Partida Rol por web

Bien sabido era que los mercenarios eran más hábiles con la espadas que con la lengua, al contrario que los pequeños hombres, como nuestro amigo, que disponía de un ilimitado repertorio de palabras que nunca dejaban de fluir, y siempre dirigidas a buen puerto. En cambio últimamente... la habilidad con la espada parecía haberse invertido en su papel, y Pieter había demostrado manejarla tan bien como su lengua, al contrario que yo. Dejé que continuara sin interrumpirlo en ningún momento, asintiendo gravemente a lo que decía. ¿Cinco años y nunca has visto nada raro? O ha decidido mirar para otro lado, o debería comer más zanahorias. Pensé observando al cazador de brujas.

Quizá no sea tan malo que esté un poco embriagado, así nos soltará todo lo que sepa.

Vicci miró al pequeño halfling, sería él quien llevara el peso de la conversación, pues tenía las aptitudes para ello, labia, buen hacer y un pico de oro.

El tileano le hizo un breve gesto para que continuara la charla con el cazador de brujas, habría que ver hasta qué punto era de fiar el tal Harwitt, dado que si vivía en el pueblo podría formar parte de la red clientelar de Schiller y eso podía poner a los aventureros en serios apuros si luego le iba con el cuento al salchichero.

Había que ir con pies de plomo, sopesando bien las palabras e intuyendo actitudes de la otra parte. Por ello Carlo prefería mantenerse en un discreto segundo plano, pues el palique sutil no era lo suyo precisamente.

¿Y en todos estos años a su servicio nunca le ha visto con alguna compañía poco deseada? ¿Con gente de mala catadura, de extrema vileza... o incluso cosas peores? Dígame usted que ha servido para el bien, la purificación y la mayor gloria de Sigmar, ¿es fuerte la fe de herr Schiller? ¿Es profundo su odio para con el caos?

No, no, no. Es un hombre...hombre odioso y muy difícil de tratar; pero no pactaría con los dioses oscuros, no. Ya es difícil que....que...que esté con...con la gente. Nah, no creo.

Aquí son poco de votos de Sigmar, pero es porque adoran a Taal y Rhya. Es normal en una comunidad rural.

¿Normal? Se va a sorprender de lo que está considerando normal... Comento en voz baja dándole un codazo a Carlo. Nunca me habían gustado demasiado los pueblos y menos los pequeños, siempre parecían demostrar que estaban exentos de cumplir ciertas normas que en las ciudades se aplicaban de manera más severa, solo porque estuvieran alejados. Pues vamos a hacer pagar unas cuantas que hemos encontrado... !Ja!

Si bueno... es normal que en zonas apartadas la fe en Sigmar no sea tan popular... comento un tanto incomodo rascándome el mentón sin saber muy bien como soltar la información al ebrio ex-cazabrujas el problema es que esta lejanía no solo hace proliferar los adoradores de cultos como Taal o Rhya, si no también los de otros cultos menos... recomendables...

Vera herr Harwitt lo que le quiero decir, y quiero que mantenga la compostura y para no alarmar al resto de las buenas gentes de este pueblo, es que en realidad no fuimos atacados por ladrones normales y corrientes... si no por mutantes, deshechos humanos tocados por la mano del caos le digo y me quedo expectante a ver que tipo de reacción tiene el hombre.

Tras mi actuación, sigo con interés la conversación, sentado en un banquete de madera y un codo en la mesa.

Sin añadir nada a la explicación, asiento con la cabeza de forma significativamente, y muy serio a todo lo dicho por mis compañeros. Hago piña con ellos y esperemos que le entre toda la información en su embotada cabeza de borrachín.

Estamos preparados para soltar la bomba a todos los parroquianos a la primera sospecha de peligro. El sólo rumor, debería bastar para arruinar esta fiesta de la salchicha.

No digo que sean unos apóstatas...pero les resulta más fácil adorar a los dioses que les proporcionan alimentos que a aquellos que les protegen del Caos, los Poderes Ruinosos son cosas del lejano norte.

Eso creía, Pieter le desengañó.

¿Mutantes? -exclamó, pero se pudo contener y lo hizo en voz baja, sin que nadie le oyese- ¿Mutantes en este pueblo? ¡No puede ser, los hubiera descubierto y hubieran ardido en la hoguera! Hace años que purgamos al único mutante del pueblo, era una pobre chiquilla, le cortamos la cabeza para que no sufriera, después le quemamos.

