Partida Rol por web

Me abrazo a él, como si fuese lo único que me quedara en el mundo, como si con él ya no pudiese pasar nada.

- No estoy loca, Cole, no lo estoy...

El cuento de la profesora comeinza a sonar de fondo, mientras le explico.

- En el hotel creí ver algo, que me atacaba, pero pensé que serían nervios, no lo se...antes de entrar a la biblioteca lo vi de nuevo, un anciano, sin ojos, con dientes de metal... Me agarré a su camisa, hundiendo mi cara en su pecho. La profesora comenzó a decir que mandaban a la gente a que se lso comiese aquel ser y los pelos del cogote se me erizaron. Tengo muchísimo miedo, Cole, creo que el doctor no nos tomaba el pelo, y ahora estoy acojo...

El sonido metálico me corta, hace que mi cara se ponga blanca y me abrace más fuerte a él.

- No estoy loca, Cole...Tu también lo has oído, no? Dime que lo has oído...Vámonos de aquí...por dios, vámonos.

Su cuerpo se interpuso entre el sonido y yo, y yo lo sujeté de una mano y tironeé de él para largarnos de allí para irnos de aquella oscuridad que estaba aumentando en la biblioteca. En la oscuridad se hacían fuertes, ¿no? eso dijo el médico, que no salíesemos cuando se ponía el sol...

Avanzais decididos por las escaleras hacia a abajo para escapar del lugar, si teneis que cruzar hacía la puerta trasera tendreis que dirigiros entre las estanterias. El chirrido del metal se oye de vez en cuando, lo que os hace tragar saliva y mirar por los alrededores, algo pesado se arrastra en el suelo de la biblioteca, casi parece arañar vuestras gargantas por la desazón.

Para llegar a la puerta trasera tendreis que pasar por las librerias y es de allí donde proviene el sonido. Mientrás que pensais en que hacer escuchais los ruedines del carrillo de la bibliotecaria, que parece que esta volviendo de haber puesto algunos libros en los estantes. Quizás por los nervios la seguis con la mirada, cuando empieza a salir al pasillo general. Su figura a cambiado, la delgada bibliotecaria se ha convertido en una especie de espantajo que esta en los huesos, su piel cuelga como las alas de un murcielago y su vestido es poco más que un harapo, pues cuando intenta arreglarselo con sus manos que tienes unas uñas alargadas y afiladas como una navaja de barbero la hacen trizas, descubriendo más de su horripilante piel. Al veros como la mirais fijamente se coloca las gafas y os habla con una sonrisa acerada, donde sus dientes se han cambiado por unas horribles cuchillas de afeitar que cortan trozos de sus labios al cerrar la boca:- No se que estais haciendo, pero no se puede gritar en la biblioteca...- Al ver que la seguis mirando, su tono cambia a un siseo amenazador:- ¿Que estais mirando?-

(!)

Mi asombro es severo ¿Se trata de una broma pesada o acaso desde que he llegado a este vil lugar mis ataques se han visto exacerbados?

Ya estaba cansada de dichas situaciones, aun con esto mis miedos y temores al verme cada vez peor no desaparecían, todo lo contrario, se me aceleraba el pulso. Pero si hablamos del miedo hacia eso que podría estar reptando... mejor que él o ello empezase a rezar. Aun con todo había que tener cuidado, puede que esté en un estado de alerta felina, pero lo que se oculta tras las sombras bien podía ser un niño en busca de aventura.

Ignorando a la cinta y los demás temas expuestos, encendí mi linterna eléctrica que previamente había sacado de entre mis pertenencias, y comencé a escudriñar por la zona de los ruidos viperinos. Con sumo cuidado comienzo a examinar y avanzar lentamente en busca de la fuente de los inquietantes sonidos.

Hago un esfuerzo para controlarme y pestañeo un par de veces intentando conjurar la desagradable visión.

-Lo lamentamos.
Mi amiga se olvido de decirme algo y al no encontrarme... -Me disculpo mientras aferro el brazo de Rachel para intentar evitar que reaccione ante la escalofriante visión y alejarla de la bibliotecaria en dirección a la puerta.

-Has visto algo extraño en la bibliotecaria? -Pregunto en un susurro. Y, cuando asiente, prosigo. -No podemos dejar a Alicia aquí. Toma mis llaves vuelve a la camioneta, y si no estamos de vuelta en cinco minutos llama a Jamal y vuelve a la posada. -Concluyo casi empujándola por el hermoso arco del edificio mientras hago acopio de toda mi fuerza de voluntad para volver por la vagabunda.

