Partida Rol por web

«Mierda, mierda, mierda... Una puta y maldita mierda… Drogas o hipnosis o todo eso junto. Nada más. Una puta pesadilla extraída de una maldita película vieja. Y más hedionda que yo.»

Los pelos de mi nuca se erizaron y un escalofrío helado recorrió mi espalda. No sabía que jueguito tramaba aquel infernal matasanos, pero no me quedaría a averiguarlo. Las voces de los otros me llegaban a medias. Al parecer, también sufrieron alucinaciones y lo que era gracioso… ¡Se disponían a protagonizar aquella película! Ahora me explicaba por qué los había elegido: estaban más chalados que yo, y eso era poco decir. El tipo con aspecto de militar era el que más gracia me causaba, pero no me extrañaba su actitud. Hay que estar bien loco para meterse en el ejército.

Y no tenía la menor duda: entre aquella transformación de Rose a lo “El exorcista” y aquel pequeño engendro digno de una “Semilla de Maldad”, pues… El pequeño engendro se llevaba las palmas. Y toda mi mala espina. Inspiré hondo intentando controlar mi respiración y esperé el regreso de la mujer, sin dejar de mirar al pequeño.

«Sólo falta que su pequeño ejército me tire proyectiles.»

Cuánto tardaría aquella mujer...

 Joder! Parad de una vez!-gritó Kim ante la respuesta violenta de Jamal- ¿No ves que el tiene razón? Necesitamos salir de aqui...vivos! No se que clase de psicopata está haciendo esto, pero se que no hemos venido aqui por un anuncion en el periodico. Tenemos que encontrar al doctor, a lo mejor el sabe como podemos escapar. ¿O acaso tienes un plan mejor?-le pregunto a Jamal, con un tono de voz que indicaba que la situación la empezaba a superar. Kim trataba de asimilar todo lo que acababa de ocurrir y como era posible. Pero su cabeza no llegaba a encajar las piezas.

Los articulos del periodico no parecen tener nada raro, son la mayoria noticias "normales" níngun insulto escondido, ni nínguna referencia hacia vosotros, aunque con el ambiente tan paranoico quien sabe sino tiene algo escondido en algún rincón del mismo...

Miras como el chico recoge los muñecos, te dedica una mirada transparente y con una voz fina de niño, no las voces de soldados que le has escuchado interpretar, con cierta dificultad te dice:- No deberia marcharse...- Pero al ver a su madre se aleja por la puerta. Rose le mira con una sonrisa candida, supones que orgullosa de su pequeño, se acerca a tí con dos botellas, una de agua algo fria y una de buen whiski y te comenta:- Si no vas a quedarte, al menos al menos te mereces tener algún buen recuerdo del pueblo, tome la botella es una que me regalo un buen amigo. Espero que tenga un buen viaje... Siento si ha pasado algó aqui que le haya molestado.- Y despidiendose así se aleja hacia la puerta donde están el resto del grupo. Si quieres irte del pueblo tendrás que irte por la puerta donde se ha ido ella, hacía el aparcamiento.

Rose entrá en la sala, al parecer ya ha terminado de hablar con Alicia... Al ver como está el telefono destrozado en el suelo, os mira por primera vez con algo parecido al enfado, aunque con cierto tono de extrañeza(Pues nadie normal romperia un telefono prestado en un hotel asi como asi). Y pregunta con los brazos en jarra:- ¿Que a pasado aquí?. Y no me digais que se os ha caido el telefono, eso no se rompe por una caida normal. No se que os habra pasado, pero no teneis que pagarlo con mi hostal- Ciertamente es extraño ver a Rose así, no le pega para nada, pero aún asi emana entereza.

 Kim se  quedó en silencio. ¿Que iba a decir? Simplemente se limitó a mirar al suelo avergonzada, pues aunque ella no habia sido la culpable de ello, se sentia asi cuando alguien levantaba la voz enfadado. Miró de reojo a Jamal y de nuevo miró el suelo. No tenían tiempo para esto. Habían entrado en el juego de un psicopata, un loco que deseaba matarlos y hacerlos sufrir. Pero...¿aquello era posible? Los sueños de todos ellos, la voz en el baño, los gritos en las habitaciones... todo aquello...no podia ser real, una persona no podía hacer esas cosas ni jugar con ellos de ese modo. 

