Partida Rol por web

Salvadores Salvados

Salvadores Salvados - Liberar al Condenado - Escena Cinco.

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25/10/2013, 01:23
Stille

- Cuando necesitéis algo, pedidnos una pizza- se limitó a responder Stille.

Stille, por su parte, también había guardado no poco silencio. Eran demasiados frikis juntos, así de claro. Una, invisible, ojitos tiernos y el futuro. El otro, las máquinas. Otro, papá lobo, haciendo honor a su apellido. Ambroos, lleno de adamantium, o alguna mierda así. Las garras eran para el de antes. Y su cría lanzaba rayos y tenía a una perra nazi oculta a punto para reventarte con balas de punta hueca. ¿Y Stille? Stille los tenía muy cuadrados, como había podido comprobar Arjen, y una puta pistola. Y un cuchillo. Si iba a su sede, tendría una escopeta y una ametralladora. Y a tomar por culo. Seguía siendo mejor superviviente que Ruth, no me jodas. Al menos no tenía metido un palo por el culo como Novák. Bueno, así es como pensaba Stille, aunque claramente, no tenía razón en todo ni de coña.

Colocó sus manazas sobre las orejas de Gretchen, haciendo tapón, y comenzó a hablar.

- Yo no quiero líos ni malentendidos- explicó mirando a Arjen-. Yo ya tengo un líder. Hablaré con mi gente. Avalon está fuera de nuestra cobertura- vetó sin necesidad de consultar con los otros-. Para La Torre, quizá estemos allí- ofreció a brazo partido-. Para La Mansión, según. No se nos ha perdido nada allí salvo la ciudad y muchas águilas imbéciles- concedió, pues en realidad, quería-. Según cómo esté el ambiente actuaremos.

No es que tuviese miedo a la muerte. Ni a nada, en general. Al fin y al cabo, seguía allí plantado entre cinco monstruos con poderes salidos, al parecer, de las putas entrañas de los campos de concentración, y él con un semblante estoico. Sin embargo, sí que era pragmático, y valoraba si los beneficios superaban a las pérdidas. Estaba dispuesto a ser un mártir por pelear por su ciudad, pero habiendo cinco personas, seis con Heller, con poderes sobrenaturales, que iban a entrar en La Mansión, era probable que directamente considerase a un puñado de Anarquistas como inútiles. Eran pocos, menos que los Ecoterroristas. Más capaces, sí, pero mucho más directos y simples. Apunta y dispara.

- Sólo diré una cosa- dijo destapando a Gretchen-. Jasenovac- señaló alternativamente a Janssen y Novák-. No significa una mierda, pero mes una coincidencia que tenía que reseñar- y no, teniendo en cuenta que sus apellidos eran a posteriori de el campo de concentración, era mera casualidad-. Vamos- indicó a Ambroos, como si, a todas luces, él fuese el primer interesado en salir de allí. No iba a quedarse como un pasmarote.

Entonces, el móvil de Ambroos vibró. Varias veces. Seguidas.

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25/10/2013, 01:37
TCP

Liria.

SOS.
Mercs.
Muchos.
Gretchen.
Por favor.
YA. VEN.
SOCORRO.

Comenzó a escribir un mensaje instantáneo todavía más largo, pero se quedó así, en "Liria está escribiendo", hasta que finalmente fue sustituido por "Liria está desconectada". Jürguen... puto gilipollas.

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25/10/2013, 01:42
Más Allá

- Si intentas engañarme, Samantha, lo sabré- respondió el científico vaticinando penitencia.

Christopher, sobre el científico, obró sus artes de nuevo una punta inyectable a raíz de un dedo, estirando la piel y la uña para componer un afilado y estrecho canal. Hizo mover la mano del títere hasta la base de la mandíbula e inyectó, atravesando la piel. Un pulso corrió por las venas de la mano del hombre, entrando por la muñeca de la bata y saliendo por el dedo converso. Sacó la aguja, se sentó, y segundos después perdió la consciencia.

Y ahí no había pasado nada. Su mano volvió a la normalidad y sus ojos perdieron brillo

- No encontrarás más que polvo aquí la próxima vez- dijo la voz etérea resonando en la cabeza de Niki-. Tú me llamarás, y yo te diré el lugar y la hora. Sin embargo- cambió de tercio, mostrándose más negociante que hosco-, no te engañes. La amnesia te ha hecho estragos. Yo no quiero matarte. Ni me interesa. ¿Destruir una de mis obras de arte?- preguntó de forma retórica y cínica-. En absoluto.

Niki echó un vistazo detrás. El soldado caído por sus golpes seguía totalmente fuera de combate.

- Tampoco podrías matarme, Samantha- añadió para ir finalizando-. Por mucho que lo intentases, hicieses lo que hicieses, sólo ganarías- hizo una calculada pausa, dramática, de unos segundos- tiempo.

Dicho eso, el cuerpo del científico, aparentemente inconsciente, comenzó a mutar. Seguía inconsciente, pero como si su piel fuese ahora un mero cascarón, comenzaba a a gritarse con un sonido de lo más repulsivo. Era, probablemente, la droga que había inyectado Christopher sintetizándola y activándola con sus propios poderes. Lo cual, a todas luces, daba a entender que, como si de una broma macabra se tratase, el verdadero científico y tiritera tras su cortina de voces, efectos y muñecos, tenía en su baraja de cartas el Joker de sintetizar algo similar al AAK2. Infectar.

- Yo me iría- espetó el eco Christopher-. No quisiera que te rompiese una uña.

A juzgar por el tono de su voz, estaba convencido de varias cosas. La primera, que destruir a un científico versado en ocultismo y transformarlo en un monstruo no generaba un conflicto moral o ético. La segunda, que fuese lo que fuese a salir de ahí, no era un rival a la altura de las habilidades de Niki, o al menos, no lo suficiente como para suponer una amenaza real a su vida. La tercera, que aquello resultaba divertido y/o interesante.

Christopher era bastante psicótico, sí.

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25/10/2013, 01:50
Vitalismo

Una tenaza de hielo subió desde el corazón de Jürguen hasta el cerebro mientras sentía una punza cardíaca, como una angina de pecho. Envió un pulso y volvió por donde vino, desviándose hasta un brazo, aquel que tocaba a Liria, y fugarse por los dedos, manifestando así de forma un tanto escalofriante su poder activo como Vitalista.