La voz del megafono sigue hablando de temas que poco te importan, sobretodo cuando escuchas algo evidentemente arrastrandose en uno de los pasillos entre las vitrinas. La luz de la linterna ilumina la semi-oscuridad de la sala, mientrás que avanzas poco a poco en el pasillo más cercano a la puerta. Algó grita quejandose con sonido femenino, en tanto que la voz del megafono explica la teoria de cierto libro, el grito es una mezcla entre quejido y gemido... ¿Dios alguien está haciendo el amor en medio del pequeño museo?

La curiosidad te puede y avanzas,mientrás que sigues escuchando los gemidos de una mujer. Entonces te das cuenta de que estás en el pasillo donde está "la pareja" e intentas no apuntarlos con la linterna... Y seguramente has hecho bien...

Una masa gelatinosa que aparenta dos cuerpos humanos desnudos unidos en una eterna postura amorosa,excepto porque solo hay un cuerpo y dos piernas... un torso sale del cuerpo del hombre que aprieta el cuerpo femenino que gruñe y grita de placer y dolor. Mientrás que las dos manos de la mujer acaban en dos grandes garras que se retuercen en el suelo, eso es los sonidos de deslizamiento que oias.

Trago saliva y trato de no gritar...El contacto de Cole me hace dar un pequeño respingo y lo miro. Luego se disculpa ante la bibliotecaria.

- Perdone. Digo sacando zos del ultimo espacio de mi cuerpo que no esta contraído por el miedo. Soy un poco ruidosa. No volverá a pasar... Digo y trato de sonreir lo más amablemente posible.

Desvío la mirada hacia Cole. Parece que la bibliotecaria está de buenas...parece que ni ella sabe por qué la llaman como la llaman...Por otro lado, tengo ganas de salir de ellí cagando leches, pero la idea de Cole no me gusta ni un pelo.

- No pienso separarme... El chirrido metálico vuelve a sonar, y me pone los pelos de la nuca de punta. No estamos solo los tres, Cole, si nos separamos me lo encontraré, lo se...y sola no voy a poder hacer nada. Vámonos de aquí, Vámonos por favor... Sentía mi cuerpo temblar, y lo sujetaba a él del brazo con fuerza. Si queires ir a por alicia, vamos los dos, pero yo no me quedo sola...

Miré de nuevo a la bibliotecaria, de reojo, y luego hacia las estanterías de donde venía el chirrido, al segundo estaba mirando de nuevo el hombre, para no pensar en otra cosa. Tragué saliva.

- Voy a llamar a Jamal, pero no me pienso separar de tí, Cole, ni aunque me eches agua hirviendo.

En mis ojos podía ver que lo único que impedía que me pusiera a chillar y llorar allí mismo era él. No pensaba separarme de su lado.

La bibliotecaria o sigue con su mirada vacia mientrás os dirigis al arco principal y trás un momento se pone de nuevo en marcha, metiendose en el cubiculo para recoger más libros a devolver. En el arco principal, notais que las puertas principales tienen un paño en su cristal que no permite ver el exterior. Una pregunta loca os viene a la cabeza... ¿Y si no hay exterior... y si el exterior es peor que lo que hay dentro?.

El cuento de la voluntaria sigue con su voz modulada:

"Entoncés en uno de los poblados hubo una niña que se sacrificó por su madre enferma. Cogío el voto de su madre, que al estar muy enferma sería la siguiente victima. Cuando supieron lo que había hecho todos se horrorizarón, pero a la vez suspiraron aliviados fuera de las miradas, que muriera aquella niña mejor que cualquiera de ellos.

Y así fue encaminada a la cueva de la bestia sin nombre, que se retorcia ahito de presas pues era la época de enviar los sacrificios y al ver a la niña le dijo con voz profunda en el fondo de su caverna:- Niña, estoy lleno, pero pronto tendre ganas de más por lo que quedate sentada tranquila, y no te alborotes, pues asi sabrás peor-

La niña miro en la cueva y sabiendose muerta, quiso al menos quitar el comezón que provocaba su curiosidad y comentó:- Siempre me he preguntado, el porque no tienes nombre, al fin al cabo otros monstruos famosos si lo tienen-

El monstruo gruño y contestó: Ya que no puedes quedarte callada te lo dire, yo devore a mis padres nada más nacer y nadie me dio nombre, ni lo necesitó... que cosa más tonta, porque necesito un nombre siendo alguien tan poderoso-

