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Scripta Barchinone II: El Cisma de Occidente

03. Ciudad condal

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09/09/2012, 09:51
Director

Barcelona era una ciudad imponente. Ya la entrada, a través de la puerta de Trentaclaus, os dio una primera imagen de lo que os podríais llegar a encontrar. Comparada con Amposta o Tortosa, era infinítamente mayor. A fin de cuentas, no en vano albergaba el Palacio Real y la catedral. Era una de las ciudades punteras del reino, a la que aún no había golpeado la peste negra.

Apenas os dio tiempo a entrar en la inmensa ciudad, cuando Charles de Lupo ya mostró su impaciencia una vez más.

-Debemos dirigirnos de in-me-dia-to al Barrio Real. Debo pedir audiencia para poder personarme ante el delegado papal. ¡Vamos, vamos! ¡No hay tiempo que perder!

Así pues, el resignado grupo se personó en el Barri Reial, y una vez allí, Charles de Lupo y sus dos monjes os hicieron aguardar fuera, mientras él entraba a pedir audiencia. Pese al cansancio, el perder de vista a Charles, aunque fuera por unos minutos, os colmó de energías. Había mucho que ver en aquella ciudad, y por lo pronto había que encontrar un alojamiento. El Barón no había mentado la prisa con la que os quería de vuelta en el castillo, así que quizás fuese factible amarrar un par de días de libertad antes de tener que regresar.

Charles volvió a salir, contrariado. No le habían concedido audiencia hasta la tarde. Así pues, quedaban aún algunas horas para que el rimbombante monje hubiera de presentar sus respetos al enviado papal. En cuanto salió y montó en su mula, ordenó buscar una fonda lo suficientemente cómoda como para albergar a un hombre de su importancia.

Como el grupo ya había cumplido su misión, que era traer con vida a Charles de Lupo y sus acompañantes hasta Barcelona, cumplisteis este último encargo, el de buscar una buena posada -a fin de cuentas, vosotros también necesitabais una para pernoctar- y allí, sin más miramientos, lo dejasteis en su cuarto, mientras vosotros, tras dejar vuestros equipajes en confortables dormitorios (esta vez, nada de ir a la sala común, se había acabado la tiranía del repugnante hombrecillo y habíais recuperado el poder para decidir qué hacer con el presupuesto que aún quedaba de lo otorgado por el Barón), bajabais a la taberna a celebrar el éxito de vuestra misión... Y el saber que ya no tendríais que ver a Charles nunca más. Casi que la mayoría, lo que celebraron, fue lo segundo.

 

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09/09/2012, 10:07
Director

La taberna estaba bastante animada. Era muy amplia, tremendamente mugrienta, y despedía un olorcillo a carne requemada bastante agradable. Una especie de cerveza acuosa corría por doquier, servida en jarras de barro que habían conocido tiempos mejores (alguna estaba tan agrietada que os parecía increíble que pudiese contener el líquido que portaba).

Buscasteis una mesa lo suficientemente grande como para caber los seis. Os sentasteis de la siguiente manera:

Agustí      Mara      Gonzalo

Silvana     Sebast.  Hernán

Ante vosotros apareció un asado al que el barón no le habría dado un aprobado siquiera, pero para aquellos que rara vez lo paladeaban, parecía exquisito. Seis jarras de la anteriormente mencionada cerveza aguada aparecieron casi como por arte de magia. El tabernero trabajaba a un ritmo vertiginoso, y no os había dado tiempo ni a pedir cuando el asado y la cerveza ya habían llegado a la mesa. ¡Ah! ¡Bendita momentánea libertad!

La conversación fluía animada, mientras la vida se desarrollaba con total normalidad a vuestro alrededor. En la mesa contigua había unos hombres armando mucho jaleo mientras jugaban a los dados. En una mesa de la esquina, había otro grupo no menos escandaloso, jugando a las cartas. Varios comensales reían a carcajadas mientras bebían en la barra, aprovechando para pellizcarle el culo a la oronda mujer del tabernero cada vez que salía de la barra a servir más y más cervezas. Parecía estar acostumbrada, pues reía ante dicho comportamiento y seguía como si nada.

