Partida Rol por web

El hombre crea en su rostro una ligera mueca de desconfianza, aunque al fin y al cabo eran "clientes".
Sin moverse de su posición, y frotándose aún las manos en el viejo trapo sucio, asiente a Martin.

- Sí, por supuesto hijo. Llevo en esto mucho tiempo. - Parece sonreir.

- ¡Ah, perfecto! ¡Es usted el hombre que estábamos buscando, entonces! Que suerte. Verá, estamos escribiendo un reportaje especial para la revista "TIME", y estabamos buscando a alguien que pudiese contarnos la historia reciente de estos antiguos cementerío... ¿Le importaría acompañarnos y responder algunas preguntas, señor....?

Señalo vagamente a mis compañeros.

Vaya !! con lo tranquilo que se estaba ahí dentro, caliente... ni en navidad dejan a uno tranquilo.

- Está bien dadme un segundo. - Dice mientras se vuelve hacia dentro. Al salir lo hace con una chaqueta desgastada pero reconfortante, y suficiente para cortar el frío helado de la calle. - Y bien ? - Se acerca al resto, expectante.

Me acerco al grupo y comienzo a caminar por el cementerio.

- Bueno, nos gustaría conocer un poco cómo ha cambiado el cementerio en los últimos años, las reformas, los acontecimientos importantes, ya sabe, las historias de este lugar. Imagino que habrá habido algunas anécdotas dignas de contar, ¿verdad?

El viejo te observa con suspicacia, advirtiendo la cámara.

- Eres periodista, hijo ? - Pregunta casi en una afirmación. - El cementerio es un lugar tranquilo, no suele pasar nada que no sean entierros, en ocasiones por todo lo alto, y continuas visitas de amigos y familiares a las tumbas, a recordarles... - Al hablar se muestra pensativo, hasta que alza la mirada hasta juntarse con la de Martin. - Y bueno, supongo que tendrán noticia de lo que pasó la semana pasada acerca del cura, sacerdote ó como quieran llamarlo. Encontré su cuerpo inerte y con un tiro en la cabeza ahí mismo. - Dice señalando un pequeño claro alejado de las tumbas, bajo un enorme árbol. - pero todo lo que sé ya se lo conté a la policía, y a ese compañero suyo, Stewart Jenkins, del periódico local.

Gabriel se habia mantenido callado y distante desde que tras cortarse con aquella curiosa cruz y preparar un cafe que tan solo conseguiria el titulo de aprobado raspado los demas entablaban conversacion antes de sonar el telefono, fue ese momento que aprovecho para desaparecer escaleras arriba.
"Mejor vestirse y limpiarme este arañazo... algo me dice que esa llamada no es para felicitar las fiestas."

Gary bajo al cabo de unos minutos embutido en un grueso anorac y con esas viejas botas de monte que al fin parecian haberse secado y daban el carlo que buscaba a las plantas de sus pies, no llego a escuchar toda la conversacion que entablaron sus compañeros pero una cosa tenia clara por el rostro de los demas, era hora de salir.
"Parece que al final era el viejo quien nos llamo y no al reves... Me temo que vamos a tener que movernos mucho este dia de "fiesta""

Tras la curiosa actuacion de Bruce llamando al hotel, el arqueologo se hizo cargo de aquella nota del hotel, aquel nombre le parecia cuanto menos curioso y pensaba que escondia algo mas que un simple asesino sin frio.
El resto del camino hasta el cementerio lo continuaba en silencio tan solo quitaba la vista de la carretera para observar su dedo magullado y rascarse pensativo.
"Maldita mi suerte... Encima vamos a un cementerio... Lo siento Abuelo lo prometi... pero creo que esto es una excepcion."

Dudo un largo instante antes de pisar la escarcha de la hierba de aquel cementerio, estaba claramente incomodo y en todo momento se mantuvo el ultimo sin hacer comentario alguno, mirando las lapidas sin flores.
"Ni los familiares os quieren... ¿Cuanto tiempo tendremos que estar aqui?"

Hasta ese momento había permanecido detrás del grupo, anotando en mi diario aquellas notas interesantes que pudieran servirme más adelante. Tras oir eso, di un paso adelante manteniendo la mano firme y erguida adelante, saludando al enterrador.

- Muy buenas, señor, mi nombre es Ignacio Sansegundo, compañero del aquí presente Sr. - chasqueé la lengua - disculpame "Doc" nunca recuerdo tu apellido... pero bueno, no es ese el caso, ¿podría contarnos que fue eso que le contó al tal Jenkins?

