Partida Rol por web

Viendo como, al parecer, no podía sacar nada en claro de aquella detective, esta se giró hacia el hombre del noticiero que, al parecer, sabía más cosas de las que en un principio este le gustaría admitir. Apenas había hablado con su hija, Diana, pero tampoco era un impedimento para Elba de arruinar a esa otra familia en particular.

-Ey, -Saludó con la cabeza mientras se sentaba a su lado- así que guardando secretos. ¿Eh?. Y total, para terminar encerrado como un animal... ¿Quieres escapar de aquí?. Ya sabes que no es la primera vez que lo logro, y probablemente también sepas mi precio...

¿Salir de aquí? - preguntaba muy agitado. - Si salgo de aquí, ¡voy a morir! - decía terriblemente asustado. - Ese tipo, Ghostface, ha dicho que irá a por mí, por no saber guardar un maldito teléfono. - parecía que decía la verdad hasta ahora, pero que estaba a punto de gritar una mentira. - ¡Teléfono que no es mío, por cierto! - gritó, mintiendo.

Si fuera a salir de aquí, lo haría con un policía o dos que me escoltara ¡aunque fuera en arresto domiciliario! - estaba realmente preocupado por salir de aquellos barrotes que conformaban cierta barrera de seguridad ante cuchillazos. - Y tú... ¿Quién diantres eres? ¿Qué haces aquí? No serás... - sus ojos se abrieron mucho. - ¿La asesina?

-Te aviso de que tienes 24 horas para encontrar ese teléfono y dármelo. -Advirtió Elba Ginaso a aquel hombre asustado- Sé que la cárcel es el lugar más seguro del pueblo. ¿Por que crees que llevo aquí unas cuantas horas?. Estaba esperándote por órdenes de... tu ya sabes quién...

Puede que el hombre supiera quien, pero Elba no tenía ni idea más allá de "Ghostface", por lo que aquello parecía ser más un dolor de cabeza que un puzzle a resolver. por suerte Elba no resolvía puzzles, así que eso no era algo que le interesara demasiado. Ella buscaba el click fácil.

-En caso de que pasen las 24 horas, pues... supongo que el siguiente serás tu... Yo de esas cosas no sé, pero después de que se cargaran a mi padre tengo que cumplir con mi parte del trato.

Las radios de la estación de la policía empezaron a hacer ruidos bastantes extraños, fue entonces cuando Allison se percató de lo que significaba. - ¡Mierda! ¡Es la señal de auxilio de Jodie! ¡Vamos, tenemos que ir a su posición, llamad también a una o dos ambulancias! - se puso su chaleco y junto con algunos agentes, no tardaron en irse de la comisaría.

Joder... Joder... - suspiraba aquél hombre al escuchar las palabras de Elba. - Entonces tú también... ¿Trabajas para él? - se le notaba muy nervioso. - Vale... Está bien, no vale la pena ponerse nervioso. - dijo intentando recomponerse. - Necesitamos conseguir el teléfono, pero ¿cómo lo hacemos? - ahora que la comisaría estaba bastante más vacía, parecía menos imposible, sin embargo la existencia de unas barras de metal entre ellos y la libertad, lo hacía todo bastante complicado.

Elba Ginaso se llevó una mano a la cara, cansada con la estupidez del padre de Diana Eggers, pero al menos podía estar tranquila de que este este pequeño, asustadizo, hombrecito se había tragado aquella mentira; por lo que podía trabajar a partir de ahí con algo.

-Bien, supongo que el teléfono lo tiene Diana. ¿Cierto?. -Inquirió la muchacha.- Por los gritos que pegaste en directo, eso es lo que nos dio a entender a todos... Así que... solo tienes que salir afuera y recuperarlo.

La muchacha echó un vistazo por ver quién estaba por la zona, esperando poder ver cuántos policías estaban trabajando en aquel pueblo para pensar en un plan u otro de escape.

Alex seguía asustado, pero con la determinación suficiente para seguir luchando para vivir. - No, no. - contrarió a Ginaso. - El móvil lo entregó mi hija a la policía, pero ahora lo tiene la pasma... - se colocó en una pose pensativa, bastante exagerada. - Seguro que lo están analizando para buscar pruebas. - dedujo con gran seguridad, a pesar de que era algo obvio.

Por otra parte Elba pudo ver que la comisaría tenía cuatro, quizá cinco policías, de entre los cuales estaba Alex Noire. No eran muchos... Pero si suficientes para evitar que cualquiera fuera andando a coger el teléfono.

Elba giró los ojos al escuchar que el teléfono lo tenía la policía, esto ponía en una situación mucho más difícil eso de hacerse con el y poder exponer lo que fuera que hubiera dentro para alzar aún más su perfil en las redes sociales. Pero por suerte, había algo con lo que ellos no contaban.

-¡POLICÍAS!. -Gritó Elba Ginaso- ¡ME ESTOY MEANDO!. ¡NO QUIERO MEARME DELANTE DE VIEJOS PEDÓFILOS!. ¡Y NO PUEDO AGUANTAR MÁS!.

Los policías refunfuñaron pues, si bien Elba de su agrado, ella estaba en su derecho de solicitar ir a un lavabo diferente al de un hombre. Todo acabaron mirando a Alex Noire, indicándole así que debía encargarse él. Noire tomó las miradas de sus compañeros como un signo de halago, como que él era el único lo suficientemente hábil y valiente como para encargarse de ello, así pues procedió.

