él había dicho, era el jefe y ella no tenía ninguna objeción al respecto. Conforme los poderes eran revelados, la muchacha cada vez se sorprendía más y más... Jamás había conocido a tanta gente con esa clase de habilidades en tan poco tiempo, se sentía abrumada. 

Esbozó una media sonrisa cuando el hombre hizo referencia a ella, agradeció que no nombrase qué tipo de problema fue.

-Ya te hablé de Ágatha-respondió al ecoterrorista.-, y de sus habilidades.-especificó.-Además... necesito encontrarla, Arjen. Sé que no está con ellos, pero no sé si con quien está estará de nuestra parte o no...-pero, desde luego, si le mete esa paliza a Axel de verdad, creo que podría considerarlo un amigo incluso.

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22/10/2013, 13:54
Erik Lukgaardsson

Erik se limitó a tragar la poca saliva que pudo generar. Lucía un rostro conmocionado, y es que saber que su jefe podía transformar sus manos en zarpas, vista la cicatriz de su rostro y la ausencia de ojo, le generaba una extraña sensación. El hombre puso una mano sobre el hombro de Olga, apretó de forma cariñosa y negó con la cabeza, mirada perdida en ningún sitio. Se quedó así mientras cada uno intervenía, mientras Arjen terminaba su disertación.

- Necesito tomar el aire- fue lo único que dijo de forma discreta.

Miró a Arjen con gesto inescrutable, entre el miedo y la confusión, y salió de la sala sin armar escándalo. Necesitaba tiempo a solas para meditar la ingente cantidad de información, especialmente aquella que atañía a su relación con Arjen y la nueva naturaleza de los Ecoterroristas y sus aliados.

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23/10/2013, 23:04
Padre Jürguen

El casi anciano se sintió sorprendido por la deferencia del “mercenario cowboy neerlandés”, más aún cuando le mostro prácticamente su apollo a que se largara en cuanto pudiera. Aunque aquél tipo estaba con los otros mercenarios, algo le decía que en realidad no era uno de ellos.

No sabía por qué le había caído en gracia a aquél tipo, pero su actitud contrastaba con la fría neutralidad del veterano de la cicatriz, más profesional, o en el extremo opuesto, con la sordidez y brutalidad del tipo con las dos pistolas cargado de piercings que hacía alarde de su dorada dentadura.

¿Dónde te esconde Ambroos? ¿O es sólo casualidad que no te encuentres donde deberáis cuando más hace falta?

Jürguen se sentía seguro por ahora. A pesar de estar cautivo y rodeado de tipos armados dispuestos a apretar el gatillo, Dieter pordría haber ordenado matarle si quería. Más aún ahora que no le necesitaba. O quizás no debía relajarse, y las palabras del cowboy habían sido en realidad una advertencia sobre lo que le esperaba si seguía con ellos.

El anciano ex nazi sí que tenía sobrados motivos, en cambio, para preocuparse de las personas de aquél local. Le asombró la estúpida lealtad de aquellas chicas, ejemplarizada en la responsable que se engaba a hablar, a pesar de haber sido maltratada por el animal pelirrojo.

De nuevo, Jürguen se sentía sorprendido por el afecto que todas aquellas mujeres le profesaban a Janssen. Se preguntó que habría detrás de ello.

Cuando Dieter le ordenó que atendiera a la chica, lo hizo sin rechistar: Algo de humanidad por su parte, a pesar de todo. Pensó para sí.

-Seguro que Janssen sabrá que han salido ustedes de su guarida, del mismo modo que sabía la localización del lugar donde se ocultaban.- Afirmó Jürguen, en voz alta, mientras se aproximaba a la chica.

Antes de arrodillarse para atenderla, se volvió un momento hacia Dieter para añadir: -No lo encontrarán a menos que él quiera.-

Mientras examinaba ya a la chica, sin mirarles, continuó: -Yo sugeriría acudir al punto de encuentro que les comenté, en la zona en ruinas por los bombardeos. Creo que a pesar de todo cumplirá con su parte y estará allí esperando con la chica.-

Finálmente, concluyó: -Usted sabrá si decide ir allí sólo, tal como Ambroos pedía, o con estos hombres, Dieter.- Utilizó la palabra “hombres” sin connotación alguna. Podría haber añadido algún apelativo para referirse a los mercenarios, pero no quería acabar con un culatazo en la boca.