Y sorpresa, Jürguen. Cuando las manos del científico dejaron brotar su sensor sobrenatural, lo que Jürguen sintió era, cuanto menos, interesante. Tal y como tenía Ambroos, Liria lucía algo similar a un tumor cardíaco, solo que su estadio era totalmente inicial, casi imperceptible, y parecía congelado en standby.

Del mismo modo, el análisis chilló a viva voz que Liria era, a todas luces, una Vitalista. O al menos, lo era en parte. Como si su alma estuviese dividida, algo que ya había visto antes, simplemente parecía parcialmente dotada. No poseía un don sobrenatural completo, sino limitado, pero Liria era similar a Ambroos Janssen en esos dos aspectos.

Para más seña, al haber analizado primero al proxeneta y hacerlo ahora con Liria, su escaneo dio lugar a una coincidencia genética. Liria y Ambroos Janssen eran familia, y atendiendo a la lógica, una hija y otro padre.

No parecía estar seriamente dañada, y de hecho, sorprendentemente, parecía menos dañada de lo que debería. Liria tenía en sus células cierto potencial similar al de los niños. Su cuerpo se regeneraba ligeramente más rápido de lo acostumbrado para una mujer de su fortaleza física, edad, y salud. Tenía múltiples contusiones, y una costilla rota, pero todas las hemorragias internas menores que había sufrido habían remitido ya de forma espontánea.

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27/10/2013, 14:17
Diéter

- No sea pesado, Jürguen- espetó el empresario en un tono ya ligeramente molesto-. Ese proxeneta es sólo un hombre, por mucho que diga esta prostituta prendada- señaló a Liria con un ademán vago de la mano, sin mirarla, desaprobando semejante lealtad ciega por un secuestrador miserable-. Por lo que ha dicho, Ambroos es más simple que un reloj solar- miró la hora en la maquinaria suiza de su muñeca e hizo una señal para recoger-. Él nos encontrará a nosotros, pero no podrá ganar. Ya ha podido comparar medios.

Ambroos era Vitalista, y eso era un punto a su favor. Sin embargo, ya sólo enfrentarse al mercenario de la servoarmadura le supondría un reto. Enfrentarse contra todos sería imposible. Todos eran soldados y asesinos profesionales. Quizás Ambroos lo era, como Jo Deng, pero aun con esas, eran los Mercs quienes tendrían rehenes.

- Como vuelva a sugerir la zona de los bombardeos, le entierro allí- atajó Diéter, y aunque no parecía cómodo con la idea, lo decía totalmente en serio-. Soy demasiado viejo como para ir por mi pie al matadero.

Por supusto, Diéter no confiaba en que Ambroos cumpliese con su parte. Parecía un vulgar proxeneta, secuestrador y asesino psicótico, al menos a ojos del alemán. La palabra de alguien de su calaña valía menos que el papel higiénico que compraba un ciudadano normal y corriente de aquella ciudad infecta.

- Nos vamos- se limitó a terminar el cabeza sin siquiera responder al botiquín-. Ya atenderá allí a todas las favoritas del proxeneta. Ninguna se morirá en el trayecto. Vamos.

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29/10/2013, 21:08
Ambroos Janssen

Jamas un par de vibraciones de movil fueron capaces de crear un silencio tan absoluto, pesado como una losa y denso como el mismo petroleo. El suspiro de molestia de Janssen al mirar el aparato se convirtió en unos ojos abiertos al máximo en incredulidad y un dolor inmenso, una espada fantasmal de traición atravesando su espalda inclemente.

Como podía haber sido tan estúpido. Cómo.

- Me temo que me han surgido negocios demasiado poco agradables. Anunció Ambroos varios segundos después con un hilo de voz de odio absolutamente contenido, una rabia a punto de ser un rugido, la mirada taladrando amenazadora la pantalla del móvil. Una voz que hacía temer un ataque descontrolado, mesas volando y una voz ronca y grave desgarrando el aire en improperios. Pero nada de eso pasó: solo una fría calma, una ventisca cortante y ominosa que traía la tensión de lo que podía pasar en cualquier momento. - Mi local ha sido tomado por mercenarios. No pocos, y muy armados. Y no puedo abandonar a mis chicas.

Ni a Liria, ni a Irina. La idea le golpeó en el estómago y se sintió con la necesidad de golpear algo en revancha. Probablemente las gemelas se las apañaría para que se las llevasen de cubatas y pagasen ellos, pero el resto poco podrían hacer en una situación así. La idea de ver a sus chicas gimoteando en una esquina apuntadas por poco más que piratas somalíes de tierra le dolía en lo más profundo de su gigantesco ego. Les había fallado. Se habían reido de él. Ambroos era el perro guardián de su deliciosa banda de ovejitas y el lobo había aprovechado su ausencia para colarse por la puerta de atrás.

El problema es que había colaborado con el lobo antes, lo suficiente para no molestarse por aburrimiento. Tenía que haber alguien detrás, y Janssen sabía quién era.

Jurguen.

- Un maldito viejo cabrón que se hace pasar por sacerdote me la ha colado.- Para luego fiarse de los putos cristianos, capaces de matar a su propio Dios. ¿Acaso no era Longinus un romano, donde Pedro edificaría su Iglesia?- Ya no tienes que vigilarme a Jurguen, Stille. Sé donde está. La mirada del proxeneta buscó la del anarquista.

Stille le conocía. Sabía dónde estaban las peculiares y sutiles líneas que contorneaban la moral laxa de Ambroos, y este hecho había destrozado por completo una de sus barreras más sagrada. El burdel era poco menos que un hogar y una familia. Un hogar que olía a tabaco y a sudor, una familia totalmente desestructurada, pero un pilar en la vida de Janssen.

Era un hecho imperdonable, y como tal tenía que sacar toda su artillería. Por su nombre, por su ego y por los pocos vínculos afectivos que tenía, finos hilos que contenían a una bestia de caza que sería liberada sin ello. Iría solo si hacía falta, moriría solo si hacía falta. Pero pensaba acabar con esos hijos de puta.

