Partida Rol por web

Finalmente uno de los mutantes pareció percatarse de mi existencia y se lanzo contra mi hacha en mano. Por fortuna debía de ser la primera vez que se enfrentaba a un oponente que no fuese de su tamaño y un golpe que hubiese decapitado a un humano paso a casi un palmo de mi cabellera.

Estaba claro que a esta distancia la honda no era más que un estorbo y que necesitaba recuperar mi espada si quería que mis posibilidades de sobrevivir pasasen de ninguna a ínfimas. Así que aprovechando el momento en el que el mutante perruno trataba de recuperar la postura después de que el golpe quedara un poco abierto guarde la honda y recogí la espada para acto seguido comenzar a dar saltitos de lado a lado con la espada en alto para dificultar su siguiente golpe.

Carlo ha subido y ahora espero por unos segundos que me ayude a bajar. ¿Una mano?. No. ¿Una cuerda?. Parece que no... Maldita sea el pozo del demonio, salto y araño la pared para subir apoyando los pies en el lado contrario. Pero empiezo a perder fuerzas y la idea era buena pero resbalo inutilmente hacia abajo. Empiezo a pensar donde dormiré esta noche, miro hacia los lados buscando un sitio cómodo.

Carlo paralizado por el mido, su compañero desangrándose, Pieter acosado por el mutante y Erick en el pozo. Mal pintaba para nuestros héroes.

Desde el suelo seguian llegandome sonidos vagos, lejanos, cada vez más atenuados por la perdida de sangre. Cada vez me encontraba mejor, más relajado, más libre.

-¡Noooooooooooooooooooooooohhhhh!-

gritó el tileano con los ojos desorbitados. Los mutantes eran todo un desafío, nada que ver con los goblins de sus primeros combates. Vicci había perdido la calma, y eso que no era la primera vez que luchaba contra seres inhumanos, orcos y hombres bestia habían sido sus oponentes más de una vez. Pero aquellos inmundos seres desafíaban toda lógica, uno de ellos tenía dos cabezas, otro era más perruno que humano y además tenían un... mago.

Tranquilo Carlo, tranquilo. Tienes que concentrarte y superar el terror, vamos a salir de ésta...

Nuevamente el hacha del mutante paso por encima de mi cabeza. Al parecer y para mi fortuna tenía problemas reales a la hora de enfrentarse a oponentes tan pequeños. Pues no estaba dispuesto a desperdiciar aquella oportunidad. Me acerque lo más posible para dificultar sus movimientos y lance un espadazo para acto seguido alejarme de un salto hacia atrás y continuar moviéndome como había hecho antes.

Salto, araño, trapo, lanzo un palo para arriba. Estoy a punto de dejar de intentarlo, pero oigo los ruidos de lucha arriba, mientras sigan vivos tengo que seguir intentándolo.

Lo que fuera que el brujo le estaba haciendo a Carlo lo mantenía en su estado. Un virote se clavó en el brazo del San Bernardo, una ayuda inesperada de otro de los mutantes. El perro bramó furioso y embistió al halfling.

La sangra seguia fluyendo entre mis manos, con las cuales intentaba parar la hemorragia mientras me ahogaba en mi fluido vital. Solo unos gorgoteos salian de mi garganta mientras pataleaba en el suelo y me arrastraba sobre el charco cada vez más grande de sangre.

Está bien, intento calmarme y coger aliento. Ya estoy calmado. A la mierda, cojo carrerilla y salto me agarro con las agarrotadas manos, pataleto con las piernas, lanzo los brazos para arriba, me duele el costado pero no pienso parar, me agarro otra vez, me apoyo en la pared contraria y sigo subiendo. Apoyo los codos, subo una pierna, luego otra. Meto la mano en una rendija y me impuslo más. Pongo la otra pierna justo antes de resbalarme y subo una mano al... borde.

El alivio que siento casi me hace caer de nuevo. Pongo la otra mano y subo...

Al parecer y tras ajustar sus mandobles después de los dos primeros intentos fallidos el hacha del San Bernardo se precipito directamente contra mi brazo derecho. En un acto reflejo de tal rapidez que incluso yo me sorprendí pude colocar la espada en la trayectoria del filo a tiempo para parar la cuasi mortal estocada.

Carlo continuó en estado de sock, temblando como un flan y sosteniendo a duras penas su espada. Mal rollo, aquél mago lo estaba dejando medio lelo y el tileano estaba a punto de vaciarse en sus calzones.

Ish Nar'Tzeechnakt octrun... Ish'Tarshgsnti Yals ulsdornths... - Susurró pronunciando unas palabras que nadie debería oír.

Un grito de dolor involuntario surgió de sus gargantas, de todas las gargantas. Un dolor anidó en sus almas y les desgarró desde dentro. Caos. El San Bernardo falló su ataque, demasiado alto para ser peligroso para Pieter.

Que fina era la barrera entre la vida y la muerte, y que agónico y doloroso podía ser cruzarla. En esos momentos, entre gorgoteos, pataleos desesperados y media visión mostrando fotogramas rápidos de lo que acontecía en aquella sala, mi vida seguía dependiendo de los dioses, de su bondad o su maldad. Veía a mis compañeros en apuros y no poder socorrerlos de cualquier manera me producía tanto dolor como las heridas en el rostro y el cuello. ¿Socorrerlos? !Céntrate en mantener la poca sangre que te queda dentro maldito desgraciado! Dijo una voz en mi interior, tras la cual apreté más las heridas que tenía en el rostro alcanzando nuevas cumbres de dolor.

Mi suerte en el combate contra el San Bernardo estaba llegando a su fin. Cuanto más se alargara menos posibilidades tendría de salir de allí con vida. Pero si salia corriendo dejaría mi espalda en posición perfecta para que me troceara como si de un cochino se tratara. Por imposible e increible que pareciera tenía que derrotarle si quería sobrevivir. Así que alce nuevamente la espada y lance una estocada, rezando a Esmeralda para volver a acertar y esta vez lograr hacerle algo de daño.

-¡La leche, ahora sí que me habéis cabreado mamones, id rezando lo que sepáis!.-

dijo Vicci. Había comenzado a reponerse un poco después de que el mago dejara de hacer maldades contra él y comenzara a hablar en sabe Dios qué lengua. Por si acaso el tileano prefería no saber de qué iba todo aquello, sabía que su salud mental se lo agradecería.

Carlo se descolgó la ballesta del hombro lanzó un virotazo casi sin apuntar contra el mutante más cercano. Fuera como fuese, tenía que contribuir a salir de aquella porque la situación no era mala, era pésima. Su camarada Ulrich estaba más muerto que vivo y solo el halfling -con mucha honra y valentía, todo había que decirlo- se estaba enfrentando a los enemigos.

Tengo a un brujo delante, veo a mis compañeros, algunos aturdidos y otros con graves heridas, ataco a fondo al que tengo delante, el que parece ser el más peligroso si no se ha dado cuenta de mi presencia le ataco por un lado esperando que esté concentrado en mis compañeros. Es imposible que falle xDDDD