Partida Rol por web

Deje de mirar a Mike con esa sonrisa boba.

-Lástima, Mike! Has tenido tu oportunidaaad....- dije medio cantando.

La verdad me vine un poco arriba porque mi querida amiga Marian empezó a hacer un club de fans. Mire a Julius y abrí mucho los ojos. Y vi como realmente se había picado con eso del beso a Mike. Bien! Lo mismo se pone Mike celoso y todo.

- Esa chaqueta... ya es mía, grandote.- Dije entre carcajadas y jaleos de la gente.

Junte las manos estilo saludo de Karate, aunque no era nada solemne porque tenia un ojo medio abierto y mis labios dibujaban una sonrisa con boca de pato. Las risas continuaron a mi alrededor al igual que muchos me animaban. Seguramente querían ver perder a Julius. Otros posiblemente pensarían que me llevarían a la cama. Ni mucho menos! A la que abrí los ojos, choque los cinco con el jugador.

- Estoy lista, pequeño saltamontes- Bromee.

Uno de los chicos dió la señal.

El empezó suave, creyendo que por se una chica sería fácil, con lo que empece con un poco de ventaja. De seguido el se dió cuenta de que no era como cualquier otra y empezó a empujar hasta llevar nuevamente los puños al centro. El sudaba y yo me mordí los labios en un intento por superarle. Pero estaba claro que los esteroides de ese tío no me ganarían. Es lo que tiene: mucha fuerza pero poca resistencia...pobre.

- Estas ... jodido, Julius...- dije sentenciando el pulso justo antes de que se viniera abajo y su puño golpeara la mesa en señal de derrota.- Siuuuuuu....!!!! Nunca subestimes el poder del Kung Fuuu.. Kiaaaaa!!- Vale también el alcohol hacía ya lo suyo.

La verdad, no había sido nada fácil. ¿A quién se le ocurrían estas tonterías? Solo a mi, claro. me dolía todo el brazo pero aún así  me incorporé en la mesa, inclinándome sobre el perdedor.

- Ha sido un placer, pero... quiero tu chaqueta!- Dije sonriendo pero de forma seria.- Marian mira, ya tengo chaqueta oficial de los Wildcats!!!

Mike frunció el ceño, aunque el resto de su estúpida expresión se mantuvo intacta, al oir como Lena intentaba encolomarle las consecuencias de su posible derrota. Miró a Julius con la intención de hacer algún chiste al respecto, pero se vió obligado a volver a prestar atención a la pelirroja en cuanto sugirió lo de besarla. El ceño fruncido desapareció y la sonrisa se volvió algo más estúpida si cabe, pues no pudo ocultar que la idea le sonaba bastante bien. Por supuesto, Julius no estaba dispuesto a que Mike le fastidiara el plan, y le interrumpió antes de que pudiera responder a Lena.

- Si pirdis il bisi mi li... -dijo con voz de pito, a modo de burla. Se incorporó y dió un par de pasos hasta colocarse detrás de Lena.- ¿Sabes que te digo, Jul? Ojalá te quedes sin chaqueta y Umile se te coma vivo.

A Mike le divertía aquella situación, incluso ante la idea de que fuese Julius y no él quien besara a Lena (pues si aquella posibilidad se daba, aun tenía algun plan para fastidiar un poco más a su compañero de equipo). El pulso comenzó, y Mike no paraba de poner caras sobre el hombro de Lena para distraer al rubio. A veces parecía animarle, para después abrir los ojos desorbitadamente en momentos de tensión, o para hacerle gestos obscenos cuando aprecía flaquear. Solo paró aquella pantomina unos segundos cuando escuchó el comentario de Marian sobre el poder de las tetas. La miró un momento con cierta sorpresa evidente, aunque después pensó en la razón que tenía, en cierto modo. "¿Acaso no ha sido ese poder el que ha metido a Julius, incluso a mí, en este asunto?", pensó. Entonces se dió cuenta de que Lena parecía estar ganando de verdad, y dejó de hacer el imbécil un segundo. No esperaba que Lena fuese tan fuerte ni Julius tan flojo, y por un instante se limitó a disfrutar del lamentable espectáculo que su compañero estaba dando.

El puño del rubio tocó la mesa y la gente alrededor comenzó a gritar. Mike también gritó, pero sus vítores fueron interrumpidos por un súbito ataque de risa. Perder la chaqueta era algo serio, y solo podía imaginarse la cantidad de problemas que eso supondría para Julius. Se revolcó contra la mesa, incapaz de parar de reir. Cuando pudo controlarse un poco, Lena ya estaba lanzándole la puntilla con aquel saludo de artes marciales. Mike se acercó a su compañero de equipo, con los brazos extendidos como para darle un abrazo.

- ¡Premio de consolación! -gritó, al tiempo que cogía la cara de Julius y le plantaba un beso en los morros.

