Partida Rol por web

Neblin aún tarda un rato en volver a abrir la boca para hablar desde que deciden sentarse a comer resguardados por las rocas. Está demasiado ocupado recuperando el aliento y comiendo a dos carrillos, es curioso como alguien tan pequeño puede necesitar tanta comida, y no sabéis donde la mete, tal vez sea su metabolismo que vaya acelerado...

Cuando por fin se siente satisfecho contesta a Morgran: Por supuesto, Mialee y yo nos adelantaremos a reconocer el terreno y buscar posibles entradas, esos inútiles trasgos no sabrán ni que nos hemos acercado. El mediano se pone en pie de un salto y le tiende la mano a la elfa para ayudarla a levantarse, más por cortesía que porque fuera capaz de levantar su peso con su escasa fuerza. ¿Estás lista?

Cuando estén a punto de partir se vuelve al resto con una sonrisa y comenta: Tranquilos, si encontramos compañía os dejaremos alguno, no sería justo acaparar toda la diversión...

Mialee asiente al comentario de Morgran y le da la mano a Neblin más por no desmerecer el gesto que porque necesite ayuda.

- Gracias, caballero- añade con una sonrisa burlona.

Galid agrade el poder finalmente sentarse a descansar. Sus piernas apenas podían ya sostenerlo, y respirar cada vez le costaba más. Así que la visión del castillo supone un gran alivio para el mago, y más aún la idea de parar a descansar y comer. Cuando Neblin y Mialee se ofrecen para investigar la zona, Galid no pone ninguna objeción. Eso supone algo más de tiempo para descansar.

El castillo fue situado de espaldas a una pared de la montaña, la pared corta en vertical y acercarse por ahí resulta imposible. La puerta daba al camino cortado por el derrumbe, pero ahora no hay puerta, pues el muro exterior no levanta ni medio metro del suelo, allí donde es más alto.

Aunque desde lejos no habéis visto un alma viva durante el tiempo que habéis estado mirando, vais aprovechando las paredes para poneros a cubierto, tratando de no ser vistos mientras os acercáis.

La parte interior no está en mucho mejor estado, se mantienen algunas paredes en pie, pero no hay rastro de los techos y las torres hace años que cayeron como podéis ver por los restos desperdigados de almenas y demás. Cuando estáis seguros de que no hay nadie a la vista, os ponéis a investigar, encontrando algunos restos de desperdicios y cacharros inútiles cerca de una trampilla que debe conducir a los sotanos.

Al ver la trampilla tenéis una sensación de deja vu, cruzáis las miradas mientras pensáis esto me suena.

Bien, al parecer todo está despejado.......

Mialee antes de volver con los demás se asegura que no hay vigilantes escondidos y señala la trampilla a Neblin.

- Échale un vistazo por si tiene trampas.

Neblin asiente y se pone manos a la obra. Cuando ha terminado comenta: Será mejor volver a por el resto y bajar todos juntos, la última vez no nos sirvió de nada bajar solos, a estos bichos les gusta la oscuridad, y en cuanto abramos la trampilla verán la luz y no podremos sorprenderles... además seguro que tienen guardias, y Morgran y Roerkas nos agradecerán que les dejemos machacar alguna cabeza, jeje.

- Sólo quería asegurarme que nos encontráramos una sorpresa al intentar entrar todos juntos, concluye la elfa mientras toma el camino de vuelta.

La trampilla no tiene ninguna trampa, además ves que se usa con cierta frecuencia, pues cierres y bisagras parecen en buen estado, que no es lo esperable dado el estado de abandono del resto del castillo.

Roerkas llega casi tan cansado como su compañera elfa. Agradece poder detenerse al fin y, ahora que el resuello le permite pensar con claridad, agradece a los Dioses también la cercanía de la oportunidad de vengar a los aldeanos.

Mientras come algo escucha al mediano hablar y hablar, volviendo a su agotador ritmo de locución. A pesar de que al semielfo no le gusta la idea de que se aventuren solos se está acostumbrando a que la verborrea del pequeño Neblin acabe convenciéndole siempre así que decide que no tiene fuerzas para insistir en la seguridad.

Subconscientemente, sin embargo, la opinión del guerrero sobre el "vulnerable" pequeño mediano ha ido cambiando. Sabe que el muy truhán sabe cuidarse y estando con Mialee no tiene mucho que temer.

Lo único que el preocupado luchador no puede evitar decir es

no os alejeis mucho

mientras balancea su martillo y observa en la dirección en la que los dos compañeros se encaminan.