Dejó de hablar para atender a la chica. Primero la examinó superficiálmente, y le hizo algunas preguntas típicas sobre donde se había lesionado, o si se había golpeado en algún lugar sensible, como la cabeza.

Aunque no parecía nada grave, quería asegurarse que aquél bestia no le había producido alguna lesión interna a la chica, cosa que no era fácil de ver sin escáneres o radiografías.

Por suerte, él tenía capacidades que nadie más tenía.

Tras un examen médico visual a nivel de superficie, la fué tocando con cuidado en diversas en diversas partes del cuerpo, concentrándose en buscar a nivel interno por medio su "capacidad especial" lesiones que no pudiera ver a simple vista.

Después del examen, empezó a atenderla, utilizando los pocos medios que tuviera disponibles: -¿Ninguno de ustedes tiene un botiquín con lo básico?- Sugirió, echando un vistazo de reojo a cada uno de los Mercs presentes...

- Tiradas (3)
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24/10/2013, 16:37
Ambroos Janssen

- Quizás os interese saber. Añadió Janssen, a quién no había pasado desapercibido el gesto de molestia de Novak. ¿Acaso se creía que Ambroos era un hombre de secretitos? Aquel gesto le molestó profundamente, despreciando como despreciaba a conspiradores y arpías. Solía considerar que su silencio era tenido por una mera cuestión cordial, y es que sus vivencias y opiniones solían ser demasiado sórdidas para el ciudadano medio.

¿Quién quería que uno se pusiese a hablar de prácticas sexuales cercanas a la tortura más indiscriminada delante de dos niñas?

- Estas habilidades "nuestras".- su voz sonaba cargada de sorna, de un humor negro que resultaba hiriente incluso sin saber uno porque se reía. Al fin y al cabo, el cancer que da superpoderes seguía siendo tan irónico que para Ambroos era imposible reaccionar de otra forma.- provienen directamente de investigaciones realizadas durante la Segunda Guerra Mundial, muchas de ellas en presos de campo de concentración.

Pequeña pausa de tres segundos. No era una información demasiado nueva (o no debería de serlo) y quedaban demasiados detalles para asimilar como para asumir que la gente tendría problemas con ese. No quería interrupciones, no de momento.

- Sin embargo...algunos nazis probaron su mejor arsenal una vez depurado sobre ellos ellos, a destacar los apellidos de Wolf, que concretamente eran tres hermanos, y el famoso Einchmann. Ambos nombres que les había dado Gretchen, ambos nombres que sabía estaban en la ciudad. Y quizás alguien más supiese de ellos y pudiese aportarles pistas suficientes. Es muy probable que sus poderes sean muy superiores como descendientes del grupo Kerova, de investigación sobrenatural. Y están aquí, en Ammsterdam.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que ni siquiera él sabía que era Kerova. Jurguen se lo había dicho en un batiburrillo nervioso de palabras y lo había asimilado de golpe, pero nunca antes había oído el término.

- Kerova era un grupo de cientificos ocultistas nazis.- siguió explicando con una frialdad muy poco acorde con el tema.- que trabajaban con dos intenciones. Una, buscar la perfección genética en los arios. Dos, construir auténticas máquinas de matar humanas que fuesen el soldado perfecto, especialmente pirokinéticos. Proyectos Génesis y Fénix.

Ahora si, Janssen calló. Calló esperando respuestas, comentarios, aportes, gritos de negación y suspiros de asombro. Lo que fuese menos la puñetera y maldita indiferencia que tanto había destruido en la primera gran guerra. Allí estaban cinco hijos del horror, cinco herederos de la muerte y la crueldad más exquisitamente humana. Cinco marcados por la soberbia y la ambición, por el cancer y un genoma corrupto y retorcido. Si ni siquiera ellos eran capaces de sentir algo...

- Luego está el asunto del Gobernador. Al parecer hay más gente interesada en localizarlo...que lo considera, más que menos, "el hombre del coco". Citó textualmente de su encuentro con Jurguen y el ceño del serbio se torció al recordar que el falso sacerdote aún no había reaccionado a su encargo. Y cada vez tenía más prisa, la bestia en su interior clamando por sangre alemana, ansiando frenar aquel ardor interno que la primera aparición de Alice había prendido en su interior. Misterioso y muy muy malo. concluyó, con un tono burlesco infantil cargado de la ira del recuerdo.

Os quiero en mi sotano. Ataditos y con una manzana en la boca.

