Partida Rol por web

Yo solo jamas podría sobrevivir, y aun menos encontrar a Rachel. Sin dudarlo me lanzo escaleras abajo para intentar darle a la motera la posibilidad de usar su arma.

-¡Joder! ¡Joder!-

Grita Alicia mientras intenta incorporarse a duras penas con el niño a la espalda. Un hilacho de baba mezclada con sangre cae desde su boca y recorre su barbilla, seguramente a consecuencia del golpe. La adrenalina corre por sus venas ahora más que nunca, pero esta no es capaz de contener el dolor de la pierna.

-¡Mierda! ¡Agh!-

Intenta avanzar, medio cojeando, con el niño a las espalda, mientras se zarandea de un lado a otro en un intento de sacárselo de encima.

Las opciones son pocas, está acorralada, y en su estado actual pronto los otros le darán caza. A pesar de que la pistola se había curvado y se veía flácida cual pene de anciano, Alicia intenta propinar un golpe con la culata a la criatura que le hace presa por detrás.

Los esfuerzos de la motera me indican un objetivo claro. Me lanzo sobre la pequeña criatura y aprovecho mi ventajosa situación para aplicarle lo que en defensa personal llamaban pedantemente llave nelson.

- Recordar controlar cuidadosamente la fuerza y el giro si no queréis arriesgaros a producir importantes daños cervicales a vuestro adversario - Recuerdo decir con su voz ligeramente nasal a mi instructor. - Y una mierda! - Respondo a viva voz mientras una desconocida parte salvaje de mi aprieta con saña deseando oír el crujido de los huesos cervicales.

- Alicia donde esta Sara? - Apremio a la motera sin dejar de hacer tanta fuerza como me es posible.

La motera se levanta a duras penas mientrás que el niño se agarra a su espalda riendose locamente y esquivando con facilidad su culatazo, por lo que acerca su cabecita al oido de la motera y le grita:- ¡Estás muerta, maldita zorra!- Notas sus garras aprentandote los hombros y la sangre manchando tu camisa. Los otros dos niños que tiene al lado se rien contentos ante el espectaculo.
Lo que no se esperaban era la energia de Cole venida de la desesperación y la rabia. Con pasos amplios llega a donde está la motera y con un buen rodillazo hace que la criatura se quite de la espalda de ella, convulsionandose con un hilillo de sangre en sus extrafalarios labios.
Parece que todos los niños que hay se lanzaran sobre vosotros, cuando te das cuenta de que se detienen un momento mirando hacia abajo de las escaleras sin haceros caso, y luego todos se lanzan como una marabunta hacía la entrada, excepto el jefe de los niños, el que siempre os ha amenazado y que parece tener la voz cantante que os dice:- Puede que al fin al cabo no seais tan estupidos, al menos uno de vosotros, pero no toqueis las campanas, porque vuestra vida, va a acabar- Su cuerpo se convulsiona, y su ropa se rompe por multiples lugares, las cuchillas que salen de ella no predican nada bueno para vosotros...

Gracias a Dios la escena cambia de tercio, a uno un tanto más esperanzador.

La garra apretando el hombro era ya insoportable, pero gracias a un Cole rápido y eficaz el problema se solventó sin más demora... ¿Y Rachel? Quizá haya hecho algo por todos ellos, algo que a la Motera y al Veterano no se les hubo ocurrido antes.

Casi sin poder terminar de digerir la historia de las campanas, y con una salud mental todavía mas mermada, un nuevo peligro se cierne sobre el dúo.

Unas intrigantes y amenazadores cuchillas.

Casi como un acto reflejo, Alicia se cubre la cara e intenta una suerte de pirueta, pretendiendo rodar hacia un lado.

Con la sed de sangre aun nublando mi razón agarro el pesado paraguero [1] y me arrojo contra la criatura que se interpone entre Rachel y yo con la esperanza de abrir un camino para Alicia.

El niño con un movimiento demasiado potente para lo que se esperaba Cole, aplasta el paraguas sobre el ex-soldado, haciendo que trastabille, dejando espacio para que el niño se dirija a la herida Alicia, quiere acabar con el trabajo que han comenzado sus compañeros, pero la motera es más rapida y consigue esquivar. Los aullidos de los demás chicos se oyen escaleras abajo, sea lo que sea que esté haciendo Rachel les ha cabreado, pero bien...

Quitas uno a uno los dedos que se engarzán alrededor del libro como si fueran garfios, igual de inmomovibles, mientrás que escuchas los gritos ululantes de furia que provienen de los jovenes pechos de tus perseguidores, sus pasos se oyen cada vez más cerca. Terminas con el libro en tus manos, los niños van a entrar en tu habitación, pero tienes curiosidad y lo abres.
De repente la quietud, notas la 2 decenas de miradas que te siguen, la mujer que lleva a cargo te mira extrañada, sin saber como has aparecido de repente en medio de la sala de lectura y con cierta sequedad de garganta te pide con educación:- Lo siento, estamos en medio de una sesión de lectura... ¿Quiere algo?- Pero tú no la escuchas, puedes ver la luz del sol, no esa molesta luz rojiza, el mundo vuelve a ser normal... ¿Porque este es el normal, no el otro? Esa incertidumbre es más dolorosa de cualquier herida que te hicieran esos monstruos.

Ya que la criatura parecía satisfecha con apartarme de su camino y que la motera se las apañaba por si sola ruedo sobre mi mismo y me lanzo en pos de Rachel.

Se despierta como de un sueño al ver que todos la miran. Estaba en lo cierto en cuanto al libro... gracias a él han conseguido despertar de esa pesadilla en la que se habían sumergido.

