Partida Rol por web

Aquella mañana a lady Alyse se le habian pegado las sábanas, tras el aviso de los sirvientes se levantó rauda, le había costado conciliar el sueño, pues sus pesadillas con los Cressey venían repitiéndose últimamente de un modo preocupante, el asunto de injusta acusación hacia su persona le resultaba cada vez más agobiante. Desnuda, saltó al suelo y realizó sus cuatro flexiones rutinarias para desentumecer los músculos del tronco sobre la fría piedra, pues la estancia era húmeda debido a la ubicación del castillo Kelmstiern, justo enmedio de una laguna, cosa que hacía que en cualquier época del año se calaran los huesos de todo aquel que se hospedara en una de sus habitaciones. Alyse pasó a colocarse su oscura armadura de escamas, dónde bordado en hilo negro sobre un pedazo de cuero oscuro cenizo sobre el pecho podía vislumbrarse el reconocido puño de los Kelmstiern. Hoy era un día importante para el futuro de la casa, a pesar de la alargada sombra de los Cressey que siempre le acompañaba se dijo “Vamos Alyse, preocúpate por defender a los tuyos”. Se calzó las botas y ató en su cinto su gran espada bastarda envainada.

Alysse llegó la última al llamamiento de Lord Vigmar, entrando a paso acelerado - Buenos días... Lord Vigmar, disculpe el retraso – se colocó al lado de sus primos y saludó inclinando su cabeza de forma reverencial hacia su líder. -Lady Katheryn... – hizo el mismo gesto pero en esta ocasión de un modo más forzado y protocolario. - Señor Rantos, Señor Tristán...- Saludó a sus primos con un gesto de respeto. A Morgause, que la tenía al lado le dedicó una sonrisa y le guiñó el ojo demostrando la buena sintonía que había entre ambas.- Estaba atrapada en el quinto sueño.- le dijo en voz baja - Ser Eberhard...- saludó por último al caballero.

- Será un honor participar en el torneo, Lord Vigmar. - Observó como a lady Katherin no le hacía mucha gracia que una mujer luchara, pero Alyse la ignoró cambiando de tema – Felicidades por su futuro enlace Señor Rantos. Cuente con mi espada, honraré nuestro apellido - dijo al conocer la noticia que se acababa de confirmar, pues los rumores de los días previos no iban tan desencaminados.

Una vez sentados para el desayuno Alyse comió con ganas, pues a pesar de presentar un cuerpo fibrado solía alimentarse bien, ya que solía quemar mucha energía tanto en las maniobras de combate como en los entrenamientos. - Morgause, que buen perfume, ¿jazmín?- le dió conversación a su joven prima para animarla después del desprecio mostrado por parte de Katherin hacia la bastarda  - Ya verás. Lo harás muy bien como heraldo.

- Sin duda Ser Everhard tiene razón, Señor Tristan. - Dijo apoyando la reflexión del experimentado caballero.- Sería arriesgado, pero de todas formas me ofrezco como su escolta personal. No me perdonaría que corriérais ese riesgo viajando solo. - Dijo sincera a su primo.

No me parece bien hijo, como bien sugiere Ser Heine y Lady Alyse eso entorpecería la seguridad del translado de la familia. Prefiero que vengas con nosotros. Cuando llegues puedes hablar lo que quieras con quien quieras pero estaré más tranquilo si viajamos juntos.

Asiento a las palabras de padre, demostrando que le estoy escuchando y tomando en serio.

-Si, padre, entiendo. La seguridad es importante y deberá ser tenida en cuenta. Pero tengo mis preocupaciones respecto a esta boda. Las dos más sencillas son lo que nos va a costar el torneo, que no es poco, y por otro lado asegurar que la nueva familia política de mi hermano está satisfecha con la situación.

>> He pensado que podemos usar la cuestión de que la boda este oficiada por un septón, para exigir que la mitad del coste del torneo corra a cuenta de nuestros huéspedes; siempre y cuando no perciba una amenaza sobrevolando el matrimonio, en cuyo caso informaría de inmediato a la familia.