La elfa y el mediano regresan junto a sus compañeros pasado un rato de exploración: No hemos visto ni un alma, y del castillo poco queda aparte de una trampilla hacia los sótanos que parece haber sido utilizada a menudo... la verdad es que me recuerda mucho a la guarida de los kobold, espero que esta vez sea tan fácil como aquella... pero que no haya otro dragón esperándonos, jeje.

El mediano bromea mientras el resto se preparan para la incursión, pues él ya está listo, empuña su espada corta y en la otra mano juega con un shuriken: Cuando queráis, esta vez hemos pensado cederos el honor de bajar primero a vosotros... dice al semielfo y al enano haciendo una exagerada reverencia ofreciéndoles paso hacia el castillo con una pícara sonrisa en su boca.

Mialee saca sus armas y mira a los demás esperando que se preparen.

- Mi vista aguda y mis duros golpes me conceden uno de los primeros puestos. Aunque Morgran ha demostrado su valía en combate creo que mejor toma una posición media para ayudar a ambos extremos, dice no queriendo herir el orgullo del enano.

Limpiáis de restos la zona, tratando de que vuestra presencia pase desapercibida si alguien pasa por allí, y os encamináis hacia las ruinas del castillo. A Galid el descanso se le ha hecho algo corto, pero carga la mochila como los demás y emprendéis la aproximación.

Al acercaros no veis ni un alma, seguramente se debe a que los trasgos prefieran más la noche que el día. Contempláis los restos del castillo que os han descrito Neblin y Mialee.

El castillo fue situado de espaldas a una pared de la montaña, la pared corta en vertical y acercarse por ahí resulta imposible. La puerta daba al camino cortado por el derrumbe, pero ahora no hay puerta, pues el muro exterior no levanta ni medio metro del suelo, allí donde es más alto.

La parte interior no está en mucho mejor estado, se mantienen algunas paredes en pie, pero no hay rastro de los techos y las torres hace años que cayeron como podéis ver por los restos desperdigados de almenas y demás. Hay restos de desperdicios y cacharros inútiles cerca de una trampilla que debe conducir a los sótanos.

Al abrir la trampilla bajáis por unas escaleras de diez pies de ancho, Roerkas y Mialee al frente, Galid en la retaguardia. Las escaleras bajan unos seis u ocho metros. Las losas que conforman el suelo están pulidas por los años de gente que ha pasado y son un tanto resbaladizas, nada preocupante salvo en las escaleras, donde se ha de ir con cuidado de no resbalar.

Termináis de bajar las escaleras que dan a una sala iluminada por dos braseros en las esquinas del fondo. Enfrente vuestro véis una puerta doble de hierro al lado de la cual hay dos trasgos con ballestas de mano, espadas cortas y armaduras de cuero.

En frente vuestro, en primera línea hay dos trasgos de mayor tamaño provistos de armaduras de escamas, escudos pesados y mayales que enarbolan al tiempo que... ¡cargan contra vosotros!

Os percatáis que cerca de los braseros, en las losas, hay como una línea raspada y desgastada.

Neblin no pierde un instante y dispara su primer shuriken, pero no lo hace contra los enemigos que cargan, pues ya están alerta y podrían esquivarlo con facilidad, sino que se las apaña para buscar un hueco entre éstos y clavárselo profundamente en mitad del pecho a uno de los ballesteros: Jeje, me gusta la forma que tienen de dar la bienvenida estos goblins, espero que mi saludo haya estado a la altura.

Después se percata de unas extrañas marcas en el suelo de los laterales de la habitación y avisa a sus compañeros: Cuidado con esos braseros, yo no me acercaría mucho... si tienen algún tipo de sorpresa me gustaría verla, pero mejor que me la dejen a mí.

Mialee sonríe cuando los hobgoblins cargan a por ellos. Mira de reojo a Roerkas y ve que el semielfo también está preparado. Cruza sus espadas delante de ella para detener el ataque y con un movimiento continuo a la parada lanza un tajo al cuello de su enemigo cercenando la carótida. La criatura intenta hablar pero solo puede escupir sangre.

El golpe de la elfa impacta en el escudo, pero la espada resbala en él y va a dar en el cuello. Aunque el trasgo ha evitado lo peor la espada le ha hecho una herida fea.

Neblin lanza un shuriken que pasa entre sus aliado, los trasgos más cercanos y acaba enterrado en el cuello del ballestero que se echa mano a la herida de la que mana sangre abundantemente. Está malherido.

Roerkas se prepara para devolver el favor a los trasgos, pues el último golpe del mayal todavía le resuena en la cabeza.