Mientras comíais, de la mesa contigua se levantaron un par de jugadores, hartos de siempre perder.

-¡Siempre tais haciendo trampas, cagoenlaleche!- escupió en el suelo, tras carraspear ruidosamente- ¡¡¡¡¡Yo ya estoy pelao, vais a estafar a la tua %&/&%$··$%&/&%$·!!!!!

Y se alejó de la mesa. El otro que abandonó la mesa de juego, lo hizo en silencio, pues tenía mejor perder. Los restantes se quedaron un poco contrariados.

-¿Y ahora qué, jodío?- le dijo uno al otro- Jugar yo contra ti va ser burrío, mu burrío. Además, siempre me ganas, y ya estoy hasta la coronilla de tanto perder.

Miraron a su alrededor, como buscando algún ludópata con ganas de jugarse unas monedas contra ellos.

Por otra parte, una de las mesas cercanas a la entrada, dos hombres comenzaron a golpearse con furia, jaleados por los clientes de la barra, que gritaban como locos pidiendo a uno y otro que le sacase los dientes/arrancase los pelos/golpease la cara hasta dejarlo guapo y esas perlas que se suelen jalear cuando uno está borracho y hay dos mindundis sacudiéndose el polvo a escasos metros de distancia. El tabernero miró a los contendientes sin mayor interés, y pasó olímpicamente de detener la pelea.

Así transcurría aquella cotidiana escena de taberna, mientras degustabais un asado y bebíais cerveza aguada.

 

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10/09/2012, 10:43
Gonzalo "el Rata"

El grupo, después del monótono trayecto hasta Barcelona, necesitaba una noche de alegría, agradable conversación y bebida para desinhibirse un poco. Y el local parecía ser el mejor sitio donde conseguir aquellos tres ingredientes para animar el grupo.
Al llegar a la posada, dejaron sus pertenencias y al pesado de Lupo en una de las habitaciones, y bajaron al comedor. Gonzalo fue lo suficientemente hábil para situarse detrás de Mara en el pasillo para, en un abrir y cerrar de ojos, acariciar la cintura de la mujer y, acercando sus cuerpos, oler de nuevo su pelo. Nuevamente sentía la necesidad de tenerla cerca...

Al bajar al comedor, el ambiente continuaba igual de animado. Se situaron en una de las mesas y recibieron con una sonrisa agradecida la bebida y la comida que les ofreció el posadero.
Gonzalo agarró su agrietada jarra y propuso el primero de los brindis:

-Por Charles de Lupo, que nos ha demostrado que nuestra paciencia puede ser infinita! Jejeje

Y mientras comían, bebían y disfrutaban de la compañía, el grupo conversaba sobre las anécdotas del viaje.

-Tenemos unos días de “descanso” de nuestras obligaciones para con el barón. Alguien tiene pensado qué hacer en Barcelona?

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16/09/2012, 10:06
Silvana "la planera"

El viaje me habia abierto el apetito, entre bocado y bocado apure mi jarra de cerveza de un trago. En alguna parte de la taberna habia una pelea, sin mucho interes aparte la mirada de la comida para ver quienes eran los que discutian, el tabernero parecio no dar importancia al asunto y yo hice lo mismo. Segui comiendo, igual que el resto de compañeros de viaje. Me alegraba de que el santo clero se hubiera separado de nosotros, no aguantaba a esos engreidos. 

De reojo mire a mi derecha fijandome en el muñon del manco. 

-Que le paso a tu mano? -pregunte con la boca llena. 