-No, eso no. El torneo corre por mi cuenta, yo seré quien lo organice y quien reciba el prestigio por el evento. Karyl Vance no recibirá nada del prestigio que le corresponde a esta casa por el evento.- Dijo el Lord totalmente decidido a no ceder, sabía que su hijo era un buen recurso administrativo y esperaba poder darle alguna responsabilidad sobre el tesoro de la casa a futuro pero eso no mermaría su opinión.

 Hijo piensa que mandare antes podría ser tomado como la caza Vance como que consideramos que no son capaces de organizar bien una Boda, tus intenciones pueden ser tomadas a mal por Lord Karyl. Sigo creyendo que es mejor que vengas con nosotros.-

Al final Rantos acabó apoyando a su padre e intento influir en su hermano:

-Padre tiene razón..los Vance se pueden tomar tu presencia como si estuviéramos vigilando o desconfiando de ellos, y además, en serio hermano, te necesito por aquí estos días.  Y sin contar el riesgo que te asalten... 

Rantos parecía ir en serio, era más convincente que su padre sin duda.

Miro a padre y a mi hermano. Tenias que meterte.

Dirigiéndome a ambos, doy el brazo a torcer, con gesto pensativo-. Sí, desde luego debería hacerse con la precaución de no ofenderles. Reconozco que hay que pensárselo dos veces.

Sin embargo, -prosigo- sigo pensando que merecemos una compensación por dejar que un septón oficie la ceremonia. Ya no quedan muchos seguidores de los antiguos dioses por aquí, y debemos ser más fuertes que quienes nos rodean. En parte por orgullo. Y no hay por qué mencionar el torneo para pedir una compensación por la boda, en adición a la dote; el prestigio será para los Kelmstiern.

Las sabias palabras e inconformidad de opinión de Tristan sobre el tema de que la boda la oficiase un septón gustaron a Lady Alyse, pues en su boda con Lord Cressey ella tuvo que aceptar sin rechistar que en la ceremonia se dejaran de lado a los antiguos dioses. En su día lo achacó a la mala negociación de su difunto padre, Ser Darren Kelmsteirn y al hecho de ser mujer y no formar parte de la rama principal de la casa.“Cuánto han cambiado... tanto Tristan cómo Rantos ya no son los chiquillos con los que jugaba.”

A Alyse le aburría la burocracia y no se sentía con derecho a opinar sobre ese tema, así que el desayuno había empezado a resultarle tedioso. Mientras sus primos y su tio acababan de discutir sobre el modo de proceder en cuanto a la preparación del torneo, Alyse que ahora saboreaba la jugosa uva del desayuno, dirigió su mirada al caballero y sonriendo le dijo - Ser Heine, visto que se nos presenta un torneo inminente y a la vista de su reconocida preparación para el combate, sería tan amable de concederme una última práctica en el patio de armas? - Acto seguido arrancó otro grano de uva del racimo y se lo lanzó al caballero a modo de desafío.

Al escuchar la pregunta de Alyse, la joven bastarda le dedicó una cálida sonrisa, agradeciendo el hecho de que la mujer intentara crear algo de conversación con ella, a pesar de sólo ser la hija ilegítima del Señor de la Casa. – No. Es Rosa Oscura. ¿Te gusta? Puedo prestarte un poco, luego. – Aseguró en un tono suave, ciertamente cómoda al conversar con la aguerrida mujer, aquella que Morgause admiraba a pesar de sus indiscreciones, su… “amor” tan abierto, algo que a la joven le resultaba difícil de aceptar, teniendo en cuenta que ella era un poco más romántica en ese aspecto. No obstante al ver que Alyse deseaba entrenar con el caballero, simplemente permaneció en silencio, no sabiendo muy bien si aquello era una excusa de la mujer para intentar seducir a Ser Heine o realmente deseaba practicar para las justas que se llevarían a cabo en el día de la boda. Sea lo que fuera, la bastarda esperaba que Alyse ganara, simplemente porque ella era su favorita entre los dos, y porque siempre la cuidaba, a pesar de que a ella no le pareciera necesario que lo hiciera. – Espero que ganes, Alyse. – Dijo de manera amable, mientras le dedicaba una mirada divertida. Sería genial que una mujer le ganara a un hombre en combate, incluso si Alyse era reconocida por ser una guerrera excelente. Sentiría un poco de pena por el caballero, si éste perdía, pero, lamentablemente, no podía apoyar a los dos, y era obvio que apoyaría a su protectora.