!Oh por el amor de Sigmar! !Baje que voz ¿quiere?! Le dije con gestos apremiantes en un susurro furibundo. ¿Que demonios se pensaba que pasaría si se dedicaba a gritarlo a los cuatro vientos? Era normal que respondiera en ese plan, tan reticente, pero el hecho de que hubiera señalado que tiempo atrás habían vivido por aquí mutantes, deba mucha luz al asunto. Se lo podemos jurar, mutantes. Ni más ni menos. Lo juro por el PUTO ojo que me sacó de un mazazo un tipo con cabeza de perro... Me señalé el ojo cubierto con un parche con un gesto de enfado. Y ahora escuche a nuestro amigo y no llame la atención, aquí están pasando cosas muy heréticas y hay que andarse con pies de plomo. Síganos el juego, haga como que no pasa nada, y se lo contaremos todo.

- Bueno bueno, tranquilicemonos. Si usted se ha puesto así imagínese nuestra sorpresa al tener que enfrentarnos a ellos. De todos modos, sabemos que esta información que le damos cae en buenas manos, dado que es usted un auténtico servidor de Sigmar. Bien, escuche a nuestro estimado compañero halfling y mantenga la compostura. Todo saldrá bien.-

dijo el tileano con talante conciliador. Luego hizo un breve ademán a su compañero Pieter, que estaba demostrando que era tan hábil con la palabra como con los fogones o, como recientemente había demostrado, una espada.

De momento vamos bien, con algo de suerte este tipo tendrá los contactos adecuados para hacer una purga como Dios manda. Lo importante también es sobrevivir hasta que llegue ese momento, claro.

Si señor tunantes bien dicho. Claramente esos tunantes no volverán a molestar a las buenas gentes de este pueblo. Brindo por ello respondo tan rápido como puedo mientras alzo la jarra y le doy un trago. Solo esperaba que ninguno de los parroquianos estuviese excesivamente atento a las palabras del ex-cazabrujas y que achacaran la mención de los mutantes a una mas de las muchas historias contadas por borrachos al calor de la camaradería tabernera.

Sea más discreto por favor herr Harwitt, no queremos alarmas a las gentes del pueblo. Como bien han subrayado herr Waldemar y herr Vicci los causantes de estas heridas no fueron simples ladrones sino deformes seres manchados por la corrupción de los dioses oscuros. Gracias a Sigmar pudimos acabar con ellos y no representan ya una amenaza para el pueblo de Heideldorf.

Pero que ellos no supongan una amenaza no significa que el pueblo este a salvo. Poco antes de morir una de esas aberraciones nos confeso que trabajaban nada más y nada menos que para herr Schiller. Si lo que dijo es cierto mataban a los viajeros despistados y se los enviaban descuartizados. Creemos que el propio herr Schiller podría estar contaminado por los dioses oscuros.

Pruebas, necesitamos pruebas. Llevadme a ver a esos mutantes, ahora mismo. Ese Heinz, claro...todos estos años...tantos mercenarios me sorprendía que aún hubiera bandidos...pero esto...esto. Esto es abominable.

Su viejo espíritu purificador había despertado, intentó desenvainar la espada pero no lo consiguió del todo y cayó al suelo con la hoja asomando de la vaina y la cerveza chorreándole por el pelo.

Levanto los ojos al cielo y ayudo a levantar al viejo cazador. Lo siento de nuevo en la silla y lo hago intentar entrar en razón.

- Señor Harwitt, escucheme atentamente, estamos rodeados de pruebas, cada plato de salchichas que sale de la cocina es una nueva prueba que se sirve con sal y pimienta.- intento que enfoque- tenemos más pruebas, por supuesto, pero necesitamos que algún alguacil del condado, o alguien con más autoridad, y sacerdotes- golpeo un puño a la palma de la contraria- de Sigmar, a bendecir todo esto. Tiene que centrarse, de usted depente todo. Es algo muy gordo, algo que le permitirá volver a recuperar la posición que merece, como mínimo. Osea, que antes que nada, pongamos en marcha la petición, enviar al correo, un caballo, lo que sea.