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16/09/2012, 13:47
Mara "la Barata"

Estaba tan cansada de ir en mula y tan agradecida de habernos quitado de encima al insoportable del Lupo ese, que hasta aquella mugrienta taberna me parecía la gloria. Comía en silencio, pues hasta que di el primer bocado no me había dado cuenta de cuánta hambre tenía. Sentada entre Agustí y Gonzalo lo estaba pasando de maravilla. Gonzalo preguntó por nuestros planes, mientras Silvana parecía interesarse por el manco que se había unido a nuestro viaje. Aunque la conversación entre ella y el manco sin duda sería interesante, yo preferí contestar a mi hombre:

Yo no he pensado nada. Tal vez mañana podríamos salir a dar un paseo mientras vemos la ciudad. Estaría bien estirar un poco las piernas después de tanto ir en mula... Por debajo de la mesa y con mucho disimulo para que nadie más lo viese, alargué la mano y la posé en la rodilla de Gonzalo.Aunque por el momento solo he pensado en esta noche... Lancé una mirada a Gonzalo al decir esta última frase, que esperaba que sólo él captara y que dejara bien claro lo que quería decir. Y mientras tanto, cogí la jarra y apuré un buen trago.

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16/09/2012, 14:26
Agustí Blanch

Miro a Mara y arqueo una ceja. Desde luego, si lo que pretende es llevar su relación con Gonzalo en secreto, no está teniendo demasiado éxito, pero no seré yo quien saque el asunto a relucir. De todos los aquí reunidos son precisamente ellos dos con los que tengo mejor relación y pretendo que siga siendo asi.

El ambiente alegre y a la vez violento de la taberna me distrae y aunque no me siento completamente cómodo, si me permito el relajarme un poco sabiendo que la parte principal de nuestro cometido ya está cumplida y que estamos lejos del pedante clérigo. Quien me inquieta ahora es el manco que se nos ha pegado como una garrapata y todavía no sé porqué. Por ello me uno a Silvana en sus preguntas.

-Si, cuéntanos algo, "manco". Hemos hecho un largo camino juntos y ya va siendo hora de conocernos un poco.

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22/09/2012, 12:22
Hernan de Gamboa

Finalmente pudimos llevar al diácono a su audiencia con el enviado papal en Barcelona pese a que durante el viaje parecía que ese momento nunca fuese a llegar. Pese a ser un enviado del papa Luna la verdad es que quitárnoslo de encima fue una autentica bendición. Había visto y soportado la altivez en la iglesia, pero la de aquel hombre parecía estar a otro nivel. Casi parecía que su única función fuera la de poner a prueba la paciencia de cuantos le rodeaban para saber si son merecedores de entrar en el reino de los cielos.

La taberna que habíamos elegido y que en un principio tenía buena pinta había resultado ser un cubil de indecencia digna de ser regentada por el mismísimo Lucifer. Borrachos, pendencieros, jugadores... parecía que toda la ralea de la ciudad se hubiera juntado aquí. Ya había oído de peregrinos a los que había ayudado en su paso por Amposta el enorme bullicio que se sucedía en la gran ciudad, pero esto superaba mis expectativas. En el poco rato que llevábamos en la taberna cada uno de los parroquianos había cometido pecados suficientes como para varias eternidades de sufrimiento en el infierno. Y algo me decía que no muchos de ellos pasarían por la iglesia a confesarse...

Me concentre en centrarme en únicamente en lo que sucedía en nuestra mesa, en el asado y en sus conversaciones y olvidar lo que ocurría a nuestro alrededor. Pero aún así el pecado y la tentación están siempre presentes y un hombre de fe como yo ha de estar alerta para evitar que las personas condenen su alma. La relación entre Gonzalo y Mara resultaba evidente por mucho que lo quisieran esconder, y pese a que no la desaprobaba debería de tener unas palabras con ellos para que no se desviaran del camino adecuado y cayeran en las garras del maligno. Pero mejor luego, después de tan largo y cansado viaje todos nos merecíamos un descanso y olvidar por un rato nuestras penas, así que pase mi atención a la pregunta realizada por Mara al manco vagabundo, interesado en conocer la historia tras el muñón que ostentaba aunque la mujer podía haber mostrado algo mas de educación y modales a la hora de hacer la pregunta... creo que todos nos preguntamos lo mismo. ¿Sería tan amable de saciar nuestra curiosidad? Si no es mucho pedir...