- Sin embargo dos de mis chicas han logrado entrar y han definido el lugar como poco menos que un palacio con la seguridad de un bunker. Ambroos soltó aire por la nariz, como un toro de lidia tenso. Las gemelas no le habían dado muchas más pistas, estando obviamente a lo que estaban. Trabajo de prostituas, no de espías.- Necesitamos quedarles sin generador...o prenderle fuego a todo el edificio.

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24/10/2013, 20:07
Eugenius Novák

- He estado en la mansión del Gobernador. - proclamó Novák. - Probablemente habré visto más zonas que sus "chicas" - dijo procurando no mostrar ningún tono despectivo. De hecho fue todo lo neutro posible. - Pero cualquier detalle que ellas puedan añadir será de ayuda. - Eugenius pensó que aquella frase en sus labios sonaba increíble. Por la mirada que le echaron su madre y su hermana, había debido parecer una mentira muy grande para cualquiera que le conociera. Ciertamente le importaba bien poco lo que aquellas chicas pudieran aportar, seguramente no sería nada interesante... pero estaba tratando de ser educado y cortés con sus nuevos compañeros. Lo malo es que no era algo que se le diera precisamente bien.

- Reconocimiento vocal, ocular, facial, cámaras de seguridad, micrófonos y sensores de movimiento que yo haya visto. Sin embargo, conociendo al gobernador, ese tío es capaz de tener de todo. Desde análisis de sangre hasta sensores de metales y térmicos, pasando por torretas automáticas y dispensadores de gas. Naturalmente, lo lógico es que estos dos últimos sistemas sólo salten a demanda o en caso de alarma, y con su debida localización y hackeo, pueden ser tanto perjuicio como beneficio. Es posible que tenga algo más, pero nada de eso es problema para mí. Se lo aseguro. -

Novák parecía y estaba muy seguro de sí mismo. Levantó un dedo de su mano derecha, el índice: - Uno, la torre de comunicaciones. - Sin bajar el dedo levantó un segundo, el corazón: - Dos, la casa del Gobernador. -

Miro a todos los presentes tratando de evaluar las capacidades de cada uno y qué parte desempeñarían en el plan global.

- Yo puedo encargarme de ambas cosas... Silk puede echarme una mano y eso os dejará al resto libres para actuar como veáis. Vamos - estuvo a punto de decir "voy" pero su cerebro reaccionó en el último instante, - a darles tantos dolores de cabeza que no van a tener tiempo de prestaros atención al resto. - finalizó con una sonrisa de orgullo o quizá prepotencia.

Por un instante Novák parecía haberse olvidado de lo más importante... la principal amenaza a sus cabezas y las de los alemanes. - Y luego está Avalon... ¿de qué problema nos ocupamos primero, señores? - el caso de Avalon era especial. Era algo personal para el genio, y de ello se encargaría él y sólo él.

Pero Eugenius empezó a pensar y a sumar dos y dos... De momento, de todas las partes del plan, él era el más capacitado para resolver todo... salvo que Arjen, Ambross y alguno más tuvieran pensado asaltar a mano armada la mansión del Gobernador... cosa que sería un suicidio.

¿Qué iban a hacer el resto? Empezó a entender el interés de Silk Shade porque estuviera de su parte.

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24/10/2013, 21:48
Arjen Wolfzahn

"Experimentos nazis. Somos el resultado de experimentos nazis", pensó el ecoterrorista. Ignoró por completo el resto del discurso de Janssen. No, no podía ser. No cuando sabía que había otros como ellos fuera de la esfera de influencia nazi.

De una manera u otra, en aquellos momentos daba igual. Lo importante era Dyrk. Inspiró, expelió el aire. Se calmó.

-Para entrar en la Mansión del Gobernador necesitamos despistarles -declaró Arjen, contestando a Novák-. Han de estar corriendo como pollos sin cabeza, porque si están mínimamente centrados nos joden, y nos joden a base de bien. Para que no sepan de dónde les vienen las hostias hay que intervenir sus redes de seguridad y vigilancia, y para ello hay que encargarse de la Torre -prosiguió-. Se trata de una auténtica fortaleza que consume gran parte de la potencia de la ciudad. Muchas de sus defensas son independientes del edificio, pero otras no. Para que esas defensas queden desactivadas, para que tengamos una oportunidad de colarnos y abrirles las puertas a los genios para se hagan con ella, hay que cortarles el suministro. Y eso significa Avalon.