No esperaba que a su amigo del equipo le sentara bien haber perdido, pero con un poco de suerte se lo acabaría tomando con humor. Excepto por el percance de la chaqueta, que le traería más quebraderos de cabeza de los que las bromas de Mike pudieran suavizar. Pensó que quizás podría intentar algo para recuperarla y ahorrarle el mal trago al pobre chaval, pero no iba a ser en ese momento. Se lo estaba psando demasiado bien, quería ver sufrir a Julius un rato más. Se acercó a Lena y levantó su brazo, en señal de victoria.

- En esta buena casa siempre celebramos las victorias. -dijo pasando el brazo por el hombro de la vencedora y acercándose a Marian y al resto de gente que la animaban. Antes de que lo pidiera, varios miembros de la hermandad ya habían traido vasos de cerveza para todos. Mike señaló con el pulgar hacia Julius.- Dadle uno a la rubia, también. -miró a su alrededor con un dramatisto desmesurado y alzó el vaso. Los miembros de la hermandad presentes hicieron lo mismo casi simultaneamente. Mike miró a Lena con los ojos entrecerrados y una sonrisa picara. -De un trago, ¿crees que podrás, o prefieres seguir apostándote cosas? -sin apartar la mirada de la hippie, sacó el teléfono y simuló que hablaba por él.- Rob, amor mío. Voy a necesitar que me prestes el traje de Wild E mañana...

Aun mirando a Lena, y moviendo las cejas de forma compulsiva arriba y abajo, hizo un jesto con el vaso y se lo llevó a la boca, tal y como hizo el resto de pikas.

-¡Siiiiii! ¡Le-na! ¡Le-na! ¡Le-na! ¡Le-na! ¡Le-na! ¡Le-na! ¡Le-na! -. Siguió jaleando la recién autodenominada presidenta del club de fans de Lena al tiempo que subía y bajaba su puño flexionando su brazo al ritmo de los cánticos. -¡Síiiiiiiiiii mola la chaqueta! ¡Ahora póntela y a celebrarlo! 

Y qué mejor celebración que apurar lo que le quedaba en el vaso, la cerveza se deslizaba por las comisuras de sus labios para acabar escurriéndose en algún lugar bajo el mentón. -¡Síiiiii! ¡Wauuu eso ha sido impresionante Lena! 

No hubo mucho más tiempo para respiros que enseguida llegó "Mike" con refuerzos en forma de más bebercio. Por lo que a Marian hacía tiempo que el puntillo había pasado y le vendría bien un breve respiro, sin embargo no estaba bien hacer un feo de ese tipo a su amiga. Qué menos que brindar por ella... Además para una vez que "Mike" se mostraba razonable en el trato, convenía aprovechar.

-¡¡¡Ooooooye tú!!! Lena no necesita apostarse una mierda, te digo que se lo bebe de un trago. La pregunta... Señor Mikey... Mikey... ¡Mikey Mouse! Es si puedes TÚ, con un litro de cerveza... ¡Por embudo! ¡Em-bu-do! ¡Em-bu-do! ¡Em-bu-do! ¡Em-bu-do! -Volvió a jalear a la multitud subiendo y bajando el puño. Hacía tiempo que había dejado atrás la vergüenza y sus complejos.

Al no obtener respuesta alguna, Mercy abrió la puerta de golpe, confirmando que no estaba Hellen en ella. - Pasa, no te quedes fuera. - invitó Mercy a Noah mientras se acercaba a su portatil, atraída por la nota que había en la pantalla del mismo. La cogió con su mano y la leyó para sí.

- Cierto... - respondió Mercy a la afirmación de Noah. - Se ha ido a la biblioteca... - resopló preocupada. - No la entiendo Noah... hoy estaba descompuesta porque la habían dicho que el año pasado un chico de la universidad violó en esta misma habitación a otra estudiante... - Se quitó el jersey con naturalidad mientras hablaba. Debajo llevaba puesta una blusa de color azul que hacía resaltar el color de sus ojos. - y supuestamente, ese violador no fue denunciado ni nada, y quizás siga aquí, estudiando... - dobló el jersey con cuidado y se agachó, sacando una bolsa de tela de debajo de la cama. - ... que es encima lo que sospecha ella, que aún está incluso en esta fraternidad... - abrió la bolsa, en ella había ropa correctamente doblada y depositó el jersey allí. La cerró y la volvió a meter debajo de la cama. - Y se marcha ella solita a la biblioteca... sin compañía. ¿Qué te parece? - se puso en pié y miró a Noah fijamente a los ojos.

Por fortuna para el joven, enseguida desvió su atención hacia el armario. Al abrirlo se pudo ver con claridad, que parte era la que ocupaba Mercy y cual era la de Hellen. La chica no se molestó en buscar mucho, tampoco tenía mucha cantidad de ropa que se dijese, pero si parecía estar bien cuidada. Cogió una chaqueta algo más fina que el jersey que llevaba puesto y se la puso. - Lista. - Miró a Noah y le sonrió.

