Partida Rol por web

Busco un palo, una piedra, o algo contundente que me ayude a reventar el candado. Si no encontrara nada, creo que tendría que liarme a golpes con el cuerno o la daga.

Vamos, todo está saliendo bien. ¡Vamos!

Jurgen acudió al oir las voces y los gritos, mientras caminaba como una avalancha, la nieve golpeaba y cortaba su cara del frío brutal que hacía, pero ahora no atendía a eso. Apartó a empujones a la gente que se arremolinaba delante de la casa y pasó al interior, en sus ojos, casi pudo apreciarse un fulgor de furia.

-Por Tyr...¡Venganza! ¡Que Troll ni Troll! esto es obra de los cuernos rotos seguro ¿¿Quién ha visto un Troll acercarse a un pueblo en años??

Aulló.

Jurgen desenfundó su espada, apoyándose en el pomo, tras clavar la punta en el suelo y miró a Erik.

-¿Como son sus heridas? ¿De hombre o de Troll? dinos, Lobo Gris.

El guerrero de cabellos rubios miró hacia las estancias, luego iría a investigar más, aunque lo suyo no era eso, precisamente.

Yo sigo tratando de curar al herido que estaba tendido en el suelo- ¿Anguien pdoría trarar de ayduarme a salvar la vida de este pobre hombre? él es el único que ha presenciado esta lucha así que pdoría ser un estigo vida y aparte ¡ Es más importante salvar la vida de una persona que aún la conseva que de una que ya se le han arrebatado! - Sabái que mis palabras mancillaban el honor de Jarl pero no podía evitar sentir la furia de que todo el mundo estubiera a otra cosa en vez de intentar ayudar a aquel hombre "estaría bien transportalo a algún lugar pero tal como estan las condiciones climatológicas deveríamos intentar que resistiera"

Unas voces la despertaron, tanto a ella como al resto de su familia. Se vistieron tan rápido como pudieron, aunque ella salió con un camisón que era lo que usaba para dormir, uno hasta los pies y de manga larga para estar calentita.

Avanzó entre la gente, haciéndose hueco, para poder ver que era lo que estaba pasando. Abrió mucho los ojos, impresionada por lo que estaba viendo, y escuchó lo que la gente comentaba. Uno hombre estaba herido, parecía vivo aún y Vanir pedía ayuda. Ella se arrodilló ante el hombre para ayudar en lo que pueda.

- Yo te ayudo, ¿qué necesitas?

Miró a Vanir nerviosa, esperando que le diera órdenes para ella cumplirlas.

Suspiró un poco aliviado al ver la compañía de Dagna a su lado y que tenía la voluntad de ayudar a salvar a quel hombre - Pues necesitaría algún tipo de venda para poder parar la emoragía de la cabeza - Me arranco una de las mangas d emi vestimenta para usarlo como improbisación haber si logro hacer que la sangre deje de fluir - También sería bueno trasportarlo a un lugar más calido y a techo este no e smuy bueno, solo que tal como esta todo no se si sería recomendable transportarlo ¿tu que opinas?

Espera un segundo. No lo muevas todavía...

Sin más palabras, Erik se pone a examinar al hombre herido.

Rublev rompe un trozo de madera de un saliente la propia cabaña e intenta forzar la cerradura. La puerta revienta con facilidad.

Dentro de las cuadras cuatro hombres están tirados en la paja, delgados y débiles, con claras señales de malnutrición. Al abrirse la puerta miran hacia la luz con cara dura, pero cuando sus ojos se acostumbran y pueden reconocer a Rublev una sonrisa aparece en su cara.

Lentamente empiezan a levantarse.

Erik examina con cuidado las heridas de Sven antes de que Dagna intente curarlo. Sin embargo la joven no puede ayudar al herido, que continua sangrando bastante.

- Tranquilos, tranquilos, estoy bien. Ya duele menos. - comenta el hombre.

Las heridas de Svan son resultado de un golpe fuerte en la cabeza. Nada que indique si han sido hechas o no por un troll.

Las huellas no pueden ser de oso. No te recuerdan a ningún animal que hayas visto.

La euforia desaparece en un instante al ver el estado lamentable de los prisioneros. Rublev duda un momento, y les dice:

- Escuchad hermanos. ¡No hay tiempo! Tenéis que salir de aquí de inmediato. ¿Podéis correr? Tenéis que daros prisa. Por lo que más queráis, salid de aquí, marchaos a casa, y sobre todo, escuchad: El perro ha muerto. ¡El perro ha muerto, sí! Corred la noticia. ¡Es el momento!

- Si, podemos correr. - comenta uno de los prisioneros, su voz tiene fuerza y convicción, sin embargo al caminar se tambalea un poco - Pero yo al menos preferiría luchar e ir al Valhalla llevándome a alguno de estos cobardes conmigo. Somos guerreros, no ganado, merecíamos la muerte en batalla, no ser tratados así.

Varios de sus compañeros asienten, aunque con bastante menos entusiasmo que el que ha hablado.

Sven, ¿qué recuerdas de lo ocurrido?

- Tienes razón, hermano. Pero no podéis combatir directamente en estas condiciones. No tendréis oportunidad. Al menos uno de vosotros debería ir a nuestro pueblo a dar la voz. El resto... Si queréis la venganza... Es vuestra elección. Pero os recomiendo que os mantengáis ocultos y evitéis atacar de frente. Recoged algo contundente y ocultáos. Deben estar todos en la pocilga de ese perro. Yo me acercaré allí ahora.

Me desespero por no lograr ayudar más a aquel hombre, solo me quedaba poder escuchar su historia así que en lugar de interrumpir a Erik para preguntar alguna cosa nueva decidí callar y escuchar peor no podía sentir una enorme sensación de impotencia que se reflejaba en mi rostro.

- ¿Que han matado al Jarl? –repitió incrédula las palabras de la anciana que le dio la noticia. Se acercó a la casa del jefe intentando buscar más información pero se detuvo al ver a Dagna y a Vanir arrodillados junto a un cuerpo.

Se quedó a dos pasos de ellos sin saber qué hacer, observando la pisoteada nieve iluminada por las antorchas en un intento desesperado por encontrar algún indicio de quién podía haber hecho aquello. Salió de su ensimismamiento cuando oyó hablar a Erik, prestando atención a las palabras del herido.

Como el que investigaba el cuerpo desapareció hacia otra parte, dejándole con la palabra en la boca, Jurgen fue el encargado de investigar por la casa del muerto. Con la punta de la espada, apartó las cortinas para echar un vistazo dentro, tal vez hayan dejado algo, algún rastro.

Tras una corta deliberación los guerreros asienten a los cosejos de Rublev.

- Rejmar ira al pueblo, es el mas joven de nosotros - comenta el mayor - el resto veremos el amanecer en el Valhalla. Iremos a la casa del puerco un poco después de ti, para no romper tu tapadera. - el viejo guerrero coge con fuerza el hombro de Rublev - Gracias hermano.

- Escuche ruidos en la casa del Jarl y me acerque a investigar, pude ver que tres enormes trolls habían derribado la pared y estaban atacando al Jarl - baja la cabeza - corrí a ayudarle y algo me golpeo con fuerza en la cabeza.

- Eran bichos deformes y enormes, mucho más grandes que un hombre... - añade en un susurro.