En cuanto a la discusión entre su padre y sus medio hermanos, la pelirroja optó por mantenerse apartada de aquello, callada, principalmente porque no era algo en lo que sería bueno involucrarse, no sólo porque Lady Katherin podría ofenderse e incluso insultarla de nuevo, sino también porque no pensaba apoyar a ninguno de sus medio hermanos, incluso si deseaba apoyar a su padre. Después de todo, sabía que aquello no sería otra cosa más que ganarse problemas innecesarios. La neutralidad era algo apropiado en ese instante, y algo le decía que había una razón para la interrupción de Tristan. Era posible que deseara hacer algo, si bien a Morgause no le importaba mucho, siempre que no perjudicara a su padre con lo que quisiera hacer. De lo contrario, se molestaría mucho. Hombres… eran siempre tan problemáticos en algunas cosas que resultaban meras tonterías. Sin embargo, parecía que su padre había ganado la discusión, tras la intervención de Rantos. Por un instante, la pelirroja se mantuvo en silencio, mientras se llevaba otro grano de uva a la boca, antes de considerar que lo mejor sería que se marchara de allí, ya que no estaba segura si Lady Katherin optaría por volver a insultarla en cuanto tuviera la oportunidad, en especial cuando no le había dicho nada positivo respecto a su propuesta de tocar su arpa para ella. Lo bueno era que tampoco le había dicho algo negativo. – Alyse… ¿les molesta si les acompaño y presencio el enfrentamiento? – Le preguntó a la guerrera, en el instante en el que se levantaba de su asiento, al mismo tiempo que Nor hacía lo mismo. – Lord Vignar, Lady Katherin… si me perdonáis. – Les dijo a ambos, para luego realizar una reverencia cordial.

- Claro - asintió sonriendo a la propuesta de Morgause en cuanto a prestarle algo de perfume. Aunque fuera una mujer de batalla, Alyse seguía cuidando su aspecto, especialmente para ocultar el olor a sudor y batalla. - Me gusta, ese aroma entre dulzón y profundo, realmente va contigo.- rió  haciendo una mueca y sorpendiendose de su inexperto análisis del perfume, pues solía dársele fatal el reconocimiento de fragancias florales.- Tengo un frasco de perfume en mis estancias, recuérdame que te lo muestre en algún momento, quizás puedas decirme de qué esencia se trata, y si te gusta... tuyo es. - Alyse encontró hace un mes ese frasco en sus aposentos, seguramente fue el antiguo regalo de boda de algún familiar y antes de su marcha cayó en el olvido del gran baúl a pie de cama.

- Morgause, siempre eres bienvenida para presenciar mis combates. - contestó animando a la bastarda. - Aunque ahora sólo se trate de un mero ejercicio práctico, me darás suerte. - le dijo a su prima que se levantaba, dedicándole una cálida sonrisa.

Aunque el caballero hubo dado su opinión sobre la empresa en solitario del joven Kelmstiern al principio de la conversación, ni se le ocurrió meterse cuando este se opuso a su padre y trató de convencerlo para ir de todos modos. No era el lugar de un caballero de la casa meterse en estos rifirrafes. Su mirada se dirigió a las dos jóvenes que conversaban frente a él mientras seguía disfrutando del desayuno en compañía de la familia.