- Pero a cambio de lo de la chica, puedes ayudarme a acabar con la cohorte de hijos de puta que se ha atrevido a poner un pie en mi territorio. Entre los que probablemente se encuentre la futura obra expresionista. Un regalo demasiado tentador. Acabar de una vez por todas con los problemas de Gretchen. El mismo podía ser partícipe y hacer algo más que comprar un billete de avión: podía destrozar el pasado, cambiar un futuro gris que olía a gases tóxicos. ¿Tus chicos no tendrán C4?

Tus chicos no tendrán C4. Una desesperación contundente, fría. ¿Que tenía por perder? En el futuro estaba muerto. Al menos ahora podría asegurarse el morir a lo grande.

- Lo siento, Arjen, pero esto es más que personal. Se disculpó al ecoterrorista. Se veía en sus ojos que la decisión ya estaba tomada, la voluntad férrea del serbio reforzada por un agravio inconmensurable. Y sin embargo estaba claro que había algo de culpa o desagrado en frustrar la confianza que el alpha había depositado en él. Malditas hormonas.

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29/10/2013, 22:06
Arjen Wolfzahn

"No me toques lo cojones, hostias", pensó con furia el ecoterrorista. "El puto problema siempre es el mismo: cada uno a su aire, joder".

Así no se ganaba una guerra. No había más que ver a los nazis. Unidos eran capaces de poner a Europa de rodillas. Y, mientras, los adalides del "un pueblo, una raza, una nación" a su aire. Hijos de puta, hipócritas y desgraciados. Todos. Cada vez que alguien pensaba en organizar un frente común, las mediocridades de los gilipollas cortos de visión acababan imperando. Y, claro, el mundo a la mierda.

"Hay veces que me entran ganas de acabar con todos".

Las miradas aceradas que Arjen les dirigió al anarca y al proxeneta habrían acobardado a cualquiera con algo menos de entereza que el titanio y menos terquedad que una puta mula. Claro que, por lo que parecía, en aquella sala estaba todo lleno de machotes de huevos de acero. Ahora, allí nadie se mojaba. Nadie salvo el de siempre. Más que furia, lo que atenazaba al ecoterrorista acababa siendo ira por poco desbocada. Ninguno de los presentes se daba cuenta de que todos ellos estaban a un pelo de convertirse en casquería fina. Los que presumían de dureza testicular no reparaban en que lo único que les separaba de una muerte sanguinolenta era la voluntad de Arjen por mantener controlada a La Bestia. Si ese Dios inexistente quería, un día serían testigos del tifón desolador en que podía convertirse Arjen. Y querrían haber sido testigos desde más lejos.

-Joder... -murmuró. Los caballetes que sujetaban la tabla que hacía de mesa crujieron. La fuerza ejercida por el ecoterrorista estaba siendo demasiado para las bisagras y tablones. Ninguno de los presentes podía dejar de notarlo.

"Has de trabajar con lo que tienes".

Suspiró y apretó las mandíbulas. Sus dientes chirriaron.

-Punto número uno -dijo. Y calló. La Bestia azotaba y rugía, pero las cadenas seguían siendo fuertes-. Punto número uno -repitió, señalando a Olga-: Avalon es prioritario. Punto. Es igual de dónde saquen la energía los nazis, lo importante es el descontrol. El pánico. Cuando mucha gente se lleva las manos a la cabeza, más probabilidades hay de que un gilipollas se equivoque y el efecto dominó haga el resto. Un cazador crea distracciones, un cazador asusta, empuja el rebaño... y los débiles caen solos. Eso es puta etología básica.

Llevó su dedo hacia Stille. Si na bastaba la intimidación, apelaría a su amor propio. Seguía siendo un gilipollas necesitado de una paliza de verdad, pero también seguía siendo necesario.

-Punto número dos: la Torre interfiere señales, la Torre controla señales, la Torre equivoca señales. Vuestro avión tiene las mismas posibilidades de ser derribado por la artillería antiaérea que de estrellarse él solito por una lectura "equivocada" de los instrumentos -declaró, y tenía toda la puta razón. Arjen sabía de qué hablaba: pilotaba helicópteros-. Claro que si queréis meter vuestro culo rojo en un ataúd volador, vosotros mismos. Bonito epitafio: "Cuando el pueblo les necesitó, salieron por patas. Al menos revolotearon un rato antes de que el vigilante les descerrajara un tiro" -no dijo lo evidente, que eran las gallinas las que revoloteaban.

Y, por último, tras apretar el puño, señaló a Ambroos.

-Y punto número tres... punto número tres. Joder, Janssen. Me espero cualquier cosa de este Circo de los Horrores -dijo, refiriéndose a la panda de frikis mutantes que conformaban-, pero no de ti, coño. No de ti -y tal y como lo decía, casi parecía que le estaba doliendo. Apretó las mandíbulas y, sin pestañear, dijo-. Si lo que quieres es un quid pro quo... acepto. No me dejas elección, coño. Te necesito demasiado como para dejarte marchar sin más, así que escucha -continuó-: voy contigo y sacamos a todos los mierdas que te han asaltado la madriguera. Tú por delante, con un par, y yo por detrás. Tendrán rehenes: les abriré la garganta a quienes les vigilen, le asaetearé el pecho o les ronronearé con gusto. Lo que quieras. Te ayudo... y tú me echas una mano con la Torre, joder.

Extendió una mano a través de la mesa.

-¿Hecho?

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29/10/2013, 22:44
Ambroos Janssen

Saber que eres el motivo que hace que Arjen se salga de sus casillas tiene ese subidón de ego y adrenalina de ser lo bastante importante como para que siquiera se moleste, pero también ese miedo visceral hacía ese algo desconocido que se mueve entre las sombras. Predador. Mortal.

Para alguien embotado después de un siglo de existencia decadente, era una sensación gratificante en su intensidad y en su capacidad por despertar algo que hacía tiempo que estaba muerto en Ambroos. El crujido de la mesa le puso los pelos de punta y el silencio se formó alrededor de él como una niebla mortecina y contaminada, denso.

Uno, Avalón. Dos, la Torre. Pero había pasado a ser Uno, Avalón; Dos el Burdel; Tres, la Torre. Lo cierto es que Janssen, acostumbrado como estaba a vivir su vida en su burdel jodiendo nazis literalmente, aislado salvo para pequeñas misiones de concordia, nunca hubiese esperado que fuese un pilar tan vital de algo como para que hubiese que cambiar planes por él.