Algo más calmado, recojo los restos del teléfono y se los pongo en las manos a Rose.

-Ha sufrido un pequeño accidente. Y ahora qué tal si nos explica de qué va todo este rollito del médico y el juego del tesoro? Y no se haga la ofendida, Sra. Rose. Máscaras Fuera. Lo sabemos todo- digo muy seriamente, encarándome directamente con ella .

-Por cierto, el desayuno estaba muy bueno, pero no compensa- mi tono de voz es esta vez bastante más frío, rayando al que suelo usar con los imbéciles que osan meterse en mi territorio de negocio, antes de mandarles a sufrir "desgraciados accidentes".

Esas “mutaciones” que sufrían ante mis ojos los habitantes de esta dichosa posada parecían infinitas. Primero, rose; luego, el niño, que ahora me miraba con una cándida mirada de querubín. Hecho que no mejoraba la situación: la esquizofrenia nunca dio buenos resultados, salvo en la literatura y en el cine. Aún me quedaba la duda de si este jodido pueblo era el escenario de una película de terror clase b montada por un sádico y manipulador matasanos o simplemente yo me estaba fumando la poca cordura que me restaba.

«Cómo mierda saberlo. Ambas posibilidades son admisibles: este pueblo parece un vórtice de imposibles y yo estoy irremediablemente loca.»

Recogí las botellas que me entregó Rose, las guardé en el morral y le agradecí con una breve sonrisa y unas palabras que olvidé ni bien las pronuncié. Meros formalismos, y esos no se me daban muy bien, siempre eran algo forzados. Luego, volví mi mirada hacia donde había desaparecido el pequeño monstruo de las múltiples voces y negué con la cabeza.

«No, pequeño. ¿Qué más da? Ya estoy muerta, hace veinticinco años que morí… Y es hora de que la puta gorda de la guadaña, levante la basura que olvidó porque hiede, y mucho. Nadie soporta el hedor de una vida muerta. Es una puta mierda vivir más allá de nuestro propio límite.»

Luego, me dirigí tras los pasos de Rose.

Desde la cocina se escuchaban, como ráfagas, las palabras de confusión, de bronca y de miedo de los otros. Parecía que se disponían a jugar aquel puto juego pergeñado por el matasanos. Allá ellos. No era sorprendente que el matasanos los hubiera elegido: corrían como ratones por el laberinto que él les había preparado. De mi parte, me largaba. Estaba dispuesta apretar el botón y ¡kabum! Veinticinco años esperando este momento, no iba a perdérmelo por un jueguito de críos.

Pasé a un lado de Rose cuando era increpada por el negrata con ínfulas de mafioso y sonreí ante sus palabras (sobre todo, ante ese "lo sabemos todo"), pero sin detenerme. Caminé lenta y tranquilamente hacia la salida. Si era cierta aquella visión, debía reparar a la Ural y pronto. Había comprado algunos repuestos antes de mi arribo y tenía conmigo las herramientas necesarias. Con suerte, en una o dos horas, la Ural estaría a punto y preparada para rugir en la interestatal.

«Que le den por el culo al matasanos y a todos sus cobayos…»

No me gustaba el tono de Jamal, pero realmente me sentía violenta con la situación. ¿Quién o quienes estaban jugando con nosotros? ¿Era obra de Petersen lo que estaba ocurriendo? ¿Era posible que el tío hubiera conseguido todo el aparato para deshacerse de mí, intentando quitarme la razón?

-Vamos Rose, ya has oído las palabras de Jamal. ¡Danos esa estúpida lista de una vez y acabemos con esto cuanto antes! Ni ese doctor ni nadie jugará conmigo, ¿entendido?- a pesar de estar gritando, yo me sentía fuera de la situación, como si mi conciencia estuviera a un lado, observando todo impasible. Así fue que noté como Alicia pasaba por nuestro lado.

¿Qué hace? ¿por qué está tan tranquila? Ella sabe algo. Estoy segura de que sabe algo, no puede estar tan tranquila y moverse por el lugar como si nada estuviera ocurriendo.

-Hey, ¡tú! ¿Dónde crees que vas? ¿Es que no has oído lo que dijeron el doctorcito y sus secuaces si no colaboramos? ¡HEY!- totalmente sacada, aún con la conciencia dividida corrí tras la mujer para alcanzarla antes de que pudiera partir.