Dicho así no parecía tan difícil. Lástima que todo aquello no fueran más que palabras.

-Por tanto hay que desactivar Avalon para controlar la Torre y así colarnos en la Mansión -sí, muy fácil de decir-. Y hay que hacerlo todo seguido. Por otra parte hay que darse prisa: Smith y sus ecochalados van a conseguir que Avalon divida entre 0, le convenzan para sacar todos los decimales de π o algo así, salga el jodido pantallazo azul e inicie una puta fusión del núcleo que ni Three Mile, Chernobyl y Fukushima juntos -y aquello sí que les echaba a todos de la puta partida.

Tomo algo de aire y les miró a todos a los ojos. Se centró en Novák y Olga.

-Por otra parte me da la sensación de que nuestro genio invitado piensa que podría encargase él solito de hacerlo todo. Ni de coña -dijo tajantemente-. Si los übercapullos han sido un poco listos habrán montado redes independientes que no se puedan asaltar de ninguna manera desde fuera. Habrá que colarse dentro de Avalon y también dentro de la Torre y una de dos: o colocar repetidores que os permitan a vosotros -señaló a los informáticos- actuar desde fuera, o veniros con el grupo y hacerlo desde dentro. Cada cosa tiene sus ventajas y sus riesgos. Y yo, desde luego, he de entrar en la Mansión. Tú tienes a tu familia, Novák -añadió-. La mía la tienen ellos.

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24/10/2013, 22:09
Gretchen

- Heller

Alice tenía las cosas bien claras. Avalon ya iba a ser apagada en cualquier momento para matar a Heller, Gretchen había escuchado la conversación. Si conseguían mercadear con la lealtad de Heller, podrían sugerirle que continuara su misión suicida en momentos concretos, de manera que así tendrían otra distracción, y una buena, porque los nazis se mataban por matarle. Valga la tontería.

Arrebujada junto a Stille, la mano prendida de Ambroos, Gretchen susurró las instrucciones de Alice. Más o menos.

- Heller. Será una distracción. Los nazis le quieren mucho. Encontrémosle. Cortar Avalon les pondrá alerta. Aumentarán la seguridad de la mansión.

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24/10/2013, 22:22
Arjen Wolfzahn

-Cortar Avalon y colgar unas pancartas verdes después de pintar de verde los cadáveres de los nazis y tirarlos a la calle significa que esos jodidos ecoterroristas ya tienen lo que quieren -declaró Arjen con seguridad-. Nadie atacará la Mansión porque nadie es tan gilipollas. Por suerte para nosotros, sí lo somos. El tal Heller -prosiguió, poniendo cara de duda-, por lo que tengo entendido de lo que revelaste antes, Gretchen, no va a trabajar con nosotros, ni creo que se le pueda persuadir. Sí, bien -se encogió de hombros-, quizá sería una buena baza el tener a un loco como él y lanzarlo adecuadamente contra las hienas de la esvástica, pero digo que Avalon es una prioridad sí o sí... porque Smith ha conectado el jodido Reloj del Armagedón -les recordó-. Queramos o no, hay que ir a por la central. Mejor si con eso adelantamos pasos. Si dejamos a la jodida ciudad sin la central, las cámaras, las torres, los detectores... todo eso funcionará a medias y los nazis habrán de elegir qué sistemas apagar y cuáles seguir usando, lo cual nos da una ventaja enorme.

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24/10/2013, 23:00
Eugenius Novák

¿Smith? Arjen había pronunciado aquel nombre ya dos veces... y Eugenius estaba convencido de que no era casualidad.

- ¿Qué supone que ha hecho Alan Smith? - preguntó Novák a Arjen. Arjen no había pronunciado el nombre de Alan en ningún momento pero Eugenius sí. Quiso matizar para no llegar a equívocos. - Sea lo que sea no está en condiciones de suponer una amenaza para nadie... No ahora. Debe reclutar más gente, reorganizarse... es imposible que haya tenido tiempo. -

El genio no paraba de hablar sin percatarse de que ni Arjen ni ningún otro de los presentes salvo quizá Liselote, su hermana, sabían de lo que hablaba.