Nunca lo habría deseado tampoco. Pero si la vida alguna vez escucha los desesos de alguien, estaba claro que no eran los suyos.

- No puedo negarme con semejante pago. Admitió Janssen al finalizar el ecoterrorista el discurso, apretando la mano que le tendía Arjen. La tensión muscular del hombre animal era palpable y el proxeneta sintió la intuición de que podría sin esfuerzo convertir sus ededos en un amasijo informe de tendones y huesos rotos si se desataba.

En realidad el nunca se había negado a actuar contra la Torre: causar un poco de destrucción y muchos problemas a esos putos nazis era una de sus actividades favoritas, viniese en la forma en la que viniese. El problema había sido la agenda, y ahora resultaba que no solo iba a poder cumplir con las dos, sino que iba a tener ayuda. Hasta en los peores momentos parece que la Fortuna es capaz de sonreír con su mandíbula descoyuntada y sus encias sin dientes.

- Limpiamos el burdel, tumbamos la torre. simplificó Janssen. ¿Los cerebritos pueden encargarse de Avalon mientras acabamos con las putas ratas armadas?

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29/10/2013, 23:04
Gretchen

Gretchen se estiró, Alice dentro de ella como un resorte. La niña temblaba, no de miedo -para variar- sino de la tensión de las dos personalidades que luchaban a brazo partido por hacerse con el control del cuerpo. Gretchen quería encogerse y huir, Alice lanzarse y atacar. Una estaba aterrorizada, la otra furiosa.

Entre los que probablemente se encuentre la futura obra expresionista. 

Diéter. Ese grandísmo hijo de perra, Gretch. Vamos a por él. VAMOS A POR ÉL.

No. No. No. No.

¡Gretchen! ¿Es que quieres seguir teniendo miedo toda tu puñetera existencia? ¡Hicimos un trato! ¡Tenías que evitar que yo llegue a ocurrir, y para eso Diéter tiene que morir!

Era cierto. Tenían un trato. Y si Gretchen no ponía de su parte, ¿quién sabe qué haría Alice, la nazi que había llegado a la cordura a través del enloquecimiento más absoluto? 

- Ha venido papá -susurró, con los ojos tan abiertos como platos, el rostro pálido,  el gesto ausente. El perfil de una gorra nazi parpadeó un instante, Alice peleando rabiosamente por tomar el control del cuerpo e ir a arrancarle el cuello a mordiscos a Diéter-. Ha venido a buscarme. Me ha encontrado.

Respiró. Inhaló aire que en sus pulmones estaba helado. El corazón desbocado, las pupilas reducidas a dos actínicas cabezas de alfiler, el aire a su alrededor cargándose de electricidad estática.

- Alice quiere... Quiero un soplete, Janssen -interrumpió a la vocecilla trémula de Gretchen la orden agresiva de Alice-. Consígueme un maldito soplete y vamos a ver a ese hijo de... -de nuevo Alice se apagó y la firmeza del tono desapareció -... dice que deberíamos... ir... a ver... a papá.

Arjen y Ambroos negociaron un retraso en los planes de Alice, y Gretchen se puso en pie como un resorte muy furioso, empujando -sin efectividad- al proxeneta.

- ¿Cómo te atreves...? -le gritó la voz de Alice, para inmediatamente encogerse de nuevo con expresión horrorizada, llevándose las manos a la boca-. Yo... yo... no... es ella... -susurró, aterrorizada.

 

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29/10/2013, 23:05
Ambroos Janssen

Alice estaba tan inquieta como él. Tan necesitada de eliminar esa piedra que alteraba por completo el curso natural de las cosas. Ella nunca tendría que llegar a existir, y Ambroos había decidido que si tenía que cambiar toda la orografía del destino para conseguirlo...daría igual lo que costase.

- Ya has oido a la niña, Stille. Una sonrisa torcida apareció en los labios de Janssen mostrando unos dientes blancos en un gesto tan peligroso como atractivo. Lo último que harás...y merecerá la pena. C4 y un puto soplete y nos vamos a hacer negocios todos juntos.

Debería venirse, pensó Ambroos. Al fin y al cabo, Arjen tenía razón. Poco podía hacer mientras la Torre de comunicaciones aguantase en pie.

Dejo al anarquista pensando y se acercó a la niña, que se debatía entre su propio ser y el de la nazi resentida y avida de venganza. Con lentitud se agachó para igualar, en la medida de lo posible, su gran altura a la pequeña figura enclenque y desvalida de Gretchen. ¿Como podía cambiar tanto el mismo cuerpo cambiando solo un trozo de alma?

- No pasa nada. Tu padre no va a hacerte nada, Gretch. le dijo Ambroos, removiéndole el pelo en un gesto de cariño demasiado antiguo para ese milenio lleno de ordenadores, moviles, presentes absurdos. La voz grave del proxeneta no sonaba especialmente amable, pero había algo en su seguridad que la hacía reconfortante. Yo me voy a encargar de ello.

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29/10/2013, 23:15
Gretchen

El gesto de Janssen debió de calmar a Alice, o quizá fuera su tácita promesa de que podría devolverle a Diéter una pequeña parte de miserias. Fuera por lo uno o por lo otro, la niña dejó de notar la furiosa nazi enloquecida de rabia tratando de tomar el control de su cuerpo. Le dedicó -ella, Gretchen, no la uberzorra- una trémula sonrisa de agradecimiento al proxeneta. Por molestarse en comprenderla. Por ofrecerle misericordia. Por no volverle la cara de un guantazo.

Está para follársele cuando pone esa sonrisilla, ¿eh? Y tú podrías comprenderlo si Diéter no tuviera la polla tan traviesa.

El comentario de Alice resultó perturbador, pero la niña no la respondió. Cerró los ojos y esperó una decisión por parte de los adultos.

 

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29/10/2013, 23:37
Eugenius Novák

¿Los cerebritos pueden encargarse de Avalon mientras acabamos con las putas ratas armadas?

La frase reverberó en el cerebro de Eugenius unos segundos más de la cuenta. Levantó una ceja primero, luego la otra... incrédulo. Janssen no sabía con quién estaba hablando... No, debía ser eso, no lo sabía.