- A todo esto... tú.. ¿a dónde ibas? ¿Ya te estabas escaqueando de la fiesta? - Le preguntó a Noah con una sonrisa en el rostro. - No te preocupes... no te culpo. ¿Te puedo contar un secreto? - preguntó en voz baja al joven, esperando que este la respondiese.

-¿Al mejor de tres?- Preguntó Julius con una sonrisa forzada en la boca. Su propuesta no tuvo mucho éxito y aunque muchos se reían de él, otros ya le estaban exigiendo que diera la chaqueta a su legitima nueva dueña. Lo cierto era que le dolía bastante el brazo como para forzar otro pulso, pero sintió como el rubor coloreaba sus mejillas. Retrocedió unos pasos, aunque no pudo ir muy lejos ya que el corro de gente impedía su retirada. Entonces comenzó a poner excusas, las típicas de perdedor.

-¿Cómo voy a ganar con este bufón poniéndome caras todo el rato?. Me ha distraído, no tendría que valerse. -Protestó. El beso de Mike le hizo torcer el morro. Se sentía algo incómodo pero la presión grupal hizo que mantuviera la sonrisa y el buen humor, aunque por dentro se lo estuvieran llevando los demonios.

-Bueno, bueno, vale... Esto tiene que valer algo más, eh Lena. ¿Tal vez un café después de clase?.- Le propuso como si de esa manera el hecho de perder la chaqueta valiera la pena. Alguno de los otros miembros del equipo se burlaron también de él, y Julius decidió quitarle importancia hablando como si no le importara la chaqueta.

-Bah tío, la he dejado ganar.

Mike se quedó con el vaso a un centímetro escaso de la boca. Marian parecía simpática con él, y eso era algo lo bastante fuera de lo común como para deternerle en seco mientras estaba bebiendo. El mal juego de palabras con su nombre no le quitó mucho el sueño, pero el desafío... El desafío sí que le pilló por sorpresa. Separó el vaso de la cara y frunció el ceño, mirando a otros pikas de alrededor. Las miradas y algunas risas de los presentes que conocían a Mike parecían transmitir el mismo mensaje: Marian se estaba metiendo con un profesional, y no se iba a escaquear de las consecuencias así como así. Mike estaba tan fascinado por lo que estaba sucediendo que ni siquiera escuchó a Julius mientras este intentaba seguir ligando con Lena.

- Tuuuu... -empezó a decir, con los ojos entrecerrados y media sonrisa burlona.- Tú no vienes de fiesta mucho por aquí, ¿verdad? -miró a otro miembro de la hermandad, a quien se dirigió de forma ominosa.- Traed el Traganator. -Pasó el brazo sobre el hombro de Marian, y le habló como el padre que da una importante lección a su hijo.- Verás, en esta hermandad hay ciertas normas, y una de ellas dice que quien ofrece un desafío, debe enfrentarse a él.

Dejó la cerveza en la mesa en la que acababa de darse el pulso y pidió que prepararan un par de litros más para cada uno. Pronto aparecieron dos miembros de la hermandad trayendo un embudo enorme, al que se le había añadido rudimentariamente un tubo de algo más de un metro. Mike se puso en pose teatrera, señalando a la invención.

- Te presento... ¡AL TRAGANATOR! -hizo una pausa dramática para que los presentes aclamaran a aquel trozo de plástico con cinta adhesiva.- El antiguo embudo se nos quedó pequeño, así que conseguimos uno de los que usan para rellenar bidones industriales. -rió con la lengua fuera, chocando los cinco con el pika que sujetaba ahora el invento. Giró la cabeza a toda velocidad y clavó al mirada en Marian, aun con aquella sonrisa de extraña satisfacción.- ¿Y bien? ¿Estás dispuesta a poner tu dinero donde pones tus palabras? Aunque te aviso que he llegado a tragarme más de un litro del tirón... -hizo una pausa, poniéndose serio un instante y pensando en lo mal que había sonado lo que acababa de decir. Rápidamente volvió a poner su expresión juguetona de antes.- ¡Y de cerveza, también!

Sacó la lengua entre los dientes, sonriendo ampliamente, mientras hacía un gesto a Marian mostrándole de nuevo el Traganator. Mike se había ganado gran parte de su reputación haciendo tonterías por el estilo, no iba a perder una oportunidad como aquella de intentar emborrachar a lo bestia a alguien, sobretodo si ese alguien era Marian. ¡Iba a resultar que la chica sabía divertirse y todo!

– Aja – asintió sin prestar demasiada atención –. Ajá – volvió a decir, más pendiente de como se cambiaba, incapaz de apartar la mirada y regresar a la realidad –. Ajá. Espera, ¿qué?