Eugenius volvió a mirar a Arjen... - Ayer por la noche unos necios torpes intentaron secuestrarnos a mi hermana y a mí. Nos llevaron a ver al llamado Mesías... ese Smith del que hablas. Acabé con muchos de sus hombres pero él se me escapó por los pelos. - dijo Novák haciendo un gesto con la mano para quitar importancia a los hechos. - Uno de los hombres que interrogué me dijo que por mi culpa apenas disponía de efectivos... que debería reagruparse y reclutar más gente, pero le llevaría tiempo. No han pasado ni veinticuatro horas... no es posible que Smith suponga una amenaza para ninguno de nosotros ahora mismo. -

No tenía ni idea de la reacción de Arjen, pero Eugenius suponía que debía ser buena... después de todo le estaba confirmando que uno de los posibles enemigos con que se toparían no iba a hacer su aparición.

De todas formas, independientemente de Smith, el plan de Arjen era bueno, el mejor curso de acción a seguir, así que Eugenius asintió. 

- Primero tenemos que entrar en Avalon... ¿alguna idea de cómo? - el científico sabía que si no estaba físicamente presente no tendría ninguna opción de detener la fusión nuclear.

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24/10/2013, 23:49
Ambroos Janssen

- No. Y está claro que yo no puedo ayudaros en eso. Declaró Ambroos. Joder, si en los días malos apenas alcanzaba a hacerse obedecer ante la pantalla táctil del teléfono. El asunto de ordenador inteligente se le escapaba entre los dedos incluso en la ciencia ficción más fantasiosa. Salvo si había un trabajo definido para él, una tarea ineludible, no iba a correr tras el geniecillo escuchando su verborrea prepotente e incomprensible.

- Tengo asuntos pendientes. Y quizás Gretchen deba venir conmigo.

Lanzó una mirada a Stille, cargada de significado. Di que no te fias de mí y habrás dado un paso en falso. Adios a quién haga de canguro, adios al encargo de Nikki, adios a ese vertedero humano que era Janssen para Stille. Habría poca gente en Amsterdam con la capacidad de Ambroos para deshacerse de un hombre medio muerto sin llamar la atención.

Y poca gente a la que te gsutaría menos cabrear.

Stille le había encargado un trabajo, y pensaba cumplirlo hasta las últimas consecuencias. Cuidar de la niña. Pero cuidar de la niña ya no era una actividad de vigilancia pasiva, relajada y aburrida. No. Cuidar algo es asegurarse de que su futuro es el correcto, de que todo va a salir como merece.

Y Janssen pretendía dar un duro reves al oscuro destino de Gretchen.

- Quiero comprobar que me ha llegado la última pieza de arte que encargue. Una tenue sonrisa apareció en sus labios y pese a lo sutil del gesto era suficiente para crear la sensación de no deber estar viendo aquello. Solo Stille entendía. Para el resto sin embargo no era dificil suponer que tras aquella metáfora de alta cultura había una realidad mucho más sordida. Un visionado de puro expresionismo alemán.

- Llevaré el telefono. Le dijo a Arjen: a nadie más. Ya estaba claro quién era el lider y, en realidad, era el único al que Janssen podría llegar a rendir pleitesía. Llamamé y dime que vas a pedir comida china o alguna mierda, y pondré rumbo a la puta casa del Gobernador. Solo un silbidito.

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25/10/2013, 00:29
Ruth Karsten

Espera, espera, espera, ¿qué?

Todo sucedía demasiado rápido para la muchacha y había demasiada información que asimilar.

En aquella sala, Ruth recibió la primera noticia acerca de cual podría ser su origen, el porqué podía hacerse invisible, porqué podía ver a través de sus ojos... porqué el futuro decidía abrirle sus puertas arbitrariamente, lo cual suponía un fastidio en estas situaciones. Si estuviera lo suficientemente descansada y ese poder estuviese más entrenado... podría revelarles en una imagen cómo acabará cada acción que realizasen. 

Pero ella se negaba a aceptar que si era así era gracias a los nazis y a sus experimentos. Tal vez ella, rota, contaminada y casi vacía sí, pero, ¿Ágatha? Ella no podría ser su producto nunca, ni en un millón de años. Ella era pura y cristalina, algo así no podía surgir de ellos, no podía ser. 

Comenzaron entonces a intentar trazar algún tipo de plan, donde el fin se encontraba en la destrucción de la Mansión. A Ruth eso le importaba más bien poco, quería encontrar a su hermana y destruir la jodida Torre, con eso ella se conformaba. Pero además, para ello, tenían que atacar Avalon. Desde dentro o desde fuera... o incluso ambas a la vez. Pero qué iba a saber Ruth, todo eso le venía demasiado grande, había cosas que no entendía, le faltaba información... ¿Quiénes eran esos Alan Smith y Heller? ¿De verdad querían entrar en esa central y dejarla inactiva? 

