Partida Rol por web

Jack llegó con bastante dilación al sótano del hospital, donde se encontraba la morgue. Allí le recibieron, además de los dos policías que habían ido a buscarle, su abogado y Benjamin Bloomer, el eterno rival de William Pain y como no, el tío de Nichole Bloomer. - No, no y mil veces no. - negaba. - Claro que la señora Anderson no se ha caído repetidas veces sobre el cuchillo ¡no diga sandeces, señor Pain! ¡Se debe investigar el caso y el cuerpo en la mayor brevedad posible!

Vio llegar a Jack, puso una cara de bastante desprecio que no ocultó en lo absoluto, después de todo le había hecho perder bastantes casos en los juzgados. Puede que también fuera por la falta de respeto que era llevar unos helados a una identificación de cadáveres. - ¿Puedes controlar a tu minion? - dijo señalando al abogado. Parecía que debía resolver aquél tema antes de poder confirmar nada.

Tener dos grandes helados de vainilla en cada mano imposibilitaba a Jack Anderson de su labor de identificar cuerpos, al menos lo suficiente como para verse preocupado a la hora de abrir puertas. A pesar de ello, el muchacho parecía estar feliz, comiendo un poco uno de los helados y disfrutando de su sabor... Fue un milagro que no chocara de camino a aquí.

-El no es mi Minion. -Comentó el hombre mirando a su abogado- No es amarillo... ¿O es que lo estás llamando chino?. Eso es racista... y el racismo es un delito, y eso es cosa de negros.

Le pareció muy mal el racismo de Benjamin Bloomer, por lo que este decidió no dirigirle la palabra más, mientras este buscaba a aquel policía que le había llamado para identificar el cuerpo de su querida tia. A fin de cuentas, para algo había venido, y claro estaba, no iba a una morgue de paseo.

Aquél fiscal simplemente suspiró, provocando una risa de superioridad por parte de Pain. Los policías estaban al lado de cada puerta y tras identificar a Jack, le dejaron pasar con el forense. Hacía frío en aquél lugar, estaba oscuro y era bastante lúgubre y en medio de todo aquello, iluminado por una luz directa, el cuerpo de su tía, siendo examinado pro Obadiah Cox.

Levantó levemente la mirada. - No es muy agradable lo que va a ver señor Anderson, pero si quiere puede dirigir solo la mirada a la cara y confirmar que es su tía. - admitió. - Aunque aquí abajo hay un percal la mar de interesante, veinte puñaladas. Quien fuera que lo hiciera, lo hizo con ganas ¿no cree?

Habiendo ayudado a su abogado, este se sintió un poquito mejor ahora que los racistas estaban fuera de la sala y tan solo quedaban gente de bien, es decir, blancos... y el asiático de Pain, el cual no era gente de bien no por ser asiático, sino por ser abogado.

-No te preocupes, -aseguró al forense- sé que debajo de la ropa hay un desastre... ¿Te fijaste que tenía una teta mucho más caída que la otra?. Desde que la vi salir de la ducha en aquella cena familiar no he podido volver a ver las tetas de la misma manera... -Tras este comentario solemne, mirando al infinito, Jack Anderson volvió a la tierra- ¿Un helado?.

El buen hombre que aún llevaba los dos helados en mano, ofreció uno al forense, pero antes de que este hombre pudiera tomarlo, el helado se le escapó de las manos terminando en toda la cara de aquella anciana tia, para sorpresa de los presentes. Pero por suerte, Jack Anderson sabía dónde la había cagado y pretendía enmendar su error.

-¡Lo siento!. -Exclamó tratando de sacar el helado de la cara de su tía, usando su mano derecha al desnudo tocándole los trozos de carne gélida y ahora cubierta de vainilla, pero en vez de limpiarle el helado de su rostro, simplemente estaba extendiendolo por el resto de su cuerpo- ¿¡Alguien tiene una toallita húmeda?!. -Preguntó con un tono desesperado, al punto que usando el helado restante, este lo clavó en una de las heridas que la mujer tenía abierta para sujetarlo y seguir tratando de limpiar -ahora con ambas manos- el cadáver de su tía.- ¡Esto no está funcionando!. ¡Que alguien traiga una toallita húmeda!.

No, gracias no quiero na- comentó justo antes de contemplar el desastre. - ¡¿Pero que haces insensato?! ¡Las pruebas, el cadáver! ¡Todo, todo contaminado! - miró muy enfadado a aquél hombre cuya afición por los helados acababa de dejar bastante "frio" cuerpo. - ¡Fuera! ¡Lárgate de mi vista!

¿¡Qué está pasando aquí!? - comentó uno de los policías, entrando apresurado para ver lo que pasaba. - ¡Esto es destrucción de pruebas chavalín, te has metido en un buen lío! - sacó las esposas, dispuesto a apresarle.