Un río de furia recorrió su cuerpo, herido en su orgullo... incluso una vena en la frente se crispó ligeramente... nada que se pudiera notar desde el exterior. Giró su rostro hacia Silk Shade...

- Por favor, que sean dos teclados... - dijo con la voz casi cortada, e indicó un dos con la mano antes de volver a mirar a Janssen. - Puedo encargarme de Avalon y la Torre de control a la vez... tengo dos manos. - aclaró. - Para cuando hayáis acabado con las ratas estará todo listo. -

El genio levantó la cabeza, altivo, arrogante. Parecía como si el proxeneta hubiera pulsado un botón de "Pinchar aquí para picar el orgullo del doctor Novák" y había dado en el clavo repetidas veces.

En cualquier caso no era algo malo para la misión, todo lo contrario más bien. Ahora la mente científica no tenía otro objetivo entre ceja y ceja más que demostrar a todos que era capaz de aquello y sin esforzarse. Fuera como fuera tendría resueltos ambos problemas antes de que Janssen regresara de su hogar. O eso quiso dar a entender a todos los presentes.

Quizá cualquier otro se hubiera dado cuenta de su error en el mismo instante en que había abierto la boca... pero Eugenius Novák no era cualquiera. Él no cometía errores. Si decía que algo estaba hecho es que estaba hecho.

Avalon y la Torre de Control eran cosa del pasado.

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31/10/2013, 01:47
Padre Jürguen
Sólo para el director

Vaya, vaya. Que cosas. Ambroos tiene una hija. Jamás lo hubiera imaginado de un tipo como él. No le contestó a Dieter. Sólo ayudó a la chica a levantarse mientras la decía -¿Estás bien? No he visto que tengas nada excesivamente grave.-.

Cuando vea el momento oportuno, lárguese. Había dicho el mercenario. Pues vaya. A menos que ocurriera un milagro, este "secuestro" iba para largo. Tenía la sencilla alternativa de correr cuando estuvieran en la calle. A lo sumo le dispararían por la espalda y le dejarían allí tirado. Algo no excesivamente problemático para él, a priori. Bueno, no hay prisa. No quiero perderle la pista a los dos únicos Vitalistas que me he encontrado hasta ahora, padre e hija.

Se preguntó si le convenía decirle a Dieter que aquella era la hija de Ambroos. Dieter se lo agradecería, sin duda, pero se preguntaba si Dieter era lo suficiente honesto como para no causar daño a una muchacha inocente con tal de recuperar a su propia hija. Sin duda, si Dieter lo supiera, Ambroos y él estarían en tablas. Cada uno estaría en posesión de la hija del otro.

Y si ambos fueran personas razonables, quizás las cosas se arreglasen fácilmente.

Pero el problema era ese. Si ambos fuesen personas razonables. Jürguen apenas los conocía a ambos, pero le daba la impresión que a pesar del supuesto amor a sus hijas, ambos hombres eran demasiado orgullosos para dar su brazo a torcer. De esa clase de hombres que siempre tienen que ganar. Incapaces de asumir una pequeña derrota o humillación con tal de salvaguardar algo.

Por lo poco que había compartido con ellos, antes, quemarían el mundo.

Intentó mantenerse cerca de la chica. Cuando estuvieron todos otra vez en la calle, miró de reojo a los lados, buscando un momento en el que los mercenarios no le escucharan bajo ningún concepto. Entonces aprovechó para decirle a la chica en voz baja: -Tienes el caracter de tu padre ¿lo sabías?.- De todos modos, no había dicho el nombre de Ambroos. Inmediatamente a soltar esto se irguió y siguió caminando, mirándola por el rabillo del ojo. Se preguntó si ella comprendería lo que quería decirle. Que podía haberle dicho a Dieter que sabía que era la hija de Ambroos, pero que no lo había hecho.

Aun sin pistola, esa es una bala muy peligrosa.

Esta vez, Jürguen habló de forma normal mientras les llevaban a otro lado: -Verás, jovencita. El señor Dieter busca a su hija, una tal Gretchen, no sé si sabes a quién me refiero, o si la has visto alguna vez.- Se fijó de nuevo en la hija de Anbroos, y siguió hablando con segunda intención: - El señor Janssen es un poco cabezota a veces, y no piensa en las consecuencias de sus actos. Al fín y al cabo, entra dentro de lo normál que un padre haga cualquier cosa por recuperar a su hija ¿no crees?-

Inclusive una estupidez absoluta. Pensó para sí.

-Así que tal vez, si en algún momento nos encontramos con Ambroos...- Seguía hablando con la chica mientras los sacaban del local para llevarlos a otra parte. -...lo ideal es que alguien le hiciera entrar en razón. Todo esto podría solucionarse de una manera razonable. Sin violencia por parte de ninguna de las dos partes, valga la redundancia.-

Tenía esperanzas en que la hija fuese algo distinta al padre, porque si no, ya sabía cuál iba a ser la respuesta de la niña.

Por lo demás, siguió el rollo a Dieter y sus mercenarios. Su posible huida podría causar bajas colaterales, aunque él fuera como quien dice inmune a las balas. Mejor ver cómo se iban desarrollando las cosas... por ahora.

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02/11/2013, 19:42
Liria

- Estoy de puta madre- se limitó a responder Liria con una mirada asesina ante las palabras de Jürguen. Un simple "¿Estás bien? No he visto que tengas nada excesivamente grave", provocó en ella esa mirada perdonavidas y afilada, granando a fuego un "estoy de todo menos bien, soplapollas. Gracias por la puta comprensión".

Liria tenía mala ostia, como su padre. No tanta, o no lo parecía, pero en aquel momento en concreto estaba muy cabreada. La habían dado de golpes, algunos porque sí, la habían interrogado y había compañeras y amigas suyas que estaban a punto de morir, y tenía a los responsables y culpables en las narices. Estaba de puta madre, sí, cabreada como una tigresa que ve cómo hieren a sus cachorros.