La pelirrosa carraspeó, antes de que Janssen se fuese, intentando llamar la atención de los presentes. No quería hablar de eso, pero debía hacerlo... desearía no ser así y tener algún otro tipo de habilidad que no tuviese tantísimas responsabilidades sobre ella. Pero si las tenía, al menos quería sacar buen provecho de éstas. 

-Creo que podría ayudar a decidir qué hacer... o algo así...-añadió en un murmullo. Hablar con tanta gente no se le daba bien, rara vez había estado rodeada de tanta gente, de hecho.-Tengo otra habilidad que Arjen desconocía, puesto que es la que menos controlo...-le miró y se encogió de hombros con los labios fruncidos, en señal de disculpa por no decirlo antes.- Soy capaz, o al menos eso creo de... ver ciertas cosas que aún no ha pasado. ¿Lo pilláis?-los miró, intentando averiguar si la seguían o no, después se pasó la mano por su pelo rubio y rosa algo agobiada por sentir todas esas miradas sobre ella.-Así que además de hacerme invisible y de ver a través de los ojos de los demás... veo el futuro...o algo.-concluyó. No sabía siquiera si la iban a creer o no, aunque, total, ¿qué motivos tenían para no hacerlo? Al fin y al cabo ellos eran tan bichos raros como ella, o más.

Rebuscó entre sus bolsillos hasta sacar un papel doblado, el que dibujó la noche anterior, revelando con quién se encontraba su hermana: Un hombre de mediana edad, parecía caucásico. Tenía el pelo corto e iba vestido con ropa deportiva, poseía también lo que parecía una identificación colgada pero no se podía leer nada en esta si fijabas la vista. Estaba en una pose relajada, aunque no se distinguían del todo bien sus rasgos, sentado en un bidón de gasolina y hablando al frente, como si el dibujo estuviese hecho desde el mismo punto de vista del oyente. Y lo estaba. 

Respecto al dibujo, las líneas eran algo imprecisas, pero no por ello lo dotaban de una menor belleza. Eran trazos algo temblorosos, pero que sin embargo podían definir a la perfección el juego de luces y sombras que poseía. No había demasiados detalles, pero los pocos que había, estaban dibujados a la perfección. Si mirabas la identificación dirías que realmente está escrita, pero tenías que fijar la vista para darte cuenta de que realmente no ponía nada. Y es que Ruth, todo lo que tenía extraña, rebelde y, por qué no decirlo: "busca líos", lo tenía de talento como artista.

-Este no revelaba el futuro... pero lo hice anoche mirando a través de los ojos de mi hermana gemela, tenemos los mismos poderes.-puntualizó. Sí, Ágatha era exactamente igual que Ruth, dos muchachas que tenían el don de la invisibilidad... y ellos no hacían más que revanarse los sesos pensando en cómo infiltrarse ahí dentro. Ellas eran una buena apuesta desde luego.- Puedo hacer más... mejores, desde luego, este es una auténtica mierda...-murmuró esto último para sí misma al ver con un ojo más crítico su obra, que desde luego no era de las mejores.-Pero he visto a este hombre en otras visiones. Creo que también es como nosotros y que lanza rayos o algo así... Quiero pensar por lo menos que no trabaja para los nazis, ya que la primera vez que lo vi, creo que lo estaban buscando. Tal vez sea una buena ayuda, o quizás no... Pero está con mi hermana y en cualquier caso, necesito encontrarla.-dijo. Sabía que estaba siendo egoísta e individualista, sí, ¿y qué? Ruth lo único que pedía era poder estar con ella, nada más. Además, le prometieron encontrar a Ágatha y Arjen ni siquiera hizo caso cuando ella la nombró. Era cierto que él tenía demasiadas cosas que atender como para preocuparse de ella... Pero Ruth sólo sentía que cada segundo que pasaba, era otro más lejos de ella. 

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25/10/2013, 00:35
Arjen Wolfzahn

El ecoterrorista parpadeó. Esto se estaba yendo de las manos a ojos vista. Buenas y malas noticias. Las malas primero.