Tragó saliva y, al instante, se puso más nervioso aún, si era posible eso. Al ver como Mercy le miraba, se dio cuenta de que había dicho algo que requería una respuesta más elaborada que un simple asentimiento, y lo peor es que no se había enterado, o más bien no terminaba de unir las palabras. Por suerte, ella apartó los ojos y se desvió hacia el armario. La presión desapareció, o al menos no fue tan fuerte, y él pudo centrarse de nuevo, llegando a poder responder incluso.

– Seguro que está bien. No... Hum, no creo que le pase nada, pero podemos ir a ver si te sientes más tranquila. Cuando estés... – 'Lista', dijo ella, por supuesto –. Eso, lista.

Sonrió y agachó la cabeza, a la vez, haciendo el primer gesto algo inútil. 

– Yo, pues, iba a mi habitación, a ver si está Archie allí. Pero seguro que puede esperar. Yo – carraspeó, levantó la cabeza de nuevo y abrió mucho los ojos –. ¿Un...? ¿Un secreto? Si, claro, si. Dime.

-Oooooye eres tú quién va re-tando a que la gente se beba las cosas de un trago… Nunca dijiste que tú lo harías. Pero bueno… -Parecía más lenta que la broma pasó desapercibida. Tal vez era una broma demasiado repetida. Se tomó unos momentos de pausa mientras en su ebriedad hacía como que se lo pensaba, llevaba un rato, puede que incluso estuviera pensándolo, con lentitud pero haciéndolo al final cabo.

-¡Acepto! –Concedió, lo que acabó provocando mucho júbilo entre todos los asistentes del lugar, algunos jaleaban su nombre, la mayoría iban con Mike, no en vano era el alpha de aquella hermandad y del equipo de hockey.

Extrañamente seguía sin haber rastro del desaparecido quién ante la perspectiva de algo así no habría tardado en aparecer raudo a ofrecerse como su contendiente, cualquier excusa para ligársela…

-Un momento, que tengo que hacer hueco. –Dijo de golpe rompiendo así el clímax de la situación mientras se encaminaba rumbo a los baños. –Cuando una empieza ya no puede parar - Se justificó así avisando de que sus visitas al señor Roca irían en aumento desde entonces.

Estaba eufórica. 

No tanto como Marian, que realmente estaba más pedo que Espinete en la graduación de Barrio Sésamo, pero bastante cerca. Sobre todo cuando recogí mi premio : la cazadora de Julius. Me quedaba enorme, pero era como mi mantita para dormir preferida. Hubiera preferido que fuera la de Mike pero... Seguramente se la devolviera mañana o pasado. Corría el riesgo de que Julius me persiguiera a cualquier sitio con tal de recuperarla. Y la verdad, no estaba por la labor de tener citas con ese tío. 

Mike, por otro lado, me recordo lo del disfraz. Bueno, no sería tan malo... Esperaba. Hasta que una Marian que ni se tenía en pie, reto a Mike al coso ese era la bebida con embudo. Y lo peor de todo era que ella se había animado también a hacerlo. 

-Como? Oh, no, Mike! No, porfavor... No ves como va ya? - Miré como Marian se dirigía al baño a desalojar contenidos o a prepararse para el evento- Mike! En serio. -  dije llegando hasta el y tomandolo por la mano, hasta hacerlo agacharse para hablarle al oído -No es una buena idea, se va a ponerse malisima! Inventate algo! Otra cosa...intentaré compensarlo... 

Espere su reacción. Mike me gustaba un poco, pero era como un niño pequeño empeñado en meter los dedos en el enchufe. Tenía la esperanza de que lo hiciera por mi. Si no, estaba claro que Marian acabaria en el hospital. 

-Voy al baño con ella... - dije alejándome para ir tras mi amiga. 

Que Marian pareciera estar divirtiéndose ya era una sorpresa, pero que aceptara el estúpido reto... Uh, aquello ya era demasiado. Mike no pudo evitar alzar los brazos y aullar. Fue a quitarse la chaqueta del equipo pero se frenó, miró a Lena unos segundos con una sobreactuada expresión de desconfianza y volvió a colocársela mientras negaba con la cabeza.

Apenas le había dado tiempo a hacer un par de estiramientos, cuando su contrincante se fue de escena. Mike parecía confuso, pues estaba acostumbrado a que los novatos usaran esa misma excusa para intentar escaquearse de las pruebas que los veteranos solían ponerles. Tal era así, que no pudo evitar pensar en las represalias por aquel acto de supuesta cobardia. Cuando Marian desapareció entre la multitud, se giró hacia varios miembros de la hermandad.

- Diez mil pesos y dos gallinas para quien encuentre a Archie. Le va a dar infarto y medio si tengo que contarle lo que se está perdiendo.