Efectivamente, el mercenario que le había recomendado a Jürguen largarse lo había hecho con facilidad. Porque decirlo era fácil, pero hacerlo no tanto. Pero eh, el hombre se había quedado con la conciencia tranquila. Si Jürguen no buscó el momento, no lo encontró, y es que Diéter y sus hombres tenían demasiados ojos y demasiada atención sobre el falso sacerdote. Volvió a la calle y puso rumbo a vete a saber dónde. Un coche pequeño, donde sólo estaban él, Liria, un mercenario, un conductor y un asalariado de tres al cuarto. Pese a todo, demasiado para Jürguen.

Liria erizó el vello de sus brazos al oírle a Jürguen la frase "Tienes el caracter de tu padre ¿lo sabías?". Se quedó petrificada, pálida, y su rostro quedó bajo una reacción nasovagal, como si pudiese desmayarse a si mismo. Giró el rostro lentamente, mareada, y clavó sus ojos en Jürguen. Unos ojos que destilaban miedo, mucho miedo. No dijo nada, porque había gente delante, pero frunció los labios y le miró sin saber muy cómo tomárselo.

Y es que Liria sabía perfectamente quien era Jürguen. Al menos, el Jürguen de Ámsterdam. El sacerdote. Era la hija de Janssen, y a juzgar por su reacción, no sólo Jürguen había dado en el clavo, sino que asumía que Liria sabía que Jürguen era el sacerdote tocapelotas que había ido a El Boulevard y que había estando molestando a su padre. Siendo la hija de Janssen, estaría al tanto de las actividades de su padre, de su condición, y de todo lo que pasaba en El Boulevard. Era como su padre, y ese era un secreto bien guardado que quedaba en familia.

- Sí- se limitó a responder con el aplomo, orgullo y altivez de Ambroos. Siguió escuchándole, pero no dijo nada sobre Gretchen, mordiéndose la lengua. No iba a decir nada, fiel a su progenitor-. No sé de qué me hablas- se limitó responder, a la defensiva, cuando dijo que Ambroos haría cualquier cosa por recuperar a su hija.

El Mercenario que iba en el coche se giró y pareció comenzar a pensar lentamente las palabras, pero no llegó a decir nada más. Jürguen pidió una solución pacífica, el Mercenario abrió la boca para decir algo, y Liria hizo lo mismo, pero ninguno de los dos habló. Lejos de ello, un sonido sordo y chirriante sacudió la estancia del vehículo mientras el mismo derrapaba. El mercenario fue a echar mano sobre Jürguen y Liria, pero el sacerdote vio cómo la sangre se le subía a la cabeza y un lateral del coche caía aplastado bajo su peso.

Tras un par de vueltas de campana, Jürguen comenzó a toser bajo humo que escapaba por las rendijas de ventilación del aire acondicionado, en los asientos delanteros. El mercenario no parecía respirar ni moverse, con media puerta aplastada contra el brazo y sangre en el lado izquierdo del rostro tras un golpe. El conductor directamente estaba apoyado contra el volante, y el cristal delante de él fragmentado entre rojo. Un impacto frontal. El tercer asalariado simplemente respiraba con dificultad, agónico, pero Jürguen no podía verlo, pues estaba justo en el asiento ante él. Parecía moverse intentando escapar, sin éxito, con algo comprimiéndole el pecho.

Liria, por su parte, se aferraba un brazo con el otro. Un brazo en ángulo imposible, como si se lo hubiese roto o descolocado. Manifesta una contusión múltiple, pero respiraba, latía y estaba consciente. La mujer, guerrera y superviviente, golpeó con el codo el cierre del cinturón de seguridad y apoyó un pie contra la ventanilla, dispuesta a empujar para salir de allí como fuese antes de que explotase junto al coche en una boluta de fuego. Era cuanto menos sorprendente cómo la mujer había salido de allí con tan pocas heridas, y como las aguantaba, ajena al dolor y la limitación de movimientos. Efectivamente, Liria tenía un físico, de algún modo, sobrehumano, pero en fuerza, sino en tolerancia. Tolerancia al dolor, a los mecanismos de compensación y al factor curativo.

Jürguen, tras enfocar la vista y ver el panorama, se encontró a si mismo cojo, con una dolorosa contusión en la pierna a la altura de la rodilla. Se palpó el cráneo y notó algo de sangre, pero salvando eso no veía nada raro. Simplemente había recibido un impacto superficial en la cabeza y algo le había aplastado moderadamente el miembro inferior derecho. Cojeando sin muchos problemas, probablemente pudiera salir de allí.


Percepción (Investigación / Armas de Fuego), 2 Éxitos, para desarmar al mercenario inconsciente. Pistola.
Agilidad (Mecánica / Pelea), 1 Éxito, para salir del coche antes de que explote. Liria sale con éxito.
Sabiduría (Conducir / Mecánica / Armas de Fuego), 3 Éxitos, para saber cómo se ha producido el accidente.
Percepción (Urbe), 2 Éxitos, para saber en qué zona de la ciudad estás y en qué calle. No es el Barrio Rojo.
Éxito automático en Medicina para diagnosticar el estado vital de cada pasajero en el coche.
Serenidad (Dificultad 7), 1 Éxito, para mantener la calma una vez fuera del coche con Liria. 

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02/11/2013, 19:43
Stille

- Puta mierda- se limitó a decir Stille ante las noticias de El Boulevard-. Tenemos C4, sí- Respondió con un cabeceo vertical. Bufó y sacó el móvil del bolsillo, negando-. Movilizaré a los chicos. No podrán decirme que no a esto.- no parecía contento-. Los Mercenarios han pasado la delgada línea roja. Malditos gilipollas.

Chasqueó la lengua y negó con la cabeza, decepcionado. Se quitó las gafas y colgándolas del cuello hizo una señal a Arjen, como queriendo reclamar su atención por un instante tras oírle.

- Como dije, probablemente estemos para tumbar la puta torre- se repitió, señalándole, diciéndolo como si no fuese a repetirlo una tercera vez-, pero la decisión no es sólo mía- aclaró, dejando claro que hablar con él no servía para ganar por la mano a toda su facción-. Tío- abrió la mano hacia Arjen-, no sé si te has dado cuenta, pero, ¿tengo pinta de saber una mierda sobre señales y aviones?- abrió los ojos y estiró las arrugas de la frente, como si eso lo explicase todo-. Pues ya está. En la mesa los míos- grabó a fuego en sus labios, como si a fin de cuentas, su confianza en los Anarquistas no pudiese comprarse con argumentos o amenazas de muerte- decidirán. Estoy aquí por ella- señaló a Gretchen con una mano-, no por ti, y yo no soy uno de tus terroristas. Soy de otros. No tengo nada contra ti ni contra los tuyos, pero no vengas a darme lecciones.