Aunque creyó la acusación el hombre se sintió ofendido. Ofendido porque aquel juglar pidiera al ex-cazabrujas que enviara un mensaje a alguien con autoridad. ¿Quién tenía más autoridad en este aspecto que él mismo? ¡Manfred Harwitt, cazador de brujas!

Las pruebas, llevadme con esos mutantes. Sus cuerpos será prueba suficiente para iniciar una investigación. Yo mismo encausaré al Señor Salchichas si es responsable de haber tratado con mutantes.

!Oh! ¿De verdad? Por Sigmar sagrado... Murmuro recostándome en la silla y pasándome una mano por la barba mientras miro a mis compañeros interrogativamente. ¿Vamos a ir? Pregunta mi mirada. No había muchas más opciones. Si el señorito quería ver de primera mano los cuerpos o lo que sea tendríamos que enseñárselos, a fin de cuentas aun seguirían ahí, en el fondo de aquel pozo donde los echamos. Bueno, digamos que accedemos a llevarlo hasta ahí. Le digo inclinándome hacia el cazador de brujas. ¿Cómo justificamos nuestra salida del pueblo? Recuerde que si el salchichero del infierno se huele algo extraño, puede desaparecer o borrar las pruebas, y no queremos eso. ¿Cómo hacemos para salir del pueblo y que parezca totalmente normal? Y sobre todo. ¿Cómo justificamos que nos llevamos aun cazador de brujas reconocido y de prestigio con nosotros? Aquella última pregunta tenía un doble objetivo. En primer lugar el claro objetivo de hacerle ver que sería complicado salir del lugar, y en segundo lugar adularlo un poco para tornarlo a nuestro lado. ¿Emm? Espero que se le ocurra algo para ello, si no, salir de aquí será imposible. Sobre todo hacerlo con vida.

Me temo que herr Waldemar tiene razón. Salir del pueblo ahora pondría todas las miradas sobre nosotros, más si cabe si salimos con un cazador de brujas. Las habladurías se extenderían por todo el pueblo y podría cundir el pánico.

Aún así no hemos venido con las manos vacías. No disponemos de evidencias de los cuerpos, pero si disponemos de dos artefactos que se encontraban en su poder y que podrían probar su afinidad para con los poderes oscuros. Pero no se si sacarlos aquí en mitad de la posada es buena idea, tal vez deberíamos de buscar un lugar mas discreto.

¿Hablan de objetos profanos? Sí, será mejor salir, o ir a una de las habitaciones de este local. Karl nos la podría ceder unos minutos...

- Excelente, esas pruebas le convencerán a usted de la presencia de algo más que gente honrada por estas tierras. Estamos convencidos de que tomará las medidas apropiadas para con Schiller y todos los implicados.-

dijo Vicci con una sonrisa dado que al final las cosas se iban encauzando. El ebrio cazador de brujas se cercioraría de la existencia de mutantes y corruptos en el pueblo y se encargaría de acabar con ellos. Con fuego probablemente. De todos modos Carlo esperaba estar bien lejos cuando todo eso ocurriera.

Esto marcha, pero tenemos que seguir estando alerta, seguro que algunos ya sospechan de que retornáramos indemnes de todo aquel asunto.

¡Karl! -gritó el excazbrujas- ¡Karl! -gritó una vez más, al aire.

¿Qué quieres, borracho mío? -El nombrado apareció tras él y le cogió de los hombros cona fecto.

Necesito una habitación de las de arriba, sólo un rato -añadió.

Sí, claro. ¿Para qué?

!Y ahora se pone a preguntar para que! Madre mía. Cada vez odio más este lugar. Estaba claro que sitios tan peculiares como estos había pocos, pero aparte de eso, todo el mundo hacía demasiadas preguntas, y a la vez hacía muy pocas. Todo según los temas que les interesaban. Era sumamente frustrantes. Verá, nos gustaría ir a darnos por culo, y requerimos cierta intimidad. Señalé ya claramente molesto con el entrecejo fruncido. ¿Para qué crees? !Tenemos negocios que atender malditas sea! Dije en voz baja fulminando a aquel impertinente con la mirada. Era increíble lo costoso que era hacer nada en aquel lugar, había que pasar por el permiso de mil personas.