-Oh... lo siento... me he quedado ensimismado escuchándola. Es un cuento muy interesante... y me he acercado sin pensarlo.

Espera que no la tome por loca.

Cole Dish decide dejar a Alicia que se proteja sola, pues cree a Rachel más desamparada que la motera que coja de una pierna intenta desesperadamente escapar del niño del que brotán cuchillas en apariencia infinitas, con un ademán decenas de cuchillas desgarrán su otra pierna cayendo al suelo como si fuera un fardo, intenta alzar su mirada para enfrentarla a la del niño que sonrie de oreja a oreja, mientrás que prepara su ataque final...
En tanto Cole ajeno al debacle que pasa arriba de las escaleras, se encuentra con que los niños se dirigen a la sala de los cuentos, algo comento Rachel sobre eso, pero no podrías creer que tuviese razón. Pero con ironia piensas, que es normal que una locura sea lo más acertado en un mundo de locos. Los niños chillan y aullan desesperados, como si supieran que lo que esté pasando en la sala de cuentos sea algo terrible para sus designios..

Sea lo que sea que hace Rachel parece que ganar tiempo para ella, y alejar la turbamulta de criaturas de la puerta, parece la mejor posibilidad. Descargo un extintor [1] sobre el grupo antes de golpear con el al primero de los entes que me encare.

Cole intenta distraer a los niños que como una turba de salvajes de las antiguas peliculas de Tarzán se lanzan sobre la habitación de los cuentos, pero el extintor es poco potente y solo llega a 5 metros, por lo que ni siquiera se dan cuenta de su presencia y desespera ante la idea de lo que pueden hacer esas criaturas a Rachel, cuando algo cae a su lado. Al girar la cabeza ve como la cabeza de Alicia ha sido arrancadao con parte de su columna vertebral, sus ojos vidriosos parece hacerle una muda acusación por no haberle salvado, al girar la cabeza ve como el niño sonrie triunfal y baja las escaleras poco a poco para terminar con el exsoldado. Cuando todo se vuelve irreal, y todo ondula como si estuvieras bien borracho y caes un momento al suelo completamente desvanecido...

Un profunda sensación de fracaso, me hace encarar con furia suicida el verdugo de la motera. Pero antes de que esa terrible encarnación de la parca descienda la escalera mi cuerpo simplemente se niega a enfrentarse al horror otra vez.

Abres los ojos en el suelo, donde un profundo dolor de cabeza te hace que te quedes un rato mirando el techo del lugar intentando recordar no demasiado bien que haces aqui, tu respiración es pausada y todo parece estar bien, como la calma después de una tormenta. Te levantas de repente con los hechos ocurridos hace unos minutos golpeandote en la cabeza como si fuera un martillo, miras detrás de tí hacia la escalera pero no hay nada... No hay cadaver, no hay niño, solamente la escalera y las puertas cerradas completamente normales como si tus cargas o los golpes que recibierón fueran cosa de sueño.
Escuchas el chirrido de las ruedas del carrito de libros, y por una de las estanterias ves a la bibliotecaria, la misma mujer seca y de mirada insultante, pero no un monstruo delgado y brotesco como la vistes hace unos minutos que te recuerdan a unas horas. Al verte agachado en el suelo te especta:- No se que se ha pensado, pero en ningún caso esto es un campo de cesped o algo parecido, por lo que si quiere ir a dormir vayase a un lugar que no moleste...- Se te hace díficil mirarla sin imaginar al monstruo que vistes y que en el fondo te estremeces pensando que es en realidad.

La mujer te mira extrañada, mientrás que los niños te perforan con sus miradas, casi crees oir sus patitas, sus seudopodos, sus tentaculos, sentirte cerca de esos niños, aunque seguramente muchos de ellos no sean monstruos, o quizás nínguno de ellos, te resulta horrible y exasperante. La contadora de cuentos te dice al ver que no estás por la labor de marcharte:- Por favor, si sigue aquí molestara a los niños, ¿Puede marcharse?- Afuera en el pasillo escuchas el ruido del carrito y luego la conversación de la bibliotecaria...

La posibilidad de que todo allá sido un desvarió me aterra mas que haberme enfrentado a tan aterradora realidad. Vine aquí en busca de una cura para mi depresión no para acabar de caer en mi locura. -Ni para recordar versiones alternativas de mi pasado. -Pienso intentando enfocar las imagenes borrosas de pequeños monstruos invadiendo el carguero sobre las espejeantes aguas del Indico.

Con cuidado me levanto y esbozo un gesto de disculpa antes de cruzar la puerta en busca de Rachel. Cuando nos encontrásemos, podríamos confirmar la ausencia de Alicia, y recoger los resultados de mi búsqueda en la biblioteca. Aunque comenzaba a sospechar que ambas cosas resultarían infructuosas.

-Oh, claro... perdone... ya me marcho...

Comienza a caminar, intentando no parecer muy asustada de los niños. Seguramente ellos ni saben de los monstruos esos y ni si quiera tienen que ver con ellos... pero esa experiencia en la biblioteca la ha traumatizado un poco... aunque también le ha demostrado que puede hacer cosas por ella misma.

-Una pregunta - dice girándose -. ¿Como se llama ese libro? Me gustaría leerlo tras la sesión de cuentos... si es posible.

La chica está un poco descolocada y se queda un poco en silencio para después sonreirte ante tu pregunta:- Se llama "El monstruo que se comio todas las palabras", es muy divertido para los niños y les enseña la importancia de las palabras. Siento lo de antes, es que creo que me he quedado embobada con el cuento y me he sobresaltado...-
Al marcharte por la puerta te encuentras frente a frente con Cole, que te mira como si no fueras real, para finalmente sonreir, parece que habeis sobrevivido a lo que fuese.