¡Un momento! - gritó el abogado de Anderson, quien también entró al lugar. - ¡Esto no ha sido más que un desafortunado accidente! En primer lugar, el señor Anderson no debería haber entrado aquí con un helado ¿pero quién lo ha permitido? - se frotó las manos. - Exacto ¡ustedes! - gritó eufórico, señalando a los dos policías. - Si no hubieran dejado que entrara con el helado, cumpliendo así con sus obligaciones como policías, no habría ocurrido este desafortunado accidente, por lo que los culpables son ustedes ¡y no mi cliente!

Por suerte tener al abogado al lado ayudaba a escaquearse de líos que el, queriendo o sin querer, se metía. William Pain era como la niñera asiática que nunca tuvo... porque sus niñeras generalmente eran madres solteras latinas las cual contrataban para amamantarle hasta la tierna edad de 8 años.

-Y diles que me deben un helado. -Dijo mientras sacaba el otro helado del agujero de puñalada número 16 y le daba un lametón a la vainilla; por suerte lo único que había tocado el cadáver habí sido el cucurucho hasta la mitad- Que el forense no lo atrapó cuando se lo ofrecí... ¿Quién diablos rechaza un helado?.

Pero claro, a él le habían invitado a identificar un cadáver, algo que no había hecho, por lo que aprovechó para ayudar a estos pobres policías que necesitaban de inmediato un indicio por donde tirar y que se centraban en el primer millonario con las manos en la vainilla cadavérica.

-Y esa no es mi tía. -Reclamó además señalando el cuerpo con el cucurucho ensangrentado- La última vez que la vi no estaba tan pálida, fría, ni cubierta en vainilla... ni tenía puñaladas en su cuerpo... ¡Aunque sin contar esas cosas el resto se le parece!. Tiene la misma "disparidad tetil".

Tras decir esto, acercó el helado con el cucurucho manchado con sangre a William Pain, a fin de cuentas, Jack Anderson ya se lo había comido todo lo que no había sido contaminado con la carne y la sangre del cadáver. 

-¿Helado?. -Era una prueba clara de que la gente era capaz de agarrar helados.

Los policías no parecían muy conformes con aquello, sin embargo, se notaba que estaban atados y no podían hacer nada, después de todo el abogado tenía razón, quienes dejaron entrar el helado a una estancia que no debería tener helados fueron ellos.

Benjamin también miró bastante mal a Jack, pero no tanto como Obadiah, quien había visto echado por tierra su trabajo. Pain se marchó junto con Jack hacia la salida, frotándose las manos y con una sonrisa de oreja a oreja.

Al llegar a la salida, lo paró en seco. - Jackie, Jackie, Jackie. No hemos hablado de mis honorarios de este caso. Quiero el veinte por ciento de todo lo que te lleves. - el precio era abusivo ¿pero tenía alguna otra opción el joven Anderson?

-¡Claro!. -Exclamó Jack Anderson sin entender lo que el abogado le estaba diciendo- Aunque de momento solo tengo este helado... y no me he llevado nada de la morgue...

El muchacho miró los alrededores por si este se podía llevar algo para darle el 20% de esto al abogado, encontrando un macetero bastante grande y pesado en el proceso; algo que hizo que Jack Anderson se acercara a este y empezara a arrastrarlo por el suelo hacia la salida...

William solo asintió un par de veces, tomando lo que decía Jack como que estaba de acuerdo en darle el 20% de la herencia de la tía Elizabeth. Con aquella conversación zanjada, cada uno se dirigió a su hogar.

Mindy y Daphne llegaron juntas al hospital. acompañaron a Lara hasta la zona de cuidados intensivos. Parecía que poco a poco se iba recuperando, sin embargo, no lograba despertar aún. Mindy la miraba apenada y no pudo evitar preguntar. - Scott me dijo que de no ser por Lara me habríais dejado allí para que me hicieran... Bueno, lo que me fueran a hacer.

Suspiró, entendió que se lo merecía. - ¿Es verdad? Después de todas las cosas que he hecho, que haya decidido venir a por mí es... - cerró los ojos, conteniendo las lágrimas. - Quiero construir algo verdadero con Lara. Quiero poder llamarla amiga al igual que haces tú.

Drea llegó al hospital ¿qué tenía pensado hacer allí? Buscar a Lara no le costaría demasiado, por otra parte, quizá encontraba algo interesante por otra parte ¿pero dónde buscaría si es que decidía buscar?

Tosí en las inmediaciones del hospital. Aunque puede que ya lo hiciera por pura hipocondria.

-Buenas, ¿Arthur Oldman?- pregunté en recepción, queriendo pasarme antes por su habitación que la de Lara. Quien al menos se encontraba acompañada de Daphne y Mindy.

El viaje había sido silencioso, Daphne que casi había olvidado el incidente de la cafetería no dijo nada al respecto. Cierto es que pensaba que habría sido más significativo que Mindy se lo devolviera a Jack, pero lo de la tintorería también era verdad. Además no se sentía en condiciones de discutir con nadie en este momento.