-Te necesito para la incursión a la Torre, macho -respondió Arjen a Ambroos-. Necesito potencia bruta, y la única que tengo por aquí que sé que no se la podrá detener es la tuya, Janssen. Sé que tienes lo tuyo, coño, pero esto es por todos: con la Torre en manos nazis no tenemos asalto a la Mansión, no tenemos golpe de efecto, no tenemos ni siquiera la oportunidad de que algunos de vosotros -Arjen se excluía de ese grupo con rotunda claridad- podáis salir de esta jodida ciudad. Puedo con Avalon, pero no puedo con la mierda de la Torre yo solo, joder, que no soy un pistolero1. Mis chicos son la hostia... pero no bastan.

Respiró mientras Janssen masticaba la petición del ecoterrorista. Aprovechó para ir a por las buenas nuevas.

-No sabes el aire que me das, Novák -comentó mirando al cerebrín-. Joder, Smith es lo puto peor que se puede forjar con el acero de los dioses. Me río yo de los übertodo de las cruces gamadas y sus putos uniformes negros, hostias. Esos no están jodidamente locos, no como Smith. Más tarde -añadió-, me contarás qué cojones le montaste al mierdas ése. Y tú... -miró entonces a Ruth, frunciendo el ceño y con desaprobación

Ahora venían las noticias ¿cómo calificarlas? Ambivalentes, vaya. Desesperantes, quizá. ¿Jodidamente frustrantes?

-Tú tendrías que haber contado eso. Una vez más Heller... ¿y está con tu hermana? Explícanos qué quieres decir con eso, por favor, y explícanoslo bien -añadió. No deseaba intimidar a la joven, pero tanta tensión estaba a punto de romper las cadenas de La Bestia. Entrecerró los ojos y un centelleo rojo pasó por sus ojos, con las pupilas a punto de cambiar de forma-. Puedo soportar que alguien como Janssen se guarde sus cosas, pero tú... -empezó a formarse un gruñido grave justo bajo su garganta. Cerró los ojos, apretó los dientes. Inspiró y expiró. Calma-... Disculpa. Las razones no importan ahora. Lo que importa es la información. Cuéntanos todo.

1: referencia a La Torre Oscura, de Stephen King.

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25/10/2013, 00:57
Gretchen

Alice casi palmeó de alegría ante las palabras de Janssen.

Por fin. 

El proxeneta era como el negativo de un caballero de brillante armadura para Alice, el hombre que iba a sacarla de sus miserias. Más o menos. 

Empuja a Stille, niña. Si Ambroos va a darnos lo que creo que va a darnos... quiero estar ahí.

¡Pero yo no!

No, no quieres. Pero debes. Diéter empezó esto y tú lo vas a terminar. 

Pero Alice...

No. Ahora no, Gretch. Haz lo que te digo. Haz lo que te digo o tendremos miedo durante el resto de nuestra vida. 

La niña asintió ante su alter ego y miró a Stille, en otro plano, en otro mundo, en otra realidad. Llegado este punto Gretchen ya no sabía qué universo era más auténtico: el lugar donde estaban todos o el País de las Maravillas, a donde podía entrar por los reflejos, donde Alice gobernaba como una emperatriz desesperada.

- Voy -dijo, como única manifestación de lo que estaba pasando en su mente errática.

Gretchen no quería ver lo que iba a ocurrir. Alice deseaba estar en primera fila. Por desgracia para Gretch, Alice llevaba los pantalones

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25/10/2013, 01:20
Olga Van Holsen

Una voz femenina carraspeó arrastrando ligeramente la silla con ruedas hasta Ruth. Nada exagerado, sólo un movimiento sutil pero visible. Miró a Arjen y movió los labios negando mínimamente con la cabeza. Movió los ojos hasta Ruth y, con ellos, señaló a la pequeña tras mirar al líder de los ecoterroristas. Una forma muda de pedirle que no fuese excesivamente agresivo con ella. Y no por nada, sino porque Olga sabía cómo exprimir mejor a un animalillo herido. Bueno, literalmente no, pero sí entendíamos por animal a un humano devastado, quizás. Probablemente.

- La chica ha pasado por mucho, Arjen- dijo intentando ponerse del lado de la más desfavorecida-. Dale un poco de cancha. Sólo intentaba protegerse, ¿verdad?- preguntó mirando a la pelirrosa, pero por su tono, era más una pregunta retórica que real-. Estoy seguro que no es la primera veinteañera que le ha mentido a un cincuen...- miró a Wolfzahn y se mordió el labio inferior, frenando- cuarentón. Bueno, ochentón, qué digo.