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23/09/2012, 21:23
Director

Notas de juego

Espero por la contestación del manco antes de proseguir, que ha tenido unos días bastante liados :)

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27/09/2012, 22:52
Sebastián "el manco"

Distraído, Sebastián, se entretenía haciendo un castillete con cartas para Garbancito cuando sus compañeros se dirigieron a él. Derramó unas gotas de cerveza sobre la mesa que su ratoncito se apresuró a beber ávidamente mientras él le acariciaba la cabeza, y con una tímida sonrisa empezó a hablar.


- Ya que vuesas mercedes han sido tan amables y generosos conmigo, considero un justo intercambio contar los azares y desventuras que me llevaron a perder la mano.-


Dijo alzando el muñón bien paraque todos lo vieran. Se aclaró la voz con un carraspeo, barajó hábilmente las cartas que le quedaban con su única mano, las dejó bocabajo a un lado y con una mirada sombría descubrió la primera. El diablo.


- Verán señores, todo empezó con la muerte de mi pobre madre.- Suspiró melancólico con la vista perdida en el vacío. – No fue si no la maledicencia e hipocresía de gentes envidiosas la que hizo que con mentiras y falsedades la condenaran por bruja y la quemaran en la hoguera…-

Hizo una pausa dramática observando sus reacciones ante la confesión y continuó.

-  Ella era lo que algunos lugares llaman “una mujer sabia”, igual que su madre y su abuela lo había sido antes que ella. Conocía las hierbas y como usarlas igual que algunos galenos, pero no tenía tratos con el maligno. Los padres del convento de San Francesc lo sabían y por eso, en su bondad, tras su muerte me acogieron en su ilustre seno.-

Detuvo su narración para tomar un sorbo de cerveza, engullir  un mendrugo de pan y acercarle unas miguitas a su mascota que se revolcaba entre las cartas, mordisqueándolas ferozmente.


- Yo era muy pequeño entonces y no sabía nada más que las cosas del campo, pero esos santos varones se ocuparon de instruirme en los sagrados caminos de la fe, me dieron una amplia instrucción eclesiástica y se sintieron encantados cuando tome la firme decisión de tomar los hábitos, pero antes de eso había algo que ansiaba hacer. Deseaba ver tierra santa, pero creo que eso ya os lo había contado…Mmmmm, bueno…agarré mis pocas posesiones y me di cuenta de que para tan largo viaje necesitaría oro, así que no me quedó más remedio que malvender el único recuerdo que conservaba de mi desaparecido padre, quien había muerto mucho antes que mi querida madre dejándonos en la pobreza. Una cruz con apliques de oro regalo del mismísimo papa de roma.-
…Que fue suyo porque lo arrancó de las manos muertas del eclesiástico al que acababa de degollar, tras forzar a dos monjas y prender fuego al convento. – Recordó el mendigo.- Pero mejor no se lo digo, que después de todo el viejo pagó con creces la hazaña en galeras.
- Ya con algunos maravedís bien escondidos en el zurrón emprendí el camino a través de la Francia rumbo a Niza, donde había oído decir a un comerciante de telas que unos píos mercaderes se disponían a fletar dos navíos para llevar a los cruzados rumbo a Egipto, y de allí a Tierra Santa bastaba con seguir la misma ruta de Moisés. Pero el infortunio, oh, el cruel infortunio me esperaba. Igual que hizo con Job, nuestro buen Dios quiso poner mi fe a prueba y nuestro navío fue asaltado por esos demonios de piel oscura, los piratas berberiscos. –

Recorrió con la mirada, lentamente, los rostros de sus compañeros de mesa.

- Esas sanguinarias bestias, descendientes de Caín y la bruja Lilith, pasaron a cuchillo a todos los buenos cristianos del barco y solo mis fervorosos rezos en latín me protegieron de su sed de sangre. Esos repugnantes herejes adoradores del maligno, con la piel tan negra como sus negros corazones, consideraron que mi conocimiento de los latines bien valdrían unos dineros en el mercado de esclavos y con ese fin me tomaron cautivo.-

Terminó la cerveza de un solo trago, recogió a Garbancito de la mesa y lo colocó delicadamente sobre uno de sus hombros.
 