Ya en cuidados intensivos Daphne escuchó la pregunta de la rubia con una taza de café en las manos y unas cuantas barras de chocolate en los bolsillos. Mientras recepcionaban a Lara les había dado tiempo de asaltar los autoservicios del hospital y recuperar energías.  Asintió pesadamente.

—Es demasiado buena para que esté así, creo que es la única que pensó que podrías necesitar ayuda. Yo la verdad —admitió avergonzada —, pensé que estarías acompañada de Emily y quizás con más gente. Osea ustedes siempre andan todas en grupo... Pero sabes que, da lo mismo lo que hayas hecho antes, eso no excusa a esos malditos de ponerse de lado de ese psicópata. Por cierto, ¿Que fue de Emily?

Drea al final optó por visitar a su viejo jefe, no viejo porque ya no fuera su jefe, si no porque literalmente era una persona vieja. No tardó demasiado en llegar a la habitación donde lo tenían, parecía estar fuera de peligro, aunque estaba aún muy débil, había perdido mucha sangre.

Vio llegar a Drea y solo pudo preguntar por un tema concreto. - ¿Dónde está? ¿Dónde está mi hijo?

Mindy sujetaba del brazo a Lara, estaba un poco fría, pero que estuviera fuera de peligro ya era una buena señal. - Y lo estaba. - replicó ante las suposiciones de Daphne. Le mostró su cara, concretamente el moflete derecho, el cual tenía un moratón bastante importante, el cual había estado intentando disimular con su cabello. - Fue ella la que me hizo esto. - negó con la cabeza. - Ella y la gente con la que iba, llenos de envidia porque yo no tenía que pagar, me agarraron y empezaron a pegarme, cada vez más y más fuerte. Si no llega a ser por Scott y Lara...

Levantó entonces su mano, mostrando su dedo vendado. - Aunque Scott me hizo esto, para demostrar que él tenía más ganas que nadie por torturarme. Solo así me soltaron y me dejaron a mi suerte y ya has visto las noticias, no han dudado en echarle la culpa a Ghostface, incluso si me hubieran matado ellos mismos. - suspiró. - Pero nuestros testimonios no son suficientes, ellos son muchos más, así que su versión se tomó como la verdadera.

El mundo está lleno de malas personas Daphne. Yo he sido muy mala persona hasta ahora. - admitió. - Pero tanto Lara como Scott me han inspirado hoy salvándome la vida. - miró directamente a los ojos a Daphne. - Tienes suerte de tenerla como amiga, se ve que lo vuestro es sincero, no como lo mío con la gente con la que me solía rodear.

Daphne escuchó la historia de Mindy con los ojos bien abiertos por la impresión.

—Wow... Suponía que serían unos canallas, pero nunca creí que tanto. Al menos lograste salir entera de ahí... ¿Te mordió el dedo? Es un poco extremo ¿No crees? Pero bueno, si es que los ayudo a salir de ahí. Por Dios adónde va el mundo...

Se pasó la mano por el pelo y sonrió ante el halago de Mindy.

—Ojala sea así... Se había molestado conmigo porque pensó que sospechaba de ella. Oh, rayos, se me había olvidado llamar a Scott... Mejor me envío un mensaje. No vaya a estar ocupado. 

—¿Me acompañas a ver al señor Oldman? —preguntó mientras tecleaba rápidamente en el móvil un mensaje para Scott—, Renata quería novedades.

-Menos mal que están enumerados- Los pasillos de los hospitales eran todos iguales. O eso es lo que me parecía a mí después de subir planta por planta a pie.

-Ya estoy mayor- Coloqué las manos en mi cintura y elevé la cabeza mirando al techo. Me encontraba ahogada tras tanto ajetreo. Había corrido detrás de la ambulancia y ningún otro vehículo me llevó a ese edificio. Sólo el pedaleo de mis piernas _{las cuales a esas alturas me pedían a gritos sentarme un poco en una silla.}

-¿Se puede?- con un pequeño golpe de nudillo en la entrada, estiré el cuello para comprobar que esa era la habitación correcta.

¿Dónde está? ¿Dónde está mi hijo?

-¿Damian?- la respuesta a una pregunta con otra pregunta, denotaba mi mala memoria -Bien. Él está bien. Sólo le han tenido que tratar unas heridas- dije obviando que era un sospechoso el haber sido hallado inconsciente.

Arrastré una silla, la puse enfrente de la camilla y me senté -¿Qué ocurrió? ¿Por qué no estaba con su hijo cuando le atacaron?

Es normal que sospeches ahora hasta de tu mejor amiga. - apartó la mirada, observando con pena el suelo. - Lo ha dicho el tío de la máscara ya varias veces. Puede ser cualquiera. Eso es lo que más miedo da.

Mindy negó con la cabeza y le dedicó una leve sonrisa a Dpahne. - Recordando lo que dijo una sabia hace unos momentos "Ninguno de nosotros debería estar solo desde ahora." - hizo referencia a la frase que había dicho Dpahne hace unos momentos.

Acarició con suavidad el brazo de Lara. - Yo me quedo vigilándola, ve a ver al pobre señor, que también lo ha pasado mal.