El tono era jovial en todo momento, intenté volver de nuestro lado al enterrador para que aceptara a colaborar sin muchas preguntas. Guiñé un ojo.

- Creame, nosotros tenemos otro punto de vista de las cosas y preferimos que usted nos cuente las cosas como las vió antes que fiarnos de "su versión"... entiendame.

El simpático anciano te mira observa boquiabierto, creando en su rictus una ligera mueca de incomprensión.

- Usted no tiene mucha pinta de periodista, señor. - Dice finalmente. - pero lo que le conté no fué mucho más de lo que ya les he contado; estaba en el turno de noche, salí a eso de las cuatro a hacer una ronda, ya saben, el cementerio es muy grande, y los jóvenes de hoy en día son muy fogosos... - admite sonriendo, aunque poco le dura, pues su rostro se vuelve serio por momentos - fue entonces cuando le ví, alumbré con la linterna y... ahí estaba, sobre una lápida bajo aquel árbol, y un revólver en su mano. Llamé a la policía y... a partir de ahí, prefiero no opinar, - comenta refiriéndose a la desaparición del cádaver - aunque todos dicen que se trata de un montaje.

El anciano se calla y carraspea, encogiéndose por el frío.

Stewart Jenkins: periodista local apunta Patrick en su agenda, en la hoja dedicada a Pietro Bellini.

El expolicía observa el lugar que el anciano señala y con un paseo indiferente comienza a aproximarse al claro, mientras Ignacio y Martín siguen charlando con él. Pasa al lado de Gary, que va abrigado como para iniciar el ascenso al Everest. Por lo menos ya no pasará frío, piensa Patrick.
A él si que no le importa el frío: Parece haberse instalado dentro suyo de manera permanente...

Una vez junto al árbol, en el lugar de la muerte del sacerdote, entrecierra los ojos, buscando alguna pista que relacione este escenario de un crimen con todo lo vivido estos últimos días.

- ¿Un montaje? ¿En serio? Vaya, vaya... Así que usted fue el primero en encontrar el cuerpo. Imagino que debio ver si había una nta de suicidio, ¿no?

- Sí, bueno, o eso dicen, yo me mantengo al margen de la política. Una nota ? No... lo único que llevaba aquel pobre hombre era la pistola con la que se suicidó.

- Oh, que cosa más desagradable. Debió ser muy impactante encontrarse con esa escena, ¿no es verdad? ¿Dónde estaba el cuerpo? ¿Recuerda cómo lo encontró?

El anciano parece empezar a sentirse incómodo ante tanta pregunta.

- Pues lo encontré boca abajo, los brazos extendidos y la pistola en su mano derecha. Pero todo esto ya se lo conté a la policía... -

Gabriel embutido en su grueso anorac nada tenia que tener del frio dia de navidad, aun asi un escalofrio recorrio de nuevo su cuerpo, al clavar la mirada en uno de las fosas aun abiertas, sin dueño cercano que lo ocupara.
"Joder... eso me recuerda lo mucho que hace que no veo un funeral que no sea anterior al siglo XV..."

No prestaba mucha atencion a las palabras de aquel anciano, pero si sabia que empezaba aponerse nervioso por la presencia de ellos cinco y decidio acercarse un poco mas al resto, asi, haciendo presion a aquel enterrador tal vez se distrajera y olvidaria momentaneamente donde se encontraban.
"No creo que pueda contarnos mucho mas... Veamos las dotes de Martin si es que puede seguir esprimiendole."

Quizá el viejo supiera algo más pero no era a nosotros a quien nos lo iba a contar. De nuevo comencé a atusarme la barba. Era un gesto que ya me había visto hacer muchas otras veces, quizá manía o quizá... bueno era una manía que tenía desde pequeño; siempre quise dejarme barba para poder hacer eso como en las películas.

- Bueno, no quiero molestarle mucho más, caballero - dije encogiendome de hombros y tendiendo la mano para despedirme.

- Creo que aquí no hay noticia, amigo - dije mirando a Martin - será mejor que dejemos descansar a este buen hombre.

- Caballero... un placer hablar con usted. Si no desea contarnos nada más...

A espaldas del anciano enterrador, Patrick hace un gesto indicando que no ha descubierto nada interesante en la escena del crimen (o suicidio).

Después hace otro gesto, señalando al viejo, haciendo entender que el pobre hombre chochea...