- Los esclavistas pretendían venderme a un califa de esas tierras de arabia que no quería siervos de la fe verdadera a su servicio, así que por todos los medios intentaron hacerme renunciar a Cristo. Pero por mucho que trataron de hacerme abjurar de mi fe, yo me mantuve firme y les escupí a la cara…- Dejó escapar un sollozo.- Fui sometido a tormento, pero me mantuve firme, porque sabía que El Señor cuida de su rebaño. Ellos, furiosos, me cortaron la mano y entre risas me devolvieron a la celda con la promesa de cortarme la otra al siguiente amanecer si no me doblegaba, ya que después de todo, al califa le bastaría con que conservase la lengua. Desesperado, entre sollozos, suplique a Dios que me auxiliase, recé con mayor fervor que nunca implorando que me librará de ese tormento y en ese mismo instante, como una señal divina, la mitad de uno de los ladrillos de la celda cayó y apareció mi buen amiguito. Este que está aquí a mi lado.-


Giró el cuello hacia el ratoncito y le dio un sonoro beso en la cabecita haciendolo recular.
 

- Escarbé con mi mano sana en torno a ese ladrillo roto hasta arrancarlo y encontré un estrecho túnel tras él. Después de pasar toda la noche arañando la tierra desesperadamente, pude quitar bastantes ladrillos como para arrastrarme dentro cuando el sol empezaba a asomar en el horizonte. El túnel nos llevó a las cloacas y de allí, tras nadar febrilmente entre excrementos, ya sin uñas y con la mano ensangrentada, a la libertad. Seis años tardamos en volver a tierras cristianas. Seis años de penurias y padecimientos, recorriendo disfrazados las tierras de los mahometanos…Pero, en tan largo camino hemos aprendido mucho. De la fe, de los hombres, de la piedad y la injusticia. Nos hemos acercado mas a Dios.-

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09/10/2012, 22:35
Hernan de Gamboa

Un estremecimiento recorre mi espalda al escuchar el relato del vagabundo. Parecía imposible e increíble que una sola persona sufriera tamaña cantidad de penurias y aún cuerda, o al menos medianamente si obviamos su amistad con aquel pequeño ratón.

Pero lo que más me conmovió fue ver como pese a todo lo pasado, pese a haber conocido el infierno en la tierra su fe en el señor se había mantenido inalterable. Era sin duda un gran ejemplo para cualquiera en estos tiempos de oscuridad y desdicha ya podía cierto diácono aprender un poco de este buen hombre... son hombres como el los que realmente valen... inasequibles al desaliento y a la duda, hombres cuya fe en nuestro señor es inquebrantable y hacen pensar que la humanidad todavía no se ha echado del todo a perder...

No cabe duda de que el señor a puesto a prueba vuestra fe, con bastante dureza me atrevería incluso a decir, pero sin duda habéis pasado sus pruebas y os recompensara el la otra vida, estoy seguro de ello. Os habéis ganado de sobra un sitio junto a el en el reino de los cielos.

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10/10/2012, 17:38
Mara "la Barata"

Al igual que todos, escuchaba atentamente el triste relato del vagabundo. Era conmovedor ver cómo alguien había sufrido tanto y aun así seguía manteniendo una actitud positiva y abierta. Pero más conmovedor me pareció el cómo un simple ratón le había salvado la vida sin pretenderlo, y cómo él había adoptado a la criaturita mientras otros, la mayoría del a gente seguramente, la habrían dejado en aquella celda.

No me sentía en posición de añadir nada a esa conversación, de modo que me limitaba a asentir en los momentos adecuados, exclamar suspiros de horror en las partes más oscuras de su historia, y a escuchar hasta el final el relato y los comentarios de mis compañeros de viaje. Aunque la conversación nunca fue algo que se me diese precisamente mal, en aquel momento tampoco se me ocurría nada útil o inteligente que añadir, de modo que me pareció mejor quedarme callada. Mi mano se mantenía en la pierna de Gonzalo, aunque mi mirada estaba fija en el vagabundo y sus conversadores.