Lady Alyse siempre le había caído en gracia, su destreza en las artes marciales pese a ser una mujer lo había sorprendido años atrás, pero ahora era una guerrera por derecho propio y se lo había demostrado incontables veces en el patio de entrenamiento. Era bien cierto que había guerreros válidos también en aquellos tiempos aunque no fueran consumados en cien batallas como Lord Vignar o él mismo y mantuvieran la inocencia de quien no ha visto la sangre brotar del cuello de sus enemigos. Ah el fragor de la guerra, el trotar de la caballería... ¿Era impropio de un hombre con dos dedos de frente el ansiar la vuelta de las batallas y la guerra? ...si al menos fuera castellano...

Mientras seguía absorto en sus pensamientos llego la pregunta de la joven luchadora y la uva lanzada como proyectil de asedio que por pura casualidad consiguió detener:

- Será un placer Lady Alyse, dejad que me ponga ropas más adecuadas y nos vemos en el patio -se metió la uva con sabor a duelo en la boca mientras lanzaba una mirada desafiante a la vez que traviesa a la joven cuando se levantaba- Ha sido un placer disfrutar del desayuno con vuestra familia Lord Vignar. Si me disculpáis los homb... guerreros -dijo tras un corto titubeo al acordarse de Alyse- me esperan en el campo de entrenamiento. Lord Vignar, Lady Katherin, señores -se despidió de cada uno haciendo una ligera reverencia. También lo hizo hacia Morgause, pero sin referirse a ella de ningún modo pues realmente no sabia como referirse a ella sin ofender a la no-madre o por otro lado a la medio-hija.

Lord Vignar escucho nuevamente a su hijo y volvió a hablar.

-La dote que nos de Lord Karyl es para Rantos, la familia no tendrá derecho a ese oro.- Comenzó aclarando. -Y con respecto a la boda puedo permitir que trates con la familia Vance la compensación económica pero al ser una boda mixta no es justo que sea bajo las tradiciones de una sola religión. Te permitiré que hables en nombre de la familia pero el acuerdo que cierres deberá ser aprobado finalmente por mí. Yo tendré la última palabra en todo esto y si hace peligrar la boda de tu hermano entonces dejare toda reclamación de lado.- Dijo finalmente zanjando el asunto. En ese preciso momento un tema más interesante para el se habló en la mesa.
-Yo también practicare con ustedes pero solo las justas, mi cuerpo no es el mismo que combatió en el vado rubí y no quiero lesionarme ni hacer el ridículo en una práctica de combate cuerpo a cuerpo.- Comentó un tanto más alegre.
 ¿Por qué no vienen todos? sugirió. -Podemos hacer un pequeño torneo familiar y hacer algunas apuestas. Morgause podría cantar alguna canción y practicar para presentarme en el torneo.- Comento con entusiasmo

Al escuchar a Lady Alyse decir que le gustaba el aroma de su perfume, la bastarda sonrió complacida ante tales palabras. Después de todo, nadie se había percatado de aquel detalle, incluso si ya era costumbre que la pelirroja solía disfrutar del uso de perfumes, ya que realmente le encantaban los diversos aromas que estos garantizaban, tan deliciosos, y que servían para mejorar su humor en ciertos momentos. Además, era normal que deseara incrementar su capacidad de atracción, por si, en algún momento, llegaba encontrarse con alguien lo suficientemente de interés como para desear acercarse a dicha persona, y dedicarle así su atención. - Gracias. Me alegra que te guste. Parece que el resto no lo notó. - Dijo en broma, sabiendo que, posiblemente, los presentes lo habrían notado, si bien ya lo considerarían algo usual en ella, incluso si aquel aroma era uno de los más recientes que había adquirido. No obstante, tras oír la proposición por parte de la aguerrida mujer, permaneció un momento en silencio, considerando la invitación a aceptar aquel perfume como regalo, si bien no tardó mucho en negar con la cabeza, dejando en claro que no pretendía aceptar algo que debía de ser de mucha utilidad para la guerrera. - No, no. No me gustaría quedarme con tu perfume, aunque... haremos un intercambio. Yo te prestaré algo del mío, y tú del tuyo, ¿es un trato? - Preguntó en un tono gentil, antes de dedicarle una sonrisa encantadora a la mujer. Después de todo, sería demasiado quedarse con su perfume, aunque lo otro era algo más aceptable, sin duda.