No estaba muy seguro de que alguno de ellos estuviera muy por la labor, ni que prefirieran perderse el espectáculo por ir a por alguien que había decidido no estar presente desde el principio. Pero antes de poder echárselo en cara, un tirón en la mano hizo que se agachara, quedándose a escasos palmo y medio de la cara de Lena. Mike parecía gratamente sorprendido por aquello. Escuchó lo que tenía que decirle, no muy satisfecho al principio. No le gustaba que le dijeran lo que tenía que hacer, y mucho menos estando de fiesta. ¿Acaso no había sido Marian quien había empezado el lío? Además, nadie le había puesto una pistola en la cabeza para que aceptara. Pero también era cierto que Mike era fácil de convencer si la petición venía de una chica guapa como Lena. La última frase de la pelirroja hizo dibujar una estúpida sonrisa en la cara del jugador, quien intentó mantener una más que mala cara de poker. Tomó aire sonoramente y se incorporó, con los ojos cerrados. Se giró hacia el público que se había congregado para ver el duelo.

- Visto que mi contrincante ha huido, no me queda más remedio... ¡que beberme su cerveza!

Se lanzó contra la mesa, abrazando y besando los vasos de cerveza. Había que soltar un par de leones en la arena ahora que uno de los gladiadores había caido, así que a Mike se le ocurrió amorrárse él solo al Traganator y esperar que su herencia irlandesa no le fallara. Se sentó, guiñando un ojo a Lena mientras esta se iba tras Marian, y agarró el tubo del embudo con una mano mientras con la otra alentaba al resto a animarle. Dejó escapar un suspiro muy agudo, echó la cabeza hacia atrás y se puso el tubo en la boca, esperando la caída imparable de la cerveza.

En ese preciso instante volvió Marian absolutamente bebida pero con una expresión de paz en su rostro. 

-¡No veas Lena, qué paz!- Añadió confirmando lo que había sucedido -Vamos allá. -Dijo ignorando la expresión patidifusa de su compañera sin embargo un par de pasos después se vio obligada a compartir la misma expresión al advertir lo que se estaba gestando en aquella mesa por parte de Mike.

-¡Mike se puede saber qué estás haciendo! Eso es... Asqueroso -Dijo a falta de un adjetivo mejor al verle cómo intentaba dar cuenta de los dos traganator a la vez. -¡No pienso chupar eso!- La vieja Marian había vuelto.

- Entonces cierra la puerta... - le susurró la joven. - No quiero que nadie más se entere de esto. - Observó como Noah cerraba la puerta del dormitorio tras de sí, y luego le hizo un gesto para que se acercase un poco más a ella. - A mi tampoco me gustan las fiestas... - confesó la joven. - ... ni las de Navidad ni los bailes de fin de curso... nada.

Las manos de Mercy comenzaron a temblar poco a poco pues, mientras le confesaba de manera casi inocente a Noah aquello, por su mente pasaban las imágenes de aquel loco vestido de Santa Claus, con un enorme hacha en sus manos, que dejó a todo su instituto de luto durante el año pasado, decenas de familias destrozadas y a ella la había convertido en poco más que una loca asustadiza y desconfiada.

Al darse cuenta de su estado de nervios, Mercy agachó la mirada y buscó las pastillas en su bolso. Cogió uno de los frascos y lo abrió, colocando una píldora en la palma de su mano y tragándosela a continuación de golpe. Miró a Noah. - Medicación para el catarro.- Dijo tratando de excusarse y ocultar que eran antianseolíticos. - Soy muy propensa a tenerlos y a que se me compliquen... - sonrió a Noah tenuemente.

- ¿Qué tal si vamos a buscar a Archie, para ver que está tramando? - le dijo con una amplia sonrisa, tratando de pasar página y que el joven no indagase más en aquello. - Luego nos dejamos ver por la fiesta un rato y vamos a buscar a Hellen... Si quieres, claro.

Con la mano alzada, listo para dar la señal para que echaran la cerveza en el embudo, y con la boca en el otro extremo del tubo, Mike miró de reojo la temprana reaparición de Marian. Tenía la esperanza de poder beberse su cerveza sin que ella estuviese presente y tener lista alguna alternativa, pero había sido pillado in fraganti, así que Mike decidió pasar al plan B: bebérsela delante de ella e improvisar como buenamente pudiera.

- Nnfequedffef. -balbuceó sin quitar la boca del tubo y con expresión incierta, haciendo como si no tuviese ni idea de lo que decía Marian.