Estaba atravesando el portal hacia la salida cuando los gritos de aquella mujer aturdieron mis oídos con sus reclamos. ¿Por qué carajo gritaba? ¿Acaso creía que estaba sorda? ¿Y a cuento de qué venía el interrogatorio? ¿Dónde creía que iba? A donde me enviasen mis muy jodidos ovarios, por supuesto. Todo aquello me tenía sin cuidado. Una vez afuera, abrí una nueva marquilla, encendí un cigarrillo y exhalé un par de bocanadas antes de responderle:

—Sí, lo escuché. —Entonces, dibujé unas comillas con los dedos y agregué con afectada teatralidad—: “Vamos a morir.” ¿Alguna novedad? Ninguna. ¿Sabes que separa a la vida de la muerte? Un instante. Sólo un puto instante, pero el muy perro no llega cuando debe sino cuando le place… —Eché un par de bocanadas de humo e hice un despectivo ademán señalando hacia el interior de la posada— Deberías regresar con los otros cobayos y buscar tu mapa del laberinto, no sea que te pierdas por el pueblo. De mi parte, veré que tan cierto es eso que dijo el matasanos. Es posible que este sitio sólo sea un montaje preparado por Muñoz y vaya a saber quién más y con qué fin, pero no me quedaré cruzada de brazos esperando instrucciones. —Tres caladas más y arrojé la colilla al suelo y la pisé— De ninguna manera. Yo dicto las reglas del puto juego que juego; el matasanos, no. Si puedo irme, pues… Adiós. Si no puedo irme, buscaré a mi contacto en el puerto —y cuando dije “contacto” sonreí irónica— y veré qué puedo hacer para resolverlo. Pero no voy a seguir un juego cuyas reglas desconozco y cuyas trampas están puestas de antemano. Eso, más que suicida, es estúpido… Y no soy estúpida.

Sonreí y con un escupitajo proyectado al suelo, puse punto final a mis palabras y me dirigí a la Ural, para comprobar su estado y averías, si las había.

«Todo esto es una puta mierda. Tengo que largarme cuanto antes. O quizá ya sea demasiado tarde, pero lo averiguaré, que no le quepa la menor duda al matasanos…»

Todos veis como con grandes zancadas, pero sin perder ese aire de altaneria se aleja la motera, con una pequeña bolsa donde lleva un par de botellas al parecer pues suena el cristal al moverse. Tiffany se va detrás de ella, después de enfatizar lo que algunos de vosotros pensais de la situación.

Rose, en vez de amilanarse ante Jamal, se cruza de brazos y le mira a los ojos, sin despegar la mirada le contesta:- No se que jueguecito os traeis, ese hombre llego hace una semana, fue educado, pago en el acto por hospedaros hasta un maximo de 15 dias en pensión completa.- Sigue con voz atona:- Que no me darian problemas y que estarian un tiempo viviendo aquí. Que vendría al hostal está mañana, en el desayuno.-Se explica sin dejar de mirar a Jamal, pues Tiffany se ha marchado, aunque no parece que este amedrentada de vuestras palabras- Y de repente, está mañana mientrás que estabais almorzando me ha dicho que apunte unos cuantos lugares para que los visiteis, que os pasara el telefono, para explicaros que no podia estar hoy con vosotros... Ni más, ni menos. ¿Quieres preguntar? No tengo nada que esconder, ¿Usted puede decir lo mismo?-Se gira un momento y va al recibidor para volver al poco tiempo con unos papeles y daroslos, son mapas túristicos con ciertas zonas subrayadas. Al daroslo os dice:- Se me ha pagado 15 dias porque esteis aqui, pero preferiria que estuviesemos de buenas.- Y le cede la mano a Jamal- Disculpa por mi impertinencia, tus asuntos son tuyos. No me gusta ponerme alterada...-

Escucho con detenimiento lo que dice la mujer, sin perder nada de mi fiereza, hasta que nos entrega los mapas y ofrece un alto al fuego.

-Me parece un trato justo. Tregua- entrechoco la mano con Rose, para zanjar el tema. De momento me creeré la versión de que es tan víctima como nosotroso del jueguecito del doctor.