- Y no importa. Quiero verlos practicar. Estoy segura que ganarás. - Aseguró con confianza, segura de la capacidad de combate de Lady Alyse, la cual era bastante reconocida en la Casa por su habilidad. - Sin ofender, Ser Heine. Es sólo que Alyse es mi amiga, y es muy fuerte. - Le explicó al hombre el motivo por el cual apoyaba a la aguerrida mujer en vez de a su persona. Después de todo, sería un poco raro que apoyara a los dos al mismo tiempo, aunque bueno, también era verdad que habría sido lo más justo para evitar ponerse del lado de uno de los dos. Sin embargo, la bastarda creía mucho en la lealtad, y Lady Alyse había demostrado ser alguien que se preocupaba mucho por su bienestar como para no apoyarla cuando era debido. Sin embargo, con el hecho de que su padre también practicaría con Alyse y Eberhard, y  que éste esperaba que ella practicara para presentarle en el torneo, la joven asintió contenta para luego mirarle con sus ojos risueños. - Por supuesto, Lord Vignar. Sólo debo buscar mi arpa y tocaré algo para todos mientras entrenan. - Afirmó de buena manera, emocionada por la confianza que su padre había depositado en ella. Había muy pocas cosas que la harían tan feliz como aquello, por lo que no dudaría en darlo mejor de sí misma para complacer a su padre. Aún debía de pensar sobre lo que diría en su momento para presentar a Lord Vignar, en especial cuando nunca había tenido el honor de ser el heraldo de nadie. ¿Qué se suponía que diría? ¿Cómo lo diría? - ¿Algo que desearíais que expresara de vos, Lord Vignar? Quiero decir... durante la presentación de vuestra grandeza. - Le preguntó con cierto interés en saber su opinión, mientras se preparaban para dirigirse al sitio donde les vería practicar. Por su parte, ella tenía muchas cosas buenas que decir sobre su padre, si bien estaba segura que los invitados se aburrirían.

Complacido por la posibilidad de ahorrarnos una pequeña fortuna, sonrío y asiento.

-Muy bien, padre. Tendrás la última palabra.

Disfruto del resto del desayuno y presto atención a la conversación general. Sonrío con simpatía a Morgause cuando nos reprocha, bromeando, el no haber notado su perfume. Al terminar de comer, o cuando Rantos vaya a marcharse, me aseguro de retarle.

-¿Has aprendido a manejar una espada en Dorne, hermano? Vamos a practicar.

Rantos no añadió nada en público sobre el asunto, aceptaba la decisión de su Padre...siempre había sido un buen hijo, más o menos. El joven heredero se mantuvo en silencio pero si replicó a la reprimenda de su hermanastra sobre el perfume:

-Ah, te has echado perfume, pensaba que era tu olor natural-dijo sonriendo a su hermanastra pequeña.

El asunto del heraldo también estaba fuera de su ámbito ni quería meterse, al menos no en público. Su padre sabría si era adecuado o no.

Contestó por su puesto a su hermano:

-Me han enseñado muchas cosas en Dorne, a usar la espada también, aunque temo no ser rival para gente tan experimentada y curtida-admitió

La idea de que sus hijos agarraran una espada para utilizarla por primera vez desde que eran unos pequeños niños dejo conforme al Lord.
-No hace falta que peleen con los más experimentados ni que sean espadas con filo. Podrán usar espadas embotadas o de práctica y combatir entre ustedes mientras nosotros apostamos.- Comento con tono de Hilaridad. -Es más, por ahí defina quien es mi legitimo heredero de acuerdo al resultado del combate.- Agregó mientras se levantaba. El señor tenía que prepararse para la práctica, quería dejar una buena impresión en el torneo y de paso cobra algún que otro rescate de armaduras y caballos.