Antes de que pudiera haber más interrupciones, dió la señal para que dejaran fluir la cerveza y echó la cabeza hacia atrás, dejando que la gravedad enviara el líquido a borbotones hacia su boca. Aun y así, el instinto le hizo lanzar una última mirada a su alrededor, pues siempre que hacía estupideces como aquella allí estaba Archie para hacerle cosquillas o soltar algún chiste que le hiciera reir y atragantarse. No hacía mucho más de un més que ambos tuvieron que fregar el suelo por culpa de una de esas. Pero Archie no estaba, por lo que Mike supuso que el anónimo héroe que se había ofrecido a buscarle había fallado. Lástima, si supiera quién había sido se la iba a jugar por incompetente... Pero Mike, no podía pensar demasiado en ello, pues varios litros de cerveza se acercaban a toda velocidad. "Como una serpiente, Sully. Trágatelo como lo haría una serpiente..." era el mantra que aprendió cuando ingresó en la fraternidad, y que aun repetía cada vez que se enfrentaba al Traganator.

Salí tras Marian al ver que ya había echado hasta el apellido de su bisabuelo.

Negaba con la cabeza por lo inconsciente de esta chica. Y se suponía que yo era la mas loca... pues mira!

Pero al llegar Mike estaba haciendo de las suyas. Bebiendo como un cerdo sin cabeza en el día se San Patricio Pig. Al Traganator o como se llamase esa cosa era una burrada!! Y sentía algo de lastima por como acabaría MIke.

Calla Lena! Asi podrás cuidarle tu solita!.

Casi me ruborice de pensarlo, aunque la idea de cuidar a alguien vomitando durante toda la noche no era, precisamente, nada agradable.

Al principio le miré mientras bebí con el ceño fruncido, pero al poco rato, mientras los demás le coreaban, empecé a reir sin querer y acabe animándolo yo también.

-Venga Mike!!! Vamos, tu puedes!!- grite poniendo ambas manos en mi cara para que sonara fuerte.

Genial Lena, colada por un idiota...

La incomodidad de estar tan cerca de Mercy, a solas en su habitación, pronto se convirtió en algo más, otra cosa, un sentimiento más profundo. Estaba nervioso, si, pero en apenas unos segundos había pasado de estarlo por el calor de la chica a hacerlo por un pensamiento mucho más macabro...

Él, por supuesto, sabía acerca de lo que había ocurrido en Birchmont el año anterior, durante el baile de Navidad de Highbrooke. Sabía acerca del loco Santa Claus que había resultado ser, según las evidencias, Erik Stark. También sabía el nombre de muchos de los supervivientes de aquella matanza, pero sobre todo el del pequeño grupo que no solo había sobrevivido, sino que había plantado cara al asesino: Jim Thompson, Troy Jacobson, Kat Smith, Sidney Evans, Kurt Williams, Lindsey Wells y, por supuesto, la gemela menor, Mercedes Wells. Desde que se había enterado de que ésta última estaba en la universidad, había querido hablar con ella de todo aquello, tanto que había acabado por dejarse utilizar por Mike para entrar a la fraternidad. Era el único paso que había dado, porque la vergüenza y el no querer exponerla habían evitado que sacara el tema, pero en esos momentos...

Estuvo a punto de soltarle que sabía todo, cuando se dio cuenta de lo nerviosa que ella misma estaba, de la pastilla que se tomaba y de como sería una estupidez dejar caer semejante bomba en ese momento. No, tendría que pasar más tiempo con ella, esperar, y tarde o temprano estaría preparada. Controlando sus ganas de hablar del tema, algo más animado aún a sabiendas de que podía parecer extraño, sonrió y asintió.

– Los catarros son un horror, te entiendo – dijo en tono inocente para quitar hierro al asunto –. Venga, vamos a por Archie y luego a ver que hace Hellen a estas horas en la biblioteca en vez de esa fiestaza que tienen montada abajo.

Mercy continuaba nerviosa, pero sabía que la medicación no tardaría en hacerla efecto. Además, no estaba sola y aquel loco, según la policía, se dirigiría a Birchmont. Su familia estaría protegida en todo momento, de eso estaba segura... o quería creer que era así. Pero la imagen de aquel hombre no se iba.

- Eh... sí. - Respondió a Noah comprobando que lo tenía todo. - Vámonos.

Cerró la puerta tras de sí al salir al pasillo, en el cual se notaba la diferencia de temperatura con respecto al dormitorio, a pesar de que este en invierno no fuese muy cálido que se dijera. Sonrió a Noah y caminó a su lado en silencio, tratando de sacar a Stark, vestido de Santa Claus de su cabeza y buscar otro tema de conversación más animado. Pero su mente en ese momento no daba para mucho más.

- ¿Qué crees que estará tramando Archie? - preguntó al fin, tratando de romper ese incómodo silencio que les acompañaba desde la salida de la habitación de las chicas.