Abrió la celda y sacó a Elba de allí, sin esposas ni nada de ningún tipo, aunque salir corriendo no era buena idea, pues seguían habiendo bastantes policías alrededor y todos le tenían ciertas ganas tras haber hecho que Eleanor escapara. Alex Noire escoltó a la chica hasta el baño interno de la policía, donde había una división entre chicos y chicas. - Te espero aquí ¡no tardes! - dijo Noire cruzándose de brazos y comenzando a mirar a las musarañas.

Salir completamente del baño iba a ser un problema, porque por muy inútil que fuera Noire, tampoco era como un fantasma que se pudiera atravesar.

Elba Ginaso decidió hacer lo que toda mujer de su condición haría, y esto era buscar por si había alguna ventana en la habitación por la que esta pudiera escapar, e independientemente si la hubiera o no, iba a estar un ratito más ocupada tratando de ahogar los inodoros de la policía con papel, toallitas y cualquier cosa que encontrara.

-¿No hay tampones?. -Preguntó desde el exterior tras un par de minutos de arduo trabajo atascando el resto de los inodoros.

Poco a poco, Elba fue atascando todos los váteres y tirando de la cadenas de estos, provocando así que el agua no pudiera salir por allí y tuviera que buscar otros lugares por donde escapar, provocando así que se inundara, de aguas fecales, cualquier agujero que estuviera conectado a la toma de agua, incluidos los grifos que habían en la cafetería, el váter de la celda, entre otros. - ¡Joder, pero que mal huele! - dijo en un casi vómito mientras salía corriendo de allí.

Si Elba asomaba un poco la cabeza, podía ver como todos abandonaban el lugar, con Alex Eggers esposado y puesto que habían dejado a Elba a cargo del empanado de Noire, quien estaba más preocupado de sus mocasines que de la presa, no fueron a buscarla.

Parecía el momento perfecto para recuperar sus cosas, aunque debía darse prisa, pues aunque Elba estaba acostumbrada a los malos olores gracias a su desaseado padre, aquello era infernal.

Habiendo terminado con su plan número 7 de salir de la cárcel, Elba Ginaso se escabulló cual hipopótamo en un traje de bailarina a recuperar sus cosas, desde su teléfono celular hasta el teléfono de Eggers, pero no tenía tiempo para revisarlo ahí, sino que tenía que huir a un lugar en donde nadie sospechara que iría...

A casa de River Vega...

Si bien Elba pudo coger todo lo que quería y más, tenía ciertos problemas a la hora de ir a casa de River Vega, pues si bien la comisaría estaba vacía, los cinco policías junto con el periodista, se encontraban justo en la puerta de esta y Elba no es que fuera precisamente fácil de ignorar a simple vista.

Viendo como escapar no iba a ser la cosa sencilla que Elba pensaba que era, hizo lo que toda alumna podía hacer en esos momentos es decir, agarrar una radio y dar un aviso a los cuerpos de policía de la ciudad en donde indicaba siguiendo los protocolos que tantas veces había escuchado cuando la encerraban, a dónde tenían que ir.

-... todas las unidades a la Cabaña del bosque... se ha avistado a la fugitiva regresar a su hogar... urgente...

Elba logró dar la orden sin demasiado problema, lo cual hizo que todos los policías competentes se marcharan a intentar atrapar a tan peligrosa criminal. Elba pudo salir sin demasiada preocupación por la puerta, pues solo estaban los dos Alex, uno esposado y el otro gritándole a Elba que no debía irse... Pero tampoco parecía que fuera a hacer nada por detenerla, pues parecía que su orden era vigilar a ese prisionero.

Barbara llegó a la comisaría para ver como uno de los policías de allí, mantenía sujeto a Alex Eggers, el periodista, esposado y retenido en el sitio. - ¡Oye tú! ¡Abusona! ¡No puedes irte así! - gritaba, sin moverse ni un ápice del sitio. - Bueno... Pues se ha ido. - alzó los hombros, como si no fuera su problema.

Barbara también pudo observar aguas fecales saliendo por la puerta de la comisaría, la cual aparte de apestar, estaba vacía.

- Uuuugh - con cara de extremo asco, di un paso atrás al ver el percal. Desde mi posición miré a la chica que acababa de hablar y traté de mirar adentro para ver si veía a Elba, pero no la vi - mmmh, perdón... ¿podría saber qué ha ocurrido aquí? ¿Dónde está Elba Ginaso? Necesitaba hablar con ella.

Al poli del año se le ha escapado hace unos minutos... Y su reacción ha sido quedarse gritando. - aportó el apresado periodista, quien parecía algo mosca de que aquella obesa le hubiera dejado en la estacada. 

¡A mi me han dicho que te vigile a ti! ¡A nadie más! - admitió orgulloso de haber hecho requetebién su trabajo de vigilar a ese prisionero en concreto, mientras se le escapaba el otro.

- Oh, cielos - dije enojada dando un fuerte pisotón - no eres un robot, eres una policía. Tu obligación es vigilar a todos los presos, aunque tengas una prioridad. ¿Necesitas que te digan cada cosa?

Me di la vuelta con furia y me encaminé había mi coche para ir a casa de Jordan. La maldita gorda había vuelto a escapar por la inutilidad de la policía. No era de extrañar que no pudieran capturar al asesino si no eran capaces ni de mantener a una adolescente problemática dentro de una celda.