Partida Rol por web

Os adentráis más al fondo del pasillo hasta llegar a la puerta número 12. Donde Hamblin se para y da un par de golpes en la pesada puerta. El eco que producen sendos golpes resuenan por el silencioso pasillo.

La respuesta a la llamada no tarda en producirse cuando un hombre moreno y corpulento vestido con ropas simples y blancas abre la puerta y no muy sorprendido os invita a pasar.
Este es el celador del turno de noche, Conrad Walters. Lo mira y éste le devuelve un gesto de asentimiento. Yo debo marcharme caballeros, mañana me espera un duro día y es tarde. Sonríe con su amabilidad característica. Conrad les ayudará en lo posible. Buenas noches y espero que encuentren lo que buscan. Tras esto, hamblin da media vuelta y vuelve por el oscuro pasillo entre los golpes y lamentos de la habitación 5.

Tras la puerta número 12, hay un pequeño pasillo, en el lado derecho de éste, hay un cristal a través del cual se observa el interior de la auténtica celda que ocupa Gallagher. Al final del pasillo hay otra puerta por la que véis pasar al celador y conduce directamente a la estancia. En esa sala, hay espacio suficiente para una mesa y una silla, y sobre la mesa puede verse una pequeña televisión con un par de antenas, está encendida.

La habitación de Gallagher es acolchada y suficientemente espaciosa. De su alto techo cuelga una lámpara que ilumina la estancia. Veis un cuerpo en una esquina sentado con las rodillas dobladas y la cabeza agachada por entre sus brazos cuyos codos están apoyados sobre las piernas. El cuerpo está inmóvil.

Despido al Sr.Hambil y le tiendo la mano al celador.

- Buenas noches Sr.Hamblin que descanse -, y tras una pausa, - Encantado Sr. Walters. Supongo que se trata del Sr.Gallagher, ¿no es así?

Casi sin dejarle contestar, saco una libreta de mi chaqueta y una pluma para apuntar los datos relevantes de la conversación.

- ¿Qué puede contarnos del comportamiento anómalo del paciente, celador? Algo nos ha contado el Sr. Hamblin pero me gustaría saber su opinión más cercana.

Me acerco al cristal para mirar más de cerca mientras los demás hablan... y saco disimuladamente la cámara de fotos cuando Hamblin se haya marchado.

Miro a través del cristal el interior de la celda acolchada de Gallagher, observando el inmóvil cuerpo del hombre. Por primera vez me siento algo inseguro. Estoy acostumbrado a interrogar a sospechosos cuerdos y razonar mediante la lógica deductiva, por lo que sacar información de un esquizofrénico no me atrae en absoluto.

Por tanto, me giro hacia el celador, una persona con la que me puedo entender antes que con ese loco. Sin embargo, veo que el escritor se me ha adelantado y ya le está preguntando algo.
Me dispongo a sacar mi agenda para anotar lo que Walters diga pero veo que Ignacio ya tiene una en las manos, lo que hace que me contenga de hacerlo yo... sino esto parecería una clase con los alumnos tomando apuntes.

Con fastidio, espero las respuestas del celador cuando por el rabillo del ojo veo con alarma cómo el periodista saca su cámara con disimulo con intención de fotografiar al ex teniente de policía. No puedo detenerlo, así que me interpongo entre el celador y Martín, para evitar que vea lo que trata de hacer.

Como las ansias de primera página del periodista se interpongan en MI investigación, voy a tener que encargarme de él...

No puedo evitar quedarme parado mirando la celda acolchada. Me comienzo a agobiar. No estoy aquí internado, pero me estoy imaginando a mí mismo dentro de una camisa de fuerza, dándome indoloros cabezazos contra esas 4 paredes acolchadas, mientras sonrío estúpidamente mientras la comisura de mis labios deja escapar un rastro de saliva.

Por un instante me gustaría ir a hablar con la mujer que se quiere suicidar. No es la compasión lo que me mueve sino la curiosidad. Y quizás pueda contarnos algo de lo que dice Gallagher cuando nadie le escucha. (aparte de que se tire desde un octavo piso, claro). Por desgracia parece estar demasiado alejada. Lo mas probable es que no haya escuchado nada. La habitación 12 me parece incluso... una celda VIP; una especie de UCI de sanatorio, con un celador que presta mas atención a esta estancia, mas que a ninguna otra. Y no es de extrañar, dada la rareza del caso.

La estancia es espaciosa, y lo único que se escucha son vuestras voces y ls que provienen del televisor, mientras habla, echa una ojeada por el rabillo a Martín haciendo uso de su cámara, pero sigue hablando como si nada.
Anómalo ?, no sé señor, a qué se refiere exactamente ?

Martin deja de hacer fotos en cuanto escucha la voz del celador...

¿Por qué hay algo que no me cuadra aquí?

Le hago un gesto a Gary, que espero que él, en su sagacidad, interprete como "Algo huele a podrido en Dinamarca".

Percibo cierto temblor en la voz del celador que hace que mi instinto de poli me haga actuar de súbito.

La fruta está madura... lista para recogerla...

Me adelanto hasta ponerme incómodamente cerca de Walters, le planto la placa frente a la cara y le ladro: ¡¿Cómo que a qué me refiero?! Señalo a Gallagher. Ese hombre fue mi mentor desde que entré a la policía, le debo todo lo que soy, si sabe algo que no se atreve a contar a sus jefes de la residencia, eso me da igual... pero más le vale no ocultármelo a mí.

Me tengo que recordar a mí mismo que yo no soy así, que no me gusta mentir ni amenazar, que todo lo hago por un bien mayor: resolver el caso.
Pero es una vocecita muy pequeña la que me lo recuerda.

El celador da unos pasos hacia atrás con piernas temblorosas. Qué he hecho yo agente ?, lo único que intento es realizar bien mi trabajo... sus brazos caen y baja la mirada al suelo... acto seguido, vuelve en sí y se muestra algo más enérgico, lo siento mucho detective por su amigo pero... no es sólo su estado psiquiátrico lo que me preocupa... , al decir estas palabras, mia alrededor, como intentando buscar a alguien de entre la oscuridad de las esquinas de la estancia.

Martín le tira una foto a Dingwall, un retrato de ese momento de furia contra el celador, intentando que no se dé cuenta.

El teniente quiere saber si este paciente ha tenido algún comportamiento anormal. Es decir unos síntomas que usted juzgaría alejados del diagnóstico de esquizofrenia que han emitido los doctores y que sin embargo no haya decidido comentarlo con ellos, dado que su trabajo no es emitir diagnósticos sino vigilar y velar por el paciente.

Digo sin apenas mirar al celador, absorto en el ventanuco que da al interior de la celda.

Y, ¿es peligroso? ¿Podríamos intentar razonar con él, o acaso es agresivo con los celadores o doctores y podría llegar a atacarnos?

En realidad no me importa que se de cuenta :-D

Miro sorprendido a Patrick.

- Vaya, que irascible.

- Tranquilízate Patrick. Sr. Walters, dice que no es sólo su estado psiquiátrico lo que le preocupa. ¿Puede saberse que más cosas le preocupan?

Intento mantener un tono conciliador, no me gustaría que Walters se cerrara en banda y no colaborara.

- Comprenda a mi compañero, hace tiempo que trabajaban juntos y es importante para él conocer su estado.

Miro yo también hacia los lugares donde mira Walters buscando a ese 'alguien'

- ¿Está bien, Sr. Walters?