Mike tragaba la cerveza que iba cayendo sobre su garganta a través de la estrecha manguera de aquel extraño y curioso invento por el que todo el mundo en la universidad tenía que pasar. Eran el futuro de la nación. En un cercano futuro serían jueces, abogados, ingenieros, puede que reputados científicos o incluso congresistas; pero allí estaban, bebiendo a través de un embudo en una estampa que con total seguridad les avergonzaría cuando echasen la vista atrás y recordasen sus años de universidad. Pero para Mike ahora era motivo de orgullo y celebración conseguir superar el difícil reto que se le presentaba, pues beberse todo aquello sin echar la papilla era un desafío a la altura del examen final de la más pesada asignatura de ciencias.

Mike tragaba y trababa como si aquello no fuera a tener fin. Su cara mostró en más de una ocasión expresiones de desagrado y rictus extraños que le provocaba el amargo líquido que estaba engullendo. Tragaba sin dar tiempo a degustarlo, y tal vez fuera mejor así a juzgar por el aspecto de meado barato y caliente que tenía la cerveza que vertían sus compañeros en el embudo. Finalmente, la última gota se deslizó por su garganta y Mike pudo alzar su cuerpo. Ahora venía la parte más difícil, según su experiencia, que era no echarlo todo como un grifo a presión. Sintió una ligera presión en su garganta que trató de contener y que para su desgracia fue incrementando su intensidad hasta que no pudo retenerla más. La gente le miraba expectante, las voces y gritos habían cesado casi por completo y tan sólo la música acompañaba aquel épico momento de la historia de aquella fraternidad.

Entonces Mike se vio vencido por la fuerza que manaba de su estómago hacía el exterior y soltó el eructo más largo y sonoro del que se tiene registro hasta la fecha.

Una fuerte respiración fue el último sonido que se oyó hacer a Mike antes de que la cerveza comenzara a caer. Enfrentarse al embudo no era nuevo, pero aquella cantidad de cerveza sí, así que puso toda su concentración en la labor. Al principio parecía no haber problema, pero pronto se dió cuenta de que aquel iba a ser un paseo más largo de lo esperado. Más y más cerveza seguía cayendo, por lo que apenas tenía unos segundos aquí y allá para respirar. Comenzó a notar presión en la cabeza, incluso los sonidos de la sala parecieron más distantes durante unos segundos, que se le hicieron eternos. Agarró el canto de la mesa como si fuese a deslizarse y caer, mientras apretaba los ojos y daba zapatazos contra el suelo.

Y de pronto, aire. La cerveza había caido, y pudo oirse un borboteo por el otro extremo del embudo. El cuerpo de Mike se enderezó en la silla, aun agarrado a la mesa con fuerza y con los ojos cerrados. Algo estaba luchando por salir, y Mike sabía que tendría que quedarse allí sentado un instante y rezar para que nada lo sacudiera. Se llevó la mano a la boca, temiendo lo peor, mientras intentaba recobrar por la nariz el oxígeno que le faltaba. Se dobló hacia delante, percibiendo el silencio que crecía a su alrededor. Casi podía notar la mirada de los presentes, esperando verle triunfar ante lo imposible o explotar en una desagradable suerte de fuente humana. De pronto levantó la cabeza, con los ojos muy abiertos. Algo subía, y no había nada que Mike pudiera hacer para detenerlo. Incluso la gente frente a él lo vió venir, y alguno se apartó de la posible trayectoria. Pero para su propia sorpresa, lo que subió fue un trueno en forma de eructo, digno del mismisimo Thor. La intensidad, duración y sonoridad del mismo fue tal que el propio Mike no podía terminar de creerlo.

- ¡WOOOOW! -exclamó llevándose las manos a la cabeza y riendo sin control.

Una vez más, Mike se alegró de su genética irlandesa. Había conseguido hacer bajar una cantidad insólita, pero por seguridad decidió no levantarse de la silla demasiado rápido. Sentía el estómago muy pesado, y auguraba una visita bastante prolongada al meadero. Se acercó a Lena y Marian, con las manos en el vientre y resoplando.

- Uff, está dando sus primeras pataditas... -les dijo con voz algo entrecortada. Fue a decir algo de forma enérgica, pero un movimiento en su interior le hizo reconsiderar la idea.- De aquí a diez minutos no seré tan eloc... Elociens... Elocue... No hablaré así de bien. -se medio dejó caer sobre Lena con extremado dramatismo.- Sería una lástima que alguien intentara propasarase conmigo sin que yo pudiera hacer... -se pellizcó un pezón por encima de la camiseta del equipo mientras sacaba la lengua cual serpiente, asegurándose de mantener un intenso y, esperaba, incómodo contacto visual con Marian.- ...nada para evitarlo.

El cuerpo de Mike no estaba para hostias en aquel instante, pero su cerebro seguía de fiesta. Miró a su alrededor una vez más, buscando cierta cara conocida cuya falta de asistencia empezaba a ser un Expediente X. Esperaba que alguien estuviera grabando lo que acababa de pasar con el Traganator, porque describirle a Archie aquel eructo con palabras sería imposible. Se le ocurrió una idea.