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18/10/2012, 22:14
Gonzalo "el Rata"

-No sé si nuestro "queridísimo" señor todopoderoso...-comenzó a decir Gonzalo-... te reservará una parcela en sus cielos, pero lo que no se puede negar, es que ha sobrevivido a muchas cosas a las que más de uno hubiera acabado por los suelos. Tu vida ha sido una auténtica aventura y solo puedes estar contento de tener aún ánimos para ir dando tumbos de aquí para allá.-y susurrando para que Hernan no escuchara sus palabras, le dijo a Sebastián- Los tienes bien puestos...jejeje...

Y cogiendo su jarra de cerveza, propuso un brindis:

-Un trago de cerveza por nuestro nuevo compañero: "el manco aventurero". Que su suerte nos acompañe a nosotros también.

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21/10/2012, 09:48
Silvana "la planera"

Levante mi jarra siguiendo el brindis de Gonzalo. Pero no porque "su suerte" nos acompañara, sino porque si mi instinto no me fallaba, aquel sinverguenza los habia engañado a todos con una sarta de mentiras que todos se tragaron sin masticar. Habia visto morir a mas de un hombre de un simple rasguño infectado, no podia creer que alguien con una mano amputada y ensangrentada hubiera escarbado entre excrementos sin coger ninguna infeccion, cualquiera en su situacion hubiera muerto a los pocos dias victima de una gangrena y entre terribles dolores. Asi pues, brinde sin decir nada por aquel tipo que se la habia dando con queso a todos logrando que lo compadecieran. 

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21/10/2012, 21:54
Mara "la Barata"

Al igual que Gonzalo y Silvana, alcé mi copa para brindar por la vida y las hazañas de nuestro nuevo compañero. Aunque la verdad es que no sentía muchas ganas de beber ni de nada. Lo único que quería era retirarme de una vez a mi cuarto. Me gustaba estar acompañada de gente, sí, pero tras todo el día rodeada de compañeros (y para encima habiendo tenido que soportar la petulancia de De Lupo), lo cierto es que me apetecía estar tranquila.

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22/10/2012, 18:54
Director

La taberna se hallaba concurrida y el ambiente era muy agradable y distendido, como el de cualquier taberna de una ciudad importante como Barcelona. El almuerzo se sucedió entre historias, risas y chanzas, con los gritos de alegria o enfado de los jugadores de las mesas cercanas, y la algarabía de los que se encontraban en la barra.

Comensales y borrachos entraban y salían cada poco, renovándose las caras con el pasar de los minutos. Sin embargo, la tranquilidad de aquella comida iba a verse interrumpida cuando uno de los habituales de la taberna, un insignificante hombrecillo bastante delgado, entró en la estancia con los ojos inyectados en sangre, abiertos como los de un buho. Corrían gotas de sudor por su frente, y su raída túnica se veía más revuelta y sudorosa que de costumbre. Parecía haber venido corriendo como alma que lleva el diablo, portador de alguna noticia atroz. Estas suposiciones se confirmaron en cuanto abrió la boca, ante el atónito silencio de todos los presentes.

-¡El castigo de Dios caerá sobre nuestras cabezas!- gritó a pleno pulmón, asustadísimo- ¡El Mal ha llegado a Barcelona! ¡Un siervo del Diablo traerá un infierno en vida a esta santa ciudad! ¡Ha ocurrido! ¡El Mal ha vencido! ¡Que Dios se apiade de nuestras almas!

-¡Maese Garibaldo, tranquilízate!- exclamó el tabernero, saliendo de detrás de la barra y tratándo de asir el brazo de su cliente, al cual jamás había visto así. Éste besaba compulsivamente una cruz que llevaba al cuello- ¿Qué ha poío sucedé pa que tés ansí?

Garibaldo, el estudiante, dejó de besar la cruz que portaba al cuello y se dirigió a todos los presentes con voz estruendosa, fuera de sí.

-¡El Mal! ¿Es que aún no os habéis enterado? ¡El Mal ha llegado a Barcelona!

En el exterior comenzaron a escucharse gritos de horror y exclamaciones de sorpresa. Un revuelo de gente corría en todas direcciones, aunque el mayor flujo de gente parecía dirigirse rumbo hacia la zona en la que unas horas antes habíais dejado a Charles de Lupo.