Y la niña contestó asombrada:- Pero si no tienes nombre quien te recordara, cuando mueras, solo sera un monstruo más, tu historia no se recordara y desaparecera contigo-

El monstruo penso y penso en silencio, para finalmente decir:- Tienes razón niña, pero tengo que buscar uno que sea especial, pues no soy un montruos normal al fin al cabo... Volvere dentro de tres dias, esperaras aquí, y si encuentro un nombre digno dejare que marches para que hables de él a todo tu pueblo, pero si no te veo aquí, devorare a todos tus conciudadanos-

Y con eso, el monstruo utilizó sus poderes para dejar una copia de si mismo en la cueva para vigilarla y alimentar a la niña, y el se fue al oeste, para recoger un nombre que le fuera bien..."

Mientrás el cuento sigue, unos cuantos niños se levantan del corro, los demás no parecen darse cuenta ni siquiera la profesora deja de narrar en tanto. Los niños se giran lentamente hacía vosotros y sus sonrisas dementes os hacen dar cuenta de que quizás no solo la bibliotecaria sea alguien la que temer. 

Se acercan lentamente y todos a coro dicen con una voz que reconoceis por gutural y horrorosa, como la que os hablo en el hotel:- Vaya... creí que os dije que buscarais al doctor, y os estais metiendo en cosas que no os importan ummm, no os preocupeis no voy a romper mi pacto, y YO, no os hare daño...-

La niña de al lado abre su boca hasta extremos antinaturales en su boca podeis ver anzuelos de pesca dispuestos, y el niño prosigue de forma tenebrosa:- No puedo decir lo mismo de mis pequeñines... Pero no soy malo, les dejare 15 minutos de divertimento y después... os dejare salir-

Un niño de 4 añitos con un dedo en la boca os dice con voz angelical, mientrás algo se mueve debajo de su camiseta:- Os damos 3 misisipi- Y os sonrie alegremente...

Cargo con todo mi peso contra la puerta solo para descubrir que es infructuoso [1].
-Si no podemos salir es mejor que nos reunamos. –Indico a Rachel mientras avanzamos, manteniendo una prudente distancia de las bestezuelas, hacia la sala en la que entro Alicia. -Escuchar no voy a volver a haceros daño. Pero tampoco voy a permitir que se lo hagáis a la gente que viene conmigo. -Afirmo con el mismo tono firme que utilizaría con un Dominguero que decide atajar por la parcela que estoy vigilando. Mientras me interpongo entre los niños y Rachel.

Aquella escena me pone los pelos de punta, pero logro sobreponerme. Cole arremete contra la puerta, y al ver que es imposible comienzo a moverme en dirección a Alicia.

- Cole, no son solo los niños...tenemos que irnos, por dios...la bibliotecaria y lo otro...y no sabemos si hay más...

Lo sujeté de la manga y tiré de él a la vez que corría hacia donde estaba Alicia. Tres putos missisipis...íbamos a morir allí...íbamos a morir...

- Hay que salir de aquí Cole...¡hay que salir de aquí! Gritaba en un susurro, pues ni la voz me salía. Meternos donde Alicia puede ser la boca del lobo, ahí no hay salida...vámonos de aquí...

Notaba que algunas de mis lágrimas empezaban a brotar...si bien estaba aguantando estoica, mi cuerpo estaba empezando a dar sus muestras de terror.

Miré a mi alrededor, algo habría para poderles dar una paliza a esos mocosos...a esos demonios...algo tiene que haber para poderlos mantener a raya, ¡no me tocarán sin que yo me defienda!

La bibliotecaria se ha marchado del cubiculo mientrás vosotros estabais discutiendo con esos pequeños demonios, por lo que sino teneis armas, o quereis parapetaros dentro es vuestro momento. En el pequeño habitaculo, hay muchos papeles desordenados, junto con libros, mascaras de papel maché y trastos olvidados, en el centro de la amplia mesa hay una guillotina que se utiliza para cortar trozos amplios de papel, junto con una grapadora, unas tijeras, pegamento y seguramente en los cajones haya más objetos de oficina. En un pequeño cubo se encuentra  un paraguas de metal que ha sido olvidado. Incluso Rachel asustada, ve que incluso l una tuberia de la calefacción arrancada de la pared podría servir de arma. En todo estó se fija la pobre Rachel, mientrás que Cole movido por su deber, no piensa dejar a Alicia solo en la planta de arriba,  no se oyen gritos ni ninguna voz de alarma por parte de la motera aunque quizás eso no sea bueno precisamente. 