- Marian, hiciste bien en no apuntarte a esta fraternidad. Ya ves lo que tefhh... -un pequeño eructo ahogado se escapó de su boca a media frase.- ...lo que te habría tocado hacer. Pero no me des las gracias todavía - se giró bruscamente hacia Lena con los ojos abiertos como platos, la atravesó con la mirada apenas un segundo y volvió a girarse hacia Marian, como si nada hubiese pasado.-, ya se me ocurrirá algún juego para tí cuando no tenga cerveza en todos mis orificios internos. Por cierto, emm... -miró de nuevo entre la gente, con el ceño algo fruncido.- ¿Habeis visto a Archie? No se le ha visto el pelo en ningún momento. -miró a Marian con cara de niño bueno, intentando ser todo lo mono que su cara de idiota le permitía.- ¿Podrías ir a buscarlo, porfavooooor? Iria yo, pero... Ay... Uff... Aghh...

Comenzó otra de sus pantomimas, llevándose una mano al vientre mientras con la otra rodeaba los hombros de Lena, apoyándose en ella. Su cara era de fingido dolor, digna de una representación teatral de instituto. Solo cambió apenas un par de segundos para volver a aquella expresión de súplica que había puesto durante su petición, la cual borró poco después para volver a su estado de dolor y sufrimiento con extra de drama.

Al abrir la puerta y regresar al pasillo les llegó la música alta y el rumor de la fiesta que había allí abajo. Los gritos ebrios, las conversaciones casi a gritos y sobre todo las vibraciones de los bajos de la música que sonaba a todo volumen. Se suponía que la fiesta grande iba a ser al día siguiente, celebrando la Navidad, pero al parecer aquella pequeña celebración por la victoria de los Wildcats se estaba descontrolando demasiado.

Noah guió a Mercy a través de los fríos pasillos hasta la habitación que compartía con Archie. Mientras caminaban un silencio tenso e incómodo se apoderó de la situación, Noah parecía nervioso y Mercy podía suponer que se debía a su presencia allí. Pues el muchacho no parecía tener mucha experiencia en el trato con las chicas, aunque... tampoco en el trato con personas en general a juzgar por lo mucho que le costaba entablar una conversación con los demás y lo fácil que le resultaba aislarse en sus juegos de ordenador. Aunque en realidad otras cosas más macabras cruzaban la mente de Noah, que cavilaba sobre sí debía contarle a Mercy todo lo que sabía acerca de la pesadilla que le atormentaba más allá del sueño. Al llegar a la habitación, Noah se encontró que la puerta estaba cerrada desde dentro, pues Archie había echado el pestillo, y había colocado un cartel pegado en el exterior de la puerta que rezaba: No molestar. Genio trabajando.

La foto de Eddie Murphy como Axel Foley en Superdetective en Hollywood, alzando los dedos corazón, anular y meñique mientras juntaba el índice y el pulgar en un pequeño círculo, acompañaba al cartel.

Eso no fue un eructo.

Era como si Maziger Z hubiera pisado la cola a un Tiranosaurio macho!!! Un poco mas y me tiñe de verde!

Mientras todo el mundo guardaba silencio, no pude evitar pensar que era un ascazo, pero luego me llevé la mano a la boca intentando contener sin éxito la risa.

.Jeh.....jeje.....Jjajajaajajj- Al final mi carcajada sonó por todos los lados haciendo que el resto de los que estaban allí presentes empezaron a reirse igual ya a ovacionar a Mike.

No solo era la estrella del equipo, también era un eructador profesional. Vale, no es que en el mundo exterior fuera algo de lo que estar orgulloso, pero mientras estuviéramos en la universidad sería un ejemplo para las generaciones venideras. No es que estuviera super orgullosa precisamente de eso con Mike. Pero el era así, con sus cosas buenas y sus cosas locas.

Supongo que tendrá su parte sensible... o le mando a la mierda!

Mike se dejó caer sobre mi y lo recogí como pude. Su dramatismo me hizo mirarle y morderme el labio, mientras negaba con la cabeza, como si aquello fuera la mayor tontería del mundo. - Estas loco...- susurré aunque solo me oyera el y Marian. -No me potes en la chaqueta!

¿Propasarse alguien con el? Si claro, eso sería genial. No, Lena! Bueno a lo mejor solo un poco... No! Mejor no, que me puede potar encima.

Me encaminé con Mike encima hasta llega al sofá, entre la gente. Uno que estuviera ligeramente apartado y libre. Le dejé caer pesadamente mientras me mantenía muy cerca, delante suya con los brazos apoyados en mis caderas.

-Espero no tener que subirte a tu cuarto después, Mike! ¿Te traigo algo, agua? ¿Un cubo?- Dije riéndome