Se replegó y giró, despidiéndose con la mano de todos los presentes que iban a seguir allí. Sacó el pañuelo y se lo tendió a Ambroos, para que le vendase los ojos y pudiesen salir de allí de una vez.

- Cuando quieras- dijo estrechando la mano de Gretchen con su contraria-. Pero nada de sopletes- dijo con voz de padre, mirando a Gretchen como quien prohibe tomar drogas a una adolescente-, por ahora- musitó.

Y crujió las manos. Si Gretchen no hubiese estado todo el tiempo a su lado... otro Stille hubiese hablado. Ambroos ya sabía cómo era el Anarquista sin Gretchen. Debía de estar rabiando por dentro. Por dentro.

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02/11/2013, 19:50
Olga Van Holsen

- Avalon es prioritario- se limitó a repetir Olga ante las palabras de Arjen, alzando las manos a los lados como quien se entrega a la autoridad-. Si prefieres descontrol y pánico, descontrol y pánico- concedió. Olga era demasiado buena como para preferir eso a convertirse primero en el corazón de la corazón, pero confiaba en el criterio de Arjen.

Respondido Arjen, cuando Ambroos habló, la mujer, ignorando parcialmente a un Stille que ni iba ni le venía, le respondió a su pregunta. Naturalmente, un ceño empático la cubrió cuando Ambroos manifestó las circunstancias de su local, sus chicas, y lo que para él era su vida en general, pero no sabía de la misa la mitad, y no iba a entrar en aquellas circunstancias. Se limitó a atajar y dejarles hacer.

- Podríamos intentarlo- dijo tendiendo a Novák un segundo teclado, desconectado, con una parcial sonrisa circunstancial, como satisfaciéndole un capricho-. Si quieres mi opinión, cuantos más, mejor, pero si queréis abarcar varios frentes a la vez, podríamos intentarlo- miró a Novák y se limitó a ladear el rostro-. Suelo estudiar al nazi antes de robarle, pero... a circunstancias desesperadas, medidas desesperadas.

Olga haría lo que fuese necesario, lo que se esperase de ella, pero si por ella fuese, intentaría estudiar Avalon antes de tirarse a ciegas sobre el mismo. Las razones eran más que obvias, y es que Olga prefería saber dónde se metía y cuantas piezas tenía el otro y cómo estaban repartidas. Junto a Novák, probablemente pudiese hacerse sin problemas con la parte informática y tecnológica, salvando los problemas que causase el virus, pero naturalmente, el componente físico era otro cantar. Asumiendo, claro, que necesitase estar en Avalon para hackearlo.

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04/11/2013, 19:48
Niki Neill

El crujir de la piel me puso los pelos de punta durante un segundo. Aguanté la ganas de vomitar, ante tal macabro espectáculo. No dije nada. Cual conejo asustado no sabía qué decir o qué hacer. De hecho, permanecí quieta hasta que llegado cierto punto me di cuenta de que eso se me iba a venir encima. Recuperando el control salí corriendo para llegar fuera. No intenté nada, no trampeé nada. Parecía bloqueada, probablemente por una mezcla extraña, de ansiedad, cansancio y miedo.

Al sailr al exterior todo me pareció de lo más extraño. Como quien se despierta de una pesadilla y encuentra todo en una completa e inexplicable calma. Respiré hondo. Me miré las manos... Me costaba creerlo pero había salido viva de allí, y con muchas respuestas e infinitas preguntas más.

Caminé a grandes zancadas procurando alejarme de allí, pero caminando con cuidado, con cierto temblor en las rodillas. Estaban insegura. Lo que acababa de presenciar allí dentro parecía una completa película de ficción, o peor... de terror. Miraba a mi alrededor tratando de descubrir si era real.

Bueno... tenía mucho en que pensar y mucho más que hacer. Ahora iría a una cabina, pediría un taxi y llamaría a la puerta de Gabriel, posiblemente no era la puerta más acertada para ir... Pero extrañamente, fue el primer sitio que me vino a la mente. Estaba realmente agotada... y al día siguiente me esperaba un día duro, tenía muchas cosas que hacer, lo primero quedar con Izan, luego ver a Maggie... Quizá escribir un poco, decidir algunas cosas sobre lo que iba a decir... Al comenzar a pensar en ello de nuevo noté como me dolía la cabeza y oía las interferencias de un televisor estropeado, se me puso la piel de gallina. Sentía cómo si de algún modo creyera que ese extraño ser podía estar en mi mente. Siguiéndome. Observándome. 

Me mordí el labio... Necesitaba dormir.

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04/11/2013, 15:07
Arjen Wolfzahn

Arjen ignoró completamente a Stille. Ya había dicho lo que tenía que decir, y como no podía estar seguro de contar con ellos, los borró de su plan. Alguien le había dicho que el bruto era un cargo importante dentro de los anarcas, pero si no podía comprometerse, sinceramente no valía para nada. Un par de huevos con tendencia al onanismo, un pajero con un concepto de su propia valía mucho mayor del que realmente tenía.

Así que miró a Olga en cuanto ésta habló.

-¿Estáis seguros de que no necesitáis acceso físico al sistema? -les preguntó, sinceramente preocupado. Nadie en su sano juicio dejaba algo como Avalon con salidas al mundo... claro que todo podía ser que por una vez los nazis fueran soberanamente gilipollas y hoy fuera su día de suerte-. Tened en cuenta que si lo necesitáis, Erik e Irina os acompañarán para allá con unos cuantos chicos para daros cobertura. Por otra parte, necesito una señal para cuando terminéis. Algo evidente -prosiguió-. Aunque mejor que no tenga pinta de hongo nuclear seguida de la extinción de toda vida en esta ciudad, ¿de acuerdo? Bien.

Miró después a Ruth. La chica podía ser una activo muy importante... si no fuera tan caótica.