-¡Oh, Dios Mío! ¡Perdónanos!- exclamó Garibaldo- ¡Perdónanos por el terrible acto que se acaba de cometer! ¡No dejes que la Ira Divina caiga sobre seres inocentes!

El hombre parecía estar fuera de sí. En el exterior de la taberna, el griterío aumentó, y las carreras de la gente por acercarse a la zona antes mencionada fueron cada vez más numerosas. La gente se echó a la calle, y todos parecían estar compartiendo alguna noticia que estaba conmocionando al vecindario.

 

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22/10/2012, 20:08
Agustí Blanch

Me coloco el sombrero, compruebo que mi espada esté en su sitio y me levanto.

-No sé si este hombre está loco o simplemente ha bebido de mas, pero creo que deberíamos ir a ver qué pasa.

Dicho esto me dirijo hacia la puerta dispuesto a salir.

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24/10/2012, 22:43
Gonzalo "el Rata"

La verdad es que el ambiente había cambiado radicalmente en cuestión de minutos. De una tranquilidad y ambiente acogedor y animoso, a una tensión y a un miedo que nadie sabía describir.

Viendo la reacción de Agustí, Gonzalo se alzó del banco y se dispuso a acompañar a su amigo. Antes, agarró con fuerza la mano de Mara, y mirándola a los ojos le dijo:

-Puede que sea peligroso...pero si quieres venir, mantente detrás mio. De acuerdo?

Y sin saber bien el porqué, puede que por el temor a las palabras de aquel tal Garibaldo había pronunciado sobre el mal, puede que por querer instaurar algo de seguridad en los ojos asustados de su secreta amante, Gonzalo dio un apasionado beso en la boca de Mara.

Acto seguido, siguió los pasos de Agustí al exterior de la posada. Siempre pensando como hacer aparecer su espada corta si fuera menester.

Notas de juego

La cosa va de la siguiente forma:

-Si Mara nos acompaña, Gonzalo la tendrá cogida de la mano e intentará protegerla de posibles peligros.

-Si Mara se queda en la posada...güevos y al toro! Salgo y veremos de que "Mal" habla el tal Garibaldo.

 

Saludos

Nanuk

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25/10/2012, 13:52
Mara "la Barata"

La interrupción de aquel hombre aparentemente perturbado me había cogido por sorpresa, como a todos, y durante un rato no supe cómo reaccionar. Agustí fue el primero en tomar las riendas, como era propio de su cargo, y salir a ver qué ocurría. Yo no iba a salir porque temía lo que pudiese pasar o ser más un estorbo que otra cosa. Sin embargo, el beso de Gonzalo me hizo despertar. Por un instante me quedé petrificada. No lo esperaba. Pero en cuanto se alejó tras Agustí, eché a correr tras él.

¡Espera! Al llegar junto a él le cogí la mano y en la otra desenfundé mi daga. Yo voy contigo.

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25/10/2012, 17:35
Hernan de Gamboa

Las palabras de aquel parroquiano pusieron todos mis sentidos alerta. ¿El mal aquí en Barcelona? ¿Qué un siervo del Diablo traerá el mal a la ciudad? ¿Qué se había cometido una atrocidad? Aquello sonaba a sinsentidos dignos de un borracho y un ignorante. Aun así y como hombre de fe no podía dejar pasar aquel hecho y debía de investigarlo coincido plenamente con maese Agustí, creo que este es un asunto que merece ser estudiado con detenimiento.

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25/10/2012, 22:45
Silvana "la planera"

Los gritos del hombre llamaron mi atencion, pero cuando escuche sus acusaciones mi cuerpo se tenso y un sudor frio recorrio mi espalda. Contuve la respiracion y mire a un lado y a otro, enseguida me di cuenta de que se referia a algo que habia ocurrido en la calle y me relaje. Yo no iba a ser menos, queria saber que habia pasado, me levante rapidamente y segui a los demas. 

-Se comporta como si un demonio lo hubiera poseido, debe haber ocurrido algo grave, yo tambien voy.