-Bien, por donde empezamos a jugar? Si hay que hacerlo, hagámoslo bien- sentencio. De reojo veo como la motera pretende largarse y la ejecutiva va detrás de ella. Si fuera una buena persona yo también haría lo mismo y la convenceria con quizás algunas de mis chucherias para que se quedara. Pero eso sería si fuera buena persona. No es el caso. Si quiere suicidarse es su problema. Yo no quiero morir y si el único modo de sobrevivir es participar en un juego psicótico y demencial, bueno, tampoco sería lo peor que he hecho en esta vida.

Te quedas con la palabra en la boca en el recibidor. La motera es tán brusca como aparenta, y se marcha al aparcamiento después de haberte dado una charla. Poco tiempo después ves como Rose sale un momento para recoger unos papeles al verte, no hace gesto de desprecio nínguno y trás recoger los papeles te dice:- No se que teneis con el doctor, solo pago vuestra estancia. Aqui tienes la lista- Y te da un mapa turistico con unos cuantos lugares señalados.- Si tienes algo que hablar estare con el resto- Y se marcha al interior con el resto de gente.

Trás pasar el umbral del hostal, te encuentras en el aparcamiento y te diriges con firmeza hacía tu motocicleta, que parece estar intacta a pesar de la advertencia de Rose (Aunque crees saber que no fue Rose quien hablo en esos momentos). El pueblo a tu alrededor parece despertarse, y la gente empieza a salir de sus casas para ir al trabajo, a pesar de todo lo que a pasado en este pueblo se respira paz y tranquilidad...

 kim escuchó atentamente a Rose. Había hablado hacerca de unos lugares que visitar... ¿sería parte del juego? Sin mirarla a los ojos y cabizbaja se acercó a Rose.

-Disculpe, pero...¿Cuales son esos lugares de los que habla? ¿Le dijo algo mas acerca de ellos?-preguntó inquisitiva, pero no conseguía que el temblor en la voz desapareciera.-Supongo que serán sitios turisticos,¿verdad?

Sitios turisticos...o partes de aquel morboso juego. Sea como fuere, tal como había dicho Jamal, había que empezar por algun lado.

Iba dispuesta a largarle todo un sermón a la vagabunda, pero sus palabras y su actitud me cortaron el paso. No esperaba semejante reacción, no creía que hubiera tanta decisión y terquedad en Alicia.

Anonadada me quedé con la boca abierta sin saber que responder, con el cerebro bloqueado ante tamaño discurso. Sin darme tiempo a responder, la mujer se fue, dejándome sola con mi asombro y la impotencia de no haber logrado que se quedara. Para ser justos, de no haberme atrevido a pronunciar palabra.

Allí estaba, viendo partir a Alicia cuando Rose se acercó hasta mí. Me trató con cortesía, incluso más que eso, con amabilidad, a pesar de que había sido muy brusca con ella. Un poco avergonzada tomé la lista y el mapa que me tendió.

-Gracias Rose. Yo... lo siento... no debí gritarte. ¿Qué tenemos con el doctor? La verdad es que yo tampoco lo sé. Cada vez me convenzo más de que no debí haber hecho este viaje.- Si bien le hablaba a Rose, estaba exponiendo en voz alta mis pensamientos para mí misma, para sentir que aún no había perdido la cordura y lo que estaba mal allí era lo que había ocurrido hacía instantes y no mi percepción de la realidad.

Rose entró y yo di una mirada rápida a la lista. Luego de un minuto volví al interior.

Allá vamos pensé resignada.

Tras correr tras Alicia y pasar unos minutos fuera, volví hacia donde se encontraba el resto del grupo. En mi mano llevaba un mapa provisto por Rose instantes antes.

-No pude convencerla de que no se fuera. Bah, no pude ni hablarle. Espero que su ausencia no nos perjudique. Me temo que si queremos librarnos del doctor y todo este jueguito estúpido vamos a tener que trabajar en equipo y que cada uno de nosotros será un engranaje en la resolución de este misterio- estaba agotada emocionalmente y eso se reflejó en mi voz. Por un instante, la imagen que gustaba de mantener pareció desmoronarse. Sin embargo me repuse al instante y mi mente de ejecutiva ya estaba en funcionamiento otra vez. No iba a permitir que se me usara de pieza de ajedrez cuando toda la vida había sido yo quién movía esas piezas.