-Ruth, si te sientes con la suficiente confianza en ti misma como para ayudarles, echa una mano -le ordenó-. Olga sabe lo que se hace, así que te pones bajo su mando -concluyó, esperando que la tendencia maternal de la alemana fuera suficiente como para contener los impulsos entrópicos que rodeaban a la pelirrosa.

Dio una palmada frente a sí y se frotó las manos. Arjen sonreía como un lobo que acaba de localizar a los ciervos.

-Pues todo dispuesto, entonces -declaró con confianza-. Olga, una última cosa: dale al pelotas de acero de Janssen un micro en la misma frecuencia cerrada que uno de mis transmisores. Necesitamos coordinarnos cuando asaltemos tu burdel, macho -añadió, mirando a Ambroos. Sí, empezaba a sentir cómo la adrenalina se acumulaba, lista para descargar una velocidad de respuesta sobrehumana en el torrente sanguíneo del ecoterrorista-. Me tendrás que ir radiando lo que veas. Sabrás disimular, ¿verdad? Y también me tendrás que detallar la disposición de todo en tu garito. No pienso moverme a ciegas otra vez.

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05/11/2013, 09:10
Eugenius Novák

Eugenius sujetó el segundo teclado que le ofrecía Silk Shade... la verdad es que Olga no le gustaba como nombre, y sin más preámbulos lo conectó al ordenador que tenía más a mano. Ya tenía sus dos teclados, un ordenador seguramente con más de dos procesadores y un par de monitores con los que visionar los resultados de su trabajo.

Cerró los ojos e ignoró por un instante al resto del mundo. Inspiró profundamente y miró a Silk Shade para comprobar que estaba lista. De todas formas no empezarían hasta que el lugar se hubiera vaciado un poco... tanta testosterona y tanto macho junto solían ser un inconveniente a la hora de pensar.

- Ruth, si vas a quedarte coge una silla y siéntate aquí. - indicó el genio con la cabeza un sitio a su lado, muy cerca de él. - Es posible que te necesite. - dijo sin más.

Desde cuándo el genio necesitaba a alguien, o admitía hacerlo, era un incógnita para todos los presentes.

Con prodigiosa habilidad Eugenius comenzó a teclear con una mano en cada teclado, haciendo una comprobación rutinaria de todos los programas que Silk tenía instalados... necesitaba hacer un inventario de soflware por si pudiera necesitar algo más... quería que cuando llegara el momento todo estuviera preparado, que no hubiera sorpresas y que no existiera algo con lo que no hubieran contado.

El cerebro de Eugenius se dedicó a analizar el problema que tenían entre manos. Y lo peor es que no era sólo un problema.

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05/11/2013, 10:51
Ruth Karsten

Ruth se sintió ligeramente intimidada cuando Arjen le reprochó  el no haberle contado el tercer poder que tenía, el menos desarrollado e impredecible de los tres. El que muy pocas veces había necesitado y que sólo podía usar cuando el destino decidía jugar con ella para mostrarle parte de lo que auguraba. No era su intención hacer que Arjen se enfadase o engañarlo sin motivo. Pensaba que ese poder apenas tendría relevancia, apenas lo podía controlar, de hecho nunca lo había intentado... Siempre le tuvo miedo al futuro, no quería pensar qué sería lo que vendría, ella quería vivir el presente y disfrutarlo... si había algo que pudiese disfrutar, claro. 

-Lo siento, Arjen...-musitó encogiéndose en su ropa, cruzando los brazos sobre el pecho.-Apenas controlo eso, pensé que... no sé, que no sería de demasiada ayuda...-confesó antes de que Olga respondiese por ella. Le sonrío amablemente, con agradecimiento... ella parecía ser la única que la entendía. 

Su expresión cambió casi radicalmente cuando escucha el nombre de ese hombre, la "tostadora humana" parecía llamarse Heller, o al menos eso había entendido ella. Ladeó la cabeza ligeramente hacia la derecha con curiosidad, desconocía que Arjen lo conociese... claro que si se lo hubiera dicho antes, otro gallo hubiese cantado. Se arrepintió de no habérselo dicho desde el principio, pero ahora poco podía hacer.

-¿Heller? ¿La "tostadora humana" se llama Heller?-pregunta-No sé dónde está, sólo sé que está con Ágatha... en el dibujo se le ve sentado en un bidón de gasolina, no sé si eso ayudará a saber dónde está.-dice nerviosa tras conocer el nombre de aquel hombre.-¿Conoces a ese tipo? ¿Es peligroso? 

Entonces recordó el primer dibujo que hizo, la noche en que comenzó todo. Se mordió el labio, dudando sobre si decirlo o no... eso podría tomarse como que estaba preocupada por Axel, cosa que no era así... o eso quería creer ella. No, desde luego no le importaba él, pero no quería que su hermana fuese con un tipo que va metiendo palizas por ahí. 

-He visto a ese hombre en otra ocasión... lo dibujé hace unos días. Esta vez sí que era el futuro...-comienza a contar.-... Y le estaba dando una paliza de las gordas a Axel. Axel Janssen.-mira de reojo a Stille y a Ambroos, comprobando sus reacciones al nombrar a su antigua pareja. 

Los planes comienzan a trazarse y algunas van tomando rumbo, mientras que otras siguen siendo sólo esbozos de lo que serán. En cualquier caso, ella no pensaba tomar parte en la decisión de llevar a cabo ninguno de ellos, el liderazgo no estaba entre sus cualidades, ella prefería sentarse y mirar o bien desaparecer si la situación se volvía demasiado complicada. Estaba dispuesta a volver a su habitación asignada, para esperar a que la necesitasen, cuando tanto Arjen como aquel estirado de Novák le pidieron que se quedase, no que se mantuviese al margen como ella esperaba. Le costó reaccionar y no fue hasta que el cerebrito le habló que ella pudo asentir y colocarse donde él le indicó. 

Tras acomodarse al lado de Novák, pronunció:

-Voy a necesitar lápiz y papel.-pide con voz neutra, ella dibujaba lo que veía... se expresaba mejor así que con palabras.-No sé de qué calidad serán mis visiones, espero que lo que haya dormido hoy sirva...-añadió recostándose ligeramente sobre la silla. Se sentía rara estando al lado de Novák y bajo el mando de Olga... sentía que, en cierto modo, era importante y todo.