Era una referencia a su lento envejecimiento, si es que Arjen seguía envejeciendo. Sorprendentemente, la mujer parecía haberlo encajado bien. Bueno, con un matiz. En sus orígenes, se había quedado blanca como la cera y de piedra. Pero no por Novák, sino por el resto. Tanto así que la mujer se había quedado meditabunda todo el tiempo que los demás habían estado hablando, procesando. Por su mente, su mente no tenía que levantar las ideas desde cero, sino desde uno. Ya parecía receptiva a la existencia de poderes sobrenaturales, y bastante, además. Sólo tenía que asimilar la novedad de que hubiesen tantos juntos y por sorpresa en su habitación. Bueno, era de todos los ecoterroristas, pero eran sus dominios a fin de cuentas, el territorio de la hacker.

- Si se me permite aportar algo- y por su tono, iba a hacerlo igualmente, con o sin permiso, salvo que, quizás, Arjen le dijese lo contrario-, voto por comenzar por La Torre. Me explico.

Giró la silla ciento ochenta grados y se puso a teclear. Ofreció a Novák el asiento que pidió, a su derecha, teniendo a Ruth a la izquierda. Y no quedaban más asientos. Ni mención a Erik, que se había ido a procesar cómo su líder podía recrear en su ojo sano lo que ya tenía en el vacío. No tardó nada, volviendo al tema, en aparecer un mapa improvisado de los Países Bajos. Con ello, en otra pantalla, un mapeado de Ámsterdam.

- Hay cuatro subestaciones que abastecen de energía la ciudad- dijo marcándolas en el mapa, cada una en un sector de la ciudad, comenzando por el noroeste y terminando por el suroeste. Noreste y sureste en medio, partiendo la ciudad en cuatro-. A eso se suma la central nuclear- la marcó, peligrosamente cerca de un museo convertido por los nazis en un cuartel blindado hasta los dientes-, y unas pocas estaciones portátiles de emergencia- marcó algunos edificios dispersos por toda la ciudad-. Desconozco qué más tienen, es lo que he podido ir sacando de las redes. Esto obvia, por supuesto, las fuentes autónomas o de soporte o emergencia de cada estructura.

Cortar Ávalon significaba dejar a la ciudad en bragas. Sin embargo, los nazis podían priorizar la energía, derivarla sólo a las zonas que estimasen de vital importancia, salvo que el suministro no pudiese llegar de algún modo. Cortar Ávalon significaría asestar un golpe mortal a la corriente, pero no un tajo instantáneo. Con las subestaciones, con las estaciones, o con las propias reservas de La Torre, probablemente pudiesen seguir funcionando. Probablemente, no a pleno rendimiento, o no al menos si no querían quedarse sin nada en cuestión de minutos, días, u horas, según la potencia y cantidad de fuentes de energía supervivientes. A eso se sumaba un gran problema, ya sabido por todos, y era que cuando algo esencial de la ciudad cayese, los nazis moverían ficha, y eso les daba muy poco tiempo.

Romper Ávalon significaba movilizar tropas al interior de la ciudad. Romper Ávalon y La Torre de Comunicaciones significaba rociar con gas somnífero toda la ciudad y bombardear determinadas zonas. O podía significar sólo una orgía de tanques, alguna unidad de aire y todos los soldaditos de plomo disponibles. Todo dependería de cómo de desesperados estuviesen los nazis, y de cuan importante fuesen para ellos esas estructuras.

- Personalmente, yo iría directamente a por La Torre- sentenció Olga, Silk Shade, en un tono bastante franco y abierto, sin exigencias-. Apagarla puede ser muy útil, pero sería un mejor regalo de cumpleaños- compuso un mohín y cara de niña sin su osito de peluche-. Controlándola, podríamos aislar a los nazis. Ganar algo de tiempo. No enviarán tantos refuerzos si no tienen noticias que si reciben un S.O.S.

Y por supuesto, eso daba vía libre a nivel internacional. Sólo unas horas de libertad podía llenar internet de información sobre Ámsterdam, lo cual era dar a los enemigos de Alemania una ingente cantidad de información. Los espías presentes en la ciudad podrían dar pistoletazos de salida. La gente podría hablar con sus familiares lejanos. Novák, sin ir más lejos. Por supuesto, era como sembrar una bandera anarquista en la ciudad, pero el caos podía ser una fuente muy útil si el enemigo no eras tú. Tenía sus inconvenientes, pero pesaban más los beneficios.