En tanto, el sonido de metal arrastrandose sigue en la biblioteca... Hay algo grande avanzando entre los libros antiguos. Tambien podeis escuchar la voz aguda del niño que grita fuerte:- Un misisipi...- Y la bibliotecaria  seguramente colocando sus libros a pesar de la grotesca forma que ha cobrado gritando en respuesta, pues al parecer sigue con su trabajo a pesar de todo:- ¡Dejar de gritar mocosos! Que esto es una biblioteca, no vuestro patio de juegos- Y el ruido del telefono que empieza a sonar en el cubiculo... Todo se junta en un horrible maregmanúm, en una locura de la que vosotros sois participes.

Haciendo acopio de un valor que no esperaba encontrar en mi reflexiono sobre la situación. Si Rachel no esta dispuesta a seguirme se convertirá en un peligro para ambos. Sin detenerme, con voz calmada pero firme, pregunto.
-Rachel Los tres juntos tenemos muchas mas posibilidades que por separado, y ademas es posible que podamos usar la escalera de incendios. Pero si no te sientes capaz puedes quedarte aquí. -Concluyo tras alcanzar el cubículo y aferrar el paraguas. -Decidas lo que decidas no voy a dejaros aquí. A ninguna de las dos.

-¡No puede ser, no puede ser, estoy volviéndome loca!- Grito iracunda, sin importarme los oyentes

Doy unos pasos atrás, sin apartar la vista de esa abominación y más aún de esas garras que hacen chirriar el piso del lugar ¿Qué es esto?¿Qué hago? Mi cara muestra terror, pavor, pánico, nunca antes había estado en tal percal.

Temblorosa, revuelvo en mi mochila buscando la pistola, algo con lo que defenderme, pues desconozco las intenciones de este ser para conmigo, así como los motivos de su vil existencia.

Por fin la encuentro, retiro el percutor y apunto -¿Que sois? ¿Qué hacéis aquí? ¿Que queréis de mi?- Y la entonación de histeria es inevitable; Las preguntas eran ridículas, igual que la situación, pero quizá logre una respuesta, pues dicho ente tiene una forma pseudo-humana. Saben gemir, espero que sepan hablar.

Lo de la escalera de incendios me había sonado bien, pero aun así...

- Solo dime que si las cosas se ponen mucho más feas nos vamos a ir...prométemelo...que no nos arriesgaremos más de lo que ya lo estamos haciendo...

Si me quedase en el cubículo puede que cuando volviesen tuvieran una oportunidad...si teníamos un bastión donde resguardarnos...
Cuando el cogió el paraguas yo miré lo que había en la mesa...y cogí la guillotina, amen de las tijeras, que guardé como una pistola en la parte de atrás de mis pantalones, entre los vaqueros y mi ropa interior.

- Cuando tengamos a Alicia, si no podemos salir, volvemos aquí. Creo que es el sitio más seguro de toda la biblioteca...y no parece muy difícil de defender...

Suspiré. Ojalá que Alicia estuviese sola, porque no creo que podamos defendernos de todo lo que se nos echa encima...

- Vamos...

Agarré la guillotina y busqué una forma cómoda de llevarla...si pudiese quedarme solo con la hoja cortante y desechar el resto del instrumento...

No me gusta verla con esa especie de machete en las manos, pero mientras no lo use contra los niños todo ira bien.

Por toda respuesta empiezo a subir las escaleras sin perder de vista el lugar donde la siniestra cuenta prosigue.

La criatura gira sus cabezas hacía tí, al menos piensas que son sus cabezas, pues no hay rostros solamente piel lisa que cubre lo que en un rostro normal estarian los rasgos. Empieza a acercarse a ti poco a poco como titubeando, como intentando sondear tus intenciones, mientrás que apuntas con tu pistola, tienes un blanco perfecto, en tanto la grabación sigue... pero solo se escuchan gruñidos y la voz grabada se convierte en una bronca perorata de la que no puedes escuchar nada.

-¡No te acerques, no te acerques! ¡Vuelve al infierno de donde has salido!-

Digo iracunda mientras observo como esa monstruosidad reptante se aproxima paulatinamente a mi posición. Aprieto el gatillo sin pensármelo dos veces para sumir a tal abominación en la muerte.

En las acciones de combate intenta explicar la estrategia general de combate y hacer 3 tiradas de d20 y la repartes como tu quieras ^^.